Asfalto, la primera gran banda del rock urbano español, quedó partida en dos en verano del 78 con la marcha de José Luis Jiménez (el creador y único superviviente desde sus comienzos como los Tickets, además de compositor principal) y Lele Laina, que junto a Jiménez formaba el dúo de voces. Semejante pérdida, que habría desanimado a muchos, no pudo con la voluntad de Castejón y Cajide por seguir adelante (con el inestimable apoyo de Vicente Romero, preocupado por tener que explicar a sus jefes la posible desaparición de su primera y muy rentable apuesta), y poco después fichaban a Banegas y Pérez. Los capitostes de Zafiro, impresionados por las ventas del primer disco y aliviados por la supervivencia del grupo, financiaron la grabación del segundo en Londres; a mayores, Asfalto fue también la primera banda española en actuar en el histórico Marquee. Y a finales de diciembre se presenta ese segundo disco: “Al otro lado”.
Como es lógico, entre los aficionados que habían aplaudido su histórico debut se extendió el temor de que no estuviese a la altura, de que estos “nuevos” Asfalto fuesen una versión descafeinada de los primeros, y tras escucharlo la sensación fue agridulce: efectivamente, el grupo sonaba de otro modo; y no solamente por la producción, hecha a medias entre Romero y los técnicos británicos, sino por el estilo. La tendencia progresivo sinfónica de Castejón y Banegas (la pareja creativa del grupo a partir de entonces) es clara, y en consecuencia muchos devotos del estilo rockero anterior se desilusionan. Pero precisamente porque el grupo sigue otro camino no se puede decir que sea mejor o peor: dejando aparte el hecho de que algunos aspectos de la producción siguen siendo cuestionables (la voz suele estar casi ahogada por los instrumentos), este disco atrae a tantos fans como los que ahuyenta. Han escuchado a los italianos PFM, eso es evidente en piezas como “No estás solo”, y también hay un regusto Yes, Supertramp e incluso Genesis a veces; pero en conjunto sorprende la gran “autonomía”, por decirlo así, que demuestran. Las más dinámicas, como “Mujer de plástico” o “Donde estás” tienen un espíritu propio, y la cara B, donde más se notan las influencias de los clásicos progresivos, es precisamente donde figuran “El viejo” y la que da título al grupo, dos de las más recordadas. El resultado comercial, sin llegar a la altura del anterior, fue bastante aceptable: Asfalto tenían futuro.
Quienes quedaron desilusionados por el nuevo rumbo de Asfalto alcanzan el consuelo poco después, a principios de 1979, cuando Topo presenta su primer disco. Por entonces Jiménez y Laina tratan de evitar a Romero, quien a su vez está dolido por la espantada que casi provoca la disolución del primer grupo de Chapa, y el sello les asigna a Teddy Bautista, que ya tiene experiencia como productor. Su trabajo resulta más equilibrado que el de Romero, pero en cualquier caso la sensación que produce nada más comenzar a escucharlo es nítida: este podía haber sido el segundo de Asfalto si no hubiese ocurrido el “cisma”. Jiménez y Laina son los compositores principales, como era de esperar, y tras la declaración de intenciones en “Autorretrato”, piezas como “Mis amigos dónde estarán” (que podemos considerar como la segunda parte de “Días de escuela”) o el cierre con “Vallecas 1996” son elementos suficientes para que la parroquia se sienta aliviada. Así que todo el mundo está contento: los Asfalto de la primera época, los más rockeros (aunque también con un punto progresivo, como en “Abélica”), ahora se llaman Topo; y además hay otros Asfalto, más escorados al sinfonismo, cuya oferta puede complementarse con la anterior. A partir de ahí, con las opciones claras, ya solo falta seguir cómodamente el curso natural de los acontecimientos. Es decir: ahora le toca a los Asfalto sinfónicos presentar su nuevo disco…
… Que se titula “¡Ahora!”, llega poco antes de la navidades del 79 y resulta no ser tan sinfónico como se esperaba, o al menos no tanto como su disco anterior. Sigue habiendo desarrollos de ese tipo, especialmente en las instrumentales “Fantasía” o “El intruso”, que recuerdan al estilo mediterráneo que catalanes y andaluces habían puesto de moda poco antes, pero en general se nota un “deslizamiento” hacia el rock tradicional: ese es el ritmo en “Señor violento”, “Nada” o “Cómo lo lleváis”, aunque vayan revestidas de teclados electrónicos. Incluso hay momentos casi funk como en “La hora de los perros”, y desde luego lo que queda claro es que Asfalto están mudando de piel; ya han entendido que a los desarrollos teclísticos demasiado envolventes les está pasando la época… como al propio rock urbano. Con la década de los 80 ya encima, los rockeros españoles se están recolocando y los más veteranos, en su mayoría, comienzan ahora un tránsito hacia el hard y el heavy que los asentará entre un tipo de público muy concreto pero suficiente para mantenerse. Y pronto comienzan a darse las circunstancias para la evolución: tras un recopilatorio no muy bien elegido en 1980 y un doble flojillo, con poca publicidad y malas ventas en 1981, se despiden de Chapa y crearán su propio sello, Snif. A partir de ahí, con altas y bajas, idas y vueltas, el grupo sigue en activo aún hoy.
También Topo da una sorpresa con su nuevo disco, aunque no tan agradable como su parroquia esperaba… porque si Asfalto se aparta del progresivo sinfónico, ellos se apartan del rock urbano. Volvemos al asunto de los temidos años 80, que ya están aquí: alguna prensa comienza a sugerir que ese estilo está pasado de moda; y Teddy Bautista, más moderno que nadie, convence a Jiménez y compañía de que no queda más remedio que ir con los tiempos. Aunque, para ser honrados, hay que reconocer que Teddy hablaba también por los altos directivos de Zafiro, ya que las alegrías económicas de poco antes comenzaban a escasear y lo único que se veía claro era el ascenso del heavy metal (Obús o Barón Rojo serán sus mayores estrellas dentro de poco). Solo se aceptaba el riesgo de una alternativa nuevaolera, que obligó al grupo a desechar la mayor parte del material que ya tenían preparado y rehacerlo; el resultado se titula “Pret a porter”, se publica en verano de 1980 y ni ellos mismos quieren recordarlo. Con esa portada no me extraña, porque no tiene nada que ver con el espíritu del grupo (vestidos de modernos en la contraportada, por cierto); pero aunque las canciones tampoco guardan mucha relación con su trayectoria anterior, no son tan malas como se dijo en su momento. Es una colección que va desde el pop new wave (las bastante decentes “Radio 10” o “Te siento cerca”, por citar dos) hasta un reggae blanco del tipo “Vudú baby” e incluso el rock and roll más o menos tradicional de la que da título al disco, y en conjunto resultan bastante defendibles. Pero claro, no son los Topo que su público esperaba ni resultan creíbles para los ajenos. En consecuencia, aquello fue un desastre.
Topo abandonan Chapa y ascienden de categoría firmando con CBS, que les asigna al sabio Carlos Narea como productor (Miguel Ríos, que también colabora en la producción, le debe mucho). Su tercer disco se publica en 1982 con el título de “Marea negra”, y para muchos -incluidos ellos mismos- es su obra cumbre. En el aspecto técnico hay un gran equilibrio entre la base rítmica, espléndida y perfectamente conjuntada, la voz y las cuerdas: sonido de sello y productor grande, no hay duda. También las letras, que siguen tratando sobre asuntos muy cercanos (el propio título del disco lo es aún hoy), han mejorado su calidad. Y por fin, lo que verdaderamente importa: Topo abandona las veleidades yeyés de poco antes, pero ya no puede volver a los esquemas de su primera época y presenta una colección de canciones muy bien trabajadas, cercanas al rock tradicional. El primer acierto es su entrada con “Cantante urbano”, donde la letra tan del estilo Jiménez se ve acompañada por un desarrollo impecable que demuestra la veteranía del grupo, su madurez. Y esa madurez es la que les permite ampliar el repertorio de estilos como en el “Blues del dandy” o las piezas de tiempo medio, desde las muy marcadas (“Guerra fría”) hasta las más melódicas (“El apagón”). En algunas canciones colaboran Miguel Ríos y Sabina, y eso se nota en algunas letras como la de “Colores”, claramente influenciada por don Joaquín. Sin embargo las ventas no son satisfactorias, en parte por un cierto desdén de la CBS en promocionar a su grupo y en parte porque, volvemos otra vez a lo de antes, el rock estándar, sin carga heavy, se está quedando sin clientela (precisamente serán Sabina y Ríos casi los únicos que lo emplearán de vez en cuando).
Topo se disuelven poco después, pero Jiménez volverá a intentarlo con nuevos acompañantes y en 1986 grabarán en Snif, el sello creado por Castejón (aunque se trata de una entidad libre en la que los músicos autogestionan sus grabaciones). Las vueltas que da la vida. El resultado es bastante gris; a partir de ahí la existencia del grupo transcurre entre idas y vueltas, altas y bajas, reuniones esporádicas, algunos discos más… Es evidente que su tiempo ha pasado, pero al menos dos de sus discos forman parte de lo más brillante en la historia del rock nacional.
A mí estos del rock urbano, quitando piezas puntuales como Mis amigos o Capitán Trueno, se me hacen pesados en general. Eran como muy seriotes y su sonido algo pasado de moda. Fue un primer intento de acercarse a la vida cotidiana, pero carentes de gracia y chispa.
ResponderEliminarYa, tampoco yo soy muy fan de este palo, pero no se puede negar que tuvieron su importancia; y de paso recordaron a mucha gente que el rock en español era posible. Tal vez eso al menos se lo deban los muchachos de la nueva ola que llegaron luego.
EliminarLástima de las voces no están a la altura de la música y se observa un r´paido decaímiento en cada discos. Falta aquella rabia del principio.
ResponderEliminarLa pesadísima Movida tuvo algo de nocivo para aquellos grupos que necesitaban un refugio frente a la ciclogénesis explosiva. Si se sumaban a la Nueva Ola quedaban como vendidos, si se pasaban al Heavy aunque no fueran partícipes de su espíritu tribal podrían sobrevivir. Estos se quedaron en medio, Obus y Barón Rojo no lo dudaron aunque objetivamente estaban más cerca del rock urbano que del rollo heavy de importación.
El asunto de las voces es uno de los puntos débiles en este tipo de grupos, además de la pobreza de las letras. Así que lo que importa, como en muchos otros casos, es la actitud: supieron ganarse a mucha gente joven sin una clara afición mucical gracias a eso.
EliminarCon este "Al otro lado" entré en el mundo de Asfalto, pero he de reconocer que lo hice muy tarde, casi por la obligación de tener algo del grupo. Les vi, para mayor inri, por primera vez hará 3 años en un gran festival que rememoró otro de 40 años atrás. Siempre fui de la Movida, simplemente porque la viví a tope y me lo pasé de cojones de bien, Madrid era por entonces (aunque les joda a algunos) una pura fiesta sin casi final. El rock urbano nos quedaba lejos, al otro lado de la M-30, y salvo Burning no tuvo mayor repercusión en mis gustos musicales. Con el paso del tiempo he ido apreciándolo más, tomándole el pulso, y espero seguir por esa vía.
ResponderEliminarSaludos,
Yo escuché sus primeros discos y tengo que reconocer que me aburrí pronto, pero al menos les reconocemos su valor como "recuperadores" de la canción en castellano, que los músicos "modernos" habían olvidado a finales de la década anterior. Es curioso en cambio que el rock catalán, durante toda la década, se mantuvo e incluso hizo bandera del idioma.
EliminarY sí, Burning son otro asunto. Pronto nos vistarán.
Saludos mil.
Tampoco me va mucho esto del rock urbano. Soy más de la movida, como Javier. Pero ya le llegará el turno. Eso no quita que, como soy un alumno aplicado, no me pierdo ninguna clase y tomo nota de algunas cosas de esta historia tan amenamente contada.
ResponderEliminarSaludossssssssss
Creo que casi todos los que estamos aquí somos más bien de la nueva ola que de esta época de transición, pero estos "patriarcas" tienen sus méritos y todo el derecho a ser recordados. Es de justicia, creo. Y gracias por tu "aplicación". Aunque solo fuese por la melancolía de aquellos tiempos, seguro que seguirás leyendo estas pequeñas historietas...
ResponderEliminarSaludos mil....
Hola Rick:
ResponderEliminarPues a mi Topo y Asfalto me parecen fundamentales en nuestra música y aun sin ser demasiado forofo de ellos siempre los escucho con mucho agrado recordando buenos tiempos, además son fundamentales junto con Leño como precursores de la gloriosa movida jevi metal española que estaba a punto de explotar.
Saludotes.
Jose
Muy buenas, José:
ResponderEliminarSu importancia como precursores es indiscutible, desde luego. Luego ya que gusten más o menos es otro asunto. Pero mira tú, ya que hablas de Leño, ahí arriba los tienes...
Saludos mil...