El rock progresivo es la última gran novedad en la música popular a finales de la década de los 60. Se origina en parte como evolución de la psicodelia (Pink Floyd son el mejor ejemplo); pero por su carácter de formato abierto, es decir, sin unos límites estilísticos claros, también incluye a todos aquellos grupos que se dedican a hacer variaciones sobre los géneros tradicionales como el blues, el jazz e incluso el pop. Hay otros, más osados, que se atreven con la música clásica, y para ellos se creó el término “Rock sinfónico”: Nice y luego Emerson, Lake & Palmer ya han pasado por este bar; pero dentro de un estilo que ya de por sí suele ser bastante pretencioso, esa alternativa nos parece tan exagerada que, sintiéndolo mucho, decidimos olvidarlos. Y sin llegar a los clásicos, las bandas como Yes entran dentro de esa misma categoría por su tendencia a los largos desarrollos, las músicas tremendistas y los arreglos fastuosos, casi orquestales: también estuvieron aquí, también se marcharon. El progresivo no se está librando de la decadencia general, y en este tugurio únicamente quedan nombres aislados como King Crimson y Genesis, dos bandas que yo respeto mucho. Estamos en un año muy brillante para ambas, aunque su situación sea radicalmente distinta: mientras los primeros acaban de entrar en su tercera fase, los otros llegan a la cumbre de una evolución uniforme mantenida desde el principio de su carrera.
Ya quedó claro hace tiempo que decir King Crimson es lo mismo que decir Robert Fripp. A estas alturas tal vez sería más lógico que se presentase como solista, ya que sus acompañantes son elegidos y despedidos por él, pero suponemos que prefiere usar el nombre comercial de la banda por el enorme prestigio que implica. En cuanto a su producción musical, los cuatro discos publicados hasta ahora se agrupan en dos parejas temáticas, por decirlo así; teniendo eso en cuenta, esperamos que la nueva reencarnación nos traiga también un nuevo estilo. En la base rítmica hay ahora dos pesos pesados: el bajista John Wetton, a quien ya tentó Fripp dos años antes pero que entonces había elegido ir a Family, y el batería Bill Bruford, que abandona Yes en busca de emociones más fuertes. Junto a ellos entra David Cross (violín y teclados), que procede del folk y ocasionalmente es músico de estudio, y el percusionista Jamie Muir, una especie de geniecillo loco que apoyará a Bruford con los artefactos más inesperados, sean musicales o no. Lo más notable de esta formación es que no hay instrumentos de viento. Ah, y el letrista será Richard Palmer, un ex Supertramp que se marchó a vivir en Alemania y que se aparta de la temática surrealista de Pete Sinfield para llegar a unas letras más comunes. De todos modos parece evidente que Fripp no les presta mucha atención, ya que en la práctica no hay contacto entre Palmer y la banda: el jefe parece limitarse a comprobar si las letras cuadran con las músicas, y a otra cosa.
La mayor parte del material estaba casi preparado, y si esa base se apoya con una alta capacidad de improvisación las cosas van muy rápidas: tras una pequeña gira por Alemania, entre Enero y Febrero de 1973 graban el nuevo disco, que se publicará el mes siguiente. Se titula “Larks' tongues in aspic”, y como era de esperar (banda nueva, perspectiva nueva) Fripp ha vuelto a reinventarse. El arranque es suave, casi somnoliento, entre tonos de percusiones ligeras envueltas en el sonido de una marimba, dando paso al crescendo ominoso de un violín que a su vez se sabe inseguro ante la crepitación de una guitarra eléctrica que de pronto se muestra en todo su salvajismo… y a partir de ahí tenemos zonas de suavidad, casi dulzura, compartidas con momentos de crisis; una continua alternancia entre relax y clímax, una sucesión de secuencias en las que hay momentos defendidos por un solo instrumento o una cascada de cuerdas y percusiones apabullante. En las fases suaves de cuerda (“Book of Saturday” es el caso más claro, o incluso “Exiles”, con esa batería tan “tradicional”) parece haber rastros de los antiguos Crimson; otra cosa son las tremendas descargas con las que Fripp nos obsequia a veces y que dejan en pañales a los guitarristas heavies (Fripp entiende perfectamente la diferencia entre bronca e intensidad). Pero cuando el protagonismo lo lleva la percusión es evidente que estamos ante una banda distinta. Definir las canciones, una por una, no tiene sentido: hay que escucharlas y comprobar que todas juntas forman un universo que supera el concepto “progresivo”. Lo que Fripp está haciendo nos lleva hacia algo vagamente parecido a lo que hace Zappa en los States o CAN en Alemania; llámenlo free rock, experimental o como quieran, pero desde luego las bandas de rock progresivo “corrientes” no tienen nada que ver con esto.
Así que el futuro se presenta de lo más interesante, aunque la banda quedará muy pronto reducida a cuarteto por el despido de Jamie Muir a causa de su conducta errática. Los críticos están de nuevo rendidos a sus pies, por convicción o por miedo ante algo que no están seguros de comprender en su totalidad, y los aficionados también (por las mismas razones). Cuando un grupo disfruta de esas dos bazas, su paso a la Historia siempre será ventajoso. De lo único que tendrá que preocuparse Fripp es de saber liquidarlo a tiempo: lo demás ya está hecho.
Genesis sigue una estrategia completamente distinta a los Crimson, ya que su trayectoria es casi lineal. Gabriel y su banda, lentos pero seguros, han llegado a perfilar un tipo de melodías que los hace inconfundibles y al que también queda pequeño el término “progresivo”. Hay una mezcla que solo ellos saben controlar y que incluye folk, pop, rock, canto pastoral, vodevil y otros cuantos ingredientes, no siempre reconocibles. Por otra parte es de admirar su creciente dominio de la escena, ya que Gabriel se comporta como un verdadero maestro de ceremonias ataviado con los ropajes más insólitos, cercanos al surrealismo, apoyado por un juego de luces suaves pero efectivas, mientras que los Crimson descuidan totalmente ese aspecto del negocio: sus actuaciones son de una simplicidad espartana. Y a pesar de todas esas diferencias, a pesar también de estar más cerca del estilo sinfónico que del progresivo, Genesis han conseguido llegar a ser una de las bandas más respetadas del género mientras que Yes, con quienes se les comparó en los primeros tiempos, comienzan a resultar una parodia de sí mismos. Su salto definitivo a la primera categoría tuvo lugar el año pasado, con “Foxtrot”: la nueva producción (John Anthony fue sustituido por John Burns y Dave Hitchcock) consiguió un sonido mucho más cristalino, más nítido, frente a la opacidad de sus primeros discos; y ese sonido coincidió con una mayor brillantez también en la calidad de las canciones, así que cuando llega el otoño de 1973 y se anuncia la llegada a las tiendas de “Selling England by the pound” todos esperamos confiados.
La banda no defrauda: estamos ante una magnífica y exuberante confirmación de las virtudes contenidas en su disco anterior, cuya influencia es evidente. La cara A se abre con “Dancing with the moonlit knight”, una de mis favoritas, con ese arranque lírico que aporta la voz extraña pero cálida de Gabriel seguida por una fase épica a ritmo vertiginoso y vuelta a la paz final. La siguiente, “I know what I like”, tiene el gancho melódico necesario para convertirse en uno de los escasos singles que Genesis ha publicado hasta la fecha, mientras que “Firth of fifth”, con su entrada de piano en tono clásico da pie a uno de los grandes desarrollos del disco; y “More fool me”, la última, se basa en un sentido cántico a dos voces (Gabriel y Collins). La apertura de la cara B nos engancha con la marcha militar que inaugura “The battle of Eping Forest”, un nuevo tobogán de fases épicas y líricas, seguido por la instrumental “After the ordeal”, un bonito ejercicio de estilo dirigido por Steve Hackett. “The cinema show” es una pieza un tanto tediosa pero que nos muestra el camino que va entre “Foxtrot” y el futuro “Lamb lies down on Broadway”: es una pieza de transición, por decirlo así. El cierre llega con la escueta “Aisle of plenty”, de nuevo la placidez rematada en un bonito juego de voces que alejan al grupo de nuestro alcance hasta nuevo aviso. Se puede objetar que el problema principal de Genesis, como la mayoría de las bandas de este tipo, es la excesiva duración de las canciones, que a veces acaban cansando. Y es cierto, pero no se puede tener todo. El exceso de minutaje es una plaga bastante común desde que se impuso el disco grande como formato mayoritario.
También para Genesis el futuro se presenta interesante, aunque hay dos nubes en el horizonte: mientras Gabriel es partidario de una evolución más arriesgada, más vanguardista, el resto del grupo prefiere un tono más accesible al gran público (estamos ante una de esas bandas que de momento todavía tiene problemas financieros). Por otra parte, tanto la prensa como los aficionados comienzan a considerar a Gabriel como el único cerebro del grupo, lo cual solo es cierto a medias; pero su potente imagen deslumbra, y toda la atención se centra en él. Podría ser que esas nubes preludien tormenta.
Hola Rick:
ResponderEliminarPues no debo de tener bien aprendido el significado de "progresivo", en mi ignorancia creía que era música superliada y aburrida, el solo término "progresivo" ya me da sudores frios.
Pues estas dos bandas no las considero progresivas, sino que han sabido crear su universo particular, y prueba de ellos es que no han tenido imitadores, a diferencia de otros grupos.
El "larks Tongues" es mi disco favorito de King Crimson, buen ejemplo de la evolución desde el primer disco, todos diferentes y de gran nivel, me encantan todos, menos el Earthbound, claro,
Tuve la suerte de verles en directo cuando presentaron este disco y fué impresionante, toda la banda perfecta, aunque el que mas me gustó fué Bill Bruford con su impecable toque de batería-
El de Genesis, para mi el mejor de su carrera, aunque ha envejecido peor que los discos de Crimson.
En definitiva, dos discos imprescindibles.
Os dejo que se me enfría la cena.
Jose
Creo que esa idea sobre "progresivo" es bastante ajustada a la realidad, sí. Por eso yo también creo que las bandas como estas dos están bastante por encima de ese término. En cuanto a cuál puede ser el disco preferido de los Crimson, hay que tener en cuenta que en cada época tenían un estilo muy diferente. No creo que se pueda comparar el primero, por ejemplo con este. Otra cosa es que unos gusten más que otros.
EliminarY Brudford se destapó definitivamente con los Crimson. En Yes ya era muy bueno, pero aqueí se le nota mucho más libre. Envidia le tengo, doin José: yo no llegué a verlos.
En cuanto a Genesis, yo también creo que han envejecido peor, aunque depende de qué discos: el del cordero y este son quizá los que mejor se defienden hoy en día.
Espero que la cena haya ido perfectamente. Saludos.
Dos de mis monstruos preferidos.
ResponderEliminarEl de King Crimson no me gustó en su día. Mi joya preferida sigue siendo el “Starless and Bible Black”; disco que, según su acertada teoría, estaría emparejado con el que hoy nos ocupa. Pero antes de ponerme estupendo descartándolo, quiero escucharlo con un poco de atención. Ya le diré.
Con el de Genesis tengo muchos menos problemas: no sé si es el disco de ellos que más me gusta, pero creo que es el más redondo de todos. No necesito volver a escucharlo porque me lo sé de memoria.
Lo de las etiquetas es algo útil, pero siempre inexacto, y más en el caso de los dos extraordinarios genios que hoy nos propone. Creo que coincido con el señor kortozirkuito: son ellos, suenan a ellos, y se parecen a ellos. Inimitables. También creo coincidir con usted: beben de multitud de estilos musicales, pero al final apenas se nota, porque han llevado las músicas a su terreno.
¡Qué año, 1973!
Saúde.
Monstruosos, sí. A mí también me costó un poco meterme en el "Larks'...", supongo que por falta de referencias anteriores: era un sonido completamente nuevo, y aún estábamos asimilando muchas cosas que se nos habían escapado a causa de nuestra edad. En ese sentido, Genesis eran más asequibles aunque también sonasen un poco raritos: cuidaban más la melodía.
EliminarQué año. Uf. Y cuántos años hace, además...
Me alegro que te olvides del Rock Sinfónico. Si hablamos de respeto, yo respeto a King Crimson, a Genesis y a cualquier músico que haga la música que le gusta o que le dejan hacer (también hay que comer). Y ahora viene algunos matices. No muchos, para no aburrir.
ResponderEliminarKing Crimson es un grupo que me gusta, con reservas. Admiro a R. Fripp como músico que hace y deshace a su antojo. Se rodea de grandes músicos para cada proyecto. Creo que es uno de los grandes guitarristas. Como compositor, me parece que ha compuesto muy buenos temas y dsicos completos. El "pero" es que a veces, su música me suena demasiado "matemática". Pero en general tengo muy buenos recuerdos de los discos de K. Crimson.
Con Génesis me pasa algo que a todo el mundo le debe pasar con alguno de los considerados grandes grupos: Qué no los trago jejeje. Nunca he podido con ellos; hasta el punto de regalar el doble L.P. "del cordero". No aguanto la voz de P. Gabriel, ni me atraen las composiciones del grupo. Eso es lo que hay. Pero... es cosa mía eh!!! Reconozco que es uno de los grandes... pero... no los trago (no se si os lo había dicho).
Has nombrado a Can, una de mis pocas bandas favoritas en este "saco" tan amplio y extraño del progresivo y otras hierbas.
Gracias, Rick.
Saludosssssssssss
Me parece que el sinfónico no lo soporta ninguno de los asiduos a este local, mister Bab. Por algo será. Y lo del respeto... bueno, todos respetamos a todos, pero ya sabe usted a qué me refiero: una cosa son los Crimson y otra cosa son precisamente E,L & P, ¿verdad? Quiero decir que "respetar", sí, también respetamos a estos últimos, pero... en fin,. usted me entiende.
EliminarEstoy de acuerdo en que los Crimson suenan a veces un poco fríos; o mátemáticos, como usted dice. En ese sentido no me extraña que prefiera usted a CAN, que desde luego son más sensitivos. Pero de todos modos también es verdad que este tipo de bandas son para escuchar de vez en cuando, en determinadas ocasiones. De lo contrario pueden llegar a hacerse agobiantes.
Y por su fobia a Genesis no se preocupe: todos tenemos alguna. Le confesaré la mía: no soporto a Queen. No tengo ni un solo disco suyo, y sin embargo mi salud es muy buena. Así que...
Me reconozco incapaz y algo perdido, estos no son lo mio, tengo algo de King Crimson, son variantes, esta etapa es quizá la más experimental y bizarra, pero hablo sin mucho criterio, violines, violas, dos percusionistas, campanas, maracas, chapas de metal...mucha experimentación lisérgica... pero no conecto, que vamos a hacer, aún así me valen, pero Génesis no, nunca pude con ellos,es manía personal, nada grave, no conecto con su rollo sinfónico algo blando y con pretenciones, a veces les doy una oportunidad, pero ya sabe Mr Rick que mis gustos van por otros derroteros. De ese año me quedo con Brothers and Sisters de The Allman Brothers (es el unico que ahora me viene a la cabeza sin investigar mucho)
ResponderEliminarUn saludo!
Bah, tampocol pasa nada. Cada uno tiene sus gustos y en cosencuencia sus manías: si todos fuésemos iguales la vida sería muy aburrida. Por otra parte, gracias a la variedad nos vamos compenetrando todos, y así unos aprenden de otros cosas distintas.
EliminarCurioso que saque a colación a los Allman Bros. Ese disco es realmente muy bueno (el último bueno de su carrera, por cierto). No saldrá aquí porque en esta revisión anual únicamente hablo de los isleños, que son mis preferidos; pero los Allman y demás americanos interesantes los verá usted en el apartado "America 60's".
De Génesis lo conozco todo y me gusta todo, hasta la marcha de Peter Gabriel, claro está. Me ha gustado volver a escuchar este "Selling England by the Pound" de nuevo, ya lo tenía olvidado y veo que me siguen emocionado bastante despues de tantos años, especialmente "El cordero" me parece excelente, pero entiendo a babelain, cuando algo no entra no entra. A mi me pasa con otras bandas que están en los altares.
ResponderEliminarA seguir disfrutando con tus entradas. Espero la siguiente.
Un saludo.
Respecto a King Krimson, este álbum en concreto lo conozco poco, pero ya lo he solucionado dándole una escucha rápida. El primer tema se me antoja muy largo y pesadísimo, por otro lado me encanta "Book of Saturday", por ejemplo.
A mí me gustan especialmente este disco y el del cordero; de los anteriores algunas canciones sueltas. Creo que sus primeros años son un poco pesados. Y sobre los Crimson, comprendo que se haga un poco crudo: esta época es un poco complicada. Pero tampoco pasa nada: sus cuatro primeros discos son muy buenos, y probablemente más ajustados a su tipo de gustos.
EliminarTras pasadas experiencias con los amigos de King Crimson mejor no lo vuelvo a intentar que me sobrepasan. El disco de Genesis me parece curioso porque hay muchos momentos interesantes, pero el conjunto pierde fuerza. Lo que dices, si fueran más concisos hubiera ganado el disco, pero con el formato Lp a muchos se les iba la pinza.
ResponderEliminarEl formato fue un verdadero problñema para muchas bandas. Incluso en el caso de grupos realmente buenos, convendría que hubiesen restringido un poco su producción, pero qué quiere: el dinero es el dinero, y por lo general los sellos presionaban para que las bandas publicasen una media de disco por año. Así pasaba lo que pasaba...
EliminarAl fin he vuelto a escuchar el “Larks' tongues in aspic”. Es bueno, la verdad; compicado, pero bueno. Me sigo quedando con el “Starless and Bible Black”.
ResponderEliminarSaúde.
"Complicado pero bueno" es una definición bastante ajustada, mister Pez. Y yo también prefiero el "Starless...", sí, porque tal vez manteniendo la misma esencia se hace un poco más humano.
EliminarUm espetáculo de disco! Um dos maiores exemplares do progressivo sinfônico mundial. Parabéns! Abraço.
ResponderEliminarGracias, mister Ladeira. Aunque será mejor que olvidemos la parte "sinfónica": ya el término "progresivo" es discutible, incluso. Con el paso del tiempo vemos que son bandas libres, sin pertenencia a ningún estilo.
EliminarBueno, que dos joyas comentas. Muy de acuerdo con que KC aunque se les metía en el saco del sinfónico su guerra era otra. Y creo que seria más un grupo de rock de "cámara " que sinfónico.
ResponderEliminarEn cuanto a Genesis ese disco su máximo en calidad.
Yo insistiría en lo que le he dicho al señor Ladeira: en primer lugar, eliminemos el término "sinfónico", porque estos no son E, L &P ni Yes. Se trata probablemente de un apropiamiento interesado por parte de los fans sinfónicos, que no tienen muchos grupos de calibre a los que nombrar, y que ocurrió en los años 80, cuando los Crimson clásicos ya no existían. En cambio, esa definición "de cámara" tiene mucho más fondo y no es tan descaminada como parece.
EliminarDe Genesis nunca sabré decir si su mejor disco es este o el siguiente, el del cordero. Va a gustos, va a días....
Esta si que es materia totalmente pendiente para mi de la que solo rescato un poco de Supertramp (si es que entra en el catalogo) y algo de Floyd . Tomo nota para ilustrarme si algun dia pica el bichito sinfónico.
ResponderEliminarSaludos !
Bueno, ya sabes que cada uno es cada uno, que los gustos son personales e intransferibles. No me gusta decirle a nadie lo que debe escuchar y lo que no; pero si algún día decides meterte en este proceloso mundo "progresivo" te recomiendo a King Crimson y a los Genesis de esta época antes que a Supertramp (uno o dos disco decentes y poco más).
ResponderEliminarEn cuanto a los Floyd, ya habrás visto que los despedimos justo este año, con "Dark side of the moon". Insisto en que va a gustos, pero para mí su época más interesante se culmina con ese disco. Lo que hacen desde entonces ya no me interesa.