1977 es el año decisivo para el punk y por lo tanto para los Sex Pistols: todo va tan rápido que el trayecto entre la consagración y la decadencia ni siquiera necesita doce meses. La primera gran noticia es la despedida de Glen Matlock, a finales de Febrero; la cosa ya se venía gestando de tiempo atrás, y en esencia es el deseo de Lydon por equilibrar poderes en la banda. Recordarán ustedes que Juanito fue el último en llegar, mientras que los otros tres mantenían un cierto grado de amistad entre ellos, sobre todo Jones y Cook; el cantante estaba sin apoyos y buscó la brecha por el punto más débil, que era Matlock. Así, tanto él como McLaren comenzaron a hacerle la vida imposible al bajista, que por otra parte no se llevaba bien con Lydon y tampoco estaba muy a gusto en un grupo que era puro desorden. Matlock dice que la separación fue de mutuo acuerdo, pero McLaren informa a la prensa de que han decidido echarlo porque “es demasiado fan de los Beatles”, una falsedad que sin embargo corrobora Lydon: “Los Beatles. Menudo coñazo. Ya los tenía que aguantar en casa de mis padres”. Poco imagina que tiempo después también él sufrirá las iras de McLaren por declarar en una emisora que “bueno, también hay algunos grupos progresivos y vanguardistas como CAN, Magma o Pink Floyd que no son malos del todo. Vale, lo de la camiseta era cierto a medias, porque también han hecho verdaderas bazofias, pero algunos discos están muy bien”. El caso es que ahora Lydon tiene campo abierto para meter en el grupo a alguien de su influencia, y ese alguien es John Simon Beverley (de apellido anterior Ritchie).
Este nuevo John, cuya hechura mental raya en el cretinismo, es uno de los amigos más cercanos a Lydon; tan cercano es que le ha otorgado el cariñoso mote de “Sid Vicious”, el hámster que los Lydon tienen por mascota. Por otra parte no se pierde una actuación de los Pistols, y ese detalle agrada a McLaren, que apoya la decisión de ficharlo. Poco después define así a la pareja: “Si Rotten es la voz del punk, Vicious es la actitud”. Y tenía toda la razón, porque si hemos de ponerle nombre a quien haya inventado esa sucesión de saltos enloquecidos arriba, abajo y a los lados llamada “pogo”, la leyenda dice que fue Sid. Por otra parte resulta evidente que su categoría técnica es lo de menos, ya que ni siquiera sabía tocar el bajo cuando ingresó en la banda, aunque sus defensores dicen que se puso a ensayar como un loco y pronto consiguió una cierta soltura. Más o menos sería la misma soltura que había demostrado como cantante, saxofonista y batería en grupillos anteriores: algunas lenguas viperinas afirman que en muchas actuaciones de los Pistols estaba desenchufado y había un roadie tras el escenario tocando su parte sin que él se enterase. Parece increíble que un músico no se dé cuenta de que lo están doblando, pero tal vez con el “estado anímico” en el que Sid solía vivir no fuese muy difícil ocultárselo. Es una práctica bastante más frecuente de lo que muchos fans sospechan (en bandas de antes, de esa época y de ahora), pero al parecer a él no se atrevían a decírselo porque temían su reacción. Simplemente, de lo que se trataba es de que se sintiese a gusto en su nuevo rol de estrella del pop.
La primavera del 77 se anuncia movidita: a principios de Marzo fichan por A&M, graban “God save the Queen” y son expulsados seis días después de haber firmado. También para ese incidente hay versiones alternativas, y la más común es que fue inducido voluntariamente por McLaren y el grupo para repetir la jugada de cobrar dinero por la rescisión y aumentar su fama de malotes: su entrada triunfal en el edificio del sello para firmar el contrato, medio borrachos, fue seguido por una actuación estelar de Sid destrozando el cuarto de baño, cortándose un pie y llenando de sangre el despacho mientras Lydon se dedicaba a soltar barbaridades ante el personal; poco después, en una actuación, amenazaba de muerte a un miembro del staff del sello. En consecuencia se destruyeron los singles que ya estaban preparados para la distribución y el grupo se marchó de A&M. Así, con la que sería su canción estrella sin ser publicada aún pero con la publicidad ya hecha (su famosa llegada en Rolls Royce frente a Buckingham Palace y por supuesto un montón de periodistas esperándolos), McLaren busca un nuevo sello y consigue interesar a Richard Branson, de Virgin, que publica el single para el que Jamie Reid elabora la ya legendaria portada de la Reina que se ha convertido en un fetiche del arte gráfico. Hay que recordar que precisamente 1977 es el año del Silver Jubilee, es decir, las bodas de plata de la reina Isabel con la Corona: McLaren y la banda provechan para dar “una fiesta en su honor”, un concierto sobre una barcaza en el Támesis frente al Parlamento pocos días después de publicar el single, cuando ya era un éxito de ventas. Como era de esperar, el concierto es interrumpido por la llegada de la Policía, que arresta a gran parte del séquito: acaban de conseguir un número 1 sin necesidad de las radios convencionales.
“Dios salve a la Reina / No es un ser humano”. Esta es una de las muchas lindezas que contiene la que probablemente sea la canción más famosa en la historia del punk (por lo menos). Y luego dicen que la Monarquía no tiene utilidad… Por otra parte, con ese "mensaje" de tipo político, o social, se convierten (sin quererlo) en guía para las bandas que consideren el movimiento punk como algo radical, “auténtico”; también serán, por qué no decirlo, las más aburridas: el punk es otra cosa. Su éxito fue inmediato, y las ventas demostraban que había alcanzado el número uno aunque algunas revistas llegaron a declarar “desierta” esa posición y otras los colocaban en el 2 intercambiándolos con su seguidor más próximo. Asentados ya en el negocio, el paso siguiente es publicar un disco grande, que se completa en otoño: la mayor parte de las líneas de bajo fueron a cargo de Jones, ya que la incompetencia de Sid era manifiesta a ojos de sus propios compañeros y además -“afortunadamente”, según el propio Jones- sufrió una hepatitis causada por su afición a las jeringuillas que lo dejó fuera de combate por un tiempo. “Never mind the bollocks” fue número uno casi inmediato, a pesar de que las grandes cadenas de tiendas le hicieron el boicot aunque solo fuese por el título. Para mi gusto sus dos mejores canciones son las de los singles precedentes junto con “Pretty vacant” o “No feelings”, que ya suenan más cercanas al rock de la escuela clásica; pero en conjunto estamos ante uno de esos discos cuya valoración resulta difícil porque su influjo trasciende lo puramente musical. Como algunos otros de los que han hecho historia, por cierto.
Y a partir de ahí comienza el proceso de autodestrucción entre broncas, boicots y “problemas de salud”, especialmente de Sid. La historia termina en Enero del 78, cuando Lydon decide tirar la toalla; seguirá una pasable carrera en solitario bajo las siglas de Public Image Ltd. Jones y Cook son convencidos por McLaren para grabar en Brasil bajo el nombre de los Pistols una canción junto a Ronnie Biggs (el famoso asaltante del tren de Glasgow que la policía británica no había conseguido cazar aún); luego crearon The Professionals, banda de sonido bastante más “domesticado” pero solvente, con la que aguantaron tres años (Matclock había formado los Rich Kids poco antes). Los tres han estado en el negocio todo este tiempo, en unas agrupaciones u otras. Y la vida de Sid duró un año más, entre esperpentos y aquelarres que incluyen el asesinato de su novia Nancy Spungen, otra como él. Por supuesto hubo y seguirá habiendo decenas de recopilatorios, grabaciones piratas, libros, películas, documentales televisivos y todo lo que la industria pueda llegar a imaginar para sacarle el dinero a los frikis, pero salvo que se sea de esa condición yo recomendaría tan solo su único disco grande (en todos los sentidos): no hace falta más. Ni menos.
Vivir rápido y dejar un bonito cadáver era la idea. Los Pixtols tienen más interés como los que dieron el pistoletazo de salida que por sus logros. Según cuentas, su historia caótica a su vez estaba comercialmente organizada, buen ejemplo del cinismo del asunto.
ResponderEliminarPor cierto, la reina sigue en su trono tan ricamente, igual que en otros lares.
Sí, la rapidez era parte de la consigna; y el cinismo, también. Pero lo realmente importante es lo otro, ese primer paso que abrió la puerta a los demás y que sobre todo cambió la orientación de una música popular que estaba ensimismada.
EliminarY por supuesto la monarquía es muy resistente. No creo yo que cuatro pelagatos lleguen a acabar nunca con alguna de ellas.
Nada, que no paso por el carro. Qué alguien tenga "bollocks" para compararme la portada del "Never Mind..." con el "Land Speed Record" de los Dü, o el "Fresh Fruit for Rotting Vegatables" de los D.K., por no hablar de la sima musical entre las mencionadas bandas americanas y esos otros maleantes.
ResponderEliminar¡Ya´basta de tanto mocoso!
Saludos,
JdG
Hombre, es que se trata de dos estilos distintos, es justo la diferencia entre punk y hardcore. A mí no me gusta ni la portada de los Pistols ni las otras dos, pero en cualqueir caso la primera es más infantil -o sea,más poppie- y las otras son más oscuras, más retorcidas -más cercanas al rock angustiado e hiriente de unos Stooges, por ejemplo.
EliminarLa "sima musical", en consecuencia, también es opinable dependiendo de los gustos de cada uno: yo prefiero el punk como origen de todo lo que vino luego -y no a los Pistols precisamente- que el hardcore, que no va con mi carácter. Pero ya digo, ahí entramos en elterreno de los gustos.
No me los creo, no me creo que nada relacionado con los Sex Pistols no fuera programado por una agencia de publicidad o de marketing. Como mucho la última fase con el asesinato de Nancy Spungen pero eso fue alimentado por los tipos que crearon a la bestia. El final estaba programado y fueescrito mucho antes, el grupo escarapate del punk tenía que terminar de forma abrupta y brutal. Lo consiguieron, caray que lo consiguieron.
ResponderEliminarSaludos
Tampoco yo me lo creo, herr doktor, pero al menos hay que reconocerles una cosa: nunca negaron que lo suyo era la pasta. Es más, incluso hacían alarde de ello. En ese sentido al menos fueron consecuentes, y por otra parte pronto desaparecieron, cuando podrían haber exprimido el asunto un año o dos más.
ResponderEliminarBuenas.
El disco este de los Pistols, es el "Histórico" del "Punk", al igual que el primero de los "Ramones", sin duda alguna me quedo con el de los americanos, aunque ya sé que discreparemos.
ResponderEliminarMe paso a los blogs de los coleguis, que ya llevo retraso. ¡Que vida mas estresante!
Saludotes
Jose
Esa es la principal aportación, el carácter histórico del disco, y cuatro o cinco buenas canciones. En cuanto a los Ramones, no te creas que tengo muy claro cuál de los dos prefiero. De todos modos, me pasa un poco como con los Pistols: reconozco su importancia, y hay unas cuantas canciones suyas que me gustan, pero me acaban cansando...
ResponderEliminarCuidado con el estrés, que no no es buena cosa. Saludos mil.