Ahora que ya hemos cumplido con la vanguardia, bajaremos a la actualidad. Y la actualidad, en esta época y en esta megalópolis, no es muy distinta a la europea: pop, folk y rock se disputan el favor de los clientes. Cada bando tiene sus armas: armonías exquisitas en el bando pop (que por lo general está influido por las tonadas folk en sus múltiples variedades) y contundencia en el rock. El pop, como siempre, tiene la obligación de ser más variado: ya saben, los géneros "tontos" inventan; los "serios" viven de su seriedad. Así que vayamos hoy con la tontería: los dos nombres más notables aquí son Simon y Garfunkel y Lovin' Spoonful.
Paul Simon y Art Garfunkel son el estandarte mundial de esa maravillosa escuela que combina la canción de autor con el folk y unas gotitas pop. Es innegable que Dylan es una de sus influencias, en lo que se refiere a su aspecto de cantautor; pero también lo son los Everly Brothers, con esas melodías ligeras, ensoñadoras, y ese perfecto empaste de voces. La suma de las capacidades poéticas y musicales de Simon más la voz privilegiada de Garfunkel hicieron de este dúo una de las ofertas más tiernas y dulces de la época: el segundo quinquenio de los años 60 podrá destacarse por muchos grupos y estilos; pero sus melodías siempre estarán ahí, acompañando la historia sentimental de unas cuantas generaciones. Vamos, que si los Creedence eran los reyes del baile rockero, estos eran los que acogían luego a las desmayadas y sudorosas parejas que se ocultaban en las zonas más oscuras del local, entre susurros y promesas de amor eterno. Sabe Dios la de embarazos que han provocado.
La historia de esta pareja arranca a mediados de los años 50: vecinos y amigos desde la escuela, deciden asociarse bajo el nombre de Tom y Jerry (yo hubiera elegido "El Coyote y el Correcaminos", pero en fin). Su primer single tuvo un éxito relativo, pero luego no hubo continuidad y decidieron seguir con sus estudios hasta que en 1963, animados por la oleada folk que Dylan provoca por todo el país, deciden reunirse de nuevo. En muy poco tiempo algunas canciones de Simon se hacen populares en el ambiente folky de la ciudad (ya saben, Greenwich Village y todo aquel efervescente underground de Manhattan) y consiguen un contrato con Columbia. Graban su primer LP, acústico, muy intimista, en 1964; pero inicialmente pasa desapercibido, y Simon decide disolver el dúo para marcharse a la Isla. Y allí se entera de que "Sound of silence", una de las canciones de ese LP, ha sido regrabada por Tom Wilson (¡otra vez ese bendito nombre!) usando los músicos de la banda de Dylan y electrificando la canción: éxito en las radios del país. Simon vuelve a toda prisa, llama a Garfunkel, se ponen a trabajar y comienza la épica.
Lovin' Spoonful también parten del folk, proceden de un ambiente muy similar a los anteriores. Pero sus influencias son mucho más amplias: desde las viejas jug bands pasando por el country, el blues sureño y hasta el rock and roll, todo les sirve. Si a eso añadimos su querencia por las melodías de corte pop (influenciado por las bandas británicas al estilo Hollies), tenemos como resultado un grupo de fuertes raíces americanas pero tremendamente versátil que, en cierto modo, me recuerdan a Canned Heat aunque como su reverso: ambos son estudiosos de los géneros raíces; y mientras los Heat son una banda de espíritu negro, los Spoonful son eminentemente blancos. Y si alguien merece pasar a la Historia como creador del blues-pop (¿a que suena raro?), ese alguien son ellos. Inicialmente fueron comparados con los Beatles; su bajista, Steve Boone, lo resumió muy bien: "Beatles comenzaron con el skiffle, nosotros como jug band: son estilos similares. Luego se diversificaron, como nosotros. Y por supuesto, es un gran honor que nos comparen con ellos".
La base pensante de este grupo se halla en dos personajes complementarios: el canadiense "Zal" Yanovsky, un excelente y versátil guitarrista que además cantaba, y el neoyorkino (aunque no lo pareciese) John Sebastian -guitarrista, voz y muchas otras cosas. Sebastian se había pateado medio Sur del país coleccionando todo tipo de canciones arcaicas que luego les vinieron muy bien para, por medio de una brillante transformación, crear un ramillete de piezas donde el buen gusto y la extremada variedad es su seña. Arrancaron con un éxito incontestable a mediados de 1965: su primer single, "Do you believe in magic" es una preciosidad a medio camino entre los grupos poperos británicos y los coros irresistibles en plan Beach Boys; a partir de ahí, se dedicaron a alegrar las listas y las emisoras de radio con una sucesión de maravillas que rara vez pasaban de los tres minutos (una de las esencias del pop). Pero su carrera fue relativamente corta: Yanovsky, por un problema de incompatibilidad entre las drogas y la Ley, se esfumó en 1967. Y al año siguiente, con la marcha de Sebastian, el grupo se desintegró; pero no sus canciones, que siguen vivas y frescas como la rosa de la mañana.
Y el próximo día tocará revisar el mercado del rock compacto, que esta ciudad da para todo. Ya lo verán. Pero mientras tanto deberían alegrarse ustedes la vida un rato con estas dos ofertas, que para tristezas ya nos basta con la realidad.
Paul Simon y Art Garfunkel son el estandarte mundial de esa maravillosa escuela que combina la canción de autor con el folk y unas gotitas pop. Es innegable que Dylan es una de sus influencias, en lo que se refiere a su aspecto de cantautor; pero también lo son los Everly Brothers, con esas melodías ligeras, ensoñadoras, y ese perfecto empaste de voces. La suma de las capacidades poéticas y musicales de Simon más la voz privilegiada de Garfunkel hicieron de este dúo una de las ofertas más tiernas y dulces de la época: el segundo quinquenio de los años 60 podrá destacarse por muchos grupos y estilos; pero sus melodías siempre estarán ahí, acompañando la historia sentimental de unas cuantas generaciones. Vamos, que si los Creedence eran los reyes del baile rockero, estos eran los que acogían luego a las desmayadas y sudorosas parejas que se ocultaban en las zonas más oscuras del local, entre susurros y promesas de amor eterno. Sabe Dios la de embarazos que han provocado.
La historia de esta pareja arranca a mediados de los años 50: vecinos y amigos desde la escuela, deciden asociarse bajo el nombre de Tom y Jerry (yo hubiera elegido "El Coyote y el Correcaminos", pero en fin). Su primer single tuvo un éxito relativo, pero luego no hubo continuidad y decidieron seguir con sus estudios hasta que en 1963, animados por la oleada folk que Dylan provoca por todo el país, deciden reunirse de nuevo. En muy poco tiempo algunas canciones de Simon se hacen populares en el ambiente folky de la ciudad (ya saben, Greenwich Village y todo aquel efervescente underground de Manhattan) y consiguen un contrato con Columbia. Graban su primer LP, acústico, muy intimista, en 1964; pero inicialmente pasa desapercibido, y Simon decide disolver el dúo para marcharse a la Isla. Y allí se entera de que "Sound of silence", una de las canciones de ese LP, ha sido regrabada por Tom Wilson (¡otra vez ese bendito nombre!) usando los músicos de la banda de Dylan y electrificando la canción: éxito en las radios del país. Simon vuelve a toda prisa, llama a Garfunkel, se ponen a trabajar y comienza la épica.
Lovin' Spoonful también parten del folk, proceden de un ambiente muy similar a los anteriores. Pero sus influencias son mucho más amplias: desde las viejas jug bands pasando por el country, el blues sureño y hasta el rock and roll, todo les sirve. Si a eso añadimos su querencia por las melodías de corte pop (influenciado por las bandas británicas al estilo Hollies), tenemos como resultado un grupo de fuertes raíces americanas pero tremendamente versátil que, en cierto modo, me recuerdan a Canned Heat aunque como su reverso: ambos son estudiosos de los géneros raíces; y mientras los Heat son una banda de espíritu negro, los Spoonful son eminentemente blancos. Y si alguien merece pasar a la Historia como creador del blues-pop (¿a que suena raro?), ese alguien son ellos. Inicialmente fueron comparados con los Beatles; su bajista, Steve Boone, lo resumió muy bien: "Beatles comenzaron con el skiffle, nosotros como jug band: son estilos similares. Luego se diversificaron, como nosotros. Y por supuesto, es un gran honor que nos comparen con ellos".
La base pensante de este grupo se halla en dos personajes complementarios: el canadiense "Zal" Yanovsky, un excelente y versátil guitarrista que además cantaba, y el neoyorkino (aunque no lo pareciese) John Sebastian -guitarrista, voz y muchas otras cosas. Sebastian se había pateado medio Sur del país coleccionando todo tipo de canciones arcaicas que luego les vinieron muy bien para, por medio de una brillante transformación, crear un ramillete de piezas donde el buen gusto y la extremada variedad es su seña. Arrancaron con un éxito incontestable a mediados de 1965: su primer single, "Do you believe in magic" es una preciosidad a medio camino entre los grupos poperos británicos y los coros irresistibles en plan Beach Boys; a partir de ahí, se dedicaron a alegrar las listas y las emisoras de radio con una sucesión de maravillas que rara vez pasaban de los tres minutos (una de las esencias del pop). Pero su carrera fue relativamente corta: Yanovsky, por un problema de incompatibilidad entre las drogas y la Ley, se esfumó en 1967. Y al año siguiente, con la marcha de Sebastian, el grupo se desintegró; pero no sus canciones, que siguen vivas y frescas como la rosa de la mañana.
Y el próximo día tocará revisar el mercado del rock compacto, que esta ciudad da para todo. Ya lo verán. Pero mientras tanto deberían alegrarse ustedes la vida un rato con estas dos ofertas, que para tristezas ya nos basta con la realidad.