El calendario no perdona, y con virus o sin ellos las Navidades ya están aquí otra vez. Por lo general los ancianos sentimos el paso del tiempo como un tránsito fugaz, pero estos dos últimos años tal vez esa sensación se haya ralentizado un poco a causa de esta dramática coyuntura sanitaria que se hace cada vez más pesada, más reiterativa; vamos, que cuando la actualidad no es de nuestro gusto decide ir más despacio, por fastidiar. O me lo parece a mí, no sé. Pero aun así, todo llega y todo pasa. Y como ya saben ustedes, en este local nos apuntamos a todas las efemérides de categoría porque el caso es montar juerga: así que bienvenidos, niños y niñas, monstruos y monstruas, a la fiesta de Navidad en el bar de Rick. Intentamos no aburrir mucho al personal cambiando de músicas con frecuencia, y este año hemos recurrido al British Blues Boom. O sea, aquella segunda Invasión británica que tras hacerse "tendencia" en la Isla asoló después los Estados Unidos devolviendo, asumidas y aumentadas, las enseñanzas recibidas de los bluesmen que los blanquitos americanos -salvo honrosas excepciones- habían ninguneado como algo puramente "racial" (lo mismo que habían hecho con todas las ramas de ese frondoso rhythm'n'blues que ya había dado lugar poco antes a la primera Invasión). Y como es norma, recurriremos al formato de 12+1. Así que vamos allá:
En la Isla el blues, aunque a pequeña escala, comenzó a hacerse popular en los primeros años 50 gracias al trapicheo de discos que traían los soldados negros de las bases americanas en la Isla y a los que llegaban a los puertos. Entraban en el circuito musical a través de los grupos de jazz, y eso explica que en un principio los primeros músicos de blues británicos alternasen ambos estilos. A mediados de la década ya había en Londres varios locales en los que se escuchaba: por ejemplo, en el piso de arriba del pub Round House había otro llamado London Skiffle Centre, en el que además de sesiones de "trad" (variante isleña del jazz al estilo dixieland), se sometía al skiffle a todo tipo de experimentaciones. El skiffle era un cajón de sastre, una música de origen negro nacida en los años 20 que se practicaba en varias zonas rurales de Estados Unidos; era muy simple y podía ejecutarse con artilugios caseros como tablas de lavar, botellas o cucharas, a los que se iban añadiendo los instrumentos musicales que se pudiese conseguir. En la Isla fue un vehículo para fundir el folk de ambas razas, e incluso se le añadieron ingredientes como el country: pueden estar ustedes seguros de que el beat británico le debe tanto al skiffle como al rock and roll. Y junto a esas dos opciones se va consolidando un blues que de momento sigue siendo acústico, al estilo Mississippi.
Bien, pues allí destacaba el dúo formado por Alexis Korner y Cyril Davies: el primero era cantante y guitarra, mientras que Davies -que también tocaba la guitarra- fue el primer armonicista blues de la Isla y había ascendido a director de la sección de skiffle. Ambos comenzaron a hacerse conocidos por su participación en la banda oficial de trad jazz dirigida por Chris Barber, a quien acabaron convenciendo para que incluyese blues en su repertorio. Y tan convencido quedó que pronto se puso a traer músicos americanos de blues y de folk blues a la Isla para que tocasen en el local. Todo comenzó allí: el primero en llegar fue Big Bill Broonzy, pero poco después el nivel ya iba por el mismísimo Muddy Waters: les pagaban más que en su país, aquellos chavalitos pálidos los adoraban, y luego se iban a dormir a los mismos hoteles que los blancos sin que nadie pusiese cara de extrañeza... Aquello era un placer recíproco (algunos como Memphis Slim se vinieron a vivir a Europa). Waters además trajo la revolución con él, ya que fue el primero en asombrar a los presentes con una guitarra eléctrica -haciendo por lo tanto blues de Chicago- para sorpresa también de los puristas, los que solo prestaban atención al blues del Delta: esos torcieron el gesto, pero ahí comienza el rock británico.
Para entonces y como era de esperar, Korner y Davies ya habían abandonado el skiffle: en 1957, cuando comenzaron a llegar los bluesmen, aquella sección dejó de existir y el local pasó a llamarse The London Blues and Barrelhouse Club. Otro nombre mítico. Y no menos lo es Alexis Korner's Blues Incorporated, el primer grupo de blues en la Isla, creado por Korner en 1960 y por el que, además de su colega, fueron pasando un buen número de jovenzuelos que luego serán muy famosos, en un primer momento procedentes en su mayoría del jazz. En 1962 graban su primer disco, en el que ya figuran algunas futuras personalidades como "Long" John Baldry o Dick Heckstall-Smith... y nosotros abrimos la fiesta con ese debut, compuesto en su mayoría por piezas propias. He aquí "Gotta move", la primera, una instrumental obra de Korner; a quien se le llama "El padrino del blues británico", aunque a lo largo de su extensa carrera haya sido padrino de unos cuantos estilos distintos.
Davies, aun siendo casi cinco años más joven que Korner, no estaba muy de acuerdo con las mixturas modernas que se le ocurrían a este, y poco después de haber grabado aquel primer disco decidió abandonarlo, descontento con la tendencia un tanto "rockera" de algunos miembros del grupo (que luego derivará hacia el jazz). Antes de que terminase 1962 ya tenía su propia banda, a la que bautizó como Cyril Davies R&B All Stars y que como era de esperar se convirtió en otra escuela de jóvenes talentos: entre la banda de Korner y esta, por ahí pasaron en un momento u otro casi todos los futuros Stones, Beck, Page y docenas de nombres más. Por desgracia Davies murió a principios de 1964, con solo treinta y dos años, a causa de una pleuresía, y sus grabaciones fueron muy escasas. Pero aquí queda constancia de su habilidad como armonicista:
Y si Korner es el padrino, el padre es John Mayall. Un personaje crucial para el desarrollo del blues británico, ya que alcanzó mucha mayor proyección que su introductor (fue el propio Korner quien convenció a Mayall para que dejase Manchester y bajase a Londres). Mayall comprueba que el continuo trasiego de músicos prometedores va a ser una constante en las bandas de blues más o menos tradicional, ya que estaban usándolas como trampolín para ejercitarse antes de crear sus propios grupos, y en 1963 decide crear los Bluesbreakers, otra escuela de ese tipo. A diferencia de Korner, Mayall nunca abandonará el blues: su edad de oro va desde ese primer momento hasta principios de los años 70, pero con más o menos fans ha seguido en la carretera hasta la llegada del virus puñetero; o sea, casi hasta los noventa años. Su debut discográfico, en 1965, es un directo en el Klooks Kleek (otro local del gremio) titulado "John Mayall plays John Mayall". Aún no es tan famoso como Korner o Davies, y por lo tanto sus músicos tampoco lo son; aunque bueno, el jovencito que toca el bajo se llama John McVie, y el batería Hughie Flint.
Otro personaje de categoría es Graham Bond, que ya tenía una fama cuando entró en la banda de Korner porque en 1961 había sido votado como "Nueva Estrella del Jazz". Por entonces era saxofonista y cantante, pero poco después se dedicó a los teclados: en ese puesto, Bond está considerado como el primer maestro para posteriores luminarias como Jon Lord o Keith Emerson. Entre otras cosas, fue el primero en usar un melotrón; y es también el primero en la Isla que combina el blues con el jazz bajo el nombre de The Graham Bond Organization. Ese grupo lo creó reclutando a unos muchachos que estaban con Korner pero prefirieron seguirlo a él: John McLaughlin, Jack Bruce, Ginger Baker y Dick Heckstall-Smith. Para cuando grabaron su primer Lp, en 1965, McLaughlin se había ido; pero para el tipo de sonido que buscaba Bond en ese momento ya no era necesario. A ver qué les parece este arranque con la inmemorial "Hoochie coochie".
En 1963 se presentan los Rolling Stones, que encabezan esa segunda generación en la que ya comienza a fusionarse el blues con el rock. Algunos de sus miembros habían pertenecido antes a un grupillo de barriada llamado The Blues Boys; de hecho Brian Jones, uno de sus fundadores, era un fan a muerte del blues. Y si se hicieron conocidos fue gracias a unas cintas que mandaron a Korner, con quien llegaron tocar Jagger y Richards. Pero ya para entonces Jagger era un personaje muy práctico: "al principio fuimos una banda de blues y después nos orientamos más hacia el pop, porque queríamos tener éxito y salir en la radio”. En poco tiempo los Stones fueron una de las más brillantes bandas de r'n'b (es decir, de fusión) en la Isla; pero nunca abandonarán el blues más o menos tradicional, que ejercitan según el día que tengan. Y ya su primer single es una buena muestra de esa ambivalencia: el "Come on" de Berry, otro supuesto rockero que evidentemente viene de los mismos sonidos de donde luego llegan ellos... y que ya sabe acercarse al pop, como en esta pieza. Ah, y la armónica: las primeras lecciones se las dio Jones, tomadas directamente de Cyril Davies; que fue también quien se lo recomendó a Korner. Las vueltas que da la vida...
Al mismo tiempo que los Stones llegan los Yardbirds, también en 1963, aunque de entrada estos parecen más inclinados hacia el blues tradicional. Se trata de un grupo creado por Keith Relf (un cantante que se aficiona a la armónica tras ver a Cyril Davies), el bajista Paul Samwell-Smith y el batería Jim McCcarty, quienes a continuación se asocian con el solista Top Topham y el rítmica Chris Dreja. Y su primer trabajo "serio" es el de teloneros de su adorado Davies: más no se puede pedir. Pero la cosa sube de tono a finales de ese mismo año, cuando el siguiente artista al que acompañan es el mismísimo Sonny Boy Williamson II, y poco después presentan su primer single. Para entonces ha habido un cambio en la plantilla: el jovencísimo Topham (solo tiene quince años) lo deja y vuelve a la escuela de Arte por insistencia de sus padres, que no ven con buenos ojos esta aventura ratonera. Su puesto es ocupado por un tal Eric Clapton, compañero de escuela que ya ha tocado en algunos grupillos; pero que también se irá pronto, porque el grupo quiere evolucionar hacia el pop y él es un purista que encuentra acomodo en la banda de Mayall. En una escala estelar nunca vista antes ni después en ningún otro grupo, por los Yardbirds pasarán luego Jimmy Page y Jeff Beck, pero aquí queda aquel debut en Mayo del 64 con esta excelente versión de "I wish you would".
Al igual que los Stones, muchos otros grupos decidirán, en la encrucijada entre el r'n'b y el blues urbano, elegir la primera opción. Y no es necesario recurrir al cinismo de Jagger para explicarlo: si solo haces blues tu mercado se reduce, porque la variedad de tu repertorio también lo hace. En consecuencia, la primera invasión británica (1964-65) está poblada de grupos que optaron por el r'n'b: además de los Stones tenemos a los Who, Kinks, Animals, Pretty Things etc. Pero como nosotros celebramos hoy la fiesta de la segunda invasión (1967-68), seguimos por el camino del blues, que gracias al éxito del disco de Mayall con Clapton (1966) parece también viable. Clapton se marcha a continuación, porque ya tiene pensado su futuro: crear un grupo a su altura. Así que, tras negociar con Jack Bruce y Ginger Baker, que poco antes habían abandonado a Graham Bond, el trío conocido como La Crema se presenta ante las multitudes isleñas ya en ese mismo año. Y aunque hay algunos singles y canciones sueltas cercanas al pop, no cabe duda de que la esencia de este grupo es el blues... con un cierto punto psicodélico a veces, que irá creciendo con el paso del tiempo. En todo caso el Lp de debut es magnífico, a medias entre originales y versiones que hacen suyas con total dominio. Las originales, por cierto, son de Bruce y Baker en menor medida: ya por entonces se ve que Clapton es un técnico muy bueno pero necesita quien le escriba material.
Hubo en este furor blusero isleño algunos músicos que llegaron a ser más puristas que el propio Clapton. Y no cabe la menor duda de que el grupo más destacado de la ortodoxia son los primeros Fleetwood Mac: integrado en su mayoría por músicos procedentes de la banda de Mayall y con el divino guitarrista Peter Green (que había entrado en esa banda sustituyendo precisamente a Clapton) como figura señera, comienzan a grabar en 1967 mostrando un preciso conocimiento del blues de Chicago y de las grandes figuras como Elmore James. El señor James será el mayor influjo del grupo en sus primeros tiempos, comenzando por el single de debut: esta espléndida versión de "I believe my time ain't long" (que bajo diferentes títulos -"Dust my broom", por ejemplo- y muy ligeras variaciones estuvo regrabando casi hasta su muerte en el 63).
El bienio 1967/68 es la fase culminante del blues rock, y cada día surge un grupo nuevo en algún sitio. Esa situación de efervescencia dura poco, ya que los más inteligentes comenzarán pronto a buscar su estilo propio para sobrevivir, pero de momento es una espléndida oportunidad para coger soltura y darse a conocer en un mercado que crece día a día. Y otro de los grupos fantásticos que nacen en ese estilo son Ten Years After, a cuyo frente vemos a otro de los grandes guitarristas de la época: Alvin Lee -que además es el cantante-, experto tanto en blues como en jazz, folk y rock and roll y que, aun contra su propia voluntad, pronto se consideró como uno de los más rápidos en la nómina de guitarristas isleños. También contra su voluntad, hay muchos aficionados que solo recuerdan de este grupo la archifamosa "I'm going home", estrella en Woodstock, pero los TYA eran mucho más que eso: su impresionante carrera, que luego pasará por la psicodelia e incluso el progresivo, comienza con perlas como esta, incluida en su primer Lp:
El blues rock se distinguió, entre otras cosas, por el protagonismo que alcanzaron los guitarristas: en poco tiempo la Isla comenzó a sentir una veneración tal vez excesiva por ellos ("Clapton es Dios", ¿recuerdan?). Y otra de las glorias nacionales del instrumento lanza su primer disco en 1968: se trata de Jeff Beck, para mí el más grande de todos, que después de su paso por los Yardbirds reúne un grupo de profesionales realmente notable en el que destaca la voz de Rod Stewart (que también se ha ido haciendo ya un nombre). El primer disco grande de Jeff Beck Group se titula "Truth" y en él se contienen, además de algunas piezas propias, unas cuantas versiones que muestran tanto la categoría como la personalidad de los músicos. Como en el caso de los TYA y muchos más, deja claro también por qué la Isla consiguió hacer aquellas dos invasiones: porque sus músicos saben interiorizar los estilos negros mucho mejor que la mayoría de sus colegas estadounidenses, y fusionándolos con su propio carácter les dan nueva vida. Oigan si no esta versión de Willie Dixon que, sin grandes modificaciones, dejaba boquiabiertos incluso a los propios negros... y que poco después usará Jimmy Page para el primer disco de los zepelines en una versión más densa, larga, pesada y apabullante, con una base rítmica más cerca ya del heavy que del blues rock. Solo hay un año de distancia entre la de Beck y la suya, pero esa ya es otra época.
Otra posibilidad que ofrecía el blues era la de explorar su vena más cercana al folk, y hubo unos cuantos grupos que lo intentaron aunque por lo general no llegaron muy lejos (vuelvo a los zepelines: a partir del 69 las masas huelen la sangre y quieren cada vez más leña. Black Sabbath están al caer). Sin embargo hubo uno que consiguió colocarse en ese sector y luego, como todos los demás, comenzó a buscar su tono personal hasta convertirse en una de las referencias clásicas de la Isla: Jethro Tull, creados en 1967 bajo la dirección de Ian Anderson (flauta, acústica y voz) y Mick Abrahams (solista y voz). Pero mientras Abrahams es un fan a muerte del blues tradicional, Anderson viene de experimentar también con el soul -de ahí su afición por los instrumentos de viento- y el folk, lo cual le da una visión más amplia. Pronto se verá que ambos personajes son incompatibles; eso causa la marcha de Abrahams tras la publicación del primer Lp y la consagración de Anderson como líder supremo. Pero a nosotros nos importa ahora su debut a principios del 68 con un single a nombre de Jethro Toe, debido a un error tipográfico del juntaletras de la MGM. No importó mucho, porque ante la escasa cifra de ventas el sello los echó... y el resto es historia.
Alexis Korner comenzó en 1967 a compaginar su trabajo como músico con un programa en Radio One, la emisora moderna de BBC creada muy poco antes. Desde allí no solo impartió magisterio, como suele decirse, sino que además dio su bendición a unos cuantos grupos nuevos. Y al más brillante de todos lo bautizó él mismo con el nombre de Free. Estamos ante cuatro muchachos que partiendo del blues inventaron el hard rock ellos solos, con un desparpajo impresionante para su edad: el cantante Paul Rodgers y el batería Simon Kirke tenían dieciocho años; Paul Kossof, el solista, diecisiete; y Andy Fraser, el bajista, con quince años ya venía de la banda de Mayall, expulsado por mal comportamiento. Pero no solo eso: los cuatro eran verdaderos solistas, con un nivel sorprendente. Tras escuchar algunas maquetas suyas Korner consiguió que los fichara la bendita Island Records, y a finales de 1968 grabaron su primer disco grande, "Tons of sobs", publicado en la primavera del 69. Free, como TYA y muchos otros grupos, tienen que cargar con el sambenito de "one hit wonder" que les otorga el público poco informado por culpa de una sola canción: en su caso es "All right now", un maravilla de 1970 que aún hoy sigue sonando en las emisoras convencionales. Pero al igual que la banda de Lee, fueron realmente grandes y tampoco era esa su mejor canción (aunque sí la de más gancho a efectos comerciales). En fin, da igual: he aquí una de las que integran aquel legendario primer disco.
Y llegamos a la selección 12+1, fuera de programa y que en este caso ni siquiera es propiamente una canción, sino más bien una cuña publicitaria a mayor gloria de Radio One. En el otoño de 1966 se cerraba el círculo del blues más o menos convencional con la llegada a la Isla de Jimi Hendrix, casi diez años después de la visita de Muddy Waters: fueron dos revoluciones, cada una en su momento. En diciembre de ese año se publicó su primer single y a partir de entonces visitó con frecuencia la BBC, fuese para "Top Gear" (el programa de Alexis Korner, que además lo entrevistó) como para otros cuantos. Allí Hendrix acabó sintiéndose como en su casa, y un buen día decidió regalarles un jingle. Aquí lo tienen:
Y esto es todo, sufridos pacientes. Espero que no se hayan aburrido mucho, e incluso que algunos de ustedes hayan disfrutado de la velada. Para ese caso, aquí les dejo un paquetillo con las canciones que integran la fiesta más un pequeño añadido para posibles forofos. Felices fiestas en general, y que el bicho no les complique mucho la vida. En otras palabras: a seguir bien.
Ah, sí: en el improbable caso de que ande por aquí algún yeyé aficionado a las modernuras, le informo de que el Paseante también ha hecho su pequeña fiesta particular: aquí la tienen. A la vejez, viruelas. O eso dice él.