Hoy nos toca hacer un pequeño viaje a Mallorca, uno de los puntos con más actividad musical de España, aunque ya hemos comprobado que todo lo que no sea Madrid o Barcelona resulta anecdótico para la industria y la mayoría del público. La isla, que comenzó a ser un hervidero desde los primeros años de la década gracias a su nutrida población de guiris, tiene algunos grupos realmente notables y avanzados que, si en su época no fueron muy conocidos fuera de aquel ámbito, hoy en día son respetados entre la población de nostálgicos. Y de entre ellos los más populares son los Z-66, que simbolizan muy bien la ascensión y caída de la música yeyé española porque en su corta pero densa historia se encuentran gran parte de los tópicos que la aquejaron.
La mayoría de los músicos mallorquines comenzaron sus carreras haciendo versiones en pequeños grupillos que actuaban en los locales de moda frecuentados por la fauna extranjera más variopinta. Es evidente que la proximidad con ese tipo de público crea una interacción que no se da en el resto de España, y que eleva los conocimientos de los músicos por encima de la media nacional. De entre esos músicos, cinco crean un nuevo grupo con el nombre de Z-66 y comienzan a resaltar entre los demás porque en su repertorio ya casi no hay piezas beat, sustituidas por las novedades del primer pop psicodélico o el soul (antes también que los grupos de la Península). Sin embargo la mayoría de esas piezas son instrumentales hasta que a finales de ese año 66 consiguen atraer a una voz agraciada: Lorenzo Roselló, un cantante muy moderno que está haciendo soul en los Bríos, otro grupillo popular en el ambiente isleño aunque no tan vanguardista. Es esa vocación de vanguardia la que convence a Lorenzo para cambiar de banda y también de apellido, que en honor a su pueblo de nacimiento será “Santamaría”.
En 1967, tras algunos cambios de plantilla, Lorenzo queda acompañado del guitarrista Vicens Caldentey; Leopoldo Gonzalez al bajo, Manolo Marí en la batería, Pep Noguera como teclista y Manolo “Ness” Martínez al saxo. Es un año de mucho trabajo culminado por su fichaje con EMI, que los incluye en el subsello Regal y a principios del 68 lanza su primer disco: se trata de un Ep en el que hay un dominio técnico poco frecuente para un grupo que empieza, lo cual prueba la cantidad de horas de trabajo que han acumulado a base de patearse todos los locales modernos de la isla. La segunda prueba es su gran variedad de repertorio, ya que habiendo un tono pop (notable sobre todo en “Mr. Bus driver”, sin nada que envidiar a Bruce Channel), también se atreven con la tendencia psych de los Herd en “From the underworld”: la voz de Lorenzo casi me gusta más que la del guapito de Frampton, y sus compañeros están a la altura. Y por supuesto siempre hay alguna concesión al soul, aunque “Gimme little sign”, la elegida, no sea de mis favoritas. El disco -a escala isleña- es un éxito que hace volver pronto a los Z66 a los estudios de la EMI, y su primer año en la cumbre se completa con dos singles en los que mantienen la misma línea: el soul pop de “Tryin’ to get you” supera la versión de los Feathers; más difícil es llegar a la altura de los Moody Blues en sus “Noches de blanco satén”, pero el intento es bueno. La que tal vez sea su obra más ambiciosa es “Morning dew”, que se basa en la versión de Jeff Beck con Stewart y en la que tanto Lorenzo como el grupo están soberbios.
Desde poco después de su llegada, Lorenzo es en la práctica el líder de los Z-66: a falta de un repertorio propio, él se convierte en uno de sus valores más importantes junto a la talla técnica de los músicos. Y puede presumir de haber recibido lecciones del mismísimo Eric Burdon, uno de los visitantes ocasionales de la isla, que le recomendó prescindir de ecos y demás artilugios eléctricos para potenciar la voz: “El eco está en tu garganta, no en un aparato”, dicen que le dijo. EMI también es consciente del valor de Lorenzo y, aunque de momento no le hace una oferta directa, comienza a halagarlo “ascendiendo” en 1969 al grupo a Odeón; ese año se publica un LP donde se contienen todas sus grabaciones anteriores más otras cuatro nuevas, de las cuales dos aparecen además en formato single. Del single destaca su cara A, “Carrera del diablo”, un novedoso hard/heavy al que ellos dan un aroma de pop underground con órgano al estilo Deep Purple; otra vez demuestran estar a la altura de las originales (en este caso la de los Gun) además de su visión de futuro, ya que nadie en España estaba haciendo ese tipo de sonido aún. Y queda en el LP otra grande: “Wake me, shake me”, un blues rock de Al Kooper con Blues Project que los Z-66 introducen en España con todos los honores (tampoco ese estilo era muy conocido aquí, precisamente).
Pero la década está terminando y la perspectiva es muy negra. Como dije arriba, los Z-66 son un buen ejemplo de la suma de dolencias que llevan a la música moderna española al valle de lágrimas en el que ha de penar hasta bien entrado el segundo quinquenio de los años 70. Su primer enemigo es su propio sello, como casi siempre: al igual que hizo con los Huracanes, EMI los desprecia considerándolos como un fenómeno local, y su distribución en la Península es muy pequeña. Por otra parte ellos mismos son conscientes de que ya no se puede mantener una carrera discográfica a base de versiones, por muy vanguardistas que sean: esa época pasó hace tiempo, cuando las originales eran mejoradas fácilmente. Los nuevos grupos extranjeros suelen hacer piezas de muy difícil superación, en el mercado español ya se publica mucho más material suyo que unos años antes y teniendo buenas originales nadie quiere copias. Los sellos verifican sus niveles de ventas para tomar la decisión lógica en un sistema capitalista: “desguazar” para extraer lo mejor de cada uno y desechar el resto. Del mismo modo que en otros grupos reclutará a sus mejores músicos para emplearlos en su estudio o para crear bandas de apoyo a solistas, EMI intensifica la presión sobre Lorenzo, que antes de abandonar a los Z-66 grabará con ellos en 1970 los dos últimos singles. Se nota una decadencia, probablemente a causa de la desesperanza, pero aún mantienen el tipo por momentos: abandonando sus intentos progresivos vuelven al soul y nos entregan piezas como “Love (is just the game)”, de lo más defendible.
A continuación Lorenzo seguira una carrera discreta como cantante melódico y los Z-66 sobreviven algunos años más con sus actuaciones en los locales modernos de la isla; Lorenzo, a veces melancólico por su pasado yeyé, ha grabado algún disco suelto en plan rockero y otras veces se ha reunido con su viejo grupo para desentumecerse en algunas actuaciones esporádicas. Y eso es todo. Yo les dejo aquí unas cuantas evidencias de lo buenos que eran, aunque en su época no tuviesen muchas ocasiones de demostrarlo en la península.
¡Dios! Este grupo hay que escucharlo, tiene auténticos temazos .Wake Me y Mr Bus Driver son dos ejemplos claro de rock garagero patrio. Saludos
ResponderEliminarEran realmente buenos, don AntonioR, y sobre todo grandes técnicos, como la mayoría de los grupos mallorquines: aunque casi nunca salieron de su isla, tuvieron trabajo a montones.
EliminarEn su momento los escuché como quien oye llover; sin prestarle mucha atención. No entraron mucho en nuestro círculo de grupos favoritos Lo que si recordaba era la versión de Noches de blanco satén. Buena ocasión para recordarlos como se merecen. Gracias por el regalito. Suena muy bien ese Wake me de Blues Project.
ResponderEliminarGracias.
Saludossssssssssssssss
No entraban en nuestro círculo porque eran casi desconocidos, mister Babelain: precisamente "Noches de blanco satén" fue de las pocas que se oyeron en la radio. Lo cual, como se ve, es una injusticia. Pero volvemos a lo de siempre: los sellos y sus cacicadas.
EliminarCurioso como otro grupo isleño, esta vez Los Canarios, aprovechándose también del más extenso contacto con una sociedad más cosmoplita, hace una música más acorde con las ideas y experiencias de la época. No conocía a estos Z-66, lógicamente sí a Lorenzo Santamaría, y nada sabía de estos sus antecedentes tan interesantes. Como siempre, la sartén la tiene el que pone la tela. Me pongo a pinchar en el "aquí" en cuanto termine el disco de Salto y me sirva un blanco fresquito.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Y no solamente las canciones en sí, sino también su nivel técnico: como músicos enfrentados a un público muy exigente, no les quedaba más remedio que espabilar. Es un caso distinto a los Canarios, que en realidad hicieron su carrera en la península,. pero sus comienzos fueron muy parecidos.
EliminarEsperpo que le haya sentado bien el blanco fresquito.
Hola Rick:
ResponderEliminarDebo reconocer que siempre me han gustado los muchos y buenos conjuntos mallorquines, no se que tendría la isla para que surgiera tal camtidad,supongo que la inmfluencia del turismo guiri debía ser vital para ello.
Z-66 son un buen ejemplo del buen hacer, canciones bien curradas, aunque a veces se sobran con los metales, como dices tu al final se nota algo de decadencia, pero aun mantienen el tipo con dignidad.
Mi favorita sin duda "desde el otro mundo" y en el otro extremo, "Noches de blanco satén" bastante justita.
Z-66 un buen ejemplo de la ascension y caida de la música sesentera.
Un saludo
Jose
Efectivamente, don José: la influencia guiri fue primordial. Eso de codearte con gente como Eric Burdon, ver a Hendirx tocando en un pub, ese tipo de cosas... decididamente, tiene que marcar. Por desgracia, al no ser compositores acabaron cayendo como la gran mayoría de las bandas nacionales. Pero en fin, queda su obra.
EliminarUna grata sorpresa. La verdad es que no me sonaban de nada, excepto el tema "Desde el otro Mundo" que supongo que será una versión.
ResponderEliminarSuenan un poco a Los Canarios, aunque sólo en algún tema.
Todo un descubrimiento. Si Señor.
Un saludo.
"Desde el otro mundo" es el título en español de "From the underworld" de los Herd, dirigidos por un jovencito Peter Frampton. Fue su único medio éxito en single, además de aparecer en LP. Poco después Frampton, elegido "Face del año" en 1967, se unió a Steve Marriott para formar Humble Pie.
EliminarY los Z-66 estaban a la altura de esa canción como de casi todas las que versionaron. Lástima, como dije antes, que no tuvieran repertorio propio, habría sido ineteresante ver por dónde hubiera ido su carrera.
Ni idea, no los conocía aunque sabía del paso de Lorenzo Santamaría por aquellos grupos de los 60. Al final ha quedado para el caso como el cantante de "Para que no me olvides" y alguna otra. Si nos quitamos la venda de los prejuicios hay que decir que tampoco era un mal crooner.
ResponderEliminarSuena bien esa Carrera con el Diablo y además tiene un toque muy marchoso. No está mal tampoco su versión de las Noches de Blanco Satén. Respecto a los temas en inglés se renuevan los defectos de otros grupos, suenan un tanto artificiales e impostados.
Saludos
Saludos
Poca gente los conoció fuera de su isla, herr doktor, gracias a EMI y a su particular concepto de lo comercial. En cuanto a Lorenzo, no niego que tenía una buena voz para crooner o para lo que fuese, pero debería haber elegido un poco mejor el repertorio. Y los temas en inglés, dejando aparte el idioma, estaban igual de bien desarrollados que los que hicieron en español: sencillamente, como músicos eran muy buenos.
EliminarPara variar, hablo de memoria porque no tengo tiempo para escuchar el paquete que nos regalas. Escuché alguna cosa hace un tiempo de ZZ-66 y aunque no son de mi palo me parecieron muy avanzados para su momento. El contacto con tanto foraneo tendrá en parte la culpa. Y que al frente estuviera Lorenzo Santamaría, cuya carrera en solitario no llama nada la atención, es un buen ejemplo de cómo se puede degenerar.
ResponderEliminarEran muy avanzados por eso, por el contacto con los guiris. Hay otros grupos mallorquines igual de avanzados, aunque no saldrán aquí porque su carrera fue incluso más corta que la de los Z-66. El problema fue siempre el mismo, como dije arriba: los sellos discográficos, que no se tomaban en serio a los grupos "de provincias", y la carencia de un repertorio propio.
EliminarNada. Ni el menor atisbo en mi pequeño celebro. Vale que tenía doce años en el sesenta y nueve, pero de otras cosas sí me enteré -aunque fuese más tarde-, y de estos nada de nada.
ResponderEliminarEso sí, parecen de mucha calidad y no abusan especialmente del metal, algo que me echa para atrás normalmente.
Me sorprende lo bien que empasta la voz de Lorenzo con estas músicas, cuando para las baladas -lo que más vendió- siempre me pareció inadecuada.
Saúde.
Ya, mister Pez. Las emisoras de radio peninsulares seguían el juego de los sellos, y una banda mallorquina no tenía gancho. Pero la calidad no se la quita nadie, y no abusaban de los metales porque en general no abusaban de un género en concreto: eran muy diversos. En cuanto a Lorenzo, veo que coincidimos: el gran problema de su carrera en solitario fue un repetorio mal elegido. Da la impresión de que el pastel estaba repartido entre Raphael y Julio Iglesias.
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