lunes, 4 de noviembre de 2013
1971 (I)
Los grandes imperios siempre han tenido épocas apacibles, tranquilas, en las que parece que todo va como la seda, y ese es el caso de Su Majestad El Rock Isleño en el trienio 70-72: en apariencia, su salud es inmejorable. De todas las bandas que militan en la Primera División tan solo Free y Family muestran síntomas de debilidad, y en todo caso el pop parece haber sido exterminado salvo pequeños reductos a los que ya la prensa musical “seria” se encarga de desprestigiar. Así pues, sin enemigos a la vista, el rock machote en sus variantes hard y heavy sigue su marcha triunfal, y lo mismo pasa con el progresivo; al igual que el folk, aunque juegue en otra liga. Las casas discográficas gastan cada vez más dinero en productores estrella, contratos revisados al alza, una exorbitante cantidad de horas de estudio para las “obras maestras” y cualquier otro capricho que se les ocurra a los consagrados, aparte de fuertes inversiones en promoción y sobornos a prensa y radio. Pero por lo general, salvo algunos fiascos, les compensa: las cifras de ventas de los grandes nombres, tanto en la Isla como en el resto del mundo, son apabullantes.
Así que de momento la máquina funciona. A nadie se le ocurre todavía pensar en el peligro de la elefantiasis. Y sin embargo, bajando a ras de suelo, las cosas no son tan sencillas: los grupos que realmente venden grandes cantidades no pasan de una docena, repartida en tres o cuatro sellos. Por tanto, si uno de esos grupos falla se resentirá mucho la cuenta de resultados. La industria se está volviendo muy acomodada, y esa actitud parece haber hecho mella en la afición: las nuevas bandas que descubren los ojeadores suelen ser, salvo raras excepciones, réplicas más o menos ajustadas al estilo impuesto por las grandes. Esto explica el hecho de que si nos ponemos a bucear entre las grabaciones de tercera o cuarta fila, entre esos discos que ahora se pagan a altos precios en el mercado del coleccionismo porque en su época pasaron desapercibidos en las tiendas, lo que encontramos no son variantes extrañas ni mezclas alocadas de géneros, sino más bien pequeñas sombras de la grandeza de otros: algún disco psicodélico (es decir, fuera de tiempo) con una o dos buenas canciones y el resto prescindible, mucho hard rock progresivo sin inventiva y fotocopìas de las bandas más cañeras como Led Zeppelin o Deep Purple. A diferencia de los años 60, la creatividad es ahora patrimonio de muy pocos. Y esos pocos no son nuevos, sino que vienen de la década anterior. Los sellos grandes, los que más dinero mueven y por tanto más arriesgan, se han dado cuenta de que no hay, de momento, sangre fresca que muestre vitalidad y perspectivas de futuro. De quién es la culpa poco les importa, pero la situación parece estancada y lo mejor es seguir el ejemplo de Ignacio de Loyola: en tiempo de desolación no hacer mudanza. Y ustedes dirán ¿desolación? ¡No será para tanto!
Bueno, tal vez exagero un poco. Pero ellos tienen sus propios datos, y lo suyo es el corto plazo; en esos sellos hay economistas, y saben que el futuro se presenta nuboso. Poco después de la II Guerra Mundial se inicia la época de mayor crecimiento en la historia de occidente, una época que alcanza su cumbre en los años 60: el famoso Estado del Bienestar, por el que tanto se teme ahora, comenzó ahí. Sin embargo, a principios de la nueva década los problemas se hacen evidentes: la inflación, que comienza a dispararse en 1969-70, estará completamente desbocada dos años después a causa de unos salarios muy elevados para unos trabajadores cuya productividad es baja en una industria que además se resiente por unos esquemas atrasados y muy poco competitivos frente a Europa. Esa situación forzará a Edward Heath (¡un conservador!) a ingresar a la orgullosa y displicente Britania en el Mercado Común en 1973, a pesar de que aún en ese momento la tasa de paro es muy baja. Él sabe que esa tasa subirá pronto, que la economía británica ya lleva en realidad varios años enferma, con un ritmo de crecimiento muy inferior a la francesa o la alemana (lo cual había llevado a la devaluación de la libra en 1967), y que esa enfermedad se oculta tras el espejismo del ladrillo: sí señores, también allí. Los mensajes de pánico ya comienzan a oirse. Por otra parte tenemos la cuestión “existencial”, de la que ya hemos hablado otras veces: la decepción generacional ante el hecho de que nada había cambiado realmente tras una época de luces y colores que ellos creyeron definitiva, hace caer la autoestima e inunda las calles de la droga perfecta para un tiempo como ese: la heroína.
Pero también hay señales de aliento: este año es el de la entronización del glam, un fenómeno musical de orígenes “bastardos” que con el paso del tiempo hará mucho bien, ya que será el puente entre los grupos dinosaurio de esta época y la revolución de mediados de los 70, cuando los músicos jóvenes vuelvan a los orígenes del rock and roll, el garaje y el pop para crear el punk y la new wave. De momento los comentaristas los ningunean salvo en el respeto debido a David Bowie, cuya fama es ya tan grande que han de someterse al veredicto popular, y en menor medida Marc Bolan, que al frente de T. Rex consigue también llegar a ser un fenómeno de masas. Pero hasta ahí: los demás son considerados como un subproducto para adolescentes, una imperfección en la tersa lisura que de momento luce la piel del Rock Grandioso. Sí, pero cuidado con los granos: a ver si al final va a resultar que es un tumor.
De todos modos, a los aficionados inconscientes como el que esto escribe nos da igual: sic transit gloria mundi. Nosotros de momento daremos un repaso a lo más florido de la oferta anual, y si luego las cosas se tuercen que nos quiten lo bailado. O que nos quiten los discos, que al final es lo que cuenta.
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Hola Rick:
ResponderEliminarDesde luego época rara esta de los 70, hasta el 77 mas o menos, siento decirlo, pues fué la época en que me metí de lleno hasta ahora, muchos de los discos que compré y que me alucinaban ahora no me atrevo nia a escucharlos (con excepciones claro).
Los grupos de rock se empeñaron en tocar bien, ¿para que?, no lo se, pues cuanto mejor tocaban eran mas aburridos y la imaginación se desvanecía, me aterroriza ahora oir un disco de Yes o E.L.&P, bandas que adoraba en su tiempo.
Para ser positivo creo que fué una etapa de experimentación, que se agradece, aunque al final parece que se metieron en un callejón sin salida, creo que muchas bandas dinosaurio, con el tiempo nadie las recordará.
Menos mal que tiempo fué pasando y el aburrimiento fué la semilla de la ruptura total con la movida punk, que demostró al mundo que no hacía falta ser unos virtuosos para contactar y emocionar a la peña, fué un intento de volver a los origenes con canciones directas de dos minutos que se clavaban en tu cerebro.
Bueno, a ver que tal va esta década, por que las excepciones a la norma general, si que valen mucho la pena.
Saludos y hasta pronto.
Jose
Pues sí, don José. Imagino que los de nuestra quinta empezamos todos de un modo parecido: de niños oíamos en la radio a Johnny & The Hurricanes y algunos equivalentes españoles; luego algunas cosas sueltas de Kinks, Hollies y compañía, alternados con los Bravos o los Canarios, y entonces aparecieron los Creedence. Pero cuando entramos en la adolescencia y de los singles pasamos a los Lps la cosa ya era mucho más seria y los amigos o hermanos mayores nos convencieron de que el siguiente paso en la línea evolutiva era el progresivo. Nuestros grupos preferidos ya eran en su mayor parte de ese tipo, aunque los más radicales como Yes o ELP la verdad es que nunca me entraron mucho.
EliminarY creo que algo hubo de divismo. Conviene tener una buena técnica, ser un buen instrumentista. Pero daba la impresión, efectivamente, de que cuanto mejor tocaban menos ideas tenían. La técnica acabó siendo un fin, y no un medio; justo al revés de lo que pasó luego.
Coincido bastante con el amigo Jose. Mi colección de vinilos es en su mayoría de los setenta, los tengo guardados como oro en paño, pero...cuando escucho alguno de Yes, Génesis o EL&P, me cae el alma a los pies y me llevo un desilusión,esos temas tan largos me aburren y me ponen nervioso. Claro que también coincido con Jose en que hay excepciones,(el Sr. Bowie o Lou Reed son una de ellas) tengo discos de esa época que me siguen fascinando.
ResponderEliminarYo crecí musicalmente en los setenta y ochenta, y entonces todo me parecía maravilloso y me sonaba a música celestial. Con el paso de los años parece que he vuelto a los orígenes, a lo sencillo, a los sesenta tardíos, hay mucho por escuchar y creo que voy a echar el ancla. Reconozco mi poco interés en la música actual, tal vez sea por falta de tiempo.
Un saludo.
Estamos en la misma, don José. Aunque había algunas diferencias: algunos discos de Genesis todavía siguen gustándome (e incluso canciones sueltas de los primeros Yes), tal vez porque eran dos grupos que cuidaban la melodía. Y aparte están los Who, Tull, Kinks, etc, que tuvieron una época gloriosa hasta casi la mitad de la década.
EliminarPero al final, a mí me pasa lo mismo: salvo grandes excepciones por parte de seis o siete grupos como los que acabo de citar, la verdad es que cada día soy más fan de los años 60. ¿Una regresión a la adolescencia? Puede ser. Pero no me importa: hoy en día valoro más esa época que la de los primeros 70.
Pues coincidimos más o menos. Yo crecí con la música de los 60, desde el comienzo de Beatles, R. Stones, Kinks...luego pasando a los americanos, Dylan, J. Airplane, Grateful Dead, Jimi Hendrix...y al llegar a los 70, todos quieren "progresar" musicalmente y se meten en berenjenales bastante complicados. De los primeros 70 también yo (como tú) metería a Family (los vi en el 72 en Inglaterra y me encantaron, igual que a la Incredible String band) y siempre comento que uno de los grupos que me gustaron más haciendo la transición de los 60 a los 70 fue Jehtro Tull, al menos hasta el Living in the past (medio recopilatorio). Luego ya se complicaron demasiado para mi gusto (aunque en su momento disfruté de su Thick as a Brick). Tampoco entré al trapo de grupos como Yes y Génesis, siempre respetando a los músicos y a sus seguidores. Ya sabemos que todo es cuestión de gustos.
ResponderEliminarEn fin que soy más de las grandes canciones de tres minutos pero con "alma" y sin grandes desarrollos. Eso lo dejo para el jazz y la clásica, que también me gustan.
No tengo la lista de los músicos ingleses de esos primeros 70 a mano, seguro que se me pasa alguno, pero ya lo recordarán por ahí. T, Rex fue también otro de los grupos que disfruté en la época. Ya ves que coincidimos bastante.
Otro buen artículo para comentar en este tugurio.
Saludosssssssssssssss
Ya veo, señor Babelain, que somos todos de la misma quinta y hemos pasado por el mismo proceso de conversión. En cuanto a Family, no lo dude: si lee usted los post de 1968, 69 y 70, verá que son una de mis bandas preferidas aunque a partir del 71 se hacen más previsibles. La Incredible, aunque a veces se perdía en algunas piezas un tanto abstrusas, eran encantadores. Y Jethro Tull… esa es mi banda. Hasta 1973, es decir, hasta que aparece en las tiendas el desilusionante “War child”, guardo toda su producción como reliquias. Aunque ya sabe, estas cosas son muy subjetivas.
EliminarT. Rex fue otra de mis aficiones innegociables, por esa vuelta a las canciones de tres minutos. Yo en aquella época tal vez no era consciente, pero entre ellos, la Creedence y algunos más conseguí alternar esas “necesidades artísticas” que nos suministraban los grupos serios con la pulsión infantil que no me ha abandonado nunca.
Qué década los 70. Yo era un mocoso, pero todavía me llegaron los coletazos de ese género plúmbeo del rock con pretensiones ante el cual solo podías arrodillarte si no querías sufrir el desprecio de los entendidos. Pero la verdad es que fue una buena época, con la música disco, el funky, el punk y demás, aunque en mi memoria permanecen aquellos interminables discos de Yes, Camel y demás, estrujándome las menigues para intentar ver de qué carajo iban.
ResponderEliminarVisto con el paso del tiempo, señor Chafardero, coincido bastante con usted: Camel me aburren profundamente, y de Yes solo salvo sus dos o tres primeros discos. Y desde luego, la música disco contodas sus variantes, el glam y algunas cosas más, son las que crearon esa profunda división entre la música “seria” y la de discoteca, hasta que llegaron los punkis y la new wave para alegrarnos la vida. De todos modos, hay grandes discos en esta época. Muy grandes. No todo era tan progresivo y tan “trascendente”, por suerte.
EliminarExcelente descripción de aquel período. En realidad como la mayor parte de los comentaristas anteriores yo también aterricé en aquella época del rock progresivo, antes sinfónico y el glam que es más a mediados de la década. Han pasado los años y de aquella generación tan puteada por las que vinieron después todavía me quedo con algunas cosas: King Crimson, Pink Floyd, los Genesis de Peter Gabriel etc.. Recuerdo que por entonces los glam, el propio Bowie. Bolan, Glitter -éste hasta ahora mismo-, Slade, Sweet etc. me parecían unos horteras integrales. Hoy, en cambio, me resultan casi adorables con su estilo simpático y barriobajero comparados con el estilo de los "concienciados de su valía". Me parece que me quedo con los granos y le dejo la piel del tigre deslumbrante al que le guste.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, herr doktor. Ya ve usted que todos coincidimos, más o menos, en la misma apreciación. Y precisamente los Crimson, Floyd y Genesis son los que mejor han resistido el paso del tiempo; tal vez no toda su discografía, pero sí una parte. En cuanto al glam supongo que por mi condición de poppie siempre me gustó, aunque casi estaba mal visto decir semejante cosa en público.
EliminarDe todos modos hay que recordar que el término “progresivo” se aplicaba por entonces con mucha ligereza, y que en ese saco llegaron a estar casi todos los grandes grupos de la época. Hay nombres como Who, Kinks, los Tull y otros cuantos que, aunque venían de la década anterior, supieron aguantar el tipo bastante bien hasta mediados de los 70. Y los discos de ese tipo de grupos, aún hoy, siguen conservando gran parte de su magia.
¡Magnífico post! Ya me lo he leído un par de veces, y he aprendido un poco. Has introducido el año (y la década) desde varios ángulos, y todo eso es importante y nos ayuda a entender un poco lo que fue. Bueno, parece que soy el único aquí que nació tarde, ya en los 80's, y no vivió la década de los setenta. De todas formas, creo conocerla a mi manera, a base de cine, música y fotografías del pasado. Fue una década ruda, donde se llevó al límite el atrevimiento que nació en los sesenta (en los 60's ese atrevimiento solo lo ejercían unos pocos, porque el resto de la sociedad era muy conservadora aún), donde reinaban el despiporre y las drogas duras. Fue la época de Steve McQueen y Bud Spencer, pero también fue surgiendo cierto fenómeno de revival seco y humeante que miraba a épocas muy anteriores y también en crisis. De la crisis espiritual de principios de la década a la crisis del petroleo, de Charles Manson al punk y a Fiebre del sábado noche.
ResponderEliminarComparto la pena por esa mirada despectiva que se daba ya hacia el pop y todo lo anterior a 1969. Con esa reducción al rock serio, ya fuese en su variante dura o su variante sinfónica o progresiva, se rompía con la creatividad. Da la sensación, hoy en día, de que todo era posible en 1967. Pero incluso los años anteriores dieron muchos temas creativos con grupos absolutamente desconocidos hoy en día, como has mostrado en entradas de ''fiesta'' de los 60's. Hablando de 1971, precisamente estos días he estado escuchando mucho el álbum ''Imagine'', que es un buen representante. Me gusta mucho, pero diría que momentos pelín irregulares, en mi opinión. Si lo hubiese hecho cualquier otro músico, diría que es absolutamente perfecto. Pero Lennon es Lennon, y su arte se le supone, tenía ya el listón muy alto. El problema que veo, ya no solo aquí como en toda su carrera en solitario (que, por lo demás, valoro mucho) viene de ese desapego por el pop y esa creencia de que la vanguardia es buena por sí misma. Tiene un tema monumental (seguramente uno de los mejores de 1971 y de la historia, si me apuras) como es el propio 'Imagine', y también 'Jealous guy', pero otros que, teniendo todos brillantez artística, pierden redondez por servir al ''mensaje''. Por cierto, 'How do you sleep' es musicálmente genial, pero no me gusta la letra, es una puñalada dañina que contradice bastante el mensaje de ''Imagine'', ¿no crees?
Hemos comentado mucho las desventajas de ese tono serio que cobró el rock, pero se me había olvidado decir lo bueno. En ese periodo 1971-1973 del que hablas se hicieron bastantes de los mejores discos de la historia. Solo ya con ese dato, este periodo merece un respeto grande, a pesar de todo. Me alegro de que hayas comenzado esta nueva serie de entradas, jeje.
EliminarMuy buenas, yerno, y gracias por sus alabanzas (exageradas, como siempre). En lo social, es verdad que el “atrevimiento” es una de las características de la época, y actitudes como las de Bowie, Reed o Iggy Pop influyeron directamente en el glam, que a su vez influyó en el modo de pensar y comportarse de muchos aficionados. Luego ya el asunto de las drogas es otra cosa, teniendo en cuenta que la heroína no es precisamente una droga “alegre”, y refleja muy bien el estado de ánimo de gran parte de una generación un tanto perdida.
EliminarEl asunto de la creatividad es ambivalente en estos primeros años 70. Quiero decir que por una parte hay piezas realmente magníficas a cargo de los grandes grupos, junto con otras en las que se les ve un tanto perdidos, demasiado centrados en el desarrollo técnico y perdiendo pie con respecto a la realidad. Tal vez algunos de ellos se creyeron demasiado trascendentes: el caso de Yes o ELP son buenos ejemplos. Hubo un tiempo en el que se creyó que la música popular podía ascender de nivel haciéndose más seria, cuando resulta que esa no es su naturaleza.
En cuanto a “Imagine”, yo también lo veo un poco irregular, como casi toda la carrera de los Beatles en solitario. Y en el caso de Lennon tenemos detrás a su señora, Yoko Ono, que como buena vanguardista que era trató de llevarlo a su redil. Como consecuencia, entre esas influencias y el propio carácter de John, un poco sobrado de más por entonces, pasó lo que pasó: ya he dicho alguna vez que, salvo notables excepciones, la carrera que más me interesa de los cuatro Beatles en solitario es la de Harrison, que para mí resultó ser el más músico de los cuatro.
En cuanto a la letra de “How do you sleep”, lo que hay detrás es lógicamente la pataleta entre los dos egos John-Paul. La bronca en realidad la había comenzado Paul con “Too many people”, una canción incluida en su LP “Ram”, en la que hablaba del carácter “predicador de mucha gente”, una clara referencia a John. Y claro, John le contestó con su mala leche proverbial, coregida y aumentada. La típica pelea de patio de colegio, vamos. Pero sí, la verdad es que desdice mucho el tono buen rollito de “Imagine”. Debería haberla publicado fuera de ese disco, para quedar bien. En todo caso, las broncas de este tipo entre esos dos personajes me cansan.
No exagero mis alabanzas, señor Rick, y tampoco acostumbro a ello. Este post me ha gustado mucho, y recomiendo su blog muchas veces, porque me parece el mejor blog de música en castellano, aunque no le guste oír estas cosas, por su forzada humildad. Por cierto que usted, por lo que veo después de varios años de blog, a Lennon ni agua, ¿eh? Dele un respiro, hombre... A mi me encanta la música e los tres (John, Paul y George), pero si tuviera que quedarme con uno en su trabajo en solitario, John Lennon. Una voz de gran carisma, aparte de mucho talento, como los otros. A Harrison le costó años llegar al nivel al que llegó, mientras John y Paul creaban las canciones, admita usted eso. Que si, que es cierto que le ponían la mano sobre la cabeza y le trataban a veces como un hermano pequeño, no respetando sus aportaciones. Lo que hizo que desde el comienzo de la carrera de los Beatles, Harrison fuera un tipo serio y en ocasiones aparentemente más amargado que el resto, sobre todo cuando no conseguía meter un solo de guitarra y tenía que oír a Paul echándole broncas, o tenía que ser John el que tocase sus partes de guitarra. Esa inseguridad se convirtió a fuerza de golpes en una férrea seguridad en sí mismo, cuando alcanzó, a finales de los 60's, un gran nivel con la guitarra y con la creación de canciones. Pero le costó años... A los Beatles aportó pocas canciones, pero todas inmensas (salvo las más influídas en Ravi Shankar, que me gustan menos). ''While my guitar gently wheeps'' es una de mis preferidas de los Beatles. Ringo es otra historia, como siempre.
EliminarHala, ya estamos desbarrando... no tengo ni idea de cuál será el mejor blog de música, entre otras cosas porque cada uno enfoca el suyo desde una perspectva distinta. Con lo cual, hacer una afirmación como esa solamente denota que le caigo muy bien -sensación que comparto hacia usted, yerno- pero nada más. En cuanto a Lennon, quede claro que respeto su carrera musical: es su perfil humano el que me da repelús.
EliminarSu trayectoria como músico es perfectamente defendibla, al margen de una mayor o menor empatía con ese tipo de canciones. Otra cosa es su postura personal, y en ese sentido le doy un poco la razón a Paul. El señor Lennon era un poco cargante, y por otra parte hay muchos momentos de su vida en los que no cuadra tanto buenismo con su propia conducta personal. Pero ya digo, por lo demás me parece un buen músico. En cuanto a Harrison, que en efecto tardó lo suyo en levantar la cabeza -y estaba resentido por el trato que recibió de sus dos "hermanos mayores"-, cuando lo hizo fue por todo lo alto: ya solamente con ese famoso triple LP (aunque sobren algunas piezas), sería suficiente para reivindicarse. Y luego, disco a disco, aunque algunos fuesen irregulares, creo que es un músico muy completo. Otra cosa son las letras, un poco cargantes a veces con tanta beatitud y tanta devoción a sus queridas divinidades, pero como ya sabe usted las letras para mí son lo de menos.
Pues me quedo al final para poder disentir a gusto y con todo el mundo.
ResponderEliminarAún reconociendo que es verdad mucho de lo que dicen ustedes, la música popular llegó, por aquel entonces (68-74), a un nivel impensable. Que sí, que a veces aburrían a las moscas pasándose de trascendentes, conceptuales (palabro que sigo sin soportar) o técnicos onanistas. El pop de canciones de tres minutos es adorable pero, salvo excepciones, no me llegó a emocionar como aquel rock progresivo, o como quieran llamarlo; o como la “fusión”, (tardé 25 años en percatarme de que lo que me gustaba de Zappa era fusión; y no digamos los Tull, que uniendo rock con blues, folk, clásica y otros, consiguieron que no sea posible etiquetarlos con justicia).
Lamentablemente, ni el punk ni la new wave consiguieron emocionarme, y ese Ignacio de Loyola no me suena de nada. ¿Qué hacía? ¿Reggae?
Pero ya lo dice su yerno, señor Rick: de esa época son muchas de las mejores músicas.
Lo dicho: no estoy de acuerdo (es que si no soy yo mismo mismamente), pese que mayormente venga a coincidir.
Aguardo expectante las próximas entradas, joven.
Al final lo que importa es disfrutar la música, y los gustos de cada uno siempre son sagrados, independientemente de lo consagrado que esté un grupo o un estilo musical. Yo no decía que ésta sea la mejor época musical, sino unos años muy fructíferos en grandes trabajos, los grandes álbumes de rock, muy inspirados y rotundos, que marcaron la pauta a seguir. Si preguntamos a cualquiera por sus discos preferidos, seguro que la mitad de las respuestas incluyen discos de los primeros años setenta, y eso es por algo. Pero los sesenta tenían una mayor paleta de colores de cara a géneros y especies, y es una gozada ir zambulléndose en esa diversidad que sorprende siempre. Los 60's recogen todos los registros de las décadas anteriores y están siempre dispuestos a crear algo nuevo, son como una época de inflexión, una subida a la cima de la montaña. Los grupos sesenteros todavía pensaban en categorías de estilos muy diversos, y si veían que una canción no necesitaba batería, por ejemplo, no metían batería, usaban otro tipo de percusión; si la canción necesitaba un solo de guitarra lo tocaban; si funcionaba mejor una armónica u otros instrumento, pues a ello. Convivían y se retroalimentaban el folk y el rock, el pop y el blues incluso. A partir de la definición rotunda del ''rock'', por así decirlo, se empezó a ver inconcebible crear canciones que no tuviesen una batería marcada, una guitarra solista que destacase en algún momento, etc.. fórmulas más cerradas. No creo que sea exactamente que ''quisiesen tocar mejor'', como se ha dicho más arriba, pues los grupos sesenteros se tomaban muy en serio su trabajo, y no por tocar cosas más ''serias'' la música tiene porqué ser superior. Bueno, solo es mi opinión desde la perspectiva actual de alguien que apenas conocía esas músicas (salvo los Beatles y los cuatro grupos señeros) y no deja de alucinar en colores al ver tanta riqueza.
Eliminar¡Coño! ¡Cómo defiende a su suegro!
EliminarBromas aparte, ya sé que no se trata de escoger, ni de despreciar nada, ni de enfrentar unas músicas con otras; y que, por encima de todo, está el gusto y la sensibilidad de cada uno. Por otra parte, tengo asumido que soy injusto, pues, para empezar, no conozco más que una pequeñísima parte de lo que se hizo por aquellos años, y siempre gracias al esfuerzo investigador de otros. Pero, por usar como ejemplo a los Beatles, empezaron muy dignamente, muy frescos, sí; pero hoy los valoramos tanto porque en la última fase de su carrera elevaron el nivel de forma extraordinaria. ¿Fueron pretenciosos? Posiblemente. ¿Otros grupos no consiguieron más que plúmbeos coñazos muy elaborados? Es verdad. ¿En otras épocas no hubieran podido experimentar tanto? Absolutamente cierto. ¿La aparente sencillez puede ocultar el genio que está detrás? Por supuesto. ¿Tiene mérito el abrir un camino nuevo? Claro que sí.
Pero me pareció entender –seguramente lo interpreté mal- que se menospreciaba de alguna manera lo logrado en los años 68-74; justo la música que a mí más me gusta: ¡he de salir en su defensa, rediez!
¿Más amplia paleta de colores en los sesenta que en los setenta? Hum…
Y sí: mayormente pretendía llevarle un poquito la contraria a su suegro, que sé que le va la marcha.
Salud.
Ya ve, señor Pez: hay yernos de todos los colores, está visto. Desde luego, como este hay pocos.
EliminarEn cuanto a los Beatles, cuidado: le sorprendería comprobar que hay tantos fans de su primera época (hasta el "Sgt Pepper's") como de los que se arroban con sus últimos discos. Dejando aparte su consideración sobre la frescura de sus primeras grabaciones -algo rigurosamente cierto- está el hecho de que fue precisamente en esa época cuando influyeron a toda su generación. Esa es la época en la que abrieron el camino. Luego el disco blanco o los otros dos serán mejores o peores, pero ya no hay una influencia notable sobre los demás grupos, o no hay ninguna. Es decir, ya compiten en igualdad con otros cuantos grupos. Y al menos en mi caso, aun admirando esos discos, siento decir que hay otros cuantos, de otros grupos, que me interesan más.
Y no, de ningún modo se menosprecia aquí a lo logrado entre el 68 y el 73: es justo al contrario, hombre. Si entre el 62 y el 68 fue la época de la frescura, la segunda fase fue la de la consolidación. Y es a partir de ese momento cuando el LP toma la preponderancia: hasta ese momento, los discos grandes eran por lo general recopilatorios de singles, más que otra cosa.
Ultimamente llego con retraso, encima comienza con el año de mi nacimiento, pronto me pongo al día, una pérdida muy personal me ha mantenido "apartado" un tiempo, y para colmo se me estropea el PC y me apaño sólo con un portatil...si pasa lista traeré justificante... ;)
ResponderEliminarLo del retraso es lo de menos, porque lo primero es lo primero: si algo personal se cruza por medio todo lo demás pierde urgencia. Y en cuanto al portátil, a mí me pasa lo mismo. Soy incapaz de centrarme con esos cacharros. Así que no hay problema con los justificantes, y por otra parte la asistencia es voluntaria, ¿eh?
ResponderEliminarEspero que todo se vaya arreglando. Suerte.