lunes, 13 de noviembre de 2017

1976/77 (X)


Entre la efervescencia de bandas que surgen al calor de la nueva ola, se presentan también algunos solistas que en su mayoría proceden del circuito de pubs. Y de entre ellos destaca un músico que muy pronto será personaje fundamental en la historia del pop británico: Elvis Costello. Hasta cierto punto podemos considerarlo como una alternativa “solitaria” a los Jam, es decir, un revivalista como ellos tanto en su música como en su aspecto; sin embargo la escuela de Costello es claramente yanqui, asentada sobre el rock and roll blanco y el pop en sus múltiples variedades: que se haga llamar “Elvis” y que su aspecto, con esas gafas, sea tan cercano al de Buddy Holly no necesita más explicaciones, ¿verdad? 

Declan MacManus es hijo de un músico de jazz y una señora de Liverpool que por su trabajo en tiendas de discos solía llevar material a casa, así que sus antecedentes son inmejorables. Nace en Londres en el 54, pero sus padres se divorcian cuando tiene dieciséis años y se va a vivir con su madre a Birkenhead (frente a Liverpool); en el 74 vuelve a la capital y combina el trabajo en unos cuantos empleos de lo más variado con su verdadera afición: había comenzado con un dúo de folk en el Merseyside, pero en Londres se pasa al pub rock. En ese sector, más tarde o más temprano tenía que coincidir con Brinsley Schwarz (llegó a ser roadie del grupo) y por lo tanto con Nick Lowe; este le anima a seguir componiendo canciones que reune en una demo y hace llegar a Jake Riviera, ya conocido aquí por ser uno de los jefazos de la naciente Stiff Records. El señor Riviera sabe que un nombre eufónico es fundamental en este negocio (de hecho, su nombre real es Andrew Jakeman), y Declan ya usaba el apellido artístico “Costello” desde tiempo antes (su padre había grabado una versión de los Beatles en el 70 bajo el nombre de Day Costello, apellido de su abuela italiana); su nuevo empleador le convence de que si a un Costello se le coloca un Elvis delante la mezcla resulta imbatible, y Declan asiente. 

Para entonces -principios del 77- el “nuevo” Elvis ya tiene una veteranía tanto artística como vital (está casado y tiene un hijo) que lo hace parecer mayor: con un carácter fuerte, una marcada voluntad de trabajo y una personalidad un tanto melancólica que lo está aficionando demasiado al alcohol, no es extraño que gran parte de sus letras sean mucho más adultas que las de la mayoría de sus compañeros de profesión. Dijo una vez que las únicas emociones que podía entender eran la venganza y la culpa; tal vez exagerase un poco, pero sí es verdad que muy raras veces se le ve una sonrisa abierta (también dijo que él no podía pertenecer al mundo punk, ya que los Pistols o los Clash solían tocar a medianoche, y él a esas horas estaba en casa con su mujer y su hijo). Aun así, no carece del sentido del humor que redondea el perfil: su aspecto de músico de los años 50, con esos trajes que parecen de segunda mano, y la mayor parte de sus vídeos en los que lo vemos hacer sus famosos movimientos casi espasmódicos, nos muestran a un personaje muy interesante, con muchas facetas distintas y tal vez complementarias. Y sabe reivindicarse: por dos veces le gana un pulso a su sello, que inicialmente pretendía utilizarlo como simple letrista para Dave Edmunds y que luego intentó que su primer disco fuera compartido junto a Wreckless Eric (que no tiene su talla ni de lejos). 

De todos modos Stiff no está para muchos dispendios y le asigna como músicos acompañantes a varios miembros de Clover, una banda de country rock yanqui que suele pasar largas temporadas en la Isla y que no podrán ser citados en la cubierta del disco por razones contractuales (pertenecen a Fantasy). Tras unas cuantas horas a ratos libres y con un coste total de dos mil libras, el trabajo queda hecho: a finales de abril llega su carta de presentación, un single cuya cara A es “Less tan zero”; dejando aparte la letra (un agrio sentimiento tras haber visto en la televisión una entrevista con Oswald Mosley, líder de los fascistas británicos), la línea musical es un curioso cruce entre reggae y pop que será una de las señas de distinción de Elvis en sus primeros años. En pleno verano se publica el primer disco grande: “My aim is true”, una de las grandes delicias de aquel año tan intenso. Nick Lowe ya es el productor estrella de Stiff y por supuesto lo será también de los primeros discos de Elvis, por la misma razón que lo es de los Damned, por su certera visión del pop actual. Años antes, como integrante de los Kippington Lodge, tuvo que ver cómo las canciones de aquel grupo se iban hundiendo una tras otra ante la indiferencia general, y aunque gracias a este resurgir como técnico conseguirá grabar algunos discos a su nombre tampoco tendrá grandes ventas; sin embargo, con el paso del tiempo ha llegado a ser uno de los nombres más respetados del negocio (aunque quizá más entre los yanquis que entre los isleños, lo cual también es lógico teniendo en cuenta sus tendencias a partir de los años 80). 

“My aim is true” se convirtió en un clásico muy pronto, a pesar de no conseguir unas ventas brillantes (en parte por esa reducida exposición al público nocturno: recuerden, es un padre de familia). Al igual que los primeros discos de los Jam, el sonido es limpio, tan sencillo como brillante, y las canciones son cortas y directas. Su arranque con “Welcome to the working week”, de notas tan marcadas, es ya el mejor resumen para todo lo que viene luego, un espléndido equilibrio entre las piezas rítmicas, contagiosas como la sucesión de “Miracle man”, “No dancing” y “Blame it on Cain” y los momentos de dulzura nostálgica como ese diamante titulado “Alison”, el contrapunto perfecto a todo lo anterior y lo que venga luego (incluyendo la sideral “I’m not angry”, de lo más contundente del disco). Y al terminar de escucharlo puede que nos quedemos con la sensación de que tal vez algunos ritmos nos suenen -sin saber de qué-, pero el conjunto es sorprendentemente moderno e intemporal al mismo tiempo. Es lo que algunos llaman una “obra de autor”, intensa, plena, tal vez beneficiada por la época en la que se publicó pero sin deberle nada a nadie. 

Como decía antes, Elvis también sabe reivindicarse: después de unos meses en los que ningún sello yanqui muestra interés en adquirir los derechos para lanzar el disco allá, nuestro amigo se entera de que hay una reunión de ejecutivos de la CBS en Londres y se presenta con sus músicos a las puertas del edificio, donde comienzan a tocar hasta que son disueltos por la policía. Pero lo ha conseguido: CBS se da por aludida y lo publica a través de Columbia, aunque sin gastar mucho en publicidad; en esas circunstancias, un top 40 es casi un éxito. Tal vez dos o tres buenas críticas y el boca a boca hayan hecho el milagro, pero Elvis ya está dentro del negocio; así que nos mantendremos atentos, porque una obra como “My aim is true” merece que le demos toda nuestra confianza para el futuro. 




12 comentarios:

  1. Lo comentas en el transcurso del texto, ese Costello al que pretenden asignar el papel de letrista de Dave Edmunds, da de lleno en el clavo de lo que para mí representa este genio, el mejor poeta musical inglés de las últimas décadas. Sus textos, desde sus mismos inicios hasta la actualidad, son una inmejorable expresión de alta literatura y rock. Y si además unimos su primera chispa, su frescura interpretativa, la invitación que ofrece a sus oyentes para gozar orgánicamente de su música, independientemente del estado en que se encuentre, hacen de su figura un artista único, imprescindible para entender la mejor música rock de las últimas décadas.
    Una lanza a favor del texto, también, por mencionar a otros artistas y bandas que parecen haber quedado en el olvido, desde el mismo Dave Edmunds hasta Wreckless Eric, Brinsley Scwarz, Clover y Kippington Lodge.
    Saludos,
    JdG

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    1. Costello viene siendo un mundo en sí mismo, como suele pasarle a los grandes letristas. Pero además él siempre tuvo una altura musical que ya es más difícil de ver en ese tipo de artistas: juntar en una sola persona una buena letra y una buena música es gracia de muy pocos.

      En cuanto a esos otros personajes como Edmunds y compañía, es la servidumbre de lo que suele llamarse "pub rock": mucha empatía pero poco brillo. Dentro de poco tendremos aquí a un grupo que simboliza muy bien esadualidad.

      Saludos mil

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  2. Hola rick:
    Cuantas veces en los pubs escuchando música he comentado que me gustaba una canción sin saber que el que sonaba era Elvis Costello.
    Me gusta este tipo y creo que merecería la pena darle un repaso a sus discos.

    Antoni.

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    1. Muy buenas, Antoni. Costello tiene unas cuantas canciones memorables, que además se vendieron bastante bien incluso aquí. Si vas a darle un repaso y por no agobiar, te recomiendo fervientemente por lo menos sus dos primeros discos (y el segundo es tan bueno o incluso mejor que el primero).

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  3. Hola Rick:
    Estamos en racha. Uno de mis músicos favoritos de la época, tengo todos los primeros Lp,s, que me parecen todos magníficos. Tambien rendir homenaje al sello Stiff por su buen hacer y su apuesta por la frescura en la música, cosa que sin duda consiguieron.
    Saludos
    Jose

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    1. Hola, José. Totalmente de acuerdo, y sobre todo los dos primeros, como le digo a Antoni. Luego ya en los 80 se va haciendo un poco más denso -aburrido a veces- pero siempre tratando de evolucionar. Y eso no es tan frecuente como debería.

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  4. Sin duda llamándose Declan MacManus no sé puede llegar muy lejos en el mundo musical pero es que además Costello es un tipo de una solidez musical tremenda a lo largo del tiempo aparte de ser un gran letrista. Incluso recientemente ha demostrado como su estilo se ha sabido impregnar de ese toque Nueva Orleans que le es tan propicio.
    Aquí con el desaparecido Allen Toussaint en la serie Treme:
    https://youtu.be/qog_bAjYuS0

    Salud

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    1. Sí, lo del nombre era insalvable. Y sobre su querencia Nueva Orleans, es parte de esa tendencia por la evolución de la que hablaba antes: tiene mérito que un músico que comenzó basándose casi en su totalidad en las raíces blancas, haya ido cambiando de perspectiva y ahora se encuentre en las antípodas del asunto. Pero además, por elmedio ha ido haciendo de todo, y seguro que seguirá sorprendiéndonos. Sus discos serán mejores o peores, pero siembre buscan la novedad.

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  5. Pues aquí tengo que reconocer mi casi absoluta ignorancia, pues le conozco de nombre y habré oido cosas suyas pero no me consta. Me apunto el dico a ver qué tal.

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    1. Pues es curioso, Chafardero, porque yo te creía fan del señor Costello: teniendo en cuenta tus tendencias musiqueras, yo creo que al menos en sus primeros discos te va como anillo al dedo. Prueba, ya verás.

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  6. También yo caí en las garras de Costello con ese “My aim is true”. Un tipo con mucho "recorrido". A mí me gustan especialmente sus primeros discos, que son los que me parece que destilaban frescura y espontaneidad. Luego ha hecho de todo, que para eso tiene muchos recursos el chaval.

    Saludosssssssssssss

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    1. Desde luego, los mejores son los primeros (como pasa con casi todo el mundo, claro). Y aunque luego se hizo bastante más previsible, incluso en sus discos más mediocres hay por lo menos unos arreglos y una profesionalidad muy grande que lo van salvando. No se puede pedir más, cuando empieza la decadencia.

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