lunes, 10 de junio de 2019

1975-80: la nueva España (IV)


Otros dos grupos históricos que cimentaron la leyenda del sello Chapa fueron Ñu y Leño. También en este caso la existencia del segundo se origina por un cisma ocurrido en el primero, así que con esa excusa los presentamos juntos. Y también el estilo de unos y otros se distancia desde el primer momento, aunque ambos son claramente rockeros: Ñu son en este caso los progresivo sinfónicos, con una fuerte carga folkie de matices medievales y un sonido contundente que pronto fue asumido por las tribus heavies de tendencia metalera (“una simplificación”, según su líder), mientras que Leño militan en el bando hard (“Rock and roll y ya está”, según el suyo). 

José Carlos Molina es un músico que comienza aprendiendo a tocar la flauta y la armónica pero que a lo largo de su vida ha utilizado varios instrumentos más, tanto de cuerda como de teclados, e incluso algunas percusiones; lo cual no es impedimento para que la imaginería popular lo defina como “el Ian Anderson español”. También canta, e incluso compone letras aunque no le agrade mucho. Es multidisciplinar, vamos. Y su vocación es muy fuerte, porque ya en 1970, con quince años, comenzó su militancia en pequeños grupos sin historia hasta que en 1974 comienza a perfilarse su carrera entrando a formar parte de Fresa, que ya era una banda profesional: su principal fuente de ingresos eran las fiestas populares, en las que, como los primeros Asfalto y otros cuantos, iban compaginando los éxitos del momento con las composiciones propias. Ahí es donde se conocen Molina y el guitarrista Rosendo Mercado, y pronto compartirán la dirección del grupo; al bajo está Juan Almarza y en la batería Pedro Cruz. Su mayor relevancia les llegó como acompañantes de la cantante Jeannette, pero decididos a dar el salto comienzan por cambiar de nombre: Cruz propone “Ñu”, un nombre corto, impactante, y los demás asienten. 

Sin embargo las cosas no van rápidas como esperaban, y de momento su trayectoria sigue basándose en el trabajo como músicos en estudios de grabación; por otra parte en 1975 Rosendo y Almarza están cumpliendo el servicio militar, y en su lugar hay nuevos músicos fichados por Molina. Ya en 1976, con Rosendo de vuelta, en unas sesiones dirigidas por José Luis Álvarez en las que acompañan al incombustible Kurt Savoy (el rey del silbido, ¿recuerdan?), Álvarez les ofrece que graben algo, y ahí quedan las maquetas de dos canciones que luego aparecen publicadas por Ariola sin avisarlos siquiera; tiempo después, cuando algunos directivos de ese sello van a ver una actuación del grupo valorando la posibilidad de ficharlos, Molina monta en cólera y prácticamente los echa del local. Durante 1977 hay ya bastante trabajo en directo, pero el carácter dictatorial de Molina está comenzando a cansar a Rosendo: no es solo la frasecita “esas canciones que compones son un leño, tío”, que sale a relucir en todas las historias del grupo, sino en esencia la lucha por la dirección, por imponer un estilo determinado. Y el 31 de diciembre de ese año se consuma la separación: tras una bronca en pleno escenario, Rosendo convence al bajista Chiqui Mariscal y al batería Ramiro Penas para que lo acompañen, así que Molina queda solo.


A lo largo de la historia de Ñu han pasado por ahí más de cincuenta músicos, lo cual demuestra que el carácter atrabiliario de Molina hace difícil la convivencia; pero pronto encuentra sustitutos, al mismo tiempo que Vicente Romero lo ficha para el sello Chapa. En otoño del 78 se presenta por fin el primer Lp del grupo bajo el título “Cuentos de ayer y de hoy”, grabado a toda velocidad y producido por Romero con las deficiencias ya endémicas del sello (también Romero fue el único apoyo publicitario que tuvieron en un principio, gracias a su programa en la radio). Y a pesar de todo ello, estamos ante un disco bastante decente: esa obsesión por bautizarlo como precursor del folk metal puede tener sus argumentos, pero no es ni mucho menos la base de estas canciones; y tampoco hay mimetismo con respecto a Jethro Tull, a pesar de la estética de Molina o su utilización de la flauta. La influencia central en estos primeros tiempos es el rock progresivo, en unos márgenes muy amplios que pueden ir desde King Crimson (“Profecía” es un buen ejemplo) hasta pequeños flashes que recuerdan a Genesis; pero el contrapeso del violín con respecto a la flauta recuerda también algunos grupos oscuros del folk progresivo de principios de la década como String Driven Thing. Por otra parte los músicos son brillantes, sin nada que envidiar a muchos británicos, y los desarrollos están, en general, bastante bien hechos. Los puntos débiles, además de la producción, están en la voz chillona y las letras de Molina, pero esta es una opinión mía: a la mayoría de sus fans les encantan ambas cosas.



Y ahora, mientras Molina se toma un respiro, nos toca hablar de don Rosendo Mercado Ruiz. Para empezar hay que recurrir una vez más a los clichés y recordar que si Molina es el Anderson español, Rosendo es Rory Gallagher: así funcionaban las cosas por entonces. O funcionan aún, no sé. Pero también es cierto que, les guste o no la consideración popular, fueron ellos quienes cargaron de razones a los fans (la admiración de Rosendo por el guitarrista irlandés no se ciñe solo a su estilo o al modelo de guitarra, sino también a sus vaqueros y sus camisas de cuadros; y en ese aspecto también Molina tomaba apuntes de Anderson). Pero a lo que íbamos: el grupo Fresa, donde se conocieron, fue su bautizo profesional, con dieciocho años, después de un breve paso por la carrera de Ingeniería. Y tras abandonar Ñu utiliza el comentario despectivo de su antiguo socio para bautizar a su nuevo grupo: Leño se presentan en sociedad ya en Enero del 78, pocos días después de su creación, en una discoteca murciana junto a Asfalto y los andaluces Storm; tienen ya algunas piezas propias, y Vicente Romero los contrata para actuar el mes siguiente en la capital como teloneros de Asfalto además de ficharlos para Chapa. En la primavera llega su primer single, que además figura en el segundo recopilatorio “Viva el rollo”. Su cara A, titulada “Este Madrid”, se convierte en la primera clásica del grupo:


El formato de Leño es el power trío, al estilo de Taste o los primeros años de la carrera de Gallagher en solitario. Pero la influencia más clara se limita a la digitación y al estilo de los punteos antes que al grueso del repertorio, ya que la esencia blues rock de Gallagher va acompañada de su afición por la escuela folkie e incluso se acerca en ocasiones al jazz, mientras que el primer disco de Rosendo y sus colegas se basa en el hard rock con un leve tinte progresivo. Se publica a principios de 1979 y ya el arranque con “Castigo”, es un buen ejemplo: son diez minutos vigorosos, casi una jam en la estela de las bandas sajonas clásicas. Aparte de recuperar “Este Madrid” se notan similitudes con los irlandeses en “El oportunista” o “El tren”, pero también hay piezas más personales como “La nana” o el momento acústico de la despedida con “Se acabó”, aunque esa guitarra no suele verse en los directos de Rosendo. Como en el caso de Molina, lamento decir que ni su voz ni sus letras van con mis gustos, pero eso no le importa a nadie. La producción corre a cargo de Teddy Bautista (que además ayudó con sus teclados), y el sonido no es mucho mejor que si lo hubiese hecho Romero porque las estrecheces son las clásicas en Chapa: setenta horas escasas de grabación y mezclas no dan para otra cosa. Tampoco las portadas son un punto fuerte del sello, pero esta tiene la particularidad de mostrarnos la marcha de Mariscal y la consecuente llegada de Tony Urbano, amigo de Ramiro desde muy joven. Y con todo ello, como en el caso de Asfalto con su primer disco, este es otro de los clásicos del rock español.



Y dentro de unos días seguiremos con las aventuras habidas en los primeros años de esta otra saga ...


16 comentarios:

  1. Hola Rick:
    El primero en comentar, estoy que me salgo.
    De los Ñu poco voy a comentar, pues hace ya varias décadas tuve un altercado con esta peña en un concierto que organizamos y desde entonce los tengo crucificados, sobretodo la soberbia y arrogancia de su lider. Punto y aparte.
    Y aquí con los Leño, la antítesis, un grupo de rock sencillo y que rapidamente se supo meter a la gente en el bolsillo, tanto por su buena música como por la cercanía de sus miembros. Creo que Rosendo es el icono del rock nacional y nunca se ha subido al carro de las estrellas, como han hecho otros sin serlo. Los discos de Leño son imprescndibles e inmortales, sobretodo el primero, repleto de himnos que hoy día todavía corean chiquillos de quince años.
    Como decimos en Aragón para Le´ño el empanadico de calabaza y para Ñu la güeña de vaca asquerosa.
    Saludotes y me voy a jugar al futbol hasta la semana que viene.
    Jose

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    1. Premio para don José, el primero en comentar : un síseñor con las patas verdes.

      Me temo que en lo de Ñu coincidimos más o menos casi todos los aquí presentes, pero son el típico nombre inevitable en una historieta nacional que se precie, y aquí están. Por otra parte, dicen que el señor Molina se ha vuelto un poco más tratable que antes, será por la edad.

      Y Leño son mucho más inevitables aún. Para mí, el rock urbano madrileño tiene dos nombres fundamentales: Leño y Burning. Luego vienen Asfalto y Topo, claro. Además lo que dices de los himnos es totalmente cierto. En fin, pura historia de España. Pronto meteré al Cid.

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  2. Aupa, míster. Muy buen texto. Conocía las anécdotas con respecto a Molina y Rosendo y subrayo eso que dices de que (casi parece de chiste, independientemente de la calidad de ambos músicos) uno intentase ser el Ian Anderson español y el otro el Rory Gallagher más por lo estético que por lo puramente musical. Parece que esta admiración del de Carabanchel por el irlandés tuvo su momento cumbre en cierto concierto de Rory en Madrid al que asistió Rosendo, el típico momento de inspiración de esos que irremediablemente marcan una vocación. Pero tampoco hace falta ponerse románticos.

    He escuchado poco Ñu, no me enganchan. Entre otras cosas, lo que dices: esa voz chillona... Un par de décadas antes que Mago de Oz. Sin embargo, Leño es otro cantar - nunca mejor dicho -. El otro día mismamente me puse a escucharles, porque hacía mucho que no me los ponía. Como soy de otra generación, los conocí muchos años después de su disolución y, al igual que Rosendo en solitario, me quedo con canciones sueltas suyas, más que discos. Del primer álbum de Leño me gustan precisamente los dos temas que has dejado (ese estribillo de 'Este Madrid'tiene gancho). El segundo y el tercer disco se apartarían del progresivo y creo que fueron bastante más influyentes para la definición de lo que llamamos 'rock urbano' español, con temas como 'Cucarachas', 'Sorprendente'... O el hit 'Maneras de vivir', eterno triunfador en los bares pero un poco machacón a estas alturas.
    Luego está la forma de cantar de Rosendo, que diría - corrígeme si me equivoco - que también fue innovadora en su momento y ha sido muy imitada en ese género o subgénero del que él es padrino. Antes de él, el cantante de rock urbano español intentaba cantar y entonar al estilo del rock anglosajón (Miguel Ríos) o como variante del cantante español de géneros más de aquí (Lone Star).

    Un saludo.

    Por cierto, acabo de escribir también en la primera entrada de esta serie. Hacía mucho que no me pasaba, pero las iré leyendo para ponerme al día.

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    1. Muy buenas, don Raúl. Y sí, tanto lo de Molina con Anderson como lo de Rosendo con Gallagher es una parte de la historia mítica de estos señores; sobre todo la "iluminación"de Rosendo, como bien dices.

      A mí con Leño -y en general con todos los grupos de esta onda- me pasa lo que a ti, que escucho canciones sueltas. Sobre los otros dos discos, efectivamente sepierde eltonoprogresivo aunque el segundo es una cosa nuevaolera por culpa de Teddy Bautista: el más brillante fue el tercero. Luego ya el tono de voz es otro asunto; a mi no me va, pero supongo que será porque mis estilos preferidos son otros. Sobre ese tipo de asuntoso poco hay que decir.

      Y puestos a seguir leyendo, ahí arriba tienes la continuación de esta vieja historia...

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  3. Aquí hay mucha tela...Debería decir que mi primera banda urbana fue Ñu, tan solo porque fue la primera a la que vi en un concierto, allá por el 77 en un rebaje de la Mili y además en mi colegio. Tengo vagos recuerdos de los componentes de otro bolo, esta vez en Arnedo (Rioja), en la que se presentaban varios grupos del sello Chapa. Con Leño y Rosendo me ha pasado lo mismo que con el grueso de ese estilo. No demasiado enganchado a ellos al principio, para irles cogiendo el punto según iba pasando el tiempo. El disco de Leño me parece fantástico, tan solo la pega de Bautista en la producción, sobre todo cuando le da por la vena progresiva. ¡Rediez!, Leño nunca fueron una banda de rock progresivo. Rosendo es puro ADN gato, tengo varias cosas sueltas suyas y he asistido a sus últimos conciertos. Tendrían que hacerle un monumento, aunque él seguramente se opondría.
    Saludos,

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    1. La primera banda que se ve en directo suele marcar bastante, dejando aparte el contenido musical, así que te entiendo perfectamente. Pero luego va pasando el tiempo y, efectivamente, coincides con casi todos los aquí presentes: como grupo para la historia del rock español, Leño tienen preferencia. Y gato total, sí señor.

      Saludos mil...

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  4. Pues yo de Ñu ná de ná, me parecen entre aburridos y ridículos. Leño son el primer grupo de rock que conectó con la juventud urbana, sus canciones han envejecido bien, y Rosendo marcó una linea que han seguido muchos. Hace tiempo que no los escucho, habrá que visitarlos.

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    1. Pues si vuelves a Leño solo por un rato te recomiendo el tercero, que para mí es el más perdurable (dejando aparte algunos himnos del primero e incluso del segundo, claro). En realidad fue el único con una producción decente.

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  6. Muchos de estos grupos llegaron a ciertas corrientes musicales no por elección propia si no por esa necesidad de reconocimiento a través del parecido con otros grupos anglosajones del momento.
    "Esas canciones que compones son un leño, tío" Rosendo Mercado era un tipo muy lúcido y supo identificar muy bien lo que era un grupo como Ñu, pesados hasta la nausea, donde la música va por un lado y esa vocalización histriónica por otra. Parece mentira que un tipo como Rosendo y su maravilloso Leño saliera de esa caja de Pandora chirriante, cansina y anticuada. Creo que Leño es la quintaesencia del rock urbano hispano y es una pena que la eclosión de la Movida les dejase en vía muerta.

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    1. Sí,en la esencia del rock madrileño hay una clara admiración por el rock norteño, del mismo modo que los catalanes o los andaluces lo tenían por el progresivo, sinfónico e incluso el jazz rock... también norteños. No había más referencias que esas, así que la cosa resulta lógica. Otro asunto es el grado de personalidad que se le imprime a ese aprendizaje, y ahí entra la idiosincrasia de cada zona.

      Casi me da pena haber incluido a Ñu. Le están lloviendo sopapos de todas partes...

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  7. Hola Rick,
    Los dos protagonistas de esta semana me suenan de lejos, el nombre pero no su música. De Rosendo algo he escuchado, hace tiempo, pero no sabia que fuera miembro de Ñu y el fundador y cantante de Leño. Vaya trayectoria tiene este tio!. Ñu la verad no me han enganchado mucho pero el debut discografico de Leño me ha parecido muy bueno. ¿El resto de su discografia merece la pena? He visto que tampoco es muy extensa, supongo que porque la de Rosendo es muy extensa, digo yo.
    Cuanto conocimiento que hay en este post!!!, tanto en tu artículo como en los comentarios de la gente!
    Saludos

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  8. Muy buenas, signore. Ya veo que eres muy joven, porque no recordar los orígenes de Rosendo es propio de menores de cuarenta años. Qué envidia. En cuanto a las discografías, en la nueva entrada tienes el resto. Y Rosendo estuvo publicando discos hasta el año pasado, que se jubiló. 65 años tiene ahora.

    Saludos mil...

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  9. Tampoco a mí me va Ñu y el Sr. Molina. No comento nada sobre este grupo. Y de Leño, coincido con eso de: “la voz y las letras de Rosendo no son de mi gusto”, pero como guitarrista sí que marca diferencias en eso del rock urbano. Aunque el rock urbano no es lo mío. Me sigo enterando de cosas que no sabía, como, por ejemplo, lo de Teddy Bautista. O lo de “esas canciones que compones son un leño, tío” y que de ahí viene el nombre de Leño.

    Saludosssssssssssssss

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  10. Bien, Bab. Como dije un poco más arriba, casi me da pena haber incluido aquí a Ñu porque no ha habido un solo comentario favorable. Pero aunque en este caso me haya tocado hacer de abogado del diablo, era casi obligatorio porque nos guste o no este es uno de los grupos señeros de aquella época.

    Con Rosendo la cosa es má sencilla porque su música es más "terrena" y el personaje se defiende bastante bien, aunque como bien dices el rock urbano no sea lo nuestro. Y sí, el papel de Teddy en esta época es muy notorio, para bien y para mal; generalmente para mal, pero hay alguna excepción.

    Saludos mil...

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