Ya queda poco para despedir el año, y hoy nos acompañan dos de nuestros más recientes fichajes: Wishbone Ash y Rory Gallagher. Hay un cierto parecido entre ellos, ya que siendo teóricamente músicos adscritos al rock su formación es bastante amplia y abarca desde el folk hasta el blues, pasando en algunos momentos por territorios cercanos al jazz. Incluso el sonido de las guitarras en la pareja solista de los Ash podrían llegar a recordar a veces al gran Rory: son igual de exquisitos y limpios que él. Por último, da la casualidad de que ambos están en lo mejor de su carrera.
Wishbone Ash han llegado al momento que muchos músicos temen, el tercer disco grande: o te confirmas o te hundes. Pero su convicción en el estilo que desarrollan parece sólida, ya que el disco anterior se limitaba a perfilar muy acertadamente las bases del primero, y su público ha ido creciendo poco a poco aunque el sonido de esta banda no es para grandes masas. Incluso comienzan a ser muy respetados no solo como compositores sino también como técnicos; especialmente Ted Turner, que participó con sus guitarras acústica y eléctrica en el “Imagine” de Lennon el año pasado. Pero resulta evidente que ante un tipo de música que con sus largos desarrollos y ecos acústicos puede llegar a hacerse un tanto melancólica, es más importante la originalidad y los arreglos que cualquier otra cosa, así que cruzamos los dedos y damos la bienvenida a “Argus”, que ya solo con su portada (una de las grandes obras de Hipgnosis) nos hechiza: ese guerrero impávido -o no- contemplando la llegada o caída de un platillo volante, con esa niebla que da un aspecto irreal a la escena, se convierte al momento en una de las portadas más imaginativas en la historia del rock. Pero eso no es suficiente, ¿verdad?
Les contaré mi propio caso: en aquella tienda, a pesar de que el grueso de su negocio eran las planchas, las bombillas y las lavadoras, había un pequeño cuartucho muy funcional en el que las cajas de discos estaban enfrente y a un lado del equipo, y a los asiduos se nos permitía usarlo libremente sin injerencias del encargado de la sección… Un autoservicio, vamos. Al otro lado había dos sillas y una mesa, pero creo que yo no las usé nunca: prefería quedarme de pie ante el plato, viéndolo girar, con los altavoces a medio metro de mis orejas. Después de un buen rato absorto en la funda saqué el disco rogando que fuese al menos un poquito bueno, solo un poquito, lo suficiente como para justificar el llevármelo a casa: sí, estaba dispuesto a comprarlo por esa funda, lo reconozco. Pero hubo suerte, porque se me pasaron las dudas en cuanto comenzó a asentarse “Time was”, la que abre el disco, que tras esa lánguida entrada acústica, un tanto larga, se despereza para transformarse en un folk rock con tintes progresivos, con un luminoso juego de punteos, un bajo en estado de gracia… y solo es la primera, y luego resulta que no es la mejor. Claro que aún hoy no sé cuál puede ser la mejor, teniendo en cuenta que en la cara B están las majestuosas “The King will come”´y “Warrior”, por no hablar del exquisito juego de cuerdas acústico en la lírica “Leaf and stream” o el cierre de la cara A con “Blowin’ free”, ese boogie rock que fue su mayor éxito en single.
Estamos ante un disco de los que crean afición, y en el cual encaja todo: esa portada hace juego con las letras, que lo convierten casi en conceptual sin que los Ash se lo hayan propuesto (no es su estilo); su calidad técnica y musical es sobresaliente, con la única pega -como siempre- de la voz. Y el resultado es que el Melody Maker lo valora como el “El mejor disco británico”, algo parecido a lo que hace la Sounds Magazine considerándolo “El mejor disco de rock del año”. A veces se le ha comparado con los zepelines cuando se acercan al folk rock, aunque la mayor parte de los que dicen eso prefieren a los Ash -como yo, por cierto. Y por último hay que tener en cuenta que “solo” ha llegado al puesto 3 de las listas, lo cual confirma que si su calidad no es para un público de masas tal vez se deba a que ese público debería esforzarse un poco: en 1972 hubo muchos discos realmente grandes, y es curioso que dos de las revistas más importantes de la Isla coincidan en una banda supuestamente menor.
En cambio a Rory Gallagher no hace falta alabarlo porque es sobradamente popular y su carrera ya está en lo más alto desde hace algún tiempo, aunque también a él le toque ahora sacar su tercer disco grande. En estos momentos tiene una actividad frenética encadenando una gira con otra, lo cual le impide tener a punto material nuevo para este año, así que ha decidido aprovechar el rebufo y publicar un directo. Hay que tener en cuenta que su sello publicó el año pasado otros dos de Taste, su antigua banda, y podría temerse un empacho; pero a la mayor parte de sus seguidores todo lo que publique el irlandés les sabe a poco. Lo cual resulta lógico: en Rory tenemos todas las escalas anímicas que dan los géneros tradicionales junto a una digitación sobria y luminosa, que por otra parte alcanza momentos de gloria en directo ya que su sonido limpio pero contundente consigue una gran nitidez. Por tanto “Live en Europe”, su primer directo en solitario, publicado a principios del verano, es recibido con los brazos abiertos por la clientela.
Rory no quiere que esa grabación sea una especie de “grandes éxitos”, el truco más común en este tipo de discos, y solo ataca dos canciones de su repertorio. El disco se abre con una clásica entre las clásicas: la legendaria “Messin’ with the kid” de Junior Wells, que con el paso del tiempo ha sido recurrente en la carrera de muchos músicos y desde luego en la de Rory, porque ya en esta época parece suya; la soberbia entrada va seguida por “Laundromat”, que abría su primer disco en solitario y brilla a la misma altura. Esa altura se mantiene todo el tiempo, con deliciosas incursiones acústicas en “Pistol slapper blues” o “Going to my home town”, haciendo unas versiones que las recrean. A mí al menos este disco me hace recordar los directos de Cream y, sintiéndolo mucho, no hay color: también Rory, a veces, puede hacerse un poco aburrido con esos blues mastodónticos de diez minutos, pero aquí el trío se contiene, no hay excesos en la batería ni el bajo porque no los hay tampoco en la guitarra, que es la que manda. Y la prensa británica lo tiene claro: Rory es el guitarrista del año 72, al igual que sus dos primeros discos lo fueron también del año 71.
Este fue el primer disco de oro en su carrera, pero más importante es el rastro que dejó. El ejemplo tradicional, el que siempre se cuenta, es el caso de dos escolares que tras oírlo decidieron ampliar sus estudios añadiendo la guitarra: se trata de Larry Mullen y Dave Evans, al que gusta que llamemos The Edge; aún no se conocen, pero pronto lo harán y luego ya saben ustedes a lo que han llegado (para bien o para mal, esa ya es otra cuestión). Rory seguirá ejerciendo su influencia con el paso del tiempo: años después, en una actuación berlinesa donde coincide con los circunspectos Curved Air, el batería de esa banda, un tal Stuart Copeland, ve la luz y decide abandonarlos. Pronto será uno de los fundadores de Police, que por supuesto suenan mucho más frescos y aireados que los Air. En fin, que estamos casi ante un profeta para algunos músicos del futuro. Y el futuro, como decía Radio Futura, ya está aquí.
Qué elegante eres escribiendo, Rick. Me encanta cómo hablas de Wisbone Ash, analizas, contextualizas y pones ejemplos. Es una banda que me gusta, pero les perdí la pista hace mucho tiempo. El último es un muy buen disco, eso sí. ¿Y qué decir de Rory Gallgher? Impresionante lo que hacía con la guitarra, los fraseos en Tatto, la descomunal gira de Irish Tour y uno de los mejores directos de la historia. Ese 1972 siempre dio para mucho. Un abrazo, caballero.
ResponderEliminarPues muchas gracias, mister Alex, por sus alabanzas "literarias". En realidad la cosa es muy simple: se deja uno llevar por la situación y ya está. Los Ash, en cualquier caso, no son una banda de "larga duración", por decirlo así, ya que su época dorada no va mucho más allá de un cuarto disco que de todos modos ya no llega a la altura de este; a partir de ahí se convierte en una banda al estilo medio americano, para rentabilizar el directo y poco más.
EliminarRory en cambio tuvo un "reinado"mucho más amplio: desde su época con Taste hasta finales de los 70, diría yo. Aunque por supuesto su poderío en directo no decayó hasta su muerte.
Y otro abrazo, hala.
Hola Rick:
ResponderEliminar¡Tremendos!, al igual que el de Bowie, dos "fuera de categoría", desde luego estamos en la etapa reina del "Tour 72".
El de los Wishbone Ash, para mi el mejor disco del año sin duda, todo es perfecto, empezando por la portada y por todos los temas sin excepción, personalmente me quedo con el Warrior.
Y del Rory, tremendo también, de los pocos que me gustan todos sus discos, y tiene unos cuantos, tuve la suerte de verlo en directo mas o menos por esa época y todavía lo recuerdo como si fuese ayer, para mi uno de los tipos mas auténticos del rock. Este disco tiene la misma vigencia que el primer día.
Batallitas del abuelo Cebolleta: los discos "Argus + Four" los cambie en cassette por el Lp Focus III, a un diskjockey de discoteca, que antes si ponían buena música, acerté de lleno con el cambio.
Del Gallagher, cuando era quinceañero, tenía la costumbre de cuando me lavaba mi joven melena (en un barreño, que antes lo de la ducha era de ricos), me llevaba mi tocata a pilas y ponía siempre el “Messin’ with the kid” para mover bien la melena, hoy en memoria, me he duchado (ya debo ser rico) y he puesto la misma canción, al final a entrado la parienta en el cuarto de baño y se me ha quedado mirando mientras daba botes por el mismo, con cara de pensar que no estoy muy bien de la cabeza.
Despues de esta etapa reina, ya no se que debe quedar, pero puede que haya alguna sorpresa.
Un saludote
Jose
Ya sabía yo que las dos ofertas de hoy le iban a gustar, don José. Lo cual por otra parte no es difícil, ya que estamos ante dos discos de los que hacen época. "Warrior" es de lo mejor del disco, sí, aunque reitero que a mí por lo menos se me hace imposible elegir una por encima de las demás.
EliminarY sí, los discjockeys de la época tenían un nivelazo. Lo cual por otra parte era casi obligatorio, ya que en primer lugar no había una música claramente para discoteca, dejando aparte el soul o el funky. Y en segundo lugar, los primeros asíduos de las discotecas eran muy distintos a los de ahora: antes se iba a bailar, sí, pero también a disfrutar de la música.
Me ha gustado el detalle de la melena. Qué tiempos.
Muy buenas. Ya se que ando callado últimamente, pero cuando uno no conoce lo suficiente, mejor no opinar.
ResponderEliminarRespecto al Sr. Rori Gallagher, lo considero un guitarrista de referencia, siempre he sentido gran respeto y admiración por su virtuosismo ghitarrero. De los Wishbone Ash tengo un vinilo por ahí engrosando la colección, pero si he de ser sincero, nunca le he prestado mucha atención, creo que este es el momento.
Buen post.
Saludos.
Bah, no se preocupe, don Antoni. Aquí cada uno opina lo que quiere, si quiere: no pasamos lista.
EliminarRory es de los más brillantes en el asunto de la guitarra, sin desmerecer junto a un Alvin Lee o un Jeff Beck aunque estos sean más variados. Tal vez ese fue su único punto débil.
Y en cuanto a los Ash, si solo ha de oir un disco le recomiendo este: si este no le convence, no lo harán los demás.
Cuando me sacan de los 60 voy con mucho cuidado, y con mucho respeto también, claro. Argus es el disco que más me gustó de Wishbone Ash en su momento, hace tiempo que no lo oigo, pero lo recuerdo con agrado y encima, con el repaso que le has dado casi lo he vuelto a oír de nuevo. Esta noche lo busco y le doy un repaso.
ResponderEliminarDe Rory Gallagher ya hemos hablado aquí antes. Hemos comentado su versatilidad y su integridad. No recuerdo haber oído (aunque seguramente alguien me lo habrá puesto en algún momento en alguna fiesta) este Live in Europe, aunque algunas de las canciones que mencionas si que las he oído. Se me ha hecho la boca agua y voy a "buscarlo" para oírlo como se merece.
Gracias Rick por el "repaso" musical exaustivo.
Saludosssssssssssssss
Tranquilo, mister Babelain: lo del respeto vale, pero tampoco hay que ponerse muy melindrosos porque, sea de la época que sea, la música gusta o no gusta, y lo demás da igual.
Eliminar"Argus", como le digo a don Antoni, es el disco imprescindible de los Ash. Es el mejor, pero también el más representativo. Y sobre Rory, qué quiere que le diga que usted no sepa...
Ya sabemos de donde sacó George Lucas el look de Dark Vader,. Una gran ilustración por cierto.
ResponderEliminarWishbone Ash para mí solo era un nombre, como tantos otros que te pasan desapercibidos, antes de que los citases en alguna entrada anterior y escuchará algún disco en el Spotify. Ahora mismo estoy escuchando Argus y me parece una obra muy notable y sin altibajos apreciables. Destila buena música por todos sus poros con un toque blusero de fondo que lo hace más atractivo. La única pega notable es el tamaño de las canciones un mal de aquellos tiempos.
He escuchado por encima el disco de ese jinete de mil batallas llamado Rory Gallagher, es largo de narices, y está a la altura de lo que se puede esperar siempre de este modelo de rockero/bluesman, tan influyente a pesar de llevar casi 20 años muerto.
Un placer, Rick
Saludos
Ah, pues no se me había ocurrido lo de Lukas y Darth Vader... quién sabe, podría ser. Y sobre el disco, repito lo que he dicho antes: partiendo de la base de que los Ash no son un grupo de mayorías, "Argus" es el disco de referencia. Para alguien que no sea muy aficionado a este tipo de sonidos, este es suficiente.
EliminarEn cuanto a Rory, ya digo, a vecs puede hacerse un poco pesado con los blues kilométricos que se larga; y aun así, no tanto como Clapton y sus Cream, que aburrían a las ovejas con sus excesos solistas. En cuanto a la longitud del disco, dura lo mismo que los demás: ¿habrá estado escuchando usted alguna reedición con extras? Si es así, mejor aún.
Estupenda entrada.
ResponderEliminarEs complicado opinar de músicas que fueron banda sonora de mi vida. El Argus fue el disco que más me gustó/gusta de esos tipos, y aúna perfección, fuerza y filigrana. El señor Gallagher, pese a que me pueda resultar pesado oír varias canciones suyas seguidas, en pequeñas dosis es de lo mejor que he oído nunca.
Saúde.
Gracias, mister Pez. El Argus, como ve usted, ha sido alabado por casi todo el mundo, y no es para menos: muy pocos discos hay en ese tipo de sonido a esa altura. Y Rory, pues también coincidimos, más o menos: en pequeñas dosis, a veces. Aunque ya sé que alguien me va a reñir, yo prefiero oirlo en estudio.
EliminarDesde luego la portada es muy buena, no la conocía pero es de las que mueve a comprar el disco solo por ella.
ResponderEliminarSorprende la duración del disco para la época, más de una hora. A mi se me ha hecho bastante melancólico, y a pesar del ambiente otoñal yo no estoy en esa tesitura. Sin ser de mi palo, reconozco que tiene buenos momentos.
Y del disco de Gallagher poco puedo decir pues no he logrado oírlo.
La portada es tremebunda, sí señor. Esa es otra de las cosas que se han perdido, las portadas. Más de una y de dos te entraban por los ojos de tal modo que casi te olviodabas del disco. Y más de una banda ha vendido una buena porción de discos gracias a eso; Emerson, Lake & Palmer es un buen ejemplo.
Eliminar¿La duración? Pues cuarenta y cinco minutos, más o menos. Veo que le ha debido de pasar a usted lo mismo que a herr doktor, que han pillado una reedición con extras.Mejor.