El rock machote, una especie de “actitud vital” surgida a finales de la década de los años 60, comenzó a ramificarse muy pronto: el hard fue el primer paso, pero a continuación llegó el heavy (Black Sabbath y similares) y poco después el metal. En esta última categoría, mucho más amplia y con más matices de lo que pueda parecer, hay dos grupos que siguen acudiendo al tugurio con puntualidad: Deep Purple y Uriah Heep. Como suele pasar con la mayor parte de las bandas tradicionales, su popularidad comienza a ser masiva en la misma proporción en la que sus primeros fans comienzan a cansarse. Pero aunque sea por última vez, aquí los tenemos de nuevo.
Deep Purple se encuentran en el momento cumbre de su carrera: “Fireball” y “Machine head”, sus dos últimos discos en estudio, han sido número uno en la Isla, y a eso hay que añadir la guinda que supuso la publicación de “Made in Japan”, considerado por mucha gente como el mejor directo en la historia del rock. Por lo tanto el bienio 71/72 ha sido fantástico; y además, como casi todas las bandas que se dedican a este tipo de sonido, tienen la ventaja de que la mayoría de su parroquia es muy fiel, no suele criticar la producción de sus ídolos mientras sean “marchosos”. Pero gran parte del negocio se basa en las giras continuas, casi sin descaso, y ese ritmo pasa factura: se sienten muy cerca del agotamiento, presionados por un plan de trabajo diabólico que les deja el tiempo justo para componer piezas nuevas y trabajar en estudio sin interferir con los viajes que están haciendo por más de medio planeta. Y en esos momentos suelen surgir las crisis, que pueden estar originadas también por otros conflictos hasta entonces ocultos. En 1972 los Purple consiguieron grabar, en fechas sueltas de Julio (Italia) y Octubre (Alemania), el material suficiente para un nuevo disco, que se publica a principios de este año. Se titula “Who do we think we are” y es el detonante de la escisión que terminó con la época clásica del grupo, conocida como Mark II.
Miramos atrás, recordamos el “Made in Japan” y… parece que estamos ante un nuevo ejemplo de que un doble directo en una banda de rock determinaba el fin de su época dorada. Pero también una vez más estamos ante la diferencia de criterios entre los fans de pata negra y el público en general: los primeros, más puristas, consideran este nuevo disco como una obra menor, mientras que a los demás nos parece bastante decente. La primera canción es la inolvidable “Woman from Tokyo”, que inmediatamente pasa a formar parte del repertorio totémico del grupo y que además fue publicada en formato reducido para single: recuerdo perfectamente que las máquinas de los bares y las boleras echaban humo… pero también recuerdo el gesto torvo de los Rockeros Como Dios Manda al vernos bailándola (“Claro: como lo vuestro es el pop, cualquier pijada os vale”). “Mary Long”, la siguiente, también es muy buena, pero de nuevo se percibe un lejano aroma poppy que incomoda a los machotes. Menos mal que “Super trouper”, a pesar de ese sonido un poco espacial que luce por momentos, está dentro de la ortodoxia; no digamos ya “Smooth dancer”, una pieza 100% Purple. La cara B comienza con otra sospechosa: “Rat bat blue”, que a los tibios nos encanta pero también parece salirse del canon; “Place in line” es un blues que tiene gancho, con fases boogie y un competente desarrollo tanto de la voz como de la guitara y el teclado, que nos lleva tres o cuatro años atrás en la historia del sonido Purple; y algo parecido pasa con “Our lady”, también cercana a sus primeros tiempos. En conjunto ya digo, me parece un disco muy decente; pero yo soy un maldito poppy, así que no me hagan mucho caso. Por otra parte hay opiniones que justifican la naturaleza “blandengue” de esta obra basándose en el agotamiento de los músicos.
Lo que pasó a continuación era de temer: Ian Gillan y Roger Glover se plantan ante la estrategia de “unos managers codiciosos”, como dijo el propio Gillan, que estaban exprimiendo el grupo hasta dejarlos secos. Pero de esa estrategia también son responsables Blackmore y Lord, cuya relación con los otros dos se había degradado hasta tal punto que casi no se hablaban (gran parte del disco fue grabada primero por el grupo y luego Gillan añadió su voz. Vamos, como los Beatles en su última época). Finalmente, el cantante y el bajista abandonan en el verano de este año, dando entrada a otros músicos: comienza la fase Mark III de los Purple, que a algunos ya no nos interesa. Lo siento.
Uriah Heep, aunque suelen incluirse entre las bandas de metal, tienen mucho más recorrido; y parece que el tiempo les está haciendo justicia, ya que sus primeros discos son más populares ahora que a finales del siglo pasado, cuando vivieron una época en la que muy poca gente se acordaba de ellos. Nunca tuvieron éxitos tan rotundos como los Purple, pero algunos pensamos que sus discos son, en conjunto, más interesantes: en su obra hay unas cuantas piezas rockeras clásicas junto a baladas a medio camino entre gótico y espacial cuyas letras redondean una sensación luminosa que constituye un perfecto antagonismo frente a la oscuridad de unos Black Sabbath, por ejemplo; incluso por momentos bordean el progresivo, aunque sin llegar a cansar. También al igual que los Purple, su época dorada está en los primeros años de esta década, y en 1973 plantean un órdago que demuestra la gran confianza que tienen en sí mismos: en otoño publican al mismo tiempo el inevitable doble en directo y un nuevo disco en estudio. Como ven, el grupo está pletórico.
“Uriah Heep live” es el título más simple que se puede adjudicar a un directo, pero esa simpleza va compensada por la lujosa presentación del disco: ya nos avisan en la portada que dentro nos encontraremos con un librillo de diez hojas, que contiene espléndidas fotografías en color de los miembros del grupo (la última es un recordatorio de los discos que han publicado hasta la fecha). Las canciones fueron grabadas en su gira británica de Enero, y prácticamente están todas las grandes: “Easy livin”, “Sunrise”, “Look at yourself”, “Sweet Lorraine”… vamos, otro lujazo. La fiesta termina con un medley en el cual la banda interpreta fragmentos de unas cuantas clásicas en el repertorio tradicional del rock and roll: “Roll over Beethoven”, “Blue suede shoes”, etc. Como es lógico, estamos ante otro de los directos más populares de los años 70; y por desgracia, ante otra muestra de la maldición del formato, ya que, también como los Purple, su nuevo disco en estudio es flojo. Se titula “Sweet freedom”, y ya la portada nos preocupa porque no cuadra con la trayectoria de diseños que han seguido hasta ahora: ahí arriba la tienen. Ese tono blandengue es el que impregna al disco (otra vez como los Purple), además de una clara pérdida de personalidad: “Dreamer”, la primera, tiene un vago tono funky en el que la voz de Byron por momentos se hace ridícula; algunas se acercan a su antiguo estilo, como “Seven stars”, pero en otras ocasiones bordean la parodia o directamente suenan a pastiche. Solo hay una canción que pasa al repertorio tradicional del grupo: “Stealin”, un tanto sensiblera pero efectiva (fue la que abrió la gira española del año 79, por cierto).
Y a partir de ahí, la cuesta abajo: el disco siguiente fue igual o peor; los problemas de Byron con el alcohol y de Thain con la heroina determinarán su salida de la banda (y la muerte de ambos), etc etc... Así que era verdad lo del doble directo. Pero, también como los Purple, seguirán adelante años y años, convertidos en una franquicia que sigue dando mucho dinero. Que les aproveche.
La mayor parte del "rock machote" se me hacía cuesta arriba entonces (imaginate ahora). Esos dos discos que señalas (Fireball y Machine Head) junto con Deep Purple In Rock, los he disfrutado como un cosaco (bueno, y el famoso doble directo). Hay un tema del Fireball que a mi me parece genial (Anyone's Daughter). Lo he vuelto a oír ahora para recordarlo y no me ha defraudado, al contrario.
ResponderEliminarEste" Who do we think we are" no lo tengo muy oído, me fui alejando del grupo por esas fechas y ahora, al oírlo, no me llama mucho la atención. Otro tema que recuerdo con cariño es The Mule.
De Uriah Heep prefiero no hablar, no es un grupo que me atraiga, incluso llegué a aborrrecerlos, no por ellos, si no por un amigo que era una especie de tifossi de los Heep y me volvía loco con sus discos a todas horas.
En el 74, abandonamos Malasaña y nos volvemos para el sur, así que a ver que te sacas de la manga para ese año.
Saludosssssssssss
A mí me pasaba y me pasa igual, mister Bab. Es una cuestión de temperamento, el que te gusten unos ritmos u otros, y no hay quien lo arregle. Yo con los Purple lo dejé justamente en este disco, y lo mismo me pasó con los Heep y el "Sweet freedom". La evolución de estos dos grupos ha sido tan paralela que coincide incluso el momento de su decadencia.
EliminarEn cuanto al 74, aún falta para eso: recuerde que entre año y año va un "bocadillo" con otras cosas, y sospecho que este le va a gustar.
Hola Rick:
ResponderEliminarDeeo Purple dejó de interesarme despues del Made in Japan, yo era de esos rokeros serios de ceño fruncido y cara mala hostia que miraban mal a los que ponían en "Woman from Tokio" en las boleras. tambien debo reconocer que bastantes años después sacaron algún disco interesantes.
Los Uriah Heep siempre me gustaron, y este directo creo que está en la trilogia de lives con el de Purple y los Pie. Lo que pasa es que era imposible mantener el nivelón de los discos anteriores y a partir del "Sweet Freedom", bajaron al grupo de buenos grupos, manteniendo un nivel aceptable y asumiendo el puesto que les tocaba.
Bueno, ya tengo ganas que se acabe la era de los dinosaurios.
Saludos
jose
Veo que pensamos muy parecido usted, mr. Bab y yo: los tres comenzamos a olvidarnos de estas bandas justo al mismo tiempo. La maldición del doble directo, está claro. Y aún hay más grupos a los que les pasó lo mismo, con lo cual resulta evidente que estamos ante las vísperas de un cambio de ciclo, y por lo tanto de estilos. La época de los dinosaurios, como usted dice, comienza a resquebrajarse por todas partes. Pero aún quedan algunos.
EliminarSaludos y paciencia.
Hola:
ResponderEliminarBuena lección sobre las diferencias entre Rock Duro, Heavy y Metal, para empezar. Se agradece por que yo andaba un poco confuso.
Como Siempre, visita obligada a youtube para darle un repaso este álbum tardío de los Purple, que después de tantísimos años sin escucharlo me ha vuelto a cargar las pilas y ha conseguido emocionarme un poquito otra vez, haciendome sentir joven de nuevo.
Sigue sonando el álbum, esta vez escucho el blues de "Place in Line",¡¡ Fantástico!!.
Sobre los Uriah Heep, no opino, este directo lo conozco poco y prefiero centrarme en los Purple.
Un saludo.
.
Muy buenas, don Antoni. Lección ninguna: con nombrar a dos o tres grupos de cada estilo ya es suficiente, porque definir cada una de esas tendencias resulta complicado; más aún teniendo en cuenta que con el paso del tiempo se han modificado las definiciones, y ahora cada aficionado usa el término que más le gusta para cada banda. Hay algunos grupos a los que ya he visto figurar en tres o cuatro estilos distintos.
EliminarBuenas rick. Puede ser que hayan pasado más de 20 años desde que oí ese disco de los Purple por última vez. Tengo que oírlo otra vez con los comentarios tuyos delante, que seguro que le sacaré mucho más jugo. El directo de Uriah Heep también hace mucho que no lo escucho (el Made in Japan en cambio, es de mis discos de cabecera), pero el otro, Sweet Freedom lo tengo por ahí, pero no recuerdo nada de él.
ResponderEliminarGracias por airear un poco mis neuronas..
kk
Muy buenas, mister Katetoskopio. En mi caso tal vez no hiciese 20 años, pero tampoco crea que faltaba mucho: a veces, cuando me pongo con estas historietas, me pasa lo que a usted: ¿pero cuánto hace que no escuchaba yo este disco? Esa ya sería una razón suficiente para que yo las escribiese el refrescar mi propia memoria, que el Alzheimer es muy traicionero.
EliminarTambién prefiero a los Heep que a los Purple, pero ninguno de los dos consigue emocionarme como entonces, Eso sí: reconozco que ambos han sido algo muy importante en la Historia del Rock. Y, efectivamente, “Stealin” está entre las grandes canciones de mi memoria musical.
ResponderEliminarSaúde.
El paso de los años modifica nuestras percepciones, eso está claro: discos que nos encantaban cuando éramos jóvenes tal vez ahora nos resulta insufribles. Esa sensación me asalta a mí con dos géneros muy concretos: la música progresiva y el rock machote. Será la edad, supongo: la aparente simplezadel estilo Tamla Motown, por poner un ejemplo, me gusta más cada día. .
EliminarYo en esto de la música popular soy más amigo del pop y el rock cafre me aburre desde siempre, así que ni voy a intentar escuchar la propuesta que hoy nos ofreces. Solo recordar esos interminables discos en directo, más pesados que rebaño de elefantes en brazos, que escuchaba mientras los colegas flipaban en colores y yo aguantaba mecha porque si no no estabas en la onda, me entra un aburrimiento que no puedo con él.
ResponderEliminarHombre, hay que reconocer que este tipo de grupos ha dejado algunos clásicos del estilo "Smnoke on the water" y similares, piezas realmente notables.Pero yo a estas alturas también me aburro bastante si tengo que escuchar un disco entero. Es un problema de temperamentos, como siempre. A otra gente la carrera completa de los Purple les sabe a poco...
ResponderEliminarMe ha gustado la denominación "machote" jaja ! Quizás las idas y venidas de los Purple hayan influenciado para que la gran mayoría los aparte y cuanta razón con los Uriah Heep ,ganaron mas adeptos añejandose . Y como en muchos casos fueron bandas que tuvieron el síndrome del post doble live ...
ResponderEliminarUn abrazo
Imagino que la cosa depende del tipo de aficionado. Tal vez a los de nuestra quinta nos basta con su época clásica, salvo los muy fans. Los Heep me parecen más amplios, con más recursos, pero por supuesto el problema acaba siendo el mismo que el de la mayoría de las bandas: la decadencia llega más tarde o más temprano.
ResponderEliminarSaludos y gracias por pasearse por los posts "pasados de fecha".