Como ya sabe la escasa pero fiel clientela de este bar, aquí somos unos obsesos de la cronología y en consecuencia de la antigüedad en el empleo de los músicos que nos visitan. Por tanto, los que abren esta nueva serie son los Pekenikes, el grupo más veterano del panorama nacional, el único de los grandes pioneros que sigue en activo y cuya supervivencia se debe a una curiosa contradicción: a mediados de la década pasada decidieron convertirse en un grupo instrumental, justo cuando ese estilo comenzaba a decaer. Los Relámpagos, el otro grupo que siguió en esa tradición -los más populares en la buena época de la música sin palabras-, ya no existe: solo quedan ellos, aunque de vez en cuando nos sorprenden con alguna pieza cantada (la inolvidable “Cerca de las estrellas” es el mejor ejemplo).
Los habíamos dejado a finales de la década pasada viviendo en apariencia uno de sus mejores momentos, tras una sucesión de singles que se establecen cómodamente en lo más alto de las listas y que culmina con “Alarma”, su tercer LP; pero la situación interna no era tan feliz, ya que además de las obligaciones militares, que se cebaron por entonces con el grupo, comenzaban a surgir algunas grietas entre ellos. Ya en 1969 se reúnen tres Pekenikes, los hermanos Sainz y el bajista Ignacio Martín, con otros tres miembros de los Pasos, que en ese momento están inactivos, y deciden crear un grupo que fusionará la música instrumental con las influencias españolas del sur, especialmente flamenco: ese grupo se llama Taranto’s. Como es lógico Hispavox no va a permitir una grabación con músicos de Pekenikes bajo otro nombre, así que grabarán en Guitarra, un sello creado por los hermanos Sainz (Alfonso figura oficialmente como productor). La cosa no duró mucho: un LP y tres singles -la mayoría de las canciones ya están en el LP- son toda su obra, ya que los aficionados no le prestaron mucha atención; la opinión general es que estamos ante el estilo Pekenikes de siempre, ligeramente matizado en algunas piezas para dar el sabor sureño que buscaban. Sin embargo, algunos comentaristas creen ver en él los orígenes del luego llamado “rock andaluz”. No creo que sea para tanto, pero en fin: aquí lo tienen. Juzguen ustedes mismos.
Esta aventura "alternativa", más las entradas y salidas de personal por culpa de la mili, acaban causando un cisma que ya casi se veía venir: tras la desaparición de Taranto’s en 1970, hay oficialmente dos agrupaciones llamadas “Pekenikes”, aunque solo una de ellas está grabando nuevo material en ese momento. Se trata de los hermanos Sainz, Tony Luz y Pedro García junto a tres músicos colombianos y posiblemente otros dos o tres españoles (el número total de participantes no está claro). Hispavox decide apoyar a este sector, y en 1971 presentan un Lp titulado con las iniciales de “Sus Seguros Servidores Que Estrechan Su Mano”. En ese disco vemos las carencias de unos músicos que comienzan a sonar repetitivos pero que tratan de disimularlo bajo la coartada de unos sonidos y arreglos en los que se nota la influencia de los participantes colombianos, que le dan un nuevo aire a estos Pekenikes. Como adelanto, ya en 1970 presentan un single cuya cara A es “Tren transoceánico a Bucaramanga”; consiguió una buena cifra de ventas, aunque en realidad solo era una versión actualizada de su antigua “Viento inca”. Otra pieza interesante de ese nuevo Lp es “Tabasco”, que se convirtió en una sintonía recurrente y está escrita por Yamel Uribe y Juan Jiménez, dos de los recién llegados. Esta facción desaparece poco después: los hermanos Sainz se retiran del negocio, Tony Luz pasa a trabajar con Karina (luego creará algunos grupos rockeros) y el resto del personal se desperdiga.
Mientras tanto, los otros Pekenikes “resucitan”, abandonan Hispavox y consiguen un éxito bastante respetable en 1972: Movieplay los ficha y publica su primer Lp de la nueva época, otra vez sin título, aunque los fans lo llamarán “el disco del coche” gracias a la fastuosa portada doble en la que vemos el frontal de un auto de época. Se nota que tratan de sacudirse la caspa con nuevas influencias, sonidos electrónicos, tonos cercanos al jazz o a ritmos sudamericanos, y el resultado es bastante aceptable (con alguna salvedad: la versión de la funesta “Pop corn” podían habérsela ahorrado; aunque claro, fue el mayor éxito en single). Pero a pesar de esta luminaria, es evidente que el tiempo de los grupos instrumentales ha pasado, y los Pekenikes comienzan a resultar cada vez más reiterativos: en 1973 publican “Saltamontes”, que trata de mantener la estela del anterior sin grandes novedades; peor aún resulta “Cachimba”, su último disco en Movieplay, ya en 1977, cuando su mera presencia es un anacronismo a pesar de que se escuchan algunos riffs de guitarra eléctrica con arreglos de viento y ritmo que pueden recordar a unos Chicago, por ejemplo (otro estilo ya rancio en esa época). Y desde entonces, tanto sus actuaciones como sus discos son esporádicos y sin interés salvo para los fanáticos. Así pues, tal vez sea conveniente despedirse de ellos con una pieza del disco del coche y otra de “Saltamontes”: son los últimos con un cierto interés.
Aquí termina, a grandes rasgos, la historia del último grupo español clásico, el único además que fue testigo de toda la evolución musical del país desde sus orígenes hasta los años 80 (con intermitencias, algunos de sus miembros siguieron hasta casi el 2000). Da un poco de pena despedir a un venerable dinosaurio de semejante calibre, pero la Madre Naturaleza no perdona: estamos ya en otro tiempo. Y para que la melancolía se haga un poco más llevadera, aquí les dejo un paquetillo con una selección que he hecho de su repertorio; siempre sobrarán y faltarán algunas, pero creo que en esencia están la mayoría de las que deben estar.