lunes, 29 de noviembre de 2021

España en los años 80 (XIV)

"Fue una charlotada. Una noche, en un bar, creamos el tribunal de las Hornadas Irritantes, acompañado de un manifiesto contra los babosos. Fue una gilipollez que trascendió porque se hicieron eco los periodistas, que en aquella época se hacían eco de hasta cuando te tirabas un pedo, y ha quedado como si fuese todo un movimiento artístico. Si me llegan a decir aquel día en el Iris, con los canutos y los botellines, que aquello iba a ser recordado treinta años después, habría pensado que mi interlocutor estaba loco. Se ha magnificado hasta el delirio".
Alejo Alberdi 

Bueno, pues hoy terminamos con el asunto "Hornadas/Babosos", que como ya ven ustedes tiene parecida talla intelectual que el concepto "Movida" y otras cuantas bobadas alimentadas por el periodismo de titulares urgentes. Y lo hacemos con el otro grupo más destacado en el cartel Irritante (hasta el punto de que fue uno de sus miembros quien inventó el término): se trata de Glutamato Ye-Yé, que en su mayoría estaban presentes junto a los de Derribos Arias aquella noche infausta en aquel bar. Había una especie de hermandad entre ellos: en lo musical no se parecían mucho, pero su modo surrealista de ver la vida y de actuar en consecuencia era bastante parecido. Ambos grupos fueron protagonistas destacados -junto a otros- en los garitos del Madrid moderno durante un tiempo, y si la figura de Poch se convirtió en icono la de Iñaki Fernández también. 

Iñaki formaba parte de una pandilla que frecuentaba el Retiro, y allí conoció a Ramón Recio, aficionado a escribir poesías, que lo convence para crear un grupo. Eso ocurre en 1979; el propio Ramón propone como guitarrista a su hermano Manuel, a partir de ahora conocido como Patacho, mientras que Iñaki lo hace con Alberto Haro Ibars, que pronto se marcha para crear Sindicato Malone y es sustituido por su hermano Eugenio. A lo largo de la existencia de Glutamato han pasado por ahí docenas de músicos, pero centrémonos en la época en la que comienza su popularidad, sobre el 80/81: junto a Iñaki (frontman y voz) y las guitarras de Patacho y Eugenio, el bajista es Jacinto Goderos y el batería Carlos Durante: ambos son ya conocidos de otros grupos contemporáneos. Y con el apoyo creativo de Recio, personaje en la sombra pero autor de gran parte del repertorio e incluso del nombre del grupo, Iñaki y sus colegas comienzan a hacerse con el público moderno gracias a unas canciones de tono pop pero con letras y ritmos enloquecidos, ajenos al tiempo, mientras canta sobre el escenario vestido con una gabardina larga cerrada y un bigotillo hitleriano que dio que pensar a más de uno (aunque también hubo comparaciones con Charlot: quizá fuese una mezcla de ambos). Era inevitable verlos como una especie de alter ego de Derribos, y de aquella amistad surgió el concepto Hornadas Irritantes, inventado por Patacho en una noche de fiesta. En cuanto a la pata de pollo, no fueron ellos solos: con frecuencia la llevaban colgando (al cuello, de la cintura o de alguna prenda) Poch e Iñaki; pero también Germán Coppini, de los Siniestro, a quienes durante un tiempo se les incluyó en las Hornadas.

En un principio fichan con el sello independiente Spansuls, especializado en punk, que poco después vende los derechos a DRO. Y ahí se publica, a principios de 1982, un primer Ep en el que se puede decir sin exagerar que sus cuatro canciones son clásicas inevitables en la historia de Glutamato. "Corazón loco", la primera, es la que suele usarse como título genérico para el disco, y sin ser la más "loca" ya nos da una idea del potencial de grupo: es una especie de punk pop que podría incluso recordar a los Ramones pero con una producción muy "elegante" y cálida (a cargo del sello, el propio grupo y Poch, que también interviene aunque no se cita en la galleta). También ayuda Jaime Urrutia con su guitarra, y es además el co-autor junto con Eugenio Haro. Le sigue "Holocausto caníbal", la canción en la que se afea la conducta del caníbal que aprovecha la amistad del cantante para ir comiéndose a su familia, con un ritmillo new wave encantador, a tono con la situación. Llega luego "Un hombre en mi nevera", una nueva preocupación gastronómica que se acabó convirtiendo en el emblema del grupo: el protagonista sospecha que un hombrecillo se ha metido de okupa en su nevera y la está vaciando. Dejando aparte el juego de ritmos de la canción, realmente brillantes, destaca el cuajo de Iñaki cantando la cantidad de sinsentidos que canta y su entonación tan particular; también en eso hay una comunión de espíritu con Poch. Por último (pero no menos importante, como suele decirse) está "Narcosis", un caso aparte: a juego con la letra, en la que el protagonista se siente "muy raro" cada vez que está con una chica y se pregunta si no será que Dios lo narcotiza para evitar que caiga en pecado, la música suela como desvaída y la propia voz de Iñaki lleva el tratamiento electrónico que la hace sonar desmayada, líquida, fantasmagórica: pop experimental, del que no hay.



Muy poco después Iñaki es requerido por la Patria, y eso afecta a las grabaciones: estaba previsto un disco grande antes de finalizar aquel año 82 para aprovechar el rebufo del Ep, que se había vendido bastante bien, pero por culpa de la situación militar de nuestro amigo la cosa queda reducida a un mini Lp de siete canciones con el título de "Zoraida". Y aunque pieza por pieza tal vez no alcance la altura de aquellas cuatro primeras, mantiene el tipo con mucha dignidad teniendo en cuenta las circunstancias. La canción que lo abre y le da título es una prueba más de que Glutamato son una especie de centrifugadora musical en la que puede mezclarse todo: entrando con un ritmo contundente, tenemos a Iñaki anunciando con su "aaaahhh" una melodía que recuerda al Magreb, con una letra más o menos a juego, que por supuesto pasa a ser otra clásica en el repertorio del grupo. Luego llega "Europa", resultado de la colaboración entre ellos y Derribos: está compuesta por Iñaki, Poch y Patacho, y figurará también en el Lp de Derribos. Obviamente la diferencia de estilo es clara, estando aquí mucho más cerca del pop convencional que en el grupo de Poch, donde el ambiente es entre oscuro y melancólico. Otra clásica es "Algo suena tic tac", muy en la onda del primer punk que fue uno de los puntos de contacto entre la mayoría de estos grupos, y la despedida llega con una pieza sorprendente que en cierto modo tiene algún tipo de relación exótica con la primera: esta vez se trata de una especie de punk hindú enloquecido cuyo título es "Hare Krashni" (sic) y que, al estilo tradicional, se limita a repetir continuamente ese mantra que todos conocemos y que va acelerándose como un camión hacia el abismo, apoyado por sonidos discordantes, el apoyo de Ulises Montero a los vientos e Iñaki aullando al estilo "indio" (o sea, piel roja). Un cuadro. La más ajustada descripción de quiénes eran Iñaki y sus colegas.



Con aquel disco y la creciente cantidad de actuaciones por media España, Glutamato entran en 1983 consolidados como uno de los grupos alternativos más populares a escala nacional. Por otra parte Recio ha decidido meterse en el proceloso mundo empresarial y crea el sello Goldstein, donde por supuesto tendrán más libertad. Sin embargo, y debido en parte a la cantidad de actuaciones que tienen en esa época, el año se salda con un solo single... Pero qué single: en la cara A está "Comamos cereales", que los acabó llevando a los programas de la Primera y a los 40 Principales; no es su mejor canción ni de lejos, pero entre la letra (una parodia de los consejos alimentarios sobre los cereales) y un ritmillo popero muy contagioso acabaron arrasando. Fue el momento de mayor popularidad del grupo a todos los niveles, pero para los fans de siempre la joya de la corona estaba oculta en la cara B y dio un verdadero toque de distinción al grupo: La balada de Karen Quinlan. Recordarán ustedes (o no) que Karen saltó a la fama involuntariamente en 1975, con veintiún años, a causa de una desgracia que la dejó en estado de muerte cerebral (es decir, vegetativo). Por aquel entonces, y al menos en España, corrió la versión de que era una hippie que se había pasado con las drogas, lo cual, dicho así, era falso. En realidad, por una serie de reveses personales que influyeron en su mentalidad depresiva, Karen comenzó a aficionarse al alcohol y los tranquilizantes; una de sus obsesiones era el exceso de peso, y después de unos días prácticamente en ayunas salvo por el alcohol y las pastillas entró en crisis. De ahí pasó a un respirador artificial hasta que sus padres consiguieron legalmente una desconexión, pero siguió viva otros cuantos años con alimentación asistida, ya que la ley del momento en Estados Unidos (como en casi todas partes) prohibía la muerte asistida. El caso es que Ramón Recio e Iñaki, basándose en la "versión hippy", componen una canción de letra estremecedora pero realmente hermosa que le va como un guante a una melodía de tiempo medio con unos "crescendos" que impresionan. Para mí es la mejor canción del grupo.



En 1984 llega un nuevo mini, titulado "Todos los negritos tienen hambre y frío", que en parte por el rebufo de aquel single anterior y en parte por el hecho de haber pasado a un sello grande como Ariola (más dinero para promoción) alcanza un número de ventas notable. Sin embargo, y como suele suceder, su ascenso en popularidad es la señal de que se están adocenando: puede hacernos gracia una canción como la que le da título, con esa letra de buen rollito que los fans tradicionales supondrán que va de coña y a lo mejor los recién llegados creen que no, pero publicada en single fue éxito también. "Recuerda Formentera", la siguiente, con ese hippismo de andar por casa, da un poco de repelús; de ahí saltamos a "Temblando despertaré", una especie de tecno pop muy de la época. En fin, tal vez a los que recuerden a Voces Amigas puede hacerles gracia la versión de "Canta con nosotros" y seguir dudando si están en serio o de coña. No sé. Muchos quedamos decepcionados. En el 85 publican "Guapamente", en una onda pop rock muy del momento que sin embargo ya se aleja de lo que fueron Glutamato, lo cual los sitúa en tierra de nadie: las ventas decaen; y lo harán más aún al año siguiente con "Vive subida". El grupo va aguantando, con deserciones y recambios, hasta finales de la década. En 1987 hay una especie de despedida con un doble en directo en honor a Ramón Recio, que morirá meses después a causa de una larga enfermedad. Desde entonces ha habido algunas reuniones posteriores, fugaces, que solo importan a los muy fans.


Glutamato Ye-Yé es un grupo que estuvo nadando siempre entre dos aguas, ya que como dije antes hay una buena parte de su repertorio que no sabes si tomártelo en serio o en broma. Sin embargo, al menos en sus dos o tres primeros años supieron mantener ese equilibrio muy bien, y han dejado un puñado de canciones muy divertidas junto a esa perla dedicada a Karen que por sí sola ya podría justificar su existencia. Así que muchas gracias. Y sí, también nos despedimos de ellos con su participación en aquel descacharrante Lp titulado "Navidades radioactivas", una especie de Gotha de la modernura en los primeros años 80.


lunes, 22 de noviembre de 2021

España en los años 80 (XIII)

Una vez cumplimentados los dos grupos más representativos de aquel sector de músicos bautizados como "Los del pop baboso" por sus enemigos los modernos, y para ser igualitarios, que eso está muy de moda, toca ahora hacer mención de otros dos que representen con total justicia a Las Hornadas Irritantes, es decir, el sector más alternativo y alejado de los estándares del mainstream. Eso significa que estamos hablando de una oferta con menor incidencia en los medios de comunicación masivos; a cambio gozan del apoyo incondicional de Radio 3 y de algún programa vanguardista en televisión, especialmente "La Edad de Oro" (aunque este no se inaugura hasta verano del 83, cuando gran parte de la carrera de los grupos "irritantes" ya está hecha). Y creo que nadie que conozca aquella época y aquel concepto podrá discutir que Derribos Arias son un grupo señero dentro de esa categoría, ya que encajan plenamente en el sector genérico de "los amas o los odias". Y al menos para quienes los amamos son una estrella fugaz cuyo brillo no fue más allá de dos años, pero dejó una estela imborrable. 

Hay que advertir que la categorización de "irritantes" es algo a ajeno a ellos aun habiendo sido copartícipes junto a Glutamato Ye-Yé en la creación de ese término, porque en realidad les traía sin cuidado una etiqueta u otra: en palabras de Poch lo suyo era "aberrar", y la aberración comprendía desde la obra musical hasta la vida cotidiana. Porque hablar de Derribos Arias es hablar de su líder y compositor principal, Ignacio Gasca, alias Poch (o sea, pocho, de mala salud): ese grupo es su pase a la posteridad, el momento en el que más cerca estuvo de consagrarse como la gran esperanza del rock vanguardista español. Pero sabía que estaba sentenciado, y decidió vivir lo que le quedaba en una sucesión caótica de días y noches delirantes; lo expresa muy bien Diego Manrique en la necrológica que hizo para El País: "Estudiante de Medicina, Poch supo pronto que era víctima de una dolencia hereditaria, y que la única manera de retardar el deterioro de su sistema nervioso consistía en llevar una vida moderada. Y optó justamente por lo contrario."

Poch se da a conocer en su San Sebastián natal cuando, después de participar en algunos grupillos locales, crea La Banda Sin Futuro en 1978. En ese grupo, cuya formación más constante es la de trío, él canta y toca la guitarra junto a Alejo Alberdi (guitarra, bajo intermitente y segunda voz) y el batería Manuel Moreno, "Paul". Por entonces podrían haberse considerado cercanos al ambiente de rock punkarra que pululaba especialmente en Vizcaya, pero teniendo en cuenta que hablamos de La Bella Easo hay que reconocer que iban a contracorriente. Y en cualquier caso, también la consideración de "punk" es muy relativa: no hay más que escuchar las escasas grabaciones que han quedado para comprobar que ellos iban en otra onda, tal vez a medio camino entre new wave y progresivo, con un ingrediente de locura muy personal. En su momento no dejaron obra, aunque luego, entre 1982/83, al rebufo de su proyección como Derribos Arias, recuperaron por momentos su "encarnadura" llegando a actuar bajo su antiguo nombre. Entonces Ramón Recio (uno de los creadores de Glutamato Ye-Yé y dueño del sello independiente Goldstein) les ofreció grabar sus cinco canciones más elaboradas, que sin embargo no se publicaron hasta 1997 (Recio había muerto en el 88). Aquí tenemos dos de ellas, en las que se ve que el espíritu de Derribos Arias ya estaba presente:



Sin embargo, ya en el 78 Poch viajaba continuamente a Madrid, puesto que el panorama musical de su ciudad le resultaba un tanto estático. Y en Madrid pronto se integró en la modernura, formando parte muy brevemente de Kaka de Luxe y Paraíso para entrar luego en los Ejecutivos Agresivos, el otro grupo "seminal" de aquella época (recordarán ustedes que Jaime Urrutia, por ejemplo, también estaba ahí). Por otra parte desarrollaba una doble personalidad a todos los niveles: ese era un grupo radicalmente pop con aromas de ska, sin la menor relación con lo que él estaba haciendo en La Banda Sin Futuro, y además allí su función era la de teclista. Aunque bueno, recordemos que el cantante y compositor de la mayoría de las letras era Carlos Entrena, que luego creó los bastante oscuros Décima Víctima, así que aquello vino siendo una especie de "momento vital alternativo" para unos cuantos personajes que luego cambiaron completamente de perspectiva. En cualquier caso solo llegaron a publicar un single en 1980 -en Hispavox nada menos- con la legendaria "Mari Pili", una verdadera canción del verano alternativa, en la cara A (años después apareció un mini Lp con todas sus grabaciones, un total de ocho). Tras la desbandada Poch decidió dos cosas: quedarse definitivamente en Madrid y crear un nuevo grupo. Primero convenció a Alejo y Paul para que le acompañasen, y como bajista entró Juan Verdera aunque en algunos momentos hubo leves cambios de plantilla. Y en 1981 Derribos Arias se presentan ante el estupefacto público de algunas salas madrileñas. De todos modos habrá que hacer un emocionado recuerdo a aquella fase poppie:



1982 fue su año de oro. Con algunas maquetas sonando ya en Radio 3, ganan el V Concurso Villa de Madrid y casi a continuación graban su primer Ep en el nuevo sello independiente GASA (Grabaciones Accidentales S.A.), creado pocos meses antes por miembros de Décima Víctima -especialmente Carlos Entrena- y Paco Trinidad, uno de los futuros productores estrella (la obra completa de Derribos fue producida por él) y elemento fundamental en Los Esclarecidos. También Trinidad formaba parte de los Ejecutivos Agresivos, lo cual confirma la extrema importancia que tuvo aquella reunión fugaz en el desarrollo de la nueva ola madrileña: al menos cuatro grupos señeros se originaron ahí. Pero a lo que íbamos: en la cara B está "Branquias bajo el agua", que marca un antes y un después en la historia de la música española. ¿Exagero? Tal vez. Pero me da igual. Aquí se dan la mano con total naturalidad CAN con Velvet Underground, por resumir. No se me ocurre otro modo más simple de definir una obra maestra de este calibre, que incluso lleva una letra surrealista pero muy estética a juego con ese desarrollo entre nubes electrónicas con cajas de ritmos, guitarras espaciales (Jaime Stinus es el solista) y una voz casi fantasmal que nos avisa de que "Branquias bajo el agua es el baile de actualidad". Y llegó a serlo, en algunas locales "alternativos". La cara A tiene como protagonista única a "Vírgenes sangrantes en el matadero", otro delirio electrónico - guitarrístico de categoría, muy al margen de cualquier otra cosa que se estuviese haciendo aquí, de la vanguardia al caos, del ritmo a la cacofonía, de lo oscuro a lo genial. Y la última es "Dios salve al lendakari", que dentro del tono general llega a hacerse la más accesible en una primera escucha y cuya letra mantiene ese ambiente tragicómico, tan de coña, que luego aprovecharon Siniestro Total para hacer su "Dios salve al conselleiro". Todo muy autonómico (otro delirio es una actuación en directo en la que Poch y Siniestro la interpretan). El sentido del humor, incluso en las letras más salvajes, fue uno de los aspectos distintivos en las Hornadas Irritantes, por oposición a la tristeza y la melancolía de los poppies depresivos.



Ese mismo año llega un segundo single y un maxi, cuyo nexo de unión es "A flúor" (versión corta en el single y extendida en el maxi). Siempre dentro de su estilo "aberrante", esta canción tiene un gancho cercano al pop rítmico que amplió un poco el número de seguidores del grupo. Y lo mismo pasa con "Tupés en crecimiento", la cara B del single, una especie de rock and roll deconstruido que va en crescendo hasta alcanzar la genialidad, un homenaje marciano pero adorable a ese estilo que "J.M. y los Magníficos no paramos de bailar". Y en otro estilo pero igual de ponzoñosa es la cara B del maxi, "¿Quién hay?", otro cruce entre demencia y genialidad con cambios de ritmo y de instrumentos, con grititos y lamentos ambientales que nos recuerdan una vez más que Derribos no pertenecen a esta dimensión espacio temporal. En cualquier caso esta fue la confirmación del grupo como una de las alternativas musicales más valiosas y lúcidas (valga el sinsentido) del panorama nacional: aún hoy no han sido superados. Pero por otra parte, los excesos vitales eran una constante en la existencia diaria de Poch, a quien con frecuencia se veía por Malasaña adelante en situaciones delirantes, tanto como lo fueron con frecuencia las actuaciones del grupo (en las que nunca se sabía lo que iba a pasar). Y sin embargo en otros momentos se relacionaba con la mayor parte de los geniecillos de la época, especialmente en el sector de la ilustración y la fotografía, dos mundos que a él le interesaban mucho. Probablemente se hacía muy difícil mantener el equilibrio entre esos dos Poch.



Ya se estaba haciendo de rogar el disco grande, y finalmente llega en 1983 con el título de "En la guía, en el listín". Quien lo conozca sabrá lo difícil que resulta definirlo, ya que es una colección de canciones un tanto contrahechas en las que se nota el descontrol en el que está sumido el grupo. Y eso no significa que sean malas, sino que tanto el sonido como la ejecución son manifiestamente mejorables: confeccionado a base de grabaciones en extraños horarios nocturnos, generalmente los fines de semana, con el grupo un tanto "fuera de órbita", lo raro es que consiguieron completarlo. Según la leyenda Poch estaba un tanto perjudicado, y si no es por el laborioso empeño de Trinidad tal vez no lo hubieran conseguido. Pero ya digo, la mayor parte de las piezas podrían haber destacado en otras condiciones: "Aprenda alemán en siete días" (que también fue single), la arrasadora "Íntima decoración" o la versión de "Lonesome cowboy Bill" no necesitan que nadie las defienda; pero igual de interesantes son algunas un tanto "retorcidas" como "Europa", "Misiles hacia Cuba" o la que va a nombre del grupo y cierra el disco. El caso es que se vendió muy poco; se fue vendiendo mucho más con el paso del tiempo y las críticas periodísticas laudatorias previas a las reediciones, cuando llegó la época en que tocaba "resucitar" la memoria del grupo... Y de pronto resulta que todo dios era muy fan de Derribos desde siempre. Hasta en eso fueron nuestros Velvet nacionales. 


La época grandiosa termina aquí. En 1984 se publica lo que será la despedida, un maxi titulado "Disco pocho" en colaboración con Iñaki, el de Glutamato: es un experimento de fusión entre el tecno pop, la discoteca y el funk que tiene valor como anécdota, poco más. Luego Poch hizo dos discos grandes en solitario que solo son recomendables para los muy fans (aunque más de una canción sorprende por su categoría), pero ya estaba bastante afectado. Murió en 1998 en su ciudad natal. Fue de las escasas figuras que tuvo un disco de homenaje en vida y a cargo de la mayor parte de sus contemporáneos: "El chico más pálido de la playa de Gros". Un buen título. Pero para despedirse de un personaje así hemos de olvidar las penas y volver a su mejor momento: aquí tenemos a Derribos Arias con su aportación a "Navidades radioactivas", aquel Lp de 1982 en el que figuran tantas leyendas aberrantes:



lunes, 15 de noviembre de 2021

España en los años 80 (XII)

De aquella división tan malintencionada que se hizo en Madrid creando las etiquetas de "Las Hornadas Irritantes" y "Los del Pop Baboso" para enfrentar a dos opciones totalmente distintas, hoy y tras la visita de los Secretos recibimos a Nacha Pop para cerrar el cupo de representantes de la segunda. Hay similitud entre las letras de ambos grupos, letras que por lo general se ciñen a las tristezas y alegrías juveniles; también como en los Secretos hay una figura central, músico y compositor, en quien se simboliza ese frecuente carácter melancólico, así que son de espíritus parecidos. Y aunque en lo musical el pop es la esencia en ambos, se podría decir que mientras a Los Secretos los hemos definido como "californianos" a Nacha Pop les interesa más el pop rock y su actualización a través de la new wave: de sus primeras influencias como los Stones, los zepelines y algunos músicos americanos llegan luego a los Clash y también disfrutan con el estilo melódico rítmico de unos Lowe o Costello en sus primeros tiempos, cuando su origen europeo aún primaba sobre las influencias americanas. Justo al revés que los Secretos, por cierto. En suma, Nacha Pop me parecen más frescos, más vivarachos, más... europeos. 

En 1978 desaparece un grupillo entre pop y psicodélico de corta duración llamado Uhu Helicopter (siendo Uhu un pegamento, que como todos podía tener usos "alternativos", y Helicopter un homenaje a los Jefferson Airplane. O sea, psicodelia de andar por casa). De ese grupo siguen adelante el guitarrista y voz Nacho García Vega, el bajista Carlos Villalta (de apellido artístico Brooking) y el batería Antonio Martín (Ñete), a quienes se une Antonio Vega, el primo de Nacho, que acaba de volver de la mili. Antonio canta, toca la guitarra y compone; tiene algunas piezas terminadas, y poco después graban unas maquetas bajo el nuevo nombre de Nacha Pop. Antes de que termine el año consiguen algunas actuaciones (la más recordada fue aquella en la que participaron junto a Kaka de Luxe "a beneficio de los huérfanos de Syd Vicious"), y en el 79 son ya uno de los grupos más destacados de la nueva ola madrileña: sin haber grabado un solo disco van consiguiendo actuaciones junto a la mitad de las bandas de la ciudad e incluso llegan a ser teloneros de Siouxsie. Hispavox se fija en ellos y pronto los tendrá grabando.


Su primer Lp se publica con título homónimo en verano de 1980 y lo produce el temible Teddy Bautista, que sin embargo se contiene y solo mete teclados cuando realmente cuadran. Es un debut magnífico en el que por supuesto brilla con luz propia ese emblema de la nueva ola que es "Chica de ayer", con una letra muy sentida, muy de juventud, muy de Antonio Vega, que por otra parte afirmaba que esa había sido su primera composición, mientras estaba en la mili. Y la música está a la altura, aunque aquí entramos en el proceloso mundo de los parecidos razonables: resulta que en 1975 Gianni Morandi había publicado "La caccia al bisonte" con un ritmo muy similar, y luego el cantautor argentino Piero hace una versión que, sin grandes diferencias con la original, aumenta las similitudes con la de Nacha Pop. La versión de Piero ya se había publicado en el 76 en su país, y en España lo hace justo en 1980. Pero ahí queda la cosa, porque teóricamente se trata de una coincidencia: aunque Vega murió antes de que saltara la liebre, Bautista dice que ninguno de los dos conocía al tal Piero ni esa canción. Suena raro, pero les creeremos. En cualquier caso nadie discute que, con "inspiraciones externas" o sin ellas, esta es una pieza redonda comenzando ya por esa entrada del bajo hasta el final. Y el resto del disco mantiene una altura muy digna, desde la apertura con "Antes de que salga el sol", otra clásica inmediata y con regusto a Police (una influencia bastante evidente en esta primera época), hasta ese cruce entre rockabilly y new wave en "Mujer de cristal". Que por cierto, su habilidad para mezclar estilos es muy efectiva, y "Déjame algo" es otro buen ejemplo. Y aunque parezca no venir a cuento, algunos agradecemos ese pequeño ejercicio de estilo surf que es "50 pop". En suma es un disco realmente notable, aunque no llegó al nivel de ventas que esperaba su sello. Lo cual retrata al público de aquella época: si esas canciones estuviesen en inglés y las hubiese cantado alguna gloria isleña, seguro que habrían llegado más arriba.



En 1981 nos presentan su segundo disco grande, titulado "Buena disposición", que en conjunto a mí me parece mejor incluso que el primero, no sé si por la brillantez del sonido o por la categoría de las canciones, que siguen repartiéndose los dos primos. La brillantez se debe al hecho de que han conseguido evitar a Bautista y se producen ellos mismos; lo cual por otra parte significa menos gastos para Hispavox, que ya no los mira con tanto aprecio como cuando los fichó. Este asunto de la rápida pérdida de confianza de los sellos grandes en los grupos nuevos siempre ha existido, pero en el caso de la nueva ola se debe a un fallo inicial de apreciación: solo Radio Futura, Alaska y pocos más consiguieron vender una cantidad suficiente de discos como para que sus sellos se sintiesen satisfechos. El error se debe a la mentalidad de la industria, y en esta época arranca en el éxito que habían tenido Tequila y que hizo creer a los cerebros grises que todo el monte era orégano. Pero ya vamos viendo que por lo general esa nueva ola, o Movida, o como quieran llamarla, no tuvo tanto arrastre como se dijo luego: algunos revisionistas actuales quieren hacernos creer que todo el mundo estaba "al loro", como dijo Tierno, y no era verdad. Era una minoría; una gran minoría si se quiere, ya que Radio 3 amplificaba el efecto a escala nacional, pero no tan enorme como para alcanzar números uno en ventas con tanta facilidad (y menos mal que pronto surgieron los sellos independientes, porque de lo contrario nunca habríamos conocido a gran parte de los grupos de aquel tiempo). En fin, a lo que íbamos: sin tener una pieza del calibre de la famosa chica de ayer, creo que en conjunto esta selección tiene más nivel que el primero, más vida, más frescura: canciones como "Juego sucio", "Alta tensión" , "Atrás" o "Quiero estar mejor" tienen un gancho irresistible (aunque se nota mucho la diferencia de categoría entre las piezas de Antonio y las de Nacho). Pero una vez más las ventas desilusionan a Hispavox, que no les renueva el contrato.



De acuerdo con la teoría expuesta antes, el movimiento de Nacha Pop tras su marcha de Hispavox parece lógico: al igual que la mayoría de sus coetáneos, fichan por un sello independiente, en este caso DRO. Pero la publicación de "Más números, otras letras" en 1983 demuestra que la cosa no funciona. A mi parecer hay dos razones: la categoría de las piezas decae, y no está claro que el apoyo de teclados (a cargo del todoterreno Esteban Hirschfeld) les favorezca, ya que dan una sensación "acomodada" al perder esa chispa de inmediatez que lucían en sus dos primeros discos. Poco importa que la producción sea suya de nuevo, que graben en Doublewtronics o que les ayude Jesús Gómez, el ya legendario dueño de aquel estudio: Nacha Pop comienzan a parecerse a ese puñado anodino de grupos nuevos que conforman la segunda oleada, muy pulidos pero sin un sello claro de distinción. Y la monotonía se traspasa a la obra, porque una tras otra se van sucediendo canciones agradables que no molestan ni arrebatan, canciones para escuchar tranquilamente en el bar moderno mientras te tomas una copa: la música ambiental de los años 80, que comienza a multiplicarse por doquier. Quizá la única buena noticia es que por momentos parece que hay una evolución en el estilo compositivo de Antonio Vega que nos ofrecerá algunas piezas más complejas a partir de ahora. Y el primer gran ejemplo surge en un Ep que publican en 1984 (su despedida de DRO) con el título de "Una décima de segundo". Aquí queda, precedida por una de las pocas que me gustan de aquel tercer Lp.



Nacha Pop entran ahora en Polydor. O sea, de nuevo en un sello grande. Y el primer resultado es "Dibujos animados", en 1985. Mediados de década. Me he leído unas cuantas críticas del disco y resulta evidente que aquí ya hay dos tendencias diferenciadas: para las nuevas levas de aficionados y la prensa del momento es una obra de madurez, con un sonido limpio y perfeccionado, pulcro, muy actual y consumible. Los que ya andamos en la órbita de la treintena y venimos de otra escuela, pensamos que con esa producción tan moderna entonces, tan pasada de moda ahora, ese sonido de plástico, esa percusión de mentira, tan de finales de los 80, esa especie de reggaes blancos trompeteros, esos tecladitos posmodernos, esas canciones perfectamente olvidables al cabo de un minuto porque suenan como otros cuarenta grupos más de momento, se ha desnaturalizado totalmente el espíritu del grupo (cosa que ya se veía venir en el disco anterior. Y al parecer Ñete pensaba algo parecido, porque ahí decide marcharse). Ante la versión oficial, resulta evidente que muchos de mi quinta estamos fuera de juego, y que valorar los grupos que surjan a partir de ahora nos va a costar mucho trabajo porque no tenemos la más mínima empatía con ese sonido ni con ese tipo de melodías. He aquí dos de las más recordadas del disco, que por otra parte ya tiene unas ventas respetables. La afición a "la música" comienza a hacerse masiva entre la nueva generación, casi como el fútbol, y los festivales en los que participa este tipo de grupos son cada vez más populosos.



En 1987 llega el último disco de estudio de Nacha Pop, que contra lo que nos temíamos los puretas (lo dicho: la treintena maldita) resulta de más categoría que el anterior; o nos lo parece a nosotros, claro. El disco se titula "El momento", y confirma el giro de Antonio Vega hacia esquemas compositivos más elaborados y un cierto intimismo que a mí me recuerdan especialmente la evolución que había emprendido Costello poco antes. El problema es que su primo Nacho no lleva esa misma trayectoria, sino que se limita a ir actualizando su escuela de pop rock convencional pero poco más. Y esa diferencia de categoría se nota claramente en el disco, que por otra parte lleva un reparto escrupuloso de autoría (es evidente que hay tiranteces entre ellos). El disco se vende muy bien, la crítica lo alaba mucho y en 1988 llega el inevitable doble en directo que marca el final de una época: Antonio decide seguir su camino sin el lastre que ahora supone su primo. Ambos seguirán carreras en solitario con desigual fortuna, ya que el planteamiento de Nacho no tiene el brillo ni recibe el cariño popular que consigue su primo. Hubo un reencuentro veinte años después, con otro disco en directo para hacer caja, y poco más. Antonio murió en 2019, Nacho creo que sigue en activo. Y esto es todo. Los Nacha Pop que le interesaban a la gente como yo habían desaparecido tras su segundo disco.



lunes, 8 de noviembre de 2021

España en los años 80 (XI)

Que en la "Movida madrileña" hayan convivido en sus inicios gentes tan diversas como Parálisis Permanente, La Mode o el Aviador Dro significa que, dejando aparte los estilos musicales de cada cual, por encima de todo había un espíritu de colectividad, de pertenencia a una especie de secta al margen del mainstream. Pero eso implicaba también que había un cierto elitismo de clase, por decirlo así: los que habiendo surgido de dicha colectividad intentaron alcanzar las listas de éxitos con un estilo más tradicional, más estándar, eran frecuentemente demonizados. Y si ese estilo resultaba un tanto melódico de más, melancólico, sentimental incluso, la cosa se ponía peor. El asunto llegó a adquirir tintes de confrontación, no necesariamente violenta pero sí con un cierto tono de sarcasmo o desprecio que con frecuencia era recíproco. Y esa confrontación se simboliza en la existencia de dos bandos muy definidos: Las Hornadas Irritantes vs. Los del Pop Baboso. Los primeros, supuestamente los guais, eran gente muy simpática y gamberra cuyos estilos musicales andaban entre el punk pop, el rock contrahecho -a veces con ínfulas vanguardistas- y unas gotas de anarquía, mientras los otros solían ser buenos músicos con tendencia a la rama pop de la new wave, con arreglos cuidados, voces sentidas y gusto por la perfección de conjunto. Ni que decir tiene que las Hornadas gozaban de mayor popularidad entre el personal nocturno de los garitos de Malasaña, pero los otros sonaban mejor y vendieron bastante más. Y ambos bandos tenían su parte de razón: los músicos de las Hornadas por lo general no eran ninguna maravilla, por mucha gracia que nos hiciesen, mientras que los otros un poco babosos sí que resultaban a veces. Con frecuencia se incluía en uno u otro bando a músicos que pronto demostraron ir completamente a su aire, así que, con el paso de los años, el listado más o menos "canónico" fue aligerándose y hoy en día es muy fácil distinguir con claridad a unos de otros citando a los dos más representativos de cada bando: hoy, por el sector de los "babosos" nos visitan Los Secretos.

Recordarán ustedes que aquel concierto celebrado en Febrero de 1980, que agrupó a un buen número de los nuevos músicos madrileños y que se considera hoy en día como el acta fundacional de "la Movida", tuvo como motivo principal el homenaje a Canito, batería del grupo Tos, muerto en accidente de tráfico poco antes. En ese grupo militaban junto a él los hermanos Urquijo: Álvaro y Javier como guitarristas y Enrique al bajo. Por lo tanto podría parecer que pertenecían a esa supuesta élite modernilla, pero ya por entonces Alaska dijo que en aquella reunión había mucha gente distinta, no necesariamente unida por más vínculos que el dolor ante la muerte de un amigo. Y así era: los Urquijo venían de otro ambiente, tenían vocación profesional y desde pequeños habían sentido fascinación por los instrumentos musicales además de disfrutar de la buena colección de discos que tenía su padre, un ingeniero que por su trayectoria laboral casi nunca estaba en casa. Tras la muerte de Canito deciden cambiar el nombre del grupo y pasan a ser Los Secretos. Buscan nuevo batería y dan con uno que además también compone y tiene buena voz: Pedro Díaz. Las voces principales suelen ser las de Enrique y Pedro, y todos componen salvo Javier. Su buena técnica y algunas canciones con gancho que ya habían perfilado en su antiguo grupo (que no grabó nada oficial, aunque luego se publicaron algunas maquetas) interesan a algunos sellos muy pronto, lo cual les permite elegir. Y se deciden por Polydor.

Su discografía comienza con un Ep de cuatro canciones publicado a finales de ese mismo año, en el que ya figuran dos de las que cimentarán su leyenda: "Déjame" y "Sobre un vidrio mojado". La primera es propia y ya era fija en el repertorio de Tos, mientras que la segunda es una versión de los uruguayos Kano y los Bulldogs, de diez años antes: se la había recomendado Juan de Pablos, que supo ver lo bien que podía sentarles esa melodía. "Déjame" se convirtió al momento en una especie de santo y seña del grupo, tal vez la canción más recordada de toda su carrera, aunque la otra no le va a zaga porque, con pequeños cambios y haciéndola más ligera, más "aérea", por decirlo así, consiguieron hacerla suya. Los Secretos pasan a ser preferencia destacada entre las emisoras, discotecas y bares modernos del país, y la tirada se vende a toda velocidad; lo cual ilusiona al sello, que les urge a grabar inmediatamente un Lp mientras que intenta hacer caja de nuevo lanzando un single con "Déjame" en la cara A (aunque la mayor parte de los fans ya tenían el Ep, y no picaron). Esas prisas, que se substancian por contrato en la publicación de un Lp anual, acabarán volviéndose contra el grupo, pero de momento la cosa va viento en popa: solo tres meses después, en la primavera del 81, llega el primero de esos discos grandes, homónimo, confirmando que había nacido una estrella. Se incluyen las tres mejores canciones de aquel ep, y el resto del material es de igual categoría; casi todas pertenecen a la época de Tos y gracias a eso ya estaban muy rodadas, así que no necesitaron mucho tiempo para grabar. Por otra parte dignifican a aquel primer grupo, cuyo nombre no ha quedado impreso en la funda de ningún disco por culpa de una tragedia (este va dedicado a Canito, de quien se incluyen dos canciones). Y ahora habrá que definir esa música que crearon los Urquijo y sus dos primeros baterías, a ver si así conseguimos entender por qué los modernos les tuvieron tanta manía. La respuesta es, en el fondo, bastante simple: la mayor parte de los grupos de la Movida, el ambiente general de aquella época, estaba influenciado por la new wave británica, algunos grupos germanos electrónicos y el toque cultureta neoyorkino de Talking Heads o Television, mientras que Los Secretos -por resumir- son una banda "californiana", para bien y para mal. Esa Hofner de doce cuerdas, por ejemplo, está ahí por algo: es de segunda mano, aún no tienen dinero para una Rickenbaker, pero ya se les ven las intenciones. Hay un toque new wave y también es verdad que se notan algunas influencias de los Byrds, pero sobre todo de los músicos de la costa oeste en los años 70, desde Tom Petty a los Eagles, la segunda época de los Flamin' Groovies e incluso algunos contemporáneos isleños como Lowe o Costello (que a su vez eran de clara inspiración tradicional americana). O sea, que jugaban en otra liga; ni mejor ni peor, simplemente al margen de la "actualidad" madrileña más moderna. Y eso no se paga con dinero (el disco fue un éxito a nivel nacional), sino con pérdida de "prestigio callejero".  



Las prisas del sello hacen que el grupo entre a grabar su segundo disco con el material muy justito y a medio hacer. Se publica justo un año después que el primero, se titula "Todo sigue igual" y la sensación es de un cierto desencanto. El productor sigue siendo Juan Izaguirre, pero el sonido parece un poco más apagado, involuntariamente a juego con las canciones que contiene. Y no es que sea un mal disco, sino que parece mantener el tipo sin más: hay canciones como la que le da título, "Problemas" o "Ha llegado el fin" que mantienen el nivel, pero otras son un poco redundantes; por no hablar de las letras que, ahora sí, comienzan a resultar ya un tanto lloronas de más. Y no sé lo que opinarán ustedes, pero la versión que hacen de la emocionante "Ráfagas", para mí sobra: no es su estilo, no deberían haberla hecho. Por entonces ya se les notaba muy dolidos con el trato que recibían de la mayor parte de la prensa moderna y en general de los personajes de la Movida (el término "babosos" ya era de uso común), pero desde luego este disco no ayudó a mejorar las cosas. Y tampoco las ventas les acompañaron; es decir, que el mismo público que adoraba su primer disco esta vez no se gastaron el dinero, así que solo pueden echarle la culpa -una parte de ella- a Polydor. Y es lo que acabaron haciendo, tiempo después: les hubiera gustado un ritmo de composición más lento, madurando las melodías y los arreglos (algo que ahora resalta más, por comparación, oyendo de nuevo su primer disco). Por otra parte la verdad es que mucho tiempo libre no tenían, porque gracias al rebufo de aquel primer disco el ritmo de actuaciones era intenso.



Teniendo en cuenta que en 1983 publicarán un nuevo disco -ya saben, el contrato-, hay que ponerse las pilas: Polydor está perdiendo la confianza en ellos y la promoción del segundo ya había sido deficiente, además de tener en contra a la mayor parte de la crítica "entendida". Pero hacen de la necesidad virtud, y en "Algo más" reorientan su carrera haciendo el sonido un poco más denso (aunque con el mismo productor) y acercándose al country; es significativo que "No me imagino", la más "radical", con el protagonismo estelar de un banjo en versiones cantada e instrumental (está presente un grupo de bluegrass), sea justo la elegida para su primer single, intentando que radios y fans de ese formato queden enterados del cambio. La sensación se afianza poco después con "Hoy no" como cara A del segundo, que incluye dobro y todo (la B, con "En el bar" es más clásica pero rockera, evitando ñoñerías). También hay una armónica en "A callejear", versión pasable de una original de los Mamá que no fue publicada en su momento y que se ajusta bastante bien al estilo tradicional de los Secretos. Llama la atención por otra parte el aumento del protagonismo de Eduardo Urquijo, que aquí es el compositor principal con mucha diferencia. la mayor parte de las canciones son exclusivamente suyas; también parece ser idea suya la portada, aunque no le veo mucho sentido. Pero en resumen creo que este disco es mejor que el anterior, con más cuerpo y menos blandenguería; lo cual no les sirvió de mucho, ya que entre la inquina general y el desdén de Polydor resultó ser el menos vendido de los tres. Por otra parte terminaba el contrato con el sello, lo cual ya no estaba claro si era bueno o malo.



La primera época de Los Secretos termina en 1984. Tras unas cuantas actuaciones que los mantienen ocupados durante unos meses llega una nueva tragedia, otro accidente de tráfico que se lleva a Pedro. Por esas fechas Javier, que tenía frecuentes discusiones musicales con Enrique, cada vez más orientado hacia la onda country, se marcha a la mili anunciando que no volverá al grupo (durante muchos años se dedicará a la fotografía). Durante ese año y el siguiente Enrique planea crear uno nuevo, pero al final seguirá en los Secretos junto a su hermano Álvaro y algunos músicos reclutados. Consiguen contrato con Twins y debutan en 1986 con un mini Lp. compuesto casi íntegramente por canciones de Enrique y en el que la influencia Petty/Eagles con tonos fronterizos es muy nítida. Aquí se bifurca el camino de los fans: unos los siguen a muerte y otros los abandonamos. Desde el punto de vista de los Urquijo su decisión fue la correcta, porque es a partir de entonces cuando su carrera despunta: ya es otra época y el público de las grandes giras es muy fan de este tipo de estilos. No hay nada que objetar.



martes, 2 de noviembre de 2021

España en los años 80 (X)

Una de las características comunes a las nuevas olas de los años 80 en los países occidentales es el auge de las músicas electrónicas. Los teclados de ese tipo se convirtieron en acompañantes de gran parte de los grupos de entonces, fuesen siniestros o poppies, y como era de esperar algunos de ellos hicieron de esos instrumentos el apoyo central de su música. La electrónica, que surge ya a mediados de los años 60 gracias a los melotrones, los moog, algunos visionarios como Pierre Henry (el padre de la música concreta) y varios directores de orquesta "reconvertidos", alcanza su mayoría de edad en los 70 con algunos grupos kraut en un variado abanico que va desde el free rock de CAN o NEU! hasta el tecno de Kraftwerk. Luego llegamos a los albores del punk con entidades como el dúo Suicide, y de ahí a la new wave con un buen puñado de grupos tanto isleños como estadounidenses. Todos ellos sirven de inspiración para Servando Carballar, un visionario nacional que ha pasado a la historia (entre otras cosas) por ser el creador y líder del Aviador Dro y Sus Obreros Especializados, una formación que todavía hoy sigue en activo. Carballar es un laborioso personaje que al mismo tiempo creó uno de los primeros sellos discográficos independientes de España: Discos Radioactivos Organizados, o sea, DRO, que con el tiempo se convirtió en un verdadero poder alternativo a los grandes. Y más cosas: tiendas y distribución de cómics, juegos, etc. O sea, que este señor es todo un mundo alternativo, aunque por supuesto nosotros nos limitaremos a reseñar con brevedad sus comienzos musicales.

Carballar viene de una familia artística: sus padres había creado una "compañía" de títeres y muñecos tradicionales con la que recorrieron medio mundo además de ser estudiosos, entre otras cosas, de filología y teatro clásicos. Y desde pequeño los acompañó con frecuencia en sus giras por Europa y Estados Unidos, así que su gusto por los juegos escénicos es fácil de entender. Ya en el bachillerato comenzó a organizar fanzines, alguno de los cuales llegó a tener un cierto protagonismo, y en 1977/78 (contemporáneo a Kaka de Luxe, por ejemplo) organizó su primer grupo: Alex y los Drugos, es decir, un homenaje a La Naranja Mecánica. Un año más tarde, ya al frente del Aviador Dro (en honor a la pieza futurista de Francesco Balilla), comparte ensayos en el Ateneo de Prosperidad con los De Luxe o Radio Futura, lo cual significa que antes de comenzar la nueva década ya están integrados en ese mundillo artístico madrileño que ha de protagonizar los próximos años. Y parece evidente que la influencia de los Devo es decisiva, ya que él y sus compañeros salen al escenario uniformados como obreros industriales -una idea recurrente en el grupo-, haciendo gestos entre automáticos y espasmódicos muy a juego con una base "filosófica" según la cual ellos son un grupo de mutantes que van desgranando sus ideas en las letras de sus canciones. 

Pero ya saben ustedes que lo que cuenta aquí es el repertorio, así que vamos con su bautizo discográfico: después de algunas maquetas que se escuchan con frecuencia en Radio 3, en verano de 1980 consiguen un tercer puesto en el I Concurso de Rock Ciudad de Madrid (precedidos por dos grupos rockeros a la vieja usanza, lo que acrecienta su "hazaña"), y eso les da la oportunidad de grabar algunas canciones para Movieplay. Dos de ellas se publican poco después en un primer single cuya cara A es "La Chica de plexiglás", y ya en el 81 el segundo viene protagonizado por "La visión" como pieza principal. Entre esas nubes de teclados y cajas de ritmo electrónico hay, además de ritmo, melodía y mucha coña futurista en las letras. Decididamente, son un grupo de tecno pop con garra y muchas posibilidades en las pistas de baile; mutantes electrónicos tal vez, pero sin nada que envidiar a los grupos "normales".



Para entonces son ya un grupo más o menos estable que se enmascara no solo en sus trajes de PVC, sino también nominalmente: Carballar "se llama" Biovac N, y sus acompañantes responden a nombres como Fox Cicloide, Metalina 2, Multiplexor y otros cuantos que van entrando o saliendo. La apatía de Movieplay, que no se preocupó lo más mínimo por la promoción de los dos singles, había quedado atenuada por el "boca a boca", gracias al cual se vendieron bastante bien. Y el paso siguiente es crear su propio sello discográfico: a principios de 1982 y junto con Arco Iris (la teclista Marta Cervera, su compañera), presentan el nuevo disco del grupo bajo la marca DRO. Ese sello resultará ser fundamental en el desarrollo no solamente de la nueva ola, sino de muchos grupos que vinieron luego; su enorme crecimiento fue incluso inesperado para los propios creadores, que años después se desentendieron de él. El disco es un Ep con tres canciones -la portada coloreada a mano y unos cuantos panfletillos explicando el "cuerpo de doctrina" de los Dro- en el que destaca la inolvidable "Nuclear sí", una de las piezas definitorias no solamente del pop electrónico español, sino también de la nueva ola en su conjunto. Porque aquí, además del ritmo casi de medio tiempo pero que resulta venenoso, tenemos una letra tremendamente irónica pero que como era de esperar resulta conflictiva para el sector de oyentes con piel fina: eso de "Nuclear sí, por supuesto / Nuclear sí, cómo no", sentó como un tiro en algunos ambientes. Y definitivamente contribuyó a "encapsular" al grupo como una de las propuestas más radicales y valientes del momento: por entonces habían reunido ya un buen número de "publico enemigo", puesto que los nuevos escandalizados se sumaban a los rockeros auténticos que ya les habían estado arrojando cosas en sus primeros conciertos (en Barcelona la Trapera llegó a boicotearlos); por contra, los fans de la Movida y modernos en general los adoraban. Las otras dos piezas no llegan a su altura, pero sorprende tanto la estructura como la letra de "Varsovia en llamas", que podría recordar los primeros tiempos de los siniestros Parálisis o Gabinete y que confirma el hecho de que en los orígenes de todos estos grupos había muchas ideas compartidas.




En otoño del 82 llega un maxi single titulado "Programa en espiral", que es la destacada en un grupo de cuatro canciones; ya se nota mejor sonido que en los discos anteriores, más nitidez y un airecillo pop muy refrescante. Y el año se cierra con su primer Lp, titulado "Alas sobre el mundo" y una portada casi naif/industrial, casi de tebeo, que le da un tono de encantadora inocencia. La apertura viene a lo grande, con "Brigada de demolición", una de mis preferidas tanto por su ritmo como por su letra, un perfecto resumen de la filosofía del grupo, uno de sus momentos más brillantes. En general se nota que Devo es la base de sus influencias escénicas e "ideológicas", pero en lo estrictamente musical están más cerca de algunos grupos europeos contemporáneos como Ultravox o la mayoría de los alemanes. De todos modos saben darle el toque único, y sobre todo añaden un componente pop en las melodías que se irá perdiendo con el paso del tiempo, cuando los Dro se vayan haciendo más y más electrónico/rítmicos, buscando el sonido de la discoteca contemporánea antes que el de la radio. De todos modos saben nadar y guardar la ropa muy bien, ya que son una de las referencias infaltables en el mítico "Diario pop" de Radio 3, donde conviven sin apuros junto a propuestas tan lejanas a ellos como los poppies tristones pero elegantes, las Hornadas Irritantes o los punkies de toda condición. Qué variedad tan maravillosa, qué tiempos aquellos...


Sin embargo, pronto comienzan a definirse con más claridad las posturas de unos y otros: tras una época de asentamiento, en 1983 El Aviador Dro ya es un grupo con su propio mundo y su propio sector de fans. Su orientación hacia la discoteca de vanguardia queda confirmada con la publicación de dos Lps en el mismo año, dos discos complementarios, de títulos "Tesis" y "Antítesis", de los que algunos ya comenzamos a distanciarnos. Y a partir de ahí seguirán su camino, muy jaleados por un enorme sector de fans, tanto españoles como extranjeros (hay una verdadera liga aparte para este tipo de oferta). Nosotros nos despedimos de ellos con dos pequeñas maravillas que cerraban aquel año 82 tan fructífero: su participación en el legendario Lp colectivo "Navidades radioactivas" y una de las cuñas que durante más tiempo estuvo sonando en "Diario pop", programa en el que era costumbre que algunos grupos, en agradecimiento por su labor divulgativa, colaborasen grabando sintonías para el programa.