lunes, 24 de febrero de 2014

1971 (XV)



Llegados a los agrestes dominios del rock contundente, las dos bandas más recientes que lo representan en este local son Deep Purple y Uriah Heep. Ambas, junto a Black Sabbath, se dieron a conocer el año pasado aquí, aunque recordarán que la primera ya llevaba unos años de trabajo antes de llegar en 1969 a la formación conocida como Mark II -la formación de gala, digamos; hasta entonces su estilo inicial, un batiburrillo en el que se mezclaba el rock con el progresivo e incluso un leve tono pop, había conseguido un resultado poco más que discreto a pesar de que algunas canciones sueltas eran realmente buenas. ¿Y los sabáticos?, dirán ustedes... pues, sintiéndolo mucho, tras reseñar sus dos primeros discos del 70 ya no volverán a estar con nosotros: el resto de su obra me aburre, me parece estar oyendo los mismos ritmos machacones una y otra vez. Defecto mío, por supuesto. Si tienen tantos millones de seguidores por algo será.

Los Purple presentan “Fireball”, su tercer disco de la época Mark II. Tras el éxito del anterior este los asienta definitivamente como los jefazos del “metal”, una etiqueta que parece haber sido creada para ellos aunque muchos incluyen ahí a los zepelines: las fronteras hard/heavy/metal eran muy borrosas por entonces, y seguramente aún lo siguen siendo. Las canciones están firmadas por todos los miembros del grupo, y como mandan los cánones del género la que abre el disco ha de ser un cañonazo que en este caso además le da título: ahí tenemos a la banda en su estado puro, haciendo un rock acelerado, anfetamínico, que por supuesto pasa a ser una clásica inmediata. Pero salvo esa, el tono general del disco es un poco más apaciguado e incluso a veces encontramos resabios casi progresivos de su época anterior, como en algunas fases de “Fools” o “The mule”, además de una curiosa “Anyone’s daughter”, que por momentos recuerda el folk rock que a veces desarrollan los zepelines aderezada con escalas de piano y algunos dibujos de guitarra. En conjunto el disco tal vez sea el menos brillante de la época Mark II (dicen los comentaristas que es su disco más "progresivo"), pero aun así resulta agradable. Y por otra parte no descuidan el mercado del single: “Strange kind of woman”, que no está incluida en el LP y viene siendo una especie de variación sobre su predecesora “Black night”, es otro éxito tremendo, otra histórica de la banda. 

En aquella época, cuando éramos muy jóvenes, considerábamos a Uriah Heep como una variante menor de los Purple. Sin embargo, con el paso del tiempo a algunos se nos ha modificado la perspectiva: hoy en día prefiero a los Heep porque, sin descuidar las piezas rockeras, su carga melódica está mucho más trabajada y su amplitud de registros es mayor. Esto se debe a un cambio importante en la dirección del grupo: mientras en el primer disco la mayor parte de sus canciones son de Mick Box y David Byron -guitarra y cantante-, muy cercanos a los planteamientos metaleros de Blackmore y sus amigos, en “Salisbury”, el segundo, comienza a notarse una mayor influencia de Ken Hensley, el teclista. Y la diferencia se hace evidente comparando “Bird of prey”, la canción que lo abre, compuesta por todos los miembros y que pertenece a las sesiones del primero, con el resto del material: esa denota claramente su época, mucho más simplificada y marchosa que las siguientes. Lo cual, ya digo, no significa que hayan abandonado el tono rockero ni mucho menos, y la prueba la tenemos en “High Priestess”, de Hensley, o “Time to live”, compuesta por los tres; sin embargo, también esas tienen un tono más trabajado, más denso. Pero además también hay algunas que mezclan el folk con los arreglos progresivos, como “The park”o “Lady in black”. El disco remata con una pieza larga, que da título al disco y aun siendo claramente progresiva no llega al aburrimiento que nos causan otros. Así que la cosa promete. 

Y la confirmación de esa promesa llega a finales de año con la publicación de “Look at yourself”, que muchos comentaristas citan como el mejor de su carrera aunque, como suele suceder, la cosa no está tan clara para los fans irredentos, que dudan entre este y el que aparecerá el año que viene. Se confirma también la predominancia de Hensley como compositor, ayudado en algunas piezas por Box y Byron: la tendencia metalera de la que hablaba antes se matiza incluso en las piezas más marchosas, como la que abre y da título al disco -una de esas clásicas imprescindibles de los Heep- o “Tears in my eyes”, que inaugura la cara B y es otra exhibición. Pero también David Byron, que a veces es una cabra loca, se contagia de la tendencia progresiva de Hensley componiendo a medias con él “July morning”, una pieza de diez minutos que se hace muy variada con sus frecuentes cambios de ritmo, o “Shadows of grief”. En resumen estamos ante su obra más brillante hasta ese momento, una obra en la que se precibe claramente lo bien que funciona la interacción entre sus compositores ya que aun siendo Hensley el motor principal resulta muy difícil averiguar de quién es cada pieza, y esa dificultad es la mejor señal de la salud de un grupo porque indica una línea definida: también en eso se parecen a los Purple. 

Estas son las dos bandas más puramente rockeras de nuestro catálogo personal: músicos que, cada uno a su modo, son verdaderos solistas, con desarrollos ajustados a su virtuosismo y una voz potente (tanto monta Ian Gillan como David Byron) que redondea el conjunto. El próximo día nos visitarán otras dos un poco más sosegadas -y por supuesto menos populares- pero muy interesantes al menos para un servidor. 


12 comentarios:

  1. Hola Rick:
    Ya presentía yo que este post iba a ser de los buenos.
    El Fireball, siempre ha sido mi favorito desde siempre, y la canción que lo titula es tambien mi favorita, recuerdo de teenager que llamaba a la radio mil veces (ya desde pequeño era una brasas) para que me pusieran esta canción y así entre Manolo Escobar y demás lindezas se hacían mas llevaderos los discos dedicados.
    Uriah Heep, siempre me han gustado, son como los opuestos a los Black Sabbath, ambos grupos son abanderados de la magia, pero en sus extremos, los Uriah en la magia mas blanca y bonita y los Sabbath en la mas negra y chunga. Salisbury es un muy buen disco, aunque yo prefiero el "magicians Bisrthday" y el "demons and Wizards", por lo que he expresado antes.
    Los vi en directo en Bilbao en el 75, y todavía me pitan los oidos del volumen brutal que llevaban, a su lado los "Manowar" que tambien los he visto, parecen que toquen "Umplugued".
    Bueno amigo, a ver que nuevas sorpresas nos traes el próximo día.
    Jose

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    1. Muy buenas, don José. Ya presentía yo también que este post le iba a gustar. "Fireball" es de los mejores discos de los Purple, aunque la parroquia está muy dividida: en un grupo como este resulta difícil destacar uno solo, sobre todo si hablamos de esta época. Pobre Manolo Escobar...

      Los Heep, ya digo, hoy en día me gustan más que los Purple. En parte por ese tono mágico que usted dice, pero sobre todo por su mayor variedad. Y sí, tanto "Magicians birthday" como "Demons and wizards" son de lo lo mejorcito que hicieron. También yo los vi en directo, aunque a finales del 79: ya no estaba Byron, pero se defendían perfectamente (con ese repertorio, ya me contará)

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  2. Pues en esa "frontera" de la que hablas, para mi Deep Purple era de lo mejorcito que podía oír. Y eso que no es un género que me encante. (Aunque tengo predilección por un grupo americano del género: Blue Cher).El "Fireball" también es mi disco favorito de ellos y se gastaron los surcos de tanto ponerlo. Curioso que una de las canciones que más me gustan de ellos es "The mule". (¿Quien no ha tocado a la guitarra los riffs de Deep Purple y más concretamente Smoke and the water?

    De los Heep no opino. En su momento no me entraron demasiado y las veces que he tenido la ocasión de revisarlos tampoco me llamaron mucho la atención.

    Esperamos nuevas revisiones.

    Saludosssssss

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    1. La verdad es que yo no soy tampoco muy fan de las bandas cañeras, señor Babelain. Pero tanto los Purple como los Heep me han gustado siempre (aunque solo algunas fases) porque, entre otras cosas, sonaban claros y con una construcción musical que no descuidaba la melodía. El rollo machacón de los Sabbath, por ejemplo, me supera.

      Es extraño lo de Blue Cheer, que por lo general también metían caña a todo trapo: un grupo que se queja de que sus amplificadores Marshall no suenan lo suficientemente potentes es de temer. Yo no soy muy fan de ellos, aunque reconozco que al menos el "Vincebus eruptum" tiene su coña.Y desde luego su "Summertime blues" deja a los Who en mantillas.

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  3. Fantástico este teme Fireball y mejor tras la remasterización que permite descubrir la cantidad de sutilizas sonoras que lo construyen. El resto del disco, en cambio, es más convencional.
    Cuando llegamos a Uriah Heep siempre digo lo mismo, fue el primer grupo de rock guiri que vi en directo en mi edad adulta y de los primeros en acercarse por este Noroeste Atlántico a finales de los 70. Poco recuerdo de aquel concierto, demasiadas tentaciones ambientales pero apostaría sobre seguro que la traca final fue ese inolvidable Bird of Prey. Por supuesto, la cubierta del disco con la imagen icónica del tanque también es parte fundamental del recuerdo.
    Saludos

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    1. Pues sí señor, y además es una de las clásicas totales de los Purple. Yo no diría que el resto del disco sea exactamente más convencional, sino que su tendencia se acerca al estilo progresivo de sus primeros años.Y aun así, hay canciones realmente buenas como "Anyone's daughter", que a mí me sigue pareciendo muy original teniendo en cuenta su estilo.

      Sí, ya habíamos hablado de esa actuación de los Heep, que usted presenció en Pontevedra (creo recordar) y yo en Coruña. No recuerdo con qué pieza se despidieron, pero sí la que inauguró el concierto: "Stealin'", una de sus últimas grandes canciones. Y a partir de ahí, un "grandes éxitos" que nos dejó extasiados.

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  4. No es de lo que más me ha gustado de Deep Purple, pero se oye con placer (aunque no pueda ponerlos al volumen que me gustaría). Sobre todo, de vez en cuando se agradece escuchar una batería contundente y sin chunda, chunda.

    Sí; Uriah Heep tal vez me gusten más que Deep Purple; pero tanto los unos como los otros hacen músicas intensas y potentes, incluso en las baladas. Recuerdo las entradas en los pubs de la época, cuando te golpeaba todo aquel volumen en el pecho.

    Salud.

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    1. Yo no tengo muy claro cuál es su disco de estudio que más me gusta, pero sí sé que, por una vez y sin que sirva de precedente, mi preferido es un directo: "Made in Japan", of course. Los Purple en estado de gracia y repasando una parte de lo más granado de su obra con un sonido excelente.

      Coincidimos en los Heep, pues. Y no solo por la potencia del sonido, sino por lo bien que la administraban: cualquiera puede poner los altavoces a cien y meter caña, pero matizar esa potencia ya es mucho más complicado. Y tanto una banda como la otra sabían hacerlo.

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  5. Esta semana he tenido poco tiempo para la música, y para qué nos vamos a engañar, los Deep Purple me dan una pereza tremenda. Ya he comentado que este género en vivo todavía me resulta algo interesante, pero en casa se me hace muy fuerte. Como decía usted, el primer tema tiene cierto gancho, pero mas allá de él me he perdido.
    Y con los colegas más de lo mismo. Decididamente, los domingos noche con resaca carnavalesca no son propicios para estas músicas

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    1. Espero que la haya ido bien con la resaca, señor Chafardero. Aunque los Carnavales y demás fiestas de guardar son precisamente para eso, ya lo sabe usted. En cuanto a los rockeros de hoy, comprendo que no le vayan mucho: con el paso de los años, también a mí se me haría suficiente con una buena recopilación, y punto. Ahora, yo seguiré insistiendo en que Uriah Heep son más de lo que parece.

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  6. Hola Rick. Antes de nada, siento la desaparición, he andado con poco tiempo. Y vaya... me he equivocado ¡dos veces! al dejar el comentario con una cuenta diferente. Menos mal que copié el comentario desde el principio.

    Conozco muy bien la canción ''Fireball'', pero aún no he escuchado el disco, propiamente hablando. Tras leer este post, me han entrado ganas, la verdad. Es un buen tema, sí señor, y me gusta aún más que Highway star, al menos en cuanto al ritmo, porque ambas canciones tienen lo suyo, y son muy buenas. El mundo está lleno de casualidades, pues precisamente lo comentaba hace muy poco con un amigo, que estas dos canciones son muy buenas. Y en mi caso he de añadir: pegadizas. A veces me sorprendo en la ducha tarareando un poco alguna de las dos. Es que ''Deep Purple'' es un nombre que se volvió a oír hace poco a cuenta de... sí, por desgracia de Alejandro Sanz. El artista, por llamarlo de algún modo, dije que Deep Purple habían pasado mal el paso del tiempo, y que están muy envejecidos. No le falta razón, pues yo veo también que han envejecido peor que otros grandes grupos de la época, como por ejemplo los Zeppelin. Y todo eso independientemente de los gustos de cada cual. Aún así los Purple, o muchas canciones suyas, me gustan bastante, y tienen fuerza a día de hoy. Lo gracioso de la declaración de Alejandro Sanz es que comparó con ellos, pues dijo que su música había pasado bien el paso del tiempo, y no como Deep Purple. Hombre, la cosa es graciosa, pero tiene poco mérito, ya que su música es verdad que no suena peor ahora que antes. Nunca ha sonado bien, jeje.

    Leí una entrevista a Ian Gillan, de hace pocos años, donde decía que ellos eran un grupo de rock, y que nunca le gustó la etiqueta de ''metal''. Bueno, ya sabe usted como son estas etiquetas... Metallica también se quejaron en el año ochenta y... cuando Jethro Tull se llevaron aquel premio como grupo de metal, alegando que Jethro no eran metal. Bueno, siempre hay características comunes, y cosas que hacen muy muy diferentes a estos grupos, piezas cada una de un estilo y un lugar en la evolución del rock. Yendo al ritmo, tenemos el ejemplo de 'Fireball', que es un rock muy muy rápido, y en ocasiones más rápido que el trash metal de Metallica. Lo mismo podría decir de las geniales baterías de Ginger Baker y sus doble bombo de perfecta ejecución. Yo no soy ningún entendido de la batería (de hecho, no tengo ni idea de los aspectos técnicos), solo sé lo que me gusta oír y lo que me suena mal al oído. Al final, resulta que la mezcla y la producción de los discos tiene más importancia de lo que pensaba en el resultado final. En el metal, es la mezcla y las texturas musicales lo que hace que los doble bombo suenen como una metralleta arrítmica, y no el tempo de la caja de la batería. Como me hizo ver un amigo metalero, en Cream, que cada día me suena mejor, el tempo suele ser más rápido que en ''Pantera''. Cuando me di cuenta aluciné. Unos 120 beats/min. de Ginger Baker sonaban mucho más finos y encuadrados en la canción, que las machaconas canciones de Pantera, que no aguanto (lo siento mucho, es cosa personal nada más, cada uno a lo nuestro, y no lo digo ni por purismo ni esnobismo. Simplemente, que cada uno escuche lo que más le guste), cuando muchas veces ni llegan ni a los 90. Pues aquí ''Fireball'' tiene una velocidad de vértigo, y puede sonar más ''viejuno'' porque el rock duro actual tiene mal acostumbrados los oídos, con tanto golpe a los sentidos.

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    1. Hombre, yerno, parece usted el Guadiana mismamente. Pero no se preocupe por sus “desapariciones”, que ya sé que son con motivo. Y aquí no pasamos lista, ¿eh?

      ''Fireball'' es una buena canción, muy representativa de los Purple, aunque como dije arriba el resto del disco es un poco menos acelerado. De todos modos, yo creo que es de los mejores de su carrera. Tanto esta canción como ese “Higwhay star” que dice usted, más “Smoke on the water” (¡cómo no!), “Black night”y algunas más forman el abecé de esta banda, que es casi el abecé de lo que entonces comenzó a llamarse “metal”. Este asunto, el de las etiquetas, comprendo que se les puede hacer muy cuesta arriba a los músicos porque en cierto modo los encajona, los restringe. Y la verdad es que en aquella época era suficiente decir “rock”. Y Metallica no sé, pero que a Jethro Tull los metan en ese saco ya es para morirse.

      Lo de Alejandro Sanz es para morirse también. No sé si su música ha sobrevivido bien o mal al paso del tiempo, ni me importa; pero vamos, compararse a los Purple no tiene ni pies ni cabeza: dudo mucho que consiga vender tantos discos como ellos, si de ventas es de lo que hablamos

      Ginger Baker, aunque a veces se ponía un poco pesado, era uno de los grandes baterías de la época; lo cual es lógico si tenemos en cuenta que sus primeros trabajos tuvieron lugar en bandas de jazz y r’n’b. Creo que no tengo el gusto de conocer a Pantera, aunque ya solo por el nombre prefiero seguir sin conocerlos. Prejuicios míos, no se preocupe. Ahora, tal y como los pinta usted supongo que serán otra de sas bandas-bronca que comenzaron a finales de los 80 y hemos tenido que seguir soportanbdo desde entonces: llega un momento en que ese tipo de bandas es incapaz de crear melodías y lo fía todo a dar caña. Así nos va, a ellos y a nosotros.

      Ah, que me olvidaba: ¿y Uriah Heep qué? No ha escrito usted ni una palabra sobre ellos, y repito lo que ya he dicho varias veces: son más variados y profundos que los Purple, aunque tengan menos fama. O por eso mismo no la tienen, claro.

      Bueno, y suerte con lo suyo. Debe de andar usted ya por la cátedra, como mínimo.



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