lunes, 30 de enero de 2023

Estados Unidos: los últimos 80's (VI)

Suele suceder con casi todos los “estilos” que van surgiendo: los mejores tiempos son los primeros. Eso le pasa también al Paisley Underground, ya que su época de gloria fue el primer quinquenio de los años 80. Y a mediados de esta década muchos grupos ya se van degradando o están a punto de desaparecer, mientras que otros han entrado en ese magma conocido como Nuevo Rock Americano, que ni es nuevo ni tiene la brillantez de otros tiempos. De ahora en adelante, los músicos de verdadero interés surgirán a cuentagotas; como en la Isla, claro. Y si esto es así con el sector rockero, en lo referente al pop es peor: estamos entrando en un ciclo en el que el rock será el estilo casi único en los gustos de la nueva generación “enrollada”. El pop o los estilos negros solo tendrán grandes audiencias en su versión mainstream, pero como sea medianamente refinado quedará en tierra de nadie, como un producto para minorías. Lo irónico del asunto es que en los orígenes de aquella conmoción que sacudió Los Angeles y alrededores estaban músicos pop con querencias psicodélicas, pero el “equilibrio de poder” fue cambiando rápidamente. Así que a estas alturas muchos protagonistas de la primera hora de aquel movimiento como Michael Quercio, el autor de la etiqueta (aunque luego lamentó haber tenido la ocurrencia), están ahora en un discreto segundo plano. 

De todos ellos el mejor, el más brillante, era Scott Miller. En su primera visita al bar ya vimos que tampoco a él le gustaba ser etiquetado, porque las etiquetas crean prejuicios y luego son muy difíciles de quitar. Miller tenía formación y buen gusto: tras una breve época experimental con unos cuantos compañeros de universidad bajo el nombre de Alternate Learning (siguiendo la pautas del “háztelo tú mismo”), a principios de los 80 ya tiene altura suficiente como para crear una respuesta americana al art pop británico de grupos como los XTC o Squeeze, pero con un estilo propio. Y su  nuevo grupo era Game Theory, al que con el paso del tiempo, poco a poco, se le va haciendo justicia. Como suele suceder, estamos ante un tipo de música más valorado en Europa que en su propio país; y su segundo Lp, publicado en 1985 con el título de “Real nightime” fue la confirmación de que, al menos aquí, a este lado del océano (y en España incluso), tenía ya un respetable número de fans. Así que Miller es de los pocos que llega al segundo quinquenio de esta década con el prestigio intacto.

El tercer Lp siempre se ha considerado como el momento de la verdad para un músico: o te consagras o te hundes. Y en el caso de Scott y sus Game Theory, por si había alguna duda, ese momento queda resuelto con creces. El disco se titula “The big shot chronicles”, se publica en 1986 y, si no es el mejor de su carrera, está entre los más grandes. Ya solo con una entrada arrasadora, directa, concisa como “Here is tomorrow”, se da uno cuenta de que está ante algo grande. Y llama la atención ese tipo de sonido, con eco y un ambiente eléctrico que no tiene nada que envidiar a las bandas de rock: es una nueva exhibición de Mitch Easter, que ya les había producido el anterior y aquí se supera (me gustan más sus trabajos con Game Theory que con los mismísimos REM). El encanto se sublima con esa delicadeza casi barroca de “Where you going northern”, donde la escuela pop tradicional británica se da la mano con los Byrds tanto en algunos acordes como en el uso de las cuerdas. “I’ve tried subtetly”, la siguiente, es otra exhibición del más jugoso pop rock que una banda estadounidense ha logrado hacer nunca, y luego viene “Erica’s world”, y siempre con esa voz que según él detestaba y que a sus fans nos hechiza, y luego… En fin, para qué seguir. Y además tuvo suerte, porque gracias a un contrato de distribución con Capitol este fue su disco más vendido hasta la fecha; o sea, sin llegar siquiera al top 100, pero casi. La exquisitez ya no estaba bien vista por entonces: comenzaba la reencarnación del heavy, la vuelta del rock desesperado, desquiciado, dramático. Malos tiempos para la lírica, como dijo aquel alemán apesadumbrado ante lo que se venía encima…


En 1987 se publica “Lolita nation”: sí, un guiño al señor Nabokov. Y es un disco doble, lo cual demuestra que Miller está pletórico. Pero es que además muchas de sus piezas son casi “esquemas”, es decir, que se limita a diseñar una estructura básica, como un esbozo, y lo deja ahí. Especialmente en la cara A del segundo disco, salvo tres o cuatro canciones completas, el resto es una sucesión de apuntes, muchos de las cuales, si se hubiesen desarrollado, podrían dar al menos para un triple. Ya el arranque, con un breve juego de sonidos que no llega al minuto, nos indica que este va ser en buena parte un juego experimental, una especie de vuelta a sus orígenes, a la época de Alternate Learning. Y ese juego se trufa con otro puñado de canciones de pop eléctrico majestuosas como “Dripping with looks”, casi en la onda de la psicodelia british, o “The waist and the knees”, que podría recordar a los Soft Boys, junto a perlas más melódicas como “We love you Carol and Alison”, que él mismo consideraba como su canción preferida. En muchas canciones la voz es la de Donnette Thayer, que también es guitarrista y ya había participado en grabaciones anteriores del grupo. En todo momento se nota ese extraño dominio que tenía Miller para fusionar el pop con el rock de última hora y hacer que su obra pudiese ser valorada tanto por poppies como por rockeros sin abandonar nunca su esencia. Sumando unas cosas con otras, tanto la crítica como una buena parte de su fans considera este disco como su obra maestra; a otros, como el que suscribe, ya nos da igual ese tipo de calificaciones: Scott nos sobrepasó hace tiempo y vamos de una maravilla a otra con total despreocupación, entregados. Pero no me resisto a transcribir una línea de la Wikipedia que dice que “El crítico de rock Joe Harrington situó “Lolita Nation” en el puesto 4 de su lista de los 100 mejores álbumes de todos los tiempos, mientras que Omar Ghieth, de Culturespill, lo calificó rotundamente como "el mejor álbum de todos". Ahí queda eso.


Con puntualidad británica, el disco siguiente llega el año siguiente. Su título es “Two steps from the middle ages” y en lo formal vuelve a ser un disco al uso, es decir una sucesión de canciones sin “aventuras sónicas” por medio, pero el conjunto de esas canciones es otra suma maravillosa. Podríamos, como siempre, comenzar por la primera, la deliciosa “Room for one more, honey”, seguida por una aproximación al power pop americano más exquisito con “What the whole world wants”, y seguir así, una tras otra. Pero bastará, para los que ya hayan leído hasta aquí y comiencen a sentirse incómodos por no haber escuchando antes a este grupo, con destacar otras tres: el pop melódico de escuela clásica en “Amelia, have you lost”; la sorpresiva “Throwing the electicion”, cuyo órgano inicial podría recordar a clásicos como Uriah Heep o algunos progresivos de aquella época y luego resulta ser otra exhibición de exquisitez poppie; y por no aburrir, la breve delicia cercana al folk pop que representa la casi acústica “Wish I could stand or have”. De nuevo el productor es Easter, y de nuevo su trabajo es impecable. Sin embargo y como siempre, la percepción general de que este tipo de músicos son una especie de rarezas culturetas para poppies mayores, en una época en la que los aficionados “al día” ya estaban siguiendo ofertas mucho más chirriantes y tenebrosas, hizo que las ventas volviesen a ser, como mucho, discretas. Se produjo una desbandada y Miller decidió disolver el grupo casi a finales de la década, dejando un recopilatorio como despedida.

En los años 90 es consciente de que el sonido se ha hecho mucho más crudo, y decide crear un grupo en el que ya el título es una ironía sobre ese nuevo tiempo: The Loud Family, que debuta en 1993 con “Plants and birds and rocks and things”. Y recurro aquí a una cita de la revista Wired: "Antes de que alguien inevitablemente describa a The Loud Family como 'pop inteligente' y tú te alejes con desprecio, ten en cuenta que éste es el nuevo avefénix musical que resurge entero y rocoso de las cenizas del difunto gran Game Theory". Con eso es suficiente. Miller fue incapaz de rebajarse a la mediocridad de esa nueva década, y sus discos, bajo un nombre u otro, siguen creando una sucesión de maravillas como no se ha visto nunca en la historia del pop rock estadounidense… por no meternos ahora a considerar el británico de los años 80 en adelante. Oficialmente el grupo llegará hasta el año 2001, aunque hay grabaciones posteriores, generalmente en directo. En 2013, cuando Miller murió, estaba planeando una vuelta al negocio con Game Theory; pero todo quedó en suspenso hasta 2017, cuando se publica el disco final y póstumo a nombre del grupo. Ese disco es una colección de cintas con canciones no siempre rematadas, con muchos participantes distintos, y se titula “Supercalifragile”: con todas sus imperfecciones, no recuerdo muchos discos mejores en esa época. Ni ahora mismo.

12 comentarios:

  1. Es muy agradable de oír y se nota mucho su origen californiano. La influencia vocal de Beach Boys y quizás de The Byrds es indudable. No tiene una voz maravillosa pero lo compensa con unas polifonías muy adecuadas. Musicalmente mezcla lo acústico con una percusión bien colocada. Lo mejor esas canciones de Lolita Nation.
    Merece la pena, comprendo tu entusiasmo, pero relativizo un poco su excepcionalidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. .. Y sin embargo llega un momento en el que ya no suena a californiano ni a cualquier otro sitio conocido, sino sencillamente a pop de michos quilates, sin una nacionalidad clara. La influencia de los Byrds es indudable, eso sí.

      En cuanto a "relativizar", una cosa es que guste más o menos y otra que sea excepcional. Yo creo que lo es. No hay mucha oferta de este tipo, ni antes ni ahora.

      Eliminar
  2. Trolling Like Crazy1 de febrero de 2023, 23:34

    Cierto, algunas secuencias armónicas me recuerdan a Byrds y sobre todo a Love. Qué quiere usted, para mí, no hay nada como una guitarra acústica de 12 cuerdas. Muy bueno, pero por desgracia fuera de su tiempo. Creo que debió pensar: "He nacido demasiado tarde". Por un instante, parece un renacimiento, pero no. El cadáver se mueve pero son sólo espasmos nerviosos residuales. Noé, prepara el arca.

    Se escuchan con agrado todas ellas. Y se agradece tu labor didáctica, por eso sigo en tu blog, aunque vaya por los 80 (el blog).

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hombre, mister Troll, usted por aquí, en plena época "modernilla"...

      Lo de los Byrds es bastante evidente, pero en Love no había caído. Y es cierto que algunas melodías casi "fronterizas", muy sentidas, cuadran con el señor Lee y sus colegas. ¿Fuera de su tiempo? Quizá no cuando comenzó su carrera, muy "imbricado" en la época y el estilo melódico pop estándar de por entonces, pero con el paso del tiempo es evidente que los gustos de la masa fueron por otro camino. Mala suerte.

      Y gracias por la alabanza. Te estás "dulcificando", ¿eh? A ver si va a ser la edad...


      Eliminar
  3. ''...para los que ya hayan leído hasta aquí y comiencen a sentirse incómodos por no haber escuchando antes a este grupo...'' Yo ya estoy vacunado con más dosis que Pfizer y Astrazeneca, por todo lo que he descubierto en este blog. Pero uno no se siente incómodo, sino al contrario, siempre es una alegría descubrir nuevo material para el disfrute. Me han gustado los audios a primera oída, en especial los de Lolita Nation y Two Steps from the Middle Ages (ese Room for one more, honey suena épica).

    Nunca he visto como un problema que un grupo lance una propuesta supuestamente ''fuera de época'', y digo supuestamente porque, incluso aunque vaya contra los vientos del momento, siempre hay algo en la influencia o la producción que pertenece a su tiempo, y este caso no es distinto. Quizá esa demanda de actualidad terminó al final de los años noventa, pues en los últimos tiempos la cosa ha cambiado: ahora más que nunca, nos encontramos con sonidos que buscan precisamente sonar como en otras épocas, desde los Strokes hasta por ejemplo Wet Leg, que nos recomendaste en tu otro blog. Y me parece genial: más oferta para todo tipo de gustos.

    Por cierto, en esta entrada, más que nunca, se nota tu animadversión por los noventa. Yo no veo tan mediocre esa década, aunque en la evolución del pop más popular sí creo que es innegable. En cualquier caso lo comprendo. Hay que ser fiel a uno mismo.

    Lo dicho, se agradece el descubrimiento. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, lo de la incomodidad tal vez vaya dirigido de forma inconsciente hacia los posibles lectores de mi edad -más o menos- cuya querencia sea mucho más rockera y en consecuencia nunca hayan tomado en serio este tipo de músicas.

      El concepto "fuera de época", que a ti o a mí puede traernos sin cuidado, es un inconveniente en el aspecto comercial: hay mucha gente que solo escucha lo más "moderno", como si eso fuese una necesidad perentoria... para lucirse ante los colegas a la hora de tomar las copas. Guste o no, hay una masa de consumidores -ni siquiera les llamo aficionados- para los que un estilo clásico o un disco de hace diez años es una pérdida de tiempo. No sabes la de veces que he tenido que oír en mi vida eso de "¡Ya está bien con los Beatles, menudo coñazo!". Y ya se decía mucho antes de que lo "patentase" Johnny Rotten.

      En cuanto a los noventa, que conste que no es un asunto de "fidelidad a uno mismo" ni nada por el estilo: me parece mucho mejor el panorama general de estos últimos años, ya sin imposiciones de la moda inmediata (porque al menos en el mundo indie cada uno hace lo que le da la gana) que la dictadura en esa década del grunge en Estados Unidos y el britpop en la Isla. Ahora no habrá grandes nombres, está todo muy atomizado, pero de vez en cuando te encuentras deliciosas sorpresas como Wet Leg, efectivamente.

      Saludos mil.

      Eliminar
  4. Tienes razón, este tipo de músicos suelen pasar desapercibidos, empezando por mí. La voz no me resulta muy buena, pero los temas que has puesto sí. Ya tengo más deberes, a ver si lo escucho con más tranquilidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya tienen que luchar, de entrada, contra una mala distribución y una peor promoción. Y luego lo de siempre: la dictadura de lo inmediato. La voz es del montón, él mismo lo decía, pero con el tiempo te acostumbras. Si en otra época nos acostumbramos a Dylan, esto es coser y cantar. Y nunca mejor dicho.

      Eliminar
  5. Collons! estoy escuchando a todo trapo el primer homónimo de Down By Law, uno de los paradigmas del mejor punk melódico noventero americano (marca Epitaph, algún día haré alguna serie...) y me encuentro con esta gente de Game Theory. Hace mil años que no escucho su "Chronicles of The Big Shot" y aprovecho tu entrada para darles caña. Seguiré con su propuesta de The Loud Family ("The Tape of Only Linda"), otra joyita llena de polvo doméstico. No hay nada como estas tardes de invierno para abrir el baúl de la mejor música.
    Agraüit.
    Saludos,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hombre, no tengo muy claro yo que Down By Law sean una introducción muy apropiada para llegar a Game Theory, salvo si lo vemos como contraste. Pero bien está lo que bien acaba: el "Chronicles.." es uno de sus discos más brillantes,. y desde luego una magnífica carta de presentación para seguir por ese camino. The Loud Family ya digo, es un "rebautizamiento" que en realidad cambia muy pocas cosas con respecto al grupo original, su obra es igual de buena.

      Una excelente manera de pasar el invierno, sí señor...

      Saludos mil.

      Eliminar
  6. En una entrada anterior ya nos regalaste el "Real nighttime". Para mí fue un descubrimiento. Ahora he buscado en YouTube el "Lolita Nation" y coincido contigo, me parece un gran disco doble; aunque sus canciones parezcan esquemas. Ahora voy a buscar “The big shot chronicles”, supongo que no me defraudará. Se agradece la información.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  7. Miller es una alegría continua, casi da igual el disco que elijas. De todos modos, si quieres algo en concreto avisa...

    ResponderEliminar

Cierren la puerta al salir.