lunes, 21 de octubre de 2013

España: la travesía del desierto (y fin)


Bienvenidos a la fiesta. Bueno… en este caso guateque, que suena igual de español pero mucho más de la época. Hoy trataremos de hacer los honores a unos cuantos nombres que, si no alcanzaron la trayectoria de los que se han visto en esta serie, tienen alguna canción digna de ser recordada (y en muchos casos, más de una). Nombres que, bien por su escasa creatividad, por el desprecio de su propio sello, la guadaña del servicio militar o incluso la oposición paterna, no pasaron a la Historia más que como nota a pie de página. Como es norma en las fiestas de este local, tienen a su disposición 12+1 piezas; y como también suele suceder aquí, nuevamente les ruego su benevolencia ante el sonido defectuoso de algunas de ellas. 

Como caballeros que somos, las señoritas primero. No soy yo muy aficionado a las chicas ye-yé españolas, que me parecen por lo general bastante descafeinadas. Pero antes de que ese término se pusiese de moda, hubo al menos una que pudo haber llegado más alto de no ser porque sus papás le cortaron las alas: la madrileña Pilar García De La Mata Y Caballero De Rodas, que a pesar de su envergadura heráldica era bastante bajita; tanto que sus amigos la llamaban “céntimo”, y de ahí abrevió ella aún más para llegar a presentarse como Mimo. Bien, pues Mimo es la pionera de las chicas hispanas: nacida en 1942, a finales de los años 50 ya conoce el repertorio de Brenda Lee (la niña prodigio yanki de la época) y de figuras del highschool como Paul Anka. En 1959, sin que sus padres se enteren, se presenta a un concurso musical que gana con su versión de “Diana” y consigue grabar un EP de corta tirada, cantado en inglés y en ese estilo adolescente, bajo el nombre de “Mimo’s rock”, acompañada por músicos de estudio. Y aunque la familia García de la Mata (y Caballero de Rodas) se sube por las paredes, la niña sigue incordiando con una trayectoria que deriva hacia el rock and roll y sobre todo el twist: ese es su momento estelar, acompañada por los Jumps, un grupo en el que se encuentran los hermanos Morales -Junior y Ricky-, hasta que por fin los padres se ponen serios y la obligan a retirarse de esta plebeya y pecaminosa ocupación: en 1963 Mimo desaparece entre grandes lagrimones del horizonte yeyé poco después de haber cumplido los veinte años, con cuatro Eps en su haber. A veces se nota un excesivo tono de pijería en su voz, pero no puedo por menos que echar también yo una lágrima por ella. Y he elegido, de su tercer disco titulado genéricamente “Speedy González” (ya ven por dónde van los tiros), su magnífica versión de “Mr. Twist”: los Jumps, un simple grupo de acompañamiento que no llegó a grabar nada a su nombre, podían haber sido mejores que los Rocking Boys, y el resultado es que junto a ellos la versión de Mimo y su guitara supera a los gaditanos y a cualquier otra que se haya hecho en España. 


A estas alturas ya conocemos a dos de los personajes que se harán imprescindibles en la música española de los años 60 como “manejadores en la sombra”: Maryni Callejo y Alain Milhaud. A Maryni la hemos dejado muy ocupada con los Brincos, y al joven suizo despidiéndose de Belter y Cataluña después de haber lanzado a los Gatos Negros para entrar en Columbia, donde en 1964 ya asciende de simple ojeador a productor. Y su bautismo como tal tiene lugar con los madrileños Cefe y Los Gigantes, a los que encuentra actuando en varias salas de baile. Se trata de un grupo beat con un cierto tono garajero que componía gran parte de su material, y que llegó a grabar dos Eps en 1965; pero poco después Ceferino Feito, el líder y principal compositor, cae en la leva militar y el grupo desaparece casi a continuación. No es que fueran unos genios, pero tienen canciones muy agradables como esta “Sin rencor” que abría su primer disco. 

Durante la travesía hemos nombrado a algunos conjuntos que fueron lanzados con muchas ilusiones pero que cayeron pronto, y de todos ellos el caso más llamativo fue el de los Flecos. Cuando los Brincos comienzan a convertirse en fenómeno algunas discográficas tratan de buscar un filón parecido, y a ello se puso por ejemplo Vergara, de Barcelona, que era la equivalente en modernura a la madrileña Novola: sus contactos en Madrid consiguieron reunir a Pepe Barranco (Los Estudiantes), Pablo Argote (Los Pekenikes), Carlos Guitart (Los Sonor) y Carlos Sacristán (Los Flaps, un pequeño grupo de la capital que llegó a grabar cuatro Eps). La cosa, como ven, prometía. Vergara gasta también su buen dinero en presentaciones, equipo y trajes, pero al final el grupo se desinfla: tras un buen primer EP, en 1965, llegan otros dos en 1966 que demuestran la difícil adaptación a los nuevos ritmos que están barriendo al beat. Sus tímidas incursiones en el rock y el r’n’b no se ven correspondidas en directo, donde la mayor parte de su repertorio son piezas ajenas de años antes, lo cual indica un curioso desfase. Y ahí termina la carrera de un grupo que, con más creatividad, podría haber sido el puente entre Brincos y Bravos. En fin, aquí tienen “Estás lejos”, la canción que inaugura su primer disco. 

Algo parecido aunque de menos altura sucedió con los 4 Jets, entre los que había dos personajes conocidos: el batería Eddy Guzmán, que abandonó a los Pekenikes para militar en este grupo, y el también filipino Ricky Morales, que junto a su hermano Junior ya hemos visto que estaba haciéndose un nombre en los Jumps. Sin embargo la cosa no funcionó, ya que sus versiones no se apartaban mucho de la tónica general (surf, escuela Shadows y algo de beat) y las piezas propias eran bastante mediocres: su gran talla como instrumentistas no impidió que después de publicar tres Eps entre 1964 y 1965 desapareciesen. He elegido como muestra de su nivel el “Zorongo gitano” de Lorca, que abría su primer disco y es la mejor versión que se ha hecho de esa pieza inmemorial.


Los Pumas, de Barcelona, son uno de esos conjuntos masacrados por el servicio militar pero que de todos modos probablemente no habrían llegado muy lejos: como otros muchos, lo suyo eran los bolos preferiblemente veraniegos en las salas de fiestas, en su caso por la Costa Brava. Tienen dos Eps, uno del 64 y el otro al año siguiente, compuestos por versiones que van desde Richard Anthony hasta Chuck Berry, lo cual demuestra que eran unos todo terreno. Y aunque ustedes puedan sospechar que mi debilidad por la música surf es la que me hace elegir precisamente “Pequeña Honda” les juro que no: creo que fue su mejor versión. Se trata de una pieza de los Beach Boys que representa muy bien su estilo cantarín y que los Pumas hacen más densa, más compacta. Puede sonar a sacrilegio, pero casi me gusta más que la de los Chicos de la Playa. 


Volvemos a Madrid, porque de allí es el Dúo Cramer (yo los tenía "contabilizados" como barceloneses, pero  afortunadamente un alma bondadosa me ha sacado del error). El tremendo éxito que el Dúo Dinámico tuvo desde el principio hizo que por todo el país surgieran parejas de músicos con el mismo tono que ellos; aunque, como en la primera época de los Top-Son, los Cramer son el resultado de la disolución de un grupo anterior: los Teddy Boys, que no llegaron a grabar. Entre 1962 y 1964 este dúo publicó seis discos de versiones que pasaron casi desapercibidos; aunque había alguna pieza realmente buena, y ese el caso de “Twist en blues”, contenida en su segundo EP. Claro que… es posible que les sorprenda lo buenos que son los músicos que les acompañan: se trata de los Relámpagos, que estaban por todas partes en aquellos tiempos. Ah, y los Cramer acabaron, cómo no, en la mili. 


Y ya que hablamos del Dúo Dinámico, vamos a Valencia. También allí hubo algunos nombres hoy olvidados cuya historia tiene más fondo del que puede parecer, y los Ángeles Negros son un buen ejemplo. Su discografía se resume en un solo EP de 1965, pero desde dos años antes se habían hecho muy populares en las salas de la ciudad por su destreza técnica, que llamó la atención del dúo de moda: durante gran parte del año 64, fueron sus músicos de acompañamiento en varias giras y grabaciones. Por otra parte su cantante se haría famoso años después: se trata del malogrado Juan Camacho, al que oirán ustedes en “Me equivoqué”, mi pieza preferida de ese único disco que fue también la primera grabación de Juan. Por desgracia, la muerte en accidente de tráfico de Víctor Perusa, el batería, significó el fin del grupo. 

Los Continentales, madrileños, podrían ser considerados casi como unos corredores de fondo, ya que consiguieron mantenerse en el negocio cinco años con cinco discos entre 1964 y 1967. Sus influencias son las clásicas del primer quinquenio, es decir, los sonidos surferos y la devoción a los Shadows; su técnica era muy buena, aunque su creatividad dejaba mucho que desear. Comenzaron fuerte -era uno de los grupos más aplaudidos en las matinales del Price-, pero cuando llegó el declive de las piezas instrumentales se quedaron en tierra de nadie: hay mucha diferencia entre sus dos primeros discos, que tuvieron una relativa popularidad, y la sucesión de palos de ciego que dieron después, entre baladas insulsas y una aproximación final a los ritmos soul que comenzaban a ponerse de moda y a los que llegaron tarde. Así que nosotros nos quedaremos con su época más interesante, que incluye versiones como este “Barco del amor”, donde se aprecia la gran maestría de Álvaro Yébenes, guitarra solista que luego fue el bajo en Los Canarios.


Precisamente en la última época de los Continentales militó Quique Martínez, el cantante de uno de los grupos madrileños que podía haber sido mucho más de lo que fue si su sello discográfico los hubiera promocionado en serio y la mili no los liquidase luego: Los Buitres. Forman parte de la segunda ola, que ya se centra en el beat e incluso el r’n’b y cuyas actuaciones resultan rompedoras. Sin embargo solo llegaron a grabar un EP, en 1965, que mereció más apoyo por parte de Columbia. Y poco después desaparecían de escena, aunque el valor de algunos de sus miembros fue reconocido: el batería Diego Cascado y Quique (que pronto abandonó a los Continentales) pasaron a formar parte de los Íberos, uno de los grandes grupos del segundo quinquenio; Y Santiago Villaseñor, el cantante y guitarrista que había sustituido a Quique, llegó luego a Los Ángeles, otra luminaria para el futuro. De ese único disco he elegido “Sensación”, la pieza que lo abre: tal vez no sea una joya, pero se nota un avance con respecto a los sonidos de otros grupos del momento. 


La transición entre los ritmos del primer quinquenio y el segundo, como ya se ha visto en varios casos, acabó con la carrera de muchos conjuntos que no consiguieron ir tan rápido. Aunque algunos lo intentaron, y un buen ejemplo son los Tiburones, de Barcelona: solo publicaron dos discos, ambos en 1965, pero tratando de abarcar casi todos los géneros del momento. Sin embargo no eran compositores y por otra parte nunca salieron del circuito catalán a pesar de grabar en la todopoderosa EMI. Lo suyo en realidad eran las actuaciones en salas de bailes y circuitos veraniegos, y abandonaron pronto a pesar de su gran dominio de los instrumentos. Oigan si no esta espléndida versión de “Hi-heel sneakers”, un número 1 en los States a cargo de Tommy Tucker pero que solo los Tiburones atacaron en España. 

Otro caso parecido fue el de los madrileños Shakers: su afinidad con las nuevas bandas británicas y sus vestimentas los hacían figurar como una de las primeras bandas garajeras mod de la capital, con un importante grupo de seguidores; pero la dificultad de trasladar su sonido en directo al disco, su escasa creatividad, el cambio contínuo de miembros y la poca ilusión que la RCA puso con ellos terminó con su carrera tras el segundo EP. Por otra parte eran mal vistos por la competencia, ya que en los Shakers militaban dos hijos y un sobrino de José Luis Saénz de Heredia, y sus frecuentes apariciones en televisión resultaban sospechosas. Sin embargo su solista Vicente Martínez y el trotamundos Ricky Morales, que venía de los 4 Jets y también pasó por los Shakers, acabarán luego en los Brincos, nada menos. Bien, pues de su segundo disco (ya en 1966) elijo “Me reiré”, una de sus escasas piezas propias. Es un tanto extraña, pero ya verán como tiene su gracia.


Y por fin… snif… la número 12. Mi favorita. Bueno, mía y de muchos otros frikis tanto nacionales como extranjeros, que también los hay. Verán ustedes: Hank Marvin, la maravilla con gafas de los Shadows, ha sido el referente de muchos guitarristas, tanto en aquella época como después. En una de sus piezas se le ocurrió darle la vuelta a su apellido, que leido así resulta ser “Nivram”… y ese es el nombre elegido por cuatro muchachos de Granollers para crear un grupo que, con solo dos Eps grabados entre 1965 y 66, han conseguido pasar a la Historia del mejor beat garajero de España, aunque España no lo sepa (gracias, básicamente, a la desidia de EMI). La mayor parte de las piezas son propias, y hay al menos dos o tres sobresalientes; pero la mejor, la más tremenda, la joya de la corona beat nacional para muchos coleccionistas, es sin duda alguna “Sombras”. Lo tiene todo: una escala obsesiva de guitarra en ocho notas que por momentos preside la canción y durante el desarrollo va semioculta, como una sombra; el acompañamiento de bajo, batería y rítmica es soberbio; hay un saxo que cuando aparece redondea la pieza; los coros proclamando “sombraaaas” animan el conjunto… y la letra es, efectivamente, sombría. Si esta canción llega a ser de los Kinks, los Hollies o cualquier otro grupo isleño de la época ahora estaría en un pedestal, pero la crearon los Nivram, un grupo formado por los tres hermanos Mauri, hijos de músicos profesionales, junto al guitarra solista Josep Sala. La mili, una vez más, acabó con ellos: cuando salieron de esa sombra intentaron volver al negocio, pero su época había pasado. 


Fuera de programa, como es norma aquí, se presenta la selección 12+1. Una pieza que salvo en México tal vez sea más conocida por los aficionados al buen cine que a la música yeyé, puesto que fue “descubierta” por Luis Buñuel. Pongámonos en situación: estamos en 1964 y don Luis termina su etapa mexicana rodando “Simón del desierto”, que al final se queda en mediometraje por falta de presupuesto. El argumento es la fortaleza de Simón el Estilita en su virtud cristiana, que lo mantiene firme sobre su columna durante seis años… hasta que es tentado por el demonio y baja de ella para no volver. La película termina con el pobre Simón metido en un garito lleno de jóvenes melenudos que bailan pecaminosamente al ritmo de uno de esos grupos enloquecidos que tanto daño han hecho a la moral cristiana: los Sinners, interpretando “Rebelde radioactivo”. Se trata de un grupo con una fama relativa en su país, aunque no llegó a formar parte de la invasión hispanoamericana, y don Luis se los encontró actuando en un café. Era justo lo que él buscaba para la escena final: en su entendimiento, tan alejado de tales músicas, una pieza instrumental y con “aullidos indios” como esta debía de ser lo más salvaje del momento, una antítesis perfecta frente al piadoso pasado de Simón e incluso del espectador medio. Se trata de una magnífica composición de tono surf que ha quedado como uno de los momentos más brillantes de los Sinners; así que muchas gracias, don Luis. 



Y con este guateque termina la travesía española por el primer quinquenio de los años 60. Espero que no se hayan aburrido mucho. Ahora nos tomaremos un respiro con cualquier otro asunto o época musical, pero cuidado: la patria, más tarde o más temprano, nos reclamará para seguir indagando en esta década heroica. Quedan avisados. Esto es como la mili, al final caeremos. Y para el caso de que algún nostálgico perezoso quiera llevarse a casa el contenido de esta fiesta, aquí lo tiene.  


20 comentarios:

  1. Comienza el guateque, se han pasado con el coñac Fundador en la sangría y todo el mundo está un pelín de aquella manera:
    Mimo y Los Jumps: Pijita y simpática (me gustan como huelen las pijas de mi ciudad) pero está bien para mover el esqueleto

    Cefe Y Los Gigantes: Sin rencor, no está nada mal.

    Los Flecos: Oídos ahora, a toro pasado, cuando ya las modas nos importan un pimiento, suenan bastante bien. Si señor.

    Los 4 Jets: Buenos músicos, pero un poco aburridos no ? (me parece a mí)

    Los Pumas: No lo hacen nada mal para mi gusto, pero ¡no digas sacrilegios, Rick! jejeje. Beach Boys son mucho Beach Boys

    El Dúo Cramen: Ni idea, no los conocía, pero que bien acompañan Los Relámpagos.

    Los Ángeles Negros: ¡Que buen grupo hubieran sido si hubieran continuado en esto!

    Los Continentales: Unos clásicos del panorama musical de la época.

    Los Buitres: Tampoco los conocía, pero según comentas, de ahí salieron dos grandes grupos y se nota algo: Los Iberos y Los Ángeles.

    Los Tiburones: Ni idea. Este tema suena a The Kinks versioneando el Long Tall Shorthy en su primer disco.

    Los Shakers: Estos sonaban pero que muy bien (tenían enchufe). Y me he reído, si que tiene su gracia el tema.

    Los Nivram.- Sombras es una gran canción para aquella época. Qué buen gusto tienes, a mi entender. Lo digo porque a mí también me gusta.

    Los Sinners; He visto Simón del Deserto varias veces pero no recuerdo este tema. Me fijaré la próxima vez.

    No me he aburrido nada, pero como no he hecho estiramientos antes de empezar, mañana tendré agujetas a tutiplen. He bailado como un poseso y la edad no perdona.

    Gracias por la invitación al guateque.

    Saludosssssssssssssssssssssss

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    1. Vaya, señor Babelain, veo que ha hecho usted un disección completa y pormenorizada... y eso de “las pijas de mi ciudad” me hace sospechar que es usted fan de La Costa Brava, lo cual es otro motivo de loa, sí señor.

      No hay mucho que comentar a sus opiniones, ya que más o menos coincidimos. Aunque yo diría que Los 4 Jets, más que aburridos, eran un poco acomodados: siendo grandes instrumentistas (y aunque “Zorongo” es una pieza muy digna), podían haberse salido un poco del estilo imperante y desarrollar su propio estilo, si es que lo tenían (y lo mismo podría decirse de los Continentales). De los Cramer no hay ninguna otra pieza a la altura de esta, que por otra parte, claro, luce lo que luce gracias a los Relámpagos. Y los Nivram… qué puedo decir. Yo creo que no es siquiera una cuestión de buen gusto, sino que las evidencias cantan por sí mismas.

      En fin, que muchas gracias por su asistencia y espero que no haya salido usted muy "mareado" a causa de las bebidas espirituosas.

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  2. Damos gracias a la Bergman por haberse largado con el pichafloja ese del Laszlo y haberlo dejado a usted, Sr. Rick, pactando con el diablo sonoro -ya sabe, yo te doy el conocimiento y tu me das tu alma- y, por supuesto, con Sam y su pianola.
    Su bar es como nuestra casa, pero más divertido.

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    1. Fajanjasto, ¿eh? No sé, pero me huelo que hay un gallego ahí detrás.

      Pues muchas gracias, oiga. No recuerdo que haya hecho yo un pacto con el diablo, y de ser así me parece que no me sirvió de mucho: el conocimiento es relativo, aunque lo del alma… bueno, ya digo en el perfil que no soy un sujeto recomendable. De todos modos gracias por sus alabanzas, sobre todo esa de que el bar es como su casa. Claro que eso de los bares nos ha pasado a muchos.

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  3. Jodo maño:
    Esta ultima entrega no esta miaja mal, coincidimos en bastantes grupos favoritos, ademas todos temas bastante guitarretros y sin arreglos ni gaitas. Me gustan mucho los Tiburones con esa forma de pronuniar las frases con "o", tambien los Buitres, los Angele Negros y los Flecos, por cierto que tienen un tema llamado "Distinta" que es de lo mejor de la decada sin duda.
    Pero bueno, los que se salen son los Nivram con su "Sombras" ¡vaya temazo! pocas cosas se han hecho de este nivel, y a diferencia de las otras bandas, un tanto irregulares, los Nivram grabaron ocho canciones todas de matricula de honor, se nota que es mi banda favorita de los 60.
    Felicidades por la serie, sinceramentre.
    Jose

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    1. Gracias, don José. Y es lógico que coincidamos en la mayoría, ya que por otra parte tampoco hay mucho más dónde buscar: la España de esta época tiene los límites que tiene.

      “Distinta” es otra de las buenas canciones de los Flecos, aunque a la hora de elegir preferí “Estás lejos” tal vez porque es un poco más alegre. Y ambas están en su primer disco, que para mí es el mejor. De Los Nivram no diría yo que hayan sido el mejor grupo de la década (harían falta más discos para afirmarlo), pero en todo caso es cierto que los dos que tienen son magníficos. Y desde luego, con “Sombras” ya les basta para pasar a la Historia. Eso por supuesto. Y reitero las gracias doblemente, tratándose de un especialista como usted.

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  4. Reproduzco literalmente pregunta y respuesta de Manrique en la última entrevista digital de El País:
    -Hace algún tiempo escuché decir a Rubalcaba que el Rock en España lo habían inventado ¡¡Los Tequila!! ¿Cómo es posible que exista tal desconocimiento de la historia del Pop y el Rock en España? ¿Qué responsabilidad tiene una crítica mayoritaria e históricamente diletante, acomplejada y papanatas? Suyo affmo.
    -Mal tendríamos que estar para que recurrieramos a los políticos en busca de iluminación sobre la historía del rock español. No, sencillamente Rubalcaba es amigo de Alejo Stivel. el cantante de Tequila, e igual se cree que le hace un gran favor al decir eso. La segunda parte de tu pregunta nos llevaría por otros derroteros, me temo.
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    Creo que con este ramillete de temas de cuando Rubalcaba hacía el PREU tú también has dado una contundente respuesta. Son muchos y variados. Me gusta Mimo a la que no conocía, aunque tampoco me olvido de otras cantantes de aquel momento que lo hacían como podían:. Gelu, Rosalía, la misma Salomé o incluso Marisol o Karina ¿Por que Françoise Hardy, Mina. Lulú o Dustin Spingfield sí y Marisol no?
    No me entusiasman ni Cefe y los Gigantes ni Los Flecos, a pesar de ser éstos todo un Dream Team. Fántástica la version de Los Jets de Zorongo gitano. Me gustan la versión de Los Pumas pero prefiero sin duda a Los Beach Boys. Lo de Los Relámpagos con el Dúo Cramer es glorioso. Los Ángeles Negros no me gustan, en cambio Los Continentales están soberbios, para mis el mejor tema de tu selección. A Los Buitres y los Tiburones prefiero no tenerlos demasiado cerca. Parece que Los Shakers hicieron ese tema para que Los Brincos los contratasen, la canción es coñera y simpática. No hay nada que objetar a Nivram, Sombras es un tema estupendo que va mejorando segundo a segundo a pesar de ese riff tan repetitivo del principio. Me entusiasma Simon del Desierto y creo que esa melodía suena con los títulos de crédito finales, la habitual tiene cierto toque psicodélico.
    En resumen, la selección es magnífica y lo que apena a uno, visto desde la lejanía, es como con tan buenos mimbres instrumentales, el tema vocal estaba tan descuidado. Salvo contadas excepciones, el barco siempre hace aguas por ahí: voces mal colocadas que al intentar remedar la forma de cantar anglosajona suenan desfasadas, antiguas, casi ridículas.
    Felicidades por el esfuerzo y quedamos a la espera de otra aventura musicalaunque. iempre nos quedará el comediscos, el cap de frutas y el guateque.
    Saludos

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    1. Me ha matado, herr doktor: no sabía que Rubalcaba hubiese dicho semejante cosa. Tal vez tenga razón Manrique y lo haya dicho por amistad, pero aun así es un puro esperpento. No hace falta tener mucha memoria, y ni siquiera mucha afición, para recordar al menos a los Brincos, los Bravos, Los Pekenikes, Lone Star o los Canarios: creo que a cualquier persona de su edad que viviese en el mundo juvenil de aquella época le suenan aunque no sepa decir más de uno o dos títulos de cada grupo.

      En cuanto a la prensa musical… qué quiere que le diga. Los mejores comentaristas musicales han estado siempre en la radio antes que en la prensa, y por otra parte en los años 60 los pocos que había estaban aquejados efectivamente de un cierto seguidismo frente a las músicas extranjeras: ya sabe, lo de fuera era todo bueno, y los de aquí una patata. Esto se agudizó a finales de la década, cuando la música se hizo más “seria” con la llegada de la psicodelia y el progresivo. Y hasta finales de los 70, con la nueva ola madrileña, no se comenzó a tener una postura “nacionalista”, digamos, que hiciera justicia a la produción propia. Pero claro, ya habían pasado todos aquellos grupos que en su época fueron ninguneados por prensa y en la mayor parte de los casos por sus propios sellos discográficos.

      Las cantantes yeyé son probablemente una falla personal. Me explico: tampoco a las foráneas les tengo yo mucha afición, salvo en algunas canciones concretas. Y en cuanto a las británicas, que no forman parte de ese grupo (lo yeyé era mayoritariamente mediterráneo), hay de todo: algunas piezas de Lulú, de Dusty o de Petula Clark me encantan, aunque insisto en que no son exactamente yeyés.

      Ah, y sí, son los Sinners los que aparecen en el tugurio neoyorquino. Lo que pasa es que se trata de una interpretación en directo de “Rebelde radioactivo” (que Silvia Pinal anuncia al confuso Simón como “Carne radioactiva”), con saxo y mucho desarrollo guitarrero; entre eso y el deficiente sonido, solo son fáciles de reconocer las primeras notas de la entrada y algunos momentos aislados. Pobre Simón.

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  5. Vaya dosis nos ha metido hoy, guateque non stop.
    En este artículo queda claro que el verdadero enemigo del pop era la autoridad castrense, como siempre más preocupada en fastidiar que en otra cosa.
    Y la selección muy buena, con mucho surf como a mí me gusta, Los Pumas, Los Continentales. Muy curioso lo de Buñuel y Los Sinners. Algo de razón tenía, que el rock siempre ha tenido algo de pecaminoso, por eso nos gusta tanto.
    Destacar entre todos el twist de Los Mimo, Los Buitres y su letra tan currada, y Los Nivram, toda una joya el tema. Como dice, si hubieran nacido en otro lugar ahora peregrinaría la gente.
    Una pena que se acabe su etapa local. Estaremos al tanto de las próximas novedades

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    1. Muy buenas, señor Chafardero. Sí, la maldita mili era más letal que cualquier otra cosa en aquella época. Algunos músicos, los más tozudos o los que ya tenían clara una visión de su carrera, siguieron adelante; pero muchos acabaron ahí. Ya lo decía la gente de orden: la mili te hace un hombre.

      Lo del surf es lógico, ya que era uno de los ritmos imperantes en la época. Por otra parte, en el caso de las piezas instrumentales, tenían la ventaja de evitarse un engorro idiomático.

      Y bueno, se acaba la etapa local pero hemos de volver más adelante, que el segundo quinquenio tiene muchos nombres dignos de ser recordados. Pero primero conviene airearse un poco, después de este atracón.

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  6. Me ha hecho mucha gracia la imagen que has elegido para ilustrar el post, con esa leyenda que trata de insinuar que los bailes modernos se bailan de la mano del demonio (y en ese marco neoclásico dorado). Veo que no sólo te curras los textos una barbaridad sino que, además, buscas imágenes originales para acompañar tus estupendos trabajos.
    Qué cantidad de gente ha pasado por tu pluma, Rick, y apenas me suenan a mí tres o cuatro nombres de los que tú citas. Viendo lo mucho que saben los contertulios que comentan en tus post, me pregunto muchas veces qué hago yo aquí, por estos pagos musicales. Pero, qué coño, a mí me gusta venir, y mientras no se me impida la entrada...
    Muy curiosa la cita de Simón del desierto. Yo sólo me acuerdo de unas cuantas escenas de la peli; en una de ellas recuerdo a Silvia Pinal con barba increpando al desgraciado estilita. A ver si un día tengo tiempo de revisar esas escenas (aunque "Simón..." no es mi peli preferida del sordo de Calanda).
    Congratulations, Rick, por estas estupendas y bien documentadas entradas.

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    1. Supongo, estimado Caruano, que conoces de sobra ese pasquín: era uno de los clásicos en la época casposa, y nos prevenía de las tentaciones de la carne por culpa de los roces en el baile "agarrao" . Lo único que he hecho es enmarcarlo, porque creo que se lo merece. Pero muchas gracias, de todos modos.

      Es lógico que no conozcas a la mayor parte de los grupillos estos: a muchos de ellos tampoco los conocí yo por entonces, no te vayas a creer. Las radios y la prensa de la época coincidían en los cuatro o cinco de siempre, y para el resto no había ni una triste reseña. Eran relativamente populares en su zona y poco más. Ah, y lo que sepa o deje de saber cada cual es lo de menos: lo que cuenta es la afición. Bueno, y si en tu caso disfrutas leyendo estos rollos y de algún modo te transportan a la adolescencia, pues mejor. Ya sabes que la música y las madalenas tienen un gran poder evocador.

      Silvia Pinal con barba y su ovejita en el regazo… menuda elementa. Un demonio es lo que era. Así cayó al final el pobre Simón. ¿Ves cómo tenían razón los que hicieron el cartel de los bailes? Ni un baile es necesario para caer en las garras de Satanás.

      Y muchas gracias por los cumplidos, que no se merecen.

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  7. Perdone usted la demora, señor Rick; he conseguido pasar el fin de semana en un paradisíaco lugar sin Internet, e incluso sin cobertura telefónica: pero había de comer y de beber en abundancia, no se preocupe.
    Sin más dilación, paso a valorar, una por una, todas sus oportunas propuestas musicales: Por una u otra razón, todas me han parecido muy valiosas. Como ya se ha repetido aquí multitud de veces, aunque la calidad pueda no llegar en ocasiones a un mínimo, eran tiempos heroicos. Incluso sólo con mirada de antropólogo musical ya resultan atractivas. Por otra parte, recoñezo que non coñecía ningunha.

    P.s.- ¿Podrá usted dejar pasar la oportunidad de glosar un personaje como Lou Reed, de sus queridos Velvet Underground?

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    1. Tranquilo hombre, que no paso lista. Y si había de beber en abundancia, está usted plenamente justificado.

      Celebro que su valoración sea tan magnánima, con lo rarito que es usted. Será por lo de los tiempos heroicos. Aunque creo que la mayoría de las piezas (no todas) son bastante agradables.

      Y no, no podré dejar pasar la oportunidad. De hecho, no he podido: la glosa en cuestión ya estaba puesta cuando usted llegó, así que me imagino que su Internet aún estaría volviendo de la modorra.

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  8. Lo siento Sr. Rick pero yo ya me he perdido. De todas estas bandas que se mencionan en este colosal trabajo, sólo conozco a los Shakers, y eso de casualidad, los demás son unos auténticos desconocidos para mi, lo que no significa que haya devorado con muchas ganas este estupendo post. Volveré a pegar un repasito con más tranquilidad.

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  9. No hace falta que lo sienta, hombre. Como ya le he dicho a alguien más arriba, la mayoría de estos nombres también eran desconocidos para mí en su época; y fue muchos años después, cuando me puse a bucear, que los fui descubriendo. En España, salvo los cinco o seis consagrados, la diferencia de oportunidades que daban los sellos y los escasos aficionados de aquella época tan oscura no daba para mucho. Y sí: ahora, con tranquilidad, creo que es un buen momento para ir reivindicándolos; no a todos, claro, pero sí a unos cuantos que merecieron mejor suerte.

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  10. Hola Rick, sólo es para comentarte que el dúo Cramer eran de Madrid, quizás no nacidos en Madrid, pero sí criados allí. Al menos uno vivía por aquellos entonces y continúa allí.
    Un saludo

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    1. Pues muchas gracias por tu comentario, porque a veces pasan estas cosas: los primeros años 60 son un tanto oscuros para indagar, salvo que se trata de los escasos grandes nombres que hubo. Siempre trato de documentarme por varias vías, pero es evidente que de vez en cuando tiene que haber errores de este tipo. He vuelto a repasar la historia, y en una página nueva (no estaba cuando escribí esta entrada) veo que además de los Relámpagos también los Sonor acompañaron algunas vaces al dúo; vamos, que siempre estuvieron bien acompañados.

      Así que repito las gracias. Y otro saludo.

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  11. Nada, un placer poder colaborar. A principio de año ha salido un libro a la venta que el título es " batería, guitarra y twist" de Julián Molero que es sobre los pioneros del rock que está muy bien recordar esa época.
    Saludos

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    1. Pues mira, me lo voy a comprar ya mismo. Gracias otra vez, por la idea.

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Cierren la puerta al salir.