martes, 12 de julio de 2011

Años 60: América (I)



La industria musical vivió una verdadera revolución a mediados de los años 60: se trata de una época decisiva, puesto que es en ella cuando quedan marcadas las directrices que regirán el mercado durante los diez años siguientes. Y por lo tanto se hace necesario completar la perspectiva echando un vistazo al panorama americano: aunque el objeto central de este blog sea la Isla, no podemos saltarnos así como así, olímpicamente, a mis estimados compatriotas. América había suministrado a los británicos la materia prima que necesitaban para actualizarse; y estos, con la British Invasion, les devolvieron el favor: ya no hay deudas. A partir de ahora ambas potencias trabajarán en igualdad de condiciones, empeñados en una fascinante competición creativa.

Los géneros populares en América serán básicamente los mismos que en la Isla, con las diferencias de terminología que ya comenté y teniendo en cuenta las particularidades del país. El carácter americano no es tan inquieto como el británico: si una banda o un solista se hace con el favor de la clientela, esta le será fiel durante mucho tiempo, se lo perdonará todo (ese sentimiento acomodaticio, que en la Isla no surgirá hasta mediados de la década siguiente, va a permitir que mucha gente viva de rentas cuando llegue el ocaso). Y por razón de ese carácter, más dado a la relajación que a la búsqueda constante de los isleños, cualquier estilo que consigue una popularidad aceptable aquí permanece vivo mucho más tiempo que allá.

La psicodelia es un buen ejemplo de esto que digo: un género que en la Isla no estuvo vigente más de dos años, en América impregnó la escena musical por mucho tiempo; diluido en las debidas proporciones o bien mezclado con otros componentes, seguirá siendo uno de los recursos estilísticos de muchas bandas hasta bien entrados los años 70. Hay dos razones fundamentales, y ambas están ya dichas: la fidelidad de los americanos a todo lo que funciona y la evolución del folk en mi país, que giró hacia el rock con tintes hippies. En la Isla, como ya vimos en su día, esa evolución fue hacia el pop. Y como ustedes saben, el pop se reinventa cada día mientras que el rock es muy dado a la inmutabilidad, al endiosamiento (como consecuencia el pop ha muerto dignamente, a su hora, mientras el rock que ahora reina se arrastrará de un modo vergonzoso a partir de 1973, hasta que lleguen los punkies y le aplasten la cabeza: bien hecho, rabiosos hermanos del imperdible).

Otro ejemplo es el blues-rock, que en su esencia permitirá vivir holgadamente a no más de media docena de grupos y solistas en Britannia; el resto de la oferta tendrá que trabajarse mucho las giras (preferentemente americanas o europeas), porque sus ventas de discos serán menores. Aquí en cambio, cualquier fusión del rock con los géneros raíces de las dos razas mayoritarias presentes -es decir, el blues y el country; o el folk en general, si quieren- tiene un sitio asegurado para mucho tiempo en las listas de éxitos. La gran extensión y variedad de los Estados Unidos hace que incluso dentro de ese género surjan vástagos como el blues rock sureño, el blues rock psicodélico, etc.

Pero esa tendencia conservadora que anida en gran parte de los parroquianos no le hace ningún bien a las mentes inquietas, que de todo hay en este enorme y variopinto país: recordarán que cuando hice la presentación en sociedad del rock progresivo ceñí ese concepto a la Isla y el continente europeo; dije entonces que esa abstracción para los americanos se substanciaba básicamente en, como dirían los folcloristas andaluces, tres grandes palos: el rock vanguardista, el jazz rock fussion y el free rock. Bien, pues salvo muy honrosas excepciones, la mayoría de los grupos que se aventuraron en esas procelosas corrientes hubieron de probar fortuna y ser bendecidos en la Isla antes de alcanzar un mediano éxito en su propio país: excepto Nueva York (es decir, la ciudad traidora, la quinta columna de Europa en América), Los Angeles (ya saben, una tropa de frikis enloquecidos adictos a la heroína) y San Francisco (¿pero hay algo allí aparte de gays y jipis fumetas?), el resto de mi patriótico país no está por la labor de comprarse discos de tíos raros con músicas más raras todavía.

Y por último, como siempre, los negros (¡calla, Sam, a tu sitio!). No se quejarán, a finales de esta década ya tienen casi los mismos derechos que los blancos. Y no se quejan, no; al contrario, su alegría es tal que en las grandes ciudades (Nueva York, sobre todo) el soul ya no refleja su estado de ánimo. El blues y el jazz han subido de categoría en el escalafón y actualmente son consumo de la élite de negros y blancos serios; los demás, bajo el liderazgo de personajes como James Brown, están acelerando el soul hasta crear un género que arrasará incluso en las pistas de los blancos: el funk. Pero la música de discoteca no es tema de este blog. Y no por falta de ganas, sino de tiempo y espacio: o concretamos un poco o no acabaríamos nunca.

Ya, ahora toca hablar de los grupos más destacados de mi país. A ver si me pongo a ello.


6 comentarios:

  1. Genial entrada, Rick, amena, fácil de leer y con muy buenos datos. Yo para la música soy un poquito más inglés. Pero es difícil no caer rendido ante Morrison o Hendrix. Concuerdo también en lo de que los ingleses son mucho más inquietos que los americanos, la cantidad de bandas inglesas que las han pasado putas por el alto nivel de exigencia de sus fans... madre mía xD.

    Un saludo!

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  2. "Y por último, como siempre, los negros (¡calla, Sam, a tu sitio!)" xDDDD
    La imagen inicial me ha confundido: esperaba que Jefferson Airplane aparecieran en algún momento por el post, esperaba y seguía esperando; así hasta llegar al último párrafo, cuando ya era imposible esperar más.
    Buen revisión, casi sobra decirlo.

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  3. En efecto, mr. Alabama man. Nos guste o no, tienen grupos
    magníficos.

    Yo soy bastante más "inglés" que "americano", al igual que usted, mr. Alex. Pero es evidente que no se puede soslayar el impresionante legado americano.
    Por cierto: a efectos discográficos y musicales, Hendrix se considera "británico". Esto es así porque fue descubierto por un británico (Chas Chandler) y llevado a la Isla. Todos sus discos fueron grabados allí, en Polydor, y sus músicos eran británicos también. Si quiere, échele un vistazo a las Hagiografías: ahí viene la cosa explicada.

    Ya ve, don Dani: es que a Sam hay que ponerlo en su sitio, que si no se me rebota. Y no sufra por los Aeroplanos, hombre, que ya llegarán; aunque no será en el próximo post todavía. Elegí esa foto de "Volunteers" porque cuadraba muy bien para el post, pero ya digo: tenga paciencia.

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  4. Me gusta que hables en presente, así me siento en el 68, aunque para aquel entonces no estaba ni proyectado jeje

    Interesante la caracterización que hizo de esas tres ciudades estadounidenses en aquella época.

    ¿Cree que ese carácter digamos 'conformista' en cuanto a evolución musical continúa en EEUU? Pregunto, ¿eh? Que no tengo ni idea.

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  5. Las historias quedan más vivas si se cuentan en presente, estimado yerno: es un truco técnico como cualquier otro. Y la idea de esas tres ciudades en las mentes conservadoras americanas era precisamente esa.
    En cuanto al carácter conformista, le diré que hay unas cuantas bandas con más de cuarenta años a sus espaldas que siguen haciendo giras; aunque esto ya pasa también en la Isla. Hoy está todo mucho más mezclado, claro, y el número de "vanguardistas" ha crecido, aunque no esté sirviendo de mucho.

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