lunes, 24 de marzo de 2014

El planeta Glam (II)



Para cualquier aficionado resulta evidente que, si hablamos de glam y descontando a los grandes, que juegan en otra liga, el primer nombre a citar es el de T. Rex: fue el más popular, quedando para la historia a medio camino entre esos grandes y el resto de las bandas de su estilo. Y la segunda evidencia es que decir T. Rex es lo mismo que decir Marc Bolan, un personaje que comienza su carrera a mediados de la década de los 60 pero que no alcanza el estrellato hasta la llegada de los 70. Su reinado fue tan efímero como el propio glam, pero durante ese tiempo las listas de éxitos se rindieron a su maléfico encanto. 

Mark Feld es otro de los muchos adolescentes isleños que viven un conflicto de identidad, porque aun siendo fan de los rockeros tradicionales desde Chuck Berry hasta Eddie Cochran es también un devoto de la modernura. Y la modernura tiene por entonces un apócope muy claro: mod. El bueno de Mark es asiduo a las tiendas del Soho, e incluso ha sido modelo para alguna de ellas; pero no es una “fashion victim” al uso, ya que su intención es dedicarse a la música. Y su amplio rango de gustos lo lleva a descubrir a Bob Dylan y las posibilidades del folk pasado por el tamiz eléctrico que don Roberto pone de moda en 1965. Justo en ese año, tras un tiempo de peleas con managers que no lo toman en serio y dos cambios de apodo, Marc Bolan se presenta en sociedad: esa “c” final de su nombre queda muy aristocrática, y Bo(b) (Dy)lan es un buen homenaje al maestro; tanto como “The wizard”, la cara A de su primer single, donde demuestra seguir al dedillo sus enseñanzas, dando incluso la impresión de que imita su voz. Es una pieza bastante decente, con los arreglos orquestales tan de la época, tan similares a los que usará pronto David Jones, futuro David Bowie. 

En los dos años siguientes publica otros cuatro singles en los que parece estar buscando un estilo definido, ya que desaparecen los arreglos orquestales, su voz se perfila hasta alcanzar ese tono de corderillo degollado tan personal y lo mismo hace canciones eléctricas entre boogie y blues como tonadas acústicas cercanas a la escuela hippy folk de unos Incredible String Band, sin ir más lejos. Las ventas no son notables, pero se gana un prestigio como músico compositor entre los sectores underground londinenses y su manager (Simon Napier-Bell, uno de los clásicos: desde los Yardbirds hasta Ultravox han pasado por sus manos) lo incluye en los John’s Children, una banda de pop psicodélico muy alabada por los coleccionistas pero cuyos singles se quedaron en la mediocridad; un proyecto de LP grabado en 1966 no vio la luz hasta el 70, cuando ya no existían. Bolan entra brevemente en ese grupo (unos pocos meses de 1967) y deja algunas canciones grabadas, de las cuales la más famosa fue “Desdemona”, un single que por su letra conflictiva no pasó del top 40 gracias al boicot de la BBC. Y por fin, a finales de ese mismo año, decide crear su propia banda: Tyrannosaurus Rex. Una banda que en realidad es un dúo, ya que su objetivo son las piezas acústicas y para ello solo necesita su guitarra y el acompañamiento que proporciona Stephen Ross con la percusión de bongos y algunas líneas hechas con un organillo infantil. Ah, y Stephen, devoto confeso de El Señor de los Anillos, se hace llamar ahora Steve Peregrin Took. 

Tyrannosaurus Rex, básicamente, es un dúo flower power que a veces resulta indigesto, por lo menos a mí: todas las canciones están compuestas por Bolan, y comprendo que en aquella época los hippies disfrutasen mucho con este tipo de tonadas, pero hoy en día cuesta trabajo aguantar un disco entero. Y sacaron cuatro, entre el 68 y el 70. Aunque en el último de esa época, “A beard of stars”, la cosa ya cambia un poco puesto que Bolan se electrifica; ha despedido a Steve por su excesiva afición a las substancias ilegales además de discutirle algunas canciones e intentar meter otras de cosecha propia, y a partir de ahora su nuevo compañero será Micky Finn, que no piensa discutirle nada (ni tiene la variedad de recursos que tenía Steve: simplemente, da mejor imagen). En conjunto, los discos de esta época tienen ventas decentes pero sin llegar al éxito que nuestro amigo ansía. Y por otra parte los hippies han pasado de moda, así que en un nuevo salto sin red decide volver al sonido rockero de la vieja escuela, abrevia el nombre de su dúo a T. Rex aconsejado por su nuevo productor Tony Visconti (el mismo de Bowie) y a finales de 1970 llega a las tiendas su primer LP bajo esa denominación, homónimo y precedido por “Ride a white swan”, un single que no está en ese disco y que rozará el número 1 de las listas el año siguiente. Esa canción denota claramente el cambio que experimenta Bolan: si fuese acústica podría recordar vagamente al estilo folk-skiffle que reinaba en la Isla diez años antes, pero esas escalas adquieren una potencia inusitada gracias a la Gibson Les Paul que ahora luce nuestro amigo, aunque la letra siga hablando de pelos largos, estrellas y druidas. Y aunque el disco grande es todavía de transición -algunas piezas son regrabaciones de otras anteriores- ya se beneficia de su impulso. 

A partir de aquí la cosa queda clara: los nuevos T. Rex son una banda de rock, en la que ya tenemos un bajista (Steve Currie) y un batería (Bill Fifield, que ahora se apellidará Legend a propuesta de Bolan). Ambos provienen de pequeños grupos sin relevancia, pero no es necesaria una gran destreza para desarrollar las canciones que su jefe va a escribir. Y la influencia de su amigo Bowie más la impresión que le ha causado oir la letra ensoñadora de “Lola”, el gran éxito de los Kinks, lo decide a cambiar de apariencia: ahora lo veremos con maquillaje y ropas casi de vodevil, completando una transformación que él mismo define como “glam”. Durante 1971 y 72, la actualización del boogie rock que hace le proporciona éxitos continuos, mientras que sus letras se hacen más “terrenas”, sugerentes e incluso a veces conflictivas: “Hot love” y “Get it on”, los dos singles siguientes, son números uno incontestables; “Jeepster”, que cierra el primer año de este bienio dorado, llega al 2. Y al año siguiente hay otros dos números uno (“Telegram Sam” y “Metal guru”) seguidos por otra pareja de números dos (“Children of the revolution” y “Solid gold easy action”); incluso “Electric warrior”, su LP del 71, su mejor disco grande, llega a lo más alto de las listas. 

Y en 1973 la fiebre comienza a remitir aunque sus actuaciones siguen a buena marcha y los discos, tanto grandes como pequeños, andan sobre el top 5. Bolan intenta hacer canciones un poco más “complicadas” pero es evidente que su momento está pasando, al mismo tiempo que comienzan las deserciones en el grupo. Seguirá publicando discos cada vez más minoritarios hasta su muerte en 1977, en un accidente de coche pilotado por la gran Gloria Jones, su pareja por entonces. Por unos pocos días, no llegó a cumplir los treinta años. Pero ahí quedan sus canciones, que a muchos de mi quinta nos metieron definitivamente en el vicio ratonero: si nuestro rango de baile por entonces andaba entre los Bravos, los Creedence y los Purple, comprenderán ustedes que un sonido como este forzosamente tenía que embrujarnos; tanto, que incluso tiene su hagiografía en este local. De esas canciones he elegido las que encabezan los tres primeros singles de T. Rex y la que para mí es la última grande. Es un criterio tan discutible como cualquier otro, pero creo que representan muy bien aquellos instantes de magia. 







14 comentarios:

  1. Hola Rick:
    Empezamos bien, realmente T Rex cuando salieron me encandilaron y me siguen gustado, aunque sean los reyes del Glam, creo que su música es muy personal y nadie ha sabido imitarles. Tienen un montón de himnos del glam, como este "get it on" que has puesto o el "metal guru" o el "children of the revolution" por citar unos cuantos.
    En esta convulsa epoca de los años 70 en la que los músicos buscaban nuevas salidas, esta fué una buena propuesta, creo que con los años se recordará más el glam que el rock sinfónico.
    Gracias por ponernos musiqueta, te dejo unas monedas para el próximo día.
    Mi apuesta para el proximo post: "Slade" ¿A como se paga?.
    Un saludo y pon algo de beber a la peña, que nos tienes secos.
    Jose

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    1. Me ha gustado esa expresión, don José: "me encandilaron". Es exactamente lo que me pasó a mí. Y también es cierto que su música era muy personal, algo muy difícil de conseguir en este estilo. Luego ya el asunto de si glam o sinfónico, en fin, hay para todos los gustos. En todo caso hemos de admitir que el glam siempre se ha considerado como una alternativa menor, sin el relumbrón de los Yes y compañía. Con el paso del tiempo, pues tampoco sé: hay algunas canciones de Yes que aún me gustan, aunque desde luego ni siquiera la mitad de su material, y algo parecido me pasa con Bolan.

      Y en cuanto a su apuesta por Slade, puede estar usted seguro de que ha acertado. Ya veo que tenemos gustos parecidos con este tipo de gente, ¿eh?

      Ah, y tengo barra libre: sírvanse a su gusto.

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  2. Ambientazo que me he preparado en el curro a su costa. ¡Gracias!

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    1. Para eso estamos, señor Bubo. Más aún con este tipo de canciones, que no buscan la trascendencia que buscaban otros: son canciones para tararear, para bailar, para disfrutarlas mientras duran. Y con eso ya tienen mérito suficiente, al menos para mí. Ah, y gracias a usted por la visita.

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  3. Quitando "Get it on" que tal vez sea la más popular y conocida, he de reconocer que soy un perfecto desconocedor de la obra de los T.Rex. Tengo un par de LP´s de la primera etapa por ahí guardados desde hace varias décadas, la verdad es que llegaron a mi colección de vinilos por casualidad, los escuché una vez y nunca me ha dado por desempolvarlos, debe ser por que no guardo muy buen recuerdo, tal vez con un repasillo rápido les coja afición, nunca es tarde...
    De todas formas siempre es un placer pasar por aquí, Sr. Rick, hay que saber de todo y en esta casa se aprende mucho y muy bueno.

    Saludos.

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    1. Bueno, yo no diría que haya que ir a bucear mucho en la obra de T. Rex, porque tal vez con un "grandes éxitos" es suficiente. Otra cosa es esa primera época que usted dice, y en la que coincido con usted: tampoco guardo muy buen recuerdo, eran bastante pesaditos.

      De todos, en lo relativo a su fase T. Rex, insisto: hay más perlas que "Get it on". Al menos las otras tres que he puesto y otra media docena son realmente magníficas.

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  4. Pues coincido bastante contigo en la épocas mejores y peores de Bolan. El disco que más he "castigado" en el plato de mi tocata es el primero como T. Rex, el T.Rex de 1970. Esa música la oigo ahora y sigue pareciéndome fresca y actual. Que la sigo disfrutando, vamos. Y luego todos esos singles como el Get it on o el Hot love que has puesto en el reproductor, que no pierden con el tiempo.
    Curiosa la anécdota de el origen del apellido Bolan.

    Saludosssssssssssssssss

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    1. "T. Rex" es un disco bastante decente, señor Babelain. Pero, puestos a oir discos grandes, le recomiendo sobre todo "Electric warrior". Tiene ahí algunas piezas que no llegaron a salir en single y que son realmente buenas: déle una oportunidad, ya verá el nivel que tiene.

      Y sí, resulta curioso que un personaje como Bolan, al que siempre se le asocia con el glam exclusivamente, tenga un apellido tan lejano a esos planteamientos. Pero en fin, la cosa gana un poco de lógica conociendo la historia completa.

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  5. Pues un placer escuchar la selección que nos ha preparado para la ocasión. Aunque yo lo conocí años después, era de escucha obligada en ciertos garitos que frecuentábamos. Buenos recuerdos me trae T Rex, y creo que el tiempo lo ha respetado bastante.

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    1. Y yo encantado de que haya sido un placer, señor Chafardero. Por supuesto que T. Rex y otros cuantos nombres de ese pelaje fueron de escucha obligatoria en algunos garitos, y siguen siéndolo aún: este tipo de canciones se ha hecho intemporal, y ese es el mejor indicio de su calidad.

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  6. Dice Diego Manrique en su última entrevista digital en El País que el disco Rumours de Fletwood Mac es el mejor Banana Split que te hayas tomado nunca y yo pienso que esa media docena de hits que coronan la carrera de Marc Bolan y sus amigos superan las capacidades de ese grupo angloamericano reconvertido.
    Marc Bolan siempre me ha recordado a Donovan si Donovan hubiera podido avanzar y no quedarse estancado en cierta mística sesentera. Por ello Donovan es una figura dentro de un espacio temporal concreto mientras que Bolan a pesar de destacar durante media docena de años es una figura atemporal como lo demostró el hecho de que se pusiera otra vez de moda gracias a la película de Billy Elliot en el año 2000. No es casualidad que esas comedias inglesas, amargas pero enternecedoras, de los 90 y principios de este siglo que tenían como protagonista a la puteada clase obrera inglesa tuvieran como base musical el glam. El glam es una música de liberación risueña frente a la seriedad y el conformismo.
    Un abrazo

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    1. Bueno, herr doktor, lamento no coincidir en este caso con el respetado señor Manrique: no me gusta el banana split, yo soy de gin tonic; y en cuanto al "Rumours", aun admitiendo que es de los mejores de su época "americana", la verdad es que tampoco le tengo mucho amor. Me dan un poco de grima los Mac de esa época, qué quiere que le diga.

      Donovan es uno de los referentes en la primera época de Bolan, y queda bastanteclaro en sus discos del tiranosaurio. Pero no llega a su altura, porque el sentido melódico de Donovan me parece superior. Y otra cosa que nunca se le ha apreciado bien: su gusto por los arreglos y el trabajo en estudio, un gusto que también tiene Cat Stevens. Tal vez por eso a Donovan se le considera encasillado; y no niego que lo esté un poco, pero cuando hace piezas como "Hurdy gurdy man" hay que quitarse el sombrero. Y le recomiendo fervientemente la escucha de "Cosmic wheels", del 73, una verdadera maravilla.

      En cuanto al poder "liberador" del glam, completamente de acuerdo: el fondo musical de la clase obrera británica en esas películas es básicamente ese, porque era una música y una actitud muy pegada a la época. Y aún valdría para esta, si nos ponemos.

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  7. No es por llevar la contraria, pero luego de volver a escuchar a T. Rex estos días, la sensación que tengo es que el tiempo no ha sido muy clemente con ellos. Siguen gustándome, y fueron de una arriesgada innovación por aquel entonces, con su propia e inconfundible personalidad, pero ahora me resultan excesivamente repetitivos.
    Pero no me lo tenga en cuenta, míster Rick; pese a todo lo dicho, creo que ocupan justamente un privilegiado lugar en la historia de la música.

    Salud.

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    1. Tal vez el tiempo no haya sido muy clemente con la obra en conjunto, señor Pez; no digamos ya con los cuatro discos anteriores, los del tiranosaurio, que ya eran bastante coñazos por entonces. Pero la esencia del glam son los singles, esa docena de canciones inolvidables (y algunas más que quedaron en los LPs).

      Ahora, tampoco nos pongamos tremebundos: eso del "privilegiado lugar en la historia de la Música" me parece excesivo. Digamos más bien que fue un magnífico grupo de baile y tarareos, con piezas inolvidables... y hasta ahí. Lo que por otra parte no es poco.

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