lunes, 22 de marzo de 2021

Estados Unidos: los primeros 80's (XI)

Si nos ponemos a recordar los nombres más notorios de aquel maremágnum conocido como "paisley underground", es evidente que el primero ha de ser el de Michael Quercio, ya que fue él quien acuñó el término. Por otra parte, y salvo otros dos o tres grupos además del suyo, la etiqueta es cuando menos discutible en la gran mayoría: anda por medio otra llamada Nuevo Rock Americano, por ejemplo. Y como suele suceder, hay también gente que se crea su propio mundo y pasa ampliamente de unirse a ese tipo de cofradías, sean o no de Los Angeles. Por otra parte, con el paso del tiempo ha habido una "redefinición" del término que se aleja un poco del sector más claramente pop: hoy en día, los más recordados son los músicos rockeros de la onda country, psicodélica o garajera (y que por lo general grababan en sellos de cierta envergadura, aunque se hiciesen llamar indies). Con lo cual acabaremos perdiéndonos a personajes como, precisamente, el mismo Quercio. 

Tras una formación en cierto modo a la sombra de su hermano mayor, fan de la melodía antes que el ritmo, Quercio ha de pasar sin embargo por el sarampión punk garajero que se le presupone a todo adolescente que llegue al negocio entre finales de los 70 y principios de los 80. En 1981 crea un grupo llamado The Salvation Army que cumple con esas premisas, y la publicación de su primer single lo confirma. Es por entonces cuando coincide con Lina Sedillo y sus Group, y surge el comentario que en poco tiempo se convertirá en la etiqueta de moda; aunque tal vez esa etiqueta solo sea un subterfugio para denominar a todos aquellos músicos que se sientan equidistantes entre los dos extremos que establecen el hardcore y el pop electrónico, los nuevos protagonistas de la actualidad yanqui, no solo de Los Angeles. Así que en resumen el paisley undergound es una vuelta a las tradiciones: el hardcore es la evolución "sangrienta" del punk, mientras que el tecno es un amaneramiento del pop; y ambos proceden de la Isla, es decir, son ajenos. En cualquier caso cuando llega el Lp de los Army, a mediados del 82 y con título homónimo, ya se les nota una cierta madurez que los irá acercando al power pop con un marcado tono psicodélico. Aquí les dejo la cara A de aquel primer single y una de las piezas más brillantes de su primer Lp, que incluye las dos piezas del single actualizadas.




Poco después el Ejército de Salvación solicita a Quercio y sus colegas que cambien el nombre del grupo para evitar malentendidos. A partir de ese momento serán The Three O'Clock, y de la formación original solo queda él, que canta y toca el bajo además de ser el compositor principal junto con Louis (Gregg) Guiterrez, guitarra y segunda voz; a las teclas está Mike Mariano (que a veces echa una mano en la composición y hace voces) y el batería es Danny Benair. El debut con el nuevo nombre es un Ep titulado "Baroque hoedown", a finales del 82, y aunque suena demasiado comprimido ya demuestra una evolución notable hacia un power pop enérgico y con ese sonido "jingle jangle" que tenían las guitarras de los primeros Byrds (que se atrevan además con el "Sorry" de los Easybeats ya es para nota). El año 83 la banda sube a primera división con "Sixteen tambourines", un delicioso puñado de canciones pop en las que se consigue un excelente reparto del trabajo entre guitarras y teclados, dependiendo del tipo de pieza. Y hay varios tipos, porque el rango va desde la apertura casi épica de "Jet fighter" -uno de sus escasos y relativos éxitos en single- hasta esa especie de funk blanco que representa "When lightning starts" e incluso influencias evidentes del pop europeo como en "Seeing is believing". Lo que parece claro es que de aquellos orígenes de new wave psicodélico hemos llegado a un grupo muy abierto, en el que el objetivo fundamental es la melodía pero revestida por muchos tipos de sonido diferentes.


En 1985 llega "Arrive without travelling", la continuación de su época más brillante. Acaban de fichar por la IRS, que echa la casa por la ventana y los lleva a grabar a Alemania bajo la dirección de Mike Hedges, que había comenzado su carrera de productor con el primer single de los Cure (ha trabajado con gente tan dispar como Siouxsie o U2). El resultado es brillante, porque consigue una mayor contundencia pero muy bien equilibrada. Y contra lo que podría parecer no es el típico disco de power pop de esa época, sino que tiene un estilo en el que se funden perfectamente las dos escuelas -la isleña y la yanki- con una sorprendente simpleza, sin que nada suene impostado (resulta muy difícil averiguar su nacionalidad). Pero una vez más la promoción y las alabanzas de la crítica no son suficientes: precisamente el hecho de no pertenecer a una escuela concreta, a una etiqueta determinada, ahuyenta a una buena parte de los compradores. Lo mismo pasará en 1986 con "Ever after", el siguiente, aunque aquí hay que reconocer que tanto la producción (Ian Broudie, más convencional que Hedges) como el repertorio son un tanto mediocres. Su mejor época termina al mismo tiempo que su contrato con IRS; para entonces el grupo vive casi exclusivamente de las actuaciones, ya que siguen teniendo mucho tirón en California.


Y aquí entran en escena sus amigas las Bangles, por entonces protegidas de Prince, que le cuentan maravillas al emperador sobre las cualidades y el tirón californiano de los Three O'Clock. No está muy claro que Prince hubiese escuchado ni una sola canción del grupo, pero el caso es que decidió ficharlos para su sello. Se equivoca, claro: un grupo de vocación independiente, sin una escuela clara, definible, y por lo tanto no asimilable al mercado convencional, está condenado al fracaso si trabaja con los criterios industriales de las grandes estrellas. El resultado se llama "Vermillion" y es su último disco, a mediados del 88. Es verdad que ya estaban en franca decadencia y el material no tenía la brillantez de sus buenos tiempos; pero si a eso se le suma un sonido tan inflado como vacío, tan de la época, el resultado no es defendible. En fin: dentro de la apatía general, al menos consiguieron unos ingresos decentes con "Neon telephone", una pieza compuesta por Prince para ellos y que además de formar parte del Lp se publicó en single. Como era de esperar, los fans completistas de Prince corrieron a por él. No pega con el estilo de Quercio y los suyos, pero ya da igual.

Quercio liquidó a los Three O'Clock poco después. Desde entonces ha seguido participando en algunos grupillos de la zona y más de una vez ha resucitado a su banda original para algunas pequeñas giras. Pero como siempre, lo que cuenta son sus primeros discos, realmente defendibles y dignos de mejor suerte que la adoración exclusiva por parte de un pequeño contingente de frikis. 

En otro orden de cosas: se acerca la Semana Santa, tiempo de recogimiento e introspección, de ayuno y cilicio. Espero que sea de provecho para el espíritu de ustedes, y con tal excusa este local permanecerá cerrado hasta después de Pascua. Sean buenos.


lunes, 15 de marzo de 2021

Estados Unidos: los primeros 80's (X)

"Paisley underground" fue un ambiente más que un sonido. No encajábamos con la actualidad de Los Ángeles. Y no escuchábamos lo que queríamos oír, así que lo hicimos nosotros mismos. Fue un momento emocionante en el tiempo, pero no hacíamos todos lo mismo. Íbamos en direcciones diferentes". 

Steve Wynn 

Una de las más notables aportaciones que Los Angeles, y California por extensión, hacen a la década de los 80 es el invento del "Paisley underground", que en poco tiempo se convertirá en una potente oferta a escala nacional; y aunque luego en los 90 el mayor protagonismo fue para sus rivales del noroeste con el asunto aquel del grunge, el paso del tiempo y la memoria selectiva están tratando mejor a los californianos que a los otros. De hecho ese "ambiente" no ha desaparecido del todo ni creo que lo haga nunca, porque en realidad es una actualización de gran parte de los estilos clásicos de los años 60. Se ha tratado de definir muchas veces, delimitar sus competencias, pero desde el principio fue una etiqueta inabarcable, un pozo sin fondo. Algo muy yanki, por otra parte: ¿quién es capaz de definir el rhythm'n'blues en ese país? ¿Y el punk? En Estados Unidos las etiquetas acaban haciéndose nebulosas... o tiene razón Wynn y de lo que estamos hablando en este caso es de una (muy amplia) pandilla de amigos y no de un sonido determinado. 

En inglés, "paisley" se refiere a esos dibujillos de origen persa en forma de gotas de agua y con mucha filigrana que en España llamamos "de Cachemira", "amebas", "paramecios", etc: una camisa de paramecios es una clásica en el vestuario hippie, por ejemplo. Ese tipo de diseño "psicodélico" pasó a la India aproximadamente en el siglo XVIII; por entonces era una colonia británica, y fue traído de allí por muchos soldados isleños que se aficionaron a él. Y eso nos lleva a Paisley, una pequeña ciudad al sur de Escocia donde había una fábrica textil que fue la primera en producir ese diseño en occidente. Bien, pues una noche, en un garito de Los Angeles a finales del 81, Lina Sedillo, una chica que tocaba el bajo en un grupo llamado Peer Group y llevaba un vestido "paisley" comenzó a recitar unas frases en el medio de una canción. Entre el público estaba su amigo Michael Quercio, cantante y líder de otro grupo llamado The Salvation Army, con quien los Group compartían cartel esa noche. Quercio, ante las palabras de su amiga, exclamó: "Words from the paisley underground!", y días después acabaron acordando que eso de "paisley underground" era una buena definición para su música. En una entrevista posterior él repitió la frasecita, que por supuesto el periodista de turno se apresuró a apuntar... y hasta hoy. 

Bien, pero... ¿qué tipo de música hacían Michael Quercio y sus Army (porque Lina y sus Group desaparecieron pronto)? Pues, básicamente, un cruce entre psicodelia y garaje pop -es decir, música de los años 60- actualizado por un sonido new wave con vagos tonos punk (bastante más new wave que punk). Era muy aficionado al pop urbano de la década anterior, ya que gracias a la colección de discos de su hermano se había empapado de las tonadillas encantadoras de gente tan dispar como los Beach Boys o los Monkees. Así que deberíamos entonces suponer que esa es la esencia del nuevo estilo de moda en la ciudad, pero las cosas se van complicando por momentos: la prensa musical tenía que sacarle todo el partido posible a una etiqueta tan golosa, y el propio Michael se lo puso en bandeja ampliando el espectro poco después. Su banda, que en verano del 83 (y con un disco grande ya publicado) había cambiado de nombre a The Three O'Clock por exigencia del verdadero Ejército de Salvación, actuó junto a las Bangles -puro pop blandito para radiofórmula- y los Rain Parade, cuyo debut es una de las más brillantes piezas de psicodelia de aquellos tiempos e incluso aún hoy. Y en un comentario agrupó a esos tres grupos y algunos más como representantes naturales de ese "paisley underground" que tan de moda se estaba poniendo.... 

¿Algunos grupos más? Pues sí. Y hasta ese momento el término era todavía manejable, ya que las Bangles podrían considerase el ala extrema y más comercialota del estilo poppy de Quercio y sus muchachos mientras que los Parade eran el otro extremo, el psicodélico... ¿Podríamos sumar a Green On Red? Bueno, hacen punk rock y también le dan a la psicodelia, así que de acuerdo. Pero de pronto resulta que bandas como los Dream Syndicate o los Long Ryders se incluyen también en la nómina, y entonces la cosa ya se hace inabarcable: entre las influencias de los Syndicate podemos llegar hasta los neoyorkinos Velvet Underground, mientras que los Ryders son claramente discípulos de Byrds (sobre todo la época Parsons). O sea, country rock, que no estaba en el menú inicial. 

Como era de esperar, ya se encargó la prensa de ir estirando la goma hasta el infinito. No dejes que la realidad estropee tus planes: aunque Quercio o Wynn digan que aquello era un fenómeno circunscrito al área de Los Angeles, algunos opinantes no tardaron en sugerir la conveniencia de añadir a R.E.M. (georgianos con querencias cercanas a la costa Este, al menos en sus principios). Y hasta Prince se apuntará a la fiesta desde su lejana Minnesota, creando una canción llamada "Paisley Park" y bautizando así a su faraónico estudio de grabación, al mismo tiempo que incluye a los Three O'Clock de teloneros en algunas de sus actuaciones y ayuda a las Bangles escribiendo "Manic monday" para ellas. Así que a mediados de la década el Paisley underground ya será cualquier cosa menos underground, y algunos de sus primeros integrantes querrán deshacerse de esa etiqueta, que se va volviendo asfixiante. Porque las etiquetas crean prejuicios que pueden acabar hundiendo la carrera de una banda o encasillándola demasiado, y el propio Quercio es uno de los que reniega de ella ("en mala hora se me ocurrió"). 

Bueno, pues en los próximos capítulos de este culebrón seguiremos ampliando el concepto al mismo tiempo que recibimos la visita de algunos de esos grupos "de cachemira", por lo menos aquellos que han quedado como los más destacados. Y ya puestos, hoy nos despedimos con el eximio Prince contribuyendo al rebumbio jipi con la canción que escribió para ello: "Paisley Park", una de las pocas que me gustan de este señor.



lunes, 8 de marzo de 2021

Estados Unidos: los primeros 80's (IX)

Seguimos en Los Angeles, una ciudad abrasiva que al mismo tiempo es la gran potencia en el mundo del espectáculo. Ese carácter casi esquizofrénico hace que surjan figuras musicales tortuosas como los Gun Club (y muchos más antes que ellos), pero también nos da sorpresas de vez en cuando con la aparición de personajes más alegres. Hoy nos visitan dos de ellos: Paul Collins y Peter Case. Ambos son oriundos del estado de Nueva York, pero se conocieron en San Francisco y llegaron aquí a mediados de la década anterior junto a Jack Lee, creando un trío de power pop que si en su momento pasó casi desapercibido hoy es objeto de culto: los Nerves, a los que ya tuvimos en una fiesta de este tugurio. En 1976 publicaron un único Ep de cuatro canciones que se revalorizó casi diez años después porque Blondie (¡otra vez ella!) hizo una versión de "Hanging on the telephone", una canción de Lee que abría aquel Ep y abre también "Parallel lines", el tercer y más exitoso Lp del grupo neoyorkino. Gracias a eso se rescataron unas cuantas demos que el trío había dejado sin publicar y entre unas cosas y otras ya digo, los Nerves son otra de esas pepitas de oro perdidas. Lee, que era además el guitarrista y cantante oficial, siguió una carrera de perfil bajo hasta desaparecer prácticamente del negocio mientras Collins, que había sido el batería, se pasó a la guitarra eléctrica y comenzó a cantar; Case, hasta entonces el bajista, hará lo mismo. Y tras un corto período colaborando con otros músicos en una banda llamada The Breakaways, finalmente cada uno sigue su propio camino.

Paul Collins, reconvertido en cantante y guitarra rítmica, presenta su nuevo grupo a mediados de 1979 bajo el nombre de "The Beat" (que serán "Paul Collins' Beat" en Europa, para no confundirlos con los Beat británicos... que serán "Los Beat británicos" en Estados Unidos para no confundirlos con los de Paul Collins). Los músicos que le acompañan son los antiguos Breakaways menos Case: Larry Whitman es el solista, Steven Huff el bajo y Michael Ruiz el batería. Antes de que termine el año se publica el primer Lp, de título homónimo, que en poco tiempo alcanza estatus de mito... para la crítica y los frikis del pop rock, pero poco más. Aquella espléndida colección de melodías con estribillos poderosos que en su momento sirvió de inspiración a one hit wonders como los Knack y que luego serán referencia infaltable para muchos músicos de esa onda, paso sin pena ni gloria en su país: salvo en las ciudades grandes como Los Angeles o Nueva York, la new wave (por simplificar) es una rareza para snobs. La cosa fue bastante mejor en Europa, pero con la cantidad de oferta propia que había en ese momento aquí tampoco consiguieron mucho más que una críticas muy favorables.


Su segundo disco se titula "The kids are the same" y se hace de rogar, porque llega a mediados del 82. Pero es igual de bueno, por momentos incluso superando el anterior aunque la crítica diga lo contrario: ya la apertura con "That's what life is all about", ese cruce entre new wave y Buddy Holly, es suficiente para confirmarlo. CBS, el sello que los había fichado gracias a amistades que tenía Collins desde la época de los Nerves, se impacientaba por las malas ventas del primero y cargó un poco las tintas en la producción, de nuevo a cargo del legendario Bruce Botnick; pero luego la publicidad y la distribución no estuvieron a la altura. Cabe preguntarse si no serían CBS y Botnick parte del problema, ya que la música de Collins no cuadra con un sello y un productor tan imponentes. Especialmente el sello, una sociedad anónima con muy altas expectativas de rentabilidad, no es el más indicado para albergar un grupo de este estilo (que de ser isleño hubiera entrado en una independiente). El caso es que las ventas en Estados Unidos decrecieron al mismo tiempo que aumentaban en Europa, y el doble resultado era de esperar: CBS los echa, "animándolos" a pasar cada vez más tiempo a este lado del océano.


A partir de ahí, Collins pasa a ser un personaje de culto en países como España, donde vivió durante varios años (sus dos ex esposas son españolas). De vez en cuando publicaba algún mini Lp o directos que aumentaban su leyenda; no llegan a la categoría de los dos primeros, pero tampoco desmerecen mucho. Luego se pasó durante un tiempo al country rock y similares, y aún sigue en activo, alegrando la vida de miles de fans irreductibles; europeos, la mayor parte.

Peter Case creó otra de esas bandas míticas en la iconografía pop yanki: los Plimsouls, que arrancaron a mediados del 78, es decir, antes que Collins y sus Beat. Sin embargo les costó más encontrar un sello discográfico, y se fueron ganando una fama en el circuito de clubs de Los Angeles mientras se asentaba una formación fija. En 1980, cuando llegan a grabar su primer Ep, junto a voz y guitarra de Case tenemos al solista Eddie Muñoz, el bajo Dave Pahoa y el batería Louie Ramirez; ese Ep se titula "Zero hour" y consta de cinco canciones que, como los Beat, recuerdan su antigua militancia en los Nerves. Sin embargo hay una diferencia de espíritu, digamos: el estilo en la composición de Collins se acerca más al rock and roll (reitero lo de Buddy Holly, que se intuye más de una vez), mientras Case ha creado un grupo de power pop revistiendo las melodías con un sonido de garaje pop que por momento bordea incluso el soul. Y si los Beat grababan en la CBS los Plimsouls comenzaron en pequeñas independientes, pero el resultado fue el mismo: salvo en su propia ciudad, donde llegaron a ser casi estrellas, no hay grandes convulsiones en el mercado nacional.


En 1981 llega su primer Lp, una delicia de ambiente new wave que podría recordar a algunos grupos isleños, pero también a una especie de Flamin' Groovies rejuvenecidos (que por otra parte es una banda de ida y vuelta entre Europa y los States) y que contiene algunas clásicas como "Hush hush" o "Lost time", que suenan casi como himnos. La popularidad local del grupo les dio la confianza suficiente como para atreverse a ir por delante de su propio sello y financiarse poco después la grabación de un single conteniendo "A million miles away". Tuvieron suerte, porque llegó a ser un pequeño superventas en buena parte del país; no es necesariamente su mejor canción, pero sí tal vez la más cercana al estilo que los yankis valoran en el pop: sonido muy arreglado y estribillos cortos. Ese relativo éxito (llegó a formar parte de la banda sonora de "Valley girl", una película que no he visto) hizo que el sello Geffen se fijase en ellos, y en 1983 llega su segundo disco grande, titulado "Everywhere at once". La fortaleza del sello les dio un poco más de proyección, pero no creo que les hiciese ningún favor con el tipo de sonido, que como en el caso de los Beat en la CBS acaba deformando su imagen original. En cualquier caso el grupo se separó poco después; Case siguió una discreta carrera en solitario y ha reagrupado la banda más de una vez, pero como siempre lo que cuenta aquí es aquella primera época tan corta como intensa.



lunes, 1 de marzo de 2021

Estados Unidos: los primeros 80's (VIII)

"Debbie y yo conocimos a Jim a finales de los setenta. Era muy fan de Blondie, aunque un tanto errático. Tiempo después comenzó a hacer su propia música; al principio simplemente me alegré de que hubiese encontrado un camino, pero cuando lo escuché me quedé impresionado de lo sofisticado que era el material que estaba creando". 

Chris Stein. 


"De cómo el presidente del club de fans de Blondie en Los Angeles se convierte en uno de los más aclamados músicos de culto en los años 80 y más allá", se podría titular esta entrada. Porque así de curiosa es la vida a veces: Jeffrey Lee Pierce, nuestro invitado de hoy, llegó incluso a teñirse el pelo en la misma tonalidad de rubio que la hermosa Debbie Harry, y llevaba en el bolsillo un papelito escrito por ella indicando ingredientes y mezcla exacta para obtener ese tono de tinte. Y aunque tal vez esto sea una marujada sin importancia, refleja muy bien el grado de afición al que Pierce podía llegar cuando se obsesionaba con algo. De chaval había participado en varias obras teatrales en el colegio, y siempre se sintió fascinado por el escenario: que un chico californiano como él fuese aficionado por entonces a bandas tan británicas y glamourosas como Genesis o Roxy Music resulta muy significativo. Pero poco después cayó enamorado del reggae tras acudir a una actuación de Marley, y le faltó tiempo para ir a Jamaica, impregnarse del ambiente e incluso relacionarse con algunos santones del género allí. Como ven, este muchacho es muy sentido. 

Y sin embargo esa mixtura de influencias musicales era solo parte de una amplitud mayor, porque la llegada del punk y la new wave le insufló nuevos ánimos que él empleó, además de su evidente adoración por Blondie, en especializarse en el blues tradicional y otros géneros relacionados con él. Pierce ya era un aficionado al blues, en mayor o menor medida, desde muy joven, y este viaje a las raíces completó esa amplia formación a la que por supuesto ya le estaba dando utilidad con su participación en pequeños grupos locales, manejando varios tipos de guitarras y teclados además de cantar (y escribir en algunas revistas del ramo). Por entonces se hace amigo de Brian Tristan, que luego será conocido como Kid "Congo" Powers y que resulta ser el presidente del club de fans de los Ramones: decididamente, Dios los cría y ellos se juntan. Ambos llegan a participar en uno de esos grupos, pero poco después Powers es reclutado por los Cramps (aunque volverá más de una vez a colaborar con Pierce) y por fin, a mediados del 79, nace la nueva banda conocida como The Gun Club, que cuando llegue a grabar su primer disco tendrá una formación estable: junto a Pierce están el guitarrista Ward Dotson, el bajo Rob Ritter y el batería Terry Graham. 

Ese primer disco se titula "Fire of love" y se publica en verano del 81. Y aunque la apertura con "Sex beat" ya nos da una idea del tormento incendiario que pulula tanto en las letras como en las músicas de Pierce, "Preaching the blues", la que le sigue (actualización de una de las clásicas de Robert Johnson) nos confirma su dominio de los estilos que ejecuta, y en ese sentido podría recordar a Tav Falco. Estamos en un momento en que parece obligatorio aplicar los términos "post punk" y "garaje" a todo lo que se mueve, y por lo tanto la crítica lo hace también con los músicos que están actualizando el blues tradicional; es evidente que Pierce no podrá escapar de esas etiquetas, pero no creo que las necesite. En su mayoría este es un disco en el que ese "neoblues" tiene un aura vagamente gótico -en contraste con el frecuente minimalismo instrumental que muestra-, fusionándolo con los demás géneros raíces yankis: el Delta o el pantano tienen aquí tanto protagonismo como el rock and roll blanco, por resumir (ahora me acuerdo de aquello que decía Falco, lo del "tono gótico sureño": algo de eso hay aquí también). Y esa voz, que realza el material: seguro que Black Francis es fan de piezas como "She's like heroin to me", porque los Pixies recogen en parte esa herencia; teniendo en cuenta que para mí los Pixies son La Última Gran Banda, no tengo nada más que añadir. Como es lógico la crítica los puso por las nubes, e incluso las ventas fueron bastante buenas; de todos modos Pierce y sus colegas se marchan del sello Slash, y Chris Stein sale a su encuentro. 

Stein, que poco antes ha creado el sello Animal Records, queda admirado de la trayectoria de Pierce y se ofrece no solo a publicar un nuevo disco, sino también a producirlo (incluyendo coros en varias canciones a cargo de la adorada Debbie). "Miami", publicado a finales de verano del 82, es el resultado; en la portada solo vemos un trío, ya que Ritter se ha marchado tras enseñar los acordes de las nuevas canciones a Patricia Morrison, que le sustituye. El sambenito de este disco, cuya calidad está a la altura del anterior, ha sido siempre la producción de Stein: según la crítica y el público que la sigue, suena un tanto domesticado. Parece no importar que la orientación de este nuevo grupo de canciones se acerque más al country rock o el mismo rock a secas que al blues, aunque por supuesto también el blues está ahí. Y parece no importar tampoco lo que digan sus protagonistas, tanto Stein como Pierce, que conscientemente buscan ese sonido. Pierce no estaba de acuerdo con el concepto "punk" que la crítica aireaba tan alegremente, y buscaba -buscó siempre- una amplia mezcla de estilos. Pero claro, como ya pasó con Blondie en los primeros tiempos de CBGB, los "auténticos" no soportan que un poppie se meta en este tipo de asuntos. Al final dio lo mismo, ya digo que "Miami" es de igual categoría que su primer disco. Y eso es lo que queda. 

Las peleas dentro del grupo son una constante, ya que Pierce es un personaje conflictivo, y en el medio de idas y vueltas el año 83 registra "Death party", un Ep de cinco canciones producido entre el propio Pierce y Stein; tal vez parezca una solución de compromiso, pero no desmerece con respecto a los discos grandes. Y a mediados de 1984 lleva el tercero y último de su primera época: "The Las Vegas story". Parece haber un momentáneo cese de hostilidades entre antiguos colegas y vuelven Morrison y Graham; vuelve también Powers, que se ha ido de los Cramps. Por otra parte, Pierce ha conseguido frenar en parte su adicción al alcohol y algunas sustancias ilegales ayudado por Debbie Harry, que controla su rehabilitación. El disco resultante marca un apreciable cambio de estilo, que se asemeja un poco al rock "indie" de aquella época, y en ese sentido se podría decir que es un tanto "convencional", si ese término se puede aplicar en algún momento a la obra de Pierce. Pero las letras y la actitud siguen siendo las mismas, con ese tono de desesperación que tan bien refleja su voz; de algún modo me recuerda a Jim Morrison. Y probablemente ese cambio de sonido le favorezca, porque el resultado suena bastante compacto. 

Pero poco después vuelve la inestabilidad y Pierce liquida el grupo a principios del 85, aunque lo recupera casi dos años después (en ese tiempo hay una corta carrera en solitario, no muy brillante). Y contra lo que podría parecer, su vuelta no desmerece con respecto a su anterior trayectoria, así que para entonces volveremos a verlo por aquí. Mientras tanto debería cuidarse un poco, ya que su salud no es buena y los excesos continuos se acaban pagando.