lunes, 5 de febrero de 2024

1960-65: Londres despierta (XIX)

A medida que las grandes bandas británicas de rhythm’n’blues consolidan su carrera a ambos lados del océano, comienza a surgir tras ellas una nueva ola de músicos que se inspira en el blues como punto de arranque para llegar al rock. Y si el “mecenas” en el principio de la década había sido Alexis Korner, ahora le toca el turno a John Mayall. Él será quien dé impulso a muchas de las grandes figuras de lo que pronto será conocido como British Blues Boom, es decir, la segunda fase de la British Invasion. Por lo tanto, esa rancia discusión entre los seguidores de Korner y los de Mayall sobre quién es más importante, no tiene mucho sentido: Korner es el padre del r’n’b británico mientras que Mayall lo es del blues, británico también. Por otra parte fue el propio Korner quien recomendó a Mayall, hasta entonces residente en Manchester, que bajase a Londres; por tanto, se podría decir que Mayall es la “versión actualizada” de Korner. Pero hay que tener en cuenta que, por la edad, ninguno de los dos podía alcanzar la categoría de “estrella del rock” que consiguieron muchos de sus protegidos: Korner tenía treinta y cinco años cuando Mayall, que estaba a punto de cumplir los treinta, llega a Londres. Es decir, el papel de ambos es el de maestros, de referentes: en aquella época una diferencia de más de diez años lo cambia todo, y ellos ya carecen de esa pulsión revolucionaria, salvaje, que por entonces solo un adolescente puede tener. 

Mayall nació en Macclesfield, cerca de Manchester; fue otro de esos seres beneficiados por el ambiente familiar, ya que su padre era un guitarrista con una buena colección de discos de 78 rpm de jazz y blues. En su casa aprendió a tocar el piano y la armónica (la guitarra llegaría más tarde, durante su servicio militar en Corea). Aunque tenía un trabajo oficial como diseñador gráfico, ya desde muy joven había estado metido en algunos grupillos de la zona, y llevaba un tiempo en The Blues Syndicate. Ese nombre estaba inspirado por Blues Incorporated, la banda de Korner, que con frecuencia actuaba en Manchester, y un día ambos personajes se conocen. Korner, que en el fondo era bastante purista, estaba desarrollando una mezcla de blues acústico/eléctrico y trad (el jazz británico, evolución del dixie); los Syndicate habían empezado siguiendo sus pasos, pero últimamente Mayall ya estaba más interesado en el blues de Chicago, es decir, el blues electrificado, añadiendo un difuso tonillo soul/pop que le permitiese llegar a las listas de éxitos. A Korner aquel planteamiento ya le desbordaba un poco, pero aun así no dudó en apoyarlo desde el primer momento. 

Korner le presenta a unos cuantos músicos londinenses con los que Mayall organiza una banda a la que llama “Bluesbreakers”; al igual que pasa con la de Korner, y en general con todas las “bandas escuela”, la formación sufrirá cambios contínuos. Mayall es el cantante, armonicista y, según los músicos que le acompañen, está a cargo del órgano o la guitarra. Por lo general, aunque también hará algunas versiones, casi todo el repertorio es de su autoría (otra cosa es hasta qué punto crea o “se inspira”). Su debut londinense fue en el Marquee, abriendo para Manfred Mann; y poco después lo pescó la Decca, que tras el fiasco de los Beatles había aprendido y estaba pendiente de todo cuanto se movía en este mundillo (para entonces ya era el sello con más repertorio “moderno” de la Isla). En la primavera del 64 se publica su primer single, en el que las dos canciones son propias: “Crawling up a hill” y “Mr. James”. La primera es un r’n’b que posiblemente está inspirado en el “Hallelujah I love her so” de Ray Charles, mientras que la segunda lleva en su letra un recordatorio a Elmore James, fallecido poco antes. Musicalmente se nota a la legua que es “It hurts me too”, del propio James, aunque Mayall hace algunos cambios para que no se le pueda llamar plagio a esto. Como decía antes, ya vamos viendo que sus composiciones “originales” no lo son tanto, pero el dinero es el dinero. Y siempre le ha gustado mucho. De todos modos la cosa no salió bien, ya que se vendieron menos de mil copias. A cambio se reforzó su prestigio como telonero en la gira británica de John Lee Hooker.




Los Bluesbreakers de esa época tendrán una base rítmica estable tras la grabación de aquel primer single y durante un tiempo: junto a Mayall están el bajista John McVie y el batería Hughie Flint; y en diciembre, cuando graban su primer disco grande, el guitarrista es Roger Dean. Bajo el título de “John Mayall plays John Mayall”, lo que tenemos es una actuación en directo en la sala Klooks Kleek de Londres, con el apoyo del saxofonista Nigel Stanger. Es un perfecto reflejo de hasta dónde han llegado y de lo que les falta aún por hacer: se nota que hay una ejecución bastante buena, aunque también un poco acartonada por momentos. Tras la entrada con “Crawling up a hill” viene una sucesion de piezas propias salvo dos versiones que integran un pequeño medley titulado “R&B time”: “Night train” y “Lucille”. Ahí el desarrollo es bastante clásico, pero muy competente. De las suyas, que en su mayorìa rozan ese soul/pop del que hablaba antes, las mejores suelen ser las más “atrevidas”, con buenas exhibiciones de guitarra como “I need your love” o el órgano en “The hoot owl”. En suma, la mezcla entre clasicismo y actualidad es muy agradable; pero por entonces ya están triunfando grupos como Stones, Who o Kinks, grupos que demuestran una personalidad muy marcada, y Mayall no tiene aún argumentos sólidos para enfrentarse a ellos. Así que cuando el disco se publicó, en los primeros días de la primavera del 65, las ventas no fueron mucho mejores que las del single precedente. Lo cual significa que de momento él y sus colegas seguirán dependiendo exclusivamente de las actuaciones.
 


Pero no hay mal que por bien no venga. Mayall ha conseguido ya hacerse un nombre en el ambientillo blusero de la ciudad, y hay muchos músicos jóvenes que asisten a sus actuaciones con verdadera devoción, como antes lo hicieron con las de Korner. Por ejemplo, tres guitarristas que andan en órbitas muy similares: Eric Clapton, Jimmy Page y Peter Green. Clapton se ha ganado un prestigio en los Yardbirds, que acaba de abandonar; Page es una figura reconocida en los estudios discográficos, donde destaca como músico de sesión; y Green, con solo dieciocho años y poco más de uno como profesional, es ya una de las grandes promesas del blues británico. Justo por entonces Roger Dean abandona los Bluesbreakers, y Clapton le sustituye: de momento no tiene muy claro si va a estar ahí por mucho tiempo, pero le interesa la enorme formaciòn que tiene Mayall sobre los grandes del blues. Y la primera consecuencia de su influjo es que Clapton comienza a alternar la Telecaster que había usado en los Yardbirds con la Gibson, que le da un sonido mucho más denso y potente. Poco antes, Andrew Loog Oldham (recuerden, el manager de los Stones) ha creado un sello discográfico al que bautiza como Immediate, y ficha a Page como productor y cazatalentos. Y en cuanto a Green, que con todo el desparpajo del mundo se presenta un día ante Mayall para que lo “examine”, pronto será uno de los sustitutos “de guardia” en los Bluesbreakers cada vez que Clapton se ausente. 

En junio del 65, Page lleva a los Bluesbreakers a grabar en un estudio de la Pye. De ahí saldrán tres piezas, de las que dos constituyen su único single en Immediate, publicado en octubre: “I’m your witchdoctor” / “Telephone blues”. En ambas canciones se siente una magnífica interacción entre el estilo rítmico de Mayall y la fabulosa potencia que Clapton está comenzando a desarrollar con la Gibson, saturando el sonido hasta llevarlo a un extremo que en ese momento solo alcanza Jeff Beck (curiosamente, quien le sustituye ahora en los Yardbirds). Esto ya es blues “vitaminado”, y aunque las ventas no fueron considerablemente mejores el grupo tiene una base de aficionados cada vez más amplia. Por último, “On top of the world”, la tercera que se grabó en aquellas fechas, no se publicará hasta 1968, en un recopilatorio del sello. Tiene un aire más poppy, más comercial, lo que probablemente desanimó a Page y le hizo descartarla. En cuanto a Clapton, conviene recordar que su principal argumento para abandonar a los Yardbirds fue precisamente el de la comercialidad, así que cuidado.



Y así termina el año 65, con esa asociación entre Mayall y el guitarrista de moda (Clapton es Dios, ya saben) que promete días de gloria para el blues rock británico. Pero esos días llegarán en 1966, por lo que nosotros nos despedimos de ellos hasta entonces. Ya falta poco...

 

6 comentarios:

  1. No conocía los comienzos de Mayall, solo la etapa de los setenta ochenta donde ya era la leyenda blues británica, y a mí me aburría soberanamente. En estas grabaciones se le ve más vivaz, aunque reconoces que también suena algo acartonado. No sabía de su relación con Clapton, aunque no me extraña, entre pesados estaba el juego. Ya nos contarás qué liaron esta pareja de dos.

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    1. La época dorada de Mayall comienza en esta época y dura hasta mediados de los años 70. A partir de ahí su carrera es anecdótica: vive del nombre, como le pasa a muchos. En todo caso, su importancia como "orientador" en el mundillo del blues británico es enorme. Y ya sabes que, quien más quien menos, todos los músicos tienen su época de creatividad para luego seguir en el empleo hasta la jubilación. Es humano.

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  2. Creo que está muy bien mensurada la figura de Mayall en la entrada, desde sus antecedentes en la onda de Korner hasta sus primeros pasos con Bluesbrakers. Sin duda, ese caracter que resaltas de "orientador" para futuras estrellas del rock (Clapton, Green...) es importantísimo. Funciona como una correa de transmisión, dando a conocer lo mejor del blues electrificado de Chicago, quizás el estilo de blues más valorado entre los aficionados al rock.
    A mi, este vivo en el "Klook-s Kleek" me gusta especialmente. Recoge muy acertadamente el ambiente de la época, de un Londres abierto y cosmopilta, en todos los sentidos.
    Saludos,

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    1. Ese papel que ejercen Korner y Mayall es el que mejor les cuadra. Como digo arriba, por la edad saben que su puesto está ahí, en descubrir y fomentar la afición entre una nueva oleada de chavales que son los que luego llegarán a lo más alto. Vamos, una especie de Moisés actualizados. Resulta un poco injusto, probablemente; pero también es verdad que ellos ya no tienen esa amplitud de criterio y esa vocación destructora/creadora de los jóvenes.

      Y precisamente ese directo lo resume muy bien: es un buen documento de la época, pero musicalmente no está a la altura de lo que grabará luego el propio Mayall; por no hablar de lo que grabará un Clapton o un Green , sin ir más lejos.

      Saludos mil.

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  3. Coincido con Javier, viene muy bien este repaso de los primeros años de Mayall. Entro en su mundo a partir del 66, así que esta entrada completa bastante los pocos conocimientos que tenia de su primera época. Así que espero a su época dorada, que es la que he disfrutado más. Esperaremos.
    Saludos.

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    1. Yo creo que los orígenes de Mayall se comprenden fácilmente si lo vemos como el "reemplazo" de Korner en el puesto de guía para la generación de músicos jóvenes. La mayoría de sus discípulos lo superaron, pero le deben mucho.

      Saludos mil.

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