miércoles, 21 de mayo de 2014

El planeta Glam (y X)



Bienvenidos a la fiesta glam, en la que trataremos de recuperar algunos nombres olvidados entre las lentejuelas del tiempo. Ya hemos visto que esta moda fue muy restringida: dejando aparte a los grandes, en la serie B solamente T. Rex, Slade y en menor medida Sweet tuvieron una proyección destacable. Y si ya el aspecto creativo no era como para echar cohetes, el público adolescente -el destinatario principal de este producto- tampoco tenía dinero como para comprarse todas las novedades que aparecieron, así que la selección natural hizo que casi nadie recuerde a la mayoría de los visitantes de este tugurio en el día de hoy; visitantes británicos salvo los dos últimos, y que serán 12+1 como es norma. Allá vamos. Y recuerden, el baile es muy indicado para mantenerse en forma.

Comenzamos por una excepción, por un grupo que contra lo que acabo de decir fue muy popular; tanto, que estuve dudando si dedicarles más espacio en alguna entrada anterior, pero al final me contuve. Se trata de los Bay City Rollers, que para empezar no están claramente afiliados al sector glam aunque su estilo teeenager cuadra con el de los Rubettes, por ejemplo. Y por otra parte, tras unos años dubitativos, su reinado comienza a mediados de los 70, cuando el glam ya iba de capa caída. Así que se han librado ustedes, pero no del todo: aquí les dejo “Shang-a-lang”, uno de sus primeros éxitos. 


Llegados a las bandas menores, vamos a respetar la jerarquía y hablemos en primer lugar de una que se quedó a medio camino entre pequeña y mediana: Geordie. Se presentan a finales del 72 aprovechando el rebufo glam y durante dos años tendrán un éxito relativo gracias a su contundencia rockera, más cercana al hard que a cualquier otra cosa. Fueron aguantando mal que bien casi hasta los 80, y luego su cantante se convirtió en estrella: se trata de Brian Johnson, que milita en AC/DC desde la muerte de Bon Scott. Como en una premonición, el propio Scott había hablado maravillas de Johnson tiempo antes, y la verdad es que oyendo piezas como esta se comprende el porqué: sus voces y su actitud son parecidas. 


The Jook fueron un grupo que comenzó más o menos por la misma época que Geordie, y que podían haber llegado más alto de no ser porque carecían de un estilo claro: más pendientes de consolidarse en las listas que de encontrar su camino, al final no consiguieron ninguno de los dos objetivos. Los cinco singles que han dejado demuestran que sabían hacer canciones con gancho, pero un tanto dispersas. En todo caso fueron relativamente reivindicados a finales de la década, cuando el power pop comenzó a triunfar. He aquí la cara A de su primer single: 


Ya hemos visto que con mucha frecuencia el glam sirvió para recolocar en el mapa a unos cuantos músicos veteranos; y pudo ser el caso de Warwick Rose, que a finales de la década anterior había conseguido grabar algunos singles de pop psicodélico como integrante de los Tangerine Peel. Tras unos años en los que colaboró como bajista en otras grabaciones y grupos esporádicos, Micky Most -el jefe de RAK e introductor de Suzi Quatro en la Isla- le ofrece la posibilidad de grabar en su sello “Let’s get the party going”, una pieza compuesta por Rose y que nos recuerda a las producciones tremebundas de un Phil Spector por lo menos. Pero ya estábamos en 1975, y tanto la canción como el propio Rose pasaron al olvido de inmediato. 


Otra de las características del glam fue la gran cantidad de pequeños sellos que trataron de buscarse la vida pescando en río revuelto; por ejemplo Bradley’s Records, que entre 1974 y el 77 consiguió reunir un catálogo realmente impresionante de artistas inconexos y sin la menor relevancia. Una de sus “apuestas” fueron los Buster, de los que no sé absolutamente nada salvo que grabaron dos singles en 1974: el primero, un cruce extraño entre glam, tecno y psicodelia, casi podría sugerir el estilo de unos futuros Devo o cosas parecidas. El segundo en cambio recuerda sospechosamente a los por entonces muy actuales Sweet, y al igual que el anterior está compuesto por Adrian Baker y Roy Morgan, dos ex-cantantes que figuraban como compositores y productores del sello. Y ahí quedó la cosa, aunque “Superstar”, esa segunda cara A, mereció un poco más de suerte. 


Siempre ha habido bandas que comenzaron en el negocio imitando a alguna grande. Es una estrategia bastante discutible, que por lo general no suele funcionar; pero en la serie B del glam se vive para el éxito inmediato, lo cual implica que hay muchos casos de ese tipo, y siendo Sweet una de los nombres de moda es evidente que no solo unos Buster iban a apuntarse a ese estilo: Chunky es otro de esos grupos de las que no sé nada salvo que su producción se limita a un solo single publicado en verano del 73 por la etiqueta Orange, que estuvo en activo durante tres o cuatro años sin mucho brillo. Y “Albatross baby”, la cara A de ese single, también podría haber colado como de los Sweet perfectamente: oigan si no. 


Siguiendo con las disqueras diminutas vamos ahora con Barry Blood, un más que competente guitarrista de estudio a quien el pequeño sello Alaska, intentando aprovechar los últimos estertores del glam, concedió la oportunidad de grabar una pieza propia en 1975. La canción se titula “Poor Annie” y es magnífica, pero es también una muestra más de la obsesión que le entró a las casas discográficas con la moda: ¿por qué se quiso vender esta pieza como glam, si no necesitaba ningún tipo de etiqueta? La canción pasó desapercibida, pero el bueno de Barry siguió en el negocio dando clases de guitarra, grabando algún single suelto y haciendo giras escandinavas durante casi toda la década.


Pocos se atrevieron a imitar el estilo T. Rex, y en cualquier caso procurando que no se notase mucho: recuerden, los Rex eran una banda seria. Tony Hiller, uno de los compositores más incombustibles del negocio pop británico, buscó a unos músicos de estudio para lanzar en 1973 “Turn me down”, un batiburrillo entre las escalas melódicas de Bolan y algunos coros bastante horribles con arreglos poperos. Pero no hubo suerte, a pesar de que se buscó un pequeño escándalo con fotos de prensa en la que aparecían desnudos (tapando convenientemente sus zonas conflictivas con los instrumentos musicales). Ah, sí: para hacer juego con la publicidad, se llamaban The Streakers.


Status Quo han estado durante la mayor parte de su carrera en el filo de la navaja, manteniendo un difícil equilibrio entre calidad y verbena. La época glam les vino bien, porque indirectamente su repertorio por entonces tenía algo que ver con ese estilo, y algunos músicos del momento decidieron que sería una buena banda a imitar: Brian Engel, procedente de la psicodelia pop sesentera, estaba dispuesto a seguir en el negocio al precio que fuese, así que en 1975, tras participar en varios grupos sin futuro, creó The Shambles y lanzó un single cuya cara A era “Hello baby”. Suena totalmente a los Quo, y no tuvo el menor éxito. Pero Brian siempre supo buscarse la vida, y poco después ya estaba con otro proyecto.


La Glitter Band, es decir, la banda de Gary, tenía vida propia: cuando su jefe no los necesitaba, escribían y desarrollaban su propio material. Eso sí, compartían productor (Mike Leander) y sello (Bell), lo cual implicaba que su sonido era muy similar. Pero aun así hicieron algunas canciones realmente buenas, como “Angel face”, que en la primavera del 74 inauguró una carrera aún activa hoy en día a pesar de constantes cambios de personal. 


Vamos ahora con una de esas canciones que nadie entiende por qué no tiunfó: la muy alabada “Rebels rule”, de los escoceses Iron Virgin, que estéticamente eran un cruce entre Sweet y Alice Cooper y que se presentan a principios del 74 producidos por Nick Tauber (por entonces el productor de Thin Lizzy) grabando a sugerencia de DECCA una versión de “Jet”. Sí, la canción de McCartney con sus Wings; no se le había ocurrido publicarla en single hasta que oyó la de los Virgin, chafándoles el negocio. Y poco después llega el segundo y último single con un cañonazo propio que debería haber llegado a lo más alto pero que pasó sin pena ni gloria. Quizá porque 1974 ya era un año tardío para este tipo de rock, o al revés, o que su sello los quería como simple banda de versiones y no se gastó un duro en promocionar esa canción… en cualquier caso la banda desapareció poco después. Y… sí, mi admirado Kim Fowley ROBÓ la estructura completa de la canción para entregársela a sus adorables Runaways bajo el título de “California paradise”. 


El puesto 12 lo ocupa una figura a la que aún hoy parece difícil definir con moderación: si se molestan ustedes en echar un vistazo en Internet, encontrarán un amplio rango cuyos extremos van desde “El Ziggy Stardust americano” hasta “El mayor bluff del año”. Se trata de un músico, actor y otras cosas cuyo nombre es Bruce Wayne pero que se rebautiza como Jobriath a finales de los 60. Tras intervenir en “Hair” y una breve etapa al frente de una banda de folk rock llamada Pidgeon (con un LP bastante decente), entró en una época oscura de la que fue rescatado a finales del 72 por Jerry Brandt, un manager alternativo que de pronto creyó haber descubierto al Bowie americano con un toque Elton. No era para tanto: Jobriath tiene algunas canciones buenas, unas en tono rockero y otras baladas competentes al piano, pero ni de lejos llega a la brillantez de esos dos. Y por otra parte, su campaña fue desastrosa: Brandt convenció a la divina Elektra para gastar un montón de dinero en una promoción enloquecida que, entre otras cosas, presentaba a Jobriath como “el primer, único y verdadero artista gay de América”, lo cual en un país como ese tal vez no sea lo más conveniente. El caso es que, tras dos Lps oscuros e irregulares, desapareció de escena en un soplo. Su historia es triste, deprimente, cruel incluso, pero digna de una película: lo dicho, búsquenlo en Internet. 


Terminamos con la canción número 12+1 que como siempre se presenta fuera de programa. En este caso es debido a que no se trata de una banda de aquel tiempo, sino actual; y aunque ese hecho parece indicar que estamos ante un puro revival, la cosa tiene más enjundia. El grupo se llama Giuda, son italianos y fans a muerte de la música isleña de los años 70, especialmente glam y punk. Y su música refleja una mezcla muy buena entre ambas cosas: imagínense a los primeros Slade con el pelo corto y haciendo una música ajustada a esa imagen. La cosa llega al extremo de presentar sus discos con portadas claramente setenteras; y aunque sean una opción bastante minoritaria, siempre es de agradecer que haya músicos de este tipo. Además, el hecho de ser italianos tiene su gracia, ¿verdad? Aquí les dejo un ejemplo de su “buen hacer”, como se decía antes. 


Y esto ha sido el fin de fiesta glam. Espero que no se hayan aburrido mucho, e incluso que por ventura algunas de estas cancioncillas sean de su agrado, que no todo va a ser música elevada. Yo de ustedes pincharía aquí para bajarme el paquetillo con todas ellas, por si luego, otro día, me diese por repasarlas...

 

16 comentarios:

  1. Vaya, me esperaba una mención a la étapa glam de Sparks. Que yo sepa This Town Ain't Big Enough For The Both Of Us llegó también a publicarse aquí. A mi no es que me maten, pero tienen cosas bastantes graciosas y algunos de los mejores titulos de canciones de la historia del pop.

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    1. Usted lo ha dicho, señor Fernández: etapa glam de los Sparks. Es decir, que esa banda ha hecho más cosas. En este tipo de bailes suelo ceñirme a los grupillos más olvidados, los más humildes, que también son de Dios y merecen su minuto de recuerdo. Los Sparks saldrán aquí cuando lleguemos a las bandas americanas de principios de los 70. Que bueno, ya sé que son bastante raritos y con reseñar sus tres o cuatro primeros discos es suficiente, pero de todos modos habrá que hacer una cita un poco más amplia.

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    2. Hombre, no veo yo a mucha gente reivindicar a Sparks por ahí, aunque es cierto que en los últimos años hasta han llegado a tocar en isPain. Por otra parte teniendo siempre han sonado tan británicos que yo no los metería en un apartado de bandas americanas de buen grado, pero el chiringuito es suyo y las copas las pondrá a su gusto, claro.

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    3. Ya se puede imaginar usted que lo que reivindique o no reivindique la gente me trae sin cuidado, señor Fernández. Pero ya puestos, me hace mucha gracia que los fanáticos psicodélico-progresivos se dediquen a babear con pequeñas grabaciones inconexas de algún grupillo perdido entre las nieblas del tiempo y sin embargo nadie diga una sola palabra de la época americana de los Halfnelson/Sparks, que para mí tienen verdadera talla.

      Y por otra parte, conociéndome un poco, ya sabe usted que soy un maniático: sí, la producción de este grupo es claramente british, no hay la menor duda. Pero son yankis, y por lo tanto saldrán en la sección correspondiente. Como digo algunas veces, si no ponemos un poco de orden esto sería un sindiós.

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  2. Como siempre, una gran selección. Creo que voy a echar de menos estos ritmos tan dicharacheros
    Entre los que más me han llamado la atención está Barry Blood, no le conocía y me ha gustado su tema. The Shambles suenan a los Status pero la canción es un pequeña joya. Muy curiosos los italianos. No había oído nada de lo que había hecho Brian Johnson antes de ACDC, y el hombre ya apuntaba maneras. Especial mención para Bay City Rollers y su estética escocesa, siempre he sentido debilidad por ellos.
    Lo dicho, una fiesta en toda regla.

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    1. No tiene usted por qué echarlos de menos, señor Chafardero: bájese usted las canciones y listo. En el caso de Barry, los Shambles y en general casi todos los que se citan aquí, estamos hablando de gente que solo tiene una o dos buenas canciones, (y que la mayoría no llegaron a nada), pero da gusto oir este tipo de canciones sin complejos de vez en cuando. Y sí, para eso es una fiesta, entre otras cosas.

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  3. He pegado un repaso a todas las bandas y me sorprende que entre tantas no conozco a ninguna.
    Me ha gustado especialmente Geordie, la banda de Brian Johnson, no se puede negar el sonido AC/DC que posee el tema.
    Por lo demás, muy bien, es bonito recordar toda esa música que aunque no sea mi predilecta (evidentemente) no dejo de sentir cierta curiosidad por todo lo relacionado con aquella época de mi adolescencia.

    Buen trabajo.

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    1. Muy buenas, don Antoni. De las bandas que figuran en la fiesta de hoy es bastante lógico que no recuerde usted a ninguna, ya que si no era fan de la moda glam lo lógico es que solamente recuerde a T. Rex, Slade y algunos más; es decir, los "grandes" de la serie B. Pero en fin, lo que cuenta es que algunas le hayan gustado.

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  4. Hola Rick:
    La verdad es que temía este fin de fiesta, pero al final, despues de escuchar los temas me lo he pasado bien, la mayoría no los conocía pero confirman mi teoría de que todos los estilos tienen buenas cosas, es cuestión de descubrirlas, o mejor es que alguien de solvencia como tu te los recomiente, con lo cual ahorras mucho tiempo.
    Otra buena travesía, aunque con momentos duros y división de opiniones.
    Nos vemos en otra aventura
    Jose

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    1. ¿Ve, don José, como no hay que tenerle miedo al glam? Que hombre, ya comprendo que en algunos casos se puede hacer muy hortera (pero que mucho), pero siempre hay algunas canciones con gancho: el tono pop, ya sabe, ese tono que tenían los años 60 y que en cierto modo se recuperan en esta época.

      Y no se preocupe: la próxima travesía es mucho más llevadera.

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  5. Buen intento jejeje. El fin de fiesta, aunque apoteósico, no me dice gran cosa musicalmente hablando. Este "estilo" no es para mí, decididamente. Gracias por la información, no conocía casi ninguna banda (aparte de la de Gary Glitter y a Geordie)
    A mi, para bailar... James Brown jejeje

    Saludosssssssssssssss

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    1. Bah, no se preocupe, mister Babelain: como ya he dicho varias veces, este es, básicamente, un estilo de baile. Ni más ni menos. No se le puede pedir más.

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  6. Una selección magnífica con algún que otro tema que resalta sobre el resto o que al menos a mí me gusta más. Empezando por Los Bay City Rollers a los que ya conocía de forma esporádica y siguiendo por el grupo de Brian Johnson, se ve que los hermanos Young no tuvieron muchas dudas a la hora de elegir sustituto al malogrado Bon Scott. Barry Blood es un estupendo guitarrista pero más cercano al rock and roll que al glam tal como yo lo veo. The Shambles han heredado la pesadez de sus mentores de Status Quo. No suena nada mal Jobriath y si su historia es tal como dices nos hemos perdido a un tipo con mucho futuro. Los italianos nos dan mil vueltas a los de al península en esto del rock, además sin tomárselo en plan rollo trascendente como pasa aquí a menudo.
    Soy de barrio me gusta el glam, creo que es una música que ha envejecido mejor que aquellas otras con pretensiones de "alta montaña"
    Saludos

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    1. Gracias, herr doktor. Sí, tanto los Rollers como Geordie llegaron a salir aquí, e incluso tuvieron una fama relativa. Luego ya el resto entra en el terreno de las curiosidades, la verdad: no se trata de grandes canciones, pero al menos suelen cumplir bien su función, que es la de bailar. En cuanto a Jobriath, y dejando aparte su historia, podría ser un competente artista de serie B, pero poco más. Y los italianos, efectivamente, no se complican la cabeza ni dan proclamas: esto es lo que hay, y punto.

      En cuanto a lo de envejecer, supongo que está usted hablando de una posible comparación con el progresivo: en conjunto, yo también creo que a ese género tan circunspecto le sientan muy mal los años. Aunque de todos modos siempre habrá algunas piezas realmente magníficas, y el glam es lo que es: pop pasado por el rock para una época en la que la seriedad llegó a ser casi irrespirable.

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  7. Ha sido agradable Rick, temas como estos siempre aportan una dosis extra de optimismo que nunca viene mal. Haciendo las cosas bien no hay problema, con clase se puede con todo.
    Y te felicito por las presentaciones de cada uno, has estado genial.
    Un beso.

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    1. Muchas gracias, Lady Jane. Sí, el "optimismo", de un modo u otro, es uno de los ingredientes del glam. El desenfado, la fiesta. Luego ya que tengan más o menos clase es otro asunto, pero al menos que nos hagan bailar.

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