De entre los grupos que protagonizan la transición entre el Paisley Underground y el Nuevo Rock Americano, el más destacado es R.E.M. Aunque su lugar de origen está muy lejos de Los Angeles, en los inicios de su carrera hay similitudes con el ambiente general que se estaba viviendo en aquella ciudad: además de que Mitch Easter fue el productor de sus primeros discos, era fácil distinguir esa inclinación hacia el pop rock y la new wave que los hacía tan apreciados por los mismos fans que disfrutaban de las nuevas bandas de la costa oeste. Al mismo tiempo demostraban arraigo a su país en esa predilección por el estilo de los Byrds en las cuerdas, que en parte se transmitía también a la cadencia melódica, cercana por momentos al folk. Sin embargo comenzaron pronto a aportar algunos rasgos distintivos, como ese tono medio que usa Michael Stipe para cantar y que a veces se acerca al recitado: puede resultar un tanto monótono a veces pero es muy personal, y lo mismo sucede con el estilo de Bill Berry a la batería. Sobre esas bases se va construyendo la leyenda de un grupo que por otra parte remata el primer quinquenio de los años 80 dejando una duda en el aire: ya vimos que su tercer disco, grabado en Londres, resulta un tanto oscuro. Y aunque su posición en ese momento ya es la de aspirantes a estrellas, hace falta confirmarlo.
Y eso es lo que hacen en verano de 1986, con la publicación de “Lifes rich pageant”. Tras haber grabado en la Isla y con un productor tan de allí como Joe Boyd, experto sobre todo en folk, ahora se van al otro extremo fichando a Don Gehman. Comenzó su carrera junto a Stephen Stills y, salvo contadas excepciones, ha trabajado casi siempre con músicos genuinamente estadounidenses como los propios C.S.N & Y, Chicago e incluso unas cuantas estrellas de la Motown. Y junto a un sonido más compacto, ha comenzado a madurar también el estilo compositivo del grupo; la suma de ambas cosas da como resultado un disco que hasta cierto punto puede resultar de transición pero que tiene una gran efectividad… Un disco muy profesional, esa es la palabra. Y ya sabemos que ese tipo de palabras puede provocar sentimientos encontrados, así que vaya por delante que yo nunca he sido un entusiasta de los R.E.M.: por lo general somos los tibios los que podemos opinar sobre este tipo de asuntos con más imparcialidad. Muchos fans de primera hora, aun aceptando que este es un buen disco, comenzaron a quejarse de que sus ídolos se estaban pasando al lucrativo mainstream, mientras que otro sector opina que esa notable “clarificación” en la voz de Stipe desata su mesianismo (ahora que la tribu entiende lo que digo, he de elevar mi mensaje). En cuanto a la segunda objeción, eso le pasa solo a los que dan más valor a las letras que a la música; y en cuanto a la música, aunque es verdad que aquí ya no son una banda “underground”, o “alternativa” o como se le quiera llamar, también lo es que este disco tiene canciones muy redondeadas y de categoría. Se les puede perdonar que ya estén sonando en la radio fórmula. Lo que importa, más bien, es hacia dónde van a ir ahora.
Justo un año después presentan “Document” (un título con empaque, como debe ser), y lo primero que llama la atención es que esta vez el grupo comparte la producción con Scott Litt, un personaje al que en ese momento podríamos considerar como de segunda fila: tiene un pequeño historial, pero ni de lejos llega a la altura de Gehman. Y ahora que sabemos que acabó trabajando con el grupo durante casi diez años, ese hecho nos sugiere la idea de que Stipe y sus socios ya se sienten con el poderío suficiente como para dirigir y dar personalidad a su estilo sónico, y que han fichado a un artesano competente para que encarrile el proceso de grabación. Sobre el resultado final, la cosa a gustos: unos lo llaman “muy variado” mientras que otros lo consideran un tanto errático, sin un espíritu de coherencia. A mí me da una sensación de revoltijo de estilos, pero la mayoría de las canciones se defiende muy bien; y por otra parte Litt, o el grupo, o ambos han sabido dar la contundencia necesaria a las piezas más rockeras -me encanta esa apertura con “Finest worksong”- mientras defienden con soltura su dominio del rock melódico de cuerdas, como unos Byrds de los 80, en otras como “Disturbance at the Heron House”. En cuanto a esa versión que hacen del “Strange” de los Wire, me causa sensaciones encontradas: si consigo no asociarla con la original, es una buena canción de power pop, o algo así; si me viene a la memoria, no sé qué necesidad tenían de meterse en un mundo con el que no tienen nada que ver. Pero en suma, este es otro buen disco para el estándar que se maneja en esa época, que la creciente masa de fans compró a puñados y que confirma definitivamente a R.E.M. en el listado de grandes figuras del mainstream… Del rock de estadios, para entendernos.
Ya solo faltaba sustituir el sello IRS, un tanto raquítico, por uno grande: Warner Brothers, nada menos, presenta a finales de 1988 “Green”. Se acabaron las estrecheces de marketing y distribución, que en países como España los mantenían aún en el listado de bandas underground con pretensiones. Y como era de esperar, el disco arrasó a escala mundial; muy bien orientado además por la potencia con la que lo abren, esa “Pop song ‘89” que por supuesto pasa a ser una de las armas más relucientes de su arsenal. También tiene espíritu pop “Get up”, y también fue single; hasta cuatro singles se publicaron de este disco. Así que no hay mucho que añadir. Tanto esas canciones como otras cuantas (“Stand”, que acabé detestando, o la un tanto lastimera “World leader pretend”) llegaron a hacerse endémicas en las radios de la época, aumentando el hastío que algunos comenzábamos a sentir por un estilo de composición que, por mucho que digan sus fans, se acaba haciendo previsible. He leído en algunos sitios que este disco se considera como su obra cumbre; si lo valoramos por su grado de popularidad y de ventas tal vez sea así, pero honradamente no sabría qué decir. Por otra parte a estas alturas las críticas ya parecen centrarse más en su componente literario, es decir, “el mensaje”, que en la música. Pero es verdad que está muy bien hecho, y además hay variedad de estilos: en ese sentido, R.E.M. todavía mantienen un estándar de calidad muy respetable. Y así rematan la década a efectos discográficos, por todo lo alto.
Hasta 1991 no llegará su nuevo disco, titulado “Out of time”. El arranque con “Radio song” está muy bien. Ahí vienen otras cuantas clásicas como “Losing my religion”, donde hay un frondoso juego de cuerdas de varios tipos (la destreza de Buck sigue creciendo). “Shiny happy people” es una canción himno, de buen rollito, en la que colabora Kate Pierson, de mis adorados B-52’s: otro cañonazo en radios y televisión, gracias al vídeo; los fans más serios de R.E.M. la detestan, claro. Y el año siguiente llega “Automatic for the people”, y a los demás ya nos da igual: estamos en los 90, y este tipo de grupos se agradece para escuchar en el pub de prestigio mientras te tomas la copa entre gente que en su mayoría ya es más joven que tú. Como nos pasa con U2, por cierto. Y no, a estas alturas no vemos tanta diferencia entre Bono y Stipe, por mucho que los fans de ambos personajes se ofendan por igual cuando se les dice. Decidieron liquidar el grupo en 2011. Hicieron bien. O mal, no sé. Sigo pensando que sus primeros discos eran bastante buenos.
Vaya por delante una opinión totalmente subjetiva. Para un servidor REM fueron, junto a Prince, la mejor parida (en el mejor sentido de la palabra) de la música ochentera americana (y abarcaría esta opinión hasta la primera mitad de los 90). Dicho esto, estoy dispuesto a batirme a espada (no arms election whatsoever) con cualquiera que intentara demostrarme lo contrario. ¡Por Dios!, es broma.
ResponderEliminarDesde su debut "Murmur" hasta su "New Adventures In Hi-Fi" ( ya mitad de los citados 90) todas y cada una de sus obras (unas más que otras, es cierto) supusieron un auténtico aldabonazo para los aficionados al rock.
Les conocí (¡otra vez!, Ruta 66...) en su "Reckoning" y debo reconocer que me dejaron como aislado del mundo, también pensando algo así como que debería hacer partícipes a los más cercanos de la grandeza de su propuesta, la de una banda excepcional, la revitalización de la auténtica música americana (Continuación del Dylan electrificado, del blues de Sonny Boy Williamson, del gospel literario de Faulkner).
Su música ha supuesto uno de los mejores momentos de mis años pasados, lástima que ahora los tenga aparcados y el ticket haya caducado hace tiempo.
Saludos,
Supongo que nos pasa a todos: siempre hay algunos músicos, sean de la época que sean, que tal vez por su gran personalidad crean muchedumbres de fans a muerte mientras que otro sector del público no lo es tanto. A mí me pasaba en los 70 con Queen, por ejemplo, y me pasa en esta época con Prince o los R.E.M.: admito su categoría, pero no me emocionan. Hay algunos discos, especialmente los primeros, que me gustan bastante, pero ya digo: sus vibraciones no conectan mucho con las mías.
EliminarY no pasa nada. Recuerdo cuando era joven, que amaba a los Jethro Tull a muerte (hasta la llegada del infausto "War child"), y no podía entender cómo había amigos míos que bueno, les gustaban aquellos discos, pero sin mucha pasión. Pero ya por entonces me pasaba a mí con los sinfónicos como Yes o E, L & P, así que pronto comprendí que cada uno tiene su "perfil", por decirlo así, y lo grande de una afición es que haya opiniones diferentes e incluso opuestas.
Saludos mil.
Los he escuchado mucho por canciones sueltas, vía recopilatorio, y ando un poco más familiarizado con esos dos álbumes que mencionas en tu último párrafo, cuyos singles han sonado infinitas veces y, a pesar de todo, para mí resisten el desgaste de la radiofórmula, la TV y la música de pub, que no es poco decir. Pero, espoleado por tu entrada, me he puesto estos días los álbumes anteriores que reseñas. Un grupazo, sí señor.
ResponderEliminarCreo que su influencia en el rock americano es amplia , pero ya que hablas del modo de cantar de Stipe, no había pensado hasta ahora (como mero detalle) en lo mucho que le debe por ejemplo Eddie Vedder a Michael Stipe en la forma de cantar. Y más que eso, también hay algo del espíritu de R.E.M, que intentaron emular los Pearl Jam ... A pesar de todas las diferencias habidas y por haber, que no es necesario comentar.
Por cierto, ya he leído antes esa etiqueta de 'Nuevo Rock Americano', pero no sé ubicarlo exactamente: ¿se habla de ella con referencia al sonido de un periodo concreto, el de finales de los ochenta, o va más allá?
Saludos.
Como le digo a Javier, no soy yo el más indicado para exaltar a los R.E.M. pero reconozco que al menos sus primeros discos probablemente le gusten a todo el mundo; a partir de esta época la cosa ya va por barrios. Recomiendo en todo caso al menos esos tres o cuatro primeros discos.
EliminarEn cuanto al Nuevo Rock Americano, es otra de esas abstracciones (decir "generalizaciones" tal vez fuese más ajustado en este caso) que se inventa la industria para empaquetar un producto. En el aspecto temporal, es el puente entre el Paisley Undergound y el grunge: si recuerdas la evolución que ha seguido esta serie -en lo referente a los grupos paisley- desde los primeros 80 hasta ahora, verás muy claramente que la cosa comienza en el pop new wave psicodélico y a estas alturas ya anda por el post punk cercado al rock duro: en este sentido la evolución de Greg Sage con sus Wipers es de libro.
En el Nuevo Rock Americano, a semejanza del Paisley y a diferencia del grunge, hay una rama country rock / "americana music" que se constituye como "árbol autónomo" precisamente a finales de esta década, porque el grunge ya es un heavy redivivo sin la menor conexión con las raíces post Byrds o similares. Es decir, que hasta finales de los 80 había una oferta blanca unificada que se subdivide a partir de entonces en "música de raíces" y "música chirriante depresiva", por resumir.
Tanto la etiqueta P.U. como la N.R.A. se siguen viendo de vez en cuando, como si se tratase de un Guadiana. Pero da igual: fuera de su contexto, las etiquetas son ridículas y solo buscan engañar a los incautos. Ya lo decía don Carlos Marx: la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa.
Me repito: el pop vocal no es música instrumental. La voz es un instrumento más, cosa que ya sabes, y usar una u otra tonalidad de voz es tan importante como el acompañamiento armónico y rítmico.
ResponderEliminarQue nos gustasen las canciones sin conocer el significado de las letras, no implica que perdamos algo por conocerlas. Sabemos que determinada canción de Beach Boys tiene un toque jovial pero no por ello veo que haya malo y sea importante saber de que va la cosa.
Estamos tan enganchados a la voz doblada de Bogart en Casablanca que casi nos parece una broma ver esa voz que parece un ladrido en su propio idioma. Sim embargo Bogart era aquel no somos unos bobos porque lo pensábamos distinto.
Cuando oía Fortunate Son de la CCR no tenía idea de que iba la letra. Lo supe hace poco, ahora la valoro mucho.
REM es un gran grupo y tiene todos los inconvenientes de ser un grupo muy popular, pero esa combinación de voz y guitarra te llega muy adentro. Siempre me han gustado y solo conozco 3 o 4 letras, pero no me importaría seguir entendiéndoles y disfrutando de ellos a través de ese elemento que se me escapa.
Pues si la voz es un instrumento más, el pop vocal podría considerarse instrumental.... Es broma, no me haga mucho caso, herr doktor.
EliminarYa hemos discutido el asunto de las letras muchas veces, y tampoco importa que en esto no coincidamos: más riqueza de opiniones, simplemente. Es verdad que nos perdíamos algo desconociendo las letras, pero también lo es que la atracción venía por la música. Y ya sabe usted que personajes como Dylan no habrían llegado hasta donde llegaron si no hubiesen cambiado de perspectiva y siguiesen con su guitarra acústica a palo seco.
En fin, habría tema para seguir durante días, y probablemente nos quedaríamos como estábamos. Eso es lo grande, como le digo a Javier: la riqueza de puntos de vista.
Pues yo básicamente los conozco de oírlos en radios y bares, nunca les presté demasiada atención, y eso que en ciertos momentos estaban hasta en la sopa. Al menos no son tan afectados como U2, y tienen buenas canciones. Debería repasarlos un poco, pero me da pereza
ResponderEliminarEs verdad que no son tan afectados como U2; pero puede que con el paso de los años y de los discos acabe resultando que los últimos discos de U2 tengan más de ensayo y experimentación que los de R.E.M. Me da la impresión de que Bono se sentía incómodo con el apodo de "mesías" y trataba de superarse en lo musical, mientras que Stipe, alabado por todo el mundo, se lo acabó creyendo. Pero en fin, no me hagas mucho caso.
EliminarR.E.M fue un grupo importante para mí en su día. En eso coincido con Javier. Consiguieron un gran sonido: esas guitarras de Peter Buck, la conjunción de bajo y batería, y la voz especial de Michael Stipe te atrapan enseguida.
ResponderEliminarVaya, que me parecen uno de los grupos más interesantes que he conocido; sobre todo en los primeros discos, como comentas al final de tu artículo.
Saludos.
Fue uno de mis grupos preferidos en los primeros años 80. Luego ya a partir de ahí me empecé a cansar de ellos y de muchos otros, y a seleccionar más lo que se publicaba: gracias al CD, con tanta reedición de músicas de los 60 y 70, el dinero se me iba en su mayoría a ese sector.
EliminarSaludos mil.
En esos tres discos, entre el 86 y 88, están los mejores, por mucho que se diga de los éxitos posteriores. Saludos.
ResponderEliminarHola, Juanjo. Puede que tengas razón: hay un buen equilibrio en esta época entre las primeras grabaciones, todavía a medio pulir, y lo que vino luego. Yo suelo preferir los primeros tiempos de los grupos porque me gusta la frescura ante todo, pero eso es una manía personal. Sí, probablemente tengas razón.
EliminarSaludos mil.