miércoles, 21 de enero de 2015

España: ascensión y caída (X)



El listado de nombres pertenecientes a la primera generación yeyé española -es decir, los surgidos entre finales de los años 50 y principios de los 60- termina hoy con los dos conjuntos catalanes más populares en ventas pero menos valorados con el paso del tiempo: los Sírex y los Mustang. Hay diferencias entre unos y otros, ya que mientras los Mustang ofrecen un diagrama plano de simples covers calcadas al original, los Sírex nos sorprendían de vez en cuando con algunas versiones muy lúcidas o canciones propias realmente buenas. En estos casos se agradece el componente rockero: los Sírex eran adoradores del rock and roll de la vieja escuela, que en momentos de penuria siempre puede ofrecer al menos unas escalas agradables. En cambio los Mustang eran de corte pop, y ahí no hay términos medios: o eres bueno o eres un petardo. Y ellos, conscientes de que su carencia era la creatividad, se dedicaron a explotar sus habilidades técnicas. Ah, y los miembros de ambos conjuntos se llevan muy bien, ya que durante unos años anduvieron todos juntos por el circuito de la nostalgia.

Habíamos dejado a los Sírex en una envidiable posición: a finales del 65 son el grupo estrella de Vergara, que va abriendo la mano y les permite aumentar su porcentaje de canciones propias, además de publicar su primer LP antes de que ese año acabe. Como sucede con los Salvajes y otros muchos conjuntos de este tipo, su época dorada es el trienio 1965-67, con cuatro o cinco discos pequeños cada año y un montón de actuaciones por toda España, incluyendo el mérito de haber sido teloneros de los Beatles en Barcelona. En 1966 la producción no solo es amplia sino que además es de cosecha propia en su gran mayoría: tal vez quisieron seguir el ejemplo de Lone Star, que por entonces ya dependían de su propia creatividad. Pero es evidente que los Sírex no llegaban a su altura y el resultado es cuando menos discutible, ya que hay pocas canciones de esa época que valgan realmente la pena. Sin embargo rescataremos aquí a dos que tienen su mérito: se trata de “Yo grito”, que venía incluida en el segundo EP de ese año pero que realidad era de sus primeras piezas tras el Lp del año anterior (el primer Ep del 66 procede de ese disco grande) y “Eternidad”, la cara A de su primer single -el formato de moda, que destierra al disco de cuatro canciones. 



Llegados a 1967, digo lo mismo que dije con los Salvajes: el remolino musical de aquella época está causando mucho daño a los conjuntos veteranos. El rock and roll, el beat o el garaje entran en el peligroso sector de los géneros pasados de moda, y muchos grupos comienzan a dar palos de ciego. Algo así le pasa a los Sírex, que lo mismo lanzan un single con vagos tonos psicodélicos como recurren a piezas -tanto propias como ajenas- que causan sonrojo. De ahí hasta su desaparición oficial en 1970 no hay mucho que contar, pero siempre se puede rescatar alguna canción semienterrada entre tanta mediocridad: por ejemplo, su sorprendente versión de la legendaria “Atto di forza no. 10”, que publicaron los italianos Ragazzi del Sole en 1966 y que los Sírex reiteran al año siguiente manteniendo en esencia su letra sobre peleas entre bandas moteras. Otra canción curiosa, también del 67, es “Eva”, una incursión en el folk pop; se trata de una pieza propia y recuerda vagamente a Donovan, al que parecen admirar (es más, en el 68 publicarán una versión del “There’s a mountain” perfectamente olvidable hasta para mí, que soy fiel devoto del escocés galáctico). Más que curiosa, yo diría que "Eva" es una de sus mejores canciones: hubiera sido un dignísimo final para su carrera.  




De los Mustang, como ya dije en su primera época, poco hay que contar. Aquel trato de favor que obtuvieron de Brian Epstein y la EMI británica los hizo millonarios, ya que pasaron a ser los introductores nacionales de los Beatles en España para el público menos exigente: tienen, más o menos, una docena de covers de los de Liverpool. Y el resto de su material son covers también, siempre confeccionados teniendo en cuenta las listas de éxito en cada momento. Hay una frase suya que tal vez sea exagerada, pero resulta muy reveladora: “Los Beatles son los dioses, musicalmente fuera de serie. Lo demás no nos interesa”. Saquen ustedes sus propias conclusiones. Pero claro, los discos hay que rellenarlos con más cosas que los Beatles; por lo tanto, aparte de los éxitos más tremebundos que estuviesen en las listas en cada momento y que ellos puntualmente copiaban, hay también alguna concesión a otros pequeños grupos supongo que sin interés para ellos pero que, bueno, también son de Dios y a lo mejor le gustan a alguien. Digamos, por ejemplo, los Kinks y los Moody Blues: de los primeros hicieron “Dandy”, sin pena ni gloria; de los Blues atacaron una de sus canciones más marchosas, la adorable “Ride my see saw”, y aún encima su versión en single, que es más cañera. Bueno, pues mira, ya tenemos dos para poner.



La cosa siguió marchando sobre ruedas hasta el final de la década, cuando la separación de los Beatles dejó a los Mustang fuera de lugar. Por otra parte el reinado de los grupos en España estaba tocando a su fin, y la prensa los atacaba sin piedad. Su defensa comenzaba a resultar patética: a las acusaciones de no tener ni una sola pieza propia ellos respondían diciendo que Elvis o Sinatra tampoco eran compositores. Sus enemigos contestaban que esos señores no necesitan escribir nada porque su estilo es único y hacen suya cualquier canción que canten; entonces ellos replicaban que su intención era ser “lo más fieles posible a la canción original, porque eso es lo que desea la gente”. Y no hay más que hablar. En todo caso parece que muchos de sus fans están dolidos, aún hoy, con ese supuesto maltrato de la crítica, y piden respeto. Bien, pero no nos confundamos: una cosa es respeto y otra admiración. De todos modos hay una curiosa excepción en su carrera de covers: en 1970, ya en plena caída de popularidad y ventas, como intentando reivindicarse, publican un single enloquecido pero muy moderno, a medio camino entre psicodelia y progresivo, que compone su antiguo guitarrista y ahora manager Marco Rossi. El single se titula “Mustang: Reino prohibido en el Himalaya” y consta de dos partes, una en cada cara. La primera, una especie de leyenda recitada sobre fondo musical, es mejor olvidarla; pero la segunda tiene unos arreglos bastante decentes (pasando de la letra). Y terminamos con la canción que señaló también el final de este grupo, en 1972: se está poniendo de moda un tal David Bowie, cuyo single titulado “Starman” es un gran éxito incluso en nuestro país. ¿Ah, sí? Pues allá van ellos… 



Como dije arriba, la primera generación de conjuntos musicales modernos termina aquí: un recuerdo muy emocionado a todos ellos. Así pues nos toca ir a por la segunda, que como ustedes saben comienza por los Brincos. Palabras mayores…



10 comentarios:

  1. Hola Rick:
    Pues otra vez buenos conjuntos, esta vez autorizados para todos los públicos.
    Creo que eran bastante auénticos y sobre todo poco pretenciosos, con lo cual huicieron pasar muy buenos momentos a los jovenes hispanos, los Mustangs con sus versiones de todos los hits británicos y los Sirex poco mas o menos, aunque hicieron alguna gloriosa como el "Fire" de Arthur Brown por ejemplo.
    Son dos conjuntos indispensables en el yeyé español y creo que todos los recordamos con cariño.
    Un saludo
    Jose

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    1. Es una manera muy educada de llamarlos, "autorizados para todos lo públicos", y la verdad es que eran exactamente eso: sin malicia alguna. Lo de la autenticidad, bueno, podemos aplicárselo a los Sirex; pero los Mustang me parecen un producto nítidamente comercial, sin más ambición que la de hacer dinero.

      Saludos, don José.

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  2. Buena crónica, Rick. Los Mustang nunca cayeron muy bien en nuestro entorno por aquellos años. Se le reconocía su profesionalidad, pero no nos proporcionaban ese morbo que necesitábamos y que si nos lo daban Salvajes, Cheyenes o Lone Star por citar a unos cuantos.

    A Los Sirex les dimos un poco más de cuartelillo; ahora se les recuerdan con cariño; pero no fueron de los grandes (al menos para la gente con la que yo "alternaba" entonces.

    Y ahora vienen Los Brincos, si que son palabras mayores.

    Saludosssssssssssss

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    1. Es lógico que nos cayeran medianamente, mister Babelain, porque esa profesionalidad era demasiado fría; como le digo a don José, su único objetivo era económico. Y para eso hubiera valido una agrupación de músicos de estudio. Los Sirex, sí, eran de otra pasta: aunque la mayoría de sus canciones más recordadas son versiones, les daban un poco más de vidilla.

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  3. No me había detenido nunca ha escuchar con atención a estos grupos. Gracias a ti lo estoy haciendo y a pesar de la ingenuidad de algunas canciones, observa una calidad e influencia importante en grupos posteriores de más calidad. La evolución del pop en España estuvo muy marcada por la represión social, pero en ocasiones se colaba alguna propuesta más arriesgada. Enhorabuena por tu post y tu serie sobre el pop nacional. Saludos

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    1. Son los primeros conjuntos españoles, y es lógico que la gente joven est´ñe más atenta a otro tipo de músicas. Pero todos aquellos que andan ratoneando en los clásicos sesenteros ingleses o maericanos deberían prestar también un poco de atención a los españóles, que a fin de cuentas son los nuestros. No digo que haya grandes genios, pero tampoco por ahí fuera es todo tan reluciente como parece. Y gracias, mister AntonioR. Espero que siga disfrutando con estos compatriotas prehistóricos.

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  4. Hace ya unos años estuve en una discoteca de Barcelona escuchándoles juntos. Como propuesta nostálgica, sobre todo los Mustang, funcionaban bien, y a los Beatles los clavaban. Los Sirex aun tienen un poco más de personalidad, pero reconozco que el tiempo los ha devaluado bastante. Pero siguen teniendo el encanto de recordar a una época con mucho encanto.

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    1. Sí, se echaron unos años compartiendo el circuito y reverdeciendo sus cuentas corrientes. La nostalgia no la niego, pero los Mustang eran como una máquina de discos. A los Sirex creo que todo el mundo les tiene un poco más de cariño, lo cual demuestra que el tiempo pone a cada uno en su sitio.

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  5. Es loable el intento de estos dos grupos de hacer un rock lo más puro posible, lo malo es que se le ve demasiado miméticos con lo que viene de fuera. Es curioso que en ésto del rock el excesivo cosmopolitismo de Barcelona, más cerca de las corriente culturales anglosajonas y más moderna en teoría, sea más un prejuicio que un beneficio. Estoy acordándome de Los Rebeldes o de la primera época de Loquillo e incluso de los grupos de rock actuales, siempre demasiado parecidos a lo que viene de fuera.
    Has hecho bien en diferenciar Sirex de Mustang, el primero es un grupo que intentó hacer algo más aunque vista en perspectiva nos parezcan algo ñoñas sus composiciones. Los Mustang son un grupo para verbenas y salas de fiesta que tuvo la suerte de poder grabar. No digo que sean malos ni mucho menos, había maravillosos grupos de covers incluso aquí mismo en Galicia, pero no es un grupo con personalidad propia en su época más conocida, según lo entiendo yo.

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    1. Yo creo, herr doktor, que ese loable intento fue únicamente cosa de los Sirex: los Mustang se limitaron a dejarse llevar por los intereses de la EMI y por su propia codicia, que ellos llamaban "profesionalidad". De todos modos, sí, había bastante mimetismo en casi todos los grupos, fueran catalanes o no. La vocación "patriótica", digamos, no aparece tal vez hasta la Nueva Ola y sí, en su mayor parte es madrileña.

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Cierren la puerta al salir.