martes, 20 de octubre de 2015

1973 (IX)



De las bandas nacidas en el Blues Boom británico y que todavía son asiduas a este local, hoy despediremos a Led Zeppelin. Fueron los que menos tiempo necesitaron para llegar a la categoría de “primera fila”: la gran profesionalidad de Jimmy Page, que conocía perfectamente los trucos del negocio por su trabajo como músico de estudio, hizo que el grupo resultase imbatible desde el principio de su carrera por la perfecta elección de los temas teniendo en cuenta el público al que se dirigían. Así, las piezas contundentes se sirven junto a unos cuantos ejercicios de estilo folkies y baladas un poco lacrimógenas que tanto gustan a los rockeros y que en la voz de Robert Plant pueden resultar desgarradoras; si esa mezcla de rock, blues y folk perfectamente ejecutada por cuatro músicos muy solventes le sumamos la visión del mercado de Peter Grant, las consecuencias son previsibles. Como en toda gran banda, se ven algunos puntos negros: en lo comercial hay muchas quejas sobre Grant, un verdadero gangster que maneja la dirección del grupo con tácticas a veces discutibles, y en el terreno musical Page está considerado como uno de los grandes plagiarios del negocio. Pero en cualquier caso no se puede negar su tremendo gancho, que siempre acalla a los críticos con unas cifras de venta impresionantes; el mejor ejemplo es su cuarto disco, publicado a finales del 71, que pese a estar ligeramente “camuflado” sin título ni la imagen de los músicos (una airada reacción de Page ante algunos comentarios periodísticos desfavorables con el disco anterior), resulta ser su mayor éxito hasta la fecha tanto en lo musical como en lo monetario. 

Su ritmo de giras es agotador, a juego con los excesos tradicionales que se le atribuyen al grupo. Sin embargo, también saben crear una necesaria fractura espacio/tiempo que los desconecta de la vida loca; es entonces cuando comienzan a planificar el nuevo disco, cuya base será organizada -al igual que el anterior- en el estudio móvil de los Stones. Después de pulir las grabaciones en los Olympic de Londres y luego los Electric Lady Studios de Nueva York (a lo grande, como siempre), por fin tenemos el resultado, en la primavera de 1973: “Houses of the holy”. Viene rodeado por una cinta de papel a modo de faja que nos muestra el título pero que pronto se perderá, con lo cual habremos de sacar la hoja con las letras o el vinilo para leerlo en la galleta, ya que la portada es una fotografía en la que no figura dato alguno. Por otra parte esa fotografía resulta ligeramente conflictiva: unos niños desnudos escalan las rocas basálticas de la Giant’s Causeway, en el norte de Irlanda. Es una de las grandes portadas de Hipgnosis, tal vez la mejor en la carrera de los zepelines, y se hizo superponiendo posturas distintas de dos únicos niños; la fotografía original está hecha en blanco y negro, que luego se fue coloreando hasta conseguir ese efecto irreal. El caso es que la mentalidad enfermiza de algunos censores hizo que se prohibiese o se manifestasen reparos en lugares como el sur de Estados Unidos, pero podemos presumir: en España no ocurrió tal cosa. 

Lo malo es que llegados a la música, que es lo que importa, hubo un cierto desánimo. Ya saben ustedes que los fans a muerte de una banda pueden tener gustos muy particulares sobre la categoría de cada disco suyo, gustos no coincidentes con los del público en general. Entre los ejemplos clásicos y ya vistos en este local tenemos a Pink Floyd y a Jethro Tull: el aficionado medio, sin especial debilidad por ninguno de esos dos grupos, citará “Dark side of the moon” y “Aqualung” como los más representativos de cada uno, mientras que los frikis tal vez elijan otros. Sin embargo, en el caso de Led Zeppelin parece haber un consenso casi general en que su obra cumbre fue el cuarto, o sea, el anterior a este; tal hecho constituye una sombra que ya lo oscurece antes de ser publicado. Y aunque por supuesto las ventas no se resienten, las críticas fueron, por decirlo así, tibias. 

Como en el caso de los Stones, quienes no somos muy fans tal vez hayamos sido más benevolentes: “The song remains the same” no está mal como aperitivo, aunque nos hubiera gustado más el plan inicial de Page, consistente en una pieza instrumental (la voz de Plant, ya suficientemente aguda de por sí, aquí se acelera un poco y su fraseo parece metido con calzador) como preludio de “The rain song”, una balada casi orquestal bastante decente aunque también demasiado larga. Plant dice que está muy orgulloso de ella, que tal vez sea su mejor canción. Pues bueno. Lo que más me gusta de ese disco es lo que viene luego: “Over the hills and far away”, de lo mejor que han hecho los zepelines en su carrera y que fusiona muy bien sus dos grandes bases, con ese arranque acústico seguido por una catarata rítmica y eléctrica, casi contenida, casi furiosa; una canción cuyo origen está dos años antes, en la famosa y recoleta casita donde se creó su tercer disco. La cara A se cierra con “The crunge”, una pieza funk que podría resultar casi un ensayo de estilo de no ser por la presencia vocal: Plant vuelve a incomodarme. En cuanto a la cara B, “Dancing days” es una buena obra, muy medida, al estilo de su tercer disco. Pero luego llega “D’yer maker”, la canción maldita para la prensa y gran parte del público: ¡oh Dios mío, los zepelines haciendo reggae! Puedo comprenderlos, porque yo también detesto el reggae, pero no es para tanto (a fin de cuentas Plant no me resulta más repulsivo en esta canción que en otras). “No quarter”, la siguiente, también crea controversia porque la gran cantidad de trucos de estudio más el uso de sintetizadores lleva a algunos fans a tachar esta canción de “progresiva” aunque otros dicen que es de lo mejor de su carrera. No sé qué decir, aunque a mí me parece que está bien hecha y resulta original. Y la última, “The ocean” (dedicada al océano de fans que los arropa en sus actuaciones) tiene una marchita agradable, muy representativa del grupo. Fin. 

Con el paso de los años, parece ser que la consideración sobre este disco está mejorando; es más, posiblemente de no haber existido el “maldito” cuarto disco, “Houses of the holy” se hubiera considerado una evolución lógica y aceptable de los tres primeros. Pero lo que tenía que pasar iba a pasar de todos modos: unos cuantos decidimos que este es un buen momento para desengancharse del grupo. Admito que le tengo mucha tirria a Robert Plant, que me caen mal todos menos John Paul Jones, admito que no soy justo, lo admito todo… pero cada uno tiene perfecto derecho a escuchar la música que realmente le llena, que le emociona, y los zepelines ya me tienen muy cansado a estas alturas, como muchas otras bandas de las que me estaba distanciando. Detesto la grandiosidad vacía, las reiteraciones, los trucos de siempre repetidos mil veces, y eso es lo que comienza a invadir el mercado tanto en la Isla como en los States. Como es lógico seguiré vigilando lo que hagan, por si de pronto se vuelven locos y cambian de estrategia, pero finalmente ni un solo disco suyo volverá a entrar en mi casa; ni siquiera el “Physical graffiti”, ese doble tan alabado que publicaron luego. 


18 comentarios:

  1. Mucho tiempo sin pasar por aqui, me retiré para desconectar y ampliar otras aficiones olvidadas, ahora retomo con calma la de blogger y vuelvo a los sitios estimulantes... jeje yo tampoco soy muy Stones, tampoco de los Zepp ni mucho menos de de Tull, aunque les reconozco labor y talento a partes difusas, no voy a opinar mas por que debo ponerme al día y posiblemente mucho ya se ha dicho... de momento me limito a saludar con emoción rockera

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    1. ¡Bienvenido de nuevo, mr. Sebas!

      Siempre es agradable recibir a alguien que se fue de la blogosfera y que decide volver; y más si se trata de alguien que hacía unas entradas de lo más jugoso, a veces con músicos no muy populares hoy en día pero siempre históricos. Así que venga, a currar.

      A mí me pasa igual con las bandas rockeras: me gustan para un rato, una buena selección de sus mejores canciones me es suficiente (otra cosa son los Tull, claro). Pero no se puede negar su importancia, así que hay que citarlos.

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  2. Sí. Lo mejor del disco es la genial portada. Lo de siempre: los genios creamos grandes expectativas muy difíciles de cumplir.

    Saúde.

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    1. Ay, cómo sufren ustedes los genios: siempre desviviéndose por el populacho y al final así les paga. Unos desagradecidos es lo que son, esos fans inconstantes y caprichosos.

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  3. El álbum de la discordia. Hasta el cuarto disco el sonido era parecido pero en este cambia y llegan las primeras críticas negativas. El single "the song remains the same" a pesar de ser una fantástica fanfarria rockera su tratamiento sobre todo en las voces resulta poco contundente. Su versión en directo en diferentes giras la supera y con creces. Por otra parte es su disco más heterogéneo como lo hicieron los Stones en su Black and Blue. Aquí tenemos de todo; rock and roll potente (the song remain... the ocean), funky (the gurnge), reagge(Dyer Myker), baladas (the rain song), toque de psicodelia (no quarter), algo de folk (over the hills and far away), sonidos orientales (dancing days). A mi en su día me pilló con el pie cambiado y me sorprendió. Un disco muy. muy heterogéneo en el que después de publicar los cuatro anteriores y arrasar están en una situación en el que no tienen que demostrar nada a nadie.Este disco lo considero como bisagra de lo que vendrá después. Es en esta gira donde su sonido cambiará, sobre todo la voz de Plant, que perderá esos agudos estratoféricos. También el ritmo de producción se ralentizará. Hasta ahora era disco por año. Del cuarto hasta este pasarán dos años y otros dos al siguiente. Para terminar, una obra maestra en el que empieza a vislumbrarse el descenso del Zeppelin.

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    1. Bienvenido, mister Trónak. Veo que hace usted un resumen muy bien sintetizado sobre el asunto: las críticas vienen precisamente por el hecho de ser un disco heterogéneo, ya que además de la aparición de sintetizadores está la inclusión de piezas como "The crunch" o "D'yer maker" que resultaron casi sacrílegas para muchos fans. Es el problema de las bandas tradicionales en la onda del hard o el heavy, que muchos de sus seguidores son bastante uniformes y no les gusta salirse del guión.
      Y gracias por la visita.


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  4. Muy bueno! Amigo, podemos hacer una alianza de enlace? Visita mi blog para evaluar.
    www.batebocamusical.blogspot.com.br

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    1. Gracias, mister Renê. Y lo mismo digo de su blog, que sobre todo a los que no conocemos mucho sobre música brasileira nos viene muy bien para adquirir conocimientos. Ya he dejado allí mi tarjeta, y por supuesto lo he enganchado a la columna izquierda. Le sigo la pista.

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  5. Una reseña realmente buena, con la que coincido plenamente. Se crecieron excesivamente y esto los acabó enterrando. El músico de rock cuando pierde su humildad pierde su inspiración, la historia nos da la razón cada día. Una pena el talento desperdiciado, tipos que pueden dar mucho más de lo que hacen en la actualidad. La reedición de House suena de maravilla, fue mi regalo de mi último cumpleaños, si es que uno es débil a pesar de todo, que le vamos a hacer. Saludos

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    1. El problema de la grandiosidad acaba volviéndose contra los que viven en ella, y eso le pasó a los zepelines, efectivamente: si John Bonham no hubiera muerto es posible que tampoco hibiesen durado mucho más, ya que John Paul Jones ya estaba harto y a Page no se le veía tampoco muy convencido de seguir. Tal vez esa muerte fue la mejor excusa.

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  6. Hola Rick:
    Me gusta oir los discos antes de comentar, pero la verdad es que este me da pereza.
    Pues nunca he sido muy Zep, y no he sabido decir cual es el mejor, perdón mi favorito, aunque creo que para mi el Fisical Graffity, de este como dice mas de uno lo mejor la portada, aunque no creo que la música no está muy por debajo de los anteriores.
    Un saludo y hasta la semana próxima.
    Jose

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    1. Lo comprendo, don José, porque yo tampoco soy muy Zep y puestos a escucharlos tienen discos mejores (aunque a diferencia de usted, a mí el Graffiti ya me cansa bastante). Yo soy de los del cuarto, como la mayoría del personal.
      Pero estoy seguro de que la banda que viene ahora le va a gustar más, ya lo verá...

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  7. Buenas noches Rick:
    Este es un álbum que nunca he tenido en mi colección de vinilos. En el caso de los Zeppelin, siempre me han gustado más en directo y en eso coincido con el amigo Trónak. Por poner un ejemplo, después de escuchar el "The song remains the Same" en vivo, la versión de estudio suena casi ridícula.
    A mi también me encanta "Over the hills and faraway", es sencillamente bestial. de lo mejorcito de principio a fin., estamos de acuerdo.
    En fin, como siempre me pasa cuando entro en esta casa, me muero de ganas por volver a escuchar el álbum, y eso es precisamente lo que estoy haciendo en estos momentos en youtube mientras escribo.
    Está sonando "No Quarter" y vuelvo a sentir de nuevo esa emoción que me eriza el bello cuando la escucho y que casi tenía olvidada. Pero repito: Mil veces mejor en diecto.

    Estupenda entrada, como siempre.

    Antoni.

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    1. Muy buenas, don Antoni:

      Yo sí lo tengo, como los cuatro anteriores; tal vez únicamente por "Over the hills and far away" no me he deshecho de él, pero en fin: ahí sigue. Es a partir de entonces cuando ya me aburro y los olvido.

      En directo suenan muy bien, como es de suponer estando Page por medio. Pero sigo en lo mismo: no me emocionan. Problema mío, por supuesto.

      Y gracias. A ver si con la próxima banda tenemos más suerte...

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  8. En su momento este cambio desoriento a propios y extraños pero a la distancia creo que estuvieron acordes a la situación . Habían llegado al cenit y quizás mantener el rumbo actual los hubiese devuelto al agujero de donde salieron . No Quarter es una obra fantástica y de las mejores de su carrera . Lo cierto es que si alguien ajeno a la música de Zepp invade su catalogo por “Houses of the holy” estará en un verdadero aprieto .
    Un saludo y buena semana

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    1. Sí, por eso digo que tal vez se podría haber considerado como un buen sucesor del tercer disco. Pero competir contra el cuarto es muy difícil, sobre todo si quien los escuha no es muy fan. En fin, a todos les acaba pasando lo mismo, ¿verdad?
      Saludos e igualmente.

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  9. Pues yo no soy muy fan de Led Zeppelin, aunque admiro sus cualidades y muchas de sus grandes canciones. Si que soy fan de los primeros R. Sones, por cierto.

    No puedo comentar y comparar todos sus discos, disfruté a tope los tres primeros. El resto los he oído a ratos perdidos.

    Y hablando de John Paul Jones, lo vi no hace mucho en el programa de Jools Holland, acompañando al cachondo de Seasick Steve y se lo estaba pasando en grande.

    Saludosssssssssss

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  10. Yo diría que un buen recopilatorio es lo ideal para la gente tibia como nosotros, algo que ni se pase ni se quede corto. Y sí, los Stones también me gustaban a mí en los años 60, salvo algunas cosas un poco pesadas como el disco de sus satánicas amjestades; en conjunto, hasta el "Exile..." casi todo es salvable.

    Me alegro por John Paul. Me parece el único tipo amable de esa pandilla.

    Saludos mil.


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