Este local vuelve a honrarse con la visita del gran Pau Riba, que llevaba un tiempo semioculto en Formentera. Recordarán ustedes que Riba, Sisa y algunos más constituyeron una alternativa dentro de la Nova Cançó a Els Setze Jutges, aquella sociedad de cantautores y folkies cuya referencia directa es la escuela francesa de los años 60, y que no aceptó a este tipo de gente alocada entre ellos. Frente a esa tendencia (que es ya un oficialismo bendecido por la burguesía intelectual catalana) Riba y compañía crearon el Grup de Folk, mucho más acorde con los planteamientos que sigue Dylan en su tránsito del folk a la psicodelia. Como buena agrupación ácrata, el Grup duró poco; pero ya no era necesario, puesto que sus integrantes aprendieron pronto a volar solos. Por otra parte, el carácter de la gente como Riba tampoco cuadra mucho con las oficialidades: siempre cantó en catalán, siempre mostro respeto por su lengua y su cultura, pero no así por las personas que se erigen en sus "gestores". Y por lo tanto, no estaba bien visto en esos círculos. Los dos amigos son ácratas, recuerden.
La obra de Riba hasta este momento ha sido escasa, pero muy aplaudida: dejando aparte sus grabaciones anteriores con Jordi Pujol y el ep de Miniatura, desde finales de la década anterior hasta mediados de esta solo ha publicado a su nombre "Dioptría" entre 1969 y 1970 (volumen 1 y 2, cuyas reediciones se unirán en el formato de disco doble, como se pensó en un principio) y "Jo, la donya y el gripau" en el 71, aparte de algunos singles. Luego se retiró a Formentera junto a su mujer para vivir una existencia al más puro estilo hippie naturista, sin luz ni agua corriente y ayudando al parto de sus hijos con sus propias manos. Sin embargo aquellos discos fueron suficientes para entrar en la leyenda; quizá no tanto el segundo, ya que su naturaleza acústica (fue grabado en la pequeña isla con un equipo electrógeno) lo convierte en una exquisitez intimista que tuvo muy pocas ventas por entonces, pero "Dioptría" está considerado, aún hoy, como el mejor disco en la historia del rock catalán. Aunque ese "rock" está matizado por su condición de cantautor: más de una vez se ha comparado con el "Blonde on blonde" de Dylan; y aunque pueda parecer una exageración, a pesar de la diferencia de magnitudes, esa comparación puede darnos una idea aproximada de su categoría. El caso es que en 1975 está de vuelta en el mundo convencional, y una de sus primeras apariciones es en el festival de Canet: quienes hayan visto el documental filmado por Francesc Bellmunt ya habrán sacado sus propias conclusiones sobre el estado de "alborozo" que lucía nuestro amigo con su atuendo de ballet.
Aunque aquella actuación resultó bastante desastrosa, dejo claro que estábamos ante un nuevo Riba, partidario ahora de un rock enérgico, más o menos contundente. En cuanto a lo personal, él mismo dijo no hace mucho que su vuelta de Formentera, entre otras cosas, se debió a que estaba deseoso de vivir los atascos de tráfico y acudir al Corte Inglés en hora punta; vamos, que tenía mono de civilización urbanita (lo cual da al traste con aquella imagen ensoñadora de nuestro Daevid Allen nacional con efluvios de la Incredible String Band). Había llegado con material suficiente para grabar un nuevo disco, y le acompañaban algunos músicos valencianos: "los de Barcelona tenían mucha cabeza pero poco estómago, que es lo que yo buscaba". Gonzalo García Pelayo, que por entonces trabajaba en Gong, el subsello progre de Movieplay, lo ficha y pronto vemos el resultado: "Electròccid àcid alquimistic xoc", que resulta ser su nueva obra cumbre al decir de muchos. Tras una perla como "Dioptría" ahora nos ofrece una obra más rugosa, más cercana al rock tradicional, pero con la misma exquisitez, apoyado por el complemento de los teclados y sin perder el aura de cantautor que siempre ha de acompañarle. El disco se abre y se cierra con versiones de dos piezas tradicionales, "Sol solet" y "Estrella de la fortuna", que sabe hacer suyas con gran brillantez. Luego hay algunas que recuerdan el lirismo casi épico de "Dioptría", como "Es fa llartg, es fa llarg esperar", pero con una mayor densidad eléctrica. Otras más claramente rockeras, como "Occident", María" o "Lluna robada" tienen una gran cantidad de recursos y a veces giros inesperados que las hacen tremendamente atractivas y que, sobre todo, no cansan; incluso hay acercamientos a la psicodelia "gamberra" en "Luna estimada", con esa entonación que luce el señor Riba por momentos. En suma, no exageran los que alaban tanto este disco: no solo es de lo mejor de su carrera, sino que -otra vez por extensión- es de lo más grande que se hizo en esa época en España. Y precisamente por esa complejidad en los arreglos es un disco para escuchar muchas veces e ir descubriendo una cantidad de detalles que tal vez no se perciben en una primera escucha y que, como en "Dioptria", lo enriquecen hasta hacerlo intemporal.
A mediados de 1976 se malogra una actuación de Riba en Madrid, y aprovechando su presencia allí García Pelayo sugiere preparar un nuevo disco. Sin embargo algunas canciones estaban a medio hacer, no había un plantel estable de músicos y la grabación se suspende. Se reanudará ya en 1977, pero no en los estudios de Movieplay sino en la guarida que el mismísimo Daevid Allen tiene en Mallorca; incluso colabora con su guitarra en algunos pasajes. Finalmente se publica antes de que acabe ese año, con el título de "Licors", y está considerado como la última gran obra de su época dorada, tal vez porque hasta cierto punto -al menos en su cara A- continúa la tendencia del anterior. Hay solo cinco piezas, de las cuales el tema central es el que ocupa casi toda la cara B (más de quince minutos) y da título al disco; se nota la influencia de Allen, eso está claro, pero también el gusto de Riba por los ambientes tradicionales que ya mostraba en "Dioptria". En suma es una deliciosa sucesión de escenas que podría recordar un domingo de fiesta en cualquier población mediterránea (incluyendo los simpáticos miembros de la Ley que están buscando substancias ilegales); esa sensación de dulzura casi bucólica se remata con "Orenella i gladiol", una canción poética de dos minutos acompañada de guitarra acústica con espíritu de mandolina. En la cara A el panorama es distinto, casi un muestrario de las habilidades de Riba como rockero "intelectualizado": "Crida'm" es un rock de medio tiempo con fuerte carga melódica, mientras que "Pavana" (pieza ajena) se acerca al jazz rock guitarrero y "La flor del taronger" eleva el espíritu de conjunto hasta crear una ambiente de melancolía casi épica que se desarrolla lentamente con aire de balada eléctrica y abrigada por un piano espléndido. Así que, de nuevo, estamos ante otro de esos discos recomendables para todo aquel que disfrute con las piezas de encaje y filigrana.
Con la cercanía de la nueva década Riba se "desdibuja" un poco, por decirlo así. Su presencia es más esporádica y hasta 1980 solo publicará un single: "Rollo roc", cuya cara A es lo que su nombre indica y la B una especie de balada, una canción de amor con acompañamiento orquestal. Sorprende un poco su aspecto, actualizado hasta parecer un moderno al uso. En 1981 llega "Amarga crisi", con una orquestación no muy exuberante pero notoria y en el que hay una gran variedad, desde el reegae hasta las piezas de inspiración andaluza; es un disco bastante decente, pero ya no a la altura de los anteriores. Y a partir de ahí, entre apariciones, desapariciones, publicación de obra escrita y otras aventuras, el señor Riba sigue su carrera manteniendo un perfil bajo, como se dice ahora. Pero nunca está de más escuchar cualquier nueva música que nos ofrezca, seguramente más interesante que la media de cualquier época; y desde luego sus primeros discos seguirán siendo por siempre una exquisitez al alcance de cualquiera con un cierto gusto por la belleza atípica.
Los setenta fueron mágicos, todo era nuevo y la música era un modo de vida. La movida catalana fue un movimiento muy claro de esa ruptura con la música de la España casposa y Pau Riba fue uno de sus principales exponentes, sin ninguna duda. Sabes que el testigo musical lo tomaron sus hijos con Pastora, un grupo que hacía un tecno-pop elegante con Dolo Beltrán y, en algunas canciones, contaron también con la participación de músicos de Iceberg.
ResponderEliminarTe veo en forma Rick, a pesar de los años.
Un abrazo
Bueno, los setenta fueron "medianamente" mágicos, porque los 60 fueron más brillantes y los 80 más divertidos; pero en cualquier caso forman el cuerpo central de los 30 años dorados (60's-90's), así que no nos vamos a quejar.
EliminarConozco a Pastora, aunque no soy mucho de esa cuerda. Pero es verdad que hay cosas peores. Y bueno,lo de que estoy en forma... Muchas gracias por la alabanza, aunque ya me gustaría tener algunos años menos.
Otro abrazo.
Me ha venido a la memoria el disco de Els Sapastres, "Canciones del amor prohibido", editado por Barlovento en el 69. Lo menciono por la referencia que haces de El Setze Jutges, un disco que refleja muy bien el ambiente de entonces. Tuve la suerte de hacerme con el "Dioptria" original en un mercadillo en la misma plaza de la catedral de Barna. Estaba allí por trabajo (mitad de la década pasada), alojado en el Hotel Colón, y al terminar me acerqué a los puestos. El disco estaba en un estado pasable (la portada era la que más había sufrido el paso del tiempo...), no dudé ni un instante. Lo mantengo, junto al del Els Sapastres, como una de las joyas de la colección.
ResponderEliminarSaludos,
Los Sapastres eran otros integrantes del Grup de Folk, ya que Arnella, su factótum, tampoco comulgaba mucho con los postulados tan rígidos de los Jutges ( y de hecho llegó a grabar canciones en castellano, que ya es lo "peor"). Ellos, como Oriol Tramvía y otros cuantos del Grup, merecieron más popularidad, pero entre esa actitud ambigua y su espíritu medio ácrata pasaron casi desapercibidos.
EliminarPor cierto, a principios de este año se ha reeditado "Dioptría" en vinilo a todo trapo, con portada fastuosa. A quien pueda interesar.
Saludos mil....
Está muy bien recordar aquellos momentos contando con esta información que nos regalas. Tanto Sisa como Pau Riba son dos músicos a los que he admirado desde el principio. Recuerdo haber visto a Máquina! en un concierto organizado por el Colegio Mayor Pío XII en Madrid. Me gustaron mucho. Creo que estaban programados también “Música Dispersa”, grupo que me encanta, y algún otro, pero no recuerdo por qué no los pude ver. El público que se quedó fuera se cargó la puerta de entrada a la sala y se armó un follón tremendo. De aquella época, en Barcelona, mis preferidos son Sisa (incluyendo a Música Dispersa), Pau Riba y Máquina. En otra onda seguí al principio a Gato Pérez y La Mirasol Colores (La Boquería es un gran disco) …
ResponderEliminarEn fin, que había material para muchos gustos.
Asistiremos encantados a las próximas clases.
Saludossssssssssssss
Ya he ido a ver el comentario (de Disco Expres, por lo que parece), y sí, ese tipo deembotellamientos era clásico en las actuaciones que se hacían en lugares inverosímiles como los colegios. Heroica época, afirmo. En cuanto a Máquina o la Mirasol... uf. Ya se me pasó la época....
EliminarComo conozco la pasión del autor de este blog por este músico y mi muy completo desconocimiento del mismo salvo alguna cosilla sin importancia prefiero no inmiscuirme demasiado y celebrar que todo aquello haya existido para enriquecer cierta monotonía musical circundante y simplificadora.
ResponderEliminarAy, herr doktor. Seguro que si le dedica usted un ratito, también caerá en el influjo del señor Riba...
EliminarEncontré un artículo sobre el concierto de Máquina! del que hablaba antes.
ResponderEliminarhttps://elmundano.files.wordpress.com/2008/09/musicaprogre5.jpg
Ya, ya. Y por lo que veo, eso coincidió con otra de las famosas escapadas de Gualberto en los Smash...
EliminarDesconocía a este autor. A primera escucha, me ha gustado 'La flor del taronger', aunque para mi quizás es demasiado larga; en 'Luna estimada' he podido notar la influencia de los Rolling, que en otros temas es inexistente. En fin, parece un artista variado. No puedo decir más, así que me limitaré a suscribir el comentario del dr. Krapp.
ResponderEliminarPD: Ayer, viendo cierto programa en tv, previo a los resultados electorales, me acordé de ti. Resulta que Ramoncín, que estaba de contertulio, metió en la conversación el 'Thick as a brick' de JT y se lo recomendó a determinado político. Ya ve usted, lo que son las jornadas electorales...
A los no iniciados, les recomiendo fervientemente "Diotría", que si está considerado como el mejor disco de Cataluña será por algo. Y luego, ya metidos en harina seguro que te apetecerán más cosas de este señor.
EliminarLo de Ramoncín recomendando "Thick as a brick" me ha dejado patrás. A saber de qué estarían hablando...
🙂
Eliminar?
EliminarHola Rick.
ResponderEliminarPues yo al Riba de esa época no lo conozco así que no me voy a meter en camisas de once varas. He escuchado los cuatro temas y tampoco me han matado.
Bueno, ya se presagiaba que este viaje por Catañuña iba a ser durillo.
Saludotes
Jose
Pues si te gustó "Diotría" yo creo que al menos "Elèctroccid...." tiene que gustarte también. Venga hombre, inténtalo...
EliminarSaludos mil..
Hola Rick,
ResponderEliminarEsta claro, como comentas, que Dioptria es una perla, y que efectivamente aparece en muchas listas como el mejor disco de la historia del rock catalan.
Tengo pendientes el 'Electròccid àcid alquimistic xoc' y 'Licors', Después de leer tus comentarios sobre estos dos discos me voy a poner com ellos, sobre todo com el primero.
Me ha gustado la lección de hoy sobre el gran Pau Riba, como ya es habitual.
Gracias
¡Bien, por fin alguien que me hace caso!
ResponderEliminarComo le digo a José, si "Dioptría" te gusta seguro que al menos "Electróccid..." tiene que gustarte también, y yo diría que "Licors". Luego ya a partir de ahí la cosa es menos chispeante, pero esos dos valen realmente la pena...
Gracias a ti.
Coincido contigo, Rick: Dioptria es un gran disco. Tengo ocho o nueve discos del Riba. El segundo que más me gusta es "Licors". Al Electrocid... le daré un repaso, por aquello de...
ResponderEliminarSaludosssssssssss de nuevo.
¿Ocho o nueve? Pues eso sí que es afición, porque yo a partir de mediados de los 80 me empiezo a aburrir un poco. Sigue teniendo nivel, pero con menos brillantez. Y es curioso que pongas a "Licors" antes del "Elèctroccid...", aunque bien pensado no tiene nada que envidiarle; es un poco más "lírico", quizá...
EliminarSaludos otra vez....