martes, 8 de octubre de 2013

España: la travesía del desierto (XXV)


Siguiendo nuestro descenso por la costa mediterránea, llegamos hoy al Estrecho de Gibraltar; y no pasaremos de ahí, ya que en esta época la visión del Atlántico sigue señalando el fin del mundo conocido. Pero hay dos destacamentos que guardan muy bien ese paso, uno a cada orilla del Mare Nostrum: The Rocking Boys en la Línea de la Concepción y The Brisk(s) en Ceuta. Cuando comenzamos nuestro viaje, hace ya tanto tiempo, en la introducción se decía que si los madrileños disfrutaban de la benéfica influencia de la base americana de Torrejón los gaditanos tenían la de Rota; y también que el norte de África, por el carácter internacional de algunas zonas de Marruecos y la proximidad de Tánger, ofrecía más oportunidades que la propia España peninsular (bueno, sin ir más lejos yo monté mi tugurio en Casablanca, ¿no?). Así que la existencia de estos dos grupos no es tan extraña como puede parecer a simple vista. Y las carreras de ambos -con permiso de la mili- llegaron casi hasta finales de la década, con una producción muy extensa; aunque irregular, ya que su pertenencia al imprevisible sello Belter, siempre capaz de lo mejor y lo peor, trufó esas carreras de piezas muy dignas junto a bodrios impresentables. 

The Rocking Boys son, al igual que muchos grupos madrileños de la primera ola, el perfecto ejemplo de esa benéfica influencia yanqui: tanto su espíritu como su estética, a medio camino entre teddy boy y rockabilly, cumplen perfectamente con los cánones del Tío Sam. Estos muchachos se presentan en público justo al comenzar la década, y durante su época más interesante, que terminará con una desbandada general en 1964 a causa de la mili, su formación será invariable. Se trata de un cuarteto creado por José Gómez, que además de guitarrista es el compositor principal de las escasas piezas propias que publicará el grupo. El bajo queda a cargo del portugués Ricardo Oliveira; la batería es cosa de Agustín Martínez, que por otra parte será su cantante titular, y Carlos Jaime ataca el saxo y ocasionalmente piano. Aunque su instrumentación es bastante pobre, destacan por la actitud tan voluntariosa que los honra tanto a ellos como a muchos otros conjuntos de este sufrido quinquenio. Y su repertorio, que inicialmente se basaba en el rock and roll, pronto se nutre de piezas twist, el último grito cuando ellos comienzan a grabar: hasta la desbandada del 64 que dije antes, casi la mitad de sus discos están compuestos por ese estilo. 

Belter los ficha en 1962 y ya en ese año publican cinco Eps, que a pesar de su sonido deficiente se venden bastante bien; cantan en español y, si es necesario, en un inglés “de aquella manera” que los hermana con otros grupos pioneros como los Estudiantes. Es de suponer que su sello discográfico no se esperaba el relativo éxito que obtuvieron desde el principio, porque pronto comienzan las imposiciones: en su tercer EP encontramos el "Twist en Sevilla" -que por otra parte da título al disco-, una castiza alabanza a la ciudad al ritmo de lo que su compositor (Manuel Salina, uno de los fijos del sello, especializado en mambos y baladas latinas) entiende como twist. Y a partir de ahí la carrera de los Rocking Boys es un continuo tira y afloja con Belter, que solo les deja incluir algunas piezas sueltas, tanto propias como ajenas, entre un maremagnum de los géneros de moda que el sello dicta: el madison es el ritmo central de sus grabaciones en 1963, seguido de pequeños horrores como el popeye (una nueva ocurrencia de Chubby Checker). Lo triste del asunto es que en sus actuaciones se redimen, pero eso no les vale de mucho ante la afición del resto del país. En 1964 el grupo de desintegra por las obligaciones militares, y a su vuelta en 1966 es patente que están fuera de juego: aun con la excusa de que Belter sigue haciendo de las suyas, las versiones suenan alejadas del sonido imperante en esa época. Se retiran en 1968, cuando su presencia ya es irrelevante. 

En resumen, estamos ante otra víctima de una década tan veloz y de unos sellos discográficos que no sabían cómo encarar los nuevos tiempos. Sin embargo han dejado algunas versiones muy decentes, que demuestran al menos su gran nivel como instrumentistas: oigan por ejemplo “Una rubia de miedo”, una de las más famosas del grupo (figuraba en el EP del twist sevillano), que no desmerece frente a la original de Celentano; y mejor aún es una de sus escasas incursiones en la música surf, el “Wipe out” de los Surfaris, con una ejecución magnífica. 


Y cruzamos el Estrecho para saludar a los Brisks (habré de ser muy cuidadoso con ellos, ya que el señor Babelain es paisano suyo y estará vigilándome). Se trata de un conjunto nacido a principìos de la década y cuyo planteamiento artístico es similar al de los Javaloyas: atacaban casi todos los géneros de moda, y esa versatilidad les permitió muy pronto ampliar su círculo de acción. De Ceuta pasaron pronto a actuar en todo el norte de Marruecos, para dar luego el salto a la península y hacerse conocidos también en la Costa del Sol, Aragón y Cataluña, donde son detectados por Belter a finales de 1963. También al igual que los Javaloyas, hubo un tránsito muy denso de miembros, entre los cuales destacan tres de los vocalistas a tener en cuenta para el futuro: el granadino Julián Granados, que fue su cantante en la época dorada del grupo y que tras la breve pero fulgurante existencia de Los Buenos comenzará una carrera en solitario a principios de los 70; Teddy Raster, que es la voz de su aclamado último disco y luego lo será en los últimos tiempos de los progresivos Maquina!, y el madrileño Pedro Ample, con el que los Brisks finalizarán su carrera y que con el nombre artístico de “Pedro Ruy-Blas” será una de las voces más potentes y versátiles de España. 

En 1964 comienza su producción discográfica con tres Eps en los que se denominan “The Brisk”, y parece que les hubiese gustado aquella idea que tuvo Bruno de ponerse unas gafas innecesarias, porque ellos hacen lo mismo: los cinco aparecen con ese adminículo en las portadas de los tres discos. Que incluyen versiones como “My bonnie”, “La pecosita”, “Money”, “Twist and shout”… es decir, piezas rockeras de gran popularidad y con una fuerte inclinación hacia los Beatles. Al igual que pasó con los Rocking Boys, Belter considera que conviene “administrar” el repertorio de los ceutís; así que en 1965, ya sin gafas y añadiendo una “s” final a su nombre, comenzamos a verlos alternando piezas de su elección con otras impuestas por el sello. Desde el punto de vista puramente comercial tal vez tenga razón Belter, ya que ese año se inaugura con su primer éxito nacional, que a la larga será el más recordado: “Pepe será papá”, una canción compuesta por el tándem Ricardo Ceratto-Jorge Morell (uno de los más exitosos de la década) y que, nos guste o no, estuvo sonando durante mucho tiempo en las radios nacionales; ah, y la letra tiene mucha gracia… En fin: para compensar, en ese mismo disco viene su primera pieza propia, cantanda en inglés y todo. Se trata de “Baby ye-ye”, un cruce de highschool con duduá realmente agradable. Y el éxito hace que este año sea el más prolífico de los Brisks, ya que publicarán nada menos que ocho Eps en los que tratan siempre de mantener el equilibrio entre calidad y comercialidad (y vuelvo a citar a los Javaloyas: son su vivo reflejo). Luego ya vendrá la decadencia, pero de momento tienen la talla suficiente como para que anotemos su nombre en la lista de los grupos a seguir en el próximo quinquenio. 

Para que se hagan una idea de su potencial, aquí tienen dos piezas propias correspondientes a 1965, su año estelar: la ya citada “Baby ye ye” y “Si mañana será así”, un beat de lo más decente. Quién sabe: si en vez de en Belter hubieran caido en otro sello, tal vez las cosas habrían sido de otro modo. 



Creo que ya hemos visitado toda la geografía nacional habitada hasta este momento. Pero nos falta el broche de oro, y para conseguirlo hemos de volver a Madrid. Tranquilos: será el último post. También yo necesito una ducha y las pantuflas, que ya tengo una edad y no estoy para tanto trote. 


16 comentarios:

  1. Muy buena enciclopedia musical. De The Rocking Boys conservo por ahí alguno de sus E.P.s (luego compré en doble CD con todos sus éxitos entre el 62 y el 66) por aquello de ser vecinos. No se les daba mal el Twist, pero quedaron desfasados como explicas en el artículo.
    The Brisks eran buenos músicos y como bien dices, si hubiera sido otro sello en vez de Belter, podría haber sido otra cosa. Estudié el Preu con el hermano pequeño de Julio Rey, bajista y miembro fundador de The Brisks. También conservo un par de E.P.s (concretamente uno donde venía el tema "Si mañana será así" que has puesto aquí", Acción, La Corrida...))
    La verdad, no hicieron muy buenas canciones, pero vi una actuación suya, de la última época, con Teddy al micro, y lo hacían bastante bien. Su versión de Stone Free de Hendrix sonaba auténtica. Recuerdo que quisieron expulsar de Ceuta al tal Teddy después del concierto por algún asunto de "hierbas aromáticas" o algo por el estilo. En fin, cosas de la época.

    Un artículo muy completo. Lástima que Los Dingos o Los Buhos no grabaran nada (que yo sepa) Fuero otros dos grupos "caballas" que no lo hacían mal.

    Saludossssssssssssssssss

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    1. Gracias, mister Babelain. La verdad es que de los Rocking Boys debemos agradecer el ímpetu que tuvieron y su habilidad técnica más que otra cosa. Sus versiones estaban bien, pero entre la mili y su poca capacidad de adaptación cayeron pronto. Hay muchos grupos de este tipo, que nacieron para un estilo y no tuvieron la habilidad de ir moldeándose al paso del tiempo.

      Y los Brisks, con muchos más recursos, fueron en gran parte víctimas de su sello. De todos modos, hay que reconocer que tampoco eran grandes creadores. Pero en fin, tanto unos como otros, tienen el mérito de haber sido pioneros, y eso no se lo quita nadie. Ah, y esa versión de Hendrix -muy buena, por cierto- es uno de los encantos de su último disco, del que hablaremos aquí cuando llegue su momento.

      Los Dingos al menos fueron teloneros de los Brisks con frecuencia, aunque efectivamente no llegaron a grabar nada. De los Buhos, ni idea. Sorry.

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  2. Hola Rick. Tengo unas albóndigas con sepia a fuego lento en la cocina. Voy a echarles un vistazo y ya regresaré más tarde. Un abrazo.

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  3. Caruano, saca una ración de albóndigas, y Rick, ponnos algo para que pasen.
    Bueno, con lo bien que estabamos en Mallorca, y tu emperrado en irnos para el sur, justo cuando a Ingrid y a Barbara ya las teníamos en el bote, en fín, aquí tampoco se esta mal.
    Los Briks, tienen buenas canciones, aunque son un poco irregulares, de los Rocking Boys comentar, lo primero que me voy a hacer una plantilla para muchos grupos, que dirá esto:
    Grupo que empezó con muicha fuerza y con cosas muy interesantes y que con el tiempo fué perdiendo fuelle.
    Esto se aplica a los Rocking Boys, me gustan mucho sus primeros temas, pero luego tienen cada uno que...
    No se por que hay tantos grupos que van de más a menos y no al reves. Una vez oí que los m,úsicos tienen toda la vida para hacer el primer disco y unos meses para el segundo. Ya va a ser esto.
    Un saludo y nos vemos en El Foro.
    ¡Como huelen esas albóndigas!
    Jose

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    1. Esas albóndigas prometen, ¿eh, don José? Bueno, pues yo pongo la bebida que haga falta. Un buen Rioja, por ejemplo. Y no se lamente usted por haber dejado plantadas a las vikingas esas, que las sureñas también tienen su fama.

      Irregulares son tanto los Brisks como los Rocking Boys, aunque sigo pensando que los Brisks tenían más recursos. Ahora, en eso de que fueron perdiendo fuelle tiene usted toda la razón. Supongo que se debe al hecho que comentaba con Babelain, que los cambios de estilos no les neneficiaron. En todo caso, el mundo está lleno de grupos con buenos inicios y que luego se pierden: poca base, creo yo.

      Y nos vemos en el Foro, sí. Precisamente el grupo que allí nos espera tiene base de sobra.

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  4. Apreciado Rick:
    Siento decirte que, ya que hablas de Casablanca, tu "Rick's Café Américain" no me gustó mucho cuando visité la ciudad (hace ya unos añitos), debido quizá a las reformas que hicieron cuando lo traspasaste o tal vez debido a que mi imaginación es una zorra mentirosa (ayudada por Michael Curtiz). En fin, no me hagas mucho caso porque todavía ando atontado por el soroche que siempre me producen las alturas (con lo que a mí me gusta viajar en tren).
    No veas cómo me siento identificado con The Rocking Boys cuando dices aquello de que la "actitud voluntariosa" suplía su falta de técnica. También es cierto que Celentano suena mejor en ese tema de la rubia de miedo.
    Disculpa, Rick, por no haber podido estar presente en todas tus masterclass, pero poco a poco me iré poniendo al día. Lo prometo.
    (Por lo visto, Belter era en aquella época como la Telefónica de hace unos años: tenía el monopolio en ámbito musical).
    Un placer estar aquí.


    Jose kortozirkuito, no sabes tú bien como me han salido las albóndigas (también llamadas almóndigas e incluso amóndigas o arbóndigas), con su saborcito a calamar y sus tropezones de alcachofas, salida de alcauciles murcianos. Celebro que puedas olerlas desde donde estés; envidia me das. También tengo que decirte que mi amigo Rick está un poco racanillo con la bebida y que solo ofrece una especie de zumo de naranja en copa de champán flauta (por lo menos eso es lo que publicita en la barra lateral del blog), eso sí, muy bien adornado con un corazón de fresa. Salud.

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    1. Antes de nada, apreciado Caruano: bienvenido de nuevo, tras tu viaje a Niuyor. Ya he saludado a tuis jirafas. En cuanto a mi ex-bar, qué quieres que te diga. En parte porque había mucho cartón-piedra y en parte porque los que vienen detrás tienen su propias ideas, de aquello quedó poco.

      Si con lo de la "actitud voluntariosa" te refieres a tu propio trabajo pictórico, no te hagas el humilde que ya conozco tus potencias. No sé si tienes mucha técnica o poca; pero tienes ángel, y eso es personal e intransferible. Sabes perfectamente que siempre ha habido muchos técnicos sueltos por el mundo, pero eso no es suficiente. En cuanto a Celentano, pues sí, para qué lo vamos a negar: a mí también me gusta más su "Che dritta".

      No te disculpes por tu ausencia, que aquí no pasamos lista. Por otra parte, entre un viaje a Niuyor y los rollos que me tiro, creo que la elección es obvia. Pero en cuanto a Belter, no eran los primeros: en Madrid mandaba Philips e Hispavox, y en Barcelona EMI. Haabía otros sellos de menor calibre, y entre ellos Belter era, por decirlo así, el camión escoba: la mayor parte de los grupos que no estaban en esas zonas o que se les escapaban a los grandes caían en sus redes.

      Y no estoy rácano con la bebida. Será que vosotros no sois de mucho beber. Afortunadamente. Las albóndigas deben de estar de miedo, aunque a mí me gustan más de carne.

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  5. Me sorprende otra vez lo mal que trataban las disqueras a sus grupos, empeñadas en que tocaran cualquier éxito aunque nada tuviera que ver con su estilo. Como siempre, se trataba de conseguir dinero rápido.
    Los Rocking Boys, solo por su versión de Wipe Out, ya merecen un lugar en esta pequeña historia. De los Briks conocía la de Pepe que siempre me ha dado bastante dentera pero la de Baby ye ye es una delicia, gracias por el descubrimiento. Como dice, en otras manos hubieran llegado más lejos

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    1. Pues sí, señor Chafardero. Nos encontramos ante un problema recurrente. La mentalidad de los jefazos discográficos era de otros tiempos, y hasta bien entrado el siguiente quinquenio se cuentan con los dedos de una mano los grupos que podían dirigir su carrera sin interferencias.

      Ya me imaginaba yo que este "Wipe out" le iba a gustar. Es una versión muy bien hecha, y demuestra que los Rocking Boys, al menos como músicos, tenían nivel. Y las dos de los Brisks también lo tienen, sin duda.

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  6. ¿Alcachofa? Toda la baba que se me estaba cayendo al leer con delectación la receta de las armóndigas se me ha congelado al oír tal execrable palabro. Aunque tal vez el señor Caruano se refiriera a una alcachofa, vulgo micrófono con goma espuma. Por favor, señor artista: no me dé estos sustos.

    Por alguna extraña razón, mi antivirus identifica la música que ha seleccionado hoy como un virus (¡Se ha detectado una amenaza!). ¿Quiere decir ello algo, oiga? Lo poco que he podido oír de The Rocking Boys me ha parecido muy primario; pero claro: era en los primeros sesenta. Los Brisks, pese a que me ha parecido entender que las gravaciones fiscales son posteriores, tampoco me parecen gran cosa: pero lo realmente importante es verlos desde la perspectiva de aquellos años, y por eso ambos me parecen admirables.

    Salud.

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    1. Sssssi.... A mí me pasa lo mismo, don Pez. Se ve que los norteños somos más bien carnívoros, porque eso de las alcachofas tampoco a mí me hace mucha gracia. En fin, ya se sabe que los mediterráneos son más de verde que nosotros.

      Su antivirus es Avast. Y por alguna extraña razón, lleva unos días que no lee correctamente los enlaces con Divshare.Misterios de la informática. A esperar. Ya veo que entre eso y sus tibias apreciaciones sobre los dos grupos de hoy ha debido de pesarle un poco esta entrada, pero no sufra: ya casi hemos acabado.

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  7. Me olvidaba:
    Soroche. Hermoso –y exótico- vocablo para denominar el mal de altura. Por suerte nunca lo experimentaré: las cloacas en las que me refugio me protegen de ese mal, entre otros.

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    1. Soroche, sí. No la conocía, y he ido a mirar al DRAE: voz quechúa. Definitivamente, la presencia del señor Caruano en este bar es bienvenida incluso por razones linguisticas. No es la primera vez que amplía nuestra visión del idioma.

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  8. Ahora me explico la campaña antirockera y antimúsica extranjera incluyendo las lenguas vernáculos de la infamante alcadesa de Fuengirola. Lo que hace es aplicar la vieja filosofía de las discográficas patrias ante la creatividadad de aquellos pimpollos melenudos.
    Hay mucha clase en esto dos grupos y mucho ánimo, quizás algo de ansiedad por llegra a llegra así. Magnífica versión del Wipe Out. Estupendos instrumentistas los Rocking Boys.
    Veo que de The Brisks salieron tres grandes figuras del rock postbeat e incluso con incursiones en el jazz como hizo el que luego se llamaría Pedro Ruy Blas. Veo que no te arriesgas poniendo una melodía cursi pero coñera como la de Pepe será Papá. Cualquier tema del grupo instrumentalmente son de lo mejorcito de aquel momento y cantando en inglés suenan bastante aceptables. En castellano tienen un curiosa y muy latina versión de la célebre María Cristina subtitulada (Con la Droga no)

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  9. Hombre, herr doktor, no tengo yo muy claro eso de que la alcaldesa de Fuengirola se haya acordado de las siniestras tácticas de los sellos nacionales de aquella época: es una boba, simplemente. Su memoria histórica no creo que dé para tanto.

    En cuanto a los dos grupos de hoy, creo que estamos de acuerdo todos en su ímpetu. Lo malo es que entre el sello de la alcaldesa de Fuengirola (vaya, ya me ha liado) y su escasa proyección no fueron mucho más allá. Ah, y no es que me haya arriesgado o no con el Pepe de marras: he puesto el link, así que no hay queja. De ese modo dejo sitio para otra canción, no sea mal pensado.

    La versión de "María Cistina" es buena y muy bien arreglada, teniendo en cuenta la dificultad que supone partir de un género totalmente distinto. Y lo de la droga fue una vuelta de tuerca que dieron muchos años después, al regrabarla en un LP de grandes éxitos. Queda un poco forzado el cambio de letra, pero en fin.



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