La psicodelia fue una moda que llegó aquí tarde y mal. Para ser honrados, hemos de reconocer que se notó más en las prendas de algunos músicos y aficionados o en la decoración de algunos locales que en la música, salvo muy escasas y honrosas excepciones. Tal vez el mejor ejemplo sea “Un, dos, tres al escondite ingles”, la película del bendito Iván Zulueta que tantas veces se ha citado aquí: sí, es psicodélica, muy molona, muy colorida, en gran parte por los dibujos del propio Iván; pero la música no pasa de ser básicamente pop, con algunos integrantes del llamado “spanish soul”, y la escasa psicodelia musical que se escucha corre a cargo de los británicos The End. En los años 70, cuando ya su momento había pasado, hubo algunos músicos nostálgicos que a veces dejaban notar su querencia por aquella época: Vainica Doble son el mejor ejemplo, además de ser también las figuras más recordadas. Bien, pues hoy nos visitan unos muchachos que hasta cierto punto mantienen su espíritu, así que de algún modo cerramos el círculo. Se agruparon bajo el nombre de Agamenón, y venían siendo unos hippies tardíos que coquetearon también con esos sonidos; aunque fueron otras víctimas de la desidia discográfica y pasaron practicamente desapercibidos en su tiempo, son adorados hoy en día por unos cuantos fans que conocen su único disco grande. Un disco que dignifica la post psicodelia española con todos los honores.
Allá por 1968 o 69 unos chavales madrileños que están aún en el colegio y dominan las guitarras acústicas se dedican en ratos libres a hacer versiones de grupos tradicionales como Beatles, ayudados por su común habilidad para el canto; pero también se aficionan a los que hacen juegos de voces, desde el folk al sunshine pop o las bandas de la Costa Oeste. La reunión está liderada por Carlos García, un adolescente que ya empieza a componer canciones y que ha conseguido liar a su hermana Carmen, a su amiga Dulce Ayala y a Javier Moreno, un colega que a pesar de su juventud ya toca la guitarra eléctrica con mucha soltura. A principios de la nueva década llegan a oídos de Félix Arribas, el batería de los Pekenikes, que está pensando en iniciar una carrera alternativa como productor y les sugiere grabar una maqueta; sin embargo aquella era una época de fuerte marejada en los Pekenikes, y finalmente Arribas olvida el asunto. Ya por entonces se hacían llamar Agamenón, y el revés con Arribas no los desanima: deciden enriquecer su sonido cercano al folk rock añadiendo más instrumentos, conscientes de que si van a ser un grupo con posibilidades necesitan reforzar la plantilla. Convencen al batería Arturo Terriza y a Ralph, un teclista alemán, justo en un momento en el que Columbia había lanzado un subsello moderno llamado Top y buscaba músicos noveles para crear un catálogo: esa fue la oportunidad de Edelweiss, y será también la de nuestros nuevos amigos.
Estamos en 1973, y con el contrato de grabación ya en la mano van a registrar el nombre del grupo para encontrarse con que el astuto Arribas lo había registrado ya. Bueno, pues no pasa nada: nos llamaremos Tálamo. Pero Columbia objeta que ese nombre es poco comercial, y finalmente la cosa queda en Álamo. Aún habrá otra renuncia: ellos quieren cantar en inglés, pero el sello exige que lo hagan en español; por fin, cuando el single sale a la venta, lo único inglés es el título y estribillo de la cara B. Parece claro que Columbia busca un simple grupo de voces mixtas y tono pop; es decir, quiere probar suerte de nuevo tras el relativo éxito que había conseguido años antes con Nuevos Horizontes: “Fue un sueño / Nighty night” recuerda a ese tipo de agrupaciones, con unas melodías muy cuidadas y arreglos orquestales que redondean un producto de calidad pero también con posibilidades comerciales. Les organiza el consabido playback en televisión para promocionar el single, e incluso consiguen algunas actuaciones; pero estos muchachos han salido contestatarios, y manifiestan su cabreo con el sello abandonándolo poco después. La carrera “oficial” de Álamo no dura más de dos o tres meses: terminadas las obligaciones contractuales, el teclista teutón se marcha a la banda de Micky; poco después queda confirmado en su lugar Vicente Andújar, que además de manejar las teclas también canta. Y de paso quedan libres para recuperar a su querido Agamenón, que ahora ya pueden usar oficialmente.
En poco tiempo se nota una sorprendente “mayoría de edad” en el grupo: tanto su aspecto como su sonido ha cambiado; se ha radicalizado, por decirlo así. Aquella vestimenta de buenos chicos, de universitarios desenfadados que lucían en el single, da paso a una estética hippie que hace juego con sus nuevas canciones, entre el rock psicodélico y el folk con matices que van desde unos Jefferson Airplane hasta Mamas & The Papas (su único punto de contacto real con Nuevos Horizontes: Columbia se equivocó). Carlos se convierte en un compositor prolífico y Javier es ahora el arreglista del grupo; su solidez en directo los convierte en asiduos de los clubes madrileños e incluso actúan en otras partes de España. Pero en la primavera del 74 Javier se marcha a Ceuta, a cumplir con la Patria, lo cual les obliga a fichar con urgencia a un nuevo guitarrista: César Fornés. Y aunque suene un poco cruel decirlo, lo cierto es que ese cambio les favorecerá porque a pesar de su juventud César es ya un virtuoso que domina además una gran variedad de pedales (aún hoy se le encuentra en algunos hilos de Internet impartiendo enseñanzas gratuitas de guitarra). El caso es que a principios de 1975 llegan a conocimiento del insigne Alain Milhaud, que no duda en ficharlos para Explosión, un nuevo sello que acaba de crear; tienen material de sobra para un disco grande, así que se ponen a grabar de inmediato.
El señor Milhaud les da libertad casi plena, salvo por un pequeño contratiempo: al menos dos canciones han de ser reescritas en español. Una de ellas, “Todos ríen de mí” será además el título del Lp, la que lo abre y también la cara A del single que se publicará como adelanto. Es una verdadera declaración de intenciones, porque les queda una letra muy “reivindicativa” y además su estructura musical es un buen resumen de todas sus habilidades: una percusión competente, juegos de voces muy trabajados y sobre todo una verdadera exhibición de guitarra a cargo del recién llegado Fornés, cuya maestría nos deja boquiabiertos en varias piezas del disco, tanto en las cuerdas como con el wah-wah o el fuzz. El disco en conjunto es una verdadera delicia, desde los momentos más reposados como “Al salir el sol”, la otra pieza en castellano (una verdadera exquisitez de tono folk con efluvios medievalistas al estilo Renaissance) hasta la tensión que mantienen piezas como la incendiaria “Send me”. Ya digo que el conjunto brilla a una altura poco frecuente en España por entonces, pero insisto también en que la guitarra de Fornés es tremebunda, internacional. Y sumando todo, estamos ante uno de los mejores discos que se han grabado en la no muy brillante historia musical española.
Por desgracia, aunque probablemente el señor Milhaud hizo lo que pudo, Zafiro no estuvo a la altura: se dice que llegaron a prensarse 5.000 copias (una cantidad respetable para la época), pero el sello no se gastó un céntimo en publicidad y por lo tanto estamos ante otro de esos discos de los que muy poca gente tuvo noticia en su momento. Hay que tener en cuenta que los aficionados que podían haberlo comprado pertenecían al sector de quienes por entonces ya solo escuchaban música extranjera, los que por sistema en las tiendas ya no se detenían en el cajón de los discos nacionales, y sin una buena promoción que los “despertase” ningún grupo español con inquietudes tenía futuro. Así, el disco de Agamenón pasó pronto a la sección de rebajas y pronto también fue “secuestrado” por las bandadas de coleccionistas, tanto nacionales como extranjeros; el grupo desapareció poco después, y aquí termina todo.
En cuanto a nosotros, el haber recibido a los alegres chicos de Agamenón hubiera constituido un perfecto broche de oro para cerrar esta serie; pero como queda feo terminar en un “once” vamos a hacer la docenita, si les parece bien. Eso sí, lo haremos con humor. Así que la próxima semana nos visitarán unos entrañables bufones muy de la época: permanezcan atentos a la pantalla.
En algún lugar he oído ese single primerizo, es lo único que me sonaba, sobre todo ese Fue un sueño (Álamo). Como Agamenón, me suena solo el nombre, de haberlo leído en alguna revista; no creo haber oído nada de ellos, o lo he olvidado. El single suena fresquito, desenfadado e inocente; para ser adolescentes está muy bien. El L.P., ya como Agamenón, es un disco con mucha enjundia. Hay que oírlo varias veces para ir pillando los matices. Es cierto que con el nuevo guitarrista la banda gana bastante. Las voces, la instrumentación, las composiciones y los arreglos son de categoría. Si no nos lo presentas aquí, ni me entero. Sigue, sigue. No está mal esto de descubrir cosas antiguas que se nos escaparon. Veremos el capítulo doce, a ver si nos reímos un poco.
ResponderEliminarGracias.
Saludosssssssssssss
He encontrado el disco de Agamenón en uno de los discos duros. De algo me sonaban. Supongo que lo habré bajado de PielDtoro en su momento. Habrá que reencarnarse un par de veces para poder oír toda la música acumulada durante estos años de descargas a tutiplén.
ResponderEliminarEste disco "resucitó" hará cosa de diez o doce años, cuando lo sacaron los del sello leridano Guerssen, y en consecuencia era relativamente fácil verlo en Internet; supongo que una página como PielDtoro, que por entonces era lo mejor que había en músicas españolas, lo tendría. Aún hoy es relativamente fácil pillarlo, porque con el paso del tiempo ha vivido una segunda juventud. Yo creo que es realmente interesante, con mucha enjundia, como tú dices.
EliminarY en cuanto a las reencarnaciones... Cada vez estoy más convencido de que no sirve de nada bajar discos sin medida. Al final, quedan abandonados en algún archivo. Mejor es ir poco a poco.
Saludos mil....
"supongo que una página como PielDtoro, que por entonces era lo mejor que había en músicas españolas, lo tendría."
Eliminarsi que estaba si, gracias por la frasecita, mi ego está que se sale.
tomo nota de la info para ampliar lo que tenía, aunque parece la bio de Dulces Años, todo se repite.
buena entrada y muy buen grupo
salud
Chuan
Nobleza obliga, mister Chuan. PielDtoro fue un referente, y eso ya no se lo quita nadie. Ojalá un día decidas revivirlo, empezando de cero otra vez: seguro que tendrías nuevos lectores.
EliminarEn cuanto a los datos, si contrastas los nombres verás que Guerssen tiene un error con el nombre del guitarrista César Fornés; creo que ellos ponen "Fournier", o algo parecido.
Saludos mil.
Hola Rick:
ResponderEliminarCada día debo de estar mas tonto, conocia este disco y le he dado tres repasos, mejor dicho, tres intentos, no se que me pasa que mi mente se dispersa y no logro centrarme en la música, vamos que no me entra, y eso que en casa mi sobrino de 21 años y experto mundial en música dice que están bastante bien.
En fín, ¿será que me ha llegado ya la edad de la petanca?
Saludos y a ver que día echamos una partida a este noble juego.
Saludos
Jose
Pues estamos mal, José, porque no sé jugar a la petanca; para ser más concretos, te diré que no sé jugar a casi nada. Pero dale un saludo de mi parte a ese sobrino tuyo: hay esperanza en las nuevas generaciones, después de todo.
EliminarSaludos mil.
Pues para mi son toda una novedad. Podían haberse llamado Álamo o Tálamo, pero mira que Agamenón (menos mal que se les olvidó su porquero)
ResponderEliminarPues es un álbum muy bueno, un verdadero descubrimiento, el perfecto equilibrio entre lo folk y el rock. Hay cierta vena lírica del folk que me atrae bastante y Agamenón la tocan a menudo. Gracias por el regalo.
Andamos por las esquinas del mercado nacional, estimado Chafardero, así que no es extraño que no te suenen de nada; este tipo de grupos es pasto casi exclusivo para frikis, por desgracia. Y sí, ese puntito folk es uno de sus encantos. Lástima que pasaran sin pena ni gloria... como otros muchos...
EliminarPrimera noticia de este grupo realmente primoroso. Estoy viendo este vídeo https://www.youtube.com/watch?v=PO-O5qsCN4g
ResponderEliminarmientras los escucho y realmente están muy bien con esas alternativas instrumentales y vocales. Es aquella una época aquella de experimentación en el pop español que hay que recuperar. Me temo, que como has sugerido fueron los propios aficionados los que abandonaron a estos grupos con su paleto esnobismo y adoración desmedida hacia todo lo que viniera de fuera. Si algún día podemos despojarnos de ese puto complejo de inferioridad recuperaremos cosas que ni siquiera podemos ni imaginar por haber sido olvidadas en los sótanos de cualquier discográfica.
Tiene gracia el vídeo ese, ya se ve que la imaginería nacional no conoce límites. Pero la época era bastante cruda: el olvido de estos grupos no fue culpa de los aficionados, sino de los sellos. Como digo arriba, no se gastaban un duro en promoción; en cambio, los productos como Formula V o los Diablos salían hasta en la sopa. Por supuesto que adorábamos a (casi) todo lo que viniese de fuera; el complejo de inferioridad era eviodente, claro... pero sería por algo.
ResponderEliminarHola rick:
ResponderEliminarYa conocía a Agamenon, de hecho tienen su entrada en Viejo Zapato Marrón.http://viejozapatomarron.blogspot.com.es/2014/04/agamenon-agamenon-1975.html#comment-form
El guitarrista del grupo Javier Moreno, se puso en contacto a través de los comentarios para hacer una aclaración.
He pensado que te podría interesar leerlo.
Saludos.
Antoni.
Hola, Antoni. Ya he ido a mirar el comentario de Javier; da gusto que de vez en cuando se dejen ver los músicos de aquellos tiempos, que son los verdaderos protagonistas. Hay una divergencia entre lo que dice él y las versiones más frecuentes: él dice que su marcha a la mili tuvo lugar cuando ya habían entrado en el estudio de grabación, mientras que según lo que yo he leido por ahí fue antes. Pero en fin, son pequeños detalles. Y hablando de detalles, gracias por el tuyo. Ya digo, que se te presente un personaje de este tipo en el blog siempre es un honor.
ResponderEliminarNo puedo resistir la tentación y, después de leer la entrada, me he puesto en el plato este magnífico disco. Gracias a Guerssen por reeditarlo en 2005 y al dueño de discos Melocotón, mítica tienda ya desaparecida hace un par de años, por recomendármelo entonces. ¡Que buen conjunto!, y retomo etimologicamente esta última palabra para hacer hincapié en la muy lograda conjunción de excelente instrumentación y dignísimas voces las que interpretan cada una de las canciones de este trabajo. El disco viene, además, bien completo con un extenso texto de Alex Carretero y fotos, incluso de su época Álamo, ¡ah!, y un poster tamaño habitación de adolescente de los primeros 70, de un tono naranja ácido, muy de la época. (Suena ahora mismo el "Happy Marriage, Eleanor", ¡maravillosa canción por Dios santo!)
ResponderEliminarUn gran trabajo el de estos paisanos que me alegra la tarde mientras lo escucho. Gracias por ello.
Saludos,
JdG
Es lo bueno de Guerssen, que cuando publica alguna de sus rarezas lo hace a todo trapo. Y más curioso aún es que después de tantos años siga funcionando, tal y como va este negocio; pero eso significa que hay los frikis suficientes para mantenerlo, y una noticia como esa siempre es buena.
EliminarPues nada, me alegro por haberte refrescado la memoria. Para eso estamos.