En la lista de los nombres más importantes de la vanguardia catalana a principios de los años 70, hay al menos otros dos que resulta obligatorio citar: Pan & Regaliz y Om. Ambos tienen influencias psicodélicas; pero mientras los primeros son una banda de rock progresivo al más puro estilo británico, Om (que no es exactamente un grupo convencional) desarrollan una mezcla entre jazz y free rock que los hace únicos. Algunos de estos músicos, cercanos o no al Grup de Folk, son ahora instituciones nacionales, porque con el paso del tiempo han desarrollado una carrera muy respetable; pero en cuanto a estas dos bandas, la categoría legendaria de la que disfrutan ahora de poco les sirvió en su época.
La historia de los regalices comienza a mediados de la década anterior, cuando un grupo de adolescentes se reúne bajo el nombre de Els Mussols. A pesar de ser muy jóvenes, su variado repertorio de versiones los lleva del pop al folk, de Bob Dylan a los Kinks. Como era de suponer, más tarde o más temprano tendría que haber una clarificación de objetivos, y tras una fase más orientada al folk hippie (en la onda Sisa/Riba), en 1969 sus tres miembros más rockeros -Alfons Bou, batería que pasa a ser guitarra, Artur Domingo, bajo, y Guillem París, flauta- deciden marcharse. Los tres pueden cantar, así que solo necesitan un batería: en ese momento Jackie (Santiago García) acaba de abandonar Máquina! y está disponible. Nace así “Agua de Regaliz”, grupo progresivo con tintes psicodélicos que a mediados de 1970 graba un primer single en Diábolo/4 Vents: “Waiting in the munster’s garden / When you’re so bringdown”. Con solo esas dos canciones queda clara su escuela, con una línea de bajo al estilo Family en la primera o ese blues oscuro que luce la segunda y que recuerda mucho al sonido del sello británico Vertigo. La voz principal será la de Guillem París, fan total de Ian Anderson y flautista como él; ya se pueden imaginar cuál va a ser una de las influencias definitivas en este grupo.
Solo con ese single y algunas piezas más ya tienen repertorio suficiente para actuar en los eventos más floridos del naciente progresivo catalán, entre finales del 70 y principios del 71, pero el ominoso servicio militar se cobra su tributo: esta vez le toca a Jackie. Y a eso se suman los problemas económicos de 4 Vents, que llevan al grupo a buscar otro sello, que será Ekipo. Esa marcha destemplada origina un problema contractual que les obliga a cambiar también de nombre: deciden llamarse Pan, a secas; luego se lo piensan mejor y le añaden el regaliz por si algún fan de la primera época se despista. Bien, pues Pan & Regaliz ya tienen material para grabar un Lp, y a ello se ponen tras dar con un nuevo batería, que será Pedro Van Eeckout, pluriempleado en pequeñas bandas de la zona. Tras un single con dos canciones como adelanto, ese disco grande, de título homónimo, llegará a ser otro de los clásicos en la leyenda progresiva nacional: no tuvo grandes ventas en su momento, pero se ha reeditado ya unas cuantas veces. Se abre con “One more day”, un recordatorio en toda regla a los primeros Jethro Tull: la voz, la flauta, el ritmo, la guitarra, son la consecuencia de haber estudiado con provecho el “This was” de los británicos (y su “Thinking in Mary” es el Bouree de los regalices). Reaparecen las dos canciones de su primer disco, ligeramente modificadas, y es fácil reconocer gran parte del santoral de estos muchachos: de nuevo los Tull, que se encuentran con Cream en “Dead of love”; pasa la sombra de los Doors por “I can fly”; también de nuevo me acuerdo de Family, de la “amigable” voz de Chapman -cuando sonaba apaciguado- en “A song for the friends”, y quizá uno de sus momentos más personales sea la extensa “Today is raining”. Así que, en conjunto, estamos ante un espléndido homenaje a todas las bandas que los han influido, pero ese es también su defecto: Pan & Regaliz no tienen un estilo propio, y el escaso público progresivo de la época prefiere originales a copias.
Poco después se publica un single cuya cara A será una nueva y última canción, “Magic colours”, con unos juegos de voces psicodélicas que recuerdan a July, pero ahí termina la historia: un segundo disco que se había planeado no llegó a grabarse siquiera. Poco después vuelve Jackie de la mili y Pedro se marcha para participar en Om y luego el grupo de jazz fusión Jarka, pero ya no importa mucho porque tras unas cuantas idas y venidas Pan & Regaliz desaparecen en 1972. Guillem París, el único que estuvo al pie del cañón de principio a fin, intentó en 1973 publicar nuevo material, pero fue imposible. Lo que queda para la historia es otro de esos discos legendarios que, independientemente de su categoría musical, forma parte de un Olimpo nacional muy escaso pero entrañable. Aquí lo tienen.
Jordi (“Toti”) Soler es un guitarrista virtuoso, un músico de Conservatorio que en 1966, con diecisiete años, entra en un grupo llamado Brenners’ Folk (uno de sus creadores es el histórico Vytas Brenner, junto a su hermano Haakon), donde ya milita un pianista llamado Jordi Sabatés, otro virtuoso no mucho mayor que él. Cuando los Brenner se vuelven con sus padres a Venezuela, el grupo pasa a llamarse Pic-Nic y siguen practicando un folk pop que los lleva a la cumbre en 1968 con la canción lacrimógena “Cállate niña”, cuya letra fue compuesta por su cantante Jeanette, otra niña. Muy poco después, Toti y Jordi abandonan el grupo para dedicarse a lo suyo, que es inicialmente el folk rock con influencias psicodélicas pero que pronto se irá acercando al jazz; a partir de ese momento, reconocidos ya como músicos de categoría, colaboran con varias figuras tanto de los Setze Jutges (especialmente María del Mar Bonet) como del Grup de Folk. Ya en el 68 Toti ha decidido crear un grupo que puede funcionar como tal, con vida propia, o también servir de apoyo a otros músicos; en la idea original participa también Jordi, aunque él prefiere simplemente figurar como músico de acompañamiento o hacer arreglos antes que militar en un grupo real, con obligaciones de grabar o actuar con carácter fijo. Finalmente Toti presenta a Om, una banda que tendrá entre sus primeros trabajos acompañar a Pau Riba en la primera parte de “Dioptría” (donde también participa Sabatés como arreglista en algunas piezas); posteriormente Toti será su ayuda principal tanto en la segunda parte como en su disco acústico grabado en Formentera. Pero debido a que Om solo actúa en directo como banda acompañante, la formación sufre cambios continuos mientras él va edificando un sonido básico que pueda llegar a ser grabado.
Y ese momento llega a finales de 1970. Para entonces, en la batería figura Peter Hodgkinson; Manuel Elías suele ser el bajista, y ocasionalmente otros músicos aportan instrumentos adicionales (como el propio Sabatés, cuyo piano se oye en muy contadas ocasiones). El resultado son cuatro piezas que, en palabras de Toti, resumen una serie de ensayos improvisados por falta de tiempo. El disco, publicado en 1971, se titula “OM” y es otro de esos inevitables en la historia musical española de los primeros años 70. Con toda la razón del mundo, puesto que ya es suficiente con la apertura, “Excusa 6/8”, para comprobar que estamos ante una obra de calidad muy por encima de la media nacional, una supuesta improvisación jazzística en la que se crea un juego magnífico y original entre guitarra, bajo y batería, tan al viejo estilo y tan innovador a la vez, con el vuelo de los instrumentos de viento; esa improvisación se traslada en una segunda parte a zonas progresivas rozando la psicodelia y vuelve finalmente al principio, en un círculo brillante. La guitarra de Toti me parece de lo mejorcito que hay en España, sin la parafernalia más o menos heavy que suelen emplear la mayoría de sus colegas. La otra pieza de la cara A es “Non ho sap ningú”, mucho más libre y experimental, cercana al free jazz; en la cara B, “Zitro’s ache”, con una trompeta protagonista (Xavier García), recuerda a Miles Davis y la soltura instrumental que suele acompañarle, mientras que la despedida con “Excusa num. 1” es un paseo por varios géneros, desde su entrada al estilo de rock psicodélico saltando al jazz rock, el progresivo… casi parece andar Zappa por el medio, en algunos momentos. Aunque este tipo de estilos no es lo mío, en conjunto este disco me parece delicioso.
Las ventas, como era de esperar, son minúsculas. Poco después Pedro Van Eeckout sustituye a Peter en la batería y Om presenta su único single: “Vindrá la llum /Waiting of Godot”. La primera es un rock brillante, original, muy bien estructurado (ese juego entre guitarra y bajo… Lástima que no hiciesen algunas piezas más en este plan), mientras que la segunda es un tanto sorprendente, en plan festivo y alegre, con unos coros y palmas que le dan un aire despreocupado a una composición que podría ser buena alternativa, de calidad, insospechada, a la canción del verano. Poco después Om se disgregan: tanto Toti Soler como Sabatés (que por entonces ya milita en Jarka) seguirán una impresionante carrera que se une en varias ocasiones. Y nosotros nos quedamos con la exigua discografía de un grupo “itinerante” que ha dejado para la Historia otro de esos discos totémicos.
Excelente entrada, plena de datos y amplio conocimiento de la materia. Me han gustado als referencias, especialmente la de July, un magnífico grupo ampliamente desconocido. Me hice con el único Lp de Pan & Regaliz gracias a la reedición de Wah-Wah Records del año 200 y lo considero como el más cercano acercamiento de una banda española al sonido de Jethro Tull, como bien expones. Una época irrepetible y magnífica, la del rock progresivo catalán de los primeros años 70.
ResponderEliminarSaludos y agradecido por la descarga de OM.
JdG
Gracias, Javier. Lo de citar a July me salió del alma, porque ese tipo de voces como "entubadas" es un tic muy típico de algunas canciones suyas. Por desgracia, como muchas otras bandas de aquella época fueron tragadas por el remolino de novedades continuas que había.
EliminarEn cuanto a Pan & Regaliz ya digo, su problema era la poca originalidad, y es que esa inaudita similitud con los Jethro es como la de July: muchas horas escuchando esa música, demasiado mimetismo. Om es otra historia, y espero que te guste; como también digo arriba, yo no soy muy aficionado al jazz rock pero este disco en concreto me parece muy bueno porque se sale de todas las convenciones. Justo lo contrario que Pan & Regaliz, por cierto.
Buen nombre Pan & Regaliz, pero lo de la flauta me chirría bastante, es un instrumento que no me gusta nada en la música moderna. Algún tema se salva, pero la sombra de los Tull es muy alargada para mí.
ResponderEliminarOm, su primer tema se deja oír si te pones en modo jazz, el trompetista es un tipo competente. Luego la cosa se pasa a un free jazz que no me va nada con momentos dignos de banda sonora de peli de terror
Bah, no hay problema. Cada uno tiene sus gustos, y en cualquier caso los regalices podrían ser considerados como anecdóticos. En cuanto a Om, hasta cierto punto también. Pero quedan muchas "ofertas" por descubrir todavía.
EliminarPan y Regaliz si que se habían empapado el "This Was" de J. Tull. Como tú y yo, no?. Suenan muy bien. Buenos músicos, pero como bien dices, no tienen un estilo propio. He vuelto a oir el disco, que por supuesto tenía por ahí. También he vuelto a oír el de Om. Toti Soler es mucho Toti, y cuando se rodea de buenos músicos siempre sale algo bueno. También a mi me chirrían un poco esas improvisaciones tan largas y en plan free jazz, pero Toti es un guitarrista muy versatil y se mete en muchos fregaos saliendo airoso; en mi opinión.
ResponderEliminarSeguimos tomando nota y recordando aquellos buenos momentos de oasis en el desierto de los 70.
Saludosssssssssss
Pues sí, Bab. Hay dos o tres generaciones que nos hemos estudiado los primeros discos de Anderson y sus secuaces. Y me alegro que coincidamos sobre Toti, que a mí me parece menos "espectacular" que Max -por poner un ejemplo- pero con muchos recursos.
EliminarSaludos...
Cómo aprendo contigo, maese Rick. El disco de Pan & Regaliz lo tengo, pero de su historia, poco, poco. Om, ni idea (aunque sí conozco a Pic-Nic aquí se pone el emoticono colorado). En fin, que al zurrón y ya te comentaré impresiones.
ResponderEliminarUn abrazo
kk
Ahí ahí, al vacile. Aqui tal vez aprendamos todos pero yo el primero, que me tengo que repasar un montón de datos antes de ponerme a escribir. Om están en el Olimpo de los españoles míticos de principios de década, pero por entonces fueron quizá de los menos escuchados, supongo que por el tipo de música que hacían. Bueno, y por la distribución de su sello, que no era como para echar cohetes.
EliminarSaludos mil.
Decididamente soy un masoca, pues oirse los dos discos uno detrás de otro tiene paquete.
ResponderEliminarPues los discos los tengo en su estanteria con su buena capa de polvo y curiosamente al estar en orden alfabético van seguidos.
En su tiempo recuerdo me gustaban, pero ahora, Pan y Regaliz me parecen pobres, solo con algunos momentos de brillantez, y el de Om, una brasa de las gordas y eso que el Toti era mi guitarra favorito, eso sí, la portada buenísima.
Los comentarios de mi compañera no los pongo, pues son algo mas crudos que los mios.
Bueno, para desintoxicarme me voy a oir enterita la discografía de Luis Aguilé.
Definitivamente soy un masoca.
Saludotes
Jose
Hombre, ya comprendo que no se puede agradar a todos, y que a estos discos en concreto se les nota mucho el paso del tiempo. Pero tienes que verlo por el lado bueno: escucharlos ahora, después de tanto tiempo, rejuvenece un poco, ¿no?
EliminarEn fin, a ver si hay más suerte con los siguientes....
Hola:
ResponderEliminarEl disco de Pan & Regaliz lo tenía guardado y olvidado y nunca le presté mucha atención.
Hoy lo he vuelto a descargar motivado por esta entrada y lo he escuchado por encima. La verdad es que ha valido la pena darle un repaso, en algunos temas la influencia de Ian Anderson es muy patente, pero la flauta de Guillem Paris suena muy original y tiene momentos muy brillantes. Es un buen disco sin duda que vale la pena guardar.
El de OM, me lo descargo pero este se limitará a estar guardado junto al otro, lo he escuchado muy por encima y la verdad es que no me apetece mucho.
Seguimos aprendiendo.
Saludos.
Hola, Antoni. Creo que estamos todos de acuerdo en que los regalices van justitos, pero tiene su mérito de todos modos. Y Om es otra historia, mucho más personal, pero creo que al menos conocerlos nunca sobra.
ResponderEliminarSaludos