Entre las infinitas variantes que se suelen citar como “progresivas” destaca una colectividad de músicos inquietos cuya ciudad de residencia se acabó convirtiendo en todo un estilo: la ensoñadora Canterbury. Recordarán ustedes que esos músicos, estudiantes en su mayor parte, crearon una primera agrupación prácticamente amateur llamada Wilde Flowers a mediados de la década de los 60; poco después algunos de ellos se unieron a otros que venían de fuera y de ahí surge Soft Machine, la primera banda a escala nacional, cuya mezcla de psicodelia con art rock, jazz e incluso pop resultaba sorprendente. Luego los Machine evolucionaron hacia el jazz rock de vanguardia, que a mí se me hace bastante aburrido; pero por entonces surgió una nueva banda que mantenía en gran parte la esencia de los primeros tiempos: Caravan. Su mezcla de rock melódico, sinfónico a veces pero -por lo general- sin excesos, con toques pop y mucho humor (algo casi prohibido en el rock progresivo), los hacía encantadores. Y no mucho después apareció otra más humorística aún; tanto, que resultó ser un planeta: Gong, dirigido por el imprevisible Daevid Allen, un australiano que había participado en los primeros tiempos de Soft Machine y cuya mezcla enloquecida de psicodelia con jazz rock y sonidos astrales e hindúes lo hace merecedor al título de Hijo Adoptivo de Canterbury. Por desgracia, también para ellos va llegando la hora de la despedida en este local.
Caravan, tras unos comienzos dudosos a finales de los 60 con un disco grabado en malas condiciones y peor distribución, encadenaron luego otros cuatro que los han llevado a convertirse en uno de los nombres de culto más queridos por los frikis europeos. En su contra tienen el hecho de que, como la mayor parte de las agrupaciones de Canterbury, la plantilla es inestable: de los cuatro miembros fundadores, Pye Hastings y Richard Coughlan -la tendencia art pop y orquestal del grupo- se mantienen desde sus primeros tiempos, mientras que los primos Sinclair, más escorados hacia el jazz rock, han estado yendo y viniendo. En estos momentos el trío principal está formado por los dos primeros más Dave Sinclair; junto a ellos, Geoffery Richardson (violines, guitarras e instrumentos de viento) y el bajista John Perry. Esta formación es la que se asocia con la New Symphonia Orchestra para grabar una actuación en el Teatro Real de Londres a finales de Octubre del 73, que se publicará en la primavera del 74. No soy yo muy aficionado a los experimentos de ese tipo (pienso que el disco de los Purple o el de los Moody Blues con orquesta no son nada del otro mundo), pero tal vez sea la banda que mejor empaste ha conseguido entre un sonido y otro: al final resulta ser un disco bastante aceptable, en el que por momentos suenan perfectamente conjuntados (en la reedición en CD tenemos el concierto completo, incluyendo la ejecución de algunas canciones pertenecientes a su disco anterior: vale la pena).
Al poco rato se marcha Perry, sustituido por Mike Wedgwood (ex-Curved Air entre otros empleos). Es una época de mucho trabajo en directo, lo cual hace que la preparación de su nuevo disco se lentifique hasta que por fin, después de más de medio año de sesiones esporádicas, se publica en verano del 75. El disco se titula “Cunning stunts”, y de pronto parece que estamos ante otra banda: en la cara A las canciones fluyen en un tono medio agradable, con un sonido muy cercano al mainstream yanqui (salvando las distancias, me recuerda la milagrosa transformación de Fleetwood Mac), e incluso la pretendidamente rockera “Stuck in a hole”, que fue single, suena como si no quisiera molestar. El cierre mejora un poco con “No backstage pass”, la última, cuyo desarrollo ya nos suena más familiar. En cuanto a la cara B, lo mejor del disco, está ocupada casi íntegramente por “The dabsong conshirtoe”, un largo desarrollo en fases al estilo tradicional del grupo, que no llega ni de lejos a las alturas de otros tiempos pero se deja oír. En resumen, parece que la maldición del doble directo que sufrieron otras bandas ha afectado también a Caravan, aunque el suyo fuese sencillo. Poco después se marcha Dave Sinclair, el grupo graba un nuevo disco más flojo aún que el anterior, van y vienen otros músicos, hay otro disco, una separación de dos años, vuelven algunos y graban más discos… Los Caravan que la mayoría de fieles admirábamos terminaron en 1975: a partir de entonces sus reencarnaciones sucesivas ganaban el dinero en las giras, mientras que los discos pasaban desapercibidos. Mala señal.
El planeta Gong, esa nave fantástica dirigida por Daevid Allen, tiene una tripulación primaria bastante consolidada: además de Gilli Smyth y Didier Malherbe, que acompañan a Allen desde el principio, Steve Hillage y Pierre Moerlen se unieron en 1973, justo a tiempo para comenzar la trilogía “Radio Gnome Invisible”, que llega en 1974 a su final con la publicación del tercer disco: “You”. La estructura musical de Gong sigue una línea muy estable, basada en un tono general de psicodelia un poco loca, jazz rock con efluvios espaciales, influencias hindúes y, recuerden, mucho sentido del humor. El humor es una de las principales señas de identidad en el espíritu de Canterbury; como lo es también el origen jazzístico de muchos de sus músicos, y gracias a eso su destreza técnica es muy alta: Gong o Caravan gustarán más o menos, pero no se puede negar la tremenda categoría de su sonido.
“You”, el final de aquella trilogía, es tal vez la obra más “espacial”. El sonido se ha ido haciendo cada vez más amplio, con más profundidad, aunque las características básicas se mantienen desde “Magick brother”, su primer disco. “You” resulta ser también el más popular en Europa (y el segundo publicado en España a su tiempo): aunque no hay grandes diferencias con los anteriores, Allen y sus amigos parecen haberse esforzado en su elaboración, evitando el exceso de minutos tediosos que por momentos apagaban la brillantez de los otros dos: las piezas largas, como “Master buider” o “The isle of everywhere”, están perfectamente diseñadas, con ese cruce entre jazz rock, cánticos y sonidos espaciales que se convierten en casi hipnóticos (tal vez resultan un poco extensas las que cierran cada cara, en cambio). Y una de las cortas se convirtió en el mejor resumen de lo que era la locura Gong: “A P.H.P.’s advice”, que en menos de dos minutos nos deja claro ante qué tipo de personajes estamos. En resumen, “You” es tal vez la obra más accesible de Gong, aunque con ellos el término “accesible” es un tanto etéreo.
Por desgracia, con el fin de la trilogía llega también el fin de ese planeta: Gilli Smyth se ha retirado brevemente para atender a su hijo; y Allen, que es el padre, lo hace poco después. En consecuencia Gong ya no es una nave planetaria, sino un simple grupo musical que de momento quedará al mando de Malherbe y Moerlen (algo que ni a ellos mismos apetece): con la ayuda de Hillage y nuevos integrantes publicarán en 1976 “Shamal”, el único disco de esta nueva formación. Hay una buena mezcla entre jazz rock, música cercana a los sonidos étnicos, un gran juego de percusiones e instrumentos de viento; pero se ha perdido el espíritu loco que guiaba a aquella nave, y los propios músicos deciden liquidar el proyecto poco después de su publicación. En cuanto a Allen y Smyth, más adelante recrearán Gong y su filosofía con nombres similares o diferentes, hasta que abandonan este mundo: Allen a principios del año pasado, ella en Agosto del presente. Su locura fue longeva y emocionante para quienes quedamos prendidos en la fantasía de su planeta. Benditos sean, estén donde estén ahora.
Buen repaso al estilo Canterbury. De todos los grupos que salieron de allí, al que menos presté atención fue a Caravan. Aunque luego he intentado subsanar el error, pero ya no es lo mismo. A ese germen llamado Wild Flowers los conocí en la era de internet. Y a Gong si que los oí en su día. Precisamente este You es mi disco preferido de ellos. Lo he oído en todos los estados de conciencia que conozco, que son varios jeje. Me encanta este disco, pero no se puede poner de música de fondo, como casi todo lo de Allen; hay que "ponerse a escucharlo" y olvidarse de todo lo demás, si no te vuelves tarumba. No es una música fácil de oír, pero vale la pena ponerse a ello. Y destacaría la labor de Didier Malherbe en los instrumentos de viento. Grandes músicos. Música nada fácil, muy trabajada y arreglos muy ingeniosos, con magia y locura, como muy bien apuntas.
ResponderEliminarSaludosssssssss
Muy buenas, Bab. Es una pena que no hayas seguido a Caravan, supongo que en parte a causa de la desastrosa distribución que tuvieron en España, pero nunca es tarde aunque lo parezca.
EliminarLo de Gong (y otros cuantos) tiene relación con los "estados de conciencia", eso es innegable. Aun así, yo creo que incluso estando sereno del todo se puede apreciar el tremendo nivel que tenían. "You" es precisamente el más asequible de sus discos, o eso me parece a mí.
Saludos mil.
Creo que los eslabones de Chaucer y de Pasolini (perdón por el prurito intelectualoide) encontraron en Canterbury otros personajes posteriores (Wyatt, Allen, Ayers, Hastings, Sinclair) que siguieron otorgando a la ciudad inglesa su aura y encanto especial (a pesar de las bombas de la Luftwaffe) Cuando escucho sus "Third", "In The Land Of Grey And Pink" o "You" creo (y quiero) transportarme a otras épocas más acogedoras y ricas que las actuales.
ResponderEliminarGran aportación lírico-psicotrópica de la Inglaterra del momento, antes de que la Thatcher sacara el hacha y gente como Joe Strummer se rebelara para mayor orgullo de la nación.
Saludos,
JdG
En este caso viene como anillo al dedo el "prurito intelectualoide", como tú dices, ya que estos muchachos lo eran (creo que Ratledge era licenciado en Filosofía, sin ir más lejos). Hay que tener en cuenta que Las Flores de Wilde se llamaban así en honor a don Oscar Wilde, y que Soft Machine es el título de una novela de Burroughs; por lo tanto, están en su salsa.
EliminarY totalmente de acuerdo en lo de las antiguas épocas acogedoras: vivimos unos momentos penosos, entre unas cosas y otras.
Hola Rick.
ResponderEliminarDe los Caravan, tenia el Pink, creo lo compré por la portada, supongo en su tiempo estarían bien, pero lo que es escucharlos ahora...
De Gong, tenían su puntillo, tuve una C-90 con el You y el Shamall, que supongo acabaría fundida de tanto oirla, o quizás esté todavía en la estanteria de las cassettes.
En fín, dos bandas exponentes de una época, pero que no me atrae lo mas mínimo volver a recordar.
Ya pronostiqué que esta travesia seria dura.
Un saludo y a ver si en la próxima escala hay mas suerte.
Jose
Comprendo que hoy en día pueden parecer un poco tochos, tanto Caravan como Gong, pero también puede ser una simple sugestión: yo a veces me asusto cuando me toca revisar alguno de estos grupos para refrescarme la mamoria, y al final resulta que pocas veces me aburro. Es cuestión de dar el primer paso, simplemente. De todos modos, tranquilo: ya va faltando poco.
EliminarSaludos mil
Acabo de escuchar el In The Land Of Grey And Pink de Caravan, y me doy cuenta de que me equivoqué al no haberles prestado más atención en su día. Ahora es tarde, la verdad.
ResponderEliminarGong no son lo mío. Salvo algunas cositas en plan risa, nunca me los tomé es serio.
Saúde.
Gran disco, el Pink ese. Y no creo que sea tarde: como en otras ocaasiones, te recomiendo que pruebes a escuchar una sola canción diaria suya. Ya verás cómo se te hace más llevadero. Igual me lo acabas agradeciendo, y todo.
ResponderEliminarY la risa con Gong... bueno, era uno de sus objetivos, precisamente..