La psicodelia y el blues rock, los dos estilos más populares en la Isla en 1967/68, son la base de las infinitas evoluciones que arrancan a partir de entonces: ya hemos visto que de aquellas primeras bandas psicodélicas surgió el rock progresivo, y del blues rock casi todo lo demás. Esta segunda alternativa pronto dará paso al rock machote en sus variantes hard, heavy, metal y lo que vaya surgiendo; las más brillantes, como Led Zeppelin, Free, Deep Purple, Uriah Heep o Black Sabbath, también nos han visitado. Y del mismo modo que en el blues hay formidables grupos de segunda categoría que, sin el brillo de grandes nombres, son muy efectivos en directo (hablábamos de unos Groundhogs o Savoy Brown), lo mismo sucede en este sector. Es el caso de las dos respetables segundonas que son asiduas a este local desde sus inicios: Humble Pie y Mott The Hoople. Sus discos pocas veces han alcanzado el top 10 pero se defienden muy bien en las giras, que como en muchos otros casos son cada vez más frecuentes en los States que en su propio país.
Humble Pie, la banda de Steve Marriott, nunca ha tenido mucha popularidad en la Isla. En su primera época el repertorio era un equilibrio entre su vocación rockera y la tendencia más acústica, suave, de Peter Frampton; sin embargo, en las giras se impuso casi desde el principio el estilo contundente de Marriott, lo que dio como resultado la marcha de Frampton en el 70 tras la grabación del tercer disco, en el que su aportación ya fue muy pequeña. A partir de entonces, los Pie son una mezcla de hard rock con r’n’b y soul que en directo funciona muy bien pero en disco resulta previsible, salvo excepciones como el magnífico “Eat it” del año 73 (la mejor prueba es que su disco más vendido sea el doble directo en el Fillmore). Ese giro los alejó definitivamente de sus compatriotas, y muy rara vez se les ve a este lado del Atlántico. Pero ni siquiera al otro lado las ventas de discos son suficientes para mantenerse, y tanto Marriott como el resto del grupo comienzan a hartarse de recorrer el país sin descanso.
En 1974 presentan “Thunderbox”, su nuevo disco, pero solamente en los Estados Unidos; es de suponer que tanto su sello A&M como ellos mismos dan por perdido el mercado británico. Las Blackberries, el trío de negritas que nos alegraba en “Eat it”, sigue presente en algunos momentos de esta nueva obra en la que la mayoría de las piezas son versiones. Da la impresión de que el soul ha ganado terreno al hard, llegando incluso a tonos funky como en “Groovin’ with Jesus” o “Rally with Ali”; hay una agradable versión blusera del “No money down” de Berry, se aproximan al estilo Stones en “Ninety-nine pounds”, y a veces suenan a los Pie de siempre como en la que le da título, pero en conjunto estamos ante una obra mediocre, de esas que olvidas al cabo de diez minutos.
La sensación de cansancio se convierte en malestar general; especialmente por parte de Marriott, que tiene broncas con el resto del grupo y ya está pensando en seguir una carrera en solitario más relajada. Sin embargo A&M quiere al menos un último disco y, sin su permiso, recopila unas cuantas piezas a medio rematar (algunas pensadas para el primer disco en solitario del propio Marriott) que entrega a Andrew Loog Oldham para que las produzca. Es curioso lo de Oldham: recordarán ustedes que fue el jefazo de Immediate, aquel sello donde se produjo la transición de Small Faces a Humble Pie, pero al que las deudas liquidaron afectando de lleno al grupo. Resulta extraño que A&M recurra a él para elaborar la despedida, que a principios del 75 se oficializa con el título de “Street rats”; pero no empeora la sensación que habían dejado el año anterior, y eso ya es algo (aunque ni el grupo ni sus fans más acérrimos quieren saber nada de esta última obra). Aquí tenemos una mezcla de originales y versiones en tres o cuatro estilos distintos; parece claro que la mayoría de esas piezas no estaba pensadas para ese disco, pero el sonido es bastante decente y algunas tienen su gracia, como la que le da título, o las versiones Beatles totalmente “originales” de “Drive my car”, “We can work it out” y “Rain” (más previsible resulta el “Rock and roll music” de Berry).
Poco después se embarcan en una nueva gira, que será la última: Humble Pie desaparecen a mediados de 1975. Marriott desarrolló una carrera en solitario mediocre, rehízo el grupo varias veces, volvió a grabar en solitario, siguió peleando hasta su muerte en 1991. “All or nothing” fue la canción que sonó en su funeral.
Mott The Hoople también tuvieron dos épocas claramente diferenciadas: antes y después de la intervención salvadora de David Bowie. Ya vimos que en sus primeros años fueron recorriendo un camino que les llevó desde una discreta medianía hasta el anuncio de su desaparición en la primavera del 72, momento en el que Bowie, fan suyo, los resucitó escribiendo para ellos “All the young dudes” y consiguiéndoles un contrato con CBS. Desde entonces su situación financiera ha mejorado, al igual que su repertorio: al rebufo del glam, Ian Hunter fue abandonando su fijación anterior con Dylan y mostrando un tono más personal. Por otra parte, como consecuencia de las continuas altas y bajas que se producen en el grupo -en especial la marcha de Mick Ralphs para formar Bad Company- es ahora el principal compositor. En 1974, cuando publican “The Hoople”, la situación es contradictoria: probablemente están en el mejor momento de su carrera, pero cada día que pasa hay más tensiones entre los músicos.
El disco se abre con una de las grandes clásicas de los Hoople: la señorial “The golden age of rock’n’roll”, uno de esos momentos de gracia que casi justifica por sí solo la compra del disco porque lo tiene todo, desde su presentación hasta el final, con esa grandeza de sonido, los coros, el ritmo tradicional pero arrebatador… Una pieza para single, claro. El resto, aunque ya no recupera esa altura, se defiende sin agobios: el tono general es bastante más alegre que de costumbre (solo hay dos baladas: “Trudi’s song”, con buenos arreglos de cuerdas, y “Through the looking glass”, al estilo usual de Hunter al piano y acompañamiento de orquesta), con momentos brillantes como “Crash Street kids” o “Roll away the stone”, otro single que además había sido uno de los últimos momentos de Ralphs con la banda. En resumen, estamos ante uno sus discos más populares; que resultó ser el último en estudio, aunque en aquel momento nadie lo sabía aún.
O tal vez Hunter sí lo sabía. Al igual que Marriott en los Pie, está cansado de las broncas en el grupo; y las ventas de este último disco, compuesto casi íntegramente por él, parecen demostrar que podría defenderse en solitario. Pero antes de marcharse parece lógico publicar un directo, ya que casi todas las bandas tradicionales lo han hecho, y un dinerillo de más nunca viene mal. Con ese objetivo grabaron parte de su última gira tanto en la Isla como en los States, a finales del 73, y deciden publicarlo justo un año después, al mismo tiempo que Hunter anuncia su marcha acompañado por Mick Ronson, que poco antes había llegado a los Hoople en sustitución de Luther Grosvenor (a.k.a. Ariel Bender), que a su vez había llegado a principios de ese año en sustitución de Mick Ralphs… Uf. Pero a lo que íbamos: este directo, sin ser uno de los grandes, tiene un pase; hay un buen arranque con “All the way from Memphis”, mientras que la inevitable “All the young dudes” se ve realzada por la suavidad de su precedente “Rest in peace”. El truco de ofrecer un medley también es usado por los Hoople, que alternan piezas propias con dos clásicas como “Get back” y “Whole lotta shakin’ goin’ on”. Suena todo un poco embarullado, pero tuvo unas ventas decentes.
La carrera en solitario de Hunter, bastante prolífica, tiene algunos momentos buenos (sobre todo hasta principios de los 80, cuando ya empieza a sonar desfasado). El resto de los Hoople pasan a llamarse simplemente “Mott” y con nuevos fichajes consiguen grabar dos discos, que al menos para mí son mediocres (por cierto, que Nigel Benjamin, su nuevo cantante, curiosamente tiene un timbre de voz parecido al de Steve Marriott). Luego hay más cambios y se hacen llamar British Lions, luego hay reuniones de miembros originales en plan nostalgia… Pero todo eso ya sobra: los Hoople, como los Pie, son otros ilustres fantasmas de un tiempo pasado.
Hola Rick:
ResponderEliminarSeguimos la travesia.
Humble Pie dejó de ineresarme en esta época y Mott the Hoopel si que me van bastante, siempre he sido un acerrimo seguidor de Ian Hunter, y particularmente me gusta mas su carrera en solitario que con su vieja banda, tengo todos sus discos y me gustan tambien todos. Es de los pocos músicos en activo que todavia recuerdan lo que es el rock and roll y mantienen su esencia.
Otra travesia mas y el buque, aunque seriamente dañado sigue su travesia. Es que estos viejos barcos aguantaban la hostia.
Saludos
Jose
Muy buenas, José. Tengo que reconocer que en esta última época ya no me interesaban ni unos ni los otros; hay algunas cosas sueltas de Marriott y de Hunter que se hacen agradables -sobre todo de Hunter- , pero en conjunto creo que el paso del tiempo ha sido cruel con este tipo de sonidos.
EliminarY, sí, estos barcos aguantaban mucho, pero ya va siendo hora de darles el retiro. Hay unos cuantos jovenzuelos esperando su opòrtunidad.
A mi me pasa un poco como a Jose. Los Humble Pie de esta época me van dejando de interesar. Siendo fan de Small Faces, es normal. Y a Mott de Hoople no los oí mucho en su momento; sin embargo, a Ian Hunter si. Cuando el blues rock empieza a convertirse en hard rock, tiro para otro lado. Oía más a Lou Reed, o Roxi Music, o el Blood On The Tracks de Dylan. Ca uno es ca uno. Esta época, para mí es un poco complicada, no oía demasiada música, pero si que tocaba como un descosido. Cambio una buhardilla en Malasaña (Madrid) por una casita en el campo, en el sur. Cambio radical.
ResponderEliminarVeremos que nos depara el siguiente capítulo.
Saludosssssssss
Veo que andamos todos por un mismo camino, Bab. Está muy bien expresada tu opinión en esa frase sobre la evolución del blues rock al hard: esa es la cuestión. El hard a vaces se hace muy plasta, y con el tiempo este tipo de grupos se pierden en su propio discurso.
EliminarAy, Malasaña. Qué tiempos....
He de reconocer que no he seguido a ninguno de estos dos grupos, pese a disfrutar de alguna de sus canciones en su momento. Y ya iba a cagarla -una vez más- pues siempre me lío entre Ian y Steve Hunter, sobre todo por la relación del primero con Bowie y del segundo con Lou Reed.
ResponderEliminarSaúde.
Yo los seguí bastante en sus primeros años, pero luego se me hicieron repetitivos. Aunque bueno, al final casi todo el mundo acaba igual. En cuanto al apellido Hunter, no se preocupe: a todos nos ha pasado alguna vez. Otra "alternativa" era confundir a Steve con Mick Ronson, precisamente por esa misma relación.
EliminarAmbos grupos favoritos de esta casa. Marriott y Frampton parieron grandes discos, aunque me va más la onda de Steve en sus "Rock On" y "Rockin´ The Fillmore" que la de Peter en su "Town and Country". Gran guitarrista Frampton, su "Frampton Comes Alive" es un prodigio de virtuosismo. Mott me parecen más interesantes; el glam les debe, además de plataformas y lentejuelas, una plaza en su pequeño o grande olimpo. Su apuesta creo que tiene más destellos, rock protagonizado por grandes instrumentistas añadiendo una puesta en escena más atractiva, más rompedora.
ResponderEliminarDos grandes voces las de Marriott y Hunter, aunque prefiero sin dudar la del pequeño Steve.
Saludos,
JdG
La época de "Rock on" es para mí la mejor de los Pie, aunque hay muchos fans de la época de Frampton. Supongo que por esa misma razón precisamente los discos de Frampton en solitario tampoco me llaman mucho: ese doble en directo tenía su gracia, pero acabó resultándome un poco empalagoso.
EliminarY sí, puestos a elegir voces la cosa está clara: Steve, ahora y siempre. Solo con los Small Faces ya es suficiente, por mí podría haberse retirado al marcharse de esa banda divina.
Dos grupos que me encantan. Humble Pie son palabras mayores, uno de los grandes ninguneados, adoro el Rock on, Smokin, el directo, hasta incluso el Town and country. El All the young dudes de Mott the hopple es un fundamental aunque me gustan más los primeros en solitario de Ian Hunter. Saludos.
ResponderEliminarEran muy competentes en lo suyo, aunque por la falta de brillantez del género no llegaban a la altura de otras bandas; de hecho, son probablemente más apreciados ahora que en su tiempo. De los Pie mis preferidos son "Rock on" y "Eat it", aunque mantienen un nivel muy parecido en toda su obra (salvo los dos últimos). Y de los Hopple me gusta mucho el primero junto con el "All the young dudes". La carrera en solitario de Hunter, ya digo, es muy prolífica, pero a mí me cansa un poco. Aunque volvemos a lo de siempre: no soy yo el más indicado para juzgar este tipo de músicas.
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