Sí señores, hoy nos alumbra la Estrella Solitaria, un nombre que es la sublimación de la gran voluntad de su creador y líder Pedro Gené. El otro día, siguiendo a los Gatos Negros, vimos el grave problema al que se enfrentan los grupos sin capacidad compositiva cuando la década de los 60 entra en su segundo quinquenio: la carencia de material original, y por tanto de estilo propio, acabará con ellos. Las versiones fueron muy importantes, tanto en Europa como en América, para que muchos artistas comenzasen a desarrollar su carrera; pero, salvo en el caso de las bandas americanas afectadas por la reciente invasión británica o aquellas que se dediquen estrictamente al folk (incluyendo el blues, country, etc), a partir de ahora solo servirán para ensayar y adquirir soltura: los nuevos estilos, precisamente por ser nuevos, son un campo abierto, y la gente quiere que cada músico ofrezca su propio trabajo. Y aunque en España las cosas van más lentas, ya tenemos algunos conjuntos, como los madrileños Brincos, que saben desde el principio que es imposible competir con los padres del invento usando sus mismas canciones. Bien, pues a partir de 1966 Lone Star será -con permiso de EMI, claro- uno de los primeros grupos catalanes que abandona esa estrategia, y en poco tiempo ofrecerán un repertorio casi totalmente original.
En el primer quinquenio Pedro y sus amigos tuvieron más de una bronca con EMI, que a diferencia de su matriz isleña no tenía la más mínima visión de futuro y se limitaba a vegetar: el objetivo del sello -las versiones de éxitos sajones- cuadra mal con un grupo que, como la mayoría, solo podrá sobrevivir si se le deja crear su propio estilo, porque haciendo versiones languidece (seamos honrados: junto a momentos de gloria como “La casa del sol naciente” o "De día y de noche" hay otros penosos como “Satisfaction” o “My generation”). Pero gracias a un buen nivel de ventas y a la fama que alcanzan por sus actuaciones en directo -el argumento recurrente de muchos grupos españoles en sus trifulcas con los sellos- consiguen negociar un primer LP en el que se pacta un fifty/fifty; todo un éxito, tal y como están las cosas. Y aunque el disco en cuestión no es una joya, vende lo suficiente como para fortalecer la posición del grupo y consigue que hasta el sello comprenda que las piezas propias tienen más calidad que las versiones. Así que me olvidaré piadosamente de esas versiones y les pondré las dos canciones originales que más se recuerdan: “La leyenda” -que acabará siendo el sobrenombre del grupo entre sus fans-, en la que Pedro canta en tono juglaresco y nos sorprende con una novedosa pero creciente afición por las músicas de tipo oriental y árabe (tal vez influido por los psicodélicos y sus querencias hindúes), y “Quiero vivir con libertad”, mi preferida de ese disco, que nos muestra a Lone Star con la talla suficiente para ofrecer un tipo de beat que no tiene nada que envidiar a los isleños.
1967 es un año de tránsito, en el que aparece un único Ep y un disco grande recopilatorio. Esto último, que puede parecer un tanto sorprendente teniendo en cuenta que estamos ante un grupo todavía a medio hacer, tal vez sea una señal: aquí terminan los “antiguos” Lone Star. Y en 1968, uno de los años más gloriosos de su larga historia, llega una copiosa producción que sorprende a propios y extraños, como se decía antes: nada menos que dos LPs y tres singles. Pero lo realmente curioso no es la cantidad sino su contenido, ya que en los discos grandes tenemos documentadas las dos influencias de mayor calado en la formación de Pedro: “Vuelve el rock” y “Lone Star en jazz”. En el primero se rinde homenaje al rock and roll tradicional y, con la ayuda ocasional de instrumentos de viento, oímos unas versiones bastante dignas de clásicas tanto del santoral blanco (Elvis o Cochran, por ejemplo) como del negro (Fats Domino o Little Richard). En cuanto al jazz, Lone Star había comenzado a ofrecer actuaciones esporádicas en locales del género dos años antes: son el único grupo moderno español que alterna el rock con el jazz, algo que exige una categoría técnica muy alta (años más tarde también los Pekenikes lo harán en ocasiones), y este LP es un compendio de las piezas que suelen atacar en esa época. Con un criterio instrumental bastante académico (se usa contrabajo, piano y vibráfono), el repertorio es en cambio muy ecléctico: no hay verdaderos temas tradicionales del género, sino variaciones sobre músicos tan alejados entre sí como Mozart, Pau Casals o Henry Mancini, e incluso hay concesiones al blues. Ninguno de los dos discos será un éxito de ventas (más bien han quedado como curiosidades para coleccionistas), pero su importancia documental es muy grande ya que transcriben un momento dulce del grupo, con un directo de programa doble: una primera parte “marchosa”, digamos, seguida de un intermedio y una exhibición clasicista en tono jazzy. Ese formato, que inicialmente solo se empleó una vez en Barcelona y otra en Madrid, fue patrocinado luego por la agrupación oficial de Festivales de España, que les ofreció la oportunidad de presentarse en muchos puntos del país durante todo el verano de ese año. Aquí les dejo una pieza de cada parte: la inevitable “Lucille”, del Pequeño Ricardo, y una curiosa Sonata 15 de Mozart.
El glorioso 1968 se remata antes de las navidades con la aparición del tercer y último single del año, cuya cara A es “Mi calle”. Resultaría difícil explicar con exactitud el tremendo éxito que consiguió de inmediato, pero recuerdo claramente que estuvo oyéndose en todas las emisoras del país con insistencia durante mucho tiempo; y aunque fue un top 5 oficial, en algunas listas alternativas llegó al número uno en dos semanas. La canción lo tiene todo: un Pedro Gené de voz entregada cantando una letra de tono social, que en aquella época era de lo más transgresor; un estribillo brillante, muy fácil de recordar y tararear; unos arreglos orquestales potentes, pero sin exageraciones... En fin, para muchos aficionados esta es la canción definitiva de Lone Star. Aunque para otros la guinda del pastel llega en 1969, un año de mucho trabajo en directo y pocas grabaciones; entre ellas destaca “La Trilogía (Dios, el hombre y el amor)”, que si no consiguió superar las ventas de “Mi calle” (tarea por otra parte casi imposible) confirmó al grupo como lo más interesante del panorama nacional en ese difícil equilibrio entre letras y músicas; tanto, que la SGAE declaró esta canción como la mejor pieza española del año. En lo musical puede considerarse como una evolución barroca sobre el éxito anterior, y la letra es también elevada y trascendente, por decirlo así. Entre una cosa y otra Lone Star son ahora una banda muy cercana al rock progresivo/sinfónico de fuerte raíz mediterránea, que de seguir así puede animar mucho el depauperado panorama musical que se otea en el horizonte.
La década de los años 70 ya es otra historia, y será contada en otra ocasión. Es cierto que, al menos en su primer quinquenio, Lone Star tendrá muy poca competencia, pero eso casi les da más valor: en una época de gran penuria para la música española de calidad, una época que fue otra travesía desértica para los grupos especialmente, pocos nombres hubo capaces de seguir adelante como hicieron ellos. Y mientras esperamos por la nueva década, aquí les dejo una pequeña colección de sus mejores momentos en esta.
Los sesenta, por lo que tengo entendido, eran terrenos, en España, más propicios para imitar el sonido de los Kinks y los Stones, ¿no? Es normal el déficit de grupos de rock por aquella época. Si tenemos en cuenta que estábamos en una dictadura y que la censura en nuestro país era asfixiante, cualquiera se atrevía a salirse un poco de la tangente. ¡Para que te juzgase un Tribunal de Orden Público! Menos mal que empezaron a salir, poco después, Triana, Asfalto, Ñu, Leño y demás. Interesante entrada, Rick. Con tu permiso voy a compartirla.
ResponderEliminarEs evidente, mister Alex, que los primeros años en la historia del pop o el rock nacionales no daban para muchas alegrías creativas: por supuesto, las versiones -e incluso el mimetismo- eran lo más asequible; sin olvidar que las casas discográficas precisamente fomentaban esa postura. Pero como digo arriba, llega un momento en el que los grupos que quieren llegar a algo tienen que arriesgarse a crear su propio estilo. Esa fue la grandeza de Lone Star y otros grupos que no duraron tanto pero a los que tambiñén veremos aquí.
EliminarY gracias por su deferencia, by the way.
Hola Rick:
ResponderEliminarPues desde luego Lone Star es el grupo español de la época con mas solvencia y regularidad, estabamos acostumbrados a conjuntos que te daban una de cal y una de arena.
A mi me gustan en todas las épocas, me gusta incluso "Mi generación", es solo una versión y no hay que compararla con la de los Who.
Se supieron mover por todas las épocas que cruzaron con su toque personal, la voz de pedro Gené, ha sido sin duda de las mejores de la época. Aparte su labor compositora, pronto se apartaron de la típica temática yeyé de fiestas, chicas y cosas por el estilo para hacer cosas mas profundas. Para mi la letrra de "La trilogía" es la mejor de la decada.
En resumen, uno de los grandes que creo que nadie va a discutir.
Saludote
Jose
Totalmente de acuerdo en lo de la solvencia y la regularidad, don José:además de la cal y la arena, ningún grupo llegó a durar lo que ellos precisamente por el carácter tan personal que tenían. De las versiones, yo salvo las dos que he citado arriba; "Mi generación" me parece un poquito sosa, teniendo en cuenta el original. Y la letra de "La Trilogía", bueno, tal vez sea un tanto pedantuela; pero teniendo en cuenta la época se les perdona.
EliminarCreo que estamos ante uno de los grupos de más calidad, de los que salieron por estos lares en aquellos tiempos "tan felices" (al menos al recordarlos ahora).
ResponderEliminarA mi, al principio, la voz de Pedro Gené me daba un poco de "repelús", pero luego ya la fui pillando. Mi canción preferida de ellos, a toro pasado, es Mi calle. Creo, como bien dices, que es una gran canción.
Entre las versiones hay una que le tengo un cariñoo especial, aunque no sea de las mejores que hicieron: "Comprensión", versión de "Don't let me be misunderstood" de The Animals. Era carne de guateque.
Tengo también por ahí el disco de jazz que comentas. Una curiosidad, para venir de un grupo "roquero" y de aquellos tiempos.
Cuando se ponen demasiado trascendentes me cuesta digerirlos, pero es por poner alguna pega.
Lo dicho, a la cabecera de los grupos "españoles" de la época (para mi, claro).
Saludossssssssssssss
Bueno, lo de los "tiempos felices"ya sabe usted que va por barrios, mister Babelain: para algunos lo fueron mucho, para otros no tanto. Y en efecto, la voz de Pedro también a mí me da repelús a veces. Contra lo que muchos dicen, a mí me sigue pareciendo uno de sus puntos débiles: mucha entrega, pero poca consistencia.
Eliminar"Mi calle" es una joya, no hay duda. En cuanto a "Comprensión" y otras muchas versiones, me reafirmo en lo que digo arriba: salvo algunos casos aislados, su fuerte eran las piezas propias. En "Comprensión", por ejemplo, hay una batería que es mejor olvidar. Y también de acuerdo en la trascendencia, por eso le he expuesto a don José mis reparos a la letra de "La Trilogía", que me parece un pelín pasada de vueltas.
Interesantísima esta primera etapa de Lone Star. He descubierto canciones que nunca había escuchado, como "Quiero vivir en libertad", ahora entiendo por que es su favorita, es un temazo (voy a escucharlo otra vez para que se me vaya pegando)
ResponderEliminarLa sonata número 15 de Mozart demuestra el nivel de calidad instrumental que poseían, es un experimento jazzístico muy interesante.
Respecto a "Micalle", que voy a decir, siempre me gustó esa canción, de hecho fue una de las primeras entradas de Viejo Zapato Marrón.
"La trilogía" tambien me ha sorprendido, muy buena, me sonaba pero no sabía que era de Lone Star.
Sabía que eran grandes, pero ahora me lo parecen más.
He disfrutado como un enano.
Saludos.
Muy buenas, don Antoni. En realidad estamos en la segunda etapa de Lone Star, ya que en la primera (1963-65) prácticamente todo su repertorio eran versiones. Precisamente es ese cambio el que los consolida y hace que sean tan longevos, ya que de otro modo se habían hundido como la mayoría de los conjuntos que no tenían compositores. Y eso añade grandeza a su carrera, en efecto: tanto "Mi calle" como "La trilogía" y otras muchas que vendrán en los primeros años de la década de los 70 son realmente magníficas.
EliminarEsas canciones que has puesto de Lone Star las llevo muy dentro. Junto a Huracanes y Salvajes mi grupo preferido de aquella época. Saludos.
ResponderEliminarBuen gusto tiene usted, mister Johnny: Lone Star, Huracanes y Salvajes. Es un trío admirable, aunque yo sea un poco más popero. Ojalá hubiese tres grupos españoles como esos hoy en día, ¿verdad?
EliminarYo también tengo algún pero a la voz de Pedro Gené cuando se pone susurrante y coloquial, lo prefiero como aullador y me gustan más sus temas marchosos a su baladas y no digamos en su banderín de enganche: Mi calle.
ResponderEliminarSin embargo acabo de localizar en Youtube una canción en tono balada que oía de crío y que realmente no está nada mal:
https://www.youtube.com/watch?v=RItD7XCBZMI
Un gran grupo y lo mejor es que Pedro Gené todavía anda en danza tal como pude oír en su día en esta entrevista de Radio 3:
http://www.rtve.es/alacarta/audios/discopolis/discopolis-8428-pedro-gene-30-12-13/2110987/
Saludos
"La playa" es una versión muy buena, herr doktor, tal vez porque parten de la clásica balada francesa que un grupo con sus recursos podía incluso superar. Pero sí, estoy de acuerdo en que la voz de Pedro llega incluso a dar grima a vaces, cuando se pone sentimental. Lamento incidir tan repetidamente en esto, pero ustedes mismos parecen poco convencidos de sus bondades. Luego ya que siga en el negocio le honra, como hacen otros de su quinta, pero sintiéndolo mucho yo ya prefiero buscar otras cosas. La memorabilia está bien para un rato.
EliminarMe uno a todos los demás: fueron grandes.
ResponderEliminarMuy escueto lo veo a usted, Mister Pez. ¿Será por lo tarde que era cuando escribió eso?
EliminarNo fue por estar a la cabecera de Joe Cocker.
EliminarPero pronto nos explicarás por qué él era realmente grande.
Pues lamento decepcionarle, pero no:sus tres primeros discos son una joya, pero el resto de su carrera me da igual. La verdad es que al apartado de este tugurio dedicado a mis muertos preferidos pocas entradas le faltan; así, a bote pronto, solo se me ocurren tres o cuatro músicos más, ya que solo incluyo a los que me marcaron tanto en lo musical como en lo personal. De todos modos, si escribe usted "Joe Cocker" en el buscador de la columna izquierda, verá que ya le he dedicado un espacio respetable.
EliminarLo sé.
EliminarVeo que sigue usted con un recio laconismo, ¿eh? Bueno, si al menos fuese un jamonismo...
EliminarMe sorprende escuchar a Lone Star metiéndole mano a Mozart, no sabía de sus querencias clásicas y jazzísticas. Aún así, creo que solo vale para hablar del nivel técnico que tenían.
ResponderEliminarMi calle es de las mejores canciones que puedo recordar y de las que valen por toda una radiografía. Y como todos los clásicos, el tiempo no le afecta en absoluto. La de Trilogía, aunque no es mala, me parece un poco pedante, pero bueno, sigue siendo de recibo.
Sí, lo más importante en esas recreaciones que hacen es la demostración de su gran altura técnica. En lo creativo, vuelvo a lo mismo de siempre: las versiones, fuesen del tipo que fuesen, no se les daban bien salvo quizá, unos años más tarde, con el rock and roll tradicional.
EliminarY sí, es posible que la palabra para definir la letra de "La trilogía" sea "pedante" antes que "trascendente". Pero también en esto vuelvo a lo de siempre: hay que tener en cuenta la época, más idealista e ingenua que la actual.