En el segundo quinquenio de los años 70 Andalucía se convirtió en una verdadera alternativa al poder madrileño y catalán, puesto que el folclore andaluz, como reconocía Victor Jou, tiene mucha más historia que el catalán y en consecuencia es mucho más amplio y variado. Por otra parte ya hemos visto que desde los años 60 hubo en Cataluña un marcado interés por la oferta del sur: el mejor ejemplo fueron los Smash, la joya de la corona rockera andaluza en aquellos tiempos, que comenzaron a ser conocidos gracias a sus primeras grabaciones en un sello catalán y que justamente en Cataluña terminaron también su carrera. La mayor parte de los músicos andaluces en esta época seguirán la consigna de hacer "rock con raíces", aunque en muchos casos no se notará una gran diferencia entre ellos y los catalanes afines al jazz rock o el progresivo sinfónico. Y si en Cataluña hubo un caldo de cultivo que protagoniza Zeleste, en Andalucía hay al menos dos personajes fundamentales que hasta cierto punto ejercen de guía: Gonzalo García Pelayo y Ricardo Pachón. Ambos eran ya conocidos cuando apoyaron a Smash y, a pesar de la gran diferencia de orígenes e intereses entre uno y otro, ambos fueron fundamentales en la trayectoria, acertada o no, de aquel grupo. Hoy nos visita Pelayo, un "emprendedor", como se dice ahora, nacido en Madrid por casualidad y sevillano por vocación, cuya afición musical va desde la clásica hasta Hendrix o Pink Floyd, y con una clara voluntad de encauzar esa afición en favor de los músicos que tengan cosas interesantes que ofrecer. En 1975 es ya un personaje muy popular a escala nacional, tanto por su trabajo en la radio como en la prensa (además del recuerdo de Smash, claro), y Movieplay le encarga la dirección del subsello Gong. Desde ahí lanza a grupos tan dispares como Burning o Tilburi, pero su principal interés será el naciente rock andaluz. Y en ese sector, su propuesta más exitosa la tenemos hoy aquí: Triana.
Al igual que Iceberg en Cataluña, Triana es la asociación de tres músicos veteranos que habían comenzado en el negocio casi diez años antes: su guitarrista Eduardo Rodríguez Rodway fue miembro, entre otros grupos, de Los Payos y Tabaca; en este último conoció a Jesús de la Rosa, teclista y cantante, mientras que el batería Juan José Palacios -Tele- ya llevaba también unos cuantos grupillos encima y había acompañado a los Payos en varias giras. El trío queda estabilizado a finales de 1973, tras una breve estancia de Lole y Manuel y la marcha del bajista Carlos Attlas (en las grabaciones y algunas giras el bajista oficial será Manolo Rosa, ex de Flamenco y futuro Alameda). Gracias a esa veteranía tienen una formación musical muy amplia que ha ido evolucionando al ritmo impuesto por sus grupos favoritos, desde el blues rock psicodélico de unos Cream hasta el progresivo de King Crimson o Pink Floyd; pero toda influencia, del tipo que sea, queda matizada por su naturaleza radicalmente andaluza, sevillana... del barrio de Triana, vamos. En consecuencia el repertorio, en su gran mayoría obra de Jesús de la Rosa, se convertirá en la definición más exacta del llamado "rock andaluz": las melodías, por lo general de tono melancólico, van apoyadas por un desarrollo musical entre progresivo y sinfónico muy vigoroso que les da un aura de grandeza. En 1974 se costean la grabación de un single producido por ellos mismos con la ayuda de Teddy Bautista, que además les da la entrada en el subsello Gong de Movieplay. Ese single contiene dos futuras clásicas: "Recuerdos de una noche / Luminosa mañana"; pero fue un fracaso, porque a los jefes de Movieplay aquello les pareció un experimento raro, y no hubo promoción alguna.
Pero poco después Gonzalo García Pelayo, que ya tiene mando en Gong y conoce el repertorio del trío, firma un contrato con ellos: a partir de entonces será su manager y productor. Y en la primavera de 1975 se publica su primer Lp, de título homónimo pero al que todo el mundo acaba llamando "El patio" por su portada. Ahí vienen, además de las dos piezas de aquel primer single, otros cuantos hitos de su carrera como "Abre la puerta", que es la que abre también el disco y probablemente sea la más famosa: esa guitarra española envuelta en teclados de piano y sintetizadores junto al canto dolorido de Jesús de la Rosa (una de las mejores voces que ha dado España) da paso luego a un desarrollo en el que la batería, acompañante discreta hasta ese momento, protagoniza un trabajo rítmico contundente pero impecable apoyando, junto a una brillante escala de bajo, el dibujo de teclados que luego se suspende al llegar a una fase de relajamiento, de tono sinfónico, para recuperar luego la imponencia anterior e irse desvaneciendo. Son casi diez minutos en estado de gracia, y hay que hacer mención también al excelente trabajo de Antonio Pérez García de Diego, un clásico del rock español ya por entonces, cuyo punteo en la segunda parte de esta canción es antológico. Pero el resto del disco no desmerece en absoluto, porque parecidas en grandiosidad son "El lago" (especialmente esta) o las dos que componían el single; a cambio hay un cierre contenido, casi intimista, en la pieza acústica de dos minutos titulada "Todo es de color", interpretación libre de la original de Lole y Manuel. Como dijo Pelayo, "El buen rock es una intersección mágica de tiempo y espacio. El tiempo explica que escucharan a Pink Floyd, pero su espacio era Andalucía". También es de ley citar la espléndida portada, obra de Máximo Moreno, que constituye la guinda del pastel. Pero Movieplay sigue sin entender el formidable potencial del trío, y de nuevo la promoción es inexistente; lo cual da carácter de hazaña al destino de este disco, que en sus primeros meses de vida tuvo unas ventas ridículas pero que gracias a la labor de las emisoras y al boca a boca llegó a ser una de las inversiones más rentables del sello. Y por supuesto a día de hoy nadie niega que estamos ante un ejemplo brillantísimo de rock andaluz, si no el mejor de todos.
Dos años después llega "Hijos del agobio", su segundo disco, y Movieplay/Gong siguió con su conducta rastrera probablemente pensando que el disco se vendería solo. Si es así, acertó: en tres meses había sobrepasado las cien mil copias. Pero al menos Pelayo tuvo más medios para dirigir la producción, que aquí ya es casi perfecta; al trío le acompañan prácticamente los mismos músicos que en el debut, y la portada de nuevo pertenece a Moreno. En ese ambiente de continuidad crean una nueva obra cumbre, cuyas diferencias más marcadas con respecto al disco anterior se encuentran antes en las letras -más comprometidas, a tono con la situación política y social del momento- que en la música. La primera canción, que le da título, es un buen resumen; de nuevo va quedando claro que, dentro de la vocación sinfónica del trío, el peso creciente de la guitarra, con ese tipo de sonido, recuerda antes a unos King Crimson de los primeros años que a Yes, por situarlos de algún modo (y luego "Ya está bien/Necesito" o la instrumental "Recuerdos de Triana", una exhibición de batería y sonidos electrónicos, son más pruebas de ello). Aun así hay acercamientos al flamenco más melódico en piezas como "Rumor" o "Sr. Troncoso", abrigadas, como las demás, por unas letras a las que el tono dolorido de la voz otorga una mayor contundencia, casi rabia en su esperanza de que la situación cambie por fin. Entre unas cosas y otras Triana es a finales de 1977 el grupo moderno más popular de España, algo que sería impensable poco antes si tenemos en cuenta que estamos ante un grupo racial, por decirlo así. Lo cual significa que la apuesta del trío y Pelayo por el "rock con raíces" ha sido un completo éxito... a pesar de su propio sello.
En 1979, tras un buen número de giras multitudinarias, llega el tercer y último disco de su época dorada: "Sombras y luz". Esta vez Movieplay/Gong espabila y se gasta los cuartos en una buena promoción, que va acompañada de nuevo por una producción excelente, los mismos músicos de apoyo (con el añadido de Pepe Roca, guitarrista ex Tartessos y luego en Alameda) y el diseño de portada a cargo de Moreno: lo que funciona, no lo cambies. De nuevo fue también un éxito de ventas apabullante, considerando los números que se manejan en el pobre mercado nacional, y con razón; porque esta es la consolidación de un sonido, de un tipo de escuela que no ha sufrido grandes cambios desde su comienzo, cinco años antes. Es una nueva entrega de rock progresivo andaluz pero con algunos matices que evitan la reiteración: "Una historia", la canción que lo abre, ya suena un poco más "cercana", con menos carga sinfónica y un cierto tono de oscuridad. Hay momentos en los que el ambiente flamenco queda envuelto en una estructura casi experimental, como sucede en la sorprendente pieza que da título al disco, en la que el protagonismo vocal corre a cargo de Miguel Ángel Iglesias, que ya había intervenido en el disco anterior. La cara B se abre con "Hasta volver", que muchos fans consideran el momento central del disco; se trata de un desarrollo de diez minutos en el que de nuevo el espíritu trianero se desarrolla en un ambiente que podría llegar a recordar a las bandas canterburianas (ya saben, Caravan y ese tipo de gente). "Tiempo sin saber" es probablemente la que "mantiene las formas" más esperables del folclore, pero aun así también tiene sorpresas. Y al final resulta que este es el disco preferido por los menos "trianófilos", como el que esto suscribe: es el menos sinfónico de la trilogía, y por lo tanto el más pegado a la tierra -sea cual sea esa tierra...
A partir de ahí las cosas comienzan a torcerse: la década de los 80 se inicia con "Un encuentro", en el que la genialidad ha desaparecido y se sustituye por un desarrollo muy profesional pero soso, sin gancho; peor es aún "Triana", publicado el año siguiente, y aunque levantan un poco el vuelo con "Llegó el día", es evidente que su época ha pasado. Ya por entonces había comenzado el reguero de recopilatorios y poco después muere Jesús de la Rosa en un accidente de tráfico, lo que certifica la desaparición del trío. Allá por el 94 Tele utilizó el nombre comercial para reactivar su carrera durante un tiempo, lo que no fue del agrado de Eduardo y una gran parte de los fans de antes. Tele murió en 2003. Y lo único que queda por reseñar es que tras aquellos inicios de Triana a mediados de los años 70 surgió un verdadero enjambre de grupos de rock andaluz, más o menos aflamencados, más o menos progresivos, algunos cercanos al jazz rock, y que tuvieron un éxito relativo: Alameda, Imán, Guadalquivir, Cai... una larga lista que se prolonga a finales de esa década con el surgimiento de fenómenos cercanos al heavy como Medina Azahara, por ejemplo. De la mayoría de ellos ya solo se acuerdan los coleccionistas, pero hay que reconocerles, como a los catalanes, una gran altura técnica y probablemente más creatividad.
¡Hoy el primero!
ResponderEliminarEs que me ha dicho mi mamá que si no hago los deberes, mañana no me voy de vacaciones, a Salamanca nada menos.
Afortunadamente la lección esta la tengo bien aprendida.
Si alguien me pregunta cual es el mejor disco de la historia del rock español, la respuesta es contundente: "El Patio" de "Triana", un disco que sigue sonando sin parar en mi casa, y es sorprendente que con lo enrevesado que es ese estilo nunca llega a cansar, por lo cual creo tiene un valor añadido.
El segundo también es bien bueno, lo único que "El Patio" está blindado y es improfanable.
Ya el tercero, pega bajón, pero es que es imposible mantener ese nivel.
Es el grupo del rock andaluz, comparado con ellos, el aluvión que vino después son puros aficionadillos o directamente copiones de lo imposible.
Empieza fuerte la cosa.
Me hago la mochila y... ¡Para Salamanca!
Saludotes
Jose
Salamanca, la patria del jamón... Bueno, y de otras cosas, pero en fin. Qué envidia.
EliminarYo no sé cuál es el mejor disco de rock español, como tampoco lo sé de la Isla o de Yanquilandia, pero este debe de ser de los mejores aunque como digo arriba yo no soy muy de este palo. Lo cual no impide que reconozca sus grandes cualidades técnicas; en todo caso, prefiero Triana a cualquier grupo catalán de la época.
Bueno, a ver, ¿te llevaste un jamón o no?
Triana es la punta de lanza de una magnífica sarta de grupos andaluces, Smash, Gualberto, Solera, CRA&G..., que nos alegraron la vida en aquellos últimos años 70. Representaron, mejor que ninguno, lo mejor del rock andaluz de entonces, equiparable en cierto modo a lo que años más tarde supusieron Veneno y su saga. Coincido con Korto en que su primer Lp es el mejor, sin que el segundo desmerezca. Su "Sombra y Luz" lo compré no hace mucho y no lo tengo demasiado controlado, no puedo opinar con mayor causa. Ya que hablaba de punta de lanza al principio, creo que haces bien en recalcar la figura de Gonzalo García Pelayo, una figura (como él solía decir, cuando en sus programas de Onda 2 hablaba de un disco que le gustaba especialmente) "absolutamente grande", imprescindible en aquella época.
ResponderEliminarSaludos,
Yo ya digo que no soy muy de este palo,aunque por supuesto otra cosa son esos cuatro que citas y algunos más (un ramillete, en todo caso, más de finales de los 60/mediados de los 70). Y García Pelayo es desde luego un personaje de mucho calado,aunque a veces con una visión demasiado comercial. Fue otro de los que se quejó luego de la Movida: "a mí la Movida me hizo perder mucho dinero". Bueno, suena un poco cínico pero al mismo tiempo más honrado que los lloros "artísticos" de otros. Dinero, simplemente: de eso va siempre el asunto.
EliminarEl flamenco y yo, nunca hemos hecho buenas migas, pero a pesar de eso a mi también me picó el aguijón del rock andaluz, y compré los ábums de Triana. Me gustan los tres, pero si con alguno he disfrutado de verdad es con "Hijos del Agobio", cuya imagen de portada se me quedó grabada para siempre.
ResponderEliminarMe gusta especialmente "Sr.Troncoso", porque me trae muy gratos recuerdos de juventud. Aquellas noches verano. que nos reuníamos los amiguetes a tocar la guitarra y a cantar en un banco, bajo una farola. Junto al "Crepúsculo lento", era una de las. mejores de nuestro repertorio.
Todavía conservo bien prensaditos los tres LP´s. Les tengo especial cariño, aunque hace décadas que no los pongo a girar.
Un saludo.
Antoni
Eso mismo me pasa a mí, Antoni, aunque siempre hay excepciones. Y más que por el progresivo sinfónico andaluz, por la otra cara de esa tierra: el flamenco más de cante, guitarra y palmas, precisamente. 0 sea, por los músicos que vienen en la próxima entrada.
EliminarSaludos mil...
Yo soy trianófilo desde mi primeta juventud y me valen culaquiera de los tres discos para reafirmarlo. La muerte de Jesus de la Rosa fue un verdadero desastre para la música de aquel período solo comparable a los accidentes mortales de Nino Bravo o Cecilia.
ResponderEliminarGarcía Pelayo era y es un tipo incansable en la música, en la radio o enla televisión, ya que recuerdo un programa que tenía con Moncho Alpuente quizás incluso antes de la muerte de Franco. Luego encima y su familia son los ases reventando las bancas de los casinos. Mas no se le puede pedir.
Yo ya digo, reconozco sus valores -y por supuesto hay que citarlos siempre-, pero puestos en plan trianero prefiero mil veces a los que vienen ahora: Lole y Manuel y Veneno. Supuestamente más flamencos, que también, pero sobre todo mucho más rompedores.
Eliminar¿García Pelayo? Un todo terreno, claramente. Un baúl lleno de sorpresas. No parece español.
Pues a mí no me gustan, que se va a hacer. El flamenco me deja frío, a pesar de sus letras populares, y los distintos mestizajes con otros géneros ya completamente helado. Triana eran intocables en aquella época, cualquier leve crítica te podía costar muy cara, así que los padecía en silencio. Hoy toca aguantar a la Rosalía... la vida sigue igual.
ResponderEliminarYo los escucho un rato,y luego lo dejo. No me atrevo ni a atacarlos ni a defenderlos, ya que los veo lejanos. Claro que más lejanos deberían parecerme los que nos visitan esta semana y sin embargo los prefiero mil veces. Será que en el fondo lo mío es el folk...
EliminarFueron un grupazo, se mire por donde se mire. Me da, por rachas, por descubrir o redescubrir géneros y grupos distintos; algunos de ellos los abandono casi completamente cuando se me pasa la venada, pero otros quedan. A Triana no los viví en su época, los descubría tarde y mal, pero aún así son de los pocos grupos de su género que sigo escuchando de tanto en tanto, al menos algunas canciones señaladas ('El lago' es grandiosa, totálmente de acuerdo). Son esas composiciones tan pulidas, ese tono flamenco melancólico que comentas, a veces esa mezcla de tonos mayores y menores (por ejemplo, en 'Sr. Troncoso'), sin olvidar su carácter rockero. Me has contagiado las ganas de volver a ponerme esos tres álbumes para redescubrirlos y sacar más pepitas de oro.
ResponderEliminarA veces me quedo con ganas de comentar o preguntarte acerca de otros grupos a colación del que dejas, pero tengo el defecto de salirme de tiesto. Esta vez intentaré al menos no salirme de la época. Entre los renovadores del género, en su día me dio una breve temporada por 'Lole y Manuel', pero no me ha vuelto a dar por ahí... Se dejan escuchar, pero no soy tan fan del género. Hace relativamente poco descubrí a Kiko Veneno (sí, sé que llego muy tarde y es muy conocido, pero nunca le había dado una oportunidad) y 'En un mercedes blanco' es de las mejores rumbas que he escuchado (¿ves? ya me he salido de época). Aquel primer álbum que realizó con los Amador me pareció un experimento interesante (especialmente 'San José de Arimatea'). A Camarón lo conocemos todos, y su 'Leyenda del tiempo' es historia del flamenco (a pesar de las críticas que recibió, y que encajó tan mal, entre los flamencos). Sin embargo, yo soy más de guitarra que de cante jondo, y en esa línea me quedo con el gran Paco de Lucía, que nunca me cansará. No sé si algunos de los mencionados pasará por aquí. Perdona la chapa.
Hola, Raúl. Fueron un grupazo al menos técnicamente. Sobre lo demás ya ves que cada uno de los aquí presentes ve la cosa de una manera distinta. Sobre los grupos de estilo similar,en caso de que te interese buscar algo, te recomiendo de entrada los que he citado arriba: Iman, Alameda... ese tipo de gente (y si hay algo que no encuentres, avisa).
EliminarOtro asunto es la revolución del flamenco; que no la hacen los grupos como Triana, sino los verdaderos flamencos: Camarón o Lole y Manuel, por ejemplo. Lole y Manuel, junto con Veneno, son nuestros invitados precisamente ahora; de un monstruo como Camarón no soy yo quién para hablar. Eso es asunto de blogs especializados, no de uno generalista como este, y hasta me da un poco de vergüenza citar a los dos que cito. No conozco ese mundo,y por lo tanto no debo meterme ahí.
Respeto tu humildad, pues ante todo hay que ser honestos. Es verdad que para entrar a valorar de verdad el cante jondo hay que conocer cante jondo, y yo no entiendo de eso. No obstante, algo puede decirse desde un plano subjetivo. Este tema de la inconmensurabilidad del género flamenco con otros géneros me recuerda a un artículo que leí hace tiempo de Diego Manrique, a quien conoces mejor que yo:
Eliminarhttps://elpais.com/cultura/2014/03/16/actualidad/1395004879_423440.html
El mismo Manrique tiene otros artículos muy buenos sobre Paco de Lucía y Camarón, en torno a la marca España, el pop internacional, etc. Son textos refrescantes porque por un lado no proceden de los tópicos al uso desde el desconocimiento, y por otro tampoco proceden de una visión cerrada desde dentro del flamenco. Es interesante el personaje de Paco de Lucía: flamenco con raíces, pero sin complejos, con un pié en el espectáculo y el pop, un virtuoso que fue criticado por algunos puristas de la guitarra española, como Andrés Segovia (un grande y un auténtico pionero, a pesar de la pedantería de sus opiniones) y por otro lado por puristas del flamenco callejero, ese que algunas familias andaluzas se autoreivindicaban como propiedad exclusiva e intocable.
PD: Ya te contaré cuando indague rn esos grupos de la onda Triana. Un saludo!
Para valorar lo que sea hay que entenderlo y meterse en ello, estimado Raúl: sea flamenco, hip hop o taxidermia. Y no hay más que decir sobre el asunto. Me ha gustado el artículo de Manrique, que no conocía y es tan lúcido como suele serlo (aunque no siempre, no te vayas a creer que es infalible).
ResponderEliminarPd: Indaga, indaga. Y ya digo, si no encuentras algo avisa. E insisto en lo que te dije el otro día: el progresivo vasco, ese sí es un progresivo interesante. El País Vasco será el protagonista de mi primera entrada del año que viene...
Saludos mil....
Totálmente de acuerdo con lo que dices de la valoración. Parafraseando con un poco de coña al místico vienés: 'de lo que no se puede hablar, es mejor callar'. Así de sencillo. Aunque yo me refería simplemente a que los géneros no son unidades de comprensión cerradas, donde nadie ajeno a su mundo tiene licencia para opinar; a veces una mirada externa puede arrojar savia nueva. Al hilo del artículo de Manrique (con el que también estoy de acuerdo), la estimación de Keith Richards acerca de Paco de Lucía es irrelevante, por muy afamado que sea Keith Richards, pero una valoración informada desde un género hacia otro en algunos casos puede ser interesante. Si lo tuyo no es el cante jondo (yo entiendo bastante menos que tú, créeme) entiendo que no quieras hablar de Camarón, porque Camarón es solo eso: cante. No obstante, el mundo del flamenco es más amplio que la discusión técnica en torno a la valoración del cante, y para muestra el post que acabas de publicar sobre Lole y Manuel y Veneno. Muy bueno.
EliminarEn cuanto a esos grupos progresivos vascos... Sigo sin caer en cuáles deben ser. No sé si los conoceré o no, pero he preferido no indagar ahí y descubrirlo cuando toque.
Es cierto que cada uno puede opinar sobre lo que quiera, faltaría más. Otra cosa es que esa opinión sea mínimamente constructiva: una cosa es decir lo que a uno le parece en un bar, con los colegas, y otra ponerlo por escrito, para resumir. Y sí, Richards estaría mejor calladito sobre ese tipo de músicas. Hay otros guitarristas que pueden hablar (McLaughlin es el ejemplo más evidente), pero él no.
EliminarY por cierto, hablando de guitarristas guiris, espero que la curiosidad te haya llevado al disco de Sabicas con Joe Beck que cita Pachón: si no lo has hecho, te vas a caer de espaldas. Hay que tener en cuenta que la grabación es de 1966 (aunque él no escuchó ese disco hasta el 69), y que Beck no entiende mucho de flamenco: en esencia la cosa va de "un rato tú otro rato yo y mis amigos. Pero aun así el resultado es tremendo.
Ya que has decidido no indagar en los grupos progresivos vascos, mantendremos entonces el suspense hasta Enero. Será una agradable sorpresa, puedes estar seguro.
Felices Navidades y demás fechas espiritosas....
Me parece muy bien que nombres a Gonzalo García Pelayo y Ricardo Pachón. Como bien dices, fueron una guía en esta travesía. Tengo que decir que grupos como Triana o Medina Azahara nunca me hicieron tilín. Reconociendo su valía como músicos, pero a mí…
ResponderEliminarSoy más de Smash, Veneno y Pata Negra. No soy entendido en flamenco, pero hay un guitarrista que es mi debilidad: Diego del Gastor, una leyenda. Y para mí, Camarón era un genio. Poco más puedo decir aquí.
Saludosssssssssss
Es de ley, estimado Bab: tanto uno como otro fueron hasta cierto punto los canalizadores de toda esa corriente musical que gustará más o menos pero revolucionó el panorama andaluz.
ResponderEliminarCoincidimos en Smash, Veneno y Pata Negra. Lo cual tiene su aquel, ya que yo no tengo ni puñetera idea de flamenco; que precisamente los más aflamencados sean los que más nos gusten y no los más "progresivos" tiene su gracia.
Saludos mil...