Los Pretty Things inauguran la primavera de 1965 con su primer disco grande, de título homónimo, con cuatro piezas originales y ocho versiones, de las cuales tres pertenecen a Bo Diddley. El disco se abre con “Road runner”, una de esas tres, y también de las más inspiradas. No solamente el ritmo se “vitamina”, sino que todo el trabajo musical es de categoría; sobre todo por las guitarras, de poderío formidable. Y son las guitarras también las que dan un nuevo sesgo a “Mama keep your big mouth shut”, que suena muy avanzada para la época, con ese juego entre rítmica y solista casi experimental. Mención aparte merece “She’s fine, she’s mine”, que ya era una de las más bluseras en el repertorio de Diddley y que los Things recrean totalmente. Pero su espíritu planea incluso en “Oh baby doll” aunque sea de Berry, porque le cambian el estilo rítmico; solo faltaba ese cierre con “Pretty thing”, donde el propio Willie Dixon parecía estar haciéndole un homenaje. La estratosférica “Honey I need”, que había protagonizado el single de aperitivo, aquí abre la cara B; y escuchada de nuevo, en medio de este ramillete, nos hace ver que también hay en ella algunos resabios de Diddley; como los hay en “Judgement day”, una nueva composición de Morrison al estilo blues “arrastrado” que los Things defienden perfectamente. En resumen, que este debut está hecho a mayor gloria de uno de los músicos cruciales en el aprendizaje de esta generación. Es verdad que a veces puede caer en la monotonía, pero los Things demuestran que hay una base muy sólida, tanto por su densidad como por esa tensión continua que mantienen sus canciones, que lo hacen un músico aparte. Y en cuanto al trabajo del grupo, la crudeza va equilibrada con la calidad técnica de todos los miembros, diga lo que diga la prensa. Por no hablar de su influencia sobre gran parte de los futuros grupos de garaje, claro. Y si este disco rozó el top 5, por algo sería.
Por desgracia las broncas en directo eran constantes, las detenciones y comparecencias ante los tribunales por asuntos de drogas y violencia lo eran también, y Prince se había vuelto incontrolable. La gota que colmó el vaso fue un altercado en pleno vuelo durante su primera gira por Australia y Nueva Zelanda: Prince llevaba en una bolsa de papel hedionda un cangrejo muerto varios días antes, y ante la queja de los viajeros y la tripulación por el olor, no se le ocurre otra cosa más que quemarla allí mismo. Una vez en tierra, al grupo se le expulsó durante un tiempo de aquellos dos países; aún no habían hecho una gira por Estados Unidos (un error de Morrison, que la había relegado), y ahora el boca a boca los estaba llevando a una especie de lista negra que de momento les impediría actuar allí. La prensa ya solía presentarlos como un peligro latente: eso asustó a muchos dueños de salas, que prefirieron no contratarlos. Los Things debían reorientarse si querían seguir adelante; y lo primero era buscar un nuevo batería, aunque Prince aún estuvo con ellos unos meses más. Mientras tanto llega a la calle un nuevo single con su versión de “Cry to me” en la cara A. Es una balada soul que había popularizado Solomon Burke, y que en teoría no cuadra mucho con el estilo que los Things han desarrollado hasta ahora; pero más sorprendente aún es que los Stones la estaban tocando en directo, y dentro de muy poco la incluirán en “Out of our heads”. Así que tal vez esto sea una especie de reto; o no, puesto que la canción era ya una estándar y había varias versiones en el mercado. En cualquier caso la de los Things tiene una marchita poppie bastante agradable. La cara B, titulada “Get a buzz”, figura compuesta por todo el grupo y, según ellos, fue grabada en una sola toma, casi como un ensayo. Podría ser, ya que por momentos suena un poco desorganizada; pero aun así, yo la habría elegido como cara A. Son los Things genuinos, frescos, libres pero sin llegar al caos, despreocupados diría yo.
A principios de Diciembre, cuando se publica “Get the picture?”, su segundo disco grande, Prince ya se ha ido tras participar en la grabación de algunas canciones; en otras está el polifacético “Twink” Alder, y en otras Bobby Graham (músico de sesión de los de más pedigrí en la Isla). Justo a continuación entrará “Skip” Allan como nuevo batería oficial, pero aún hubo tiempo para que citemos también a Mitch Mitchell, el futuro Experience, que no cuajó en esta banda… por ser “asquerosamente hetero” (eso lo dijo May). Llama la atención que todas las originales están en la cara A, mientras que las versiones (salvo una) van en la B. La apertura con “You don’t believe me” ya indica que los Things están ampliando su perspectiva, y que aquella versión de Burke no fue casualidad: estamos ante una balada; un tanto retorcida, pero una balada. Eso sí, con un buen juego de cuerdas y una nueva exhibición de las muchas tonalidades que puede mostrar la voz de May. Con el tiempo será una de sus piezas más representativas. Una gran canción, tras la que viene otra clásica de su estilo como “Buzz the jerk”, seguida por la que da título al disco: una nueva demostración de clase, de tiempo medio pero densa, vigorosa, en la que algunos ven la consolidación de ese bendito estilo fantasmagórico que muchos años después se llamará “freakbeat”. La siguiente, “Can’t stand the pain”, me parece sencillamente cautivadora, con esos cambios de ritmo que demuestran una vez más que estos “salvajes” vienen en su mayoría de aquel oasis que eran las escuelas de Arte, que son capaces de lo más crudo y lo más complejo. Esa perla ocupará luego la cara B del single que certificará un cierre estelar del año con “Midnight to six man” en la A (todavía hoy resulta inexplicable por qué no se incluyó también esta canción en el Lp). La última de las canciones propias es “We’ll play house”, quizá la que más va en la onda tradicional. En cuanto las versiones, también las influencias se amplían: dejando aparte “Cry to me”, la única ya conocida que se incluye aquí, hay blues melódico como esa versión solitaria de la cara A, el “Rainin’ in my heart” de Slim Harpo (aquí sí podrían recordar a los Stones, aunque el camino de estas dos bandas se está bifurcando claramente). Pero hay también un rock and roll entrecortado del calibre de “You’ll never do it, baby”, o ese viaje al pop con “I want your love”; un anuncio del futuro como “London town”, esa inesperada versión de Hardin, o el homenaje a Ike Turner de “Gonna find me a substitute”. En conjunto, este es otro de esos discos sobresalientes… que no llegará ni al top 30. El trabajo de la prensa y las habladurías ya están surtiendo efecto.
Y por fin, ese single que constituye el broche de oro, tan solo unos días después: “Midnight to six man” / “Can’t stand the pain”. En fin. Solo añadiré que el plan cuando se comenzó a grabar el segundo disco grande era hacer al mismo tiempo una película promocional, digamos al estilo Beatles. La película existe y llegó a ser estrenada en 1966; incluso hay un Ep como extracto de “banda sonora” (aunque esas canciones figuran además en otros formatos), pero la promoción fue inexistente. Otra cosa: Taylor dice que esas “pretty things” que aparecen en la primera estrofa del “Tombstone blues” de Dylan es en homenaje a ellos (sí, Dylan se hizo fan de los Things tras conocerlos en su primera gira británica). Y Bowie, además de componer “Oh you pretty things” hizo dos versiones del grupo en “Pin ups”; y Van Morrison los consideraba como “la mejor banda de r'n'b de toda Inglaterra”, y así sucesivamente. Pero todo eso cambiará a partir de 1966, porque los Things ya saben que el r'n'b, como el beat, ha cumplido su función y ahora los verdaderos grandes grupos han de tener cada uno su propio estilo.
Me ha sonado muy muy Beatles, este Road runner, aunque sí… la guitarra atómica total jajaja El segundo tema ( ) un blues “ arrastrado” como le llamas, de libro, aunque las guitarras aquí me suenan un poco a lata… menuda crítica estoy hecha, menos mal que no me escuchan: ) ¿ Prince? Otro Prince supongo, no el innombrable ; ) el Cry to me está bien, pero le falta garra, me gusta mucho más el original de Solomon Burke, hasta Tom Jones hace una versión tremenda de ella con su vozarrón jajaja Get a buzz suena muy bien para ser grabada de un tirón… ya me voy acostumbrado a sus gritos de guerra jajaja Can’t stand the pain tiene un empiece muy curioso, es diferente, muy diferente de todas las otras, con esos cambios, y esos acordes suaves ..especial sí Sr. que por cierto no la has subido, tuve que buscarla… siempre me haces trabajar una barbaridad en tu blog.. ; ) en fin, muchas gracias .. lo que me falta, lo escucharé en otro momento.. Un abrazo!
ResponderEliminarLes veo más nervio a estos que a los Beatles, quizá porque en realidad vienen de dos escuelas distintas: aunque hicieron versiones de todo tipo y tienen también influencias negras, los Beatles estaban más cerca del rock and roll blanco. Incluso algunas versiones que hicieron, como el "Twist and shout", denotan esa querencia. Los Things beben del r'n'b, que es la raíz del rock and roll negro. Eso les da una "agresividad" que los Beatles no tienen.
EliminarSobre "Cry to me" ya digo, al ser una balada soul parece un poco cogida por los pelos. Pero si también la hicieron los Stones es porque se podía arreglar de muchas maneras. Es una buena versión, de todos modos.
Saludos mil.
Antes de que se me vaya de la cabeza..., cuanto debieron aprender The Cramps de los Pretty cuando iunterpretan este "Unknown Blues", y cuanto debieron aprender ellos mismos de gente como 13th Floor Elevators y Seeds cuando interpretan temas como "Midnight to Six Man" y "Can´t Stand The Pain", las influencias son muy claras entre todas esas bandas y el círculo, como suele suceder, siempre tiende a cerrarse.
ResponderEliminarCreo que siempre ha habido una especie de argumento Pretty Things / Stones en el sentido de cual de las dos bandas era la más auténtica, la que mejor representaba el lado más subversivo del rock, el más sucio y renegado. Viv Prince se comía crudo a Brian Jones, de eso no cabe la menor duda, el "S.F.Sorrow" supera con mucho el nivel de "Their Satanic Majesties Request" y así hasta que Andrew Loog Oldham desaparece de escena y los Rolling se ponen serios, mientras los Things siguen de fiesta. ¡Lástima!
God Save The Tings one more time!!
Saludos
Son los Pretty Things los que enseñaron no solo a los Cramps, sino también a los Elevators y a los Seeds. Es una simple cuestión de años, porque estas canciones -la invasión británica, para resumir- son de 1964 y 1965, y las bandas de garage van a su rebufo: las dos que citas comenzaron su carrera en 1965. Al menos en este tipo de música, los británicos iban por delante.
EliminarY sí, en lo relativo a la "pelea" Stones-Things, yo creo que no había discusión, al menos en lo referente a la "autenticidad". Ya sabes que la política de los Stones era el "parecer que" mucho antes que el "ser". Riesgo sí, pero hasta cierto punto. "Nadar y guardar la ropa", llaman a eso.
Saludos mil.
Primero confesar mi desconocimiento de estos tipos, segundo reconocer que tienen su encanto. Suenan más contundentes que los Stones, más crudos y más pegados al blues. He visto algún directo en YouTube y da la sensación de ir pasados de vueltas, las drogas es lo que tienen. Los temas de guitarras y armónica son abrasadores, y en otros palos también dan la talla. Muy interesantes.
ResponderEliminarChafardero
Yo creo que todos aquellos grupos que comenzaron en los primeros años 60 tenían su encanto, tanto si trabajaban el beat como si iban por este palo negroide. Luego ya cada uno tiene su querencia, claro. Y en el bando del r'n'b rockero, creo que efectivamente estos tenían más nervio que los Stones; si comparamos su carrera en conjunto es otra cosa, pero en estos años yo creo que incluso el material es más interesante.
EliminarHola:
ResponderEliminarLos dos primeros Lps de esta gente los conseguí hace bastantes años a la vez y fueron de esos de vuelta y vuelta, y me siguen encantando.
Los Pretty Things como otros, también se supieron adaptar al paso de los tiempos perfectamente, pero no voy a hacer spoiler, pues seguro hay una continuación a esta entrada.
Saludotes
Jose
Hola, José.
EliminarA mí me pasó algo parecido, no los descubrí hasta bien entrados los años 70. De sus primeros discos, aquí no salió casi ninguno hasta esa época, que comenzaron las recopilaciones y ese tipo de cosas. Y tranquilo con lo del spoiler, porque creo que aquí ya saben todos el rumbo que siguieron; no solo ellos, sino la mayoría de los grupos grandes.
Saludos mil.
Hoy toca presumir un poco ¿puedo? Pues vale. Relativamente cerca de nuestra casa, los Pretty Things tienen una finca dónde se celebraban algunos conciertos. Tuvimos la suerte de asistir, en el año 98, a uno de ellos donde también actuaba Artur Brown (Fire). Allí, sentados en la hierba, muy cerca del escenario pudimos disfrutar de su música. A mí me tenían en el bote desde que en el 66 (maomeno) compré el single que contenía "Come see me" y "L.S.D". Por supuesto que, más adelante, hice dos de mis versiones de andar por casa de esos dos temas.
ResponderEliminarCrónica del evento:
https://perianaypedanias.blogspot.com/2011/07/los-otros-rolling-festival-de-rythm-and.html
Disculpen la batallita.
Saludos.
Ya he ido a verlo, ya. Es la ventaja del Mediterráneo: los guiris se mueren por el sol y el ambientillo. Envidia me das.
EliminarSaludos mil.
Hola Rick.
ResponderEliminarConocía a los Pretty Things gracias a un primo mío guitarrista que siendo yo todavía un chaval me puso el disco de SF Sorrow recién traído de Londres y que era toda una rareza en España. Ese disco marcó para mí, un antes y un después y me hizo ver que había música más allá de los Beatles Desde entonces adoro a esta banda .
Con esta entrada he descubierto su primera etapa R&B que la tenía un poco apartada, dada mi fijación por la era psicodélica.
Que envidia me das, babelain. Vivir una experiencia semejante y tan cerca de casa tuvo que ser alucinante. Me paso a leer la crónica.
Saludos.
Antoni.
Hola, Antoni.
EliminarCurioso. Yo también empecé por el "S.F. Sorrow". En aquellos años creo que no había ni un solo disco, grande ni pequeño, del los Things en España, y al igual que muchos otros grupos pasaron desapercibidos; menos mal que luego en los 80/90 vino la furia de reediciones en CD. Hasta ese momento teníamos que andar a base del mercado de importación, que tenía unos precios bastante tremebundos.
Suerte para el nuevo año.