Que en la "Movida madrileña" hayan convivido en sus inicios gentes tan diversas como Parálisis Permanente, La Mode o el Aviador Dro significa que, dejando aparte los estilos musicales de cada cual, por encima de todo había un espíritu de colectividad, de pertenencia a una especie de secta al margen del mainstream. Pero eso implicaba también que había un cierto elitismo de clase, por decirlo así: los que habiendo surgido de dicha colectividad intentaron alcanzar las listas de éxitos con un estilo más tradicional, más estándar, eran frecuentemente demonizados. Y si ese estilo resultaba un tanto melódico de más, melancólico, sentimental incluso, la cosa se ponía peor. El asunto llegó a adquirir tintes de confrontación, no necesariamente violenta pero sí con un cierto tono de sarcasmo o desprecio que con frecuencia era recíproco. Y esa confrontación se simboliza en la existencia de dos bandos muy definidos: Las Hornadas Irritantes vs. Los del Pop Baboso. Los primeros, supuestamente los guais, eran gente muy simpática y gamberra cuyos estilos musicales andaban entre el punk pop, el rock contrahecho -a veces con ínfulas vanguardistas- y unas gotas de anarquía, mientras los otros solían ser buenos músicos con tendencia a la rama pop de la new wave, con arreglos cuidados, voces sentidas y gusto por la perfección de conjunto. Ni que decir tiene que las Hornadas gozaban de mayor popularidad entre el personal nocturno de los garitos de Malasaña, pero los otros sonaban mejor y vendieron bastante más. Y ambos bandos tenían su parte de razón: los músicos de las Hornadas por lo general no eran ninguna maravilla, por mucha gracia que nos hiciesen, mientras que los otros un poco babosos sí que resultaban a veces. Con frecuencia se incluía en uno u otro bando a músicos que pronto demostraron ir completamente a su aire, así que, con el paso de los años, el listado más o menos "canónico" fue aligerándose y hoy en día es muy fácil distinguir con claridad a unos de otros citando a los dos más representativos de cada bando: hoy, por el sector de los "babosos" nos visitan Los Secretos.
Recordarán ustedes que aquel concierto celebrado en Febrero de 1980, que agrupó a un buen número de los nuevos músicos madrileños y que se considera hoy en día como el acta fundacional de "la Movida", tuvo como motivo principal el homenaje a Canito, batería del grupo Tos, muerto en accidente de tráfico poco antes. En ese grupo militaban junto a él los hermanos Urquijo: Álvaro y Javier como guitarristas y Enrique al bajo. Por lo tanto podría parecer que pertenecían a esa supuesta élite modernilla, pero ya por entonces Alaska dijo que en aquella reunión había mucha gente distinta, no necesariamente unida por más vínculos que el dolor ante la muerte de un amigo. Y así era: los Urquijo venían de otro ambiente, tenían vocación profesional y desde pequeños habían sentido fascinación por los instrumentos musicales además de disfrutar de la buena colección de discos que tenía su padre, un ingeniero que por su trayectoria laboral casi nunca estaba en casa. Tras la muerte de Canito deciden cambiar el nombre del grupo y pasan a ser Los Secretos. Buscan nuevo batería y dan con uno que además también compone y tiene buena voz: Pedro Díaz. Las voces principales suelen ser las de Enrique y Pedro, y todos componen salvo Javier. Su buena técnica y algunas canciones con gancho que ya habían perfilado en su antiguo grupo (que no grabó nada oficial, aunque luego se publicaron algunas maquetas) interesan a algunos sellos muy pronto, lo cual les permite elegir. Y se deciden por Polydor.
Su discografía comienza con un Ep de cuatro canciones publicado a finales de ese mismo año, en el que ya figuran dos de las que cimentarán su leyenda: "Déjame" y "Sobre un vidrio mojado". La primera es propia y ya era fija en el repertorio de Tos, mientras que la segunda es una versión de los uruguayos Kano y los Bulldogs, de diez años antes: se la había recomendado Juan de Pablos, que supo ver lo bien que podía sentarles esa melodía. "Déjame" se convirtió al momento en una especie de santo y seña del grupo, tal vez la canción más recordada de toda su carrera, aunque la otra no le va a zaga porque, con pequeños cambios y haciéndola más ligera, más "aérea", por decirlo así, consiguieron hacerla suya. Los Secretos pasan a ser preferencia destacada entre las emisoras, discotecas y bares modernos del país, y la tirada se vende a toda velocidad; lo cual ilusiona al sello, que les urge a grabar inmediatamente un Lp mientras que intenta hacer caja de nuevo lanzando un single con "Déjame" en la cara A (aunque la mayor parte de los fans ya tenían el Ep, y no picaron). Esas prisas, que se substancian por contrato en la publicación de un Lp anual, acabarán volviéndose contra el grupo, pero de momento la cosa va viento en popa: solo tres meses después, en la primavera del 81, llega el primero de esos discos grandes, homónimo, confirmando que había nacido una estrella. Se incluyen las tres mejores canciones de aquel ep, y el resto del material es de igual categoría; casi todas pertenecen a la época de Tos y gracias a eso ya estaban muy rodadas, así que no necesitaron mucho tiempo para grabar. Por otra parte dignifican a aquel primer grupo, cuyo nombre no ha quedado impreso en la funda de ningún disco por culpa de una tragedia (este va dedicado a Canito, de quien se incluyen dos canciones). Y ahora habrá que definir esa música que crearon los Urquijo y sus dos primeros baterías, a ver si así conseguimos entender por qué los modernos les tuvieron tanta manía. La respuesta es, en el fondo, bastante simple: la mayor parte de los grupos de la Movida, el ambiente general de aquella época, estaba influenciado por la new wave británica, algunos grupos germanos electrónicos y el toque cultureta neoyorkino de Talking Heads o Television, mientras que Los Secretos -por resumir- son una banda "californiana", para bien y para mal. Esa Hofner de doce cuerdas, por ejemplo, está ahí por algo: es de segunda mano, aún no tienen dinero para una Rickenbaker, pero ya se les ven las intenciones. Hay un toque new wave y también es verdad que se notan algunas influencias de los Byrds, pero sobre todo de los músicos de la costa oeste en los años 70, desde Tom Petty a los Eagles, la segunda época de los Flamin' Groovies e incluso algunos contemporáneos isleños como Lowe o Costello (que a su vez eran de clara inspiración tradicional americana). O sea, que jugaban en otra liga; ni mejor ni peor, simplemente al margen de la "actualidad" madrileña más moderna. Y eso no se paga con dinero (el disco fue un éxito a nivel nacional), sino con pérdida de "prestigio callejero".
Las prisas del sello hacen que el grupo entre a grabar su segundo disco con el material muy justito y a medio hacer. Se publica justo un año después que el primero, se titula "Todo sigue igual" y la sensación es de un cierto desencanto. El productor sigue siendo Juan Izaguirre, pero el sonido parece un poco más apagado, involuntariamente a juego con las canciones que contiene. Y no es que sea un mal disco, sino que parece mantener el tipo sin más: hay canciones como la que le da título, "Problemas" o "Ha llegado el fin" que mantienen el nivel, pero otras son un poco redundantes; por no hablar de las letras que, ahora sí, comienzan a resultar ya un tanto lloronas de más. Y no sé lo que opinarán ustedes, pero la versión que hacen de la emocionante "Ráfagas", para mí sobra: no es su estilo, no deberían haberla hecho. Por entonces ya se les notaba muy dolidos con el trato que recibían de la mayor parte de la prensa moderna y en general de los personajes de la Movida (el término "babosos" ya era de uso común), pero desde luego este disco no ayudó a mejorar las cosas. Y tampoco las ventas les acompañaron; es decir, que el mismo público que adoraba su primer disco esta vez no se gastaron el dinero, así que solo pueden echarle la culpa -una parte de ella- a Polydor. Y es lo que acabaron haciendo, tiempo después: les hubiera gustado un ritmo de composición más lento, madurando las melodías y los arreglos (algo que ahora resalta más, por comparación, oyendo de nuevo su primer disco). Por otra parte la verdad es que mucho tiempo libre no tenían, porque gracias al rebufo de aquel primer disco el ritmo de actuaciones era intenso.
Teniendo en cuenta que en 1983 publicarán un nuevo disco -ya saben, el contrato-, hay que ponerse las pilas: Polydor está perdiendo la confianza en ellos y la promoción del segundo ya había sido deficiente, además de tener en contra a la mayor parte de la crítica "entendida". Pero hacen de la necesidad virtud, y en "Algo más" reorientan su carrera haciendo el sonido un poco más denso (aunque con el mismo productor) y acercándose al country; es significativo que "No me imagino", la más "radical", con el protagonismo estelar de un banjo en versiones cantada e instrumental (está presente un grupo de bluegrass), sea justo la elegida para su primer single, intentando que radios y fans de ese formato queden enterados del cambio. La sensación se afianza poco después con "Hoy no" como cara A del segundo, que incluye dobro y todo (la B, con "En el bar" es más clásica pero rockera, evitando ñoñerías). También hay una armónica en "A callejear", versión pasable de una original de los Mamá que no fue publicada en su momento y que se ajusta bastante bien al estilo tradicional de los Secretos. Llama la atención por otra parte el aumento del protagonismo de Eduardo Urquijo, que aquí es el compositor principal con mucha diferencia. la mayor parte de las canciones son exclusivamente suyas; también parece ser idea suya la portada, aunque no le veo mucho sentido. Pero en resumen creo que este disco es mejor que el anterior, con más cuerpo y menos blandenguería; lo cual no les sirvió de mucho, ya que entre la inquina general y el desdén de Polydor resultó ser el menos vendido de los tres. Por otra parte terminaba el contrato con el sello, lo cual ya no estaba claro si era bueno o malo.
La primera época de Los Secretos termina en 1984. Tras unas cuantas actuaciones que los mantienen ocupados durante unos meses llega una nueva tragedia, otro accidente de tráfico que se lleva a Pedro. Por esas fechas Javier, que tenía frecuentes discusiones musicales con Enrique, cada vez más orientado hacia la onda country, se marcha a la mili anunciando que no volverá al grupo (durante muchos años se dedicará a la fotografía). Durante ese año y el siguiente Enrique planea crear uno nuevo, pero al final seguirá en los Secretos junto a su hermano Álvaro y algunos músicos reclutados. Consiguen contrato con Twins y debutan en 1986 con un mini Lp. compuesto casi íntegramente por canciones de Enrique y en el que la influencia Petty/Eagles con tonos fronterizos es muy nítida. Aquí se bifurca el camino de los fans: unos los siguen a muerte y otros los abandonamos. Desde el punto de vista de los Urquijo su decisión fue la correcta, porque es a partir de entonces cuando su carrera despunta: ya es otra época y el público de las grandes giras es muy fan de este tipo de estilos. No hay nada que objetar.
Muy interesante y, como siempre, bien contado. A Los Secretos sí los conocía un poco, y aunque no me fascinan precisamente, tienen para mí canciones muy buenas, comenzando por esa archiconocida 'Déjame'. No me han disgustado tampoco esos dos temas que has dejado de su segundo LP, aunque no fuese tan innovador como el primero, según dices.
ResponderEliminarNunca había oído eso de las 'Hornadas irritantes', así que fíjate si estoy poco puesto en la Movida. Pienso en mi pequeño contexto local, durante la adolescencia, y cómo las elecciones musicales marcaban cierta identidad; para mi, los 'babosos' de entonces eran 'La oreja de Van Gogh' y Alex Ubago, entre otros, aunque se mezclaba el gusto musical con la rebeldía de la edad y el querer llevar la contraria, porque esa actitud me llevó a ignorar a grupos que sí habría disfrutado aquellos años, si hubiese dejado ciertos aspectos extra-musicales de lado.
Quizá 'Los secretos' no ofrecían esa frescura gamberra que la época pedía a gritos, pero las 'Hornadas irritantes', aunque no pecasen de 'babosas', podían ser tildadas de 'modernas' y snobs. Llámame ingenuo, pero quizá algo se hubiese solucionado con un poco menos de pose por ambas partes y cierto reconocimiento mutuo, al menos entre los grupos que aportaron algo a nivel musical.
Los Secretos son un buen grupo "para todos los públicos" que tienen un número de buenas canciones suficiente para una recopilación; tal vez más que eso ya sea de muy fans, pero ahí llegan.
EliminarLa confrontación más o menos animosa entre unos estilos u otros suele ser asunto de tribus: quien está por encima de las tribus sabe apreciar, o al menos valorar, la mayor parte de los estilos musicales. Otra cosa es que luego cada uno sigue por el camino que le marca su personalidad, lógicamente, pero al menos conociendo lo que deja atrás.
Estoy de acuerdo con tu apreciación sobre Los Secretos, un grupo con buenas canciones a pesar de que sus componentes tiraban un poco para atrás. Les pasa algo parecido que a Nacha Pop, música más convencional, cantante depresivo, letrás de mal rollo. Déjame y Chica de ayer serán las canciones más reproducidas de la época hasta el punto de hacérseme insoportables. Y a mí me parecen grupos que el tiempo no ha tratado bien.
ResponderEliminarYa, el primer problema era ese, la imagen de niños buenos, un poco pijos. Pero al final lo que queda es la música, y repito lo que le digo a Rodión: una recopilación y listo. En cuanto a Nacha Pop, que son justo los que vienen hoy, es una cosa parecida aunque comn otro punto, más europeo. Y luego ya lo de los cantantes depresivos parece que va a juego con el material, pero en fin..
EliminarHombre, ya aparecieron los babosos o llorones como también se les llamaba.
ResponderEliminarLo que mas me sorprende es que en esos años se formó la gran alianza musical, pues grupos tan dispares como Pegamoides, Paralisis, Dro o Estos Secretos entraran en el mismo saco, y la peña iba a los conciertos de todos. SAhora es impensable, la música es sectaria y cada secta a lo suyo y pasando de las demás.
A mi personalmente no me mataron nunca, aunque había temas que se escuchaban con agrado, como el Déjame y el de los Vidrios quebrados. Con tener un recopilatorio, va que chuta.
Bueno, obligado el próximo post, aunque no voy a apostar que ya me tienes abrasado con los precios de las Mirindas.
Saludotes
Jose
Pues sí, aquí los tenemos. Pero ya digo, musicalmente eran buenos aunque su estilo no fuese el nuestro. Sabían hacer canciones con buena técnica y melodías agradables. O sea, la escuela californiana; que tampoco nos va mucho, pero hay que reconocerle sus valores.
EliminarY no sé cuál sería tu apuesta esta semana, pero supongo que ya comprenderás que, metidos en harina, no hay más remedio que traer a Nacha Pop, ¿no?
Saludos mil.
Recordemos que lo de las Hornadas Irritantes es un invento de Glutamato Yeyé y como era gracioso tuvo éxito.
ResponderEliminarPersonalmente recuerdo que me fui tras oír dos canciones en un concierto de Los Secretos en la plaza del 2 de Mayo en Malasaña pero supongo que no fue culpa de ellos era que me daba el bajón tras escucharlos un rato.
Sí, fue cosa de Patacho. Ya lo citaremos cuando corresponda. Eran almas gemelas, Derribos y Glutamato.
EliminarYa veo que los Sceretos no son muy del gsuto de los clientes de este bar. En fin, no se puede agradar siempre.
Cuando me venía arriba cogía una raqueta y, rasgando sus cuerdas como si fuera una guitarra, cantaba con mi hijo de cuatro o cinco años el "Déjame" y el "Vidrios Quebrados" del single, lo único que conservo de la banda. Ambos encantados de la vida, yo porque me gustaban las canciones, él porque se divertía. Independientemente de que les considere entre "los babosos", la historia de Los Secretos (cuya secuencia profesional has narrado con la precisión habitual) es una de las que mejor refleja el ambiente de la época. Bandas en la onda new-vawe británica, bandas más experimentales-góticas, bandas de rock urbano (normalmente ningunadeadas), bandas al borde del delirio divertido y bandas para todos los públicos, entre las que se encontraban estos Los Secretos, todas ellas con sus tribus correspondientes. No me cansaré de defender esta nueva situación que, en definitiva, venía a enriquecer un escenario que, hasta hacía bien poco tiempo, no era capaz de ofrecer muchas más alternativas a la gente joven.
ResponderEliminarLevanto mi copa por Los Secretos, aunque nunca fueran mi banda de cabecera.
Saludos,
Pues a mí me pasa algo parecido: esas dos canciones y algunas más. Ya digo, con un poco de manga ancha dan para un recopilatorio. Otra cosa es que efectivamente está muy bien que exista este tipo de grupos junto a todos los demás: esa es una riqueza que no existe hoy. Daba gusto entrar en según que garito y escuchar según qué música. Luego llegaron los 80/90 y comenzó a uniformizarse todo.
ResponderEliminarVenga esa copa..
Saludos mil.
Excelente inicio que resume perfectamente aquello. Copio y pego: "Que en la "Movida madrileña" hayan convivido en sus inicios gentes tan diversas como Parálisis Permanente, La Mode o el Aviador Dro significa que, dejando aparte los estilos musicales de cada cual, por encima de todo había un espíritu de colectividad, de pertenencia a una especie de secta al margen del mainstream". En cuanto a Los Secretos me sigue gustando mucho el primer álbum y algunas canciones sueltas posteriores. En algún momento acabaron resultándome bastante cansinos, aunque les doy bastante valor. Salud.
ResponderEliminarHola, Juanjo. Lo del espíritu de colectividad es rigurosamente cierto, ya que además casi todos ellos eran amigos y con frecuencia se les veía en los bares de moda: de pronto te encontrabas con verdaderos "supergupos" tomándose las copas en la barra. Y lo de los Secretos ya digo, para aquellos que somos un tanto tibios con respecto a este tipo de músicas creo que lo mejor es un buen recopilatorio. Se hacían pesados y lacrimógenos, es verdad, pero como músicos tenían altura.
EliminarDe acuerdo en la diversidad de estilos y grupos en aquellos tiempos y en muchas otras cosas. También yo soy un pelín tibio con la música de Los Secretos.
ResponderEliminarAunque nadie duda de su calidad, pero eso es otra historia.
Saludos.
Ya me queda menos para ponerme al día.
ResponderEliminarTodo llegará.
Hola, Bab. Supongo que se me nota mucho que yo prefería a las Hornadas; quizá sea porque, dejando aparte el nivel puramente técnico, era mucho más divertidos que estos. A mí los músicos muy serios me acaban cansando... salvo que sean genialidades de tamaño Robert Fripp o cosa parecida, claro.
EliminarY no hay prisa, ¿eh?