martes, 8 de mayo de 2012

1969 (XIV)


El blues rock es otra de las opciones que aún figura entre las más populares, aunque su prevalencia ya decae en las listas: como dije hace poco, este género está entrando en el apartado "segundón" a toda velocidad, lo que implica que su medio de sustento será el directo. De todos modos quedan algunos músicos de talla que lo utilizan para consolidarse definitivamente y dar el salto hacia otros sectores o seguir una carrera en solitario. Como consecuencia, la mayor parte de las bandas que les sirven de trampolín duran poco; y ese es el caso de las dos que traigo hoy, Taste y Blind Faith: la primera duró dos años, la segunda ni uno.

Taste es un trío irlandés formado en Cork allá por 1966, pero cuya carrera estelar comenzará a mediados del 68: es en ese momento cuando su líder, guitarrista y voz, el inolvidable Rory Gallagher, decide establecerse en la isla grande; y poco después, incapaces de seguir su ritmo, los otros dos abandonan. Sus nuevos socios serán un bajista y un batería muy experimentados: Richard McCracken, antiguo guitarrista reciclado a bajo, y el batería John Wilson; ambos formaron parte, entre otras, de Derrick & The Sounds, una de las bandas "todo terreno" más longevas de Irlanda del Norte. Con esta formación el trío recala brevemente en Major Minor, una pequeña discográfica cuyo jefe, irlandés, comprende que un sonido tan grande merece una discográfica grande y vende sus derechos a Polydor: ahí comienza la leyenda -de Gallagher, más que del trío en sí.

Porque Gallagher es quien dirige todo. Y tal vez, desde ese punto de vista, hubiera sido más lógico comenzar desde el principio a su nombre, con músicos contratados como hizo Hendrix, ya que aun habiendo broncas serían muchas menos. En todo caso, nosotros a lo nuestro: Taste se presentan en formato grande en Abril del 69, y su debut es magnífico. Hay sobre todo un gran equilibrio entre las descargas eléctricas (ese fabuloso comienzo con "Blister on the moon"), los homenajes al blues tradicional (esa continuación con "Leading blues" del venerable Lead Belly, seguida por "Sugar mama" de Howlin' Wolf) y las piezas folkies. Atacando esos tres palos, el conjunto es encantador. Y Rory, tan potente y colorido con la guitarra eléctrica como dulce con la acústica, moldea las notas a su plena voluntad: admiro ese sonido dúctil, esa sensación de que las cuerdas son prolongación de sus dedos. Hay guitarristas más completos, pero su dominio sobre el material que ejecuta es de una naturalidad pasmosa. Queremos más, Rory. Venga, porfa, id preparando el siguiente…

Blind Faith es otra cosa: son El Supergrupo Que Ha De Comerse El Mundo. Y claro, la cosa salió al revés. ¿Alguien lo dudaba? Lo del zepelín de plomo es una broma al lado de esto. Porque vamos a ver: Clapton y Baker proceden de Cream (blues rock con tintes psicodélicos); Winwood viene de Traffic (psicodelia con tintes hippies), y Grech de Family (post-psicodelia progresiva). Esa mezcla, sencillamente, es imposible; entre otras cosas porque la psicodelia, que sería el único punto de contacto, ya ha pasado de moda. Clapton, desde que fue proclamado Dios por los fans de Yardbirds, tiene un alto concepto de sí mismo y dos objetivos en esta vida: tocar siempre con los mejores y ser el apóstol del blues (con el tiempo traicionará ambos objetivos; pero estamos en 1969, recuerden). Lo extraño es que tanto él como Winwood ya sabían lo que era una pelea de egos tras sus accidentados precedentes, pero aun así decidieron unirse -y fue Winwood quien recomendó traer de nuevo a Baker ante la presencia de Eric. Por último, fichar a Grech era la opción más lógica: si quieres tener a lo más florido de la Isla, ese bajista es imprescindible (aunque su escasa talla moral le llevase a abandonar Family sin aviso previo, cegado por la luz de la Fe Ciega).

La banda se presenta oficialmente en Hyde Park a principios de Junio del 69 y su disco aparece en Agosto. Por el medio ha habido algunas giras y actuaciones que a Clapton no le satisfacen: poco rodaje y poco repertorio. El disco, que evidentemente alcanza el número uno de inmediato, se deja oír, es agradable. Pero de ningún modo es esa maravilla ultracósmica que defienden sus acérrimos fans. Para empezar, lo primero que se saca en limpio de él es que no hay una verdadera conjunción compositiva; es decir, que se nota claramente qué canciones son de unos y cuáles son de otros. O, para ser más exactos, que la mayoría -las mejores- son de Winwood (incluida una deliciosa versión del "Well all right" de Buddy Holly) y que luego hay una de Clapton -la tristona "Presence of the Lord- y otra de Baker -la cansina "Do what you like", con uno de esos excesos de batería al que tan acostumbrados nos tiene este buen señor. Y eso es todo. Luego de otras cuantas giras, en algunas de las cuales sus teloneros son Taste (ambas bandas son de la escudería Polydor), Clapton decide disolver el grupo y quedarse en los Estados Unidos junto a sus amigos hippies folkies, ya que al parecer ha visto la luz de nuevo: debe abandonar la fanfarria del estrellato y ser un guitarrista humilde, al servicio de la comuna. Bueno, ya veremos cuánto duran esas loables intenciones. Winwood y Baker, tras una corta época de trabajo en común, se van cada uno por su lado y Grech participará en algunos proyectos con otros músicos.

Y así acaba la historia de este supergrupo. Que nos ha dejado un disco decente (gracias a Winwood) y algunos piratas en directo. En fin: Clapton y los demás que hagan lo que quieran, pero a Steve Winwood que no me lo toque nadie. Venga Steve, anímate hombre, que tus fans queremos volver a verte en tu medio natural. O sea, Traffic.

7 comentarios:

  1. Reconócelo, no te gusta nada Clapton y sin embargo mal que te pese es una de las figuras más emblemáticas paridos por el pop/rock británico. Pues mira yo creo que ha hecho una de las aproximaciones más decentes al blues de toda su generación incluyendo a la vieja guardia de los Bluesbreakers, Mayall, Peter Green y demás. Por lo menos los viejos bluesmen americanos así lo reconocen.
    En una cosa estoy de acuerdo, Winwood está por encima del bien y del mal (casi siempre)

    ResponderEliminar
  2. A Blind Faith le pasa lo que a todos los grupos programados para triunfar, que se la pegan, máxime habiendo tantos gallos en el gallinero. Buenos los de Taste, he escuchado un par de temas y tienen una guitarra muy efectiva

    ResponderEliminar
  3. Estoy oyendo ahora mismo 'What's going on', de Taste (creo que es la tercera vez que me la pongo seguida), y lo estoy gozando. Parece posterior a los sesenta. ¡Y menudas guitarras! Y menudo solo... eso sí que es un solo. Habrá que hacerse con los pocos discos de este grupo. Tengo muy oídas algunas canciones del 'Tatoo' de Gallagher, pero no he escuchado apenas nada más.

    Como dice el Doctor, se nota tu ligera animadversión por Clapton, pero no la ocultas precisamente... Me pondré algún día con ese supergrupo, pero todo a su tiempo, que ahora estoy con Taste, que por lo poquísimo que he escuchado habla más rápido y directamente a los sentidos.

    ResponderEliminar
  4. Estimado herr doktor, cuando se topa uno con personajes del calibre de Clapton no hay más remedio que desbrozar un poco entre la maleza. Me explico: estamos totalmente de acuerdo en su aproximación al blues clásico, en su voluntad de aprendizaje y en su meritoria actitud de valedor para personajes como BB King, que no fueron valorados en su propio país hasta que él y otros los sacaron a la luz con sus versiones y su reconocimiento. También estamos de acuerdo en que Clapton es un buen introductor para las generaciones jóvenes en este tipo de músicas, e incluso que él sirvió de avanzadilla para otros que vinieron luego. Es decir, que Clapton merece un reconocimiento como puerta de entrada al género.

    Otra cosa es la valoración que se puede hacer a su carrera desde un punto de vista frío, desapasionado, sabiendo que hay otros músicos comparables a él. Y ahí, sintiéndolo mucho, yo solo admiro su época en Yardbirds y sobre todo en Cream, que fue su momento cumbre. A partir de entonces se embarca en una carrera errática en los años 70 que incluye: primero su participación con Delaney, Bonnie, Duane Allman y compañía (unos cuantos discos sin mucha substancia de los que la gente solo recuerda "Layla", que solo es medio suya). Luego unos cuantos discos en solitario decentes, sin estridencias. Y de los años 80 en adelante prefiero no opinar. Eso sí, admito que siguió colaborando con monstruos del género y que esas colaboraciones eran un beneficio para ambas partes.
    Pero técnicamente hay guitarristas de blues que me dicen mucho más que él: Peter Green, Duane Allman o Roy Buchanan -por decir solo tres- me parecen más interesantes y variados. Rory Gallagher, más vivo y chispeante. Y si ampliamos el espectro hacia cualquier tipo de escala, género o sonido, tenemos a Jeff Beck, que para mí es el sucesor de Hendrix (al cual no le llega Clapton ni subido en una escalera).
    Así que, resumiendo, admito su impacto mediático -atrae a mucha gente joven, que luego se hará su propio criterio- y su valor como descubridor de los viejos bluesmen. Pero como guitarrista, es decir, como simple ser humano que toca un instrumento, me parece el músico más sobrevalorado de la historia. En cualquier caso, y como siempre digo, esto es una mera opinión mía.

    ResponderEliminar
  5. Es lo que suele suceder, mister Chafardero, con los grupos que se montan a base de grandes nombres y con unas expectativas desmesuradas. Y en este caso ni siquiera dio tiempo a una pelea de egos: oyendo el disco se de uno cuenta de que eso no puede durar, porque no hay una unidad de estilo. O que será Winwood quien dirija la banda, puesto que las capacidades compositoras de Clapton nunca han sido muy grandes. Y las de los otros dos, menos aún. Así que la cosa estaba cantada.
    En cuanto a Taste y el bueno de Rory, celebro que le hayan gustado: en esa época era uno de los guitarristas más frescos y animados de la Isla.

    Antes de nada, yerno: descolocado me deja usted con ese nuevo avatar. Que resulta un poco intrigante, tendrá usted que reconocerme eso.
    En cuanto a Taste, ya sabía yo que a un fino guitarrista como usted le iba a interesar esta época primeriza de Rory. Sus dos discos en estudio son igual de buenos, aunque ya veo que ha comenzado usted por el segundo. Y es verdad que su sonido parece más reciente: esa era la frescura de la que le hablo.
    En cuanto a Clapton, tal y como le he dicho a herr doktor, no es que sienta animadversión por él, sino que me parece que su importancia se ha desmesurado un poco, al menos en el plano estrictamente musical. En lo demás no tengo nada que objetar, pero desde luego no es mi guitarrista preferido.

    ResponderEliminar
  6. El de mi avatar es Ron Asheton, el personaje que mejor me cae de los viejos Stooges, pero es verdad que no sale muy reconocible. Tampoco tiene mucho sentido que haya puesto este avatar, fue un poco por cambiar, que ya estaba cansado del avatar infantil.

    No he empezado aún con el segundo disco de Taste, empezaré por el primero, que me bajaré. Lo que he escuchado hasta ahora ha sido vía Youtube.

    ResponderEliminar
  7. Acabáramos. El caso es que la cara me sonaba, pero no sabía de qué. La verdad es que tiene usted razón, es una pose un tanto inusual.
    Pero bueno, no es mala idea eso de cambiar de avatar de vez en cuando. A mí es que me da pereza, pero en fin. A ver si algún día pongo otra foto en la que salga más favorecido.
    Aclarado también el asunto Taste. Youtube no está mal para hacerse una idea de las cosas, pero ya sabe que yo soy fanático de la cronología; aunque en este caso no tendría mucha importancia, ya que son dos discos parecidos, no hay una evolución muy marcada.
    De todos modos, pudiendo empezar por el principio, mejor.
    Que los disfrute.

    ResponderEliminar

Cierren la puerta al salir.