miércoles, 27 de abril de 2011

Viaje psicodélico (VI)


Terminamos hoy con la historia psicodélica, que por suerte es bastante más corta que la de los mods: no me han quedado muchas ganas de volver a meterme en jardines de ese tamaño. Los singles, esos bellos, esos irresistibles artefactos, son los protagonistas últimos de esta historia; y al igual que con el Northern Soul, oirán ustedes una docena más uno. Vamos allá: 

Comenzamos por la gente conocida. Family publicó en 1967 "Scenes through the eye of a lens" como cara A de su único single en United Artists, pero las ventas fueron bajas y sus impacientes contratadores los echaron. No hubo problema: su calidad era tan alta que pronto encontraron acomodo en Reprise, donde desarrollaron toda su carrera posterior. La pena es que este single quedó en tierra de nadie, a pesar de su belleza.



Syd Barrett y sus compañeros de Pink Floyd tuvieron suerte desde el principio: este es su primer single, titulado "Arnold Layne", que llegó al puesto 20 en Marzo del 67. En el caso de que hubiese alguien en el planeta que no hubiese oído nunca a los Floyd, no se creería que son los mismos Floyd de "The Wall" y ese tipo de cosas. Y en espíritu no lo son, desde luego.




No podía faltar "My white bicycle", de los Tomorrow, en esta humilde selección: es una de mis favoritas. Disfruten ustedes de la guitarra con phasing de un jovencísimo Steve Howe y ese montón de cintas al revés, tan de la época.




Cuando Tomorrow se dan de baja, dos de sus antiguos miembros (Twink Adler y "Junior" Wood) se asocian con el legendario batería Clem Cattini y el no menos legendario teclista Nicky Hopkins -por entonces reputados músicos de sesión- para formar The Aquarian Age, una bandera de conveniencia que solamente grabó un single, cuya cara A es esta preciosidad titulada "10.000 words in a cardboard box". 



Les presento ahora a unos cuantos semidesconocidos: los Smoke, por ejemplo. Su primer single, titulado "My friend Jack" es otro de los iconos lisérgicos. No pasó del puesto 45 en parte por culpa de la BBC, que se negó a emitir esta canción ("mi amigo Jack se come terrones de azúcar…", clara referencia al LSD). Y ninguna otra pieza suya llegó a esta altura. Sobrevivieron un tiempo gracias a sus fans continentales (en Alemania alcanzó el puesto 2: ¡bien por los alemanes!).




El asunto de las banderas de conveniencia fue muy común en este género: aquí tenemos a un tal "Caleb", cuyo apellido resulta ser Quaye; es decir, el guitarrista de estudio que ha tocado con medio censo británico y que comenzó en los Bluesology de Long John Baldry junto a un jovencísimo Elton John (que por entonces aún era Reginald Kenneth Dwight). Justo después de la disolución de esa banda, esconde su apellido y graba este único y fantástico single: "Baby, your phrasing is bad" acompañado por músicos de la Phillips, que no se gastó un duro en promoción.




Sigamos con la bandera: "Madman running through the fields" es otra de las leyendas del género. Fue el único single de Dantalion's Chariot, el nombre tras el que se oculta Zoot Money, que había estado al frente de la Big Roll Band. Luego el señor Mooney irá a la banda de Eric Burdon junto al guitarrista Andy Summers, mientras que Colin Allen, el batería, encuentra trabajo con Mayall; que por cierto, Andy Summers… ¿no les suena policíaco? El caso es que tenían el mejor juego de luces del negocio -mejor que el de Pink Floyd- pero no les sirvió de nada.



The Kult era una banda irlandesa que había cambiado de nombre ya tres veces antes de publicar su único single "No home today" / "Mr. number One". Aunque cualquiera de las dos canciones es un lujo, la mayoría de los fanáticos preferimos la cara B; y de los pobres Kult nunca más se supo, pero el disco cuesta un potosí.


Lo mismo que "In your tower", de los escoceses Poets, otra maravilla. Es la cara B de su sexto single. Eso querría decir que el resto de su obra no importa mucho, ¿verdad? Bueno, pues a medias: tienen alguna otra cosa decente, pero ninguna a la altura de "esto". Entre 1962 y 1968 pasaron por esta banda más de veinte músicos distintos, así que podemos considerar a los Poets como una escuela. 


Adoro todas estas canciones, siendo "Vacuum cleaner" de los Tintern Abbey una de mis "más" favoritas. Es la cara B de "Beeside", otra gran canción, pero… ese fuzz de la guitarra mezclado con melotrón me enamora. Snif. Eran de Londres y solo grabaron este single: para qué le vamos a echar más literatura.


También había rockeros despistados entre la psicodelia británica. Quizá el mejor ejemplo sean los Open Mind, cuya tendencia iba por un primitivo hard/heavy que sin embargo no les impidió colorear algunas de sus piezas; como por ejemplo la cara A de su segundo single, la canción más famosa de su carrera: "Magic potion". El año anterior habían publicado un LP que pasó sin pena ni gloria y poco después de este single desaparecieron, "animados", como otros muchos, por la desastrosa Phillips.


He reservado el número 12 para una grabación alternativa que supera, si cabe, a la publicada originalmente: "Path through the forest" es la cara A del primero de los dos únicos singles que grabaron The Factory; las cuatro canciones de estos chicos son fabulosas, pero la mejor es esta. Y hace unos años, cuando comenzó la busca y captura de la psicodelia perdida, alguien encontró en un rincón de los estudios MGM, donde fue grabado el primer single, unas cintas con "ruiditos en la jungla" que iban a ser añadidas a la canción pero que no llegaron a serlo para ahorrar gastos en producción. Bien, pues aquí tienen lo que debió haber sido una obra de arte.


Llegamos por fin al puesto 12+1, fuera de concurso, que es para los Beatles. Se trata de "Tomorrow never knows". Y dirán ustedes, ¡pero si esa la conoce todo el mundo..! Bueno, tal vez no en esta versión: cuando se publicó "Revolver" por primera vez -en mono- esta pieza era un poquito más desfasada -si cabe- que la definitiva. Con el disco ya en la calle, alguien (el señor Martin o el mismo Lennon) debió de decidir que el día en que se grabó esto tal vez John y los técnicos estuviesen un tanto "eufóricos" de más, con tanto loop y tanta cinta al revés, así que se decidió suavizarla: al mes siguiente ya estaba en las tiendas la versión que ha pasado a la historia. Pero a ver qué les parece la original. 




Listo. Acabado. Terminado. Ya. Como ocurre con cualquier otro estilo, ustedes verán si quieren seguir buceando; por supuesto yo diría que vale la pena, pero en fin… Ah, y los que quieran tener un paquetillo con todas ellas juntas, pinchen aquí


domingo, 17 de abril de 2011

Viaje psicodélico (V)


Cuando empecé con esta serie dije que la psicodelia es un género de singles (que tampoco es que haya muchos realmente buenos), así que hoy terminamos con los discos grandes: hasta ahora hemos visto solamente cinco (quedamos en que Cream no entra en este grupo), y con otros dos o tres más queda la cosa rematada. Hay luego un sinfín de obras menores, de una o dos canciones buenas por disco, que no han pasado a la historia pero sí a las listas de buscados por los coleccionistas compulsivos: una agridulce sensación, supongo, para sus creadores.

Tomorrow: entre las rarezas del género, para mí la mejor es esta. Tomorrow es un cambio de nombre y perspectiva de una banda que ya existía: los In Crowd, un grupito a medio camino entre el el r&b y el soul que llegó a publicar tres singles en 1965 y que a principios del 67 deciden hacer borrón y cuenta nueva. Los nuevos aires que soplan por la Isla parecen sentarles muy bien, y su LP homónimo es uno de los más interesantes del género. Sin embargo, ni este disco ni los dos singles extraídos de él y que fueron publicados antes, ya en 1967, causaron en su momento la menor sensación (a pesar de que "My white bicycle", uno de ellos, es en sí mismo la quintaesencia de la psicodelia eléctrica, con phasing y todo). Pero estamos hablando de un mercado que, contra lo que pueda parecer ahora, era minoritario: sólo vendían en grandes cantidades cuatro o cinco grupos, y la verdad es que EMI no se gastó mucho en promoción -para ellos, la oferta psicodélica ya era suficiente con Pink Floyd. En resumen, el disco pasó sin pena ni gloria y solo alcanzó estatus de mito a mediados de los años 70, finalizada la época del rock clásico, cuando muchos aficionados volvieron la vista atrás y se pusieron a buscar joyas inadvertidas o sobrepasadas por la genialidad de los grandes nombres. Una pena. Por cierto: Steve Howe, el muchacho que tocaba la guitarra, se hizo famoso a mediados de 1970, cuando consiguió empleo fijo en Yes.

The End: un caso de mala suerte. Su único LP, titulado "Introspection", fue publicado en 1969 (un año después de su grabación), cuando la banda prácticamente ya no existía. Es otra de esas gemas perdidas, y lo más extraño es que The End tuvieron una buena baza para empezar en el negocio, allá por 1965: su dirección artística y la producción estaban en manos de Bill Wyman, nada menos (sí, el bajista de los Stones), que se había encariñado con el grupo. Comenzaron su carrera haciendo r&b con unas gotas de soul, como los In Crowd, y al igual que ellos se pasaron a la psicodelia. En 1968 publicaron su single de culto, "Shades of orange", pero cuando uno tiene mala estrella no hay nada que hacer: en esa época comenzó el lío contractual entre los Stones y su manager, el pirata Allen Klein, lo cual retrasó un año la publicación de "Introspection" -disco que por otra parte tampoco DECCA estaba muy animada a editar: lo hizo a regañadientes y casi "obligada" por su filial americana, que ya lo había publicado allá-. Esta situación desanimó al grupo, que ya imaginaba que en 1969 estaría desfasado, y así fue. Curiosamente, lograron un cierto éxito ¡en España!, donde llegaron a ser vistos en televisión e incluso publicar singles que no salieron en la Isla (además de aparecer en la mítica "1, 2, 3, al escondite inglés", la primera película de Iván Zulueta, paseando por Madrid envueltos por el playback de "Cardboard watch" y el asombro huraño de los nativos). En fin, otro LP objeto de búsqueda desde mediados de los 70. Y van dos.

Kaleidoscope: procedentes de pequeños grupitos del oeste de Londres, se forman en 1967 con material suficiente para grabar un LP en poco tiempo: "Tangerine dream"; aunque antes salió otro de esos singles que han pasado a la historia: "Flight from Ashiya", una pieza de psicodelia melódica que refleja muy bien el estilo del grupo. Sin embargo, tampoco vendieron lo suficiente como para mantenerse: un segundo LP, titulado "Faintly blowing" y publicado en 1969, fue su acta de defunción, quedando material para un tercero que no fue publicado hasta muchos años después. Lo curioso en este caso es que tanto la BBC como la prensa los alabaron mucho, pero está claro que esas alabanzas no calaron entre el público, que les achacaba una excesiva blandura, un tono demasiado melancólico (lo cual era cierto). Finalmente, tras otros dos o tres singles para olvidar, cambiaron su nombre a Farfield Parlour con resultados no mucho mejores. Uno de esos singles para olvidar fue "Jenny Artichoke", que llegó a ser versionado en España por Fórmula V, así que ya se pueden imaginar ustedes el tipo de canción que era. A mediados de los 70 etcétera etcétera…

Y a estos tres, aunque con menor brillo, se podría añadir a July, Smoke, Idle Race o bandas mayores como los Hollies, que tampoco se resistieron a dejar su impronta psych. El caso es que la psicodelia pasó como un flash colorido por la Isla entre finales de 1966 y 1968. Y de entre los cientos de grupos que se apuntaron a la moda, hoy solo queda el recuerdo de los tres o cuatro más grandes… y algunos singles maravillosos de los que, como en el caso de Northern Soul, lo de menos ya son sus autores. Así que habrá que rematar este recorrido del mismo modo que hicimos con los nostálgicos souleros, pero será el próximo día que tenga tiempo: ahora he de ir a vigilar mis posesiones hosteleras, que Sam no anda muy fino estos días.


martes, 5 de abril de 2011

Viaje psicodélico (IV)


Cumplido el trámite de los grupos ya consagrados, hoy toca hacer mención a otros tres que arrancan en esta época influidos por los sonidos del momento, como debe ser. Hubo muchos más, pero solo estos tres consiguieron sobrevivir con éxito a la época: el resto no pasaron de un single o dos -o incluso un LP- antes de desaparecer en su gran mayoría. Los tres grandes son Family, Traffic y Pink Floyd. En los tres casos la publicación de su primer LP fue precedida de singles que se han convertido en piezas de coleccionismo, pero ya hablaremos de los singles al final de esta historia.

Family: liderados por Roger Chapman, una de las voces más potentes y versátiles de este negocio, publican "Music in a doll's house" con la producción conjunta de Dave Mason -uno de los cerebros de Traffic en ese momento- y Jimmy Miller -productor de Traffic-. La conexión con Traffic se reitera en "Never like this", un dulce maravilla cedida por Mason al grupo, pero es evidente que Family tiene su propio carácter: desde la primera canción ("The chase") hasta el final del disco estamos ante un grupo que ha interiorizado la esencia psicodélica pero que ya se permite el lujo de hacer variaciones que conectan con el naciente género progresivo. Buen ejemplo de esto es la pieza cumbre, "Old songs new songs", en la que su dominio sobre los instrumentos de metal y los arreglos orquestales -con coros y todo- es apabullante. Family seguirán su camino con otros discos asombrosos y minoritarios que les darán mucha leyenda y poco dinero (como era de esperar, esta primera obra no pasó del Top-40: demasiado trabajo subterráneo como para ser percibido por las mayorías). Sin embargo, el mismísimo Lennon admitió que "Family es lo mejor que he oído en años". Y miren ustedes lo que es la vida: por esa época los Beatles proyectaban la publicación de un doble LP que se iba a titular "A doll's house" en homenaje a la obra de Ibsen, para la cual ya tenían incluso el diseño de la portada. Pero para evitar asociación de ideas por parte del público con el disco de Family, decidieron llamarlo simplemente "el LP blanco" y así salió: blanco y con una numeración correlativa.

Traffic: ya hemos hablado de Stevie Winwood en su época con el grupo de Spencer Davis, al que abandona en 1967 para retirarse a una granja junto a unos nuevos amigos y planear su futuro musical. El resultado en formato grande es "Mr. Fantasy", otro de los iconos de la psicodelia británica: en un tono más fumeta que lisérgico, y aunque el conjunto es un tanto irregular, oímos piezas rutilantes como "Heaven is in your mind", "Dealer" o, sobre todas las demás, "Dear Mr. Fantasy", una de esas canciones que nos acompañará toda la vida. Traffic, al igual que Family, será otro grupo inclasificable a partir de ese momento, otro grupo delicioso cuyo talento superó la prueba psicodélica en la que se hundieron la mayoría. Tanto en su primera época -de dirección colegiada entre Winwood y Dave Mason- como después, estamos ante otra de esas bandas cuyo nombre se pronuncia con respeto y devoción aún hoy por parte de todos aquellos que tienen memoria y distinguen lo bueno de lo acccesorio.


Pink Floyd: como todo el mundo sabe, hubo dos bandas con este nombre. La primera duró poco y su creatividad musical dependía casi por completo de un genio quebradizo llamado Syd Barrett, que representa como nadie la esencia de aquella época: cabecita loca pero efervescente, exceso de ácido, afán por vivirlo todo. De ese genio procede la mayor parte de las piezas contenidas en el primer LP de los Floyd, titulado "The piper at the gates of dawn", y hay que reconocer que la primera canción de ese disco es una de las mejores, de las más logradas de todo el género psicodélico: "Astronomy domine". El resto del disco es una preciosidad melódica, una demostración de que la psicodelia británica era pop y no rock como muchos dicen ahora; no hablemos ya de sus primeros singles, que son más evidentes todavía. Pero el bueno de Syd acabó por reventar, fue relevado por David Gilmour -un buen guitarrista y poco más- y los Floyd quedan al mando de Roger Waters, quien llevará a esta "nueva" banda al terreno del rock progresivo/depresivo que tanto dinero les dio (aunque ojo, algunos discos de esa segunda época son magníficos; no son tantos como sus millones de seguidores pretenden, pero hay cuatro o cinco obras verdaderamente relevantes). Si quieren echarle un vistazo a la hagiografía del pobre Syd, aquí la tienen.
 
Y ya está. Quedan dos o tres obras grandes del género que fueron compuestas por grupos de los que nunca más se supo, o que se diluyeron en otras bandas: a ver si el próximo día nos ponemos a ello. Mientras tanto bajo a la barra, que ahora tengo trabajo doble.