lunes, 26 de noviembre de 2018

1978/79 (XIII)


Dire Straits, en efecto. Ellos son la lápida que cierra la tumba del pub rock, y lo hacen con la majestuosidad que se merecía. Porque sin negar que estamos ante un género menor, también es cierto que su importancia trasciende lo puramente musical para convertirse en una pauta, en una actitud que abrió el camino a la “revolución proletaria” que en cierto sentido es el punk. Y los Straits, por naturaleza y por aquel primer disco que los lanzó a la fama, son el perfecto equilibrio entre unos y otros. Luego, en poco tiempo, se fueron transformando hasta convertirse en otra banda dinosaurio, justo lo contrario de lo que habían representado en sus inicios; pero como es norma aquí, nosotros nos quedaremos con la parte dulce de la historia. 

Como suele suceder con este tipo de personajes, casi todos andan ya entre la juventud y la madurez. Mark Knopfler bordea los treinta años cuando los Straits comienzan a ser populares; en la década anterior, cuando aún vivía en Escocia, había estado estudiando el manejo de la guitarra y la armónica (su admiración por Dylan es proverbial) mientras iba cogiendo soltura en unos cuantos grupillos de estilos diversos, desde el country hasta el blues. Pero además de esos instrumentos, y el violín, e incluso el saxo, es también aficionado al periodismo y a la escritura en general, así que compagina unos estudios con otros y durante más de dos años trabajará como comentarista musical -becario, más bien- hasta principios de otoño del 70: “Llegó el editor y me dijo que se había muerto un tal Jimmy Henderson, o Hendrix, o algo así, y que por lo visto había mucha gente bastante afectada por el asunto. Me encargó que si lo conocía hiciese un artículo sobre el fulano ese. Escribí algo, no recuerdo qué; luego me emborraché y dejé el periodismo musical”. Poco después comienza estudios de Filología Inglesa en Leeds y en 1973 baja a Londres; allí participa con Brewers Droop (una pequeña banda de pub rock) en la grabación de su segundo disco -que no se publicará hasta unos años después, al rebufo de la fama de los Straits-, alterna ese trabajo con el de lector en un colegio de Essex y sigue perfeccionando su técnica con otros cuantos grupos sin memoria. En suma, es un trayecto agotador. Y mal remunerado. 

Su hermano pequeño David, que también domina varios instrumentos y se ha curtido en minúsculas agrupaciones folkies, decidió establecerse en Londres poco después; allí sobrevive como trabajador social y comparte piso con John Illsley, natural de Leicester, de la misma edad que Mark y también universitario (Sociología), aunque le gustaría dedicarse plenamente a su gran afición: el bajo. David trae a vivir al piso a su hermano Mark, un tanto alicaído por su situación de reciente divorciado, y ya tenemos a la sección de cuerdas reunida (David será el rítmica). De vez en cuando consiguen algunas actuaciones en pubs del sur de Londres; un día, en una sesión de grabación fallida, Mark se encuentra con Pick Withers, un batería profesional con más de diez años de trabajo encima, y llegan a la conclusión de que podría ser interesante organizar un grupo. Los primeros meses de 1977 fueron de verdadera indigencia, llegando a ensayar en el piso porque no tenían ningún otro lugar a mano, así que el nombre de Dire Straits que les adjudica un colega de Withers les queda como anillo al dedo. Poco a poco, sin un manager siquiera, consiguieron algunas actuaciones en pubs y locales pequeños a los que se desplazaban en autobús, y en verano, con una maqueta grabada, suenan por primera vez en la BBC. Para entonces ya consiguen tener dos o tres comidas regulares al día. 

Lo primero que llama la atención de ese grupo es, sobre el perfecto engranaje entre sus músicos (lo que denota una categoría técnica a juego con la edad), el gran dominio de las cuerdas que ejerce Mark Knopfler con su Stratocaster. Luego nos enteramos de que en realidad es zurdo, pero nadie lo hubiera dicho porque siempre lo vemos tocar como un diestro. Y menudo diestro: sin púa, con ese casi rasgueo que parece acariciar las cuerdas con las yemas de los dedos y le da un sonido que ningún pedal puede conseguir. Luego está esa habilidad que tiene para componer canciones en teoría tan sencillas como su digitación pero tan directas, tan redondas; y por último, esa vocación literaria suya que le permite escribir algunas letras de verdadera categoría. La suma de todos estos factores teóricamente juega a la contra en una época en la que el punk es casi la norma, y desde luego los Straits de punk no tienen nada; pero su carácter de pub band les ayuda a sobrevivir en un pequeño circuito hasta que lleguen tiempos mejores. 

Esos tiempos llegan poco después: a finales de 1977, con un apoyo creciente de la BBC, Phonogram los ficha y los asigna al subsello Vertigo. Esa marca, tan brillante en los primeros años 70, anda un poco alicaída últimamente y sus finanzas son escasas; pero a cambio no hay una dirección clara, la mayoría de sus fichajes tiene bastante libertad y para redondear el asunto su productor será Muff Winwood (el hermano de Steve), que se está ganando una envidiable categoría como tal. Durante tres semanas, en Febrero del 78, se graba material suficiente para un Lp casi de bajo presupuesto y del cual se lanza un single en Mayo: “Sultans of swing”. No, no es un éxito: una melodía tan inesperada como esa en un tiempo como aquel pilló a la clientela un poco despistada, a pesar de que buena parte de la prensa y algunos Dj de la BBC la ponen por las nubes. Sin embargo esas grabaciones llegan a oídos de la Warner en Estados Unidos, y aunque tardarán unos meses en publicarlas ya consiguen que Phonogram se tome en serio el asunto. 

En otoño sale el disco grande a la venta; y ahí la situación ya es otra, porque en poco tiempo se convierte en top 5 en medio mundo. Curiosamente la guinda del pastel es la reedición, ya en 1979, de “Sultans of swing”; los Straits, a mediados de ese año, son el grupo de moda en los mercados occidentales. Y lo han conseguido al estilo tradicional, con los ritmos yanquis de toda la vida, con ese cruce entre folk, blues y country en los que se nota la clarísima influencia de Dylan y J.J. Cale en el modo de cantar y componer de Knopfler. Especialmente la estructura musical de Cale es patente en canciones como “Southbound again” o “Water of love”, que casi parecen homenajes al maestro. Y de “Sultans of swing” creo que a estas alturas ya no hay nada que añadir; con el paso de los años, como muchas otras clásicas, a veces acaba haciéndose cansina por la reiterada exposición en las radiofórmulas, pero eso no es culpa suya. Sigo pensando que es una de las canciones más emocionantes en la historia de la música de la época, con esa engañosa sencillez (tanto en la letra como en la música, porque ambas son un todo único) que solo las grandes obras consiguen. 

Y luego, claro, llegó el exceso: su segundo disco, ya más controlado por Warner que por Phonogram, tiene un sonido parecido al anterior pero con un claro toque comercial, más facilón, y de ahí en adelante ya todo fue ganar mucho dinero hasta el fin de la banda; que tuvo sus momentos novelescos como la separación de los hermanos Knopfler a principios de los 80, por la incomodidad de David ante el casi absoluto protagonismo de Mark, quien, según se dice, controlaba el grupo con mentalidad prusiana. Bueno, eso es asunto suyo. Yo dejé de seguirlos más o menos por esa época, aunque de vez en cuando me aventuraba a escuchar alguno de sus discos nuevos “por si acaso”, y no, nunca volvieron a ser “mis” Straits. Lo normal, vamos. En cualquier caso, han dejado para la historia como mínimo aquel primer disco deslumbrante que debería ser materia obligatoria para cualquier chaval que quiera dedicarse a esto: moda es lo que pasa de moda, clásico lo que permanece. 





18 comentarios:

  1. Hola Rick:
    ¡El primero, toma ya!.
    Aunque no he sido muy seguidor de este grupo, siempe los he oido con mucho agrado y esa guitarra era de las que me gustaban, creo que fué la última brisa de aire fresco del panorama británico,antes de que empezaran los sonidos mas oscuros.
    Por cieto, discrepo, a mi los Sultanes del swin nunca se me ha hecho cansina.
    Hasta luego, bocadillo de chorizo y pl recreo.
    Jose

    PD. cambia la hora del reloj de al lado, que me acaba de dar un susto

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    1. Hola, José. Cambiada la hora.

      Yo tampoco los seguí mucho, y solo me quedé con sus dos primeros discos, así que en realidad esta entrada es un homenaje a ellos como fenómeno de finales de la década y a su primer disco. Y "Sultans of swing" ya digo que no tiene la culpa de hacerse cansina: los cansinos son los señores de las radiofórmulas, que cogen las clásicas y las ponen todo el día. Si tuviesen un poquitomás de variedad no pasaría eso.

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  2. Hola:
    Coincido con Jose, yo tampoco me canso de escuchar Sultans of Swing. Termino de hacerlo otra vez y de nuevo una sensación placentera me invade el cuerpo y me causa alegría, la misma que sentía cuando era un chaval de diecisiete años. Pienso que es uno de los mejores temas de la historia y además, todo el álbum en conjunto es una obra maestra sin desperdicio, de obligada escucha para las generaciones presentes y venideras.
    Me ha encantado leer tu artículo.

    Antoni.

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    1. Ya digo, la culpa es de las radios. Hay otras canciones, como la escaler a al cielo de los zepelines, o "Layla" de Clapton y algunas más que se acaban haciendo endémicas, siendo grandes canciones. Solo hay que dejar pasar unos meses de abstinencia y asunto areglado.

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  3. A mí me gustaban, sin más, pero la fiebre que le entró a la peña con ellos hizo que me saturara. Tienes razón en lo de Sultans of swing, es un gran tema, marcó toda una época, aunque ahora se me antoja un poco demodé.

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    1. No es demodé sino intemporal, clásica. Puestos a definirla comop pasada de moda, entonces ya lo era cuando se publicó, en plena época punk. Va contra corriente porque tiene la categoría necesaria para estar por encima de las modas, esa es la cuestión.

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  4. Pues ando últimamente escuchando a Knopfler actuando junto a Dylan en su etapa cristiano-gospel de "Slow Train", el posterior "Infidels" y en el "Bootleg Series nº 14" ("Trouble No More"), o sea, que tengo su guitarra reciente, aunque no sea en sus propias grabaciones discográficas. Estoy de acuerdo. Su primer Lp es asignatura obligada, el segundo también vale. Fueron un golpe de aire fresco en una época en la que, aparentemente, su sonido no estaba mucho en la onda. Del "Sultans Of Swings" creo haberlo escuchado en todas las condiciones y situaciones humanas posibles, de tanto haberlo hecho..., y no me canso de hacerlo.
    Debo reconocer que no me esperaba a este grupo como colofón de los capítulos dedicados al pub-rock.
    Saludos,
    JdG

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    1. Bueno, esa época posterior de Knopfler ya me resulta un poco "formal de más", por decirlo así, aunque no le quito su mérito. En cuanto a usar los Straits como colofón creo que es de justicia, porque su origen está precisamente en ese ambiente y son los únicos que consiguen llegar al estrellato; o sea, que trascienden de la masa de grupos de ese estilo y lo subliman. Pero en fin, eso también es cuestión de gustos.

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  5. Me gustaría saber cuando un grupo se convierte en dinosaurio y que pueden hacer ellos al respecto cuando es el lugar en el que te colocan los demás por mucho que tú quieras ir por otro lado.
    A mí me gusta más el concepto anglicista de Adult Contemporary Music aplicado a este grupo quizás su pesar y teniendo en cuenta su calidad al menos en aquellos primeros discos.

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    1. Un grupo se convierte en dinosaurio cuando su estilo musical se va "inflando" para hacerlo más asequible a las grandes masas. En ese sentido, la evoución de los Strais desde el primero hasta el tercer disco es de manual, y a partir de ahí ya solo se necesita la inercia. El término de "Adult contemporary music", que a mí me parece pura y simplemente una actualización del obsoleto AOR, se está utilizando básicamente para las pasteladas, pero tal vez los últimos discos de los Straits sean exactamente eso y les cuadre el término. Quién sabe.

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  6. Está claro que Sultans of Swing es un temazo pero en parte coincido con Mr. chafardero que escuchandolo hoy en dia parece algo pasado de moda. Habria que preguntar a las nuevas generaciones para tener una visión mas objetiva. Por otro lado, el tema en cuestion es un clásico y los clásicos estan por encima de etiquetas y de la moda... por eso son clásicos. Temazo en cualquier caso, cuando salió el disco, hoy y siempre.

    Hubo una época en que los Dire Straits eran uno de mis grupos preferidos pero curiosamente llegué a devorar toda su discografia excepto su debut discografico, a pesar de incluir el Sultans. No sé porque nunca presté atención a este disco. Pero escuchandolo ahora la verdad es que me parece un discazo, todas las canciones son muy buenas.

    Nunca imaginé que este disco fuera el elegido como top del pub rock. Mira que esta semana he imaginado posibles discos candidatos pero mejor no te los digo porque me suspendes directamente y voy a septiembre.

    Saludos

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    1. Entre las nuevas generaciones, como entre las viejas, habrá clasicistas y modernistas. Por lo tanto, la cuestión no habrá cambiado mucho desde entonces: ya en el 78 había gente que decía que este disco estaba pasado de moda. Por eso remato la entrada con la frase sobre lo clásico y lo moderno.

      Tampoco digo exactamente que este sea el top del pub rock, sino más bien que los Straits -estos primeros Straits- son, por decirlo así, la sublimación de un estilo, o si quieres de un modo de vivir el ambiente musical. ¿Cuál es "el mejor" disco de pub rock? Pues honradamente, no tengo ni idea. Ni de punk, ni de rock en general, ni de pop...

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  7. No he sido yo tampoco muy seguidor de Dire Straits. El primer disco si que lo ponía en el bar con frecuencia. Era muy indicado para crear ese ambiente de pub del que hablas. La técnica de Mark Knopfler tocando sin púa la Stratocaster me parece muy buena. Y si que se notan las influencias de Dylan y sobre todo de J.J. Cale.

    Saludosssssssssss

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    1. Ahí. Ese es el punto, el ambiente que crea. Fuera de épocas y de modas. Y ese poder solo está al alcance de los grandes discos: ¿a alguien le importa de qué año es el doble blanco de los Beatles o el "Quadrophenia" de los Who, por poner dos ejemplos?

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  8. Una gozada leerle con ese temazo de fondo, mr. Rick. Desconocía toda esa historia, la formación del grupo, etc. que ha narrado ud. tan bien. Como en el blog de su paseante alter ego ya hablamos en cierta ocasión de este grupo, intentaré con aburrirle con lo mismo. Solo decir que, aunque por aquí deambulemos aficionados a la música de todo pelaje, la diferencia de edad y dedicación se nota especialmente a la hora de hablar de grupos como éste. Alguien como yo, con algunos años menos que usted o alguno de los presentes, nota enseguida sus propias costuras. Para ver claramente a Cale o Dylan en los Straits hay que haberlos vivido en su época. Yo me topé con ellos, como tanta gente de mi edad, a través de mi padre, y para entonces los Straits ya habían hecho todo su recorrido, con lo que no hay desengaño posible. A pesar de ello, yo también me quedo sobre todo con el primer álbum y sobre todo con los Sultanes del Swing. Es verdad, ya sobra decir, que ha sido muy sobreexpuesta, pero a pesar de ello me sigue pareciendo una gozada, un auténtico brindis al sol del rock'n roll.

    Por cierto, no es casualidad que haya dejado usted esa versión en directo en la pista de audio, a pesar de preferir siempre las versiones de estudio. Será por tratarse de pub rock, o quizás por intentar rescatar la frescura del momento original en que llegó esta canción. Muy buena (la de estudio también).

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    1. Muy buenas, Raúl. Como ves, todo ese rollo lo he empleado para presentar al final un único disco, lo cual suena a derroche. Pero en fin, un día es un día y la ocasión lo merece. En cuantoa percibir las influencias estamos de acuerdo en que primero hay que concerlas, pero nos ha pasado a todos: gracias a comentarios de otros sobre tal o cual grupo los jóvenes descubríamos nombres, influencias de las que no teníamos idea, y nos poníamos a buscar. Eso es lo bueno, saber que estamos ante un arte orgánico, vivo, inacabable.

      En cuanto a la versión que has oido, no es directo: es la primera maqueta que grabaron, la que presentaron a la BBC. Es que poner la de siempre sería un acto de vagancia, ¿no? Y ya habrás visto que los arreglos con respecto a la definitiva son mínimos: esa pieza ya estaba hecha desde el primer día.

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  9. Hombre, pues de acuerdo... a medias (en cuanto a su discografía). Solo habeis mencionado los dos primeros, como si el resto fuera basura comercial. No sé, el On Every Street, un cero. Pero recuerdo que en el 82 le regalé el primer disco a mi hermano (muy progresivo él) y me comentó: qué casualidad! Me acabo de comprar el último de ellos. Lo que me encanta de DS es que dentro de un estilo pub rock, o como le queramos llamar y con un sonido (y una voz) inconfundible, tocan distintos palos. Este Love Over Gold tiene su aire progresivo indiscutible, Making Movies es mucho más pop, pero con una calidad también incuestionable. Y Brothers In Arms con sus criticas negativas por todos lados, combina todo, desde lo más comercial ("Walk Of Life") hasta sus ramalazos prog de la que da el título, con temas como "Your Latest Trick", "So Far Away", "Ride Across The River", "Why Worry" o la archifamosa "Money Forma Nothing" que hacen un muy buen disco.

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  10. Hola, mister Kateto. Quiero aclarar que no tengo nada contra la comercialidad, que muchas veces puede ser necesaria; y desde luego no he llamado ni se me ocurriría nunca llamar "basura comercial" a la producción de los Straits. Lo que digo es que a mí me interesda únicamete el primero, como a otras personas puede que solo les interese el reggae y no el progresivo, por decir algo: hay mucha música por escuchar, no hay tiempo para todo y cada uno prioriza sobre lo que más le interesa.

    Por eso no hago juicios de valor: hablo de "mis" Straits, y digo que YO lo dejé en un momento determinado. Los demás, que hagan lo que quieran. Cada uno es un mundo, y esa es la grandeza de una afición artística.

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