Bajo el punto de vista estrictamente musical, el punk tuvo un gran impacto pero pronto comenzó a decaer. Y eso se debe a que la sencillez de planteamientos es al mismo tiempo su fortaleza y su debilidad: las piezas han de ser contundentes, directas, sin más arreglos que los imprescindibles y de corta duración (menos de tres minutos). Pero claro, eso obliga a buscar una melodía o al menos un estribillo con gancho, porque el punk clásico tiene un componente pop, guste o no a sus fans. Y los músicos que trabajan ese estilo no suelen destacar por sus recursos artísticos, lo cual implica que las bandas nítidamente punkies como los Pistols duraron lo justo; ya hemos visto que los grandes nombres pronto comenzaron a evolucionar. Bien, pues antes de que acabe el año 77 ya está surgiendo una segunda oleada, que inicialmente se inspira sobre los presupuestos de la primera pero cuyo criterio comienza a ser más amplio. Y esos nuevos participantes serán considerados como “afterpunk” a la espera de una nueva remesa de etiquetas, que está al caer: siniestros, cold wave, góticos, etc. Con el tiempo muchos serán rebautizados con alguna de esas vistosas etiquetas, y todos juntos pasarán a formar parte del momento histórico conocido como “post punk”, pero de momento estamos a lo que estamos. Y hoy hemos de vestirnos con nuestras mejores galas para recibir a la reina del afterpunk: la señorita Susan Ballion, más conocida como Siouxsie; quien al frente de sus Banshees nos ha dejado una obra memorable, la primera referencia de lo que en poco tiempo será considerado como onda siniestra, y gótica años después.
Susan es una muchacha cuya infancia fue solitaria, con problemas afectivos y de salud. Su consuelo era la radio y la televisión, y preferentemente el glam rock en su concepto más amplio, desde Bowie o Lou Reed (y la Velvet) hasta T. Rex. Entre esa afición y la de vestirse de actriz con la ropa de su madre, una secretaria que trabajaba la mayor parte del día, la soledad hizo surgir un personaje complicado pero fuerte a quien la llegada del punk dio un sentido pleno: a mediados del 76 y con el nombre de guerra de Siouxsie Sioux ya estaba al frente de una pequeña banda. El año anterior, en una actuación de Roxy Music, se había hecho amiga de Steven Severin (Bailey), que comenzaba a tocar el bajo y será uno de los personales centrales en su carrera; a ellos se les unirá en las escasas actuaciones que protagonicen el guitarrista Marco Pirroni (futuro Models) y un desconocido Sid Vicious, muchacho problemático que por entonces maltrataba la batería. Siouxsie, esos y otros cuantos colegas formaban parte del famoso “Contingente de Bromley”, el principal grupo de fans que tuvieron los Pistols y a quienes solían seguir en sus actuaciones por medio mapa de la Isla e incluso el continente. Su existencia quedó inmortalizada en aquel programa de televisión de Bill Grundy a principios de diciembre en el que ella manifestó su admiración por Grundy; pero él estaba borracho, “entendió mal” y le sugirió un encuentro posterior. La borrachera debía de ser de campeonato, porque atreverse a tal cosa con los Pistols y medio Contingente delante demuestra poca vista, y el lío que se montó tuvo su continuación poco después cuando el Daily Mirror publica el legendario titular “The filth and the fury”, que indudablemente fue el espaldarazo definitivo que necesitaban Rotten y sus socios para darse a conocer en toda la Isla… con un solo single publicado cinco días antes.
Esa relación entre los Pistols y la primera época de Siouxsie fue un beneficio mutuo: en lo musical son su primera referencia vívida, contemporánea, mientras ella a cambio ejerce una influencia estética e incluso de actitud en el mundillo punk tan importante como la del mismísimo Malcolm McLaren. Su imagen era ya popular en media ciudad, con aquellas vestimentas mezcla de gore, fetichismo y sadomaso, su pelo rapado y su discutible gusto por según qué emblemas: la cruz gamada, por ejemplo. McLaren, fascinado por esa imagen, la convence para subir al escenario del Club 100, donde organiza aquel primerizo festival punk con Pistols, Buzzcocks y demás familia; ella no tiene siquiera repertorio y junto a su banda hace una particularísima versión del Padrenuestro en veinte minutos que deja boquiabierto al personal y la consagra definitivamente. Pero con la llegada de 1977 considera que ha llegado también el momento de abandonar su seguidismo sobre los Pistols: esa publicidad de prensa y fans identificándola con ellos, y por lo tanto haciéndola partícipe de la misma consideración (una tropa de filonazis que no saben tocar y cuyas actuaciones son una bronca continua) comienza a cansarle. Se ha ganado un carácter propio, ha madurado y se sabe con más categoría, así que decide crear una banda realmente profesional.
A mediados de 1977 Siouxsie and The Banshees son ya un cuarteto estable: junto a ella y Steven Severin, el guitarra y saxo será John McKay mientras que la batería queda a cargo de Kenny Morris. Antes de que termine ese año se han convertido en una de las principales sensaciones del circuito londinense; pero no tendrán contrato discográfico hasta el verano siguiente, porque algunos sellos les tienen miedo y porque Siouxsie no acepta intromisiones en la dirección musical. Finalmente llegan a un acuerdo con la heroica Polydor, y en Agosto del 78 se lanza el single cuya cara A es una de las primeras clásicas en la historia del afterpunk: “Honk Kong Garden”, que supera cualquier expectativa y se acerca al top 5 porque lo tiene todo: intensidad, ritmo trepidante y perfecta ejecución (esto último es un hecho novedoso, insospechado en una banda supuestamente punk; de nuevo los tiempos están cambiando). La composición de esa pieza figura a nombre de los cuatro, aunque al menos la letra corre a cargo exclusivo de ella: “Hong Kong Garden era un local de comida para llevar, al que yo iba bastante. Y de vez en cuando aparecía una pandilla de skins con la única intención de montar bronca y aterrorizar a los chinos que trabajaban allí. Yo me sentía fatal, me hubiera gustado reventarles la cabeza”. Porque la otrora “filonazi” Siouxsie estaba cambiando de perspectiva: pronto lucirá camisetas con la estrella de David con cierta frecuencia, del mismo modo que su pelo crecerá hasta darle un aspecto igual de siniestro pero suavizándose a tono con su vestimenta, más cercana ya al gótico que al sado.
En Noviembre llega el primer Lp, titulado “The scream” y producido, al igual que el single, por Steve Lillywhite -quien tras descubir a Ultravox y dirigirlos junto a Eno, es ya uno de los emblemas de esta nueva época-. La composición es en su mayoría obra de Siouxsie y Severin, y en comparación con su debut este es un grupo de canciones mucho más densas y oscuras, de sonidos cortantes y afilados, en algunos momentos rozando la angustia (sugerida ya en la portada, que se inspira en “El nadador”, aquella película protagonizada por Burt Lancaster), sin concesiones de ningún tipo a la comercialidad; por eso mismo, porque estamos ante una obra “decisoria”, esta banda pasa a integrar el censo de “los amas o los odias”. Y el dominio de la sección rítmica, de los tiempos, es fundamental en un disco así, con momentos de intensidad como “Jigsaw feeling” o “Mirage” que conviven junto a fuertes contrapuntos como “Overground” o “Relapse” e incluso la fantástica versión de “Helter skelter”, un engarce de pequeñas perlas en las que destaca esa voz subyugante, cautivadora, que también protagoniza momentos en los que se imparte punk rock de doctorado como “Nicotine stain”. Hasta cierto punto este disco es una transmisión de poderes en la que Velvet Underground pueden por fin descansar en paz, y no me extraña que Joy Division estén tomando nota: nunca habrían sido lo mismo sin un aprendizaje que no incluyese a Siouxsie and The Banshees. Una vez más, las listas sorprenden a los propios músicos con un puesto 12 que parece indicar una notable mayoría de edad entre la masa de consumidores. Decididamente, los Pistols son ya cosa de otro tiempo.
Un año después la banda es ya la referencia principal de esta nueva ola siniestra, y “Join hands”, su segundo disco grande, no hace más que confirmarlo. Dejando aparte la temática literaria, que lo aproxima a un trabajo “conceptual” sobre la I Guerra Mundial, o más ampliamente sobre la guerra y sus miserias en abstracto, y aunque tanto el sonido como las estructuras melódicas se hacen más oscuros, resulta evidente que estamos ante una continuación: más o menos perfilados, aquí siguen presentes los aspectos esenciales de “The scream”. Pero ese ambiente angustioso de “Poppy day” (“En los campos de Flandes las amapolas crecen entre las cruces, fila a fila…”) que abre el disco con la campana anunciando un nuevo día de horror, nos prepara y nos fortalece ante cualquier cosa que pueda venir luego; la inquietante belleza de la oscuridad queda plasmada en esa sucesión que integran “Regal zone”, “Placebo effect”, “Icon”… Y el cierre es la recreación de aquel Padrenuestro que había sido su presentación en sociedad y un fetiche en los directos de la banda desde entonces; se hace un poco largo y obsesivo, hubiera quedado mejor en la mitad de tiempo. Pero salvo eso y algún otro momento de excesiva “siniestrez”, este disco es tan bueno o incluso mejor que el primero… para quienes disfrutamos con este tipo de músicas, claro: si Joy Division o los Cure son fans declarados en la Isla, con la misma intensidad lo son en España Parálisis Permanente, Derribos Arias o Alaska. Ya saben ustedes que Dios los cría y ellos se juntan.
Poco después, cuando comienza la gira de promoción del nuevo disco, hay una bronca de bastante calibre que se salda con la marcha de McKay y Morris; el nuevo batería será el ex-Slits Budgie, mientras que el puesto de guitarra queda sin definir de momento. Siouxsie y Severin reclutan a Robert Smith, de los Cure, para cubrir las actuaciones pendientes. La década termina con ese puesto libre, pero no importa mucho: estamos completamente seguros de que Siouxsie and The Banshees tienen cuerda para rato, así que cuando lleguemos a los 80 volverán de las tinieblas a visitarnos.
La verdad es que la música siniestra me gusta, y estos son los mas siniestros de todos los siniestros. Los descubrí tarde, pero si que vuelvo a ellos de vez en cuando
ResponderEliminarkk
Siouxsie y sus amigos son los que "patentaron" el término, y creo que no han sido superados: lo de Joy Division es otro asunto, y los Cure y compañía no llegan a ese nivel ni de coña. En mi opinión, claro.
EliminarConfieso que era seguidor de Siouxsie en su época, en la juventud uno puede tomarse esas licencias siniestras, pero ahora no me interesan para nada.
ResponderEliminarMuy desengañado lo veo a usted, mister Chafardero. Yo en cambio sigo pensando que son de lo mejorcito que ofreció el panorama británico en aquella época, y que aún hoy se mantiene su vigencia. Todo en esta vida va a gustos...
EliminarA mi me han gustado gustado las dos versiones del grupo, la mas siniestra sobre todo pero también la más punkie en algunas de las canciones. Gran descubrimiento esta semana el de estos Siouxise and The Banshees.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu artículo de esta semana.
Saludos y hasta la próxima semana.
Ya digo, son de lo más brillante de aquella época porque, además de tener una formación superior a las bandas punk al uso, tenían inteligencia creativa y originalidad. Y eso es lo que cuenta, a la larga. Me alegro de que los hayas descubierto: hasta mediados de los años 80 creo que te seguirán interesando; luego ya llega la decadencia, como le pasa a todo el mundo.
EliminarSiouxsie es así como la Gran Madre, suprema hacedora de la onda siniestra de allí y de acá. No sé que hubieran hecho los pijos y niños de papá de la llamada Movida, si esta mujer no se lo hubiera currado tanto a finales de los 70.
ResponderEliminarEs un referente de los más destacados de la época, y ese movimiento tuvo mucho intereés en muchas partes: algunos serían pijos y niños de papá(como lo eran los primeros grupos españoles de los años 60 como Brincos o Pekenikes), pero sigo pensando que gente como Derribos Arias o Parálisis Permanente son de lo mejor que tuvimos aquí.
EliminarHola Rick:
ResponderEliminarIncorregible, otra vez tarde, y eso que esta peña me iban bastante al principo, sobre todo el Lp blanco de los soldaditos, que lo tengo desgastado. Aunque decir que son insuperables en la música siniestra esmucho decir, ya hablaremos cuando aparezcan por aquí Joy Division o Cure, que seguro acabarán apareciendo.
Es curioso que en casi todos los capítulos acabo diciendo lo mismo, eso de que al principio me iban bastante y luego loes fui perdiendo el interes, supongo que no será pòr culpa de los músicos, sino mia, que ya miraba para otros lados.
En fín, una banda imprescindible.
Saludotes
Jose
No hay prisa hombre, que Siouxsie ya no se escapa. Yo no sabría decir cuál de los cuatro o cinco primeros discos suyos me gusta más, porque va cambiando de piel poco a poco. De todos modos, insisto en que Joy Division es otro asunto y que los Cure no llegan a su altura.
EliminarY sí, al final van perdiendo interés, como les pasa a todos. Pero Siouxsie por lo menos supo retirarse casi a tiempo, aunque volviese años después.
Saludos mil...
Tranquilo José, voy más retrasao que tú... Empezé a seguirles en su "Juju" y después en "Hyaena". El primero me parece fascinante, una de las mejores obras de aquellos años. Los ví en directo en el Rockola con máxima expectación y lleno a reventar. Mi compañero de concierto optó por perseguir a unas pajaritas despistadas mientras yo luchaba codo a codo por un hueco imposible. Dieron al after/post (o como queramos llamarlo) una nueva visión, más amplia, más rica, más elegante, sin dejar de lado lo siniestro, tan de moda entonces.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
"Juju" es de los discos más brillantes suyos, porque además ahí semarca lanueva pauta que la llevará hacia el siniestro gótico. Y los directos eran tremendos: el doble que se grabó al mismo tiempo que en video es una delicia de principio a fin, tanto en sonido como en imagen. Tenía tablas, esta señorita.
ResponderEliminarCompré “The scream” cuando salió y lo disfruté durante bastante tiempo. Me parece un gran disco. Luego he oído canciones sueltas de distintas épocas, pero no he entrado en profundidad en los cambios que fueron introduciendo en su música. Tendré que darle un repaso un día de estos, ya que parece que merece la pena.
ResponderEliminarSaludosssss
Creo que Siouxsie es una de las referencias más importantes para comprender bien esta época; yo diría que ella, Magazine y Joy Divisaion son la esencia del asunto. Otras bandas como los Cure en cambio me parecen prescindibles. Pero insisto en que es una simple opinión.
ResponderEliminarSaludos mil...