Cuando nos visitaron las vainicas nos enteramos de que uno de sus primeros trabajos para Pepe Nieto fue la composición de algunas canciones que él utilizó para lanzar a Nuevos Horizontes, un cuarteto vocal. Bien, pues hoy tenemos aquí a ese cuarteto. Su paso por la historia de la música española ha sido fugaz, y generalmente se les aprecia más por factores externos que por su verdadera talla artística: los buscan los coleccionistas de las vainicas, y junto a eso se admira en ellos la espléndida producción de Nieto, que por entonces ya era de hecho el director artístico de Columbia. Por lo tanto, parece que estamos ante un mero producto que dignifica el trabajo de otros antes que el suyo, lo cual resulta un poco injusto. Hay que recordar que la carencia de creatividad es algo muy común entre los músicos profesionales, que han de suplirla al menos con una buena formación; y ellos eran músicos de carrera, con un juego de voces magnífico: su apodo fue el de “los Mamas & The Papas españoles”, y eso significa algo.
Su historia comienza a mediados de los años 60. Cuatro estudiantes del Conservatorio se reúnen para formar un cuarteto que bajo el nombre de Los Unísonos consiguen un contrato con Philips, donde llegarán a grabar un single y un EP. Su formación académica es la cara y la cruz de su corta carrera,
ya que su excelencia técnica con voces e instrumentos no es suficiente para compensar el tono general de su estilo, un poco acartonado, demasiado formal. Casi todo su repertorio son versiones, y su mayor momento de gloria tiene lugar en 1967 al ganar el Festival de la Canción del Miño acompañando a Paco Ruano, un cantante de breve carrera; que por cierto, la canción -titulada “Lazos azules y rosas” y publicada en Polydor- estaba compuesta por un incipiente Víctor Manuel, que gracias al premio pudo dedicarse ya por completo a este negocio. Pero los Unísonos ven el futuro muy negro, y a finales de1968 deciden que lo mejor es dejarlo… justo cuando aparece Pepe Nieto, que está buscando un juego de voces con categoría. Recordarán ustedes que por entonces estaban de moda los grupos con voces mixtas al estilo de los yanquis Mamas & Papas o los australianos Seekers, y esa sería una buena alternativa al planteamiento radicalmente folk que hace Movieplay con Nuestro Pequeño Mundo: la única oferta pop española son los Ángeles, cuyas voces son exclusivamente masculinas, así que tenemos un sector del mercado sin cubrir (por supuesto, en esa época hay varios grupos con al menos una voz femenina, comenzando por los mismos Unísonos; otra cosa es alcanzar el tono hippie tan de moda a finales de los 60). Y les ofrece un contrato con Columbia: tras algunos cambios de personal, el nuevo cuarteto se llamará Nuevos Horizontes y estará formado por Ana María Guillén a los teclados (piano y órgano), Tomás Orts como guitarrista, Juan del Río al bajo y Alfonso Cabello a la batería.
Nieto ya tiene material de categoría para lanzarlos: es amigo de doña Gloria y doña Carmen, que han escrito algunas canciones pero les da vergüenza ponerse a cantarlas en público. Nieto prepara dos de esas canciones y a mitad de 1969 Nuevos Horizontes lanza su primer single con “El afinador de cítaras” en la cara A y “Cuatro estaciones” en la B. Sumando la brillantez creativa de las vainicas, la ejecución técnica en voces e instrumentos a cargo del cuarteto y los arreglos de Nieto, la cara A está considerada aún hoy como uno de los mejores ejemplos de pop psicodélico hecho en España; y la B, sin ser tan redonda, es otra exhibición. El single llega en poco tiempo al top 10, e incluso los vemos haciendo playback en la televisión de la época, así que el invento parece haber salido bien. Ya en 1970 se presenta su segundo single con una nueva canción de las vainicas en la cara A: “Mi mosca favorita”. Una vez más esas letras surrealistas tan de las vainicas (si doña Gloria, sí: esas letras. No se me enfade) cuadran perfectamente con melodía y ritmo, y la canción casi alcanza la popularidad del single anterior. “Tiovivo”, la cara B, está compuesta por Nieto y el grupo: no llega a su altura, pero tanto el sonido como los arreglos son muy buenos.
Antes de que acabe el año llega su tercer single: en la cara A está “Mi churumbel”, otra composición de las vainicas, aunque no tan brillante como las anteriores (sus mejores canciones ya las están utilizando en su propia carrera). Tanto arreglos como voces siguen siendo de categoría, pero la pieza tiene poco gancho; más floja aún es la B, “Por un poco de amistad”, una creación hecha por compositores ajenos, bastante blandita y previsible. A partir de ahí comienza su cuesta abajo, con otros tres singles en los que, como siempre y hasta el final, sus juegos de voces son muy buenos (y aunque solo fuera por eso ya vale la pena escucharlos) pero las canciones -versiones, alguna propia y otras de encargo- son mediocres: en 1971 presentan “Mi idea”, versión de unos prácticamente ignotos Creme Caramel británicos en la que los arreglos de Nieto parecen destinarla a los festivales; la cara B, “El sol en mi maleta”, está compuesta por ellos y aunque no sea nada del otro mundo al menos suena original.
Algo parecido sucede con el siguiente single, que cierra ese año: “Buenos días, viejo sol” es una pieza de Juan Carlos Calderón, también muy festivalera; tal vez por el renombre del autor fue la última que alcanzó una pequeña popularidad, aunque por lo menos los arreglos de Nieto mejoran con mucho el single anterior e incluso resultan originales. La B, “Historia de una rosa” es una recreación del poema de Goethe “Rosita del matorral” musicalizado por Shubert: a principios de los años 70 estaba muy en boga eso de recrear la música clásica con elementos pop; Nieto también se atreve, con resultados discutibles. Y aquí termina su relación con el grupo, que finaliza el contrato con Columbia y al que no se le ven perspectivas de futuro.
Sin embargo, la historia no ha terminado: tras un año en blanco, fichan por RCA en 1973 y publican un último single que no llega a ninguna parte, entre otras cosas por la propia desidia del sello (de todos modos, no era mejor ni peor que los dos o tres anteriores). Parece evidente que ya no les quedan opciones, y Ana María decide marcharse. Es posible que los otros tres piensen lo mismo, pero de pronto un dúo de músicos que en ese momento tiene mucho pedigrí les propone unirse a ellos; y aunque esa unión no durará mucho, de ella nacerá uno de los discos más desconocidos y al mismo tiempo más brillantes del repertorio nacional. Así que ahora tocará hablar de ese dúo, su obra y ese disco; pero de momento aquí les dejo la pequeña y encantadora discografía de Nuevos Horizontes, otro grupo que mereció mejor suerte de la que tuvo.