Pues aquí me tienen ustedes, recién aterrizado en Jamaica: entiéndanme, no es que yo disfrute mucho con las músicas que se hacen aquí, pero hubo un sector mod que sí disfrutaba. Y si queremos tener la imagen completa de lo que se cocía allá, en la otra isla, no hay más remedio que venir aquí también: servidumbres de la obsesión historiográfica que padezco. Una enfermedad mental, como mi adoración por Lauren. Un asco, vamos (lo de la historiografía, no lo de Lauren: no saben ustedes lo bien que sabe recompensarme ella mis devociones hacia su egregia y grácil persona) .
Vamos primero con un breve apunte que le dé sentido a lo que vino luego: Jamaica formó parte del Imperio Británico hasta principios de los años 60 (se la habían robado a los españoles en el siglo XVII, como muchas otras cosas que robaron. A los españoles). A partir de entonces pasó a formar parte de la Commonwealth, lo cual implicaba un trato de favor hacia los inmigrantes que quisiesen establecerse en la capital del imperio; y eso hicieron en grandes cantidades, llevando por supuesto su música encima.
Y ahora un poco de historia musical (ya lo sé, soy un plasta de cojones. Pero las cosas, o se hacen bien o no se hacen): como es lógico en las zonas repobladas por los esclavos africanos, los primeros cantos están claramente contactados con su espíritu de origen, hasta que en los años 30/40 del siglo pasado comenzó a "solidificarse" un género que ya se puede definir como autóctono: el mento, al que pronto los nativos, al igual que sus primos de Estados Unidos, incorporaron instrumentos foráneos como el banjo y la guitarra. A partir de los años 50 comenzó a oírse en las radios americanas con categoría de exotismo; pero eso dio popularidad al género y a unos cuantos intérpretes, sobre todo a Laurel Aitken y, ya a nivel masivo, a Harry Belafonte (quien, aunque de origen medio jamaicano y medio de Martinica, había nacido en Nueva York). Belafonte popularizó en 1956 el más conocido y clásico canto nacido en el mento: "Banana Boat". Un ejemplo perfecto del género, con los coros que recuerdan claramente al gospel rural americano y que demuestra una conexión entre ambas músicas; luego, con la incorporación del calypso (un género nacido en Trinidad y Tobago, asimilado por los jamaicanos y bailado en los años 50 por medio mundo), el bueno de Harry llegó a ser un rey de las listas de éxitos. Y podemos añadir, entre otros, a Desmond Dekker, que comenzó a grabar en 1963 pero que más tarde, en 1968, consiguió al frente de los Aces el primer gran éxito de un género naciente: el reggae. La canción se llamaba "Israelites" y es probablemente la única que me gusta muchísimo de ese estilo (salvo dos o tres piezas suyas, detesto a Bob Marley y a todo el rollo aplastado y santurrón, fumeta-buen rollito-colegui que trajo tras él y que atontó a media generación de los años 70).
Pero nos habíamos quedado en la mitad de los años 50: algunos jamaicanos que oían con devoción las radios americanas y que tenían contacto con los soldados que poblaban las bases de los States en la isla comenzaron a oír los sonidos eléctricos que hacían los morenos allá. El rhythm'n'blues es un compendio de estilos en los que el bajo suele ser un instrumento fundamental; y al bajo se pusieron, desarrollando ese sonido compacto que se puede conseguir cuando se pulsan sus cuerdas con fuerza y sequedad: el famoso sonido "walking bass", que constituye los cimientos, junto con una percusión entrecortada, de algo que, por su resultado bipolar, comienza a definirse fonéticamente como "ska".
Vamos primero con un breve apunte que le dé sentido a lo que vino luego: Jamaica formó parte del Imperio Británico hasta principios de los años 60 (se la habían robado a los españoles en el siglo XVII, como muchas otras cosas que robaron. A los españoles). A partir de entonces pasó a formar parte de la Commonwealth, lo cual implicaba un trato de favor hacia los inmigrantes que quisiesen establecerse en la capital del imperio; y eso hicieron en grandes cantidades, llevando por supuesto su música encima.
Y ahora un poco de historia musical (ya lo sé, soy un plasta de cojones. Pero las cosas, o se hacen bien o no se hacen): como es lógico en las zonas repobladas por los esclavos africanos, los primeros cantos están claramente contactados con su espíritu de origen, hasta que en los años 30/40 del siglo pasado comenzó a "solidificarse" un género que ya se puede definir como autóctono: el mento, al que pronto los nativos, al igual que sus primos de Estados Unidos, incorporaron instrumentos foráneos como el banjo y la guitarra. A partir de los años 50 comenzó a oírse en las radios americanas con categoría de exotismo; pero eso dio popularidad al género y a unos cuantos intérpretes, sobre todo a Laurel Aitken y, ya a nivel masivo, a Harry Belafonte (quien, aunque de origen medio jamaicano y medio de Martinica, había nacido en Nueva York). Belafonte popularizó en 1956 el más conocido y clásico canto nacido en el mento: "Banana Boat". Un ejemplo perfecto del género, con los coros que recuerdan claramente al gospel rural americano y que demuestra una conexión entre ambas músicas; luego, con la incorporación del calypso (un género nacido en Trinidad y Tobago, asimilado por los jamaicanos y bailado en los años 50 por medio mundo), el bueno de Harry llegó a ser un rey de las listas de éxitos. Y podemos añadir, entre otros, a Desmond Dekker, que comenzó a grabar en 1963 pero que más tarde, en 1968, consiguió al frente de los Aces el primer gran éxito de un género naciente: el reggae. La canción se llamaba "Israelites" y es probablemente la única que me gusta muchísimo de ese estilo (salvo dos o tres piezas suyas, detesto a Bob Marley y a todo el rollo aplastado y santurrón, fumeta-buen rollito-colegui que trajo tras él y que atontó a media generación de los años 70).
Pero nos habíamos quedado en la mitad de los años 50: algunos jamaicanos que oían con devoción las radios americanas y que tenían contacto con los soldados que poblaban las bases de los States en la isla comenzaron a oír los sonidos eléctricos que hacían los morenos allá. El rhythm'n'blues es un compendio de estilos en los que el bajo suele ser un instrumento fundamental; y al bajo se pusieron, desarrollando ese sonido compacto que se puede conseguir cuando se pulsan sus cuerdas con fuerza y sequedad: el famoso sonido "walking bass", que constituye los cimientos, junto con una percusión entrecortada, de algo que, por su resultado bipolar, comienza a definirse fonéticamente como "ska".
Bien, pues el "ska" es la música más fresca, más reciente, que llevan los aguerridos jamaicanos en su emigración a Britannia. Allí, como en cualquier otro sitio donde haya predilección por el pop, es decir, por la melodía antes que por los ritmos esquemáticos, será siempre un estilo minoritario, de pequeñas parroquias, pero hará fortuna en algunos ambientes mod. Y como ya dije cuanto comencé este rollo, a la larga dará calor a los skinheads, muy aficionados a los saltos y los empujones… y al movimiento oi! posterior, y al sistema de baile enloquecido que los primeros punkies denominaron "pogo": puro sistema nervioso, nada de espíritu. Lo curioso es que, muchos años después y a pesar de las connotaciones con la extrema derecha que originariamente se asociaron con una parte de los aficionados británicos -ya saben, el National Front y similares-, algunos grupos marginales de izquierdas adoptaron ese estilo a finales de los años 80: hay en España un grupo que lleva muchos años viviendo de esto, unos tal Ska-P, que se definen como banda de hardcore-ska… ¿Qué será tal cosa?.
En fin: que algunos "modern" y unos cuantos "numbers" se aficionaron al ska. Yo, sinceramente, no siento ninguna afición por él. Pero es el ingrediente, aunque minoritario, que faltaba para completar la escena mod-y-otras-hierbas. A partir de aquí ya solo queda hablar de las bandas británicas que surgieron al calor de toda esta música, y a ello me pondré en cuanto aterrice de nuevo en casa.
Ojo con las resacas.
En fin: que algunos "modern" y unos cuantos "numbers" se aficionaron al ska. Yo, sinceramente, no siento ninguna afición por él. Pero es el ingrediente, aunque minoritario, que faltaba para completar la escena mod-y-otras-hierbas. A partir de aquí ya solo queda hablar de las bandas británicas que surgieron al calor de toda esta música, y a ello me pondré en cuanto aterrice de nuevo en casa.
Ojo con las resacas.