lunes, 18 de diciembre de 2017

1976/77 (XV)

De vez en cuando es muy sano hacer un viaje a la vecina Irlanda, la hermana pequeña, para ver qué es lo que se está cociendo allí: aunque es evidente que el influjo británico lo marca todo, siempre hay alguna oferta propia que vale la pena. En el Norte, la zona “unionista”, hay algunos grupos que están funcionando pero no han grabado nada aún; el sur va más rápido y en el área de Dublín ya tenemos dos bandas de las que hablar, y que además cubren las dos grandes alternativas del momento. Comenzaremos con los Radiators from Space, que pasan por ser la primera banda punk irlandesa, y luego recibiremos a los Boomtown Rats, encuadrados en la new wave y cuya popularidad no tiene nada que envidiar a las bandas británicas de la época. 



Radiators from Space nacen en el verano del 76, cuando Philip Chevron, que domina varios instrumentos pero es ante todo guitarrista y cantante, se asocia con el también guitarrista y cantante Pete Holidai y Steve Averill (que adopta el apellido artístico “Rapid”) como cantante principal; vienen de pequeños grupos de barrio y deciden crear un quinteto con la entrada del bajista Mark Hogan (Mark Megaray, a partir de ahora) y el batería Jimmy Crashe. Dispuestos a tomarse la profesión en serio, ensayan todas las semanas en el garaje de Steve (Pete afirma que son una banda de garaje, por cierto), comienzan a componer y grabar en demos todo el material que van completando, y pronto se hacen populares en el circuito de Dublin. Su primera gran oportunidad les llega a finales del año, cuando consiguen el puesto de teloneros de Eddie and The Hot Rods, y poco después un ojeador los ficha para el sello Chiswick, que al igual que Stiff está dando batidas también por Irlanda para ampliar el catálogo. Su primer single llega en la primavera del 77: “Television screen / Love detective” es probablemente el más popular en la historia del punk irlandés (un top 20, nada menos), aunque como en el caso de los Vibrators están más cerca del rock and roll que de cualquier otra cosa. De todos modos, junto con el éxito en ventas consiguen también ser proclamados como la primera gran banda punk irlandesa. 

Por desgracia, no todo son buenas noticias: poco después, en el Belfield Festival de Dublin, donde participan como cabezas de cartel junto a otras bandas emergentes, se organiza una gresca tumultuaria y muere apuñalado un chaval de dieciocho años. Es la primera muerte violenta certificada en las islas británicas “a causa de la demoníaca y peligrosa música punk”, según dice la prensa sensacionalista; esa tragedia otorga a los Radiators el sambenito de “banda conflictiva”, y pierden varias actuaciones que los podrían haber consolidado. Sin embargo siguen adelante y en otoño publican su primer disco grande, titulado “TV Tube heart”, que aun admitiendo su esencia punk tiene una gran cantidad de matices. Aquella vocación de “banda de garaje” que describía Pete Holidai parece bastante ajustada, porque incluso en las canciones que aparentan ortodoxia punk como “Roxy girl”, “Contact”, “Not too late” y otras cuantas se notan influencias procedentes del rock and roll pasado por el tamiz de la new wave (no digamos ya las del tipo “Television screen” -en una versión más tranquila, muy diferente a la del single- , “Enemies” o “Great expectations”). En conjunto es un gran debut, que les proporciona visibilidad en Gran Bretaña consolidándolos como la primera gran oferta irlandesa: todos los compatriotas que vengan luego, desde Boomtown Rats o Undertones hasta U2, reconocen su influencia. 

Antes de finalizar el 77 ya están haciendo giras británicas junto a cabezas de cartel como Thin Lizzy (a petición del mismísimo Phil Lynott, que los adoraba). Y principios del 78 comenzarán a preparar su segundo disco grande, ayudados por otro mismísimo: Tony Visconti, nada menos, así que para entonces volverán a visitarnos.




Boomtown Rats. Sí, la banda de “San” Bob Geldof, como dicen en las Islas (y en más lugares). Pero, independientemente de lo grimoso que nos pueda parecer (como le pasa a Bono, el otro gran grimoso irlandés), hay que reconocer que su banda fue, al menos en los primeros años, una de las más interesantes del panorama new wave. Geldof es un todo terreno que en 1975, con solo veinticuatro años (cuando conoce a sus futuros compañeros), ya había tenido varias profesiones distintas, entre ellas la de comentarista musical. Y esa visión panorámica le fue muy útil para transformar un pequeño grupo que se dedicaba principalmente al r’n’b en una de las mayores potencias del pop irlandés. Incluso el nuevo nombre fue cosa suya: las Ratas de la Ciudad del Boom son una banda callejera a la que conocemos en “Bound for glory”, la autobiografía novelada de Woody Guthrie. Se trataba de un quinteto formado por los guitarristas Garry Roberts y Gerry Cott, el bajista Pete Briquette (Pat Cusack), el batería Simon Crowe y el teclista John Moylett (Johnny Fingers, para los amigos). Buscando una voz solista se topan con Geldof, que finalmente se convierte además en su compositor principal y por lo tanto en el alma del grupo. Cuando ya tienen un repertorio defendible y tras unas cuantas giras por su isla natal dan el salto a Gran Bretaña, donde comienzan a actuar en el verano del 76. Las cosas les van bien desde el principio, y antes de que acabe el año ya tienen contrato con Ensign Records, una nueva disquera que se consolidará gracias a ellos. 

En agosto llega su primer single, que casi parece una declaración de principios: “Lookin after no.1” es un perfecto resumen de la potencia de los Rats, un cruce entre rock and roll y new wave que los llevó a rozar el top 10 y que es el mejor adelanto posible para recibir el disco grande, que se publica el mes siguiente con el nombre de la banda como título. Se abre con el single y mantiene un tono medio muy vivo salvo alguna pieza más “introspectiva” como “I can make if you can”, donde tanto la voz de Geldof como el estilo de la canción recuerdan a Steve Harley con Cockney Rebel (un grupo que interesó a más músicos que oyentes). Pero la mayoría del material tiene un brío tremendo: “Mary of the 4th Form”; “Neon heart”, “Close as you’ll ever be” o “Kicks” son grandes canciones, y en conjunto se mantiene perfectamente a la altura de la producción británica. Alcanzó el top 20, al mismo tiempo que la prensa comenzaba a reconocer que gran parte del gancho estaba en el carisma de su “líder”; porque a estas alturas Geldof ya no es solamente el cantante y compositor, sino el alma de los Rats. Hasta que punto eso pueda ser bueno o malo, ya se irá viendo; pero de momento su situación es envidiable. 

Las Ratas también están preparando su segundo disco a principios del 78, y repetirán productor: el sudafricano Bob Lange, que comenzó su carrera como técnico de sonido en Australia (junto a luminarias como AC/DC) y se ha establecido hace poco en la Isla. Seguiremos informando. 




4 comentarios:

  1. Termino de escuchar a los Cocteau Twins y me pongo con Los Boomtown Rats y los Radiators. Me encantaron ambos discos, sobre todo el primero, con esa portada (y contraportada) tan prisioneros del celofán. Lo escuché muchísimo en su tiempo, y recuerdo la fuerza de alguno de sus temas, por ejemplo el "(She´s Gonna) Do You In". Magníficos. Leí en algún sitio, por entonces, que el mismísimo Eric Clapton los consideraba como uno de su grupos preferidos del momento (?). El "TV Tube Heart" fue también un favorito de la época, más roqueros si cabe, pero con su puntito de polígono punkarra. Abro el disco ahora y salivo con la galleta Chiswick, maravillosa.
    Saludos,
    JdG

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    1. Es una seña distintiva de las bandas irlandesas, su perfecta comprensión de las modas reinantes en la isla grande pero sabiendo añadir un toque personal. En el caso de los Boomtown Rats la cosa se hace evidente, pero tambiñén los Radiators tienen su encanto "rockanrolero", por decirlo así.

      Felices fiestas en general, y que haya suerte sobreviviendo a ellas....

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  2. No conocía a Los Radiators y los Boomtown Rats son un grupo muy solvente con una energía insólita y que quizás tuvieron la mala suerte de vivir en tiempos excesivamente tumultuosos, tener una figura demasiado carismática al frente y conseguir un éxito desmesurado con una sola canción que oscureció el resto de su carrera.

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    1. El problema de los Rats es que dependían en exceso de Geldof, así que en práctica eran casi acompañantes. Y cuando San Bob fue llamado por Dios para arreglar el mundo inevitablemente su grupo se resintió. Caprichos de los dioses...

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Cierren la puerta al salir.