lunes, 12 de febrero de 2024

1960-65: Londres despierta (XX)

“La historia ha reservado para los Small Faces el dudoso galardón de la autenticidad: a diferencia de los Who, reciclados en mods por astuta sugerencia de sus managers, ellos eran genuinos, de pulcras vestimentas y cuidadas melenitas, adeptos a las anfetaminas y el soul negro. Hubo muchos grupos que intentaron reflejar aquella agitación juvenil, pero ellos fueron los únicos que conquistaron las listas regularmente, con discos rotundos e impetuosos”. 
Diego A. Manrique 

Tras la consagración a nivel mundial del beat y el r’n’b británicos, y casi en paralelo con el arranque del blues boom, comienzan a surgir algunos músicos a los que se podría considerar como primeros referentes del “pop rock”, por llamarlo de algún modo. El pop británico es la herencia directa de su enorme repertorio folk, al que luego se fue sumando el gusto por las melodías del music hall o el cabaret: grupos como los Kinks son impensables en cualquier otro sitio que no fuese la Isla. En cuanto al rock, la mayor o menor influencia que ejerza sobre cada grupo el rock and roll blanco o el rhythm and blues da como resultado el beat del norte o las bandas londinenses. Y es también en Londres donde surge esa nueva tendencia que, dentro del r’n’b, muestra más interés por el soul y la Motown que por el blues. Hay que recordar que ya la Motown por sí misma constituye el sector más representativo del pop negro, y sus canciones más populares se oyen continuamente en las discotecas frecuentadas por la segunda generación mod. Lo cual añade un nuevo componente al panorama “sociomusical” de la Isla: si los rockers, que en su mayoría ya están más cerca de los treinta que de los veinte años, son una tribu urbana asociada al rock and roll blanco, esta segunda generación mod -adolescentes aún- es fan total de casi todas las variantes del r’n’b. 

Al menos en la órbita londinense es evidente que tiene mucho más atractivo la propuesta mod (el presente/futuro) que la de los rockers (el pasado). Por otra parte, aquí hay que tener también en cuenta el componente estético: las cazadoras de cuero, las botas y las camisas de cuadros ya no pueden competir con esa nueva onda de polos Fred Perry, los chubasqueros fishtail del ejército americano y los zapatos italianos. Las motos de los rockers son bastante mejores, pero incluso la imagen de las Vespas o las Lambrettas resulta mucho más urbana y cálida al mismo tiempo. Por supuesto la suma de toda esa estética más la propuesta contemporánea del pop art crean una nueva cultura que trasciende lo musical, ya que el sector de las artes visuales se da cuenta del enorme potencial de esta corriente: de ahí surge lo que será conocido como el mundillo del “Swinging London”. 

Pero nosotros intentaremos ceñirnos a lo estrictamente musical: ahí destaca con luz propia un grupo que será capaz de simbolizar todo lo dicho y al mismo tiempo tener un don para el pop más vigoroso y emocionante de la Isla, con todo el encanto de una época (y que luego supo evolucionar, como demuestran sus dos últimos discos). Un grupo con ángel, a pesar de que su historia sea más triste que alegre. Un grupo como no ha vuelto a haber ningún otro: los divinos Small Faces. Ya su nombre es un guiño al mundo mod, puesto que los faces son la facción más distinguida de esa tribu, tanto por su elegancia como por sus gustos musicales. Y como tres de los cuatro muchachos que componen el grupo son más bien bajitos, el adjetivo “small” les va como anillo al dedo. Quizá, por otra parte, podríamos verlo como una respuesta irónica hacia ese grupo que, a la hora de grabar su primer single y por recomendación de su manager, abandona por un tiempo su nombre original -The Who- para hacerse llamar “The High Numbers”. O sea, “Los Números Altos”. Los numbers son el sector más proletario de los mods, y se llaman así por su afición a las camisetas con números; parece evidente entonces que Townshend y sus colegas buscaban una identificación “de clase” con ellos… aunque la cara B de ese single se titule “I’m the face”. En fin, a lo que íbamos. 

Steve Marriott es un personaje nacido para el escenario. A finales de la década anterior, con solo doce años, ya estaba metido en grupillos de barrio e incluso cantaba en solitario en algunos pubs. Su padre, un pianista que frecuentaba esos ambientes, fue quien le regaló sus dos primeros instrumentos, armónica y ukelele, y él aprendió a tocarlos por su cuenta. Por otra parte la potencia de su voz ya comenzaba a destacar, y su natural expansivo hizo que sus padres lo creyesen apto para la representación teatral. Poco después ya compaginaba algunos trabajos en musicales con otros de mayor presencia actoral, pero finalmente se lo pensó mejor y volvió a la música. En 1963 llegó a grabar un single a su nombre: el sello Decca le asignó una cara A muy en la onda de Buddy Holly (incluyendo sus giros vocales), mientras que la B era suya pero tampoco se diferenciaba mucho del estilo Holly. El single pasó desapercibido, pero en todo caso no representa el espíritu de un músico que ya por entonces estaba casi completamente volcado en el repertorio negro, desde el jazz hasta el soul. Casi a continuación pasa a ser el frontman de una banda, los Moments, con los que tuvo un buen puñado de giras por media Isla e incluso llegó a grabar, pero a mediados de 1964 se marcha. Sigue probando en otros, mientras compagina la afición con un trabajo en una tienda de instrumentos musicales, y ya domina la guitarra con bastante soltura, a pesar de que solo tiene diecisiete años; por cierto, que su amigo David Jones (Bowie) le ha sugerido formar un dúo, pero él se encuentra mejor en los grupos. Aquí tenemos dos muestras de su trabajo en los Moments; no es que sean una joya, pero nuestro amigo ya apunta maneras.


Por entonces había coincidido en una gira con otro grupillo en el que militaban el bajista Ronnie Lane, un año mayor que él, y el batería Kenney Jones, que tenía dieciseis. A principios del 65 Lane entra en la tienda donde trabaja Marriott para comprarse un bajo nuevo, y tras una charla deciden asociarse: Lane convence a Jones para que se les una, y Marriott trae a un conocido suyo, Jimmy Winston. Winston toca guitarra y el órgano; es evidente que Marriot será el frontman y guitarrista, así que él se dedicará en exclusiva a los teclados. Lane y Jones no tenían más trayectoria que la de aquel pequeño grupo en el que se habían conocido, mientras que Winston ni siquiera eso: había ido aprendiendo a manejar los instrumentos por su cuenta, y no era un virtuoso. Sin embargo les vino muy bien, ya que sus padres tenían un pub donde comenzaron a ensayar y a actuar (o sea, la misma historia que la de los Beatles con Pete Best). Por último, fue una novieta que tenía Marriott por entonces quien sugirió el nombre del grupo: “vais siempre arregladitos, escucháis la mejor música, sois unos faces totales. Lo malo es que, salvo Winston, no sois muy altos”. Y en cuanto al repertorio han comenzado haciendo versiones de r’n’b -soul especialmente-, pero pronto comienzan a crear su propio repertorio; especialmente Marriott y Lane, que son quienes dirigen el grupo, y se les da muy bien. Tras unas cuantas actuaciones comienzan a hacerse conocidos, y son detectados por un ojeador de Don Arden; para bien y para mal, Arden es uno de los managers estrella en Londres, y en poco tiempo les consigue un contrato con el sello Decca. 

A finales del verano de 1965 se publica su primer single, con “Whatcha gonna do about it” en la cara A y “What’s a matter baby” en la B. La primera figura a nombre de los letristas contratados por Arden; pero la música es suya, y eso es lo que importa. Aquí ya se ve una categoría, un estilo muy personal para construir canciones pop con nervio, con un estibillo pegadizo y original, manteniendo tensión durante toda la pieza y dando protagonismo tanto a la voz como los instrumentos. De hecho una de las cosas que sorprende es lo bien ensamblado que suena todo, como si ya llevasen mucho tiempo juntos. Hay un evidente trasfondo soul en el ritmo, que inevitablemente recuerda el “Everybody needs somebody to love” de Solomon Burke, y ellos mismos lo admiten. Es algo muy típico de la época, arrancar sobre estructuras ajenas hasta acabar encontrando un camino propio; ellos han conseguido ya en el debut no hacer una versión, sino quedar a medio camino entre eso y una pieza completamente original. La cara B sí es una versión: se trata de una balada soul que había popularizado Timi Yuro dos o tres años antes. Siguiendo por esa pauta de “blue eyed soul” que inicia Yuro, ellos aportan de nuevo intensidad, frescura, y con esa base rítmica le dan un poderío que la revitaliza; ah, y la voz de Marriott ya comienza a demostrar su enorme poderío. El single anduvo cerca del top 10, aunque luego se supo que Arden –como Epstein con los Beatles- había puesto dinero para conseguirlo.



En noviembre llega el segundo, en el que ambas canciones están oficialmente compuestas por todo el grupo. La A, básicamente de Marriott y Lane, es “I’ve got mine”, bastante avanzada para los cánones de la época: es un r’n’b “alterado” por una entrada y una sucesión de escalas que ya tienen un vago aroma psicodélico: ese tipo de mezclas será pronto uno de sus puntos fuertes. La cara B, compuesta en su mayoría por Winston, se titula “It’s too late” y tiene un cierto parecido con la A, tanto en ritmo como en desarrollo. Son dos buenas canciones, pero el disco no alcanza el top 30. En esos días se anuncia la marcha de Winston: técnicamente no da la talla, y además se ha enfrentado al grupo. Una cosa es consecuencia de la otra, ya que el propio Winston es consciente de sus carencias como teclista, se considera mejor a la guitarra y trata de discutirle el puesto a Marriott. Dentro de poco nos anunciarán el nombre de Ian McLagan como sustituto. Tiene ya veteranía en el circuito londinense, y lo ha contratado Arden para salir del paso: si se adapta será miembro fijo.



Los Small Faces son el último grupo de categoría surgido en el primer quinquenio de los años 60 en la Isla; de hecho son ya posteriores a la invasión británica, porque cuando ellos lleguen a Estados Unidos estaremos en plena psicodelia. Pero ya iremos viendo eso; de momento son la ilusionante promesa de un nuevo y fantástico período de la historia musical isleña. 

Y con este hemos terminado el deslumbrante catálogo de grupos surgidos tras la era del rock and roll. Hubo más músicos en esta época, por supuesto: unos todavía están empezando y otros no pasarán de ser notas a pie de página, pero también merecen un pequeño recuerdo. Y para eso haremos una fiesta próximamente, para rendir homenaje a algunos de ellos y despedirnos de este fabuloso quinquenio. Quedan ustedes invitados. 

9 comentarios:

  1. Small Faces, la guinda de este estupendo pastel que nos llevas preparando Rick. Si hay una banda autenticamente mod son estos Small Faces los que se deberían llevar la palma. Aunque en algunos de sus temas rozarían un estilo demasiado "poppy girl" (más o menos en palabras del propio Steve, cuando se quejaba de que estaban estancados en la vorágine dulzona de los hits y que, tiempo más tarde motivó su salida del grupo), la verdad es que la gran mayoría de su catálogo es un fidelísimo ejemplo de es Swinging London que comentas, moderno, abierto y cosmopilita. Y además, para mejor alabanza suya, no dejan de tener ese toque cockney a ratos, chulesco y provocador, sobre todo por parte de un Marriott que de tablas lo sabía casi todo.
    Si hay alguna formación clásica en las bandas auténticamente inglesas de la época (prescindamos por un momento de Lennon & McCartney, hermanos Davis, Glitter Twins et all) esos son Marriott, Lane Jones y McLagan. Long Life Small Faces!!
    Saludos,

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  2. Corrección: donde dice "poppy girl" debería decirse "teeny-boppers", termino más adecuado para justificar dos ideas; la primera que la tribu femenina fue gran seguidora del grupo y dos, insistir en que esta deriva excesivamente comercial fue el motivo fundamental para que el amigo Marriott se bajara del carro.
    Saludos,

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    1. Son la banda señera de los mods, sin duda alguna. Otra cosa es que mucho después Townshend, en un ataque de nostalgia, edificara ese fabuloso mundo que es "Quadrophenia", pero las cosas son así.

      Totalmente de acuerdo en lo del toque cockney, que luego llevarán a la parodia en el disco psicodélico suyo. Marriott era un personaje muy notable; también Lane lo era (y cuenta con un buen montón de fans tanto entonces como luego, en su carrera posterior), pero en Marriott se resumía el espíritu mod.

      En cuanto a lo de las teeny boopers, estoy de acuerdo a medias. Es cierto que las chicas eran fans a muerte, y que Marriott se quejaba a veces ante los managers por algunas canciones que le hicieron grabar, pero cuando se marchó fue más bien porque pensaba que el grupo ya no cuadraba con su nueva querencia, mucho más cercana al hard rock de tinte soul. Hay que tener en cuenta que las imposiciones terminan cuando se quitan de encima a Don Arden y saltan de Decca a Immediate (sus dos últimos discos grandes más los singles correspondientes).

      Saludos mil.

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  3. Hola Rick.
    Pues como dice Javier, esto es la guinda del pastel. Pocos grupos tan auténticos como estos Small Faces, que parecían ir por libre de lo que se hacia en los Ukeises, a pesar de su onda negroide.
    Marriot, uno de los cantantes con mas carismas, siempre ha sido uno de mis favoritos, aunque yo lo descubrí tardiamente con los Humble Pie, donde daba recital tras recital.
    Creo que hay pocos grupos tan respetados como estos Small Faces.
    Saludotes
    Jose

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    1. Hola, José.

      El respeto viene por su integridad, no hay duda. Marriott especialmente, y salvo por algunas canciones impuestas (lo que hablaba antes con Javier), trató de ir siempre por su camino. Que siguió efectivamente con Humble Pie: cuando dejó a Small Faces eran un grupo potente, muy popular, que podría haber funcionado más tiempo, pero no le importó.

      Saludos mil.

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  4. Pues la verdad que les dan sopas con honda a los cansinos Who. Sin ser muy amante de los mods, Small Faces siempre han tenido cierto encanto para mí. Estos temas de sus comienzos no los conocía, pero ya apuntan maneras, y la voz de Marriott me gusta mucho

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    1. Bueno, son dos grupos bastante distintos. Ya sé que los Who a ti no te caen bien, pero de ahí a llamarles "cansinos"...
      En cuanto a la voz de Marriot, es una de las grandes de la Isla. Rasgada, potente, ideal para la música negroide.

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  5. Tengo que reconocer que soy fan de The Who desde "My Generation", "Out in the Street" o "I Don't Mind" y sus primeros álbumes. Luego ya no me entusiasmaron tanto. A los Faces llegué un poco más tarde y, reconociendo su honestidad y su lugar en el universo musical de aquellos tiempos, no lograron desbancar a los Who del puesto que ocupan en mi lista de grupos preferidos. Los he disfrutado, que conste, pero... Ya saben, "ca uno es ca uno". Seguimos.
    Saludos.

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    1. Los primeros años de los Who son tremendos, pero ese es otro grupo que supo evolucionar muy bien: "Sell out", su disco psicodélico, me parece de lo mejorcito del género. "Tommy" puede que esté sobrevalorado, pero luego "Who's next" y "Quadrophenia" son otras dos obras maestras.

      De todos modos no se pueden comparar, cada uno tiene su encanto y su papel en la historia. Y a los fans nos pasa lo mismo: los Who son más grandes, pero los Small Faces son más entrañables. Ya digo, son niveles distintos.

      Saludos mil.

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