Estos últimos años de la década son radiantes, pero con una marcada exigencia de “compromiso”: la vanguardia, del tipo que sea, parece la única opción, y ya hemos visto que los géneros de baile como el ska duraron poco. Muy pronto, cuando esta efervescencia vaya diluyéndose, la situación será justo la contraria, pero de momento los grupos de tono medio lo tienen complicado; es el caso del pop, que si no lleva añadida la palabra “punk” se desprecia en algunos sectores. Y ese fue el prejuicio contra el que tuvieron que luchar grupos como Squeeze o Fischer-Z, nuestros dos invitados de hoy, que a pesar de su categoría técnica se mantuvieron casi siempre entre dos aguas porque no eran lo suficientemente “raros”. Consiguieron algunos singles de éxito, mezclaban de forma muy inteligente pop y rock con algunos toques de modernidad (sobre todo los Z), pero nunca fueron superventas. Sin embargo el tiempo les ha hecho justicia, algunos de sus discos grandes se venden más ahora que en su época, y llevan encima tantas idas y vueltas como muchos de los que ya nos han visitado.
Squeeze son una banda de pop rock al estilo Badfinger o 10cc, y en consecuencia tuvieron que luchar contra el prejuicio de sonar “anticuados”. Hay que tener en cuenta que este grupo, surgido a mediados de la década, es en esencia la asociación de dos músicos con una gran capacidad compositiva: Chris Difford y Glenn Tilbroock. Difford es el guitarra rítmica y Tilbrook el solista; los dos son además las voces del grupo, y por lo general el primero compone las letras mientras que el segundo se encarga de la música. Durante un tiempo la prensa los llamó “los herederos de Lennon y McCartney”, un halago que ellos agradecían pero con el que nunca se sintieron a gusto porque ese tipo de cumplidos son una carga envenenada y porque sus influencias iban desde Beatles o Kinks hasta Velvet Underground (el nombre del grupo es un homenaje a su último disco, aunque por entonces de Velvet quedaba ya poco). Junto a ellos está el teclista Julian “Jools” Holland, que con 18 años ya era músico de estudio; tras algunos cambios la formación se consolida en 1977 con el veterano batería Gilson Lavis y el bajista Harry Kakoulli. Poco antes habían entrado en BTM, el sello de Miles Copeland (o sea, el hermano del batería de Police), y gracias a él consiguieron que los produjese el mismísimo John Cale; pero finalmente la distribución de “Packet of three”, un EP con tres canciones se demoró hasta mediados de aquel año y bajo otra pequeña marca del mismo Copeland. Ni que decir tiene que la publicidad fue casi inexistente; lo cual es una pena, porque aquí nos encontramos con unos Squeeze primerizos haciendo una mezcla entre rock and roll y new wave muy agradable. Oigan si no este “Cat on a wall” que ocupaba la cara A:
Copeland, en su papel de manager, había conseguido a través de Cale un contrato con el sello A&M, y a finales del 77 ya estaban grabando su primer Lp. Fue una grabación accidentada, ya que hubo problemas entre el grupo y Cale -que no aceptó la mayoría del material, obligándoles a escribir unas cuantas piezas nuevas- y el propio Cale con el sello, que consideró no comerciales los arreglos de algunas canciones y fueron producidas finalmente por el propio grupo. El disco se publicó en la primavera del 78 y, dejando aparte las letras equivocas, casi de tono glam, que Cale les obligó a escribir (“Sois muy blandos, tenéis que mostrar un poco más de músculo”), la música no se ajusta del todo a lo que Squeeze serán en el futuro, así que definitivamente el ex-Velvet no fue una buena elección. Probablemente tampoco lo fue esa portada, tal vez más coherente con el título “Gay guys” que Cale tenía pensado, pero aun así las canciones suenan mejor de lo que podría parecer. De aquellas en las que se nota claramente su influencia, “Sex master”, “The call” o “Get smart” tienen un buen gancho rítmico, mientras que “Bang bang” y “Take me, I’m yours”, las que fueron producidas por el grupo y se publicaron en single, reflejan bastante bien los límites en los que se van a mover a partir de entonces: desde el rock and roll con ingredientes new wave de la primera hasta un estilo cercano al synth pop de la segunda, que nos demuestra su interés por los ritmos electrónicos. Como consecuencia de las adversidades sufridas nadie quedó contento, ni la banda ni el sello, y el disco tuvo pocas ventas. Sin embargo, hoy en día se considera como una de sus mejores obras.
Justo un año después llega “Cool for cats”, que ya refleja mucho mejor la naturaleza del grupo y, sin pasar del top 40, consigue dos número dos en singles: la pieza que le da título y “Up the junction”. Las influencias de los clásicos como Kinks o Badfinger resultan evidentes, pero ellos saben actualizarlas con el uso comedido de todo tipo de teclados y el esfuerzo por sonar con el aroma nuevaolero imperante; lo consiguen a medias (quieran o no, son casi tan clásicos como sus maestros), pero todavía hay mucho aficionado veterano, de los que ya andan en la treintena, que sabe valorar este tipo de música y seguirá siendo su mercado principal. En 1980 llegará “Argybargy”, probablemente el más popular, y a partir de ahí, con su situación consolidada, mantendrán resultados discretos en las listas y un trabajo continuo en directo. En una escucha amplia no se puede negar que llega un momento en que su power pop se hace un poco cansino, pero además de una excelente ejecución casi todos sus discos tienen dos o tres canciones redondas. Y desde luego, para un músico joven que esté comenzando, yo diría que son tan valiosos como los grupos de los que ellos aprendieron.
Fischer-Z tienen algunas similitudes con Squeeze, aunque su época de mayor relevancia no duró mucho porque después de sus primeros tres discos (muy alabados pero de poco éxito) John Watts, su creador y líder, decidió seguir una carrera en solitario que de vez en cuando ha alternado con refundaciones del grupo. Watts, que además de ser compositor canta y es el guitarrista, comienza en el circuito de los pubs mientras estudia psicología e incluso tiene ya trabajo en una clínica; en la universidad conoce a Steve Skolnick, que está aprendiendo a tocar los teclados, y decide asociarse con él. Ambos son aficionados a dos estilos que parecían irreconciliables hasta que Police demostraron que no lo eran: el reggae con un vago tono punk rock. Pero también les interesa la balada electrónica, y en conjunto están más cerca del art pop que de la pura y simple new wave imperante. Junto al bajista David Graham y el batería Steve Liddle queda formado un cuarteto que comienza a girar por los clubs a mediados del 77; en poco tiempo los detecta un ojeador de United Artists, que en verano del 78 lanza un single con “Wax dolls”, su primera clásica, en la cara A. No es un éxito, pero un señor llamado John Peel la caza al vuelo y la hace asidua de su programa, como lo serán también sus próximos singles…
A principios del 79 ya están grabando su primer Lp, que se publica en primavera con el título de “Word salad”; mientras tanto Peel ha seguido radiando sus singles, que sin llegar a grandes ventas se hacen relativamente populares. Precisamente Fischer-Z es uno de esos grupos cuya popularidad no se corresponde con su situación en las listas: la brillantez de sus composiciones, especialmente en las piezas publicadas en single, parecen ser para el público británico una especie de obviedad que no hace necesaria su compra. Y digo esto porque en Europa continental (España incluida), e incluso en Estados Unidos o Australia, consiguieron mejores resultados que en su propio país. Canciones como “The worker” o “Remember Russia” demuestran que su idea sobre el reggae blanco es similar a la de Police, pero añadiendo ese acompañamiento casi ambiental de los teclados que son una de las señas de identidad del grupo; el punto urgente, nervioso de “Acrobats”, “Spiders” o “The french let her” son magníficos ejemplos de su brillantez dentro de la corriente más vitalista de la new wave, alimentadas como casi todo el repertorio por esa voz de Watts bordeando continuamente el falsete, acompañado de sus rasgueos guitarreros. Hay también influencias del estilo Talking Heads, que se hacen evidentes en piezas como “Headlines” o “Billy and the motorway police”. Y he dejado para el final la canción que abre el disco: la grandiosa “Pretty paracetamol”, una especie de power pop épico que constituye uno de los momentos más inspirados de su carrera y que a los de mi condición nos deja sin habla:
Justo un año después llega “Going deaf for a living”, que conserva la esencia del primer disco e incluso lo supera, con un tono general más organizado ya que los estilos se definen mejor: su reggae ya debe menos a Police y adquiere un carácter propio en “Room service”, “Crazy girl” o “Pick up slip up”, mientras que el new wave rock de la incendiaria “No right” es una buena muestra del protagonismo que alcanzan las guitarras en este disco. Y una vez más hay que dejar paso a otra de esas piezas de pop regio que quedan en la memoria de nuestra tribu para siempre: “So long”, que fue además uno de sus singles más populares en medio mundo. Las ventas del disco grande, como pasó con el anterior, son muy superiores en cualquier sitio antes que en la Isla, pero el gancho de esas piezas sueltas es suficiente para que la inercia favorezca al tercero, “Red skies over Paradise”. Para entonces se ha marchado Skolnick, y Watts decide seguir adelante con formato de trío haciéndose cargo también de los teclados. El sonido se hace un poco más convencional; también el material lo es, aunque tal vez por resultar más concreto y directo algunas críticas lo consideran el mejor. El caso es que, envalentonado por esas críticas, Watts decide poco después comenzar una carrera en solitario con altibajos que de vez en cuando se alterna con la resurrección del nombre comercial Fischer-Z. Un nombre cuyo momento dorado estuvo en el tránsito de una década a otra, pero que seguirá en la memoria de todo poppie que se precie aunque solo fuese por esas dos efigies de nuestro santoral particular.
Sí que suenan nuevaoleros Squeeze, me gustan sus guitarras y el gancho rítmico que tienen.
ResponderEliminarEl primer tema de Fischer-Z es una delicia, y el segundo, y el tercero. Los tenía olvidados del todo, pop glorioso, sí señor, gracias por recuperarlos.
Squeeze son bastante clásicos en su estilo de composición, previsibles,aunque con el toque electrónico de la época. Fischer-Z son más arriesgados, pero cuando aciertan ya ves qué categoría alcanzan...
EliminarSqueeze es un grupo de aquella época oído en muchas ocasiones pero pronto olvidados a decir verdad. En ese tema se ve una influencia directa de Talking Heads. Por cierto, Jools Holland tiene hoy en día el programa musical mas conocido, con actuaciones en directo, de la televisión británica.
ResponderEliminarFischer Z es solo un nombre y ese hermoso Paracetamol cantado en falsete no me acaba de encandilar.
...aunque tiene un bonito guitarreo.
ResponderEliminarSí, Holland al final se convirtió en un clásico de la televisión, y ha colaborado además con unos cuantos músicos. Y Fischer-Z ya digo que son un poco irregulares, pero al menos esa stres canciones (y otras cuantas) son para llevar a la isla desierta.
EliminarCurioso lo que le pasa a uno con los grupos. Dudaba en la tienda de discos entre el "Cool for Cats" y el "Back to 78" de Gruppo Sportivo, me decidí por este último, desde entonces dejar de lado a Squeeze fue seguramente una mala elección, aunque todavía veo algunos de sus discos en las tiendas de segunda mano. Lo corregiré. A Fischer-Z les ví en directo en el Colegio Mayor Juan XXIII (el famoso Johnny que el Ayuntamiento quiere ahora rehabilitar). Mi compañero de butaca, un barcelonés al que conocí en la puta mili, y yo terminamos acompasando algunos de sus temas con palmas flamencas, la gente nos miraba entre extrañada y con guasa. A estos últimos los he tenido más en el punto de mira. Su "Going Deaf For A Living" me parece un disco muy notable.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Gruppo Sportivo tuvieron algunas canciones bastante buenas (mi preferida, "My old Cortina"), pero no alcanzan la categoría de Squeeze. Que por cierto, a los holandeses los vi en Coruña: éramos menos de quinientos, pero para una tarde de fiesta estuvo bien. Y Fischer-Z, aunque su época grande tampoco fue muy larga, me parece que como mínimo pueden presumir de sus dos primeros discos; el tercero, contra lo que diga la criica, me parece más previsible.
ResponderEliminarSaludos mil....
A estos dos grupos si que los controlé. “Cool for cats” fue un disco de cabecera en su momento. Y también difruté de Fischer-Z; me ha dado un subidón al oír de nuevo “Pretty paracetamol”. Buen repaso. Esta lección me la tenía bien aprendida. Da gusto recordar estos dos grupos "que mezclaban de forma muy inteligente pop y rock con algunos toques de modernidad", como bien dices.
ResponderEliminarSaludosssssssssss
Lo de "Cool for cats" es curioso, ya que en España fue el más popular de su carrera; más aún que "Argybargy", que lo fue en el resto del mundo. Aunque a veces este tipo de anomalías se debe antes a la distribución y publicidad que a otras cosas. Y de estos dos grupos, mis preferencias van por Fischer-Z, aunque su discografía sea mucho más reducida: no solo por esas tres canciones,insisto.
ResponderEliminarSaludos mil...