lunes, 27 de noviembre de 2023

1960-65: Londres despierta (XII)

El último de los grupos londinenses históricos surgidos en la generación del r’n’b son los Pretty Things, que comienzan a grabar en 1964. En sus primeros tiempos podrían considerarse como una especie de versión alternativa, un tanto salvaje, de los Stones; probablemente eran más “auténticos” que ellos, y sus fans lo eran a muerte. Lo curioso es que luego supieron adaptarse mejor a la era psicodélica que Jagger y sus socios, e incluso en algunos aspectos fueron unos adelantados (quien crea que el “Tommy” de los Who es la primera ópera rock, es porque no conoce “S.F. Sorrow”). En paralelo y bajo el nombre de “Electric Banana” grabaron algunos discos como material de fondo para películas (lo que se conoce como “library music”). Y mientras los Stones volvían a su esencia, los Things se aventuraron a través del rock progresivo, pasaron brevemente por el glam y acabaron convertidos en una banda de rock más o menos actualizada, pero siempre con algunos rasgos de casi todos los estilos que habían trabajado. Y aunque ni antes ni después consiguieron un éxito masivo, todo aquel que los conoce los respeta. Incluso la crítica los quiere mucho: a algunos comentaristas se les nota más devoción hacia ellos que hacia Sus Satánicas Majestades, por ejemplo. Tal vez hayan sido los primeros grandes a los que se puede adjudicar con propiedad ese apodo de “banda de culto”, para bien y para mal. 

Hay además un nexo de unión en las historias de los Stones y los Things: los Blue Boys, el grupo de alumnos de la escuela de Arte Sidcup donde comenzaron su carrera los guitarristas Keith Richards y Dick Taylor, junto a Mick Jagger como cantante. Tras las maquetas y algunas actuaciones con la banda de Korner, donde ya estaba Brian Jones, surgen los primeros Stones con Taylor, que se ha pasado al bajo. Sin embargo, pocos meses después los abandonó para entrar en otra escuela de arte londinense, lo cual dio a Bill Wyman la oportunidad de su vida. Taylor tampoco estuvo mucho tiempo en esa escuela, porque casi a continuación su amigo Phil May (otro miembro de la escuela Sidcup) lo tienta para crear una nueva banda: él será el cantante y armonicista, mientras que Taylor recuperará su guitarra. A principios de 1964 han “evolucionado” el nombre de “The Pretties” y pasan a llamarse The Pretty Things, en honor a una de las primeras canciones de Bo Diddley. Por otra parte la formación ya casi es estable: junto a ellos, la guitarra rítmica queda a cargo de Brian Pendleton y el bajista es John ‘Stax’ (mote en honor a su devoción por ese sello). La batería es el único puesto que aún no está claro, con frecuentes entradas y salidas. 

En aquel momento ya había más grupos que los Beatles haciendo dinero, y los sellos comenzaban a preferir el riesgo al ridículo (la sombra de Dick Rowe es muy alargada). Los Things tenían un nivel técnico bastante bueno, una masa de fans más que respetable... y otro amigo de la escuela, llamado Bryan Morrison, que pasará a formar parte de esa nueva ola de managers aventureros sin el menor reparo en tratar a las discográficas de tú a tú. Morrison consigue un contrato con Fontana y el propio sello les pone en contacto con Viv Prince, un batería que ya tiene pedigrí, había sido pretendido por los Kinks, y a quien Keith Moon adoraba; Prince estará con ellos durante un tiempo, aunque por su carácter errático e imprevisible -como buen batería- ese tiempo no será muy largo. Muy poco después, a principios del verano, publican su primer single. En la cara A figura “Rosalyn”, compuesta a medias entre Morrison y otros amigos: la influencia de Bo Diddley es evidente. Pero además de esas guitarras (magnífica la slide de Pendleton) destaca la voz de May, y ese ambiente general que consiguen hace pensar que los Things podrían cubrir el espacio que va entre los Stones y los Yardbirds. La B es una versión del “Big boss man” que había popularizado Jimmy Reed, y de nuevo sobrevuela el recuerdo de los Stones; unos Stones que, por comparación, suenan mucho más “arregladitos”, digamos. Este debut rozó el top 40, lo cual tiene su mérito.


En otoño presentan su segundo single, con “Don’t bring me down” en la cara A. Está escrita por Johnny Dee, road manager de los Fairies, que no estaban interesados en ella (los Things y los Fairies -un pequeño grupo “seminal”, como se dice ahora- mantenían amistad). Es una muestra inmejorable de r’n’b británico, sin nada que envidiar a nadie y que alcanzó el top 10 (el mayor éxito en toda su carrera). La B es “We’ll be together”, una especie de boogie blues compuesto por el grupo, que también mantiene el tipo aún hoy. Y llegados aquí, les contaré una marujada: dicen las malas lenguas que Jagger, asustado ante la pujanza de este grupo, intentó impedir que volviesen a “Ready, Steady, Go!” (“O ellos o nosotros”, según la leyenda). Puede ser verdad o no, pero lo cierto es que tras su primera aparición, poco después de publicarse el segundo single, no se les volvió a ver en ese programa (aunque sí en otros). Vaya usted a saber. En ese momento eran el grupo más salvaje -punk, dirían ahora- de la ciudad, los que llevaban el pelo más largo, los de moral más “equívoca”, y algunos aprendices de estrella los adoraban: el mismísimo Bowie, que por entonces aún era simplemente Jones, no se perdía un concierto suyo y copiaba los gestos, entre androginia y bisexualidad, que prodigaba Phil May, bastante más extremo que Jagger: “Es demasiado atractivo… demasiado peligroso”, dicen que dijo el Morritos.


El año 64 termina con una jugada que funcionó muy bien: ante la expectación que causó el grupo en aquella única presencia en RSG!, Fontana decide publicar de nuevo los dos singles reunidos en formato Ep. Y contra lo que podría esperarse superó incluso las ventas anteriores, rozando el top 5. Ese éxito hace que el sello se anime y le entren las prisas por un disco grande, grabado en dos o tres días de Enero del 65 y listo para publicarse a mediados de Marzo; rizando el rizo, pocos días antes se presenta un single en cuya cara A figura “Honey I need”, que será una de las estrellas del Lp, y en la B “I can never say”. Ambas son propias y ambas son magníficas; especialmente la A, con un gancho irresistible que la convierte en una de las más brillantes de su repertorio. Y no me resisto a transcribir aquí el comentario de la Wikipedia, hecho por un verdadero fan: “El elemento más poppie de la canción, y muy probablemente el que la hizo escalar el hit parade británico, es el estribillo insistente e inspirador, seguido por un crudo solo de guitarra blusera, típicamente rayano en la indisciplina. May cambia ligeramente la melodía de la estrofa cuando vuelve tras la pausa, añadiendo un poco más de urgencia a una canción que ya tenía bastante marchita. Eran ese tipo de pequeños e inteligentes detalles con las sutilezas los que desmentían la imagen de los Pretty Things como burdos patanes musicales, elevándolos por encima de la mayoría de los grupos británicos de rock crudo derivado del R&B de mediados de los 60 en cuanto a originalidad”. Pues eso.


Y con estos gozosos antecedentes, quedamos a la espera de ese primer Lp que se publicará más o menos dentro de una semana. Qué nervios…


8 comentarios:

  1. Pues sí, coincido con tu opinión, “Heney I need” es la que más me ha gustado de todas, el otro día me corregiste – acertadamente- cuando usé “genuino” para referirme a la música que escuché en la entrada anterior de Manfred Mann, no me refería a genuino por “puro”, no quise decir genuino, refiriéndome a personal, original, bien, pues este tema es el que me ha parecido más genuino en el sentido de original, personal, diferente de los Pretty Things.. a veces es complicado utilizar las palabras correctas que digan lo que en realidad quieres decir… ayer me volvió a ocurrir con el Monday de Rodión, quise decir melancólico y me salió tristón.. a ver si consigo escoger las palabras adecuadas, dadme tiempo : ) A pesar de todo, me quedo con Manfred Mann, muy diferentes lo sé, sobre todo su tema “Why should we not” lo más original de lo que llevo escuchado.. Mil gracias por todo! Buenas noches.

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    1. Bueno, a veces las palabras tienen más de un significado, así que nos vamos entendiendo. "Honey I need" probablemente es la canción más "suya"· de las primeras que grabaron, pero en esta primera época tienen unas cuantas muy buenas.

      Y Manfred Mann es otro planeta, claro. Eso es lo grande de aquella época, que había donde escoger, ofertas para todo tipo de públicos. De todos modos, estos grupos y los que han ido siendo son compatibles, para cada momento uno.

      Saludos mil.

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  2. Una de las muchas virtudes de este blog es que evitas los lugares comunes, fiel a tus gustos pero respetuoso y justo con los que merecen ser reivindicados. Por eso das algún que otro palo a los Stones (o a Led Zeppelin, o a Deep Purple...), cuando se descuidan. Porque todos sabemos que la historia la escriben los vencedores, y los Stones (grandes, sin duda) fueron uno de esos vencedores, que no van a dejar de serlo por recibir un palo de tanto en tanto. Hasta hace relativamente poco, yo no había escuchado a los Pretty Things y al escuchar lo que hicieron antes del Emotions me sorprendió eso que has repetido aquí tanto: eran salvajes para su época, de una música muy viva. La comparación con los Rolling, por lo demás, es muy pertinente, porque los estilos se parecen mucho.

    Es de notar cómo tantos músicos ingleses de aquel tiempo se vieron influidos por Bo Diddley, sobre todo por su aporte musical en la familia del blues y el r&r, aunque quizá también por su pose chulesca, de la que se reiría Muddy Waters con esa imprescindible versión final de Mannish Boy en los setenta.

    Y por alusiones, contesto brevemente a María, si me lo permites: no te equivocaste de palabra, ni mucho menos. Lo de melancólico lo usé yo para contraponerlo a la música deprimente, no para corregirte. Lo importante es entendernos con las palabras, y a ti puede entristecerte una canción que a mí me provoca otro efecto, eso ya es cosa de gustos de cada cual.

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    1. Hombre, la gente como los Stones, zepelines y demás familia de dioses del Olimpo están muy acostumbrados a oír de todo, y no creo que les importe mucho. Va en el sueldo. Y en cuanto al parecido entre Stones y Things, que resulta evidente, hay que recordar que solo existe en esta primera época. Luego ya cada uno sigue su camino.

      Diddley tal vez acabó siendo una parodia de sí mismo (Lou Reed, que lo adoraba en su juventud, salió bastante decepcionado de un concierto suyo a principios de los 70, donde todo era repetir clichés tanto musicales como escénicos). Pero si se escucha a fondo su discografía de los tiempos heroicos y aun admitiendo que se repite bastante -como casi todos los de aquella generación, por otra parte- , no es extraño que los músicos británicos estuviesen enganchados: esa fusión entre r&b, rock and roll y blues es genuinamente suya.

      Sí, melancolía es una cosa y depresión es otra, aunque con frecuencia pueden acabar yendo de la mano, por desgracia.

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  3. Chaval!, llevo ahora mismo una camiseta de los Pretty Things con el S.F. Sorrow en el pecho y una leyenda en la parte trasera que reza asín: "The Pretty Things Unrepentant Live 1964-2034". La pillé en el concierto que dieron en la Sala Clamores (May & Taylor) hace ya un porrón de años. Aprovecho ahora para reivindicar también a una revista como Ugly Things donde el amigo Mike Stax, editor de la misma y líder de The Loons, publica cantidad de información sobre esta banda imprescindible.
    God save the Things!!
    Saludos,

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    1. Así me gusta la gente, con respeto a los veteranos que se lo merecen. Y "Ugly Things" es encantadora, una delicia para puretas... y jóvenes inquietos a los que les guste viajar por el tiempo.

      La época de "S.F. Sorrow" es una de las más brillantes en la historia de los Things, aunque hoy en día parece que solo se reivindican sus primeros años; que por otra parte fueron los más breves...

      Things forever!

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  4. Estas crónicas musicales tan amenas son un lujo. Deberían "estudiarse" en los institutos. Seguro que algunos jóvenes descubrirían con asombro una época irrepetible. Pues sí, esperaremos a la publicación, dentro de una semana, de ese primer L.P., que es cuando empiezo a darme cuenta de lo que vale un peine con estos Pretty Things, aunque los descubrí gracias a un famoso single. Seguiremos en la onda.
    Saludos.

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    1. Bueno, al final no son más que una "refundición" de lo que uno va leyendo por Internet más las escasas memorias que quedan. Y en cuanto a los jóvenes, hay de todo: "Ugly Things", esa revista de la que habla Javier, tiene aficionados de todas las edades. Si no la conoces, seguro que te va a gustar echarle un vistazo: https://ugly-things.com/

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Cierren la puerta al salir.