Brian Samuel Epstein (1934-1967)
No, esta vez no se trata de un músico. O sí. Porque gusto y formación musical tenía. Puede que algunos lo descubran ahora, mirando la foto de arriba y preguntándose quién coño es el tipo ese que está al fondo, detrás de esos cuatro muchachos tan conocidos.
Exactamente: detrás. Brian fue su manager hasta 1967; dicho así, no parece que tenga demasiada importancia. Pero de no ser por él posiblemente nunca habríamos conocido a los Beatles, posiblemente la historia de la música popular iría por otro camino, desde luego no tan luminoso. Él fue tan importante o más que la mayor parte de los músicos que conocemos, porque tuvo el valor de apostar por un grupo al que nadie conocía fuera de Liverpool. Así que un respeto al señor Epstein, cuya trágica vida y muerte quedó oscurecida por el fulgor de los cuatro de delante. Y aunque no tengo necesidad de dar explicaciones (en cristiano: este blog es mío y pongo lo que me da la gana), me gustaría recordar que los muertos de cualquiera no son siempre, o no son solamente, los más queridos sino también los más respetados.
Los Epstein son una familia judía rica, comerciante, propietarios de una gran tienda de muebles e instrumentos musicales en Liverpool cuando nace Brian. El chico, de inquietudes artísticas desde pequeño, comenzó a estudiar Arte Dramático, pero lo dejó cuando su padre lo puso a trabajar en la tienda: era el mayor y prácticamente no podía negarse. Pero también tenía aficiones musicales, y era un poquito rebelde. Así que, a pesar de su formación clásica, también le gustaba oir los sonidos nuevos que se cocían en la ciudad; procuraba estar al tanto de las novedades e incluso escribía una columna en "Mersey Beat", la revista yeyé de Liverpool. Por esa época sus padres abrieron una tienda nueva y allí se fue, de jefe, como debe ser.
Y un día... llega alguien preguntando por "My Bonnie", de Tony Sheridan y los Beatles. ¿My qué..? Pues no, lo siento, ese disco no lo tenemos (Grabado en Alemania, dice... vaya usted a saber). Y la cosa hubiera quedado así de no ser porque, pocos días después, llegó otro preguntando por el mismo disco. Y eso sí que ya no: Brian se informa, es un tío profesional, ¿tocan en la Caverna, dices? Pues allá me voy. Y allá se fue. Y lo que vio no es que le convenciese mucho, pero notó algo; no sé, un feeling diferente, una actitud sobresaliente en estos chicos, alguno ni siquiera sabe tocar, pero qué planta, qué valentía... y habló con ellos: tiene amigos, tiene contactos, les puede lanzar... y ellos, claro, dijeron que sí.
Brian tenía amigos, tenía contactos... pero en su vida había llevado un grupo, ni se lo había planteado siquiera: eso le da más valor aún a su hazaña. Sin saber nada del negocio, lo que sí tuvo claro es que aquellos muchachos tenían futuro si los ponía en buenas manos. Y habló con sus amigos de la Decca, les llevó unas maquetas y dijeron que no: las bandas con guitarra no tienen futuro, Brian. Pues muy bien, me voy a otra, y a otra... y por fin a la EMI. Dio la casualidad de que en un sello subsidiario de EMI, la Parlophone, trabajaba George, un técnico de sonido que al igual que Brian sabía mucho de música clásica pero muy poco de música moderna. Pero los oyó y le dijo: pues sí, estos chicos tienen madera; bueno, hay que echar al batería y traer otro... pero tienes razón Brian, me gustan. Aquí hay algo.
Y ahí comienza la historia de los Beatles. Que ya digo, a lo mejor nunca hubieran sido nada sin Brian: él se encargó de comprar cantidades industriales de "Love me do", su primer single, para que entrase en las listas, y a partir de ahí ya fueron número uno. Él controló su imagen, sus vestidos, sus declaraciones a la prensa, como niños pequeños a los que hay que ir guiando. Él se enamoró de su música y de John... y no es elegante sacar ahora historias sucias a la luz, pero John se aprovechó de él. John no es el santito pacifista que la gente cree.
En fin, vamos a dejar eso. En 1967 los Beatles ya son lo que son, y el contrato de cinco años se acaba; es posible que lleguen a un acuerdo para renovarlo, pero ese grupo ya no necesita niñera... o eso creen ellos. Brian se sienta y se queda pensativo: probablemente ya todo acabó. Ese ensueño. Eres un judío maricón, depresivo, no te quedan más juguetes, las otras bandas a las que dirigiste a partir de los Beatles ya no existen y, en cualquier caso, ninguna fue como ellos. Míralos ahora, en la India, con el guru, con la pandilla de músicos colegas, oyendo las tonterías de un estafador. Ya no tienes poder sobre ellos Brian, vuelan solos, John nunca será tuyo... se acabaron las ilusiones. Mejor quitarte de enmedio que seguir envejeciendo, recorriendo el camino hacia la vejez victoriana que tu apellido preconiza. Muere joven y harás un bonito cadáver.
Y eso hiciste. Y los Beatles siguieron adelante, manejados luego por Allen, un gangster que ya había dirigido a los Stones -bueno, Paul no quería ficharlo pero John insistió-, metiendo la pata hasta las cachas con Apple, con sus filmes pseudo sicodélicos para televisión, con sus tonterías de niños ricos. Menos mal que la música los siguió salvando hasta que apareció Yoko, y luego Linda, y los egos de John y Paul explotaron. Ya no estabas tú para arreglar los problemas, Brian.
Un saludo. O un beso, no sé.
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Diccionario de urgencia
Tony Sheridan: de nombre real Andrew Esmond Sheridan McGuinnity, fue un rockero británico que consiguió fama en Alemania con unos cuantos discos. En uno de ellos le acompañaron unos jovencísimos Beatles que por casualidad estaban haciendo giras por Hamburgo, donde se curtieron a fondo. De ese LP salió "My bonnie"
La Caverna: local de actuaciones infecto donde los Beatles se hicieron, definitivamente, unos hombres.
George (Martin): ingeniero de sonido que pulió a los Beatles hasta hacer que su sonido fuese el que fue. Sobre la famosa teoría de quién merece ser llamado "el quinto Beatle", si Brian, George o incluso algunos músicos como Billy Preston, yo diría que es una suma de Brian más George.
Pete (Best): primer batería de los Beatles, bastante flojo. Fue sustituído por Ringo Starr a indicación de George Martin, aunque los demás Beatles probablemente ya no necesitaban esa indicación: sabían que Pete no daba la talla antes de que nadie se lo dijese.
John: Lennon
Paul: McCartney
Apple: la famosa casa de discos y otras cosas montada por los Beatles, que fue un desastre comercial.
Allen (Klein): manager americano que dirigió a los Stones y luego a los Beatles a la muerte de Brian. Ya digo, un gangster.
Yoko: Ono
Linda: de apellido Eastman (de la familia Kodak) cambió a McCartney al casarse con Paul.
Exactamente: detrás. Brian fue su manager hasta 1967; dicho así, no parece que tenga demasiada importancia. Pero de no ser por él posiblemente nunca habríamos conocido a los Beatles, posiblemente la historia de la música popular iría por otro camino, desde luego no tan luminoso. Él fue tan importante o más que la mayor parte de los músicos que conocemos, porque tuvo el valor de apostar por un grupo al que nadie conocía fuera de Liverpool. Así que un respeto al señor Epstein, cuya trágica vida y muerte quedó oscurecida por el fulgor de los cuatro de delante. Y aunque no tengo necesidad de dar explicaciones (en cristiano: este blog es mío y pongo lo que me da la gana), me gustaría recordar que los muertos de cualquiera no son siempre, o no son solamente, los más queridos sino también los más respetados.
Los Epstein son una familia judía rica, comerciante, propietarios de una gran tienda de muebles e instrumentos musicales en Liverpool cuando nace Brian. El chico, de inquietudes artísticas desde pequeño, comenzó a estudiar Arte Dramático, pero lo dejó cuando su padre lo puso a trabajar en la tienda: era el mayor y prácticamente no podía negarse. Pero también tenía aficiones musicales, y era un poquito rebelde. Así que, a pesar de su formación clásica, también le gustaba oir los sonidos nuevos que se cocían en la ciudad; procuraba estar al tanto de las novedades e incluso escribía una columna en "Mersey Beat", la revista yeyé de Liverpool. Por esa época sus padres abrieron una tienda nueva y allí se fue, de jefe, como debe ser.
Y un día... llega alguien preguntando por "My Bonnie", de Tony Sheridan y los Beatles. ¿My qué..? Pues no, lo siento, ese disco no lo tenemos (Grabado en Alemania, dice... vaya usted a saber). Y la cosa hubiera quedado así de no ser porque, pocos días después, llegó otro preguntando por el mismo disco. Y eso sí que ya no: Brian se informa, es un tío profesional, ¿tocan en la Caverna, dices? Pues allá me voy. Y allá se fue. Y lo que vio no es que le convenciese mucho, pero notó algo; no sé, un feeling diferente, una actitud sobresaliente en estos chicos, alguno ni siquiera sabe tocar, pero qué planta, qué valentía... y habló con ellos: tiene amigos, tiene contactos, les puede lanzar... y ellos, claro, dijeron que sí.
Brian tenía amigos, tenía contactos... pero en su vida había llevado un grupo, ni se lo había planteado siquiera: eso le da más valor aún a su hazaña. Sin saber nada del negocio, lo que sí tuvo claro es que aquellos muchachos tenían futuro si los ponía en buenas manos. Y habló con sus amigos de la Decca, les llevó unas maquetas y dijeron que no: las bandas con guitarra no tienen futuro, Brian. Pues muy bien, me voy a otra, y a otra... y por fin a la EMI. Dio la casualidad de que en un sello subsidiario de EMI, la Parlophone, trabajaba George, un técnico de sonido que al igual que Brian sabía mucho de música clásica pero muy poco de música moderna. Pero los oyó y le dijo: pues sí, estos chicos tienen madera; bueno, hay que echar al batería y traer otro... pero tienes razón Brian, me gustan. Aquí hay algo.
Y ahí comienza la historia de los Beatles. Que ya digo, a lo mejor nunca hubieran sido nada sin Brian: él se encargó de comprar cantidades industriales de "Love me do", su primer single, para que entrase en las listas, y a partir de ahí ya fueron número uno. Él controló su imagen, sus vestidos, sus declaraciones a la prensa, como niños pequeños a los que hay que ir guiando. Él se enamoró de su música y de John... y no es elegante sacar ahora historias sucias a la luz, pero John se aprovechó de él. John no es el santito pacifista que la gente cree.
En fin, vamos a dejar eso. En 1967 los Beatles ya son lo que son, y el contrato de cinco años se acaba; es posible que lleguen a un acuerdo para renovarlo, pero ese grupo ya no necesita niñera... o eso creen ellos. Brian se sienta y se queda pensativo: probablemente ya todo acabó. Ese ensueño. Eres un judío maricón, depresivo, no te quedan más juguetes, las otras bandas a las que dirigiste a partir de los Beatles ya no existen y, en cualquier caso, ninguna fue como ellos. Míralos ahora, en la India, con el guru, con la pandilla de músicos colegas, oyendo las tonterías de un estafador. Ya no tienes poder sobre ellos Brian, vuelan solos, John nunca será tuyo... se acabaron las ilusiones. Mejor quitarte de enmedio que seguir envejeciendo, recorriendo el camino hacia la vejez victoriana que tu apellido preconiza. Muere joven y harás un bonito cadáver.
Y eso hiciste. Y los Beatles siguieron adelante, manejados luego por Allen, un gangster que ya había dirigido a los Stones -bueno, Paul no quería ficharlo pero John insistió-, metiendo la pata hasta las cachas con Apple, con sus filmes pseudo sicodélicos para televisión, con sus tonterías de niños ricos. Menos mal que la música los siguió salvando hasta que apareció Yoko, y luego Linda, y los egos de John y Paul explotaron. Ya no estabas tú para arreglar los problemas, Brian.
Un saludo. O un beso, no sé.
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Diccionario de urgencia
Tony Sheridan: de nombre real Andrew Esmond Sheridan McGuinnity, fue un rockero británico que consiguió fama en Alemania con unos cuantos discos. En uno de ellos le acompañaron unos jovencísimos Beatles que por casualidad estaban haciendo giras por Hamburgo, donde se curtieron a fondo. De ese LP salió "My bonnie"
La Caverna: local de actuaciones infecto donde los Beatles se hicieron, definitivamente, unos hombres.
George (Martin): ingeniero de sonido que pulió a los Beatles hasta hacer que su sonido fuese el que fue. Sobre la famosa teoría de quién merece ser llamado "el quinto Beatle", si Brian, George o incluso algunos músicos como Billy Preston, yo diría que es una suma de Brian más George.
Pete (Best): primer batería de los Beatles, bastante flojo. Fue sustituído por Ringo Starr a indicación de George Martin, aunque los demás Beatles probablemente ya no necesitaban esa indicación: sabían que Pete no daba la talla antes de que nadie se lo dijese.
John: Lennon
Paul: McCartney
Apple: la famosa casa de discos y otras cosas montada por los Beatles, que fue un desastre comercial.
Allen (Klein): manager americano que dirigió a los Stones y luego a los Beatles a la muerte de Brian. Ya digo, un gangster.
Yoko: Ono
Linda: de apellido Eastman (de la familia Kodak) cambió a McCartney al casarse con Paul.
Pues le doy las gracias a Brian, porque los Beatles es uno de mis grupos favoritos.
ResponderEliminarSiempre me pone de buen humor escucharlos!!!
No se si debería decir esto, pero tengo todos sus discos. Me entretuve leyendo vuestros comentarios en la entrada anterior.
Un beso Paseante.
¡Y sólo era tabaco! Jajajajajajaja
Joder, ¡qué pena con Brian! Me pregunto si los Beatles que quedan conservarán en su memoria lo que supuso para ellos.
ResponderEliminarsi sabia por dónde iba los tiros con este hombre... algo conocía, me dio risa en el diccionario lo de
ResponderEliminarYoko: Ono. Juas! yo hubiese puesto tantas cosas!!!
besos
Ah, pos no tenía ni idea. Gracias por ilustrarnos, su ilustrísima :-)
ResponderEliminarGüena entrada. Saludos
Lo de Lennon con Epstein lo supe por un documental que echaron una vez sobre los Beatles. No sabía mucho más, como bien dices a este señor no lo conoce la gente, al menos la gente no metida en el tema, y si a mi me suena es por chiripa. Sinceramente, me ha extrañado que pusieras a este señor, pero respetaremos tu frase: 'los muertos de cualquiera no son siempre, o no son solamente, los más queridos, sino también los más respetados.'
ResponderEliminarSe sigue aprendiendo de tu blog. Buena idea la del apéndice de nombres al final, se completan mejor. Por cierto, este es el primer post en el que no le hablas al difunto en cuestión directamente, en segunda persona.
wow, sarpado tu blog. Es muy interesante! Nunca había enmtrado a un blog asi, me re gusta. un beso!
ResponderEliminarDesde luego, la mejor época de los Beatles fue con Epstein entre bambalinas. Su etapa pedante-sicodélica es perfectamente olvidable
ResponderEliminarJohn me parece a mi que de pacifista poco.
ResponderEliminarQué de cosas se aprende aquí
Esencial: puedes decirlo. Yo también los tengo todos.
ResponderEliminarDusch: Yo creo que sí se acuerdan.
Gata: sobre personajes como Yoko, que hablen otros.
Locuán: me imagino que los alienígenas sois más de los Stones, ¿no?
Julián: lo de hablar en segunda persona me salió de casualidad, pero luego me entendí a mí mismo: debe de ser la diferencia entre el cariño y el respeto.
Catalina: si eres la de la foto, todos los besos que quieras.
Chafardero: tampoco hay que ponerse así. La psicodelia no era lo suyo, de acuerdo (hay dos o tres canciones buenas) pero luego hicieron algunas cosas bastante decentes. ¿O no te gusta el blanco, o el "Abbey Road", o el "Let it be"?
S.: John es otro de los que no saldrán aquí. Tampoco es que fuese un Belcebú, pero bueno de todo no era.