domingo, 26 de diciembre de 2010

Música para mods y otras hierbas (IX)


Pues aquí me tienen ustedes, recién aterrizado en Jamaica: entiéndanme, no es que yo disfrute mucho con las músicas que se hacen aquí, pero hubo un sector mod que sí disfrutaba. Y si queremos tener la imagen completa de lo que se cocía allá, en la otra isla, no hay más remedio que venir aquí también: servidumbres de la obsesión historiográfica que padezco. Una enfermedad mental, como mi adoración por Lauren. Un asco, vamos (lo de la historiografía, no lo de Lauren: no saben ustedes lo bien que sabe recompensarme ella mis devociones hacia su egregia y grácil persona) .

Vamos primero con un breve apunte que le dé sentido a lo que vino luego: Jamaica formó parte del Imperio Británico hasta principios de los años 60 (se la habían robado a los españoles en el siglo XVII, como muchas otras cosas que robaron. A los españoles). A partir de entonces pasó a formar parte de la Commonwealth, lo cual implicaba un trato de favor hacia los inmigrantes que quisiesen establecerse en la capital del imperio; y eso hicieron en grandes cantidades, llevando por supuesto su música encima.

Y ahora un poco de historia musical (ya lo sé, soy un plasta de cojones. Pero las cosas, o se hacen bien o no se hacen): como es lógico en las zonas repobladas por los esclavos africanos, los primeros cantos están claramente contactados con su espíritu de origen, hasta que en los años 30/40 del siglo pasado comenzó a "solidificarse" un género que ya se puede definir como autóctono: el mento, al que pronto los nativos, al igual que sus primos de Estados Unidos, incorporaron instrumentos foráneos como el banjo y la guitarra. A partir de los años 50 comenzó a oírse en las radios americanas con categoría de exotismo; pero eso dio popularidad al género y a unos cuantos intérpretes, sobre todo a Laurel Aitken y, ya a nivel masivo, a Harry Belafonte (quien, aunque de origen medio jamaicano y medio de Martinica, había nacido en Nueva York). Belafonte popularizó en 1956 el más conocido y clásico canto nacido en el mento: "Banana Boat". Un ejemplo perfecto del género, con los coros que recuerdan claramente al gospel rural americano y que demuestra una conexión entre ambas músicas; luego, con la incorporación del calypso (un género nacido en Trinidad y Tobago, asimilado por los jamaicanos y bailado en los años 50 por medio mundo), el bueno de Harry llegó a ser un rey de las listas de éxitos. Y podemos añadir, entre otros, a Desmond Dekker, que comenzó a grabar en 1963 pero que más tarde, en 1968, consiguió al frente de los Aces el primer gran éxito de un género naciente: el reggae. La canción se llamaba "Israelites" y es probablemente la única que me gusta muchísimo de ese estilo (salvo dos o tres piezas suyas, detesto a Bob Marley y a todo el rollo aplastado y santurrón, fumeta-buen rollito-colegui que trajo tras él y que atontó a media generación de los años 70).

Pero nos habíamos quedado en la mitad de los años 50: algunos jamaicanos que oían con devoción las radios americanas y que tenían contacto con los soldados que poblaban las bases de los States en la isla comenzaron a oír los sonidos eléctricos que hacían los morenos allá. El rhythm'n'blues es un compendio de estilos en los que el bajo suele ser un instrumento fundamental; y al bajo se pusieron, desarrollando ese sonido compacto que se puede conseguir cuando se pulsan sus cuerdas con fuerza y sequedad: el famoso sonido "walking bass", que constituye los cimientos, junto con una percusión entrecortada, de algo que, por su resultado bipolar, comienza a definirse fonéticamente como "ska".


Bien, pues el "ska" es la música más fresca, más reciente, que llevan los aguerridos jamaicanos en su emigración a Britannia. Allí, como en cualquier otro sitio donde haya predilección por el pop, es decir, por la melodía antes que por los ritmos esquemáticos, será siempre un estilo minoritario, de pequeñas parroquias, pero hará fortuna en algunos ambientes mod. Y como ya dije cuanto comencé este rollo, a la larga dará calor a los skinheads, muy aficionados a los saltos y los empujones… y al movimiento oi! posterior, y al sistema de baile enloquecido que los primeros punkies denominaron "pogo": puro sistema nervioso, nada de espíritu. Lo curioso es que, muchos años después y a pesar de las connotaciones con la extrema derecha que originariamente se asociaron con una parte de los aficionados británicos -ya saben, el National Front y similares-, algunos grupos marginales de izquierdas adoptaron ese estilo a finales de los años 80: hay en España un grupo que lleva muchos años viviendo de esto, unos tal Ska-P, que se definen como banda de hardcore-ska… ¿Qué será tal cosa?.

En fin: que algunos "modern" y unos cuantos "numbers" se aficionaron al ska. Yo, sinceramente, no siento ninguna afición por él. Pero es el ingrediente, aunque minoritario, que faltaba para completar la escena mod-y-otras-hierbas. A partir de aquí ya solo queda hablar de las bandas británicas que surgieron al calor de toda esta música, y a ello me pondré en cuanto aterrice de nuevo en casa.

Ojo con las resacas.


martes, 14 de diciembre de 2010

Música para mods y otras hierbas (VIII)


"Todavía me asombra la cantidad de discos de Spector que han marcado mi vida"
(John Lennon, 1972)

"Aún hoy es considerado como el paradigma del productor de discos, la cumbre contra la que todos deben medir sus realizaciones. Él entendió la esencia del pop, esa gloriosa capacidad para masajear nuestros sentidos sin perder su trivialidad de música de consumo"
(Diego A. Manrique)

"Sólo me queda una frustración: no haber producido a Bob Dylan. Ese chico me necesita"
(Phil Spector, 1969)

Bien, pues estamos frente al recluso 1873015 de la prisión de Los Angeles (a tan solo 15 minutos de su mansión: una alegoría de su vida, que siempre ha discurrido entre el cielo y el infierno). Estamos ante el gran Phil Spector: un genio neurótico, un mago de la producción, un asesino, un creador de mitos inolvidables, un psicópata por definición. Un personaje que puede presumir de haber trabajado con Beatles, Stones, Cohen o los Ramones. Imitado por Abba o Springsteen, Meatloaf o Beach Boys...

Este sujeto, nacido en el Bronx neoyorkino en la Navidad de 1940, vivió su adolescencia bajo el imperio del rock'n'roll, pero amaba las melodías del pop: en 1958, al frente de los Teddy Bears, su segundo grupo, consiguió un éxito notable con "To know him is to love him", la frase -muy trillada, cierto- que figuraba en la lápida de su padre, un inmigrante ruso que se había suicidado años antes. Sin embargo los Bears se separaron al año siguiente, y Phil se encontró ante el dilema de trabajar como intérprete en las Naciones Unidas (por su dominio del ruso) o la música. Por suerte para todos, ganó la música: con el patrocinio de dos pesos pesados del negocio (Lester Still y Lee Hazlewood) se introdujo en el mundillo como "chico para todo" y en cuanto pudo logró colocar su pluma en algunas canciones: la primera fue "Spanish Harlem", que, a medias con Jerry Leiber, fue un bombazo en manos de Ben E. King primero y de muchos otros después. Pero también era un guitarrista aceptable, y entre unas cosas y otras se fue afianzando hasta llegar a las mesas de grabación.


Porque ese era su destino: otro se habría conformado con producir a sueldo de cualquier compañía, pero él quería control absoluto, artístico y comercial, sobre todas las obras en las que interviniese. A finales de 1961 formó Philles Records a medias con el citado Still, que un año después dejó la compañía; así que, sin haber cumplido los 22 años, el señor Spector era dueño de una casa discográfica. Estableció su base en los estudios Gold Star, en Los Angeles, y se rodeó de un equipo espectacular de músicos cuya guinda fueron dos leyendas vivas: Jack Nitzsche como arreglista y Larry Levine como ingeniero de sonido. Al más puro estilo Berry Gordy, lo controlaba todo aunque otros compositores de talla creaban las piezas a medias con él (especialmente el matrimonio formado por Jeff Barry y Ellie Greenwich). Y su espíritu lo dejó muy claro desde el principio: "dar un toque wagneriano, crear pequeñas sinfonías para los chicos".

El resto son nombres y más nombres: con las Ronettes hizo "Be my baby", "Walking in the rain" y otras cuantas; con las Crystals "Da doo ron ron", "Uptown", etc; con los Righteous Brothers "Unchained melody", "Ebbtide"… Vayan ustedes a la Wikipedia, que me canso. En conjunto eran piezas apabullantes, celebraciones o lamentos de los gozos y miserias del amor y tal, que iluminaron el mercado entre 1962 y 1966 y que han sido reinterpretadas mil veces por mil cantantes distintos. Grandes melodías, vocalistas magníficos... y el toque Spector, el famoso "muro de sonido", resultado de una utilización exhaustiva de todas las posibilidades del estudio: aunque la tecnología era primitiva -el sonido mono era el imperante entonces- las canciones sonaban con una densidad tremenda; los instrumentos se doblaban, o se triplicaban, o lo que hiciese falta con tal de dar una contundencia inusitada a cada canción. Y el eco. Y el conjunto de cuerdas. Y miles de percusiones… En fin, una fiesta. 

A mediados de los años 60 el pop comenzó su caída, suplantado por los grupos "serios", y su personalidad neurótica comenzó a jugarle malas pasadas: convencido de ser víctima de un boicoteo y de "extrañas" amenazas de muerte, cerró el negocio y se retiró durante dos años a su mansión en Hollywood, protegido por numerosas medidas de seguridad y con la pistola a mano; pistola que, según la leyenda, sacaba a veces a relucir en plenas sesiones de grabación cuando alguien no seguía al pie de la letra sus instrucciones.

En 1969 vuelve a la luz para producir "Let it be", el último disco de los Beatles (Paul no estaba muy convencido, pero John y George se empeñaron).
A la sombra de esa producción, colabora con Leonard Cohen en 1977 o con el mismo Lennon, que al final tiene que echarlo y acabar el disco él solo; Cohen había dicho que "en estudio se convierte en mister Hyde, un hombre peligroso al que le gustan demasiado las armas de fuego". En 1980 produce "End of the century", de los Ramones (hay rumores sobre otro encañonamiento). Y finalmente, tras el "Season of glass" de Yoko Ono, en 1981, desaparece de escena. Reaparece casi veinte años después para producir tres o cuatro cosas sueltas y por fin, en 2003 mata de un disparo a Lana Clarkson, una actriz con la que había llegado poco antes a su mansión. Lo raro es que algo así no hubiese ocurrido antes: él mismo reconocía que no estaba bien de la cabeza.

Pero quedan cientos de canciones, de discos, que llevan su marca. Y esto es lo que cuenta para la historia del negocio: con eso hemos de quedarnos. Usted siga bien, Phil. O mal, no sé. Pero puede estar usted seguro de que los mods y otras hierbas no le olvidaremos nunca.


Y abandonamos este variopinto país. Aunque hemos de hacer una escala en Jamaica antes de volver a la Isla grande: eso será el próximo día.


miércoles, 8 de diciembre de 2010

Música para mods y otras hierbas (VII)



Como dije el otro día, ya solo falta citar a algunas de las "estrellas" más rutilantes del universo Motown; como ya dije también, meros productos en su mayoría. Pero amigos, qué productos. Eso sí, antes de nada aclararé una muy interesante pregunta que se ha hecho Lady Dusch: ¿no había grupos mixtos? Pues no solía haberlos, estimada señorita. El puritanismo de la época hacía recomendable que las chicas fuesen por un lado y los chicos por otro; nada de compartir giras y camerinos, que ahí está el pecado agazapado. Salvo casos muy concretos en el mercado del soul (Fifh Dimension y pocos más, todos provenientes del gospel, es decir, lo religioso, es decir, lo menos "peligroso"), o que los integrantes del grupo fuesen familares, esta norma imperó hasta bien entrados los años 70 en la música negra. Y vamos ya al lío:

Las Supremes
: tres lindas chicas del gueto que, con Diana Ross al frente, consiguieron entre 1964 y 1969 nada menos que 16 singles a un millón de ventas cada uno, y de los que 13 fueron número 1 (récord solo superado por Beatles y Elvis). La mayor parte de sus éxitos fueron compuestos por el trío Holland-Dozier-Holland y entre ellos están "Where did our love go" (que luego fue nuevamente éxito en manos de Soft Cell), "You keep me hangin' on", "Stop in the name of love", etc, etc. Diana siguió una carrera en solitario muy exitosa en los años 70.


Gladys Knight & The Pips: una de las excepciones a la norma de "los chicos a un lado y las chicas a otro", justificada por el hecho de ser familia: Gladys y su vozarrón estaban acompañados de hermanos y primos, así que no había peligro. Se considera el grupo más "soul" de la Motown, y de hecho fueron fichados por Gordy para un nuevo sello que iba a crear, llamado precisamente "Soul", una réplica a la negritud de Ray Charles o Aretha Franklin.

Temptations
: con su aspecto de jugadores de baloncesto, ha sido un quinteto por el que han pasado voces solistas inolvidables como David Ruffin o Eddie Kendricks. Su importancia viene dada no solo por la cantidad de éxitos que tuvieron, sino también por los continuos giros en su carrera, que los hicieron probar fortuna en los géneros más inesperados.


Four Tops: un cuarteto que contaba con un barítono profesional, el bueno de Levi Stubbs, lo cual les permitía atacar casi todo tipo de géneros. Aunque consiguieron un buen montón de éxitos, el más inolvidable es, sin duda, "Reach out, I'll be there", que llegó a ser número 1 hasta en España. Por cierto, no era infrecuente la presencia de tenores en los grupos Motown (y gracias otra vez por sus preguntas, Lady Dusch).

Marvin Gaye: aparte de Stevie Wonder, el solista más representativo de la Motown. Sujeto de vida "complicada", fue muerto por su propio padre un día antes de cumplir 45 años: dos disparos en medio de una discusión, originada por el carácter inestable de Marvin, que era rehén de las drogas desde mucho tiempo antes. Comenzó como cantante soul, aunque sin desear ese papel: siempre dijo que lo suyo era ser un gran cantante para el mercado generalista, como Frank Sinatra o Nat King Cole. Curiosamente, ese sueño no se produjo hasta 1971, con la edición de "What's goin' on", pero antes había dado una buena facturación -y muchos disgustos- a Motown.

Y ya está, abandonamos Detroit. Al igual que con el soul, hay muchas otras figuras, pero estas me parecen las más relevantes. Y por supuesto, luego llegaron los Jackson V y ese tipo de gente, pero ya era otra época. Ahora, antes de abandonar el país, es necesario referirse a otro de los grandes ingredientes en la alimentación musical de los mods y otras hierbas en aquella época: nos toca hacer una visita a la prisión del Estado de California, donde su recluso más ilustre tiene cosas que contarnos. No se asusten: está bien vigilado.