lunes, 10 de marzo de 2014

1971 (y XVII)



Aquí lo tenemos. El añorado Rory, el campechano Rory. Un personaje que solo vivía para sus guitarras, sus cervezas y sus whiskies -irlandeses, por supuesto; el diablillo de la Fender Stratocaster, capaz de cambiar una cuerda rota mientras seguía tocando. Y esa suma de tópicos (es decir, datos reales pero manidos) tal vez obró en su contra: aunque ya con sus dos primeros discos en solitario es votado por los lectores de Melody Maker como el músico más importante de 1971, el fan medio seguirá citando a Clapton, Page, Blackmore o cualquier otro antes que a él (con gran alegría de “Rolling Stone”, que una vez más dio muestras de su clarividencia al menospreciarlo). Pero sintiéndolo mucho este es uno de los casos en los que la opinión “canónica” me trae sin cuidado, porque yo pienso que Clapton vive de rentas desde la disolución de Cream: sus discos en solitario de los años 70, con ser buenos, no llegan a la altura de los de Rory en esa misma época. Page es muy bueno, pero solo domina dos o tres estilos y busca más el efectismo que otra cosa; y Blackmore tampoco es manco, pero lo suyo es la velocidad y la contundencia antes que los matices, algo que el irlandés domina como nadie. Así que algunos seguimos creyendo que, si dejamos aparte al divino pero imprevisible Jeff Beck y con Peter Green desactivado, el guitarrista europeo más interesante en los primeros años 70 fue Rory (con permiso de Alvin Lee, con quien tiene unas cuantas similitudes). Pero no me hagan mucho caso: probablemente se trata de una manía de fan… o que los otros tres me caen mal; que también puede ser, porque en general los guitarristas no son santos de mi devoción. 

La baja de Taste se oficializa a finales de 1970 con su última actuación en Belfast: recordarán que la situación en el trío no presagiaba otra cosa, ya que Rory siempre fue muy individualista y sus compañeros actuaban como simples músicos ejecutando un repertorio creado enteramente por él, así que en realidad el cambio de líder de grupo a figura en solitario no es mucho más que un formalismo, o incluso un gesto de honradez. Y tras algunas pruebas, tal vez por la morriña, decide fichar a otros dos compatriotas: el bajista Gerry McAvoy y el batería Wilgar Campbell, ambos antiguos militantes de Deep Joy, una de las bandas irlandesas más populares y que con frecuencia habían sido teloneros de Taste. Es decir, que nuestro amigo seguirá de momento con el formato de trío; y su estilo musical será también el mismo, basado sobre todo en el blues rock y el folk además de algunas incursiones en el jazz, género por el que siempre tuvo devoción aunque a su manera. Nada ha cambiado, Rory comienza sus actuaciones muy poco después y, siguiendo con el mismo patrón de grabaciones rápidas que tanto le gustan (lo suyo es el directo), en tres semanas de Abril prepara su primer disco en solitario, que llega a las tiendas el mes siguiente. Que por cierto: también la producción corre a su cargo, como ocurrirá con todos los de su época dorada.

El disco, de título homónimo, demuestra claramente que los dos que grabó con Taste eran del todo suyos; aunque se nota una suave progresión sobre todo en el sonido general, que se hace un poco más denso, con un ligero eco que lo redondea. No hay muchas concesiones a la faceta más rockera, salvo por las piezas que abren y cierran la cara A: la vigorosa “Laundromat”, cuyo punteo es casi un ejercicio de estilo, y “Hands up”, donde una vez más demuestra su profundo conocimiento de las escalas bluseras pasadas por el tamiz isleño. Y sin embargo Rory no trata de resaltar su destreza con la guitarra como hacen otros, sino que la inserta delicadamente en un conjunto rítmico de gran altura con una digitación limpia y sin excesos. Por otra parte, el grueso del material es de tiempo medio e incluso pausado: hay composiciones acústicas deliciosas que van desde el folk al blues, como “Just the smile” o “Wave myself goodbye”, apoyada por el piano de Vincent Crane, lider de los Atomic Rooster y amigo suyo; hay blues de tiempo medio como “Sinner boy”, que abre la cara B, “It takes time” o la clasicista “Gypsy woman”, y hasta incursiones en el country (“It’s you”). Por tener, tenemos incluso una nueva demostración de las habilidades de Rory al saxo en “Can’t believe it’s true”… y dejo para el final “I fall apart”, probablemente mi canción preferida de este disco, que comienza al estilo de balada con aroma jazzy para ir acelerándose y dar pie a que la guitarra de Rory nos obsequie con un inolvidable desarrollo que me recuerda la cadencia del tren a buena marcha. En fin, que estamos ante un músico con una gran escala de registros y sin pretensiones de estrella, al estilo del americano Roy Buchanan, otro guitarrista injustamente tratado. ¿Se puede pedir más?

Pues sí se puede, porque antes de que acabe este año llega un nuevo disco, titulado “Deuce”. En apariencia no hay grandes cambios, pero se confirma su gusto por el sonido ambiental, lo más cercano posible al del directo, y la espléndida elección que hizo de sus dos músicos acompañantes, que ya están plenamente identificados con su estilo. No hace falta oir más que la primera, “I’m not awake yet”, un blues rock magnífico, para darse cuenta de ambas cosas y de otra más: en funciones de guitarra rítmica es igual de bueno que como solista. Entre las clásicas para el futuro tenemos “Crest of a wave”, una nueva exhibición con ese estilo de “cuerda blanda” que tanto le gusta a él y a nosotros; “Maybe I will”, un cruce entre rock, blues y jazz realmente majestuoso, o “Whole lot of people”, una lección de cómo se usa el cuello de botella en un mástil. Flipante. Y por supuesto las canciones acústicas nunca faltan en su repertorio, como la sorprendente “Used to be” en la que nos obsequia con unas escalas de inequívoco sabor español (mucho antes que muchos otros), o las más cercanas al country folk como “Don’t know where I’m going” o “Out of my mind”. Así que una vez más Rory nos demuestra su gran versatilidad, su amplio dominio de muchos estilos. Y aunque no alcanzará nunca las ventas de dioses guitarreros como los arriba citados, no importa: él disfruta con las giras y el profundo reconocimiento de mucha gente que admira a los músicos humildes pero exquisitos. Ah, y por si alguno de ustedes no ha agotado aún su paciencia tras este rollo, aquí tienen la hagiografía del muchacho. 

Y termina el paseo retrospectivo por 1971; otro de esos años fantásticos en la historia del rock clásico, al que ya no le quedan muchos. Pero como siempre digo, los discos seguirán ahí. Muchos de ellos son intemporales desde entonces. 


20 comentarios:

  1. Este artículo tan completo me puede servir para "revisitar" los discos en solitario del amigo Rory ya que los que de verdad he oído con intensidad son los dos con Taste (Taste y On The Boards). En solitario no le presté demasiada atención, pero no por un motivo en particular. Rory Gallagher siempre me pareció un guitarrista muy versátil. Así que ya te digo, me servirá de guía este artículo para darle un repaso a su discografía en solitario.
    Gracias.

    Saludossssssssssssssss

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    1. Pues me alegro, señor Babelain: si le gustaron los de Taste, con mayor razón le gustarán los de Rory en solitario porque en síntesis son la misma cosa. Salvo ese tono más denso que he dicho, su estilo está muy claro hasta mediados de la década, cuando comienza a orientarse peligrosamente hacia el heavy.

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  2. Hola Rick:
    esto ya parece una quiniela, y siempre estoy intentando adivinar quien vas a poner, esta vez he acertado, aunque era facil, no podías pasar este año sin hablar de Rory Gallagher.
    Para mi siempre ha sido una leyenda, con su maravillosa música y este halo de autenticidad, le seguí desde siempre y hasta su muerte. Es uno de los grandes y no hay que darle mas vueltas. El "Deuce", es sin duda uno de mis discos favoritos, aunque hay tantos bien buenos, como el "Live in Europe", todo un referente de los discos en directo, haciendo la trilogia con el de los Purple y los Pie.
    La verdad es que este año para mí fue muy importante, pues es mas o menos cuando me metí de lleno en esta afición. La serie ha sido magnífica, a pesar de haber puesto algun disco que cuanto menos ahora son cuestionables.
    Hoy no tengo batallita de abuelo Cebolleta, que se le va a hacer, aparrte de haberlos visto en directo mas o menos en esos años, y a destacar tambien la banda que le acompañaba, que tienen bastante que ver en su sonido.
    A ver que nueva aventura nos traes.
    Nos vermos pronto
    Jose

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    1. Sí, la verdad es que por lo general cualquier aficionado a esta época acertaría la mayor parte de lo que pongo por la sencilla razón de que, sin entrar en la consideración particular sobre si falta o sobra algún nombre concreto, siempre procuro citar lo más clásico. Y Rory está claro que lo es.

      El "Live in Europe" es realmente un gran directo, aunque yo prefiero el "Irish tour 74", que sí me parece a la altura de los otros dos que cita usted, don José. En cualquier caso, no hay grandes diferencias.

      ¿Nueva aventura? Mmmmmm.... ya le aviso: me voy a poner en plan hortera. Avisado queda.

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  3. Buen disco el que lleva su nombre. Relevante el Laundroma demostrando sus dotes guitarreras.Estupendo ese juego instrumental con Vincent Crane en Wave myself goodbye. Muy cuidado el It's you. Pura ortodoxia de la buena el Gipsy Woman y el It Takes Man.Y sí, junto al tema inicial el tema más interesante del disco, al menos para mí es ese I fall apart, pura contención emocional donde letra y música comparten espacio sin que la segunda asuma demasiadas responsabilidades sobre la primera.
    Me gusta la parte guitarrera de I’m not awake yet, hermoso solo aunque el tema en sí es demasiado largo. Estupendo el toque country de Don’t know where I’m going. Maybe I will tiene encanto y la voz de Rory que nunca ha sido ninguna maravilla alcanza cierta relevancia. Me gusta ese juego de cuerdas en Whole lot of people y una vez más el toque country de la canción final. Es un disco que se deja oír pero es menos elaborado que el anterior y tiene menor calidad.
    Saúde

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    1. Yo creo que son igual de buenos los dos, herr doktor, aunque luego cada uno se inclinará más por unas piezas que por otras. Realmente no hay una gran diferencia entre ellos, como no la habrá hasta mediados de la década con el resto de su producción. Es verdad que la voz de Rory nunca ha sido apabullante como otras, pero tiene un tono juvenil y al mismo tiempo con su punto de calorcillo que engancha, por lo menos a mí.

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  4. Con su disco homónimo, el irlandes Rory demostraba que el era el "sabor" del trio que le dio a conocer, el tipo saca dos albumes en un solo año, una de dos o tenía mucho que contar o quería impactar en el mercado (puede que ninguna de las dos, ya que era una práctica común en los 60 y 70), para mi opinión contiene un montón de joyas y hallazgs, el estupendísimo jazz de "Can't Believe It's True" (un saxo en un disco de Blues-Rock) el blues arenoso acústico de "I'm Not Surprised" o "Just the smile", el slide del Delta de "Gypsy Woman", acercamiento folk "I'm Not Awake Yet", o el r&B tocado con rabia y furia controlada de "Used To Be". Me dejo muchas cosas, pero ya se han dicho ahí arriba, en cualquier caso un (tristemente malogrado) músico, que merece ser destacado, a mi me encantan los dos discos, y posiblemente sentaran las bases de muchos trabajos posteriores de músicos ajenos,

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    1. Sí, resulta evidente que Taste era él y solo él. Por eso digo que seguir su carrera en solitario era lo más lógico. A Rory nunca le gustó compartir ideas ni material con nadie, y es una postura tan respetable como cualquier otra: te evitas peleas y malos rollos cuando las cosas están claras desde el principio, y aprendió con la lección de Taste.

      De todos modos, sobre lo que dice usted sobre posibles trabajos posteriores de otros, la verdad es que el estilo de Rory no tuvo muchos seguidores. Entre que era muy personal y que el blues rock comenzó a decaer a mediados de la década, lo que pasó fue más bien lo contrario: fue él quien cayó en las redes del heavy, un género que claramente minusvalora a los artesanos como él.

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  5. Entre usted y sus comentaristas ya han dicho lo más oportuno sobre tan extraordinario músico.

    Sólo añadir que, luego de volver a escucharlo con enorme placer, me sigue pareciendo honrado, genial, poderoso, natural, virtuoso…

    Uno de esos grandes cuya desaparición nos hace estar lamentablemente seguros de que ninguna ucronía le haría justicia. Pensando en su muerte, me vino a la cabeza el palabro, coño.

    Salud.

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    1. Qué listo es usted, señor Pez: viene cuando los demás ya han hecho el trabajo. Así cualquiera.

      Pero sí: honrado, genial, poderoso... una serie de adjetivos que es difícil encontrar en otros músicos: el que es honrado raramente suele ser genial, y al revés. Lástima que su época dorada durase tan poco y que su excesiva afición al bebercio y las pastillas se lo llevasen. La vida es así de injusta.

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  6. Pues, poco puedo añadir, entre otras cosas por que ya hace muchas décadas que no escucho a este irlandés, tantas que nos tendríamos que remontar a los setenta, cuando yo era un chaval de más normal y me juntaba con mis amiguetes a escuchar entre birras y ducados, aquellos vinilos de los Purple y los Zeppelin, entre aquellos monstruos consagrados se colaba de vez en cuando algún disco más blusero de Rory Gallaguer o Jeff Beck, y recuerdo que flipábamos con la rapidez y virtuosismo con la que tocaban las guitarras. Volvería a escuchar a Rory y seguro que todavía conseguiría ponerme la carne de gallina, sólo me falta el momento y el ambiente para hacerlo. Mis viejos amigos rockeros ya no responden.

    Saludos.

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    1. Pues es una pena, don Antoni.- Ya sé que usted va más de otros palos, pero Rory no es el clásico "guitar hero" al uso: su digitación podía ser tan vigorosa como delicada, y desde luego con un juego de matices que otros de más renombre no consiguieron nunca.

      Así que venga, busque un momento para recordarlo, aunque sus viejos amigos rockeros hayan abandonado: Rory es más que un rockero.

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  7. Pues yo he escuchado el disco una vez y luego otra y sin decir que me ha disgustado, tengo que reconocer que me ha dejado indiferente, que casi es peor que si no me hubiera gustado. Para ser uno de esos tocones el tipo se contiene y no da mucho la chapa con virguerías que no van a ningún sitio, pero tampoco lo que oigo despierta nada en mí. Que vibramos en otra onda será.

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    1. Ya sé que usted, señor Chafardero, no es muy fan de los guitarristas. Y yo tampoco, puede creerme. Pero este es un caso especial, un músico artesano, sin ínfulas, que como usted dice no da la chapa con virguerías. En fin, lamento que haya ondas distintas entre ustedes.

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  8. Quizás el músico de rock que mejor supo conjugar la honestidad con el sentido del espectaculo. El único muerto del rock que me jode no haber visto en directo. Y en su época más heavy también parió muchas joyitas, que conste. Otra cosa es que el estilo no les atraiga, pero vamos, un tema como Last of the Independants está por encima de cualquier etiqueta que se le quiera/pueda colocar.

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    1. Pues sí, es un buen equilibrio entre ambas cosas. Y la verdad es que el sentido del espectáculo tampoco es que lo buscase artificialmente, sino que el mismo Rory era así, arrastraba al público porque todo lo que hacía era real, vívido, tangible. Y eso tiene más poder que cualquier montaje.

      En cuanto a "The last of the independents", como otras cuantas buenas canciones que hizo, hay que aclarar que Rory no cayó a plomo de un día para otro, sino que fue bajando poco a poco: esa canción corresponde a "Photo finish", un disco del 78 que todavía tenía bastante nivel -y en el que además volvió al formato de trío. No es realmente heavy esa época todavía, ya que el tono general del disco es blues rock. Más bien fue a partir de ahí cuando la cosa fue decayendo. Esto le ha pasado a casi todo el mundo, pero es evidente que en cualquier disco suyo podemos encontrar una o dos piezas buenas. Claro que, en su buena época, lo difícil era encontrar una mala.

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  9. Con tu permiso entro para felicitarte por esta entrada, siempre es agradable leer algo dedicado a Rory, un grande entre los grandes, y aunque también nombras a otros genios, para Rory lo has hecho con una admiración que emociona.
    Un abrazo Rick.

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    1. Hola, miss Jane. Gracias por el comentario, aunque eso de "con tu permiso" suena un poco estirado: aquí entra quien quiera, no faltaba más. Y efectivamente, Rory es un grande aunque a veces la prensa e incluso los propios aficionados (tal vez influenciados por ella) tienden a considerarlo como un músico sin el pedigrí de otros a los que no tiene nada que envidiar. Pero en fin, yo creo que con el paso del tiempo esa idea va desapareciendo.

      Y repito: gracias por la visita y el comentario.

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  10. Estoy de acuerdo contigo, a Rory injustamente no se le ha reconocido lo suficiente, y no se cual es el motivo.
    Y gracias a ti Rick, me seguiré pasando por aquí.

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    1. Esa falta de reconocimiento, ya digo, se debe preferentemente a la prensa. Por otra parte, Clapton y compañía se lucían más con sus espléndidos fondos de armario: Rory era más de camisa de cuadros, y eso también se paga.

      Y gracias de nuevo por la visita.

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