viernes, 27 de noviembre de 2009

Poch


Ignacio María Gasca (1956-1998)


Esta es mi entrada número 13: va muy bien contigo, querido Poch. Tenía pensado traerte aquí hace tiempo, pero al final decidí que éste era un buen número para tí. No por nada en especial, o sí; pero en cualquier caso, teniendo en cuenta la caótica estructura de tu mente, estoy seguro de que es el que más gracia te haría. Bien, pues vamos allá:

Hay que tener más de cuarenta años para entender lo que diré ahora: España, entre finales de los 70 y mediados de los 80, vivió su edad de oro musical. El rock progresivo, hard, heavy, etc.. estaba ya pasado de moda; Barcelona languidecía entre el jazz-rock mortalmente aburrido de las bandas "layetanas", el progresivo pasado de rosca, la sardana sinfónica y otros muermos similares -conseguí vender a buen precio aquellos discos-, y el resto de España estaba desaparecido: y ahí surgió el papel de Madrid como alternativa real a la mismísima Londres. Como es lógico, aquí llegó todo con diez años de retraso, y por tanto a nosotros nos pilló la efervescencia de la new wave, el punk y todo aquello: había nacido "La Movida", nombre comercial detestado por muchos, entre los que me encuentro. Y si hay que dar el nombre de una banda que ejemplifique el arranque de esa época (aunque lo de "la movida" comenzó a usarse después), ese nombre es sin duda Kaka de Luxe: de ahí salieron Alaska y los Pegamoides, Radio Futura y otros; fue la primera oleada de algo salvaje y grandioso que alucinó a media Europa. Y al rebufo de eso, comenzaron a llegar a Madrid inquietos jovencillos de todas partes del país a buscarse la vida en este proceloso negocio del rock y el pop.

Y entre esos jovencitos estabas tú. Después de idas y vueltas a tu San Sebastián (me niego a llamarla Donosti: no estoy hablando en vasco), después de dos o tres grupitos que están en la Wikipedia, llegamos a lo verdaderamente interesante: Derribos Arias. Palabras mayores. Para mí, fue la banda más brillante de toda la Movida, de toda la historia musical de España: así soy yo de exagerado. "Branquias bajo el agua", vuestra canción fetiche, no ha sido superada por nadie. Tu enorme formación musical iba desde el tecno de última hora, pasando por la escuela guitarrera de Velvet Underground, hasta la herencia de los grandes diplodocus como Can -orgullo del continente europeo. Pero no sabíamos que había un pero: tú estabas enfermo, sentenciado. No sé desde cuando tuviste la seguridad, desde cuando obraste en consecuencia (según los papeles te lo confirmaron en 1984, pero creo que tú ya sospechabas algo antes, por aquello de la genética): tus desmadres espectaculares, tu inclinación a comerte el mundo en dos bocados influyó en la marcha de tu banda... y Alejo y compañía se tiraban de los pelos: una especie de Syd, pero en otro plan, eras tú. La grabación de vuestro primer LP -en puridad, el único- fue un desastre, y nadie se fiaba de tu solvencia artística; menos aún de tu seriedad a la hora de subir al escenario. Pero yo estuve en dos o tres conciertos de Derribos Arias y, a pesar de tu evidente "falta de seriedad", érais geniales.

Te vi, pocos años después, tomando una copa en La Vía Láctea, aquel santuario de Malasaña en el que tantos vivimos a toda prisa la combustión juvenil: estabas francamente deteriorado. No me atreví a saludarte porque ya sabía que tus gestos iban a medio camino entre las substancias ilegales o no y la enfermedad. Me volví hacia mi acompañante y seguimos hablando de cualquier cosa. Cuando salí no quise mirar: prefiero conservar en mi recuerdo tu imagen de los buenos tiempos. Supe que habías vuelto a tu ciudad para esperar la muerte, y quizá me cayó una lágrima cuando me enteré de que lo inevitable había ocurrido ya.

Suerte, Ignacio: de verdad, es con verdadera emoción como te lo digo. Fuísteis los mejores, y la prueba es que casi nadie se enteró. Pasarán muchos años antes de que vuelva a haber en España algo parecido a Derribos Arias. Otras bandas en cambio -y me niego a dar nombres- se hicieron de oro y son alabadas por toda esa masa de ignorantes que se definen como "aficionados al rock". Viva Miguel Ríos. Por ejemplo. 

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Diccionario de urgencia
Esta vez me niego a poner nombres, como ya he dicho: id a la Wikipedia, si queréis. Solo una pequeña aclaración:

Los inventores de "La Movida" le ponen fecha a la patente: Febrero de 1980. Canito, batería de Tos -luego Los Secretos-, se mata en un accidente de tráfico y se celebra un concierto para honrar su memoria: ahí nace el estúpido término de "La Movida". Y ya me callo.
 

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Ike


Ike Wister (Izear Luster) Turner, Jr. (1931-2007)

Sí. Ese gesto, tan poco sociable, es un tímido indicador del peligro que tienes. No todo van a ser buenos chicos, ¿verdad, Ike? No. Tú eras un malo, un malo malísimo: debes de estar tocando el piano, o la guitarra, en el mismísimo centro del Infierno, haciendo bailar a Satanás y sus muchachos. Porque eso sí: como persona tal vez fueses un horror, pero como músico eres una pieza capital en la historia del rock'n'roll, del rhythm'n'blues, del soul, de casi todos los géneros de raiz "negra", como tu alma. Y aunque la mayor parte de mis muertos preferidos deben de andar entre el Cielo y el Purgatorio, más de uno hay que ha fijado su residencia Abajo: tú por ejemplo. Como siempre he pensado que hay que tener amigos hasta ahí, hoy he bajado a visitarte.

Un psicólogo, o psiquiatra (a mí lo de "ps-" me encanta) diría que en la base de tu manera de ser hay alguna lógica; que haya lógica no quiere decir que haya justificación, pero en fin: en los años treinta -en plena época de la segregación racial- nacer en Mississippi no es la mejor de las opciones para un negro: será muy interesante desde el punto de vista musical, pero en lo demás no. Y si aún encima lo primero que recuerdas de tu infancia (o eso decías) es que a tu padre -un pastor de la iglesia negra local- lo mataron a golpes y patadas una turba de blancos encabronados, pues... no me extraña que salieses un poquito cabrón tú también. Menos mal que desde joven te atrajo la música; si no, habrías acabado muerto en un callejón, en alguna pelea, o en la cárcel. Chico problemático.

Pero en eso hubo suerte: con ocho o nueve años tuviste tu primer trabajo como mozo de carga en una radio local, y ahí te fijaste en los instrumentos: estabas salvado.
Aprendiste a tocar el piano, trabajaste como chico de recados para algunos bluesmen y conociste de primera mano a unos cuantos, que te enseñaron los rudimentos básicos para defenderte con el instrumento. En esa misma emisora ya descubriste los placeres de ser un DJ y, sin haber cumplido los veinte años, ya tenías tu propia banda, Los Reyes del Ritmo, y además del piano ya dominabas la guitarra eléctrica. Y en esa banda tuya estaba Jackie, el saxofonista... y aunque la autoría no está nada clara, hay algo irrebatible: en 1951 -cuatro años antes de Elvis y los demás- tú y tu banda grabásteis Rocket 88, considerada como la primera pieza de rock'n'roll de la historia. Podríamos ahora echarnos un rato discutiendo sobre quién la escribió, pero a estas alturas lo que cuenta son los fríos datos: la grabaste tú con tu banda, en los estudios de la Sun Records y el mismísimo Sam en persona la produjo. Pues ya está. Nadie en aquel momento fue consciente de ello, claro, porque el término r'n'r no existía aún como género, pero la Historia lo verificó años después. Y la vida sigue: tu banda acompaña a grandes del blues como Howlin' Wolf, Ellmore James, Sonny Boy....

Y en un gira por San Louis, en 1956, conoces a una chica de dieciseis años que se llama Anna Mae Bullock, que está loca por cantar en un grupo; tú al principio pasas de ella, pero luego la oyes y la fichas. Y te cuelgas. Y te casas con ella dos años después. Ahora ya no se llama Anna Mae, ahora se llama Tina. Turner. Y desde principios de los años 60 hasta vuestra separación en 1976, Ike & Tina Turner (y las Ikettes) sois uno de los mayores espectáculos en directo que se recuerdan en la historia del rhythm'n'blues y hasta del soul. Vuestros discos son imprescindibles en toda discoteca que se precie, el culo de Tina meneándose con las otras dos Ikettes al ritmo enloquecido de tu guitarra y la banda son inolvidables, las versiones que construyes son demoledoras, todo es un volcán...
"Sí, ya sé, soy un tipo de carácter fuerte", dijiste cuando te preguntaban por las palizas que le dabas a Tina, por tus excesos con la coca o el alcohol, por las broncas que tenías con todo el mundo... Ya, Ike, pero eso no es excusa. El caso es que Tina te dejó y luego le hicieron una película sobre vuestra vida y vuestra banda: tal vez un poco exagerada, en algunas cosas tenías razón, ella no era tampoco un angelito, probablemente hubo más pelea que maltrato puro; pero qué quieres, es su versión la que cuenta. Y mientras tanto tú entrabas y salías de la cárcel, grabaste dos o tres discos pasables, hacías giras en plan memorabilia, y por fin un día se te fue la mano con la coca y reventaste... ¿o fue adrede? En cualquier caso, fin de la historia. Y ya está.

La gente como tú, Ike, ya lo comprenderás, no le cae bien a nadie. Lo malo es que como hay esa puñetera manía de enterrar a la obra con el monstruo, la gente se olvida de tu valor musical, que a mí es lo único que me interesa. Así que por una vez hoy hago de abogado del diablo. Y nunca mejor dicho. Un saludo a Satanás.


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Diccionario de urgencia


Jackie (Brenston): a ver. Esto es un poco lioso, así que resumo: Jackie, saxofonista y cantante de la banda de Ike en 1951, trajo una canción -versión de otra más antigua- a la que llamaron "Rocket 88" (nombre de un un automóvil muy chulo que acababa de salir al mercado) y la leyenda dice que la grabó primero con su propia banda, que según esa misma leyenda se llamaba "Jackie Brenston and his Delta Cats". Pero no hay pruebas de esto. Lo único que se conoce con propiedad es lo que ha quedado: grabación en la Sun Records de Memphis a nombre de Ike Turner and his Kings of Rhythm.
Sam (Phillips): personaje mundial. Era un locutor de radio, técnico de sonido y tan loco por el rhythm'n'blues como por el rockabilly. Fue el creador de la mítica Sun Records, en Memphis. Teniendo en cuenta que el rock'n'roll nace de la unión de los dos géneros citados, no es extraño que él sea el "padre" del invento: descubrió, entre otros, a Ike, a Elvis o a Carl Perkins, y grabó a monstruos como B.B. King, Ellmore James... Una figura imprescindible para entender la historia musical americana.


viernes, 30 de octubre de 2009

Duane


Howard Duane Allman (1946-1971)
"Quiero a ese guitarrista, presentádmelo... ¿cómo hace para tocar así? 

(Eric Clapton, tras oir a Duane y su guitarra)

No me extraña. Eras un portento, amigo Duane. Y mira que a mí las piezas de blues-rock de más de cinco minutos ya me aburren, el country no lo soporto, los directos ya dije varias veces que no son lo mío... pero tú eras un caso aparte: tú eras el gran Duane Allman, y ante eso poco más hay que decir. Tú al frente de tu banda creaste un género que luego siguieron otros, sin tanto brillo: el legendario rock sureño. Y a pesar de todas las tragedias y de unas cuantas cosas feas que pasaron, hasta los anglófilos rematados como yo nos rendimos ante tus encantos.
 
Nacer en un sitio como Tennessee tiene que marcar, porque supongo que el blues allí se respira más que se escucha. Lo curioso es la extraña mezcla de sitios que recorriste tras eso: Florida y California, antes de ir a Nueva York y luego a Georgia... Pero no adelantemos acontecimientos: tú eras muy inquieto, y las pequeñas bandas que creaste junto a tu hermano Gregg en la zona de Daytona Beach se te quedaban pequeñas, así que decidiste progresar y con veinte años ya eras un respetado guitarrista de estudio que acompañabas a estrellas ¡del soul! Sí, del soul. Y qué estrellas: Wilson Pickett, Aretha Franklin, Arthur Conley... Poca gente recuerda que la mitad de las obras maestras de esos y otros personajes van aliñadas con tu guitarra (ese "Hey Joe" de Wilson Pickett... ay, Señor).

Bien, pues con esa experiencia y una buena reputación es el momento de conocer a Phil, que está estrenando un sello discográfico -la Capricorn- y que se queda anonadado con tu habilidad: venga Duane, monta una banda que yo te grabo. Y llamas a tu hermano, que ahora se ha especializado en las teclas además de cantar, y como no te quieres privar de nada reclutas a dos baterías: Jay y Butch, colegas en varias jam sessions lo mismo que el bajista, Berry. Y a otro guitarrista, Dicky, y ya está: The Allman Brothers Band graba por fin en 1969 en Macon, Georgia, uno de los mejores discos de presentación de una banda de blues-rock en la historia del género. Y aquí aparece el bueno de Eric, que te oye en una actuación y flipa: quiero a ese guitarrista. Y junto a él grabaréis "Layla", otro de esos cañonazos históricos. Y la vida sigue. Y en 1971 pasan dos cosas muy grandes: la primera es la grabación de vuestro concierto en el Fillmore, que la crítica considera como "el mejor disco en directo de la Historia"; la segunda, tu muerte.

El disco, efectivamente, es una joya (¿tengo que volver a repetir que lo mío no son los directos?): para mí, junto al "Made in Japan" de los Purple y el "Irish Tour 1974" de Rory, constituye la Santa Trilogía de los discos en directo de los años 70. No digo más. Y en cuanto a tu muerte... tú y tu querida Harley-Davidson acabásteis estampados en una calle de Macon contra un camión. Qué le vamos a hacer. Lo siniestro es que un año después, por las mismas fechas, con otra Harley y en una zona a menos de un kilómetro, se estampó Berry; tal vez iba medio borracho, como solía desde que tú te fuiste. El caso es que en un año la Banda Allman -el espíritu de esa banda- quedó liquidada: con otro disco más, un doble que estaba a medio grabar en el momento de tu muerte, se acabó la magia. Luego ellos se pasaron al country rock (tienen un buen disco, o dos) y luego empezaron los líos: tu hermano Gregg se vuelve señorito, se escaquea de un feo asunto de drogas echando la culpa a uno de los currantes del equipo, inicia una carrera en solitario con más pena que gloria, se lía con esa cosa de plástico llamada Cher... En fin, qué más da. Tú ya no estabas. Otro dios de la guitarra al agujero.

Y esto es todo, Duane. Lástima. Los profesionales como tú merecen una vida larga y fructífera, pero ya ves. La Harley es lo que tiene. Espero que tú y Jimi hayáis recibido como se merece a Rory; bueno, y a Frank aunque fuese de otro palo, y a Randy... Joder, qué pandilla. El Olimpo de la guitarra, nunca mejor dicho. Esperemos que tarde mucho, pero cuanto llegue el bueno de Jeff ya estaréis todos. Y a echar el cierre.

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Diccionario de urgencia

Gregg Allman: hermano de Duane. Teclista y cantante.
Phil (Walden):
afamado manager y jefe de la Capricorn Records, subsidiaria de Atlantic; dado que esta última compañía se hizo con el catálogo y artistas de la legendaria Stax, pudo oir de primera mano las habilidades de Duane con los monstruos del soul y quedarse prendado.
Jay (Johanny Johanson): batería y percusión de los Allman. 
Butch (Trucks): batería y percusión de los Allman.
Dicky (Dickey Betts):
segundo guitarra de los Allman.
Berry (Oakley): bajista de los Allman.

jueves, 22 de octubre de 2009

Marc


Marc Feld (1947-1977)


Mmmm... ya tenía yo ganas de hablar de ti, Marc. Claro, primero hay que citar a los grandes, a los preferidos, a los más queridos, a todos esos que han salido aquí hasta ahora y a los que vendrán. Pero tú también estás invitado, y con los mismos honores que los demás: contigo entendí que no todo es alucinar con las grandes obras de los genios, elevarse hasta el infinito con los Maestros, sino que todo arte es, antes que cualquier otra cosa, pasión, o emoción. Y si Groucho Marx para mí no es menos importante que Nietzsche o cualquier otro santón del gremio, con esa misma razón te traigo hoy aquí. Tú no eres menos que nadie.

Saltaste a la fama cuando mi generación andaba a medio camino entre la infancia y la adolescencia. Nos creíamos la élite: en mi pequeña ciudad solo cinco o seis conocíamos, por ejemplo, a King Crimson o a Pink Floyd (y para eso, uno o dos discos sueltos: entre la penosa distribución discográfica de entonces y que no había Internet, ya me contarás). Si había que montar una fiesta, el nivel medio imprescindible eran los Creedence o Deep Purple. A mí, por la edad, las chicas aún no me hacían caso, así que yo era el que ponía los discos y gracias; me limitaba a soñar con tórridos manejos entre la poderosa delantera de una tal María Jesús (qué habrá sido de ella) y las razonables caderas de otra tal Carmencita (ídem). O de la que se me pusiera delante: a esa edad, ya sabes, vale todo.

El caso es que comenzaban los años 70: los mayores ya empezaban a hablar de la decadencia del rock, del hundimiento de los hippies, de que la Edad de Oro estaba pasando y que ahora, para nosotros, quedarían las migajas. Y en eso estábamos cuando apareció T. Rex. Más adelante supe que ya llevabas unos años en el negocio y que, por ser fan de Bob Dylan, tu apellido de guerra era la suma de "Bo"más "lan". Al principio no entendí qué tenías tú que ver con ese señor, hasta que oí tus grabaciones anteriores y me enteré de que tus gustos iban desde el rock and roll clásico hasta el folk psicodélico de Donovan, otro de mis fetiches. Con tu primera banda "seria", los John's Children, ya tuviste un single decentillo; y luego montaste Tyrannosaurus Rex, básicamente un dúo con tu colega Steve: un poco coñazo, la verdad. Intentabas llegar al nivel de Donovan, y eso es muy difícil. Tus discos de esa época se resienten. Y tú lo comprendiste perfectamente, así que cambiaste de nuevo y con esa extraña mezcla de rock and roll y pop que llevabas en la cabeza te lanzaste a una aventura que te hizo de oro; y del Tiranosaurio quedó solo la T, y se marchó Steve, y de un dúo saltaste a un grupo completo. Tu amigo Bowie era esta vez la gran referencia, o los más lejanos Lou e Iggy, junto a tu afición por el boogie y ese nuevo "estilo de vestir"; la decadencia, el final de los sueños sesenteros reflejados en todo su esplendor. El maquillaje, lentejuelas, promiscuidad, confusión de sexos, el burdel del rock: el glam. Eso fue T. Rex.

Y comenzaron a llegar vuestros singles, seguidos por los de Sweet, Slade, Mud, el mismo Bowie de la época, y los guateques cambiaron. Y nuestra mentalidad también: las barbas para los progres, para los viejos rockeros; para otros, el rimmel. Aquella actitud desafiante, bastarda, me encantó: yo seguía siendo un crío, pero tomé buena nota de que lo que no se renueva muere. Y, sobre todo, ver esa cara de cabreo entre los hermanos mayores, tan serios, tan de trenka y Carlos Marx, tan elevados... ellos eran ahora los reaccionarios. Qué feliz me sentí oyendo vuestra "basura amariconada", como decían algunos. Cuántas veces habré escuchado el "Get it on", por ejemplo...

Y luego la cosa decayó, porque el glam mucho fondo no tenía; de hecho, tu momento de esplendor fue de un par de años, no más. Y eso dio para seis o siete grandes singles: poca cosa, pero intensa. Y luego la decadencia, y luego te matas a bordo del Mini que conducía Gloria, probablemente colocada: un árbol, zas, ya está. Te faltaban dos semanas para cumplir los treinta años. El espectáculo había terminado. Ya casi no nos acordábamos de ti cuando eso pasó, pero sigo teniendo aquellos singles, te juro que sigo oyendo a T. Rex de vez en cuando: es muy saludable.

Ya ves, esta vez casi no he dado datos. Para qué. Lo tuyo era un sentimiento: el pop no necesita diccionarios, sino un alma juvenil que lo disfrute sin fechas, sin nombres, sin nada más que las ganas de embobarse durante unos minutos; y luego a poner otro single, a seguir sudando. Y soñando. Gracias Marc, por tus minutos de gloria.

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Diccionario de urgencia (escueto, como este género musical)
 
Steve "Peregrin Took": bongos, percusión y "teclados" de Tyrannosaurus Rex 
Bowie: David
Dylan: Bob
Lou: Reed
Iggy: Pop
Gloria: Jones. Cantante americana de soul-pop-Tamla que fue esposa de Marc. Su mayor éxito fue "Tainted love", un verdadero himno del Northern Soul británico a finales de los años 60, rescatado en los 80 por Soft Cell.

martes, 6 de octubre de 2009

Randy


Randy Craig Wolfe (1951-1997)


... conocido como Randy California: otro hermano del alma. El sentimiento que tuve y que tengo con tu vida y con tu muerte es muy parecido al que me acompaña con Steve o Rory. Te descubrí tarde -como casi todos los aficionados españoles, por culpa de la puñetera CBS-, ya íbamos por el año 78 o o 79... pero, teniendo en cuenta que en esa época lo que molaba era el punk, el after-punk, la new wave, la cold wave, los siniestros, el tecno, todas esas luminarias, descubrir y enamorarse de una banda como Spirit, tan sesentera, tan de otra época, no me negarás que tiene su mérito. Perdóname, Randy, por la tardanza. Aún no había Internet.


Tú eres otro de los que sólo podía ser músico: desde pequeñito viviste rodeado de ellos gracias a que tu tío Ed, el hermano de tu madre, era el dueño del Ash Grove. Ese lugar era oficialmente uno de los locales de folk más importantes de Los Angeles, pero al final allí había de todo: gente del blues, del jazz... y todos te enseñaban trucos, maneras de pinzar una cuerda para que suene de esta manera o de la otra. Y en 1965 ya formas tu primera banda con tus colegas Mark y Jay, Los Gallos Rojos. Pero tu madre se lía con un músico, un batería de prestigio que ya había tocado con grandes del jazz, se lía nada menos que con otro Ed, y al final se casan y al año siguiente os vais a vivir a Nueva York porque el gran Ed tiene trabajos allí.

El primero de la lista de personajes de mi blog, como ya sabes, es Jimi. Y lo que no cuadraba contar antes cuadra ahora: tú estabas en Manny's Music Store, una tienda de guitarras, cuando apareció él. Y os pusísteis a hablar. Tú, Randy, tú tenías quince añitos, y con quince añitos tocaste unas notas delante de Jimi... y Jimi flipó, y os caísteis bien; y Jimi tenía una banda, los Blue Flames, y te ofreció tocar con él... de segundo guitarra, claro. Sólo había un problema: había otro Randy, el bajista, que era de Texas. Y Jimi dijo:


- Pues ya está: tú, Randy, te llamarás Randy Texas; y tú, Randy, te llamarás Randy California.


Y desde entonces, tú te llamas Randy California: a ver quién es el valiente que le discute algo a Jimi.

Pero a Jimi lo descubre Chas y se lo lleva a La Isla. Y tú te vuelves a Los Angeles porque tu padrastro ya terminó el contrato, Chas sólo quiere a Jimi -aunque Jimi hubiese querido llevarte con él- y tu madre no consiente que un crío de quince años ande por ahí a esas horas de la noche. Bueno: visto con el paso del tiempo, fue lo mejor. Porque tu padrastro, una autoridad, se da cuenta de que eres muy bueno, pero que muy bueno, con la guitarra; y no sólo eso, sino que además eres muy creativo. Así que te anima a formar una banda. Bien, pues si ya tienes un batería -un monstruo, para ser exactos- que además es de la familia, el resto es fácil: recuperas a Mark y a Jay, buscas a un teclista -el bueno de John- y ya está: Spirit ha nacido. Y en Enero de 1968 aparece vuestro primer disco.

A partir de ahí, siempre con tu padrastro detrás ("¡Cuidame bien al niño, Ed!", debió de decirle tu madre, "o cuando lleguéis a casa hay rodillo para los dos"), Spirit se convirtió en La Gran Banda Americana Desconocida, y a mucha honra: salvo vuestro cuarto disco, el resto vendió regular; pero lo suficiente para vivir de este negocio, para recorrer América y Europa -donde fuísteis más apreciados que allí-, para dejar la impronta de grupo versátil que lo mismo hacía jazz-rock que psicodelia, y que nunca fue inferior en calidad a los supuestamente "grandes". Spirit fue una de las bandas más equilibradas de América, lo cual no era difícil teniendo en cuenta vuestro nivel musical, vuestra destreza con los instrumentos, muy superior a la mayoría: siempre con Ed a tu lado, has escrito una de las páginas más gloriosas del rock de calidad, del que no pasará nunca. 

Y el espíritu de familia, tan presente en ti, te honró hasta en tu muerte: te llevó una corriente cuando estabas con tu hijo de doce años haciendo surf, otra de tus aficiones; en realidad la corriente se lo estaba llevando a él, pero tú te lanzaste y conseguiste sacarlo hasta cerca de la orilla. Y el océano, cabreado por habérselo quitado de las manos, te llevó a ti.

Spirit. Sí señor, qué nombre tan ajustado para lo que tú y Ed érais. Aún hoy te vela junto a tu madre, y te velamos miles y miles, millones de familiares repartidos por todo el mundo. Seguro que tú y Jimi estáis ahí arriba haciendo duetos, y en ratos libres surfeas las nubes: ahí no hay peligro, mi amado Randy. California.

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Diccionario de urgencia

Ed (Pearl): tío de Randy, hermano de su madre Berenice y dueño del Ash Grove
Mark (Andes):
bajista de los Red Roosters y luego de Spirit

Jay (Ferguson): cantante, percusionista y compositor, primero con los Roosters y luego con Spirit; la mayor parte de la obra de esta banda es de Randy y suya.
Ed Cassidy (Chicago, 1923)):
también llamado "Cass". Empezó haciendo música dixie en los años cuarenta, y ya en los cincuenta era un especialista que acompañó a personalidades del jazz como Art Mulligan o Roland Kirk, por nombrar sólo a dos. Luego, a principios de los sesenta, tocó con el venerado Ry Cooder, también entre otros. En resumen, un monstruo que fue influencia por su especial manera de tocar los palos para baterías como John Bonham, de los Zeppelin. Bonham por lo menos lo reconoció; otros no. La envidia es como la tiña.

John (Locke):
teclista y base electrónica de Spirit.


martes, 29 de septiembre de 2009

Syd


Roger Keith Barrett (1946-2006)


La verdad, Syd, es que tú mismo te reirías de esa fecha oficial: 2006. Tú llevabas más de treinta años muerto: desde los 70 estuviste vegetando. Te reirías si fueses consciente de qué es la risa, o de qué es una fecha, de qué es qué. Uno de tus discos en solitario se titulaba "El chiflado se ríe", así que no hace falta más abundamiento en el tema: chiflado. Menudo plan. Las drogas son muy malas, Syd. Y a algunos les sientan peor que a otros; a ti por ejemplo te sentaron fatal. Bueno, qué te voy a decir que no sepas tú, si es que por ahí arriba sabes. Igual aún andas zumbado.

Sí; con ver esa mirada, esa distancia, ya se imagina uno que la tuya es una historia muy triste. Corta y triste. Tú fuiste una de las mayores luminarias de la psicodelia británica, si no la mayor. Tú eres el símbolo de una época e incluso de una clase social, la juventud medioburguesa que en los años 60 tomó el mundo: de buena familia, con estudios, diletante en teatro y poesía, músico de casualidad pero músico al fin... necesitado de nuevas experiencias, de verlo, oírlo, probarlo todo. Y vaya si lo probaste, hasta quedar vacío. Viniste de tu Cambridge natal a Londres a estudiar pintura, pero pronto lo dejaste por la guitarra. Y entonces te encontraste de nuevo con Roger, al que habías conocido en el Instituto, y Roger te presentó a Rick y a Nick, universitarios contraculturales como Roger. Llevaban tiempo intentando formar un grupo, pero el puesto de guitarrista-cantante no lo tenían claro. Y ya digo, apareciste tú, un torbellino de ideas; tantas que hasta les diste el nombre para la banda: te acordaste de los viejos bluesmen Pink Anderson y Floyd Council y en su honor le dijiste a Roger: oye, ¿qué tal si nos llamamos Pink Floyd?

Pues ya está: Pink Floyd. 1967. Llegados a este punto yo creo que ya no hace falta decir nada más. Sólo recordar que la mayor parte de las canciones de su primer LP eran tuyas; que la primera de ellas, "Astronomy domine" es probablemente la más grande de todas las canciones psicodélicas, y mira que hay canciones... que ya antes de eso habíais editado tres singles, de los cuales dos eran tuyos también. Y que, por resumir, teniendo en cuenta que la psicodelia es un género de singles, vuestro LP es uno de los cuatro o cinco que han quedado para la historia. Tú eras la máquina de crear y Roger era el director. Todo iba bien.

Pero tú te exigías cada vez más, necesitabas superarte, convertirte en el ángel de la luz, y eso es muy duro. El LSD era tu alimento, la locura sintetizada, el viaje contínuo, y los viajes son caros: pronto empezaste a tomar tranquilizantes, unas pastillas compensaban los efectos de otras, tú estabas pero no estabas; hubo conciertos en los que, completamente lelo, apagabas la guitarra o te quedabas tocando una sola nota, pensativo, mirando al techo. Tus compañeros, mucho más serios que tú, mucho más profesionales, se desesperaban. Y luego declaras que estás muy interesado en los viajes astrales, y que el LSD es una llave, y etc etc. Claro, Roger y los demás se asustan: el prestigio de la banda en directo anda por los suelos. Así que para cuando te dé la ventolera fichan a David, que te cubre cuando tú deambulas por el escenario, y luego al otro David; y al final ya no aguantan más y un día te dejan tirado y se van a tocar a Southampton sin ti. Era Enero del 68. En ese año salió el segundo LP del grupo y tu participación ya fue pequeña. Tu etapa con los Floyd había acabado.

Luego sacaste dos discos a tu nombre, el primero de ellos con el título de "El chiflado se ríe"; tus antiguos compañeros te ayudaron en la producción, incluso tocaron en casi todas las canciones. Algunas eran buenas, de tu época brillante; otras, sencillamente, eran un coñazo. Tú ya habías comenzado el camino hacia las sombras hacía tiempo, y no volviste. Esos dos discos se vendieron porque eran tuyos, no porque fuesen realmente buenos, pero en fin... y el resto de tu carrera musical es anecdótico: algunas apariciones esporádicas solo o con los Pink Fairies -otra cuadrilla de chiflados-, luego un intento de grabar un tercer disco, que al final quedó en nada, y poco más. Por fin, justito de dinero, te retiraste a vivir en casa de tu madre. Las pocas fotos que hay de ti en los años 80/90 son patéticas: gordo, casi calvo, ido. Que los médicos no se pusiesen de acuerdo en si fue catatonia o psicosis ya da igual: fue el LSD. David asegura que tus derechos de autor se te pagaron siempre, y puede que sea cierto; aunque en tu estado ya no necesitabas mucho.

Y finalmente un cáncer amable te llevó; se llevó tu cuerpo, claro, porque otra cosa no quedaba. Dicen que no te acordabas de nada, que no sabías ni quién eras ni quién habías sido. Terrible. Tus compañeros te dedicaron un disco, deprimente por cierto, aunque a la gente le gusta mucho: se llama "Ojalá estuvieses aquí". Ese título suena un poquito a culpabilidad. Una canción de ese disco se titula "Brilla, diamante loco"...

Que te vaya bien, Syd. Que brilles ahí tanto como aquí. Es lo tuyo. Una pavesa, una chispa, un rayo, todo aquello que sea resplandor fugaz lo fuiste tú.
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Diccionario de urgencia

(George) Roger (Waters): bajista y voz de Pink Floyd. Director de la banda en sus años de oro.
Rick/Richard (Wright): teclista de Pink Floyd. Murió el año pasado, a los 65. Cáncer, también.
(Nicholas Berkeley) Nick (Mason): batería de Pink Floyd.
David (O'List): ex-guitarrista de Nice (la primera banda famosa de Keith Emerson).
David (John) Gilmour: guitarrista de Pink Floyd tras la marcha de Syd.


viernes, 25 de septiembre de 2009

Brian


Brian Samuel Epstein (1934-1967)



No, esta vez no se trata de un músico. O sí. Porque gusto y formación musical tenía. Puede que algunos lo descubran ahora, mirando la foto de arriba y preguntándose quién coño es el tipo ese que está al fondo, detrás de esos cuatro muchachos tan conocidos.

Exactamente: detrás. Brian fue su manager hasta 1967; dicho así, no parece que tenga demasiada importancia. Pero de no ser por él posiblemente nunca habríamos conocido a los Beatles, posiblemente la historia de la música popular iría por otro camino, desde luego no tan luminoso. Él fue tan importante o más que la mayor parte de los músicos que conocemos, porque tuvo el valor de apostar por un grupo al que nadie conocía fuera de Liverpool. Así que un respeto al señor Epstein, cuya trágica vida y muerte quedó oscurecida por el fulgor de los cuatro de delante. Y aunque no tengo necesidad de dar explicaciones (en cristiano: este blog es mío y pongo lo que me da la gana), me gustaría recordar que los muertos de cualquiera no son siempre, o no son solamente, los más queridos sino también los más respetados.

Los Epstein son una familia judía rica, comerciante, propietarios de una gran tienda de muebles e instrumentos musicales en Liverpool cuando nace Brian. El chico, de inquietudes artísticas desde pequeño, comenzó a estudiar Arte Dramático, pero lo dejó cuando su padre lo puso a trabajar en la tienda: era el mayor y prácticamente no podía negarse. Pero también tenía aficiones musicales, y era un poquito rebelde. Así que, a pesar de su formación clásica, también le gustaba oir los sonidos nuevos que se cocían en la ciudad; procuraba estar al tanto de las novedades e incluso escribía una columna en "Mersey Beat", la revista yeyé de Liverpool. Por esa época sus padres abrieron una tienda nueva y allí se fue, de jefe, como debe ser.

Y un día... llega alguien preguntando por "My Bonnie", de Tony Sheridan y los Beatles. ¿My qué..? Pues no, lo siento, ese disco no lo tenemos (Grabado en Alemania, dice... vaya usted a saber). Y la cosa hubiera quedado así de no ser porque, pocos días después, llegó otro preguntando por el mismo disco. Y eso sí que ya no: Brian se informa, es un tío profesional, ¿tocan en la Caverna, dices? Pues allá me voy. Y allá se fue. Y lo que vio no es que le convenciese mucho, pero notó algo; no sé, un feeling diferente, una actitud sobresaliente en estos chicos, alguno ni siquiera sabe tocar, pero qué planta, qué valentía... y habló con ellos: tiene amigos, tiene contactos, les puede lanzar... y ellos, claro, dijeron que sí.

Brian tenía amigos, tenía contactos... pero en su vida había llevado un grupo, ni se lo había planteado siquiera: eso le da más valor aún a su hazaña. Sin saber nada del negocio, lo que sí tuvo claro es que aquellos muchachos tenían futuro si los ponía en buenas manos. Y habló con sus amigos de la Decca, les llevó unas maquetas y dijeron que no: las bandas con guitarra no tienen futuro, Brian. Pues muy bien, me voy a otra, y a otra... y por fin a la EMI. Dio la casualidad de que en un sello subsidiario de EMI, la Parlophone, trabajaba George, un técnico de sonido que al igual que Brian sabía mucho de música clásica pero muy poco de música moderna. Pero los oyó y le dijo: pues sí, estos chicos tienen madera; bueno, hay que echar al batería y traer otro... pero tienes razón Brian, me gustan. Aquí hay algo.

Y ahí comienza la historia de los Beatles. Que ya digo, a lo mejor nunca hubieran sido nada sin Brian: él se encargó de comprar cantidades industriales de "Love me do", su primer single, para que entrase en las listas, y a partir de ahí ya fueron número uno. Él controló su imagen, sus vestidos, sus declaraciones a la prensa, como niños pequeños a los que hay que ir guiando. Él se enamoró de su música y de John... y no es elegante sacar ahora historias sucias a la luz, pero John se aprovechó de él. John no es el santito pacifista que la gente cree.

En fin, vamos a dejar eso. En 1967 los Beatles ya son lo que son, y el contrato de cinco años se acaba; es posible que lleguen a un acuerdo para renovarlo, pero ese grupo ya no necesita niñera... o eso creen ellos. Brian se sienta y se queda pensativo: probablemente ya todo acabó. Ese ensueño. Eres un judío maricón, depresivo, no te quedan más juguetes, las otras bandas a las que dirigiste a partir de los Beatles ya no existen y, en cualquier caso, ninguna fue como ellos. Míralos ahora, en la India, con el guru, con la pandilla de músicos colegas, oyendo las tonterías de un estafador. Ya no tienes poder sobre ellos Brian, vuelan solos, John nunca será tuyo... se acabaron las ilusiones. Mejor quitarte de enmedio que seguir envejeciendo, recorriendo el camino hacia la vejez victoriana que tu apellido preconiza. Muere joven y harás un bonito cadáver.

Y eso hiciste. Y los Beatles siguieron adelante, manejados luego por Allen, un gangster que ya había dirigido a los Stones -bueno, Paul no quería ficharlo pero John insistió-, metiendo la pata hasta las cachas con Apple, con sus filmes pseudo sicodélicos para televisión, con sus tonterías de niños ricos. Menos mal que la música los siguió salvando hasta que apareció Yoko, y luego Linda, y los egos de John y Paul explotaron. Ya no estabas tú para arreglar los problemas, Brian.

Un saludo. O un beso, no sé. 


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Diccionario de urgencia

Tony Sheridan: de nombre real Andrew Esmond Sheridan McGuinnity, fue un rockero británico que consiguió fama en Alemania con unos cuantos discos. En uno de ellos le acompañaron unos jovencísimos Beatles que por casualidad estaban haciendo giras por Hamburgo, donde se curtieron a fondo. De ese LP salió "My bonnie"
La Caverna: local de actuaciones infecto donde los Beatles se hicieron, definitivamente, unos hombres.
George (Martin): ingeniero de sonido que pulió a los Beatles hasta hacer que su sonido fuese el que fue. Sobre la famosa teoría de quién merece ser llamado "el quinto Beatle", si Brian, George o incluso algunos músicos como Billy Preston, yo diría que es una suma de Brian más George.
Pete (Best): primer batería de los Beatles, bastante flojo. Fue sustituído por Ringo Starr a indicación de George Martin, aunque los demás Beatles probablemente ya no necesitaban esa indicación: sabían que Pete no daba la talla antes de que nadie se lo dijese.
John: Lennon
Paul: McCartney
Apple: la famosa casa de discos y otras cosas montada por los Beatles, que fue un desastre comercial.
Allen (Klein): manager americano que dirigió a los Stones y luego a los Beatles a la muerte de Brian. Ya digo, un gangster.
Yoko: Ono
Linda: de apellido Eastman (de la familia Kodak) cambió a McCartney al casarse con Paul.

martes, 22 de septiembre de 2009

Rory

...Nacido en Ballyshannon, condado de Donegal, y luego a Derry, y luego a Cork, y luego...

Este rollo geográfico lo suelto porque los irlandeses sois medio primos de los gallegos, y yo soy gallego: claro, para nosotros un irlandés es como de la casa. Lo de Ballyshannon, Donegal, Cork... te juro que nos lo sabíamos todos tus fans gallegos, Rory. Por otra parte tú no eras una estrella al uso, más bien tenías el aspecto de típico colega que uno se puede encontrar por la calle a la hora de las cañas: un poco alocado, con tus camisas de cuadros, tu afán desmedido por la cerveza y el whisky (irlandés, por supuesto)... y tu divina Stratocaster ajada, desconchada, hecha polvo del trato que le dabas. Para qué ibas a cambiarla, si aquella te sonaba tan bien, con aquellos punteos vitamínicos que nos ponían los pelos de punta... aunque con las acústicas y la mandolina tampoco te quedabas atrás, que conste; hasta con el saxo te atrevías, de vez en cuando.


Fuiste otro niño prodigio con ukelele, como Steve; solo que a ti ya te dio muy pronto por el blues, el rhythm'n'blues, el jazz, el folk... Con doce años ya te presentabas a concursos musicales allá por Cork, y con uno de ellos ganaste el dinero suficiente para comprarte tu primera guitarra eléctrica, tu obsesión desde pequeñito. Y con diecisiete años, al frente de tus Impact, ya haces giras, algunas tan curiosas como la que te trajo ¡a España, sí a España..! Bueno... en realidad, a la base americana de Torrejon, en Madrid, que como todos sabemos no es exactamente España, pero en fin: en España estuviste. Y a la vuelta disuelves los Impact, y en 1966 formas Taste, un trío que vas arreglando a tu modo hasta que en 1968 te los llevas a Londres y ahí empieza tu leyenda.

Sí, a ti lo que más te gusta es ir a tu aire. Pero tu guitarra es incendiaria, y hasta los propios guitarristas negros se asombran del sentimiento que le imprimes. Los blancos, los santones isleños de las seis cuerdas -léase Clapton y compañía-, te consideraban un músico menor, te miraban por encima del hombro, supongo que porque no soltabas los vaqueros ni la camisa de cuadros ni para dormir mientras ellos iban de colorines. Sería por eso, o por las grupies de lujo que tú no tenías. Pero tus discos con Taste, con una simplicidad y contundencia que asusta, nos dejaron alucinados: hasta Lennon era fan vuestro, que ya es decir. Y solo fueron dos, porque los otros, las grabaciones en directo, los fue sacando la casa discográfica al desaparecer vuestra banda, poco después de actuar en Wight al lado de la flor y nata de las sardinas en lata. Pero Charlie y John también tenían sus propias ideas, querían escribir cosas; y tú, que siempre fuiste a tu bola, decidiste que ya estaba bien de Taste y comenzaste tu legendaria carrera en solitario.  

Ahí empezaron a respetarte: ya eras un músico con pedigri, y tu blues rock aderezado con cualquier otro género se hizo imbatible. Y aunque no llegaste a vender tantos discos como los nombres sagrados, tú eras pasión pura, hacías con las cuerdas lo que te daba la gana, jugabas con ellas, parecían apéndices de tus dedos. A mí, que nunca he sido muy aficionado a los directos, me enloqueció tu "Irish tour 1974" hasta tal punto que sigue siendo uno de los pocos que oigo: aquella versión anfetamínica de "Tattoo'd lady", aquellos blues por el medio... aquella pasión, ya digo. Luego va llegando la decadencia, guste o no a tus fanáticos: de tu amalgama inicial te vas pasando al rock duro, al heavy, que es el triste destino final de tanta gente de los setenta; y bebes como un cosaco, y sigues haciendo la misma vida que si tuvieses veinte años pero con cuarenta, y tu salud se resiente. Luego está tu famoso miedo a volar, que te obliga a tomar tranquilizantes, y eso mezclado con el alcohol ya me contarás tú; sigues haciendo giras interminables porque a pesar de todo eres una estrella y las estrellas no se retiran, ni se apaciguan... y por fin tu hígado dice basta: te operan a vida o muerte y, aunque al principio parece que te has librado, al poco tiempo gana la Señora.

Reconozco que en tus últimos años no te presté atención: porque detesto el heavy, porque había otras cosas mucho más interesantes en esa época y porque, en definitiva, tu edad de oro había pasado; pero esa sí que ocupa un lugar preferente en mi casa, entre mis grandes. Y por supuesto, cuando me enteré de tu muerte sentí lo mismo que con lo de Steve: algo se muere en el alma cuando un amigo se va. Te invitaría a unas cañitas en el primer bar que encontrásemos de camino, pero me temo que no va a poder ser. Díme, Rory: ¿hay bares ahí arriba?
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Diccionario de urgencia (Rory siempre fue un tipo solitario, independiente, hizo muy pocas colaboraciones con otros y, por ejemplo, ni siquiera se casó, ni tuvo hijos. Así que con sus músicos más cercanos por esta vez es suficiente)

En Taste (su segunda época, la de las grabaciones):
Charlie McCraken: bajo
John Wilson: batería
En solitario (sus acompañantes de la época dorada):
Gerry McAvoy: bajo
Wilgar Campbell: batería, sustituído en 1972 por Rod de'Ath
Lou Martin:
teclados a partir de 1972

viernes, 18 de septiembre de 2009

Buddy


Charles Hardin Holley (1936-1959)

"Son como Buddy Holly y los Crickets, pero haciendo más ruido"

(Roy Orbison, no muy sorprendido al oir a los Beatles por primera vez)

Mi querido Buddy:

Ya te puedes imaginar que, con tanto tiempo que ha pasado, mucha gente nueva no sabe nada de ti. Por otra parte, está el problema de las etiquetas: si decimos "rock and roll" es seguro que una gran parte del personal hará el gesto aburrido de "¡bah, eso es prehistoria!" y no te prestarán atención. Pero algo especial debías de tener tú cuando has puesto de acuerdo a tanta gente: tanto mods como rockers, por ejemplo, te adoraban. Y eso es muy difícil. Porque tú no eras un rocker al uso, como pretendió parecerlo Elvis, o como lo fueron Gene o Eddie. No; tú venías del rockabilly como ellos, como cualquier blanquito de la época, pero tú por encima de todo eras un músico. Y una buena persona.

A mí el rock and roll, la verdad, nunca me ha interesado mucho; hablo de la vertiente blanca, claro: el rockabilly, country and western o como le quieran llamar. Porque la negra -Chuck, Ike y todos esos- es otra historia: esos vienen del rhythm and blues, y ahí sí que me apunto. Pero lo tuyo, ya digo, es distinto. Tú mezclaste los ritmos blancos con la melodía que tus compañeros, salvo Roy, nunca supieron conseguir. Y sabías hacer música: probablemente eras el más instruido de todos. A tí te gustaba construir buenas canciones, redondas; lentas o rápidas, pero siempre bien hechas. Eras un perfeccionista. Y eso, en aquella época y con aquellos mimbres, era una verdadera hazaña.

Comenzaste a los once años estudiando piano; estudiando digo, no aporreando. Y luego te pasaste a la guitarra. Claro, a principios de los años 50 y en tu país no había mucho más donde escoger, para los blancos, que el country. Luego llegó el rock and roll, que para ti fue una iluminación cuando, en 1955, Elvis actuó en Lubbock, tu ciudad. Entendiste las posibilidades del género y te echaste todo el año 56 trabajando; incluso llegaste a grabar cuatro canciones para la Decca, aunque no hubo suerte. Tu suerte, tu corta suerte, empezaría al año siguiente.

Y por fin, en 1957, nacen los Crickets; por supuesto, contigo al frente. Por un lío de contratos, una casa -Brunswick- te grababa con el grupo y otra -Coral- lo hacía con tus composiciones en solitario. Porque ya estabas cubriendo dos bandos: el lado rockabilly con tu grupo y las baladas, más o menos lánguidas, a tu nombre. Con veinte años cumplidos, la cosa tiene su mérito. Y ya en ese año, después de dos o tres éxitos menores, grabas Peggy Sue: qué canción más bonita, señor. Es la que te ha dado la fama mundial, una canción de amor, pero sostenida por una línea de bajo de lo más original. Preciosa. Y sin embargo, el mejor año sería el siguiente.

En 1958 las giras ya son constantes, tu imagen se refuerza y arreglas el pequeño problemilla de tus feos dientes poniéndote unas fundas, lo cual permite a los fotógrafos resaltar tu inmaculada sonrisa de niño bueno para deleite de tus fans. Pero eso es la fachada: tú trabajas en estudio con o sin tus Crickets porque ya estás viendo que al rock and roll no le queda mucho, que hay que espabilar. Recuperas el piano, casi olvidado salvo por Jerry Lee Lewis y alguno más y añades órgano, celesta, instrumentos impensables para un rocker cualquiera. Porque tú no eras un rocker cualquiera. Y profundizas en las baladas, y luego ya veremos. Y sigues haciendo giras, y al final disuelves a los Crickets porque ya te viene pequeño ese formato. Y te vas a Nueva York, y comienzas a trabajar con monstruos como Ray Charles, y estudias arte dramático, y...

Y necesitas dinero para todo eso. Y hay que seguir con las giras, aunque a ti ya te cansan. Y de un concierto a otro entras en 1959: alquilas una avioneta para evitarte un viaje en autobús de casi cuatrocientas millas y subes a ella junto a Ritchie y a Big Booper, y el piloto es novato, y hay tormenta, y es la noche del 3 de Febrero. Tenías 22 años. Nosotros aún estábamos naciendo. Y no te reconocimos hasta la madurez: ya sabes, la juventud es insolente, ignorante, tu primer disco lo compré cuando tenía casi treinta años.

"El día en que murió la música" dijo Lennon, y reiteraron muchos como Don McLean en su "American Pie". La industria del cine, tan astuta ella, todavía no te ha hecho un homenaje en condiciones; en cambio ya ves, al bueno de Ritchie, al que no le dio tiempo a cantar más que dos o tres bobadas como La Bamba, a ese sí que se lo han hecho. La vida es así. Pero da igual: cualquier aficionado a la música popular como Dios manda te recordará siempre.

Sigue sonriendo, mi querido Buddy. Eres un ángel. 
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Diccionario de urgencia

Elvis: Presley
Gene Vincent (1935-1971) : Rockero atormentado, medio cojo a causa de un accidente de moto, cuya mayor fama se debe a su éxito "Be-bop-a-lula".
Eddie Cochran (1938-1960): Otro clásico del género. Su mayor éxito: "Summertime blues".
Chuck (Berry): Como buen negro, procede del ryhtm'n'blues y es probablemente el mayor genio del rock and roll, por mucho que digan los seguidores de Elvis, cuya verdadera vocación eran las baladas. Pero claro, Elvis era blanco y estábamos a mediados de los 50.
Ike (Turner): Negro, al igual que Chuck. Por otra parte, hay libros que señalan que el nacimiento del rock and roll en su variante r'n'b está en la pieza "Rocket 88" de la que Turner grabó una versión en 1951. Sí, luego se casó con Tina. Fue la época de oro de los dos, cocaína y maltratos aparte.
Ritchie (Valens): De origen mejicano, su verdadero nombre era Ricardo Esteban Valenzuela Reyes. Toma ya. Segundo ocupante de la avioneta. Ya digo, La Bamba y poco más.
Big Booper: De nombre real Jiles Perry Richardson, era el tercer ocupante. Su mayor éxito fue "Chantilly Lace", una pieza sobre piano al estilo de Jerry Lee Lewis. Otra figura menor, al lado del gran Buddy.



lunes, 14 de septiembre de 2009

Frank


Francis Vincent Zappa (1940-1993)


Don Francisco, bienvenido a mi panteón: siempre es un placer tenerle entre nosotros. Hablar de usted es comprometido, no crea; me refiero a hablar claramente de usted, sin pelos en la lengua: ya sabe que hay millones de frikies por el mundo que guardan celosamente sus casi cien discos oficiales -solo o en colaboración con otros- más unos, digamos, trescientos discos piratas, y claro, con gente así es difícil atreverse a menear el pedestal en el que usted se halla y decir que fue tan buen músico como comerciante. Lo de músico no lo discute nadie: usted, de niño, descubrió algo tan curioso como que se podía hacer percusión sobre un colchón, concretamente el de su camita de infante; si ya empezamos así... Dijo que su familia era mortalmente aburrida, aunque también reconoció que su padre era capaz de cualquier trabajo (entre otros, metereólogo, químico o profesor de historia), y que sus primeras músicas, aparte del rhythm'n'blues de la radio, provenían de la colección de música clásica paterna. O sea, que tan aburrida no era su familia. Y hay rastros de esa multiplicidad en usted, un verdadero camaleón: esa mezcla entre lo nuevo y lo clásico lo definen perfectamente en lo musical. Y en lo personal también.

La familia Zappa se marcha de Baltimore al sur de California en su adolescencia, y claro, eso marca: queda atrás una infancia enfermiza y comienza la adolescencia más saludable, sin la cercanía de esas fábricas químicas en las que a veces trabajaba su papá. En el nuevo colegio hay una banda en la que consigue el puesto de, cómo no, batería; mientras, su amplia inquietud musical le hace seguir profundizando en los conocimientos adquiridos en casa y, por fin, entre otros, descubre a Varèse y sus locuras percusivas: un flechazo que le marcará durante toda su carrera (bueno, el episodio de su mamá regalándole una conversación telefónica con la mujer del genio es para enmarcarlo, y eso hizo usted con la carta que luego le envió don Edgar).


Y ya es usted un jovenzuelo, y se compincha con su colega Don mientras estudia armonía musical y se marcha a Los Angeles. Por otro lado, como buen observador que es, comprende la hipocresía política, social, sexual, en la que está instalada la sociedad americana; hipocresía que reflejará tanto en sus discos como en sus impagables frases y declaraciones: ácidas, corrosivas. Pero de momento hay que comer, y aquí viene otro de los hechos que marcará su estilo: su empleo en una agencia publicitaria le hace conocer las tácticas de venta, de marketing, algo que desde luego sabrá aprovechar en el futuro. Luego escribe la banda sonora de dos películas que nunca serán vistas fuera de su zona, pero con ese dinerillo ganado ya se puede permitir el lujo de grabar un disco orquestal en unos apestosos estudios de Cucamonga.


Abreviemos: por fin, tras unas cuantas bandas diminutas que cualquiera puede bucear en la Wikipedia, forma esa jaula de locos llamada Madres del Invento por inaugurarse el Día de La Madre de 1964. ¿No es genial? Y no menos genial es la relación de personajes que inicialmente la formaron: un cherokee, un chicano, un poeta maldito y cantante... en fin. A partir de ahí comienza la historia de una banda que era mucho más que eso. Usted ya domina la guitarra, y de qué modo: entre sus investigaciones sónicas en estudio y su destreza, se convirtió en uno de los mayores dinamizadores de la bendita Gibson.


Y ahora vamos al otro frente: el publicitario. Usted supo controlar en todo momento el negocio, supo siempre qué tecla tocar para epatar al personal. Si no era una declaración fuera de tono era una pose enloquecida, o las portadas de sus discos, completamente lunáticas: usted se rió de los hippies cuando aún estaban de moda, se rió de la sociedad americana, se rió de todo y supo ganar dinero con ello. Era usted un genio, don Francisco. Y tampoco le importó enfrentarse a los progres, a los "concienciados", a quien fuese. Fue usted un extraño caso de anarquista capitalista que, como muy bien decía, necesitaba dinero, mucho, porque tenía que invertir en nuevos proyectos, en el instrumental más avanzado que hubiese en el mercado. Dicho en sus palabras: "yo no soy como los poetas, que no necesitan equipo". Sí señor. Usted, además, y contra lo que muchos piensan, no perdía el tiempo colocándose con alcohol ni drogas: lo suyo era el café y el tabaco en cantidades industriales.


Y al final llegó el cancer, que probablemente no fue causado ni por el café ni por el tabaco. Pero llegó. Y se nos fue usted a perturbar el cementerio con sus locuras, siempre controladas, con sus rasgueos geniales y sus extrañas mezclas sónicas que a veces desbarraban: es posible que sobre más de la mitad de su producción, pero la otra mitad es magnífica. Y todo se vendia igual, lo bueno y lo malo.

Alguien debería hacer una lista de sus diez o doce grandes discos para las nuevas generaciones, que a veces se pierden comprando el disco que no es, creen que el resto es igual de horrible y salen corriendo. Qué poco aguante tiene la gente ahora, don Francisco.
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Diccionario de urgencia (la relación de músicos que ocupan la carrera de don Francisco se acerca al medio millar, así que sólo citaré a su principal influencia y a su primer gran amigo y colaborador)

Edgar Varèse (1883-1965): Compositor parisino que pasa por ser uno de los primeros en investigar las disonancias sónicas, escribió partituras especialmente para instrumentos de viento y persusión. Se interesó también por la música electrónica.
Don (Glenn/Van) Vliet:
También conocido como Captain Beefheart, es otro músico interesado en las variaciones musicales y especialmente en el free jazz. Es de entender que sintonizase tan bien con don Francisco: ambos experimentaban y ambos estaban chiflados. Vliet se hizo medio famoso luego al frente, entre otras, de su Magic Band, aparte de grabar algunos discos con don Francisco.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Janis


Janis Lyn Joplin (1943-1970)

"Cada día hago el amor en escena con 25.000 personas, y luego vuelvo a casa sola"

Leer una frase como esa lo deja a uno helado. Cuando la leí tú ya habías muerto Janis, pero seguramente es la mejor síntesis que se puede hacer de tu vida; de tu cruda vida, tan dura y real como el blues que cantabas: Jimi fue el músico que revolucionó el género, y tú, tan rasgada, tan emocional, fuiste la Steve del canto. Siempre te comparé con Steve: lo dabas todo, caías rendida después de cada sacrificio en escena, lo barrías todo con tus gritos, tu desesperación cantada. Tú eras el blues, en la estela de las grandes reinas como tu querida Bessie Smith, otra mujer tortuosa, desgraciada, infeliz. Hay ahora unas cuantas revisiones de tu biografía, algunas hechas por comentaristas de renombre, que nos quieren vender una visión poco menos que idílica de ti. Debe de ser que las nuevas generaciones, tan mal acostumbradas a la vida real, no soportan el más mínimo dolor, la más mínima inconveniencia, y hay que venderles el lado bonito de las cosas para que no se atraganten. Pero tú fuiste sufrimiento puro mezclado con alcohol y drogas, personalidad insegura, soledad... como el buen blues; el de toda la vida, vamos. 

Naciste en Texas, mal sitio para una mujer como tú. Nadie te quería allí, salvo tus padres. Lógico: nacer entre campos de petróleo no es lo mismo que nacer entre campos de algodón, y defender a los negros en aquella época y en aquel sitio tampoco era la mejor manera de hacer amigos. Tú ya cantabas en los bares, ya bebías mucho. Qué contenta te pusiste el día en que tus padres te dieron dinero para ir a Los Angeles, a San Francisco... luego, al volver, les dijiste que ibas a casarte con Peter, que ibas a volver a estudiar; pero al mismo tiempo te divertías cabreando a tus paisanos con aquellas ropas de beatnik, con tu lenguaje descarado, tus relatos sobre lo bien que estaba eso de la bisexualidad, los polvos que te habías echado allá, en el reino perdido de Nunca Jamás... y se lo tomaron tan mal que un grupo de cabroncetes te declaró "el hombre más feo de la Universidad". Es que Janis, a ver, esas cosas en Texas no pueden decirse, hija.
 
Claro, te largaste de nuevo a San Francisco. Y en tu primera noche de vuelta allí te dieron tu primer sueldo: catorce dólares por cantar en un club. Pero a Peter ya empezó a parecerle el asunto un poco salvaje y te dejó. Y tú seguiste bebiendo y ya te metías de todo mientras ibas paso a paso hacia la cumbre, haciéndote conocida, hasta que por fin una banda en busca de cantante te fichó, y con ella, en 1967, te consagraste nada menos que en Monterrey: señoras y señores, con ustedes ¡Big Brother & and The Holding Company! El grupo no era ninguna joya -la verdad es que eran bastante flojitos-, pero tú podías con todo. Y llegó Albert y te llevó a Nueva York.

Y ya estábamos en 1968, tú eras una estrella a la altura de las otras dos "jotas" y de cualquiera. Era evidente que quien no estaba a la altura era tu banda, así que, sintiéndolo mucho, los despediste; bueno, te quedaste con Sam, que era el único medianamente válido, y en 1969 formaste la Kozmic Blues Band: músicos serios, profesionales, que entraban y salían del grupo sin problemas. Lo importante eras tú. Pero las críticas a veces no eran buenas, y tú te hundías con mucha facilidad. Recuerdo que una marca de whisky te utilizó como reclamo publicitario: eso resume bastante bien la situación. Y porque la heroína es ilegal, que si no... En fin, aquello iba mal, pero en un momento de lucidez decidiste parar y en los últimos días de 1969 te plantaste: se acabó la banda, se acabó todo; cogiste a David, tu nuevo novio, y os fuísteis a dar una vuelta por las selvas brasileñas en plan natural.

A la vuelta parecías más despejada, más centrada, dijiste que ya no te metías caballo, que sólo alcohol y en dosis más pequeñas. Bueno. Sería el amor. Una nueva banda te acompañaba, la Full Tilt Boogie Band, y volviste a la carretera. No sé qué pasó con David, pero el caso es que te liaste con otro mientras seguías bebiendo a mares; las cosas no iban bien, insultabas a tus músicos, te deprimías, le preguntabas a Albert qué sería de ti cuando ya no fueses el número uno. Y grabaste tus últimas once canciones. El disco se llamaría "Pearl". Muy apropiado. Al terminar el trabajo de grabación, fiesta.

Y ahí ya nos perdemos: aquella noche... ¿volviste a casa sola?, ¿dónde compraste aquella heroína tan pura, tan exagerada, tan salvajemente pura? El caso es que allí quedaste, tirada en un hotel; de Hollywood, como Dios manda. Poco antes, dos semanas más o menos, había muerto Jimi. La "jota" de Morrison caería pronto. Las tres jotas, liquidadas en menos de un año. Comenzaban los años 70, y venían fuertes.

Salud a ti, Janis. Nosotros, de jóvenes, los de mi pandilla, te llamábamos "Mamá Janis". No sé si eso te sirve de algo, pero en fin... un beso

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Diccionario de urgencia (que esta vez es muy corto, porque en la vida de Janis, aparte de sus padres, sus múltiples novios y su manager, pocas cosas hubo más importantes que la música y los "aditivos")
Bessie Smith: Llamada "la emperatriz del blues" en los años 20/30, su manera de cantar, de sentir el blues, desgarrada, influyó decisivamente en Janis. Por otra parte, su vida no fue mejor que la de su seguidora y hasta 1970 su tumba no tuvo lápida, costeada, entre otros, por la propia Janis.
Peter (LeBlanc):
pasa por ser su primer novio "serio" allá en San Francisco.
 

Albert (Grossman): Uno de los managers más famosos de la historia: con decir que otro de sus representados era Bob Dylan, ya está todo dicho.
Sam (Andrew):
Guitarrista.

 

domingo, 6 de septiembre de 2009

Steve


Stephen Peter Marriott (1947 - 1991)


Cada vez que veo esta foto me viene a la cabeza Neo, el de Matrix. Con cuarenta años de diferencia, claro: copiaron tu look. Además, dirás tú, ¿quién coño es ese Neo? Nadie Steve, nadie. Olvídalo.

Antes de seguir, te ruego que me perdones por haber puesto antes a Jimi. Ya sabes que de entre los muertos tú eres tal vez mi preferido, pero en fin... Jimi es Jimi. Por otra parte, como no os parecéis en nada no hay problema de egos. Él fue el mejor con la guitarra, tú fuiste otra cosa: tú fuiste, lo serás siempre, sentimiento puro para muchos de nosotros. Tú fuiste el primero que me hizo llorar de emoción, el día que oí "Tin soldier" por primera vez. Yo era muy joven, un niño, no sabía inglés, pero daba igual: aquello era un corazón en carne viva gritando un estribillo que sobrecogía, con aquellos coros detrás, aquellos arreglos de himno mundial, y comprendí de golpe lo que era ser un mod. Como si hubiese visto a Dios, vamos.

Lo mismo que Jimi, lo mismo que todos a los que rendiré homenaje aquí, no podías haber sido otra cosa más que músico: tu padre ya se ganaba la vida tocando por los pubs de Londres; y tú, con diez años, andabas con el ukelele que te regaló él sacando propinillas por la calle. Pero tuviste una época en la que te dio por el teatro, y no eras malo tampoco en eso: cuando estaba de moda "Oliver" tú trabajaste en esa obra, incluso apareciste en algunas dramatizaciones para la televisión; pero al final la cabra tira al monte y viste la luz cuando comenzó a gestarse ese movimiento que nos marcó a tantos, esos pantalones a rayas, esas chaquetas ajustadas y ridículas si las vemos hoy en día, pero de lo más chic a mediados de los 60, cuando vuestros enemigos los rockers, todos de negro, estaban ya pasados de moda. Sí, sus motos, sus Norton, sus BSA, eran mejores que la Lambretta -una verdadera chatarra-, pero su música estaba fuera de onda. En cambio vosotros érais el futuro. Un poco presumidos de más, de acuerdo; pero qué poderío ser un face, ser el más "in" del barrio, el mejor arreglado, gastar todo el dinero en ropa y en peinados, oír el soul que venía de América rodeado de allnighters en la discoteca; vivir solo para eso, vivir en eso, vivir en la bendita inconsciencia adolescente...

Y viste a los Who, y decidiste que tú eras más mod que ellos -lo cual era cierto- y te juntaste con Kenny, Ronnie y Jimmy... (bueno, con Jimmy porque tenía un órgano y una furgoneta: en cuanto pudiste lo echaste por gilipollas y trajiste a Ian). Y vino tu novia Annie con una ocurrencia: sois los faces más bajitos que he visto en mi vida -menos Jimmy, pero Jimmy etcétera-, así que podíais llamaros los Small Faces, os queda como anillo al dedo. Y claro, era tu novia, no ibas a llevarle la contraria, si no a dormir a la alfombra... bueno, pues los Small Faces.

Y comenzó la leyenda. Os contrató el pirata Don, ya veríais luego quién era ese elemento, pero daba igual: lo mismo que Jimi, no leísteis el contrato. Y comenzásteis con las actuaciones, aparecísteis en RSG, lo más de lo más; grabásteis aquellos singles, un cañonazo tras otro, puro sentimiento en extractos de dos minutos y medio. Y llegó "All or nothing", vuestro único número 1, y tocásteis el cielo, y no había mods mejor vestidos que vosotros, y "Tin soldier", y tantas y tantas. Pero duró poco la fantasía. En 1967 ya reinaban los hippies: vosotros lo vísteis venir, cambiásteis el paso e hicísteis uno de los mejores LP's psicodélicos de la historia; y la psicodelia ya estaba cayendo también a finales de 1968, y por fin decidiste marcharte en Febrero del año siguiente: se acabaron los Small Faces, cargados de deudas por culpa de Don, que os había estafado. Los Who eran una banda de rock mucho antes de eso, ya no quedaba un solo mod en el mapa. The dream is over...

Y entonces montaste Humble Pie junto con el guaperas de Peter, mientras el resto de tus antiguos compañeros pasaron a las órdenes de Rod el Mod y junto a la guitarra de Ron. Ahora ya no eran tan pequeños: ahora eran los Faces, con "f" grande: su música no tenía nada que envidiar a los Stones de aquella época. Tú te dedicaste al hard-rock, al boogie, incluso al soul-rock; y te fue bien, aunque el dinero lo hacíais más con las giras que con los discos. Luego se fue Peter, y a mediados de los 70 la banda estaba liquidada. Tú eras un animal de escena, no podías vivir sin ella, así que montaste tus All-Stars, y recreaste Small Faces por un rato, y otra vez los Pie, y seguiste en la escena hasta aquella noche.

Te fuiste a dormir con tu cigarrillo; no sabemos si hubo más cosas que el cigarrillo, quién lo sabe. Pero el caso es que el cigarrillo cayó en la alfombra, la alfombra ardió, tu cama, toda tu casa... y tú no te enteraste. Qué malo es el tabaco. Para mí fue como si se hubiese muerto un familiar muy querido, un hermano: a fin de cuentas, lo de Jimi pilló a mi generación en la escuela, pero en 1991 ya llevábamos unos cuantos muertos encima; hacía mucho que lo mod era una antigüedad, hacía mucho de los Pie, pero...

Bueno, Steve. Espero que no des mucho la lata ahí arriba con tus gritos. Yo, por mi parte, desearía que cuando me toque, cuando me entierren, o me quemen, o me tiren al mar o a una cuneta, esté sonando "Tin soldier".

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Diccionario de urgencia

Face: Denominación utilizada para referirse a los mods más al día, mejor vestidos, mejor peinados, impecables dentro de aquella moda tan horripilante como encantadora. Un face, en resumen, era el gallo del gallinero.
Allnighter: Como su nombre indica, personaje mod que se pasaba toda la noche entre baile, pastillas, chicas y motos. Así lucían las ojeras que lucían.
Kenny (Kenney Jones): Batería de Small Faces.
Ronnie (Lane): Alias "Plonk". Bajo y segunda voz de Small Faces.
Jimmy (Langwith): Alias "Jimmy Winston". Primer organista de Small Faces, despedido tras la grabación de su primer single para dar entrada a...
Ian (McLagan): Organista de Small Faces desde finales de 1965.
Don (Arden): Pirata metido a manager, que los desplumó.

RSG: "Ready, Steady, Go!", legendario programa musical televisivo, el más "in" de los años 60 en Gran Bretaña.
Peter (Frampton): Hermoso cantante y guitarrista declarado "Face del año" en 1968, cuando se hallaba al frente de su banda The Herd. Tras los Pie, creó bandas de soft-rock como Frampton's Camel y luego siguió en solitario. Hace tiempo que ya no es tan guapo.
Rod The Mod: Rod Stewart, evidentemente.
Ron (Wood): Como todo el mundo sabe, al desaparecer Faces entró en los Stones.

Referencia de interés: En 1973 los Who publicaron "Quadrophenia", uno de los mejores trabajos de esta banda. Se trataba de un disco conceptual sobre la vida diaria de un mod, Jimmy. En 1979 llevaron esa obra al cine, con un resultado magistral. Cualquiera que esté interesado en el entorno y circunstancias del movimiento mod debe verla. Es pura sociología.