martes, 1 de julio de 2014

1972 (VI)



El trienio 1967/69 fue uno de los más prolíficos en la historia del rock británico; y el último de los tres resultó tener además un espectro muy variado, que abarca desde el progresivo hasta el folk. Es el año en el que se presentan al público las dos bandas segundonas más apreciadas en este local, Mott The Hoople y Humble Pie, a las que seguimos desde entonces y que ahora, en 1972, están viviendo una de sus mejores épocas tras un período tormentoso. 

Lo de Mott The Hoople es una verdadera odisea, ya que tras la muerte anunciada llega una épica resurrección. Recordarán ustedes que a finales del año pasado ya se rumoreaba un fin muy cercano, y la baja llega a hacerse oficial en Marzo de este año. Pero la vida a veces da segundas oportunidades, y el caso de esta banda es una buena muestra: poco antes de comunicar esa baja, les había llegado una cinta conteniendo una canción que David Bowie, fan a muerte del grupo, ofrece por si fuera de su interés; la canción se titula “Sufragette City”, es un rock endiablado y David considera que podría servirles para relanzar la carrera del grupo. Sin embargo Ian Hunter sigue con su vocación de cantautor rockero, en la estela de su amado Dylan, y no le parece ajustada a sus gustos. Tras anunciar la disolución, quedan algunos detalles como… vaya, alguien tendrá que llamar a Bowie, por lo menos para darle las gracias, ¿no? Bueno, pues a ello se ofrece Pete Overend Watts, que de paso… estooo… oye David, ¿no necesitarás un bajista, eh? Bowie demuestra aquí que su afición por los Hoople debe de rayar en el fanatismo, ya que otro los habría mandado al carajo tras rechazar un regalo del calibre de “Sufragette City”. Pero él no: para la historia queda la escena del Duque sentado en la habitación de un hotel londinense componiendo una canción al estilo de las que le gustan al soberbio Hunter, y ante él en persona. Lo que hubiéramos dado por ver eso… 

Esa canción se titula “All the young dudes”, es una especie de himno (un “contrahimno”, más bien) de espíritu glam que inevitablemente convierte en glam a todo lo que toca; y como resultado estamos ante unos nuevos Mott The Hoople, renacidos y apadrinados por Bowie hasta tal punto que él se encarga de buscarles un nuevo sello (CBS) y produce el primer disco de esta nueva banda. No se puede negar que la canción es claramente Bowie, tanto en la letra como en su estructura, pero también es verdad que a Hunter le sienta bien y lo refresca un poco. La letra, por cierto, fue definida por Bowie como una especie de continuación de “Five years”, y por eso digo lo del contrahimno: es el lamento sarcástico, por desesperado, ante la proximidad de un apocalipsis. En Julio de este año se pone a la venta el inevitable single, que llega al puesto 3 de las listas, y a finales de verano el LP que se elabora a la sombra de esa canción, con el mismo título. 

El disco se abre nada menos que con una versión de “Sweet Jane”, posiblemente impuesta por Bowie pero en la que también Hunter demuestra su ductilidad, y que al final fue otro single en algunos países (entre ellos ¡España!). A medida que nos vamos internando en él se nos va haciendo evidente que el influjo del señor Starman es milagroso, porque la capacidad compositiva de Hunter y sus amigos parece haber mejorado; y por otra parte, quizá como consecuencia lógica de su nuevo estilo, las influencias de Dylan casi desaparecen salvo en algunas escalas aisladas (en “Momma’s little jewel”, por ejemplo). Dentro de un tono rockero de tiempo medio, hay piezas muy dignas como “Jerkin’ crocus” o “One of the boys”; y cuando llegamos a los escasos momentos de quietud que ofrece esta obra, como el cierre con “Sea diver”, la escuela es más Bowie que cualquier otra, mientras que en “Ready for love/After lights”, escrita por Ralphs, a mí al menos me da la sensación de que está avanzándonos algunas de las líneas maestras que desarrollará en Bad Company. Así que estamos ante uno de los mejores discos de los Hoople o, para ser más exactos, ante un gran debut de una nueva banda glam. En cuanto a Bowie, ha perdido una canción para su “Ziggy Stardust” pero no nos importa: “Sufragette City” estará presente. Y grabará la otra en las sesiones de “Aladdin sane” aunque, salvo por dos o tres piratas que circulan por ahí, no la oiremos de modo oficial hasta su directo del 74. Ah, por cierto: Hunter aún se permitió el lujo de despreciar otra pieza del Duque poco después. Sí señores, y esta vez fue “Drive in Saturday”. ¿No es para matarlo? 

Con Humble Pie tenemos la ventaja de que su situación está consolidada y no es necesario emplear mucha literatura para describirla. La marcha de Frampton significó una radicalización en el sonido del grupo, ya que ahora Steve Marriott no tiene contrapesos: el rock pasado por el tamiz del boogie, el soul y el blues dejarán pocos resquicios a las canciones suaves que tanto le gustaban al bello Peter. La prueba definitiva es la publicación de “Smokin’”, el quinto disco -el primero sin él-, que llega a las tiendas en la primavera del 72. Y aunque algunos maniáticos prefiramos “Rock on”, el anterior, la verdad es que no hay muchas diferencias, porque ya en aquel se notaba que la tirantez entre Marriott y Frampton se estaba resolviendo a favor del primero. Digamos que aquel es la antesala de este, un bosquejo de lo que Marriott tenía en mente pero no se atrevía a desarrollar en su plenitud por miedo a que Frampton se marchase. Y ya que al final lo ha hecho de todos modos, ahora no hay nada que perder.

Marriott se está “oscureciendo” hasta tal punto que “C’mon everybody”, uno de los hitos del rockabilly, aparece en este disco convertida en puro boogie rock arrastrado, lo cual significa que de su estructura inicial queda poco. Entre las de producción propia hay al menos dos clásicas totales, no solo porque fuesen publicadas en single; se trata de “Hot’n’nasty” y “30 days in the hole”, que abrían la cara A y B respectivamente, y que nos muestran a los Pie en estado de gracia, aunque otras de estilo parecido como “The fixer” no tienen nada que envidiarles. Es meritoria la conversión de otra clásica como “Road runner” en un blues con su medio jam a continuación; pero ya puestos en plan blues, impresiona la versión de “I wonder”, una humilde pieza tradicional de dos minutos y pico convertida en un monstruo de casi nueve con sus guitarras, su armónica y sobre todo un canto desgarrado de Marriott que una vez más nos demuestra que ha nacido para esto. Es, definitivamente, uno de esos blancos con el alma negra que tanto honran a la Isla. Y el mercado supo agradecérselo: “Smokin’” es el disco más vendido en toda la carrera de los Pie.



12 comentarios:

  1. Dos obras que reinaron con justicia en aquellos años; Mott The Hopple es una banda a mayor gloria de Ian Hunter (por cierto su último disco es muy recomendable), y lo que menos me gusta es la versión de Sweet Jane. En cuanto al Smokin' poco que añadir, me parece monumental y desde aquí quiero reivindicar la figura de ese gran monstruo, Steve Marriot. Saludos

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    1. Y su trabajo le costó a Hunter llegar a ser el líder, porque en los primeros tiempos de la banda incluso estuvo a un pelo de que lo echaran. Pero sí, poco a poco se fue consolidando. En cuanto a la versión de "Sweet Jane" estamos de acuerdo, y sigo pensando que fue una imposición de Bowie.

      Marriott es un monstruo, en efecto. Yo tengo que reconocer que lo valoro mucho más en su primera época, la de Small Faces porque antes que de cualquier otro género que haya me considero fan mod; pero su trayecto hacia el boogie y el soul (que hasta cierto punto son coherentes con su estilo original) es digno de admiración.

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  2. Bueno Bueno, este año está cada vez mas lanzado,
    Dos joyas, ya he comentado alguna vez mi admiración por Hunter, que aunque al principio se le achacaba que cantaba como Dylan, creo que poco a poco fué definiendo su estilo, aparte de que gente que cantaba como Dylan había por un tubo y al final hay cosas peores.
    El de los Pie, tremendo, uno de mis discos de hard-rock favoritos.
    En cuanto a lo de bandas segundonas, no se que decirte, yo prefiero hablar de discos que de bandas, el hacer un grupo uno o varios buen discos, no le da ningún privilegio ni galones, sino que hay que currarselo disco a disco. Hay demasiados grupos que siguen viviendo de que hace treinta o cuarenta años sacaron algun buen disco.
    Creo que estas dos bandas perviven por sus obras.
    A ver que es lo siguiente, que cada día pones el listón mas alto.
    Saludote
    Jose

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    1. Pues sí, don José, este año se las trae; bueno, en realidad desde mediados de la década pasada la Isla es un hervidero. Y en cuanto a Hunter yo creo que le debe muchos favores a Bowie, no solamente una canción: estoy convencido de que su cambio hacia el estilo glam rock se debe totalmente a David, que tenía mucha más visión de futuro. Y el disco de los Pie, efectivamente, es de lo mejorcito de su carrera.

      Lo de las bandas segundonas (a las que por lo general añado el adjetivo "respetables") no es en ningún modo peyorativo; simplemente las distingo de las que continuamente estaban en los primeros puestos de las listas. En aquella época está claro que había otras por delante de ellas, y que alguna siga viviendo aún hoy de rentas ya no importa mucho: es evidente que Who, Stones, Kinks y compañía estabn un peldaño por encima.

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  3. Con cualquiera de los dos se puede uno poner las pilas, y ambos son incombustibles aunque si me dieran a elegir, por lo que hizo Humble Pie no parece que haya pasado el tiempo, por algo será.
    Saludos Rick.

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    1. Pues sí, lady Jane. Son vitamínicas, estas dos bandas. Luego ya lo del paso del tiempo sobre la obra de unos u otros depende en gran parte de los gustos de cada uno, pero creo que siempre habrá un grupo de seguidores que tengan muy presentes tanto a los Pie como a los Hoople. Son estilos distintos, pero su espíritu de "grupos de carretera" es similar.

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  4. Al contrario de lo que dice Jose Kortozirkuito no creo que sean las obras que definen un grupo, como los huevos no identifican a las gallinas de las que salen. Esa visión, respetable por otra parte, elimina de un plumazo todo la significación social de la música pop/rock a lo largo del tiempo, se carga su sentido, la historia del grupo dentro de un determinada generación musical, así como sus actuaciones en directo y en definitiva, su protagonismo musical.
    ¿Por qué nos seguimos acordando de Sex Pistols o los Ramones a pesar de que a duras penas podamos apreciar sus cualidades discográficas? ¿Por qué el Boss o los Stones sigue llenando estadios? Lo mejor de esta música es que trasciende sus propios resultados, los discos, y aporta siempre algo más por eso sigue triunfando aún reconociendo sus limitaciones musicales frente a otros géneros.
    La prueba más evidente de lo que digo lo demuestra ese "All the young dudes". ¿Por qué se convirtió en un himno generacional? ¿Por qué siendo un referente musical después de tantos años? ¿Por que tiene ese insuperable aire de lamento y derrota? ¿Por qué nos impresiona tanto a pesar de que si diseccionásemos la canción en su partes no ha nada especialmente espectacular?
    Buen disco el the Mott the Hopple aunque a veces a Ian Hunter se le vea en la deriva entre Bob Dylan y los Stones como en ese One of the Boys. Tampoco me impresiona mucho ese Sweet Jane que solo en la magia de Lou Reed puede alcanzar ese magia que en otros solo suena a pura machaconería. El final es muy bello con ese extraordinario Sea Diver.
    No he oído el disco de Humble Pie y espero subsanarlo dentro de un momento.
    Saludos

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    1. En ese cruce de opiniones yo me quedo en el camino de enmedio, herr doktor. La obra, en primer lugar, define el estilo de un grupo. Otra cosa es que haya que tomar a ese grupo como integrante de una época, pero tal vez el comentario suyo haya que reformularlo de otro modo. Nos acordamos de los Pistols o los Ramones por su actitud, de acuerdo, pero también por sus canciones. No digamos ya el caso de Beatles y compañía: van ya unas cuantas generaciones tarareando sus piezas inmortales. Ahora, que el rock se ha convertido en un culto también es verdad: yo no siento la menor necesidad de ir a ver a Springsteen o a los Stones a estas alturas, pero comprendo que haya gente que lo hace porque un directo son muchas más cosas que la simple música. En ese sentido los rockeros son más respetuosos con las tradiciones que nosotros los poppies: yo solo valoro la obra musical, aunque ya digo, comprendo que también el envoltorio tiene su gancho.

      Y luego está el valor de las canciones independientemente de sus autores: en el caso de "All the young dudes"la cosa es fácil porque sus intérpretes no son sus compositores, pero ¿se imagina usted "Imagine" sin citar a Lennon? Todo depende.

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  5. No soy especialista en estos dos grupos. Si que soy admirador, tanto de Frampton, como de Hunter y de Marriot. Los dos discos que propones aquí, me parecen dos grandes discos. No son de los que ponía más por aquella época, pero tengo buenos recuerdos de ellos. Lo que no se comprende muy bien (desde nuestras humildes cabecitas) es el descarte de los temas que ofrecía Bowie. Seguimos tomando nota.

    Saludosssssssssssss

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    1. Lo de los descartes no lo entiende usted ni nadie, mister Babelain. Hay que ser muy cenutrio, pero ya ve: al final la jugada le salió bien. Tampoco estos dos discos son de los que más ponía yo, pero me pasa lo mismo, que los recuerdo con cariño porque fueron además muy populares y algunos cuantos colegas también los tenían. Son de ese tipo de discos todo terreno que solían oirse en compañía, y cuantos más mejor.

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  6. Creo que voy a suspender esta evaluación, más que nada por la tremenda confusión que tengo entre Ian y Steve Hunter. Sweet Jane es de Lou Reed, ¿no?, y Steve compuso la maravillosa Intro de esa maravilla. Pero Bowie impuso Sweet Jane para que la tocase Ian. ¿Voy bien? Perdido o no, lo que he oído de Mott The Hoople hoy –no les presté demasiada atención en su momento- me parece cojonudo.

    Humble Pie tampoco fueron de mis preferidos en su día, pero sí que recuerdo algunos de los temas que cita, señor Rick, y son muy buenos: honrados y contundentes.

    Muy buena entrada. Gracias y saúde.

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  7. La confusión es de apellidos, pero hay que reconocer que no solo por eso: los dos Hunter trabajan géneros parecidos, e incluso indirectamente tuvieron relación. "Sweet Jane" es de Reed, efectivamente (ya sabe, Velvet Underground por entonces). Steve Hunter, años después, creó la intro para su interpretación en directo cuando Reed ya iba por libre, y esa es la que se oye en "Rock and roll animal", por ejemplo. Pero ya digo, es posterior a su primera "encarnación", que era casi acústica.

    Suponemos que Bowie impuso esa canción a los Hoople. Bowie era un gran admirador de Reed, pero ni uno ni otro se "rebajaban"a hacer versiones, por lo general. Y como en ese momento los Hoople estaban adminsitrados por Bowie, qué mejor que usar al grupo para, indirectamente, hacer un homenaje a su amigo.

    Y gracias a usté.

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