Bien, pues ya hemos terminado con la ambientación. Ahora toca enchufar el equipo y dedicarnos a lo que realmente importa: la música. Siempre he pensado, y me reafirmo en ello cada vez que me pongo en plan batallitas del abuelo Cebolleta, que mi cariño por los británicos es una especie de sentimiento familiar: toda la música que estos jovenzuelos elaboraron en aquella época se hizo con material americano; el blues, el jazz, el rock’n’roll, el rhythm’n’blues, todo venía de mi patria. Eso sí: salvo el ala blanca del r’n’r, los negros habían sido los creadores de casi todo; pero no hay duda de que hasta los años 60 el mando lo tuvo mi país... “que por cierto, en esa época seguía despreciando a los negros”, apostilla Sam, que lo tengo encima, vigilando a ver qué escribo: vale Sam, de acuerdo, los blancos somos unos cabrones. ¿Contento?
El rhythm’n’blues considerado como lo que es en esa época, una colección de estilos negros, se popularizó en la Isla a mediados de los años 50 (el jazz tiene una tradición anterior, claro), y los británicos se pusieron a trabajar sobre él como hormigas hambrientas. Pero en su país de origen los negros sabían de sobra que ese supuesto género multiforme era muy abierto y se le podían añadir todo tipo de ingredientes, darle otros vuelos. Así que me van ustedes a permitir que hable un rato sobre lo que ocurrió en mi país entre 1955 y 1960, para que podamos tener el cuadro completo. Y claro, en primer lugar hay que contar algo sobre el gospel y el duduá.
Como saben ustedes, una de las facetas del patrimonio musical de los negros llevados como esclavos a América fue el canto elevado a los cielos, el lamento por las circunstancias sociales o personales de quien lo cantaba: éste fue el origen del gospel (God Spell, que podríamos traducir como “Palabra de Dios”), que en los años 30/40 consiguió una entidad propia como género. Su primer reducto fueron las iglesias evangélicas: todo el mundo ha visto alguna película de esas donde un grupo de morenos con túnicas muy coloridas se pone a cantar en recinto sagrado, ¿no? Pues ya está. Dentro de ese tipo de cánticos hay varias evoluciones, y una de ellas será fundamental para el devenir comercial de la música negra: el Gospel Choir. Este tipo de coros utiliza instrumentos musicales (el órgano preferentemente: recuerden, estamos en una iglesia) e imprime más ritmo a sus cánticos. Estaba cantado -perdón por el chiste, es muy malo- que pronto contactarían con el blues, ya que, en lo espiritual, los presupuestos básicos son muy parecidos. Pero no se quedaron ahí: el ritmo siguió creciendo, y llegó a ser otro afluente del rhythm’n’blues.
Todo esto ocurría en el sur profundo de los Estados Unidos, la zona de asentamiento mayoritario de los negros campesinos (ya saben, los campos de algodón y esas cosas). A mediados de los años 50 unos cuantos hermanos suyos, deseosos de prosperar en un ambiente urbano y menos racista, emigraron al norte, a las ciudades industriales, y Chicago fue el destino mayoritario, al menos en un principio; luego vino Detroit, pero ese ya es otro cantar. Centrémonos pues en Chicago: atraídos por las noticias de otros hermanos que ya habían triunfado incluso en los círculos progresistas blancos gracias al jazz y al blues, unos cuantos cantores comprenden que es posible atraer a un sector más “ligero” de la audiencia, a negros o blancos que disfruten con las melodías románticas -esas de amor o desamor-, un tema que siempre estará de moda: se han sobrepuesto a la tragedia de su raza, son ciudadanos con -casi- los mismos derechos que los blancos y se infiltran en el mercado. Así es como empiezan a aparecer grupos de cuatro o cinco señores de tez oscura y con voces muy bien empastadas, haciendo gorgoritos que arroban a miles de almas soñadoras y que arrasan en los bailes donde las parejas acarameladas sucumben entre promesas de fidelidad eterna y duduás de los angelotes que los arrullan. Duduá. Ésta es la palabra española, tan onomatopeya como la original inglesa: doo-wop, el género que acaba de nacer.
Pero no olvidemos que el racismo seguía imperando. Y todos estos géneros, en mi país, estaban catalogados como “race music” (ya dije que lo de "rhythm'n'blues" solo es un lavado de cara). Y para su contabilización en ventas y popularidad, existían las “race lists”. Es decir, que los músicos y cantantes negros competían en una liga distinta a la de los blancos, lo cual no es más que otra de las vergüenzas americanas. Y esto, visto ahora, magnifica el mérito de toda aquella gente: los negros por competir en desigualdad, y algunos blancos por desafiar al sistema y comprar su música. Eso de que Estados Unidos es el país de la libertad siempre ha sido mentira, salvo en una cosa: es el país de la libertad económica. Así que, o te mueves o mueres de hambre. Bien, pues los morenos decidieron moverse.
Y yo tengo que moverme también, que ya va siendo hora de abrir el bar: Sam, a tu sitio. Ya seguirás fiscalizándome, no sufras.
Para mi los 50 y primeros 60 con los grupos doo-wop es una de las épocas doradas de la música. Mensajes sencillos dentro de palacios de mil armonias y juegos vocales. Pop total.
ResponderEliminarNo quiero ponerme a malas, sr. Rick, pero... ¡qué vergüenza lo de las race lists! Bueno, en esa época esas cosas estarían a la orden del día.
ResponderEliminarPoco a poco voy aprendiendo de usted (y de Sam), pero todavía me queda mucho por recorrer. Aún no distingo bien el R&B del rock&roll, y si me apuras aún tengo dificultades para identificar algunas fuentes 'blancas' o 'negras'. for example el duduá, o el doo-wop, que descubro aquí. He escuchado un poco por Youtube y si no fuese por que las voces son femeninas o porque en la imagen aparece un coro de mujeres negras, no sabría decir a ciencia cierta si eso es más blanco o negro. El Gospel es otra cosa, el de las pelis, como usted ha dicho para ayudarnos a identificarlo de forma rápida. Pienso en la peli 'Ray' sobre Ray Charles, ese músico se influyó por el gospel o lo fusionó de la forma que usted cuenta, por ejemplo. También hizo R&B. ¿Qué me dice de 'Mess Around'? ¿cómo la catalogaría, si eso es posible? ¿R&B?
Por cierto, hace no mucho estaba escuchando 'Hit the road Jack!' de Charles y me dí cuenta de una cosa, y recordé un comentario que me dejó su cliente habitual, el sr. Paseante, en cierto post que hice en el que colgué esa canción. En su momento no me dí cuenta, pero creo que colgué sin querer una versión que no era de Ray Charles, sino la de la película, pero como dijo usted, las versiones en ese clásico no se diferencian mucho unas de otras.
A mi me gustan mucho los cantos espirituales. Pero, es muy fuerte eso de la lista racista, no?
ResponderEliminarAh!... también prefiero un gin a un destornillador... pero me hicieron gracia tantos colores!
Saludos.
Señor Hum, no sé cómo no se enreda usted con tantas ramificaciones por aquí y por allá. En fin, la cuestión es que usted lo tiene claro y eso nos ayuda a los alumnos a saber un poco por dónde van los tiros.
ResponderEliminarSeguimos atentos a la serie.
Gracias, paseante. Aquí estoy para seguir aprendiendo de esas músicas que escuché pero no me calaron.
ResponderEliminarEs una de las épocas doradas del pop negro, señor Chafardero. Y muchos cantantes de soul, y especialmente de Tamla Motown, les deben parte de sus carreras.
ResponderEliminarPues ya ve usted, don Raúl: racismo puro. Efectivamente, como verá por el nuevo post, Ray Charles es uno de los mejores ejemplos del r'n'b americano. Y digo americano porque el británico se mezcla con el pop: vea usted este link y comprenderá la diferencia fácilmente:
http://www.youtube.com/watch?v=N5iFrYTRyy4
Y tal vez acabe usted diciendo lo mismo que el primer comentarista que aparece en ese link: Stevie Winwood is a fucking genius!
Como ya le he dicho a don Raúl, el asunto de las "race lists" es justo lo que su nombre indica, doña Felicitat. Y en cuanto a los colores de los combinados, es parte del gancho de un local como el mío.
No se preocupe, Lady Dusch: voy con linterna y machete, por si las flies. Pero supongo que ahora, con el nuevo post, ya irá usted atando cabos.
Para esto estamos, Sargento. Y eso de que no le calaron... inténtelo de nuevo, hombre, ya verá como algo hay que le guste.
Que gran razón tienes con esto:
ResponderEliminarEso de que América es el país de la libertad siempre ha sido mentira, salvo en una cosa: es el país de la libertad económica. Así que, o te mueves o mueres de hambre. Bien, pues los morenos decidieron moverse.
En cuanto la música negra comenzó a ser rentable discograficamente la cosa empezó a cambiar. Lentamente, pero a cambiar en definitiva. Hay que agradecer este cambio a sellos como Chess y Motown y por su puesto a todos esos artistas que anteriormente habían 'jugado en otra liga'.
Muy interesante tu blog. Un saludo, Esteban.
Gracias por su visita, señor Esteban. Y perdone que no le visite yo, pero es que no tengo tiempo. Y mi compinche el Paseante está a otras cosas, así que...
ResponderEliminar