Hoy toca soltarse la melena y ondearla al viento: Deep Purple y Uriah Heep, dos de los representantes más notables del rock machote, nos visitan: ambos pasan quizá por sus momentos más brillantes, van sobrados, el mundo se les queda pequeño, es su momento cumbre… lo cual significa que a partir de ahí comienza el descenso, pero a quién le importa eso ahora.
Los Purple ascendieron a la primera división rockera a finales del año 69, cuando quedó definido el quinteto clásico conocido como Mark II (Blackmore, Gillan, Glover, Lord y Paice, por orden alfabético para que nadie se enfade). A partir de entonces, la combinación de piezas contundentes con estribillos reconocibles más otras con desarrollos un tanto progresivos (tal vez herencia de su época anterior), resulta imbatible. Su estilo no ha variado desde entonces: salvo muy pequeñas diferencias, cualquiera de los discos publicados hasta ahora por esta formación podría ser anterior o posterior a los demás. Y eso mismo pasa con “Machine head”, presentado en la primavera de este año, aunque ya entonces se le consideró como el más brillante porque si la cara A comienza con “Highway star” y la B con “Smoke on the water”, ya me contarán: parece que estuviésemos ante un “grandes éxitos”, ¿no? Bueno, pues sumen a esas dos otras clásicas como “Lazy”, “Space truckin’”, “Never before”… la repera, vamos. Que estemos o no ante su mejor disco tal vez sea objeto de discusión para sus seguidores, pero este es otro caso en el que no hace falta ni comentar las canciones, para qué.
Y un nuevo ejemplo de lo sobrados que van es la publicación, a finales de año, de uno de los directos más brillantes en la historia del rock: “Made in Japan”. La banda llevaba un tiempo grabando sus actuaciones para estudiarlas y perfilar el sonido, que no acababa de gustarles; pero a los fans no les importaba comprar sus discos piratas, que comenzaron a aparecer ya en 1970, y eso era mucho peor. Llegaban precedidos de una gran fama, su representante discográfico nipón insistió en que las grabaciones se usasen para publicar luego un directo aunque solo fuese promocional y restringido al país, y aceptaron. Solo hubo dos actuaciones en Osaka y una en Tokio, pero fueron suficientes para convencerlos de que tenían la calidad mínima necesaria para lanzar poco después un doble a precio reducido que casi desde el primer día de su aparición se convirtió en una especie de biblia de los directos rockeros. Y ya ven, todo ello sin que la propia banda le diese mucha importancia, sin confiar en el producto... Resulta curioso. En cuanto al contenido digo lo de antes, para qué comentarlo; la mitad del repertorio procede de su ultimo disco en estudio, y claro, tampoco podía faltar “Child in time”, por ejemplo. Con ocasión de su 25 aniversario se publicó un doble CD que redondea la maravilla, y esto es todo. Ah, y en unas semanas llegará a las tiendas su próximo disco en estudio: decididamente, estos muchachos están con toda seguridad en la fase más hiperactiva de toda su historia.
Algo parecido sucede con Uriah Heep, que tienen varias similitudes con los Purple aunque su carrera parece ir un poco más lenta y sin tanto brillo. Entre las similitudes, dejando aparte su estilo y su sonido, está el hecho de que por fin consiguen una formación estable que por otra parte será la clásica, una especie de Mark II de los Heep: al trío principal formado por Box, Byron y Hensley se une el bajista Gary Thain, que se ha hecho famoso en la banda de Keef Hartley, y el veterano Lee Keerslake, procedente de varias bandas progresivas de corto alcance (entre ellas los Gods, grupo “seminal”, como se dice ahora, para unos cuantos músicos conocidos). Entre las diferencias está el hecho cada vez más evidente de que Ken Hensley es el verdadero cerebro de la banda y compositor casi en exclusiva salvo algunas excepciones, mientras que los Purple componen a cinco manos. Pero de momento la cosa va perfectamente: al igual que los Purple, en la primavera presentan su nuevo disco, titulado “Demons and wizards”. Y a finales de año, “The magician’s birthday”, tan bueno o mejor aún que el precedente. Es decir, que también los Heep están en su momento de más creatividad y potencia.
“Demons and wizards” se abre con “The wizard”, una de las piezas más reconocibles de la banda y que resume bastante bien uno de sus puntos fuertes: las entradas acústicas, casi en tono folk, para luego ir cogiendo fuerza y acabar en baladas rockeras magníficas, con coros y todo. Por otra parte en este disco viene contenida “Easy livin’”, que publicada en single fue un éxito arrollador en toda Europa: la idea exacta de lo que es el rock and roll para los Heep (aunque ya he leído que ahora está considerada como “heavy”: decididamente, tengo que repasar la terminología). Hay una nueva clásica al final de la cara A que también es definitoria: “Circle of hands”, con ese órgano catedralicio y su grandioso desarrollo que como era de esperar termina en otra apoteosis rockera. O heavy, no sé; como ahora todo es heavy o protopunk, me remito a lo de antes. Ah, y la cara B, sin llegar a tanto brillo tiene algunos momentos notables como el trasfondo progresivo que se percibe en piezas como “The spell”, que cierra el disco.
“The magician’s birthday” sigue el mismo patrón, aunque los fans insisten en que es un poco más progresivo. Hensley es de nuevo el compositor principal, salvo por las piezas más cañeras como “Spider woman” o “Sweet Lorraine”, que son obra del resto del grupo; mientras tanto, él se concentra en sus baladas acústicas y sus desarrollos organísticos. De ese modo tenemos un buen equilibrio entre una tendencia y la otra: “Sunrise”, la que abre el disco, es una canción de tiempo medio con un crescendo que la lleva a tonos casi épicos -esas escalas son ya una especialidad de Hensley- y que por mucho tiempo será también la que abra las actuaciones del grupo, mientras que otras como “Blind eye” hacen un entretiempo acústico pero con un nervio rockero muy agradable. Más discutible es la pieza que lo cierra y le da título, más de diez minutos un tanto deslavazados en los que tenemos una mezcla extraña de momentos marchosos con excesos en el punteo de Box y algunos gorgoritos de más en Byron: para mí, lo más flojo del disco; que de todos modos es de los mejores de su producción.
Como ven, la trayectoria de estas dos bandas es bastante similar en muchos aspectos. Probablemente su futuro también, tal y como van las cosas: podrán vivir durante muchos años de la marca comercial.
Hola Rick:
ResponderEliminarEsto si, solo el ver las cuatro portadas ya acojona, Estoy de axuerdo en todos los puntos que tocas, es quizas el zenit de las dos bandas. El Machine Head fue el disco que cuando salió nos dejó a todos impactados, pensando que los demas discos que se hacían por aquel tiempo eran muy flojotps en comparación a este. A pesar de su edad, no ha perdido un ápice de su fguerza, y del Made in Japan, lo que tu dices, sin duda uno de los mejores directos. Por cierto, el Machin Head, me lo encontré no hace mucho en la basura, que cosas!.
Uriah Heep, siempre me han gustado, y sin duda estos dos discos son mis favoritos, con permiso del de el tanque, creo que esa visión de la magia blanca, ha influido a bastantes bandas de heavy metal, como por ejemplo Blind Guardian. el Magicians birthday es uno de mis discos de culto y de los que siguen sonando asiduamente. Una banda que a pesar de su bajon de popularidad, supieron seguir en la brecha haciendo buenos discos, no tan brillantes como estos dos, pero de manera muy digna. De los Purple no puedo decir lo mismo, ellos si que siguieron viviendo del nombre,
Este post me hace olvidar a los de Canterbury, menos mal.
Un saludote
Jose
Muy buenas, don José:
EliminarLa verdad es que sí, que se trata de un cuarteto tremebundo. Es el mejor momento de ambas bandas, y resulta curioso, viéndolo ahora, que en el plazo de dos o tres años ambas perdiesen gran parte de su prestigio manteniéndose en el mercado por pura codicia, o así me lo parece a mí.
El asunto de la magia blanca es bastante ajustado a lo que significó Uriah Heep a partir de esa época: una especie de antítesis de la onda siniestra que llevaban Black Sabbath, por ejemplo. De todos modos, ni unos ni otros me retendrán por mucho tiempo más: precisamente a partir de mediados de esa década comienza a haber organismos pequeños pero mucho más interesantes que las bandas de este estilo, convertidas en pesados y lentos dinosaurios.
A mi no me hace olvidar a los de Canterburym como dice el amigo Jose Kortocircuito (al menos a nuestro querido Kevin Ayers) pero los dos de Deep Purple tiene su lugar en la historia de la música (en mi historia particular, claro)
ResponderEliminarMachine Head es un icono del rock potente, una referencia, y el directo japonés, de lo mejorcito que se ha grabado nunca en un escenario.
Con Uriah Heep tengo un contencioso, no por culpa de ellos, como es natural. Los oía de vez en cuando sin ser de mis preferidos, pero me sonaban bien. En aquellos tiempos tenía un amigo que era una especie de tifosi de ese grupo. La palabra tifosi se le quedaba corta. Era llegar a casa y poner los discos de Uriah Heep uno tras otro hasta reventarnos los tímpanos; no existía otra música para él. Claro, llegó el empache y hasta hoy día no me he atrevido a poner de nuevo un disco suyo, por si me siguen produciendo efectos secundarios.
Saludosssssssssssssss
Ahi ahí, mister Babelain: Canterbury, siempre. Seremos pocos fans, pero fieles.
EliminarLo de Uriah Heep me ha hecho gracia. Siempre ha habido fanáticos de una banda en concreto, eso es inevitable. No hay más que pronunciar nombres sagrados para la tribu como "Rolling Stones"o "Led Zeppelin" y salen de debajo de las piedras. Los Heep, de todos modos, fueron bastante populares en el resto de Europa ya desde el principio de su carrera, pero aquí tardaron un poco por el baile de sellos que afectó a sus dos primeros discos. En cualquier caso, creo que debería usted echarles un repaso: a dia de hoy, tal vez me gusta más que los Purple.
Estos discos tienen mucho peso . A los Purple los devoré hasta los huesos, pero eso fué hace ya muchos años. El Made in Japan es uno de los mejores directos de la historia del rock, sin duda.
ResponderEliminarRespecto a Uriah Heep, poco tengo que decir, desconozco casi todo, aunque últimamente me dio por pegar un repasillo a sus discos, con resultados bastante pobres. Para mi ya es tarde.
Saludos.
Nunca es tarde si la dicha es buena, don Antoni. Yo creo más bien que, sencillamente, no son su estilo. Lo cual es perfectamente respetable, pero le recuerdo que los Heep tienen una carga melódica superior a los Purple. E insisto: a día de hoy tal vez me gustan más.
EliminarMe alegra saber que me voy acercando. A los Deep Purple los conozco desde chiquito. O sea desde este año en el que usted nos lleva ahora. A los Uriah Heep desde hace poco. Un vigilante de seguridad me los recomendó hace unos años y me gustaron. Hoy, con tiempo, aprovecharé para escuchar que nos propone.
ResponderEliminarLos Purple, y en menor medida los Heep, son parte de la banda sonora de cualquier aficionado con más de treinta años, mister Bubo. Y según me cuentan mis hijas, hay mucha gente más joven que sigue en ello. Así que estamos perfectamente al día, por edad y por calidad: nombres como los de estas dos bandas son ya intemporales.
EliminarSi Marx no era marxista, ni Jesucristo cristiano, difícilmente Deep Purple o Uriah Heep pueden considerarse parte de un movimiento que no existía cuando ellos triunfaron en esta época gloriosa a la que has dedicado la entrada. Solo querían hacer rock and roll fuerte y poderoso. Luego sus sucesores quisieron atribuirse cierto caché arrimando su estilo, convertido en otra capilla musical, al que hicieron estos grupos prestigiosos. Eso si también he de decir que considero en mi opinión, que el heavy metal avanzó más en la línea épica y de lirismo exacerbado que cultivaban los chicos de Uriah Heep que del rock potente y virtuoso de los Deep Purple. Extraordinarias las ilustraciones de las cubiertas de los discos de los dos grupos, las de Uriah Heep están entre las mejores de la historia del rock.
ResponderEliminarSaludos
Ha hecho usted una introducción impecable sobre el asunto, herr doktor, pero ya sabe que siempre hay algunos que son más papistas que el Papa. La manía por las etiquetas no cesará nunca, me temo: da la impresión de que hay gente que las necesita para seguir respirando.
EliminarY también estamos de acuerdo en el asunto de los Heep; en cierto modo su opinión redondea la de don José, ya que esa épica junto al lirismo es precisamente una de las patas del heavy "blanco", por llamarlo así. Los Purple estaban mucho más próximos a lo que ya por entonces se llamaba "metal".
Las portadas, magníficas. Hay que recordar que por entonces había algunas empresas muy brillantes dedicadas exclusivamente a ese trabajo: CCS o Hipgnosis son un buen ejemplo. Los Purple a veces se las hacían ellos mismos, y en el caso de los Heep estas dos son de Roger Dean (el que hacía las de Yes, Osibisa, Greenslade y algunos más).
Sí: las etiquetas a veces despistan más que informan. Estos dos grupos me emocionaron mucho entonces y también lo hacen ahora, tal vez por nostalgia de otros tiempos. Los conocí cuando mis oídos eran casi vírgenes; ahora, aunque estoy muy lejos de ser un experto, reconozco raíces que entonces no vi.
ResponderEliminarMuy grandes. Deberían hablar de estos tipos en las escuelas.
Las etiquetas pueden tener su utilidad al princpio, cuando un aficionado no sabe qué terreno pisa y debe guiarse por ellas. Pero en cuanto va cogiendo un poco de criterio, puede abandonarlas: el caso del fantasmagórico "freakbeat" es un ejemplo inmejorable. Luego ya lo de las escuelas, bueno, en esta época no vendría mal.
EliminarMás de los Purple que de los Heep, reconozco es estos discos altas dosis de la mejor música rock que se hizo en estos años...Uriah Heep siempre ha estado para mí en un escalón más bajo que los portentosos Deep Purple, a pesar de temazos como "Stealin" o "Easy Livin" que están en mi memoria como muy grandes. Pero qué gustazo poder escuchar a estas bandas de nuevo y a pesar de los imitadores que les suceden constantemente, ya no se graban discos como antes. Saludos
ResponderEliminarEn aquella época creo que casi todos éramos más de los Purple que de los Heep, don AntonioR; sin embargo, con el paso del tiempo y los cambios de gustos que da la edad, yo por ejemplo diría que estos últimos me gustan más hoy en día que los otros, tal vez porque son más melódicos. Pero en fin, tienen un aire parecido.
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